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Información para nueva edición de «El Camino del Gentil Justo»

Estimados amigos.

Rabí Chaim Clorfene me ha comentado que está preparando una segunda edición de «El Camino del Gentil Justo». Esta extenderá varios tópicos incluyendo el crecimiento del movimiento noájida desde 1987 cuando apareció la primera edición. También incluirá un nuevo capítulo dedicado a «el Guer Toshav en el mundo actual». El Rabí quisierá tener un estimado del número de noájidas latinoamericanos y de otras latitudes.

Yo he pensado que podríamos ayudar. En Ecuador trataré de recopilar información sobre noájidas observantes: nombres, teléfonos y direcciones electrónicas. ¿Quién podría apoyar con estra tarea en Colombia, Venezuela, Panamá, Chile, etc.? La idea es que una vez recopilado el archivo (y sus eventuales actualizaciones) me lo envíen para poder recopilar la información en un solo documento.

¡Mil gracias!

Juan

Salmo 81

Según expresa el inspirado salmista, al pueblo judío durante su travesía por el desierto, el Eterno dijo: "Abre bien tu boca, y la llenaré." (Tehilim / Salmos 81:11).
A aquellos judíos y a nadie más. No a nosotros, no a los otros pueblos de aquella época, ni antes, ni después. Solamente a ellos. Esto está evidente y manifiesto en el contexto directo del versículo.

Podemos preguntar, ¿por qué a ellos?
¿Qué había de única en aquella generación?
Podemos reconocer que era una etapa única, germinal, en la cual estaba naciendo la nación judía.
Antes de la Revelación en Sinaí solamente existía en el mundo una única identidad espiritual humana: la noájica. Luego de la Entrega de la Torá, a partir de aquella ocasión, nació en el mundo la identidad espiritual judía, por ello es destacado aquella coyuntura como el nacimiento de la nación judía propiamente dicha (hasta aquel entonces eran tribus que descendían de los mismos patriarcas, gentiles que contaban con una promesa de Dios a sus padres y la señal en sus cuerpos de aquella promesa).
Sí, era un tiempo único, propicio para milagros sorprendentes y cotidianos, mensajes de alto contenido profético de manera habitual, manifestación de la Divina Presencia que conducía a los judíos desde la esclavitud a la redención.
Para pasar del sometimiento en Egipto a la independencia en Israel, era necesario un proceso de cambio profundo, de perfeccionamiento, de remoción de costras dañinas, de emancipación del Yo Esencial de las cubiertas opresoras que impone el EGO. Tuvieron que ascender desde el portal más extremo de oscurecimiento hacia el ápice de mayor elevación posible para un humano.
Tenían tanto por desaprender tenían aquellos judíos, profundamente sumergidos en el lodo de la esclavitud multidimensional, muchísimo. Estaban en un circuito para poder habilitarse y actuar en un alto grado de santidad, acorde a lo que es objetivo de cada persona, según su nivel.
Por ello, fue el punto más alto de la historia de la humanidad, comparable a lo que esperamos sea la Era Mesiánica.
Uno en el cual la intervención divina era cotidiana, manifiesta, activa, sin ocultamientos.
Puede compararse también con una nueva creación, el génesis dentro del génesis.

Por ello, para aquellos judíos en particular estaba hecho el ofrecimiento: abre con bien tu boca, que Yo (Dios) la llenaré.
¿Que significa esto?
Algunos opinan que el Eterno satisfaría los ruegos de los judíos del desierto. Es una idea que nos parece comprensible, de acuerdo al contexto que explicamos más arriba. Porque los judíos, probablemente, pedirían cosas que los ayudaran a salir del pozo del EGO para avanzar en la senda del AMOR. ¿Sería razonable otra cosa? Allí estaba la Divina Presencia, ellos eran testigos directos de los prodigios y maravillas que Dios realizó por su liberación, ¿qué otra cosa pedirían que no fuera algo acorde a la Voluntad Celestial?
Algunos lo extrapolan y dicen que esto significa que también hoy día uno debe pedir a Dios, y pedir en abundancia, cosas materiales, lo que desee su corazón, que maravillosamente Dios estará en servicio de entrega inmediata para hacerle el favor a la persona. Como si del genio de la lámpara se tratara, lo cual es un pensamiento que parece rayano en la blasfemia.

Otros explican que sería dar a aquellos judíos todo aquello que les permitiera hacer su parte propia en el trabajo de perfeccionamiento, por ejemplo con conocimiento auténtico de Torá.
Los que extrapolan dicen que también hoy la persona debe pedir a Dios para obtener claridad espiritual, dominio intelectual de cuestiones espirituales.

Otros comentan que no es un “trato” que tiene al hombre como amo y a Dios como siervo, sino una profunda enseñanza de índole práctica: que la persona abra la boca, para hablar con BIEN, palabras que provengan directamente de la neshamá (Yo Esencial), y no desde el EGO. Palabras de bondad, de AMOR, de unificación con el Eterno, por lo cual serían plenas, llenas, completas, de Shalom. Porque, si la persona usa su poder de expresión de manera bondadosa, entonces Dios está presente en sus palabras, en su vida.

En lo personal, considero que la tercera es la opinión que nos brinda mayores enseñanzas concretas y útiles a nosotros, en cualquier generación, circunstancia o identidad espiritual. Porque no nos hace depender de milagros, porque no ubica a Dios en un lugar de servidor nuestro, porque nos impulsa a doblegar nuestro EGO para liberarnos con la guía de la neshamá.

Si bien es cierto que está bien pedir al Eterno y esperar su positiva respuesta, está bien reconocer que todo proviene de Él; personalmente creemos que es una enseñanza de mayor peso el comprender que el rezo aparte de pedir, aparte de agradecer, aparte de alabar, debe ser un tiempo de reflexión, de conocimiento (propio y ajeno) y para el compromiso hacia la acción redentora.
No usar el rezo como un “control remoto” que dispone a Dios según nuestra voluntad, sino permitir que sea Su sagrada chispa la que nos alumbre desde nuestro interior, desde nuestra neshamá y nos conduzca a una vida de construcción de shalom.

Como sea, aquella oportunidad irrepetible fue desperdiciada, porque, continúa narrando el salmista: " …Mi pueblo no escuchó Mi voz; Israel no Me quiso." (Tehilim / Salmos 81:12).
¿Cómo?
¡Es sorprendente!
De haberlo querido ellos podrían haber extirpado el EGO por siempre de sus vidas, sometido a enemigos externos muy poderosos. Tenían al alcance el gozo de la plenitud de la bendición.
Pero no.
No escucharon la voz del Eterno, metáfora para no hacer caso a Su Voluntad.
Ellos no Lo quisieron.
¡Cómo!
¿Cuál puede ser la respuesta?

Y allí, un “lamento” del Eterno: "¡Oh Israel, si me oyeras…! No haya dios extraño en medio de ti, ni te postres ante dios extranjero." (Tehilim / Salmos 81:9-10).
Sí, el “dios” extraño en medio de nosotros es el que acalla con sus gritos la tenue y calma voz del Eterno.
El EGO, esa parte nuestra pero ajena, esa función natural pero que deificamos, eso interno pero que proyecta su imagen en religiones y poderes terrenales, ese que nos impide la unificación de nuestro ser, esa pequeñita parte de nuestro cerebro que nos desvía.
¿Será esa la respuesta?
¿Será por ello que estamos en vale de sombras de muerte en vez de gozar de la plenitud de la bendición constante?
¿Qué opinas?

Resp. 1139 – Dios y dios: la misma farsa con diferente olor ?

frankkk nos consulta:

More, por un lado tenemos al NT que nos dice que vino un mesias que resulta que mataban incluso a los judios por amor a el, pero por el lado del Tanaj tenemos a Dios que dice que los amo tanto que los eligio a los judios y mire las cosas y su magnitud que les pasaron en varias ocaciones de la historia, no puede llegar a ser mas de lo mismo, nada mas que cambia la historia? Ademas es abstracto y hay muchos rabinos y sabios con un entendimiento distinto… Saludos !
Franco Farioli, 19 años, estudiante, Santa Fe, Argentina

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El orgullo

El orgullo es definido en el diccionario (Diccionario de la lengua española © 2005 Espasa-Calpe) como:

  1. m. Autoestima.
  2. Exceso de estimación propia,arrogancia.
  3. Satisfacción personal que se experimenta por algo propio o relativo a uno mismo y que se considera valioso.

Como ocurre con muchísimas otras cualidades, hasta cierto punto es noble pero en su exceso o su defecto puede devenir en problemas, en negatividad.
Precisamos de un monto adecuado de orgullo, que puede ser comprendido así como autoestima ajustada a la realidad; pero cuando se traspasa el límite saludable, estamos ante un monstruo interno que provoca diferentes formas de dolor, para uno y para el prójimo.
La cuestión radica, entonces, en tener claro cuál es ese límite y aprender a controlarse para no sobrepasarlo.

Es interesante advertir que en la Torá no aparece ningún mandamiento o consejo explícitos al respecto de limitar la arrogancia.
Encontramos un pasaje que se refiere al rey judío, el cual debe ser estudioso de la Torá y cumplidor de sus preceptos, entre otras cosas para que:

"no se enaltezca su corazón sobre sus hermanos"
(Devarim / Deuteronomio 17:20)

No es un mandamiento en sí mismo, ni se aplica a todos los judíos o al resto de la humanidad, sino específicamente al rey.
Aquel que se supone tiene todo el poder del reino, que es seguido y obedecido por sus súbditos, que legisla y juzga, lleva a la guerra y hace la paz.
A él se le dice que debe ser esmerado en su conducta, para no ser doblegado por su EGO y terminar actuando reactivamente al sentimiento de impotencia. A él se le exige que lleve una vida estricta de Torá y mandamientos, porque si no se pondrá en un sitial superior a sus hermanos, olvidando que son, precisamente, sus hermanos y no sus esclavos o peones en sus maquinaciones.

Al respecto, el comentarista Ibn Eza, explica:

“se puede enaltecer si se cree libre del cumplimiento de los mandamientos”

Por ello, que se someta a la Constitución judía, a la Ley del Eterno, para que no permita nunca la idea o sentimiento vanidoso de suponerse diferente y superior al resto de los mortales.
Es triste, pero la historia lo demuestra una y otra vez, como el hombre se confunde cuando sorbe un poco de poder, y entonces deja de actuar con humildad, pierde el norte, cae en acciones tremendas, desprecia la vida y dignidad de su prójimo, todo por sentirse por encima de las leyes, por creerse libre para actuar según su propia complacencia (que suele ser solamente EGO y nada más que EGO).

En tanto el Ramban enseña al respecto del pasaje de la Torá que se evidencia la prohibición de la Torá con respecto a la GAAVÁ, el orgullo. Su deducción es la siguiente: si el rey, hombre poderoso si lo hay en el país, tiene prohibido enorgullecerse, ¡cuánto más el común de los ciudadanos, que no cuentan con tanto poder! Solo Dios es digno de orgullo, de altivez. En tanto el hombre no, ni siquiera el rey. Por lo cual nos recuerda el pasaje inspirado:

"Abominación es al Eterno todo altivo de corazón; de ninguna manera quedará impune."
(Mishlei / Proverbios 16:5)

El “Sefer Mitzvot Gadol” enumera la prohibición del orgullo dentro del precepto (para judíos) 64, a partir del versículo:

"Cuídate de no olvidarte del Eterno tu Elokim"
(Devarim / Deuteronomio 8:11)

Entendiendo que el orgulloso pone a su EGO en el sitial del Eterno.
Deja de adorar al Eterno para servir a su EGO.
Se olvida de Dios, de tanto orgullo que invade su corazón.

Como pasó con el rey de Babilonia, sobre el cual fue profetizado:

"Tú has dicho en tu corazón: ‘Subiré al cielo en lo alto; hasta las estrellas de Elokim levantaré mi trono y me sentaré en el monte de la asamblea, en las regiones más distantes del norte.
Subiré sobre las alturas de las nubes y seré semejante al Altísimo.’"
(Ieshaiá / Isaías 14:13-14)

A ese punto llega el orgulloso, a creerse un dios, a asemejarse con el Creador.
Como otro perverso en la historia de las religiones, del cual se dice que afirmó:

"El Padre y yo somos uno" (Jn 10,30) y "Quien me ve a mí, ve al Padre" (Jn 14,10)

Ese orgullo enfermo, insano, abominable, que es plena idolatría y muerte en vida.

Como bien describe el profeta al altivo rey, y como él a cualquiera que se deja esclavizar por el orgullo:

"Por tanto, así ha dicho el Señor Elokim: ‘Por cuanto se elevó en estatura y levantó su copa hasta las nubes, y su corazón se enalteció con su altura, por eso lo he entregado en mano de la más poderosa de la naciones, que ciertamente hará con él conforme a su impiedad. Yo lo he desechado; y los extranjeros, los más crueles de los pueblos, lo cortan y lo abandonan. Sobre los montes y en todos los valles cae su follaje, y sus ramas son rotas en todas las quebradas de la tierra. Todos los pueblos de la tierra se van de su sombra; lo abandonan.
Sobre su tronco caído habitan todas las aves del cielo, y sobre sus ramas están todos los animales del campo.
Así sucede para que ninguno de los árboles que crecen junto a las aguas se exalte por su altura, ni levante su copa hasta las nubes; y para que ninguno de los árboles que beben aguas confíe en la altura de sus ramas. Porque todos son entregados a la muerte, a la parte más baja de la tierra, en medio de los hijos de los hombres que descienden a la fosa.»"
(Iejezkel / Ezequiel 31:10-14)

El Talmud lo expresa con claridad, este aspecto del EGO ocupando el lugar de Dios, cuando los Sabios mencionan a Dios afirmando:

“Él y Yo no podemos vivir en el mismo mundo”… “se lo debe talar (al orgulloso) como a un árbol dedicado al culto idolátrico”
(Pesajim 66b y Sotá 5a)

Sin embargo, el orgullo dentro de su límite es imprescindible, tal como en el caso de los reyes indica el Talmud:

“¿Por qué fracasó el rey Shaúl?
Porque despreció su honor (orgullo).”
(Ioma 22b)

Y en el mismo Talmud se enseña que del Sabio se espera que tenga 1/64 de orgullo, porque es indispensable para preservar su sabiduría y poder hacer un uso acorde de ella.
Como por ejemplo, el equipo deportivo o deportista solitario, que está siendo ampliamente derrotado pero igualmente sigue jugando el partido con nobleza, con entereza, como si estuviera cero a cero, sin esquivar la responsabilidad, porque respeta al rival, al público, al deporte y especialmente a sí mismo.

Así pues, el orgullo, entendido como autoestima, honor propio y necesario, dignidad, respeto, es aquel que se encuentra dentro del marco de lo saludable y correcto; pero cuando se rompe ese límite y el sentimiento de altivez invade pensamientos y emociones, la persona está en declive, cavando su propia fosa fatal.
Como aconteció en la conocida historia de la Torá:

"Entonces Moshé [Moisés] mandó llamar a Datán y a Abiram, hijos de Eliab, pero ellos respondieron: -¡No subiremos!
¿Te parece poca cosa que nos hayas hecho subir de una tierra que fluye leche y miel a fin de hacernos morir en el desierto, para que también insistas en enseñorearte sobre nosotros?
Tampoco nos has traído a una tierra que fluye leche y miel, ni nos has dado heredades de campos y viñas. ¿Vas a sacar los ojos a estos hombres? ¡No subiremos!
Entonces Moshé [Moisés] se enojó muchísimo y dijo al Eterno: -¡No aceptes su ofrenda! Ni siquiera un asno he tomado de ellos, ni a ninguno de ellos he hecho daño.

Aconteció que al acabar él de hablar todas estas palabras, se rompió la tierra que estaba debajo de ellos.
La tierra abrió su boca y se los tragó a ellos, a sus familias y a todos los hombres que eran de Koraj [Coré], junto con todos sus bienes.
Ellos con todo lo que tenían descendieron vivos al Sheol. La tierra los cubrió, y perecieron en medio de la asamblea."
(Bemidbar / Números 16:12-33)

Aquellos que enfermos de orgullo se creían por encima de Moshé (el más humilde de los hombres), y que gritaban a quien quisiera oír que ellos “no subirían”, y que ellos morirían en el desierto; esos terminaron cayendo en lo profundo del abismo que se abrió a sus pies. Como una paradoja jocosamente mortal, los que pretenden ser más de lo que son, llenos de vanagloria, terminan por tropezar y ser menos de lo que pueden llegar a ser.

Por esto, Maimónides que siempre predicó andar por el justo camino del medio, en el caso del orgullo pregona que la persona sea muy cuidadosa, que sepa defender su dignidad y no despreciar su honor, pero se atenga a ser muy modesto y a que su corazón no se hinche pretenciosamente. Es que, como mencionamos, muy pronto el EGO consume las energías, desvía la senda, nubla el entendimiento y hasta el más brillante pierde su capacidad a causa del orgullo (Pesajim 66b).

El Ramban, en la carta de la ética que envió a su hijo, le explica que uno puede ejercer control sobre el orgullo, en parte, al emplear lo que nosotros denominamos Comunicación Auténtica (busca al respecto en el sitio, hay abundante material disponible). Previniendo las reacciones automáticas del EGO, para contenerlo y de esa forma sostener el orgullo en su justa medida. Así, la persona no trata de manipular, no llama la atención de modos indecorosos, no emplea la violencia en ninguna forma, sino que respeta y pretende ser respetado.

En tanto el Ramjal, en Mesilat Iesharim capítulo 11, nos señala algo que es fácilmente reconocible: el orgulloso trata de tapar sus falencias, de hacerse el distraído, de negarlas, de seguir empecinado en el error por el mero hecho de no reconocer su debilidad. Está en constante huida de sí mismo, negando su realidad, inventando excusas para mantenerse en la celdita mental que lo tiene esclavo a pesar de estar la puerta abierta y sin cerrojo. Es que el orgullo, digna herramienta del EGO, sirve fielmente a su señor, pues deja a la persona sumida en impotencia (real o sentida) y por tanto reaccionando de forma automática desde el EGO.

Por tanto, cuando hay una sobre valoración (desmedida) de los deseos, ideas, acciones, opiniones, sentimientos, objetos propios, estamos ante un traspaso del límite saludable.
Lo que conllevará, tarde o temprano, el menoscabo hacia los demás.
El reemplazo de una realidad compartida por otra pergeñada por el EGO, para que acomode a los propios intereses, que finalmente serán reactivos a la impotencia y terminarán en impotencia.

Como aquel que habiéndose dado cuenta de su error, prefiere seguir en él, con la excusa de que es muy tarde para arrepentirse; o ha perdido mucho tiempo en esa senda falsa y sería penoso reconocerlo; o le da vergüenza admitir no ser “perfecto”; o huecas vanidades similares.
Como aquel que por no querer aparecer como menos a ojos de los demás se queda en ignorancia, en falsa sapiencia, en error, en dolor, en angustia, todo por no querer parecer inferior, necesitado, impotente. Lo cierto, es que es impotente y multiplicado por aferrarse a lo que lo empobrece.
Como aquel que evita situaciones que le sugieren vergüenza, o incomodidad, o de alguna forma ser centro de atención negativa, por lo cual se queda encerrado, quieto, inmóvil, oculto, camuflado, no sea cosa que alguien reconozca su estado de supuesta inferioridad, que probablemente solo exista en su imaginación.
Como aquella persona maltratada en su relación matrimonial, o víctima de hostigamiento laboral, que no tiene nada para perder si hace la denuncia judicial correspondiente, pero (en parte, y solo en parte) su orgullo le impide proceder, para lo cual encontrará justificativos más que razonables, pero que solamente le hunden en la violencia, en el malestar, en la muerte en vida.
Y así, podemos seguir recordando a amigos y pacientes, a personajes de libros o los que vimos en películas, o a nosotros mismos.

¿Qué hemos aprendido hoy y cómo nos ayuda a mejorar nuestra vida?

Resp. 1136 – Se han recopilado todos los libros sagrados del Tanaj?

shyngr nos consulta:

Hola moré, quería consultarle: ¿Sabe ud de algún libro sagrado
del Tanaj que haga falta por recopilar?
Mi preg. surge porque estuve hablando con una persona seguidora del dios cristiano y alega que en la su biblia(N.T.) aquellas citas que dicen: "como dice la escritura…" (Juan 7:38) y no incluye la referencia al Tanaj es porque tal vez haya libros que no se han encontrado aún por eso no hay referencia específica pero quizá esos autores si los conocieron.

Muchas gracias y shalom.
Shy Ng, 32, ingeniero, san jose, CR

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¿Tendrá efectos?

Un amable amigo de FB (creo que colombiano) puso recién el siguiente mensaje: “shavua tov, buena semana a todos, sea de mucha bendicion esta semana que comienza de, mucha parnasa, refuah shelema, hatzlaja kalcala, jojma, bina”.
Con total ignorancia de mi parte y buena intención comenté: “Pregunta, para aprender no más, ¿si se dice eso mismo en español, no tiene efectos?

Y a ti, ¿qué te parece?
¡Buena semana!

Celebración formal

Llegan las fiestas nacionales, como por ejemplo hoy que se conmemoró el nacimiento del prócer patrio (uruguayo), Don José Artigas, y en los colegios se hacen celebraciones.
Entran las banderas, acompañadas por los compases de rigor.
Se entona el himno patrio.
Ambas situaciones, por supuesto, que de pie.
Se oyen aburridos, pomposos, interminables discursos de las “autoridades” escolares de turno.
Los niños hacen su parte del “show”.
Cantan, viejas canciones recordando al héroe de la nación. Músicas desacompasadas con nuestro tiempo y las vivencias cotidianas de los pequeños.
Entonan sincopados poemas, rimbombantes, también aburridos, en un léxico incomprensible, saturado de simbolismo para el cual la tele no los prepara y los chateos del Facebook/Twitter aún menos.
Y bailan, ritmos anacrónicos, de los 1700s, 1800s, principios de nuestra bella y pequeña nación a un costadito del Atlántico. Muy triste, muy campestre con sabor a rancio y falso, muy antiguo, muy extraño para sus vidas, ajeno a lo que hacen, saben, sienten. Pero que tuvieron que ensayar durante meses, una y otra vez, para esos tres minutos de “esplendor” ante la familia, los congragados. En unción con el pasado que desde el “olimpo de la historia” los observa.
Se les hace girar en remolinos exóticos, rememorando antepasados que probablemente no son propios, en pericones, valsecitos, vidalitas, minués, gatos con relaciones, todo muy extraño, pero que aprenden a instancias de sus maestros de canto, de baile, de idioma español, de historia. Y deben manifestarlo ante el ávido público, padres, abuelos, hermanos, el tío, aquel y aquella, que están presentes, que filman, que toman fotos, que comentan, que aplauden y se aburren igual que yo pero no lo confiesan. ¿Para cuántos de ellos todo esto tiene un sentido real, práctico, de identidad, de compromiso? Por ejemplo, el bello himno nacional repite en su estribillo “libertad o con gloria morir”… ¿en serio los que lo cantan se comprometen con esas estrofas? ¿Si llegara el caso cumplirían con ello?
O, por ejemplo, en esta fecha patria se les hace prometer a los pequeños de 6 años y jurar a los de 12 la “fidelidad a la bandera”, y entre el compromiso se cuelan las palabras: “¿Juráis … defender con sacrificio de vuestra vida, si fuere preciso, la Constitución y las Leyes de la República, el honor y la integridad de la Nación y sus instituciones democráticas, todo lo cual simboliza esta Bandera?”.
¿Esos niños entienden lo que se les está requiriendo? ¿Lo aprueban de corazón? ¿Pueden negarse? ¿Pueden? (Sin el comprobante del acto, no pueden realizarse luego ciertos trámites legales. Así, que poder pueden… pero…)
¿Es de corazón? ¿Es con compromiso? ¿Es real o un espectáculo?
¿O es un mero formulismo, algo más como esos anodinos bailes, insípidas cancioncitas, estrafalarios poemas, rebuscados discursos, escenificaciones extravagantes? ¿Solo el ritual, cumplido con el rictus que se repite generación tras generación y cada vez pierde más noción y realidad?
No faltan los aplausos acaramelados, los gritos de “viva la patria”, las exteriorizaciones de un orgullo nacional o por el nene que tan lindo recitó-bailó-cantó-estuvo parado como momia-juró la bandera o lo que sea que la criatura haya hecho.
La gente luego se pone de pie. Salen las banderas nuevamente con el público respetuosamente de pie. Luego, cada cual sale disparado para sus vidas. Es que es un día feriado pero laborable, hay muchos que tienen que regresar a la vida cotidiana, sin emblemas, sin rituales, sin conexión con ese ajeno pasado, sin palabras incomprensibles, sin tanto formalismo vacío, con otras vaciedades…
Pero están también los que van a celebrar con los recientes comprometidos a morir por la patria y lo que algún político loco o avivado se le ocurra.
Y los que celebran, también hoy, el día del abuelo. Entonces, se reúnen en familia y por ahí vuelven a entonar el himno a Artigas, o “A Don José” de los olimareños, o qué puedo yo saber…

A todo esto, ¡qué tan parecido a muchísimas celebraciones de bar y bat mitzvá de niños y niñas judías!
Tan parecido a judíos y noájidas que llegados el caso, actúan su parte, dicen los lemas, reproducen movimientos, se mimetizan con rituales, para luego despojarse de todo ello y hacer otra cosa…

EGO bueno, EGO malo

El rey Balak de Moab teme ser derrotado por Israel, que viene avanzando hacia la Tierra de Promisión. El rey ha visto como cayeron uno tras otro los enemigos que se atrevieron a enfrentarlo. Sus consejeros le explican que no es casualidad o poderío militar solamente, sino que los judíos se preparan de diversos modos para obtener éxito, en particular al tratar de vivir con sensibilidad espiritual, en adhesión a Hashem. La fórmula es simple: la fortaleza espiritual, afirma el desarrollo armonioso del resto de las capacidades individuales y grupales. Por lo cual, Balak deberá corromper la espiritualidad judía, así tendrá chance para vencerlos con las armas. Con este consejo, el rey manda emisarios con muchas riquezas para contratar al célebre brujo Bileam para que éste maldiga al pueblo y por tanto decaiga en su compromiso espiritual y así se debilite y se derrumbe.
Bileam desea el poder, la fama, el dinero y especialmente la destrucción de la espiritualidad judía, ha sido un enconado enemigo por décadas y ésta es una oportunidad para ver sus sueños realizados. Pero, “algo” en su interior lo refrena, por lo que pide que Hashem le autorice a cumplir con tan nefasto plan. El Eterno lo rechaza, pero el hechicero sigue insistiendo, así como los emisarios del rey siguen llegando cada vez con mayores tesoros y promesas.
Tras insistir y negociar, irá al encuentro de Israel, pero con la condición de que solamente dirá aquello que Dios le trasmita.
Va montado sobre su fiel asna, cuando de pronto ésta se desvía hacia el campo. Bileam le pega con su palo para que regrese al camino.
Al rato, en una zona de viñedos, la asna gira y aprieta la pierna del hombre contra una valla de piedra al costado de la carretera. Él le pega, por enojo y para que el animal marche sin desviarse.
Al ratito, en una zona muy estrecha y flanqueada por muros, la asna se deja caer al suelo. Como ciega respuesta, el brujo enfurecido la castiga.
En las tres ocasiones la asna había visto delante de ellos a un enviado de Hashem que tenía una espada desenfundada y dirigida mortalmente hacia Bileam. En las tres oportunidades el simple animal salvó la vida de su amo. Y en los tres momentos la borrica fue maltratada, cada vez con mayor violencia y depravación por parte de aquel que ella estaba salvando. En ninguna de las veces el profeta pagano advirtió lo que estaba sucediendo realmente, fue obtuso para percibir el peligro, inútil para salvarse, necio para agradecer la bondad y auxilio de su animal.
Ocurrió un milagro, o tal vez fue parte de una visión profética, y la asna habló: "-¿Qué te he hecho para que me hayas azotado estas tres veces?
Bileam respondió a la asna: -¡Porque te burlas de mí! ¡Ojalá tuviera una espada en mi mano! ¡Ahora mismo te mataría!
La asna dijo a Bileam: -¿Acaso no soy yo tu asna? Sobre mí has montado desde que me tienes hasta el día de hoy. ¿Acaso acostumbro hacer esto contigo?
Y él respondió: -No.
Entonces el Eterno abrió los ojos a Bileam, y él vio al enviado del Eterno de pie en el camino, con su espada desenvainada en su mano. Bileam se inclinó y se postró sobre su rostro, y el enviado del Eterno le dijo: -¿Por qué has azotado a tu asna estas tres veces? He aquí, yo he salido como adversario, porque tu camino es perverso delante de mí. La asna me ha visto y se ha apartado de mi presencia estas tres veces. Si no se hubiera apartado de mí, yo te habría matado a ti, y a ella habría dejado viva."
(Bemidbar / Números 22:28-33).

1. ¿Sabes cómo continúa esta historia y la del pedido de maldecir a Israel?

2. ¿Finalmente, Bileam y Balak vencieron a Israel?

3. ¿Fueron maldiciones las que debilitaron a los judíos o alguna otra cosa?

4. ¿Qué representan los tres desvíos de la asna así como las respuestas del brujo?

5. ¿Te animas a escribir tres preguntas que te surgen al leer este breve comentario de la parashá?

6. ¿Te das cuenta cómo representa el título al texto?