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Herramientas para Vivir y Ser Feliz

¿Cómo alcanzar la felicidad? ¿Podemos ser libres, y vivir a plenitud?¿Qué hacer para lograr el equilibrio que precisamos para estar en armonía con nosotros mismos, con el prójimo y con el entorno?

Hemos aprendido que la mayoría de nuestros males tienen su origen en nuestro Ego, es importante conocerlo, aprender de él, porque también así es posible descubrir que no es del todo malo, sino que incluso puede ser una herramienta para crecer, por supuesto siempre que aprendamos a controlar su influencia.

Comprendo que para algunas personas que recién leen del tema pueden confundir al Ego con un ser, a veces con tintes malignos o misteriosos, pero NO, no lo es…; por ello te recomiendo que indagues en éste hogar acerca del mismo. Podrías leer por ejemplo este link http://fulvida.com/ajenos/misioneros/del-ego o éste otro, http://fulvida.com/fortalecimiento/feliz-septimo/el-oscuro-poder-del-ego-y-cmo-dominarlo.

Allí descubrirás entre otras cosas que aunque el Ego tiene una función muy primitiva y primaria para ayudarnos a sobrevivir cuando nos vemos impotentes, (razón por la cual resulta útil y necesario para el recién nacido y sus primeros años de vida), después sólo es útil para casos extremos en los que nuestra supervivencia está en peligro, pero que con el paso del tiempo resulta totalmente ineficiente para manejar otros aspectos de nuestra vida.

Sin embargo, dado que no conocemos del tema del Ego y no se nos ha enseñado sobre él, le hemos dado un sitial de mando sobre nuestra vida, y como consecuencia de ello no somos plenos, ni felices, ni vivimos en verdad, ni somos lo suficientemente equilibrados en nuestras diferentes dimensiones; como para alcanzar la armonía con nosotros mismos, con el prójimo y con el entorno. El Ego nos lleva a reaccionar de forma instintiva y reactivamente frente a aquello que nos hace sentir impotentes. Nos hemos acostumbrado tanto a su presencia, que a veces ni nos percatamos de él y de cómo opera en nosotros.

El Ego nos hace aparentemente potentes, donde somos impotentes, fuertes cuando en realidad somos débiles y presa del miedo, “buenos o malos” dependiendo de cuál sea la fantasía que finalmente nos mantendrá sumidos en la impotencia, sin la posibilidad de reconocer nuestro valor real.

¿Qué podemos hacer entonces para ser libres, para alcanzar la felicidad, para ser plenos, para ejercer nuestro libre albedrío?

Carl Jung mencionaba alguna ocasión lo siguiente: “Lo que niegas te somete. Lo que aceptas te transforma”, considero muy atinado éste pensamiento, porque el primer paso que se requiere para empezar un cambio, para transformar algo que precisa modificarse, sin dudas es el “Reconocimiento”, ello implica arriesgarse a ser sinceros aun con nosotros mismos, pese a que nos cueste hacerlo, somos nosotros quienes podemos emprender el viaje para re – conocernos, para descubrir eso que NO somos, pero con lo que nos hemos identificado por tanto tiempo, porque así se lo hemos permitido al Ego, y ello no es saludable, es nocivo y enfermizo.

Pero esto sólo es el comienzo, si quisiéramos una pequeña lista tendríamos de acuerdo a lo que hemos aprendido aquí en Fulvida las siguientes herramientas1:

  • Reconocer el enfermizo modo de vida,

  • Dejar de lado las herramientas del EGO

  • Aceptar la impotencia,

  • Controlar lo que realmente se puede controlar,

  • Comunicarse auténticamente

  • Trabajar por armonizar su ser,

  • Amar y respetar al prójimo.

Estas herramientas sencillas son la forma más saludable de ser felices y en verdad ser grandes. Pero no olvidemos incluir una herramienta fundamental, e importante que nos permitirá complementar la lista anterior.

  • Conocer nuestra identidad

Ésta herramienta es la invitación para emprender el viaje de conocernos, y al hacerlo re – conocer nuestra identidad, lejos de los títulos y de las máscaras, descubrir que hay una razón y un propósito en nuestra existencia, y que ello implica la oportunidad de vivir y gozar eso que hemos recibido como porción, que es valioso y significativo.

Al conocernos descubriremos que en nuestra limitada condición humana, albergamos una conexión con el Creador, con Aquel cuyo poder y magnificencia es ilimitada; esa es la chispa de divinidad que está en nosotros, que se halla anclada a nuestro “Yo Auténtico”, al cual hemos de aprender a oír, mientras trabajamos por dejar de percibir y obedecer los mandatos del Ego, colocando en modo “apagado” las respuestas instintivas que resultan del miedo, para encender el modo que me permite “elegir” una respuesta que sea de construcción, empezando por nosotros mismos pero extendiéndola hacia nuestro prójimo y hacia el entorno.

Conocer nuestra identidad es a la vez descubrir eso que el Eterno nos ha indicado para ser plenos y felices, para nosotros los Noájidas la guía que nos da son “los 7 preceptos universales”, ellos nos invitan a actuar de acuerdo a nuestras posibilidades; construyendo Shalom en un mundo que precisa alcanzar el equilibrio que ha sido roto por el Ego, Es Allí donde tenemos oportunidad siempre que podamos de hacer actos buenos y justos, Pero…¡sin confundirnos!; como el caso del “bombero involuntario”1 quien se ha olvidado de hacerlo primero para sí.

Si nos armamos de valentía para empezar a sobreponernos al Ego, si nos arriesgamos a ser felices, y a vivir a plenitud, hemos de contemplar la posibilidad de encontrarnos con eso de lo que realmente estamos hechos, y finalmente nos conoceremos y ese es quizás el premio o el privilegio que nos acompaña a la libertad.

Un abrazo, queridos amigos… que sepamos construir Shalom!

Abandono: todos tus miedos

Quizás más de una vez no has podido entender los motivos por los cuales una persona sigue al lado de quien la maltrata, ya sea física, emocional, social y/o mentalmente.
Tal vez has tratado de preguntarle, preguntarte: ¿Por qué sigues así?, ¿para qué sigues ahí? 
¿Te convencieron sus respuestas, sus excusas?

Sentías y sabías que como persona tiene el derecho de ser tratada con respeto y consideración y que nadie, nunca, puede abusar de su libertad, nadie tiene el derecho ni el poder de humillar, lesionar ni coartar su libertad.
Y sin embargo, ¡sigue aferrada a esa relación!

Quisiera que me acompañaras a explorar un poco este asunto, veamos qué más se puede descubrir al respecto, espero te sea de beneficio y bendición.

Hemos enseñado en más de una ocasión que todos los miedos se derivan a cinco básicos, y estos a su vez se reducen a uno solo: miedo a la impotencia, al no poder.
Cada uno de los miedos que has experimentado, todos, sin excepción, si te pones a observar con detenimiento reconocerás que no son más que una visión a futuro de padecer de impotencia, falta de control. Mayor o menor. Real o imaginaria. Pero siempre a no poder.
Vamos, piensa en alguno de tus miedos, o de alguna persona que conozcas bien, míralo con cuidado y dime, ¿no es acaso a causa de alguna impotencia?
¿Accidentes? ¿Enfermedades? ¿Muerte? ¿Pobreza? ¿Abandono? ¿Dolor? ¿Miseria? ¿Burla? ¿Fracaso? ¿Divorcio? ¿Locura? ¿Extravío? ¿Animales? ¿Aviones? ¿Ascensores? ¿Demonios? ¿Dios?
Cualquiera de los miedos que menciones, son sospechas de padecer de impotencia a futuro.

El origen se encuentra en el espantoso trauma inicial del nacimiento, hecho que quedó registrado en una capa de tu memoria que no puede ser modificada posteriormente, ya que se inscribe en regiones profundas y primitivas de nuestro sistema nervioso. A diferencia de otros recuerdos, éste es vívido, inalterable (en tanto se preserve físicamente y siga activo), sin conexión a símbolos y por tanto imposible de definir con palabras, imágenes, sonidos, etc., solamente se lo siente, con mayor o menor carga energética. Encuentra canal para expresarse, entre otras cosas, con los miedos.
Cada miedo que sentimos se genera por una expectación de impotencia, en cualquiera de las cinco dimensiones de nuestro ser, que se enlaza con aquella sensación de pesadilla sin solución que fue el trauma inicial.

Comprendamos bien, el miedo actual está a la espera de un evento que aún no ocurre (futuro) y que está conectado al terror inicial marcado en nuestra memoria (pasado).
Entonces, no es extraño encontrar un motivo de miedo consciente que podríamos evaluarlo como relativamente leve, pero que provoca reacciones a la vista desproporcionadas.
Por ejemplo, un perrito faldero se transforma en nuestra imaginación corroída por el miedo en una fiera descontrolada. Una puntada en el pecho en un infarto. Terminar una relación sentimental, que ya está finiquitada hace rato, en una condena a la soledad eterna. Un despido laboral a la miseria total. Unos pasos en la noche a una escena violenta sacada de películas macabras. Un vuelo en avión en una catástrofe de proporciones bíblicas. Invitar a una chica a salir en una tortura de las más espeluznantes. Mil ejemplos, tú recuerdas más de uno.

Concentrémonos ahora en el miedo al abandono, que fue el que dio pie a estas reflexiones.

Para no ser abandonados, y/o para mitigar el miedo a serlo, entonces:

  • Abandonamos nosotros
  • Soportamos cualquier cosa, para seguir “acompañados
  • No nos involucramos en relaciones humanas

Modalidades de éstas:

  • Abandonamos primero
  • No nos permitimos tener intimidad emocional
  • Somos infieles
  • Engañamos
  • Somos agresivos
  • Manipulamos para que no se nos abandone
  • Sometemos al otro
  • Hacemos creer que hemos superado la necesidad de compañía
  • Decimos que nos gusta como se nos maltrata
  • Explicamos que tenemos ciertas obligaciones que nos exigen vivir como lo hacemos
  • Seguimos con el que nos abandona constantemente, que nos hace sufrir horrores la soledad en compañía

Consideramos que el miedo al abandono cuenta con una distinción especial por sobre los otros miedos básicos.
Te explico brevemente.
Como sabemos, en su origen las herramientas activas del EGO sirven para llamar la atención, de forma tal de conseguir resolver las necesidades/impotencias que disparan al EGO.
Necesariamente precisamos que alguien nos atienda, por tanto, el llamar la atención se convierte en (cierta forma) vital.
Vamos formando un hábito con la repetición de la conducta: alguien/algo nos salva cuando hacemos lo suficiente para que se nos preste atención. Como bebes no entendemos qué pasa, solamente nos dejamos llevar por nuestro instinto (el EGO), y se va marcando en nuestra memoria la presencia de ese algo/alguien sin identificar que nos rescata de las peores miserias. No estamos capacitados para reconocer que es mamá, papá, la nana, todos son lo mismo, nadie es un individuo, son cosas que se sienten y no se fijan como identidades en nuestra memoria. Solamente queda la profunda impresión de que de alguna manera algo/alguien nos rescata.
Esto es lo que crea también la imagen de un salvador, real o imaginario. De un dios. De un algo/alguien con poderes más allá de los nuestros que se presenta para sacarnos de problemas.
Si lloramos, gritamos, pataleamos, tarde o temprano surge de las sombras el salvador, nos cuida, nos protege, nos satisface, y luego desaparece nuevamente en las sombras. Eso es lo que iba percibiendo el bebe, lo que fue quedando registrado en su memoria. No es coincidencia que sea la fe de religiosos, supersticiosos y similares .
Sí, así nacen los dioses a imagen y semejanza del EGO y de los que vinieron a darnos una mano estando en necesidad.
Es una diferencia sustancial del Eterno y de la espiritualidad con respecto a las religiones y sus dioses (uno o mucho).

Entonces, también queda rotulada en nuestro inconsciente la creencia de que la soledad es igual a destrucción, a caer en la pesadilla de la impotencia, de que algo/alguien debe rescatarnos o de lo contrario estaremos sometidos a la desgracia.
Siendo así, el abandono podría considerarse como la antesala indiscutida a la tortura, al infierno.
Entonces, ya podemos ir viendo que detrás de estrategias conscientes y beneficios racionales, detrás del miedo al abandono se esconde el miedo a la impotencia (como en todo miedo), al que se suma a la certeza inconsciente de que solos estamos perdidos. O alguien/algo nos rescata, o perecemos en dolores y sufrimiento. O algo/alguien nos salva, o nada podemos.

Es fácil descubrir lo que se esconde detrás de frases como “Sin cristo nada podemos hacer”, “Con dios todo, sin dios nada”, “Separados de mí nada podéis hacer”, “Con Jesús lo tenemos todo, sin él nada”, “Vivir en cristo” y similares. Sea de esta idolatría o de cualquier otra. Sea con religiones organizadas o de aquellas individuales. Sean supersticiones más o menos estrambóticas. Sea gente que pone su fe en la ciencia y los científicos, o en el progreso del hombre, o en cuestiones similarmente ateas o agnósticas, pero que no dejan de tener al EGO como el salvador ilusorio en las sombras. E incluso, con gente que tiene su confianza puesta en el Uno y Único, pero que vive la relación con Él como si fuera un ídolo más, y el judaísmo/noajismo una religión de “salvación”.

Hasta aquí por hoy, espero que te sirva lo que has aprendido. Te pido que me expliques, por favor, lo que has podido comprender y cómo crees que te sirve para llevar una mejor vida, llena de bondad y justicia, construyendo shalom. Me ayudas, ¿por favor? Gracias.

Tradicionalista

¿Alguna vez te han preguntado o replicado porque no sigues con las tradiciones familiares?

Seguramente si, es que la mayoría provenimos de entornos familiares donde el cristianismo se ha asentado de manera antigua desde varias décadas atrás, siglos en el caso del continente americano en general y las costumbres se han arraigado unas antiguas y otras mas recientes, una mezcolanza de costumbres que cuando las ves con detenimiento no tienen gran cosa de positivismo, cuando menos de aquel que apuntala el mundo hacia mejor cosa que lo que vemos día con día.

Hay una suerte de costumbres que se han adoptado como propias aunque distancian al individuo de su verdadero ser y de su autentica personalidad, como la navidad que propone a la persona de una cuota única y anual de bondad a cambio de un año de indiferencia y olvido total del semejante o el día de reyes también para obsequiar una vez al año juguetes a los crios o el día de muertos para recordar a los fallecidos y “ofrendarles” unos cuantos alimentos como si de verdad los pudieran degustar… y la lista sigue pero no es el tema de este post enumerar las fiestas tradicionales.

Si no sigues con el ritual establecido (vaya uno a saber por porque persona) “estas fuera” del circulo social, de las costumbres familiares, de las reuniones de los amigos, porque hay algo en ti que no cuadra.

Aunque algo cambio totalmente mi perspectiva y reviro las cosas de algún modo extraño, porque esa sensación de rechazo que todos hemos sentido alguna vez, normalmente nos acompaña gran parte de nuestra vida una vez que la hemos experimentado.

Escuchaba una canción de Midnigth Oil llamada “Dead Heart” cuando en el coro pronunciaron algo así:

“Nosotros seguimos en los pasos de nuestros ancestros”

Entonces el concepto giro… ¡EFECTIVAMENTE! Nosotros seguimos una tradición familiar antiquísima, ¡con la que el mismo mundo fuera creado! Cuando uno de nosotros acata con fidelidad los preceptos esta siguiendo los pasos del primer ser humano y de una cadena que sigue hasta el primer Patriarca de los Judíos Abraham, porque el también en su momento fue un Noajida, incluso la Tora habla al respecto de cómo acataba tales Mandamientos como por ejemplo como seguía con destreza el precepto de la “No idolatría” o como respetaba y amaba la vida incluso al pedir por gente totalmente malvada y desalmada (Sodoma y Gomorra).

El Noajida observante es un tradicionalista por excelencia.

Entonces aquí tienes una opción para responder cuando te cuestionen por seguir o no las tradiciones “familiares”,  “Mi tradición familiar se remonta a tiempos antediluvianos, sigo en los pasos de nuestros ancestros, la tradición original y autentica”.

Cuando un Noajida esta en el camino de los Mandamientos esta siguiendo los pasos del primer ser humano, quien a su vez recibió las instrucciones  (La Tradición) de manera directa del Eterno y que a su vez el transmitió a sus hijos y sus hijos a sus hijos, siguiendo una cadena dorada que nos enlaza y vincula directamente con el Creador del mundo pues cuando cumplimos estamos siguiendo Su mandato y Su deseo, una Tradición dorada, eterna y sumamente antigua.

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Por ser quien eres

Por lo general el jefe de la empresa era un hombre hosco, malhumorado, estricto en extremo, exigente y a veces explosivo en vez de comunicativo. Este día, no parecía ser diferente a todos los otros. Hasta que, a media mañana, solicitó permiso para entrar a la oficina un empleado. El patrón con un gesto de su cabeza, seco y sin gracia le autoriza.
Entonces el hombre le dice con humildad: “Jefe, si me permite quiero obsequiarle esta sencilla pulsera, espero no le incomode mi atrevimiento, es que deseaba expresarle mi reconocimiento por ser usted quien es.”
El patrón se sintió confundido, pues le pareció que era víctima de una mala broma; ¿cómo le iba a reconocer que estuviera encima de él todos los días, que le destratara, que tuviera que soportar sus broncas? Sí, seguramente era una burla… pero, por otra parte, los gestos, el tono, las palabras expresaban sinceridad, agradecimiento, incluso un increíble aprecio.
Aún desorientado respondió al rato con un sencillo «gracias”, y aceptó que el subordinado le entregara ese premio “por ser quien era”.
Un poco más tarde, aún dubitativo el jefe va hasta el escritorio del subalterno y le pregunta: “¿Qué quiso decir que me quiere reconocer por ser quien soy?”.
Y responde el otro: “Ah, perdone si no fui muy claro. Es que usted me lleva a esmerarme en mi tarea, a no dejarme ganar por la pereza y hasta me obliga a que encare mi trabajo diario de manera creativa. Sí, usted me inspira a mejorar cada día. Quería agradecerle por ello. ¿No le molesté, no?”.
Y contestó: “No, no… gracias.” – esto lo dijo como un murmullo, inesperado en él. Es que estaba hondamente impresionado. No paró de meditar en esta experiencia extraordinaria. No se había percatado de los alcances de sus acciones. Sí, sabía que tenía mal genio, reconocía que a veces podía pasarse un poco de la raya en sus explosiones intempestivas, admitía que era un tanto exigente por demás, pero lo que nunca había imaginado es que alguien fuera capaz de hallar en ello una faceta positiva y usarlo como trampolín para el crecimiento en vez de excusa para la revancha, la queja o el descontento. Quizás debiera ser él quien agradeciera y reconociera al empleado “por ser quien era”, un simple hombre que le dio una tremenda lección, pues supo descubrir una cara profunda mucho más noble que sus habituales máscaras de exasperación, impaciencia e incomodo.
Pensaba camino a casa, y mientras conducía cada tanto miraba esa pulsera sencilla alrededor de su muñeca.
Al llegar a casa se encontró con su esposa, con sus hijos, su perro, el hogar, como todos los días, pero también diferente. Algo había cambiado. No se daba cuenta de qué, pero sin dudas que sentía que algo estaba distinto.
Estuvo con ellos largo rato, conversaba, atendía mientras jugaba con su nueva pulsera, hasta que se dio cuenta de que era la primera vez en mucho tiempo, años quizás, que ellos estaban allí. Porque hasta entonces él llegaba del trabajo malhumorado, estresado, no quería saber nada de nada, ellos estaban pero como si no estuvieran. Como la lámpara, el timbre o el tapete. Eran parte de la casa. Sin embargo hoy eran ellos, su familia, cada uno con su propia personalidad y vida. Entonces, emocionado, salió de la casa para regresar al rato. Los llamó y les dijo que quería darles un regalo a cada uno, una sencilla pulsera como reconocimiento “por ser quien eres tú”. Ellos no comprendieron muy bien, el silencioso y ausente padre de pronto estaba tan efusivo, comunicativo, agradecido, no entendían bien que pasaba por lo que pasó a explicarles el extraño encuentro por la mañana en la oficina.
Mientras tanto, en casa del empleado, éste conversaba con su esposa la cual, el día anterior, le había entregado una pulsera de reconocimiento “por ser quien eres tú”.

Tu esencia es pura, es tu neshamá, o espíritu, tu Yo Esencial. Esa poderosa pero silenciosa voz que desde lo profundo te inspira al bien, a lo bueno, a la vida, a la eternidad. El lazo con el prójimo, con el cosmos y con el Eterno. Esa chispa sagrada que no perece ni se contamina, y sin embargo está oculta bajo las pesadas cáscaras que el EGO va sumando a su alrededor.
El EGO nos atribula, nos llena de sentimientos de impotencia, nos asfixia, nos lleva al exilio interior, ajenos a nuestra identidad más pura. Creemos que somos las máscaras, los rostros prestados del Yo Vivido, nos aferramos a esas camisetas y banderas, nos creemos todos los mandatos que nos van instruyendo y todas las doctrinas que hacen del EGO nuestro dios y salvador.
Tanto el EGO como esas máscara también somos nosotros, pero a diferencia del Yo Auténtico no es nuestra impronta sagrada y eterna, sino lo que vamos adosando a nuestra autenticidad. Por lo general ocultan la verdad, opacan la luz, en vez de permitir que la línea de energía poderosa irradie desde nuestro centro.
Lo saludable no es batallar contra el EGO ni renegar de las máscaras, sino darnos cuenta de qué rol están cumpliendo, y aprender a usar uno y otras en sintonía con nuestra neshamá.
Es una tarea que lleva toda la vida, con altibajos y tropiezos, pero es parte de nuestra misión en esta vida.

Una manera de hallar esa armonía es gozar de lo permitido. Esto es, disfrutar de todo aquello que está a nuestro alcance, que es lícito, que es saludable, aunque pareciera ser algo pasajero y sin sentido trascendente. Pero, sin olvidar que es “de lo permitido”, esto es, con límites, con control.
Control de uno mismo y de aquello que podemos controlar, dejando fluir lo que está por fuera de nuestro control.

Una buena medida es para el gentil aprender y cumplir el código universal otorgado por el Eterno para las naciones, los Siete Mandamientos Noájicos.
En tanto que la identidad espiritual judía se entrena y desarrolla por medio del código del judaísmo.
Son puntales que sostienen y promueven nuestra buena vida.
Una desprovista de supersticiones, sin rituales carentes de sentido, sin religión, sin atrevidos planteos al Eterno, sin negociados extraños, sin EGO.

¡Qué tarea ser quien eres!

Cada cabeza es un mundo. Este es parte del mío

En definitiva, todos los hombres somos iguales pero tan diferentes a la vez.

Nuestro pensamiento individual nos hace únicos e irrepetibles. No existirá otra persona en la historia de la humanidad que ocupe mi lugar ni el suyo. Cada visión de la vida es tan personal que dudo mucho que haya dos iguales, aunque se sigan principios idénticos.

Yo he sido de los que piensan que sin religiones los hombres seríamos más humanos y menos irracionales.

Me ha molestado tanto la idea religiosa, que he sido extremista; al punto de no gustarme mucho usar el vocablo “dios” (1).

He considerado que la “limpieza mental”, la “purga de ideas”, o el borro de memoria de las personas que de alguna manera renuncian a las religiones heredadas, debería de incluir incluso de lo que puede ser o significar el vocablo en mención; con el fin de reconstruir una personalidad sana y libre de cualquier prejuicio trasmitido generacionalmente.

Puede el lector tacharme de extremista, irrespetuoso, excomulgado del más allá, o sin porciones a tierras celestiales por mi falta de reverencia hacia lo sagrado y divino. Puede hacerlo si es que ese es su sentimiento.

Y no le culpo, porque la “seguridad de la creencia religiosa” hace nacer en el corazón del hombre esa separación hacia los que no piensan, creen, o sienten lo mismo que da seguridad a la mayoría.

Por otro lado, no me queda muy claro si mi forma de pensar traspasa en algún grado nuestro segundo mandato en el Código Noajida; mas sin embargo confieso que me alivia el hecho de que aun no existe un tribunal objetivo que juzgue mi pensamiento o mi sentimiento (aunque si existen tribunales que juzgan mi conducta).

Y aunque le parezca extraño mi preocupación si sobrelimito un mandamiento o no con mi forma de pensar, he de confesar que he considerado una forma de descubrir la humanidad y la libertad de pensar en la sencilla meditación del loable Código Gentil, leyes de Noe, Codigo Universal, o como se le quiera ver.

He considerado también que preocuparse si se tiene o no alguna conciencia sobre un Creador una vez que se haya abandonado alguna religión heredada, es una pérdida de tiempo muy lamentable; porque en honor a la verdad nadie que haya tenido una vocación religiosa familiar y que la haya abandonado puede saber lo equivocado que estaba o que esta, a pesar de que crea o suponga su total desarraigo.

Porque estar consciente de quien se es no es igual a “cambiar de concepto sobre dios” (2); sino es eso, saber quien se es y no quien le dijo que era.

Bueno sería (y según mi juicio) no fatigarse en descubrir en quien o en que se creé; sino en intentar reconstruir una personalidad bondadosa, libre, que de valor a la vida y que sobre todo vea lo valioso que es tanto el que piensa diferente como el que piensa igual.

 

(1)(2). La finalidad no es faltar al respeto para aquellos amigos lectores que tienen profundas convicciones; ni mucho menos a FULVIDA. Las opiniones escritas son personales y no necesariamente reflejan el punto de vista de la mayoría ni de este sitio. Se puso intencionalmente en minúscula con el fin de intentar quebrar el esquema mental que la religión ha hecho en la mayoría, e intentar hacer crecer el pensamiento critico.

 

El tesoro oculto

Tras muchos años de duro trabajo, un anciano labrador comenzó a notar que sus fuerzas iban mermando cada vez más. Sabía que a sus hijos no les agradaba el campo, veían el esfuerzo pero no los beneficios, preferían la vida de ciudad, en apariencia mucho más cómoda, por lo cual, como no quería que sus tierras fueran abandonadas, quiso enseñarles a apreciar la belleza y bendición que allí crecía.
Les llamó y les anunció: -Queridos hijos, vayan a la viña que con tanto amor llevo cultivando todos estos años y busquen aquello que enterré como tesoro para ustedes.
Pensando que se trataba de algún cofre lleno de riquezas exóticas, corrieron veloces al campo. Cavaron durante horas, hasta que no quedaba ni un solo centímetro de tierra sin remover alrededor de las viñas. Ellos no lo sabían, pero estaban haciendo el trabajo habitual para revitalizar la tierra y permitir a los cultivos obtener más y mejores nutrientes.
A pesar del esfuerzo realizado, no encontraron nada que mereciera la pena vender ni conservar. No había monedas, lingotes, brazaletes, coronas, pagares, nada, solo tierra. Se enojaron un poco por lo que consideraron un engaño del padre, pero lo disculparon a causa de su condición.
Meses después, uno de los hermano pasó por allí y descubrió que todo su trabajo no había sido inútil, ya que la viña estaba llena de apetitosos frutos, con los que pudieron enriquecerse.

Como en este relato, los tesoros pueden estar presentes y al mismo tiempo permanecer ocultos.
Solamente quien abre sus ojos y conoce puede llegar a apreciar la riqueza escondida. 
Esta moraleja se aplica a todas las dimensiones de la vida, no solamente a lo material o económico.

En la parashá encontramos un ejemplo de alguien que pudo destapar las marañas que tapaban un increíble tesoro; déjame que te explique, por favor.
Abraham, el primer patriarca de Israel, desde muy pequeño tuvo la convicción de que las creencias politeístas no tenían sentido, que era imposible que esos dioses tuvieran existencia o poder. Razonaba, o creía, que debía de haber algo superior, quizás una deidad suprema por sobre los dioses, o tal vez un solo dios, único, fuente y motivo de todo.
Pero no tenía como demostrarlo, ni visiones proféticas, ni libros revelados, ni una tradición al respecto, ni una cultura, ni siquiera una familia que le instruyera en la senda de esa creencia. Era él contra el mundo. Sus argumentos podían ser muy lógicos, pero faltos de evidencia práctica. Por lo cual, era una creencia individual y extraña que nadaba contra la corriente poderosa y llena de rituales. Además, en su juventud aún no era experto en comunicarse, por lo que a veces recurría a acciones un poco atropelladas, o palabras faltas de tacto. Por supuesto que esto no le conseguía adherentes ni apoyo, sino oposición y respuestas hoscas.
Tenía mucho por aprender, y mucho también por des-aprender, pero cada cosa a su tiempo.
Así pues, su prédica no hallaba mucho eco favorable. Por el contrario, desde el rey hasta el más humilde de los hombres lo trataban como rebelde, loco, fuera de lo normal. ¿Cómo se atrevía a discutir la autoridad del monarca? ¿Cómo se oponía a la ley, puesto que el rey decretó y era obligatorio creer que él era verdadero dios hijo de un dios?
¿Cómo una persona en sus cabales podía siquiera dudar de que los dioses eran los que controlaban el mundo hasta en sus mínimos detalles? ¡Ninguna persona sana pensaba, sentía o decía cosas parecidas!
Para todos era verdad incuestionable que los dioses existían, que competían entre ellos, que tenían necesidades materiales, que dependían en varios sentidos de sus fieles, que parecían hechos a imagen y semejanza de los hombres. Así era la creencia general y por tanto lo normal. Y, si alguien creía diferente, ¡bien callado se quedaba! El miedo era grande de no contradecir al rey, quien no tenía inconveniente en usar todo tipo de violencia y presión para mantener su dictadura casi global.

Como sabemos, Abraham no fue el primer monoteísta. Adam lo fue, así como Caín y Ebel, Set, muchos de los posteriores y por supuesto que Noaj.
Éste aún vivía cuando el futuro primer patriarca hebreo daba vueltas con sus juveniles ideas revolucionarias, era su antepasado más viejo y aún con vida.
Ambos personajes tuvieron oportunidad de encontrarse, el anciano contaba aquellas historias que parecían fabulosas, de una civilización arrasada por el desastre que ellos provocaron desequilibrando la naturaleza. Del reinicio de la humanidad, del pacto de los benei Noaj, de las posteriores zozobras, de cómo el mundo fue olvidando nuevamente a Dios para arrastrase en supersticiones. De todo esto relataba Noaj a su descendiente, quien bebía las palabras y confirmaba que no estaba loco, que no imaginaba cosas raras, sino que había reencontrado la Luz que había sido opacada por las tinieblas de la ignorancia y el egoísmo.
También tuvo ocasión de compartir y aprender de Shem (que recibió en algún momento el título y apodo de Malkitzedek), el hijo de Noaj del cual provienen los semitas.
Por lo visto, había otros monoteístas que permanecían ocultos, resguardándose de las hordas del terrible rey Nimrod, el cual impuso con mano dura su imperio, que dependía en gran medida de la mitología idolátrica para sostenerse.

Abraham recibió esa confirmación oral, de testigos presenciales del Eterno y Sus obras en la realidad, sin embargo, por muchas décadas no tuvo una revelación directa del Eterno.
A pesar de ello, siguió siendo leal a este camino que había iniciado, a pesar de costarle beneficios materiales, comodidad, relaciones sociales, sumarse problemas, sin embargo, nada de ello retuvo a Abraham de seguir avanzando en esta senda de virtud. Su camino no solo era de creencias diferentes, ni de inconformidad con la cultura general, sino que incluía una gran cantidad de acciones de bien hacia el prójimo, sin pedir retribución, sin esperar nada egoísta a cambio, eras actos de simple y pura bondad.
Por ello en la tradición es identificado Abraham como modelo de bondad, JESED, no solo como el que promovió activamente el monoteísmo en una época peligrosa para hacerlo.
Porque, los monoteístas anteriores estaban escondidos, temerosos, no hablaban de sus creencias ni manifestaban su desacuerdo con el relato obligado desde el poder. Pero él, sí.
Abraham removió la tierra, no sabía bien qué iba a encontrar, pero sabía que había un tesoro oculto. Lo sabía porque su neshamá (espíritu) gritaba silenciosamente en su interior, señalándole la salida para dejar de lado la tiranía de idolatría y abrazar al Eterno.
Finalmente, comenzó a brotar para él aquello que estaba aguardando a ser des-tapado, nuestra relación sagrada con Dios. Y con esto, la bendición, la plenitud, el Shalom.

Nosotros tenemos algunas ventajas sobre el primer patriarca, aunque no nos hable directamente Dios a través de profecía, ni Noaj o Shem puedan darnos testimonio directo de sus diálogos con el Eterno.
Pero, contamos con siglos de tradición ininterrumpida y fiel, contamos con la certificación de todo el pueblo quien presenció la entrega de la Torá al pie del monte Sinaí, transportamos con nosotros la Torá desde hace más de tres milenios, estudiamos el Naj, compartimos Torá oral, somos unos cuantos más que el solitario patriarca, la idea del monoteísmo se ha extendido y alcanzado remotos lugares, entre otras cosas. Sí, tenemos a nuestro favor varias ventajas con respecto a nuestro primer patriarca.
Y, de manera similar a él, todos tenemos tesoros ocultos por revelar, en todos los planos de nuestra existencia.

Pero, vale hacernos una pregunta: ¿Lo que hacemos nos lleva a lo que deseamos? 
Porque una cosa es desear, o incluso manifestar tal deseo, y otra muy diferente poner manos a la obra para alcanzar nuestras aspiraciones.

Si bien la teoría es importante, el pensamiento por sí solo no concreta. El pensamiento forma nuestra percepción sensorial, nos sirve para construir nuestra realidad, pero sin acción resulta estéril.
Solamente cuando nos comprometemos con actos es que transformamos el mundo, contribuimos a hacer realidad nuestros deseos.
Pero, la comodidad, el miedo, la inseguridad, la ignorancia, la duda vacía llevan a la rutina, que es otra forma de la parálisis.
No avanzamos, nos quedamos quietos, sin cambios.
Quizás con grandes ideas, llenos de proyectos, incluso sabiendo a la perfección qué es lo que podemos hacer, pero sin hacerlo.
Surgen las excusas, nos justificamos, o guardamos silencio mientras miramos hacia otro lado para hacer de cuenta que todo quedará en el olvido.
Cuando lo cierto es que dando un pequeño paso, avanzando aunque sea un poquito, remando en dirección a nuestra meta, ya iniciamos un proceso que probablemente nos realice.
Como remover la tierra, buscando tesoros ocultos, algo tenemos que hacer para que surja la bendición que espera por nosotros.

(Publicado originalmente en SERJUDIO.com, compartido aquí)

Un aporte personal para la Construcción de la Conciencia

En reciente ensayo (1) me llamó la atención lo que le ocurría al Autor al escuchar una canción setentera. Compartía que al escucharla le evocaba recuerdos de un antiguo programa televisivo y, tal vez, indirectamente antiguos recuerdos de épocas pasadas.

Y nos contaba como el tema canción no tiene relación objetiva con sus recuerdos, ya que una cosa era su letra y otra el objeto del recuerdo, pero extrañamente su conciencia los correlacionaba.

Digo que me llamó la atención esa sensación, porque de alguna forma curiosa a mi me pasa lo mismo; y no solamente con música comercial que se utilizo de fondo de programas, sino que también con lugares, que no tienen ninguna relación directa con la asociación mental, más de la que existe en mi memoria o conciencia.

Del artículo, se nos propuso un ejercicio; un análisis de nuestras asociaciones mentales.

“¿Será un recuerdo de un hecho real?.. ¿Te aporta en algo a tu crecimiento multidimensional, especialmente en tu espiritualidad?..”

Debo confesar que de primera mano no entendía muy bien como una “asociación extraña que existe solo en mi mundo” podría ser motivo para aprender algo sobre mí mismo, para el propio crecimiento personal; y más importante aún, para el crecimiento de otros.

Y en los comentarios, se me amplificó la idea; se me abrió un poco más el entendimiento.

A la gran mayoría, y desde niños, se nos inculcó directa o indirectamente la idea religiosa; la conciencia de Dios, o al menos de cierto “mundo de niños angelicales zoomórficos con alas en la espalda; mundo gobernado por un gigante de túnica y barbas blancas” (o algo lo más parecido).

Inconscientemente los mayores inculcaron la idea religiosa muchas veces para que el menor aprendiera mediante ritos o actos a ganarse el favor del gigante, calmar su ira o bien tenerlo contento. Como fuese, lo cierto es que lo hicieron para “calmar” en cierto grado el Gran Pavor del Hombre: El existencialismo humano (de donde vengo, quien soy, para que estoy, para donde voy).

Al menos, para los que tenemos descendencia cristiana (aunque tal vez no eclesiástica, o religiosa oficial), la idea de que un humano-dios, quien junto al gigante dios, nos aseguraría una vida terrenal segura, junto con vida después de morir, fue un narcótico placentero que dio mucha seguridad ante la Gran Impotencia, la falta de poder o de control, el gran dilema del porque estamos viviendo en el planeta, o sencillamente ante no tener respuesta ante las circunstancias de la vida.

Como fuese, esas engañosas ideas o bobos supuestos que se creían sobre dios o lo divino, nos dios seguridad; seguridad ante la impotencia.

Lo cierto es que algunos en cierto punto de nuestra jornada de vida nos emancipamos; nos revelamos ante la conciencia religiosa trasmitida generación tras generación, por el motivo que fuese. Vimos lo irracional que era la fe en seres no visibles, hombres muertos por romanos y cuanta historieta o cuento fantástico nos hicieron creer de buena voluntad.

Pero el daño estaba hecho. La semilla de la conciencia religiosa hecho raíces y ramas, y por más que negásemos o reusásemos conscientemente las ideas acerca de la religión, las nociones sobre la divinidad están presentes.

Y a prueba un botón:

¿Qué se imagina el lector cuando escucha el vocablo “dios”?¿En qué piensa cuando escucha una canción en hebreo?¿Que siente cuando lee que el autor del post es Yehuda Ribco? ¿Qué cree cuando camina por las calles de Pavas (en el caso de mi país), y de pronto ve pasar a una persona con barba y gorrito en la cabeza saliendo de hacer compras en Kosher Center?

¿No es cierto que siente esa sensación de “seguridad, control, verdad, correcto”?

Díganme si me equivoco: ¿No es cierto que se siente tener cierto grado de “salvación”, o bien, dominio, o control por estar “noajidamente” en la “verdad”?

Al igual que la asociación mental que nos trae esa canción que tanto gusta, o ese lugar que evoca recuerdos, la conciencia religiosa que está programada en nuestro “chip” de memoria hace que veamos o sintamos “divinidad” donde tal vez no la haya.

No quiero negar la existencia de un posible sentimiento divino verdadero; o que me mal entiendan en que niego la posible “firma de Dios” en la grata gente israelí; solamente quiero poner énfasis en esas extrañas inclinaciones mentales que tenemos algunos de estar asociando subjetivamente ideas fantasiosas que no son otra cosa que idolátricas ideas. Así de simple.

Pero, ¿qué hacer entonces?

Negar la relación vista puede ser una salida. Porque es muy difícil aceptar con sinceridad lo que nos pasa. Mucho menos hacerlo público; máxime para un ateo resentido y recalcitrante como lo he sido.

Puede el lector negar su pasado, o el de sus descendientes, y sostener su falta de interés en temas religiosos por ello, y por ende fundamentar su desprecio por la idolatría. Eso es una salida. Al fin de al cabo, el olvido es una herramienta humana también.

Pero la verdad es otra. Procedemos de idolatras, tal vez sin malas intenciones, y tenemos una conciencia colectiva tan contaminada de ideas acerca de la divinidad, que terminamos en un caos de confusiones tras confusiones.

Bien, esa fue y es una realidad. Pero también cierto es que se puede construir otra realidad, y también heredarla (para los que son padres o piensan serlo).

Lo bueno es que, mientras se respire y haya aliento de vida, existe la oportunidad de enfocar la propia vida, hacia un propósito superior a las creencias propias. Ser alguien normal, que intente lo bueno y justo según los parámetros de la ideología del Código Noajida. Sin complicaciones teológicas o ideas pueriles sobre la posible existencia de la Eternidad.

Como lo dijo el amigo de todos los que visitamos este sitio:

 “…Pero, cuando se ingresa al campo de las acciones materiales, se establece lo que es norma: Hombre, ya que existes…cumple la función para la cual has sido creado…has todo lo que puedas por ser quien puedes llegar a ser…constrúyete a cada instante, no te abandones en la indolencia o el pesimismo o el vacío idealismo, porque si así hicieras…es mejor que no hubieras sido creado…”  Yehuda Ribco, en

http://serjudio.com/dnoam/rap83.htm

 

(1)   http://fulvida.com/id-noajica/identidad/pararararam-parara-param-param

Tú decides

A la zorra cada día se le dificultaba más encontrar algo con lo que pudiera alimentarse. Un día, descubrió en el interior de un tronco caído una abundante cantidad de manjares que alguien había dejado allí. La zorra entró en el tronco y tragó todo con rapidez, sin dejar siquiera una miguita. Quiso salir, pero tan abultado estaba su abdomen que no cabía por el agujero que había usado para entrar. Impotente ante esta situación, comenzó a lanzar gritos de auxilio, con la esperanza de que alguien pudiera rescatarla de tan penosa situación.
Al rato apareció un lobo, que atraído por sus gritos se acercó a conocer el porqué de tanto lamento. Cuando le contó lo sucedido, le dijo: -Yo no me preocuparía por ello, ni gastaría tiempo en lamentarme. Lo único que necesitas es esperar a que tu barriga vuelva a estar como antes y seguro que podrás salir sin problema.
La zorra agradeció el consejo y esperó, esperó y esperó, no una hora o dos, sino algunos días de encierro y ayuno obligado, hasta que pudo salir, con más hambre que antes y mucho malhumor.
Por una de esas casualidades, días más tarde se cruzó con el lobo al cual increpó por el consejo que le había dado. Él respondió: -En lugar de quejarte, agradece que el dueño de la comida no volvió y por ello no te castigó por tu imprudencia y maldad.

¿Cuál crees que podrían ser las moralejas de esta narración?
¿Respetar el entorno? ¿No quebrar los límites? ¿Medir las consecuencias de nuestros actos antes de realizarlos? ¿El tiempo todo lo resuelve? ¿Si uno tiene paciencia las cosas se arreglan? ¿Es fácil dar consejos? ¿No quejarse sino hacer? ¿Hacer lo posible para mantener la homeostasis? ¿No dejar comida olvidada dentro de un tronco hueco? ¿No ser glotón?
¿Tú qué opinas?

Déjame compartir contigo lo que pensé.
Como la zorra de la fábula, estamos en este mundo y podemos disfrutar de lo que en él hay. Pero, cuando nos excedemos, cuando hacemos cosas incorrectas, a pesar de creer que estamos obteniendo ventajas, realmente nos estamos metiendo en problemas. Al final, no nos llevamos nada y hasta terminamos peor de lo que comenzamos.
Una opción más saludable y lógica es disfrutar de aquello que nos es permitido y aportar para que la armonía (interna y externa) sea mantenida.
Si aprendemos para conocer, si tomamos conciencia, si planificamos lo que haremos, si actuamos con mesura, probablemente estaremos en un estado mejor que si nos dejamos llevar por la ignorancia, el preconcepto, la superstición, el apuro, el egoísmo, etc.
¿Tú qué opinas?

Lo cierto es que en varias ocasiones la humanidad, a causa del egoísmo y la maldad, no supo cuidar el delicado equilibrio de la naturaleza y de la sociedad, por lo que sucedieron catástrofes que pudieron haber sido evitadas. Por supuesto que hay eventos naturales que no tenemos (todavía) injerencia, pero en otros somos directos responsables. Y no que hablar de las noxas sociales, tales como guerra, desigualdad social, pobreza, discriminación, entre otras. ¡Cuanto mejor viviríamos si hiciéramos menos como la zorra!

Al respecto, mira lo que nos relata la Torá (de la nación judía): "El Eterno vio que la maldad del hombre era mucha en la tierra, y que toda tendencia de los pensamientos de su corazón era de continuo sólo al mal… La tierra estaba corrompida delante de Elokim; estaba llena de violencia. Elokim miró la tierra, y he aquí que estaba corrompida, porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra…" pero "…Noaj [Noé] era un hombre justo y cabal en su generación; Noaj caminaba con Elokim." (Bereshit / Génesis 6:5, 11, 12, 9).
En una generación sumergida en el egoísmo y el mal, alguien pudo sobresalir, un hombre hizo la diferencia.
Todos podemos ser ese hombre, aquel que desequilibra la balanza hacia el lado del bien, como dijeron nuestros Sabios: “en el lugar donde no hay hombres, esfuérzate en ser hombre” (Pirkei Avot 2:5).
Como enseñara Maimónides, el gran rabino y maestro: “la persona debe verse a sí misma y su relación con el mundo entero como si sus actos buenos y sus actos malos estuviesen en una balanza. Si comete un pecado, inclina su balanza y la del mundo entero al lado culpable, atrayendo la consecuencia negativa hacia sí y hacia el todo el mundo.
Por el contrario, si cumple un precepto inclina la balanza de todo el mundo hacia el lado del mérito, atrayendo la redención y liberación hacia sí y hacia otros, como está escrito: “Un justo es el fundamento del mundo”
(Mishlei/Proverbios 10:25), lo que quiere decir que la persona que actúa de forma virtuosa, inclina la escala de todo el mundo hacia el lado del mérito, y lo salva. Es, por lo tanto, la costumbre de todo Israel aumentar su tzedaká, realizar buenas acciones y arrepentirse…” (Mishné Torá, Leyes de Arrepentimiento).

Cada uno es importante, tú lo eres, depende de lo que hagas.
Podemos actuar en armonía interna y externa, o no.
Desde el comienzo de la humanidad tenemos la orientación correcta, que luego fue plasmada en la Torá. Es bueno conocerla, estudiarla, aprender de sus valores y practicarlos, todo de acuerdo a las reales posibilidades de cada uno.

Resumen de la parashá Noaj ("Noé"), que corresponde sea leída por el pueblo de Israel esta semana 
El mundo se ha corrompido a causa del hombre y lentamente va rumbo a una gran catástrofe natural. Solamente un hombre, Noaj, con su familia logra salvarse. También se encargan de rescatar a los diversos animales.
A partir de ese momento el Eterno hace un pacto con la humanidad, que se mantiene hasta la actualidad. Es el pacto de los Benei Noaj, los noájidas o naciones de la tierra, que consta de siete mandamientos:

  1. No adorar a dioses falsos.
  2. No maldecir al Eterno.
  3. No asesinar.
  4. No mantener relaciones sexuales prohibidas.
  5. No robar.
  6. No comer carne de un animal con vida.
  7. Instituir un Sistema Legal.

Estos siete mandamientos se simbolizan con el arcoíris, cada color representa un mandamiento. Por ello, muchas personas que actualmente conocen este pacto y viven de acuerdo a él, lo usan como emblema. Se supone que este código legal sagrado es base para el sano desarrollo de la persona y la sociedad, en todas sus dimensiones.
En cuanto al contenido la parashá, de a poco la humanidad va creciendo y ocupando más territorios mientras mantenía su centro en el valle de Shinar, donde decidieron construir una torre que les sirviera de protección ante nuevos desastres. Sin embargo, el motivo por detrás era rebelarse contra el Eterno, ya al poco tiempo de haber atestiguado a qué conduce la maldad. Finalmente, se generan conflictos, la gente se expresa pero no se comunica, ya no se entienden unos a otros, han dejado de hablar el mismo idioma. Así pues, se dispersan y se fragmenta la sociedad.
Finalmente se enuncia la genealogía de diez generaciones que va desde Noaj hasta Avram, y se introduce a éste y su familia en el relato bíblico.

El nacionalismo y el noájida

20060126logofundaciondb3Este inicio de año ha sido muy provechoso, ha habido una gran mejora en las relaciones interpersonales, se afianza la relación de pareja y se fortalecen las fraternales e inclusive las económicas, siendo que un individuo no puede ni debe crecer en un plano de inmanencia dejando los otros de lado. Y es que es en el plano social donde el noájida consciente de su identidad espiritual, intelectual, emocional y física puede poner en práctica sus conocimientos para compartirlos con todos los demás.

Este post surge a raíz de otro post que un amigo a quien aprecio y estimo mucho por su humildad e inteligencia escribió acerca de ese nacionalismo que debe de existir y que los habitantes de México y de Centroamérica hemos celebrado en los pasados días remembrando la independencia del Reino de España.

El noájida consciente de su identidad sabe que en base al séptimo mandamiento del reforzamiento de las Cortes de Justicia debe de involucrarse en los asuntos políticos de su comunidad y de su Estado, pues en un sistema de gobierno donde haya depositarios de la autoridad, les corresponde a éstos realizar sus funciones de acuerdo a lo que la lógica, la experiencia y la psicología humana guíen como correcto toda vez que al ser nosotros, el pueblo, los que depositamos la autoridad y la confianza en estos funcionarios públicos, tenemos el derecho y la obligación como depositantes de exigirle a los funcionarios públicos que rindan cuentas de su actuar.

Sin embargo, para que esto ocurra es necesario que el noájida consciente de su identidad, sea nativo o residente de determinado lugar, refuerce las Cortes de Justicia y establezca la paz y de la armonía a través de la construcción activa de Shalom, por lo que el nacionalismo juega una parte muy importante en la identidad de cada noájida.

No se trata de recordar lo que otros nos hicieron y de resentirnos con ellos, o de despreciar al vecino por lo que nos quitó o por lo que nosotros le quitamos, tampoco se trata de recordar asuntos de hace siglos o de alardear que logramos independizarnos de tal o cual nación, sino más bien que ese nacionalismo sea un nacionalismo puro y auténtico, que no sea una muestra más del EGO sino del Yo Auténtico.

Si Costa Rica se independizó de España lo hicimos porque consideramos que queríamos una vida independiente y si bien es cierto que los Reyes Católicos y los conquistadores saquearon nuestras tierras, también lo es que eso lo hicieron otros individuos que ya ni vivos están porque eso pasó hace muchos siglos y que el seguir recordando lo que pasó es vivir en el pasado y no en el presente. Los españoles de la  época actual son personas completamente distintas a sus antepasados, no son los antepasados, entonces el seguir viviendo con la espinita de rencor porque en algún momento los españoles antepasados de los actuales saquearon y asesinaron a pueblos enteros, no es sano y más bien tiende a perjudicar, porque recordemos el dicho que reza que la división es hija de la resta.

El nacionalismo no es entonces revanchismo ni chovinismo, tampoco es complejos de inferioridad ni belicosidad, sino más bien es el goce del lugar donde vivimos y la puesta en marcha de la plenitud que como humanos podemos vivir cuando amamos el lugar donde vivimos y hacemos todo lo posible para que ese lugar sea ordenado y limpio. Hay dos estrofas del Himno Nacional de Costa Rica que me gustan mucho y que resumen muy bien lo que es el nacionalismo auténtico y no el egotista, “bajo el límpido azul de tu cielo, blanca y pura descansa la paz y bajo el límpido azul de tu cielo vivan siempre el trabajo y la paz”.

Un individuo no puede realizar su potencial si el Estado es el que le da todo, porque el individuo tiene que trabajar para saberse a sí mismo, porque no hay mayor satisfacción que sentirse y saberse autosuficiente y no hay mayor alegría que saber que con el trabajo que el individuo realiza contribuye al mejoramiento de las relaciones de las otras personas, en tanto que su trabajo sea de construcción de paz y de armonía y no que más bien sea todo lo contrario.

Cuando uno comienza a vivir una vida plena y lo más apartada posible de los pensamientos egotistas, puede ver cómo es que aprecia más el lugar donde vive pero concomitantemente aprecia más también el lugar donde otros viven y lejos de añorar el jardín del vecino más bien uno se pone a podar e irrigar el propio.

Y es que con tanto por aprender en este mundo, tantas culturas con costumbres tan diversas, con gastronomías tan exquisitas, con historias tan fascinantes y con parajes tan hermosos, llegará el día en que la humanidad  se sepa una sola y que más bien esos distingos de nacionalidad, color de piel, etc., en tanto que no impliquen una diferencia de trato en perjuicio de los individuos, serán más bien las diferencias que nos unirán, porque es la diversidad la que engendra y la división la que resta, pues el mundo está lleno de colores y aunque muchos dirán que anteriormente mencioné que la división es hija de la resta y que ahora me estoy contradiciendo, lo cierto del caso es que la división y la diversidad son dos cosas muy distintas.

La homogeneidad que debe de haber es la del cumplimiento de los Siete Mandamientos Universales, pero cada pueblo debe de gobernarse a sí mismo y de buscar diferenciarse de los otros pueblos de una manera positiva y siempre en construcción de paz y de armonía sin revanchismos ni chovinismo. Aunado a esto es necesario que cada individuo se considere así mismo como una persona independiente pero con obligaciones correlativas hacia los demás y cada funcionario público debe de estar versado en aquello que propenda a la paz y a la armonía a través de la verdad, de la justicia y de la caridad.

Cuando ese momento llegue todos seremos más nacionalistas que nunca pero también seremos más humanos que nunca y sabremos que es precisamente por la diversidad que finalmente lograremos unirnos como raza y elevarnos a niveles jamás pensados y la guerra y la violencia serán cosas del pasado.

 

Esa culpa que cargas

3En una de las escenas la película del Abogado del Diablo John Milton (Al Pacino) le dice a Kevin Lomax (Keanu Reeves) que por quién carga al culpa que carga, que quitarse de encima los cargos de consciencia es tan fácil como quitarse una mochila llena de ladrillos y aunque suene un poco cínico lo que John Milton dijo, pues hablaba de una mala acción que Kevin Lomax había cometido a sabiendas que dañaba a una persona inocente, resulta ser que John Milton no estaba tan lejos de la realidad.

Este comentario nace de dos cosas, primero por el post que escribió el Moré sobre cómo los líderes de las religiones, de los partidos políticos, etc., manipulan a las personas y de cómo es que a nivel personal me ha tocado ver muy de cerca el daño que la religión le puede hacer a una persona hasta llevarla a la ruina completa. Todos y cada uno de nosotros tenemos historia de cómo nos han manipulado y sí, cómo también nosotros hemos manipulado, porque nadie está exento de ser parte activa y pasiva en la manipulación y con facilidad los roles se intercambian.

Uno de los libros que me abrió más la mente y que me aumentó mi disgusto hacia las religiones fue la Anatomía del Poder de Kenneth Galbraith pues mediante un análisis serio y lógico el señor Galbraith menciona el punto número uno del post del Moré, cómo echan mano los manipuladores del trinomio de las amenazas, los miedos y las promesas para estafar y desgraciar a la gente.

Son los energúmenos que mantienen a las esposas en las iglesias, salones, dizque-sinagogas, centros de reunión, etc., recordándoles cómo es que dios les va a bendecir si se esclavizan día y noche en esos aposentos mientras el cínico le es infiel a la esposa con cuanta mujer u hombre encuentra. Son aquellos infames que juegan con los dos lados porque para poder irnos al cielo tenemos que sufrir aquí, pero no sólo no basta con sufrir, pues ese sufrimiento debe seguir una serie de reglas para que se sufra de acuerdo a lo que a los “líderes” les conviene; bienaventurados son los pobres pero el pastor anda en un Mercedes Benz nuevo, maldito el hombre que cree en el hombre pero el abogado del pastor es su salvación cuando el gobierno le viene a cobrar los impuestos, no desearás a la mujer de tu prójimo pero el pastor y su séquito tienen derecho de acostarse con quien quieran, en fin, son tantas las cosas que hay para manipular que el trinomio que menciona el Moré fue precisamente el que mencionó Kenneth Galbraith, o sea, qué esperanza puede tener una pobre alma que hace las cosas mal, entiéndase mal de acuerdo a la realidad del culto, si va a sufrir acá y en el más allá?

Luego viene el lema que repiten hasta el cansancio, “todo lo puedo en…”, y que puede ser completado con cualquiera de las deidades que se ha inventado el ser humano porque a través de la historia unos le llaman Osiris, otros Zeus, otros Jesús, Surya, en fin, todo una serie de calificativos que en mayor o menor medida coinciden con el ciclo solar para explicar el movimiento de traslación de la Tierra pero que los vivaces a través de la historia guardan consigo mismos para poder drenarle las energías a las personas.

Tenía razón Maimónides cuando hablaba que el origen de la idolatría se dio en adorar a las estrellas porque para los que somos amantes de la Ciencia y de la Tecnología, nos parecía inaudito que pueblos enteros se masacraran, que personas malgastaren sus vidas encerrados en templos, etc., para adorar estrellas que como no se pueden alcanzar entonces se fabrican muñequitos e historietas para someter a casi toda la humanidad. Y es que no hay nada como prometerle el cielo y la tierra a las personas para que hagan lo que el líder quiere. Bueno, veamos este ejemplo tan sencillo, en todas las campañas políticas a través de la historia siempre se promete más de lo que realmente se piensa dar o se puede dar porque de otra manera la gente no escoge a quien quiera dirigirles si les hace promesas realistas.

 

En la Universidad tuvimos un ejemplo muy interesante de eso. Las elecciones de hace dos años las perdimos porque la estrategia de campaña se basó en hacer promesas realistas que estuvieran a nuestro alcance mientras que nuestro contrincante prometió el cielo y la tierra. Muchas veces las personas no obstante que sepan que se les está mintiendo prefieren vivir en la mentira donde se les promete que otro hará las cosas por ellos que tomar las riendas de su vida y vivir en la realidad.

Nosotros no ganamos las elecciones porque instamos a todos a trabajar en mejorar a la universidad, creo que fue Homero Simpson quien mejor lo resumió cuando le dijo a Lisa que dejará de pensar porque para eso los estadounidenses tienen a oficiales gubernamentales electos que piensan por el resto de las personas. Y es que muy pocas personas son las que toman la iniciativa de controlar sus vidas, de echar mano de esa gran bendición que es el libre albedrío, de levantarse y decir “esta es mi vida y yo soy quien quiero ser, no quien otros quieren que yo sea”, claro está, respetando la ley, la moral y las buenas costumbres, y por estas tres no es lo que las religiones quieran sino lo que la lógica, la experiencia y la psicología humana demuestren que es lo adecuado.

Hay que ser curioso y no tomar por sentado lo que alguien le diga a uno de buenas a primeras. Hay una frase con la que yo no estoy de acuerdo, “explicación no pedida y dada, culpa aceptada”. Si uno va a decir algo más vale que tenga cómo respaldarlo más allá de un testimonio porque testimonios y testigos mentirosos sobran, pero la prueba es la prueba. Mejor explicar de una vez corto, conciso, pero explicar, porque es precisamente por la falta de explicaciones y problemas en la comunicación que surgen los conflictos.

Ese cuento de no cuestionar es lo que utilizan las religiones axiológicas, políticas, etc., para hacerse del poder. Los seres humanos somos curiosos por naturaleza y en nuestro ser está el preguntar, el indagar, el no creer de buenas a primeras lo que se nos dice, por eso el concepto de creer después de investigar, es uno de los conceptos más avanzados para la humanidad pero que de aplicarse como tiene que ser implicaría la quiebra de los negocios de la religión y de los partidos políticos. Es más, nótese cómo es que la religión siempre va de la mano con la política. Por algo será, no?

El Moré cubrió el resto de los puntos así que no considero necesario que yo repita lo mismo. Lo que sí me gustaría hacer es compartir un esquema que yo utilizo para cuando vienen con cuentos chinos, me ha servido como asistente de juez, en el litigio, en la universidad y en la vida en general.

Cuando alguien un cuento te venga a contar

No le creas que él te tendrá que probar

Más allá de testimonio o palabra

Pues la voz por sí sola se descalabra

 

Y no por nada dice el proverbio chino

Que los papelitos son los que hablan

Que la palabra se va por donde vino

Si la prueba del  hecho calla

 

Y si te aplican palos y zanahorias para que creas

No seas necio y abre tus ojos para que veas

Porque quien de la realidad se desconecta

Termina  pasando sus días en secta

 

Para la vida no hay mejor medicina

Que vivir a plenitud y en libertad

porque ningún manipulador gana y domina

A quien se conoce a sí mismo en verdad.