Archivo de la categoría: Estudios de espiritualidad

Ver mas en #Tora gentil /#

Salmo 81

Según expresa el inspirado salmista, al pueblo judío durante su travesía por el desierto, el Eterno dijo: "Abre bien tu boca, y la llenaré." (Tehilim / Salmos 81:11).
A aquellos judíos y a nadie más. No a nosotros, no a los otros pueblos de aquella época, ni antes, ni después. Solamente a ellos. Esto está evidente y manifiesto en el contexto directo del versículo.

Podemos preguntar, ¿por qué a ellos?
¿Qué había de única en aquella generación?
Podemos reconocer que era una etapa única, germinal, en la cual estaba naciendo la nación judía.
Antes de la Revelación en Sinaí solamente existía en el mundo una única identidad espiritual humana: la noájica. Luego de la Entrega de la Torá, a partir de aquella ocasión, nació en el mundo la identidad espiritual judía, por ello es destacado aquella coyuntura como el nacimiento de la nación judía propiamente dicha (hasta aquel entonces eran tribus que descendían de los mismos patriarcas, gentiles que contaban con una promesa de Dios a sus padres y la señal en sus cuerpos de aquella promesa).
Sí, era un tiempo único, propicio para milagros sorprendentes y cotidianos, mensajes de alto contenido profético de manera habitual, manifestación de la Divina Presencia que conducía a los judíos desde la esclavitud a la redención.
Para pasar del sometimiento en Egipto a la independencia en Israel, era necesario un proceso de cambio profundo, de perfeccionamiento, de remoción de costras dañinas, de emancipación del Yo Esencial de las cubiertas opresoras que impone el EGO. Tuvieron que ascender desde el portal más extremo de oscurecimiento hacia el ápice de mayor elevación posible para un humano.
Tenían tanto por desaprender tenían aquellos judíos, profundamente sumergidos en el lodo de la esclavitud multidimensional, muchísimo. Estaban en un circuito para poder habilitarse y actuar en un alto grado de santidad, acorde a lo que es objetivo de cada persona, según su nivel.
Por ello, fue el punto más alto de la historia de la humanidad, comparable a lo que esperamos sea la Era Mesiánica.
Uno en el cual la intervención divina era cotidiana, manifiesta, activa, sin ocultamientos.
Puede compararse también con una nueva creación, el génesis dentro del génesis.

Por ello, para aquellos judíos en particular estaba hecho el ofrecimiento: abre con bien tu boca, que Yo (Dios) la llenaré.
¿Que significa esto?
Algunos opinan que el Eterno satisfaría los ruegos de los judíos del desierto. Es una idea que nos parece comprensible, de acuerdo al contexto que explicamos más arriba. Porque los judíos, probablemente, pedirían cosas que los ayudaran a salir del pozo del EGO para avanzar en la senda del AMOR. ¿Sería razonable otra cosa? Allí estaba la Divina Presencia, ellos eran testigos directos de los prodigios y maravillas que Dios realizó por su liberación, ¿qué otra cosa pedirían que no fuera algo acorde a la Voluntad Celestial?
Algunos lo extrapolan y dicen que esto significa que también hoy día uno debe pedir a Dios, y pedir en abundancia, cosas materiales, lo que desee su corazón, que maravillosamente Dios estará en servicio de entrega inmediata para hacerle el favor a la persona. Como si del genio de la lámpara se tratara, lo cual es un pensamiento que parece rayano en la blasfemia.

Otros explican que sería dar a aquellos judíos todo aquello que les permitiera hacer su parte propia en el trabajo de perfeccionamiento, por ejemplo con conocimiento auténtico de Torá.
Los que extrapolan dicen que también hoy la persona debe pedir a Dios para obtener claridad espiritual, dominio intelectual de cuestiones espirituales.

Otros comentan que no es un “trato” que tiene al hombre como amo y a Dios como siervo, sino una profunda enseñanza de índole práctica: que la persona abra la boca, para hablar con BIEN, palabras que provengan directamente de la neshamá (Yo Esencial), y no desde el EGO. Palabras de bondad, de AMOR, de unificación con el Eterno, por lo cual serían plenas, llenas, completas, de Shalom. Porque, si la persona usa su poder de expresión de manera bondadosa, entonces Dios está presente en sus palabras, en su vida.

En lo personal, considero que la tercera es la opinión que nos brinda mayores enseñanzas concretas y útiles a nosotros, en cualquier generación, circunstancia o identidad espiritual. Porque no nos hace depender de milagros, porque no ubica a Dios en un lugar de servidor nuestro, porque nos impulsa a doblegar nuestro EGO para liberarnos con la guía de la neshamá.

Si bien es cierto que está bien pedir al Eterno y esperar su positiva respuesta, está bien reconocer que todo proviene de Él; personalmente creemos que es una enseñanza de mayor peso el comprender que el rezo aparte de pedir, aparte de agradecer, aparte de alabar, debe ser un tiempo de reflexión, de conocimiento (propio y ajeno) y para el compromiso hacia la acción redentora.
No usar el rezo como un “control remoto” que dispone a Dios según nuestra voluntad, sino permitir que sea Su sagrada chispa la que nos alumbre desde nuestro interior, desde nuestra neshamá y nos conduzca a una vida de construcción de shalom.

Como sea, aquella oportunidad irrepetible fue desperdiciada, porque, continúa narrando el salmista: " …Mi pueblo no escuchó Mi voz; Israel no Me quiso." (Tehilim / Salmos 81:12).
¿Cómo?
¡Es sorprendente!
De haberlo querido ellos podrían haber extirpado el EGO por siempre de sus vidas, sometido a enemigos externos muy poderosos. Tenían al alcance el gozo de la plenitud de la bendición.
Pero no.
No escucharon la voz del Eterno, metáfora para no hacer caso a Su Voluntad.
Ellos no Lo quisieron.
¡Cómo!
¿Cuál puede ser la respuesta?

Y allí, un “lamento” del Eterno: "¡Oh Israel, si me oyeras…! No haya dios extraño en medio de ti, ni te postres ante dios extranjero." (Tehilim / Salmos 81:9-10).
Sí, el “dios” extraño en medio de nosotros es el que acalla con sus gritos la tenue y calma voz del Eterno.
El EGO, esa parte nuestra pero ajena, esa función natural pero que deificamos, eso interno pero que proyecta su imagen en religiones y poderes terrenales, ese que nos impide la unificación de nuestro ser, esa pequeñita parte de nuestro cerebro que nos desvía.
¿Será esa la respuesta?
¿Será por ello que estamos en vale de sombras de muerte en vez de gozar de la plenitud de la bendición constante?
¿Qué opinas?

Milagros y profecías

En lo referente a manifestaciones “sobrenaturales” del Eterno en Su relación con el Hombre, milagros explícitos y profecía, podemos encontrar claras bandas temporales.
A grosso modo:

Etapa

Milagros

Profecía

Adámica-Pre-patriarcal

Intervenciones directas de Hashem en sucesos de relevancia global. El concepto de milagro como intervención «sobrenatural» no tiene cabida en este período.

La comunicación entre Dios y algunos hombres podía ser relativamente fluida.

Patriarcal

Intervenciones que se circunscriben a eventos específicos, que incluyen poblaciones o individuos notables, efectuados generalmente por emisarios celestiales.

Mensajes del Eterno a determinadas personas, particularmente en sueños.

Salida de Egipto-Ingreso a la Tierra de Promisión

Dios opera con “brazo extendido y mano poderosa”, de manera evidente. Los milagros, prodigios y señales acompañan al pueblo judío a diario.

Moshé alcanza el grado de profecía máxima, otras personas reciben visiones proféticas de diferente grado. La profecía finaliza para las naciones y queda limitada a personas judías.

Asentamiento judío en la Tierra de Promisión-Caudillaje

Los milagros son cada vez menos frecuentes y menos explícitos. Aquellas expresiones grandiosas van desapareciendo paulatinamente, siendo mojones y no cotidianos.

Casi no se perciben visiones ni se reciben mensajes proféticos.

Época de los reyes Las manifestaciones concretas del Eterno se reducen aún más. Su Presencia se manifiesta por excelencia en el Templo construido por Shlomó. Hay un auge de revelaciones proféticas. Los escogidos por el Eterno, de los cuales quedan referencias, son unas decenas, quienes dedican sus acciones a corregir la conducta de las personas, para encaminarlas hacia la bondad-justicia-lealtad.

Destrucción del Primer Templo de Jerusalén y exilio

Ya no se perciben más milagros revelados.

Los últimos profetas van muriendo y el canal de conexión entre las neshamot se oscurece, se interponen barreras, hay obstáculos para las visiones.

Exilio de Babilonia hasta la actualidad

El mundo opera de acuerdo a las leyes naturales, no hay evidencias palpables de intervención divina “sobrenatural”. Aquellos sucesos personales y colectivos que socialmente se llaman “milagros”, no parecen tener conexión con lo que el Tanaj y la Tradición refieren como tal.

Solamente quedan esporádicos girones nebulosos de visiones obtenidos durante sueños. Muy escasas personas pueden ser notables en sus ideas inspiradas, pero no se elevan demasiado en la escala profética.

Cuando tenemos presente este panorama, y no sembramos el caos con creencias bien intencionadas pero sin basamento, podemos comprender mucho mejor tanto lo acontecido en las historias “bíblicas” como lo que sucede en nuestro tiempo.

Dios y el sentimiento de culpa

El post anterior a este, dedicado al terrible sentimiento de culpa, brindó algunas pautas para romper con esa esclavitud.
Alguna persona religiosa que las leyera podría opinar algo parecido a: “Pero no menciona a Dios en ninguna parte. Ni habla del poder de los rezos. Ni pide pactar con Él para obtener liberación. Ni espera milagros. Ni usa frases hebras, o cintas de colores, o velas aromáticas, o consejos de rabinos, o…”; o cosas por el estilo.
Y sería correcta la observación del amigo religioso, absolutamente apegada a la realidad del escrito.
Pero, ahora te ayudaré a ver cada uno de los 15 consejos con gafas espirituales, y no religiosas o controladas por el EGO.
Porque recuerda, la religión es antagónica a la espiritualidad. La religión es una proyección del EGO que se corporeiza en institucionalidad social. En tanto que lo espiritual proviene directamente del Eterno, su fundamento es el AMOR, y emplea todos los recursos a su disposición para proyectar la luz del Infinito en las cuestiones cotidianas.

Ahora, acompáñame por favor, te repetiré lo que ya mencioné y en otro color lo que te explico ahora.
Todos o casi todos los comentarios explicativos están fundamentados en postulados arraigados en la Tradición, seguramente encontrarás citas y fuentes a lo largo y ancho de serjudio.com y de fulvida.com. En esta ocasión omitiré citar o apuntar autores. Si estás interesado, tómate el trabajo de hacerlo tú y con gusto los leeré en la sección de comentarios más abajo.
Así pues, ya lo sabes, no serán mis silvestres opiniones personales, sino paráfrasis de personas mucho más grandes que servidor.
Los consejos:

  1. Reconoce que cometer errores es normal.
    Desde el primer error del hombre el Eterno le abrió la puerta para que lo reconociera y así poder enmendarlo.
    Reconocer errores no es otra cosa que habilitarse a encontrarse con uno mismo y así abrazar de nuevo al Padre.
    Si pretendemos que nunca erramos, si con vanidad somos ciegos a nuestras imperfecciones, estamos negando no solamente nuestra humanidad, sino también Su acto de creatividad continua.
    Por lo cual, al admitir nuestra limitación, nuestra potencial caída en faltas, y que esto no nos convierte en pecadores, ni en engendros del demonio, ni en malas personas, estamos afirmando nuestro deseo por establecer un reino celestial en este mundo.
  2. Comete algún errorcito adrede de vez en cuando, nada que sea lesivo ni cause daños a nadie. Por ejemplo, olvídate de ver tu programa favorito en TV; que se te queme una milanesa; que te olvides el cumpleaños de tu suegra (¡esto nunca jamás te ocurra, ella no te lo perdonará!), algo, pequeñito, que no cause dolor a nadie, solamente un malestar molesto a ti. Y reconoce tu error, admítelo y PERDÓNATE. He visto que la gente tiene una enrome dificultad en perdonarSE. Aprende a no ser así.
    El Padre Celestial adrede nos hizo imperfectos, para encontrar el camino a la auto superación, pero además porque la perfección solo le es propia a Él.
    En los puntos de ruptura, allí donde estamos débiles, es cuando tenemos la oportunidad para alcanzar cimas que de otra forma nunca serían escaladas.
    No está en el error en sí la dificultad, sino en cómo lo asumimos, qué hacemos con él, qué tanto dejamos hundirnos por los pesos que son alojados en nuestras mochilas.
  3. Aprende acerca de la TESHUVÁ (proceso de auténtico arrepentimiento) y ponla en práctica lo más rápido que puedas.
    La TESHUVÁ es un secreto a voces desde el comienzo de los tiempos, es una clave indispensable.
    A Él le place la persona que encuentra la senda del arrepentimiento total y sincero.

    Porque de esa manera hacemos nuestra parte como socios en la construcción de un mundo mejor.
  4. Discierne entre lo que realmente es tu culpa y lo que no. Si no puedes hacerlo, porque te sientes culpable de todo, entonces pide ayuda profesional para poder ir investigando con asesoría acerca de lo que has hecho, las implicancias, etc.
    Dios no te juzga por lo que otros han hecho, sino por lo que tú has hecho.
    No permitas que las creencias, las interpretaciones erróneas, el EGO te lleven a una vida de falsedad.
    Ten presente que Dios ES Verdad, idolatría es mentira.
  5. Entrénate en ser un cuestionador, alguien que no teme preguntar para tratar de encontrar la verdad de las cosas. No te quedes con impresiones, no repitas lemas, no seas dogmático, no te pienses que sabes todo (o no sirves para nada), no te fanatices. Pregunta, aprende a hacerlo. Verás que las cosas no son tan simples como parecen, ni tan complejas como parecen. Descubrirás diferentes facetas y tonalidades y no solamente el monolito de blanco o negro que asumes como real.
    Abraham, el patriarca judío, cuestionó alguna vez a Dios sobre Su juicio, lo cual le valió al patriarca ser considerado una persona leal, justa y epitome de la misericordia.
    Preguntar, indagar, cuestionar es parte de nuestra lealtad a Él.
    Por supuesto que en algún momento llegamos al límite, somos tan ínfimos en relación a Él.
    Pero al mismo tiempo tenemos un potencial inmenso, impresionante, para conocer, perfeccionar, ser socios de Él en la construcción de este mundo.
  6. Estudia lo que enseñamos sobre el EGO y coteja cómo se manifiesta en tu vida. Tienes una gran tarea por hacer con esto.
    Antes de la enfermedad Dios ya crea el remedio, está en nosotros descubrirlo, aprender a usarlo, y dejar que fluya aquello que no tiene solución humana.
  7. Asume que puedes controlar lo que está bajo tu dominio, el resto no puedes ni debes controlarlo. Por tanto, lo que pasa no siempre es por ti o fue tu error o culpa. Si estabas en el trabajo cuando tu hijo tuvo un accidente en la escuela, ¡no es tu culpa! Tú debías trabajar, él debía estar en la escuela. Y si hubieras estado con él, no sabes que otra cosa hubiera sucedido. Controlas lo que está bajo tu dominio, el resto déjalo fluir.
    Solo Dios es todopoderoso, solamente Él. Todopoderoso significa eso precisamente: que no conoce la impotencia, ni tiene cabida en Él. Los trucos del EGO, las mentiras, la manipulación, el engaño, la violencia, el alarde vacío, todo lo del EGO no existe en Él.
    Es el poder total, pero incluso así, hay cosas que Él no hace. Algunas porque no tienen sentido, otras porque se auto limita, y otras porque las dejó a la espera de que seas tú quien las haga. Aquello que te corresponde hacer y tú las dejas para que sea Dios quien las haga, se quedan sin hacer…
  8. Reconoce qué es de cada quien y permite que así sea.
    También lo que corresponde a ti en relación a Él y a Él en relación a Sus criaturas.
    Recuerda, Él es el Señor de señores, Rey de reyes, no tu esclavo personal, no un patético mortal que debe acudir a satisfacerte o a brindarte salvaciones mágicas.
    Él no es un ente maligno, abusivo, sediento de venganza, furioso, tal y como lo pintan las religiones y los religiosos.
    Esa es la imagen de su propio dios, el EGO; pero en nada parecido al Eterno.
    El Uno y Único es Amor, pero también Justicia. Tenlo presente y no abuses, ni en menos, ni en más. No corras los límites.
  9. Goza del aquí y ahora en tanto no desperdicias tu futuro.
    Negar las bendiciones que Él te hace llegar, porque crees que te son inmerecidas, o te supones más “santo” por privarte de bienestares, no son maneras de agradar a Dios, sino de contrariarlo.
    Él te brinda los bienes del mundo para que tú los goces, dentro de los límites que Él se ha encargado de marcarte.
    Ya suficiente te limita como para que tú te atribuyas supuesta superioridad por restringirte aún más, e inútilmente.
    Por supuesto, a veces en la mayor limitación se encuentra el modo para alcanzar el buen camino medio; pero que la excepción no sea la norma.
  10. Deja de torturarte con palabras, acciones, recuerdos, relaciones que te mantengan en tu celdita mental.
    Él nos hizo NESHAMÁ –espíritu, Yo Esencial-, y nos alojó temporalmente en esta hogar –cuerpo, mundo-. Nuestra misión es lograr la unificación de nuestras múltiples dimensiones, para que todo el conjunto esté en armonía con lo dictado por el Eterno. Una vida de torturas, de reproches, de quejas, de malestar, de odio, de rencor, de envidia, de impotencia, no es la senda para la unificación, ni para el deleite que nos corresponde como hijos del Eterno, socios Suyos en la tarea de convertir el mundo en un paraíso.
    Al EGO no le sirve que conozcamos nuestro lazo Eterno con el Padre, ni que nos rijamos de acuerdo a las reglas del espíritu, sino que le conviene mantenernos prisioneros de creencias, mitos, dogmas, miedos, ansiedad, angustia, sentimientos de culpa, en fin, todo aquello que nos suma en impotencia.
    Ser espiritual es ser libre.
  11. Ayuda generosamente y sin esperar nada a cambio a alguna persona que esté en situación de necesidad (material, emocional, espiritual, social, etc.). Si no puedes con una persona, hazlo con animales, en una protectora de mascotas por ejemplo. Pero no te quedes en la inmovilidad ni en el egoísmo, sino que sé altruista.
    Es Él el creador.
    ¿Acaso no ama Él Su obra?
    ¿No ha señalado especialmente su amor por el ser humano?
    ¿No ha declarado Él que los Hombres somos Sus hijos?
    Por tanto, cuando colaboras con alguna persona, de manera desinteresada, para su beneficio, estás dando una mano a un hijo del Padre. ¿No estará Él satisfecho con tu obra de bien?
    Y, si por alguna causa no puedes ejercer tu bondad con hombres, o puedes pero quieres ampliar tu marco de acción, no dejes de lado el asistir a los animales, porque también son obras de Sus “manos”.
  12. Usa la Comunicación Auténtica siempre.
    Sí, también a la hora de rezar, o especialmente en ese momento sagrado en el cual desde lo más profundo de ti te encuentras con el Padre celestial.
    El rezar no es ejercer un ritual externo, ni adoptar una pose religiosa. El rezar es que te permitas conectarte con tus multidimensiones, que todo se armonice y contribuya a perfeccionar tu existencia y la del prójimo.
    Así pues, rezar no es repetir palabras, ni pronunciar lemas, ni negociar con Dios, ni informarle a Él de algo que no sabe, o de ordenar al Señor que te sirva a tus necedades. Rezar es aprender a verte en perspectiva, conocerte, amarte, respetarte para así poder hacer lo mismo con el prójimo, de modo de unificarte en verdad con Dios.
    Entonces, serás simple y verídico; respetarás tu lugar y el del Padre; expresarás con ánimo constructivo aquello que quieras comunicar; y no darás nada por presupuesto, sino que rogarás, agradecerás, alabarás y no hablaras DE Dios, sino CON Dios.
  13. Haz ejercicios físicos acorde a tu condición sanitaria.
    Todo lo que el Eterno nos ha dado es para servirLe, también con el cuerpo, por supuesto. Éste no es una celda apestosa, ni un ataúd con vida, ni un lastre mortal, sino el vehículo por medio del cual el espíritu cosecha experiencias y alumbra con la Presencia del Eterno a través de las acciones.
    Cuanto mejor tengamos acondicionado el vehículo, más provechosa será la travesía y mejores resultados serán posibles.
  14. Dedica tiempos para actividades de ocio que sean en compañía, con presencia real pero también vale virtual.
    El ocio es necesario para hacer higiene mental y emocional, además de permitir entablar o fortalecer vínculos emocionales y sociales. Es parte de la nutrición que corresponde a estas otras dimensiones de nuestra personalidad, en tanto que seres que habitan este mundo. Por lo cual, no es una pérdida de tiempo, ni vanidad, ni mundano, más bien todo lo contrario. Es la forma de fortalecernos y de dar al Yo Esencial ocasión de permitirnos descubrir quien realmente somos, quienes estamos siendo y hacia donde queremos dirigirnos.
    El ser humano debe mantener equilibrado y nutrido cada uno de sus planos de existencia, porque el descalabro en uno significa el fracaso en todo el sistema.
    El Eterno no quiere que seamos estropajos, sino personas plenas, integrales, con salud. Mantener la salud, fortalecernos, en cada dimensión, es un mandamiento.
  15. Vive cada instante de tal forma para que no tengas nada por reprocharte. ¿Cómo? Construyendo shalom, actuando con bondad Y justicia Y lealtad. Pero, si no pudiste hacerlo, entonces relee desde el primer ítem de esta lista.
    Si tenemos al Eterno presente en cada momento, no en palabras, no como predicadores de cuestiones huecas, no en simpáticos rituales, tampoco como superstición para obtener beneficios, sin dudas que haremos que cada momento sea especial, único, irrepetible, de plenitud multidimensional integral, por tanto santo.

Una gran lección:

"Al Eterno he puesto siempre delante de mí" – "shiviti Hashem lenegdi tamid"
(Tehilim / Salmos 16:8)

Que tus actos NO sean religiosos, sino de armonía entre tus dimensiones.
Básate en el AMOR, en Dios, y no en dictados del EGO.
Construye Shalom, hasta en las cosas que te resultan más aburridas o cotidianas.
Recuerda, a cada instante tener presente al Eterno, porque siempre estás conectado a Él y debes materializar esa unión en este mundo.
Así, vivirás aquí y en la eternidad.

Pinjás y la acción

Esopo fue un autor de la antigüedad griega, nació hacia el 600 AEC, no se sabe exactamente donde ni los jalones de su historia. A pesar de esto, ha legado sencillas pero profundas enseñanzas, algunas de las cuales hemos venido compartiendo en otras oportunidades. Era politeísta, por lo cual algunas de sus parábolas aluden a sus creencias. Nosotros no compartimos tales opiniones, sin embargo, incluso de esas fábulas podemos aprender. Como enseña el enorme Maimónides: “Recibe la verdad de aquel que la diga” (Introducción a su comentario a Masejet Abot). Así pues, podemos dejar de lado el envase y beneficiarnos del contenido apropiado. Por ejemplo: “Conducía un carretero su carro hacia una aldea, cuando éste cayó a una zanja profunda. El hombre, en lugar de ayudar a los bueyes a salir de aquel pozo, se quedó allí cruzado de brazos, lleno de fe invocaba a los dioses, y en especial a Hércules, que era el de su mayor devoción. Llegó entonces Hércules y le dijo: -¡Empuja una rueda, arrea a los bueyes y no invoques a los dioses si no pones esfuerzo de tu parte! Por ahora, estás rogando inútilmente.”
¡Cuánto tiempo y conocimiento han pasado y a pesar de ello mucha gente, creyente en uno o varios dioses, parece seguir actuando como el carretero!
Espera que de algún lugar mágico y misterioso aparezca la solución a los problemas que por ellos mismos podrían resolver.
Por supuesto que rezar al Eterno es una acción positiva, confiar en la ayuda de Hashem es estupendo; el problema es la pasividad pretensiosa que asume que Dios hará lo que uno mismo puede y debe hacer.

En la Tradición encontramos la siguiente enseñanza: “Dijo Aba Shaul: Está escrito en la Torá: ‘Este es mi Dios y a Él elogiaré’ (Shemot/Éxodo 15:2). ¿Cómo es posible que un hombre elogie a Dios? Es posible cuando se comporta como Él. Tal como Él es compasivo y lleno de bondad, también tú has de ser compasivo y actuar bondadosamente.” (Mejilta de Rabí Ishmael 3).
Para el sabio Aba Shaul había un conflicto en el pasaje de la Torá, porque: ¿De qué vale el elogio, ese rezo lleno de palabras lisonjeras, cuando ninguna llega a describir realmente al Eterno ni hay plegaria o regalo que Él precise? ¡Todo es poco y nada ante Él!
La solución es simple: la manera de agradar a Dios, de rendirle homenaje, no está precisamente en las palabras, sino especialmente en las acciones en sintonía con Su Voluntad. ¡Esa es la alabanza efectiva! Como dijera el profeta: "Porque misericordia quiero Yo, y no sacrificios; y conocimiento de Elokim, más que animales asados." (Hoshea/Oseas 6:6).
No seamos como el carretero, mejor actuemos como proponen Aba Shaul y Hoshea. Podemos aprovechar cada momento para hacer lo que es bueno y justo, de esa forma estamos elogiando a nuestro Padre y llenando el mundo de Shalom. Así, en vez de esperar sentados a los milagros, somos socios en su manifestación.

A todo esto, ¿cómo se relaciona este comentario con la parashá de la semana?
Pinjás, nieto de Aarón haCohén, en una ocasión actuó de tal modo que logró encausar una situación penosa para el pueblo judío. Cuando nadie atinaba a hacer nada, él intervino y fue resuelto el asunto. Como consecuencia, Hashem prometió: "Yo le concedo Mi pacto de paz." (Bemidbar / Números 25:12).
La Torá nos quiere enseñar algo concreto: haz tu parte, pon tu máximo empeño, siempre dentro de lo legal, cumple con lo que te toca y no dejes de rezar mientras tanto. Tú ejerce lo que te corresponde y deja a Dios que haga lo que es de Él.
Eso construye shalom.

La edad del universo y la del hombre

Sabios de diversas épocas han mostrado que el universo tiene bastante más que 5773 años de existencia (al día de la fecha).
Sin embargo, hay personas que se siguen aferrando a un literalismo (poco literal) del texto de la Torá y hacen de la juventud del mundo un “principio de fe” al que se niegan a renunciar.
Diversas y elucubradas soluciones presentan para desestimar las evidencias que aportan las ciencias, así como la racionalidad; como si la antigüedad del mundo pudiera afectar en algo la grandeza del Eterno o lo majestuoso de su acto de continua creación.
Veamos algunas de las referencias de los sabios.

Ibn Ezra, en su comentario a Vaikrá/Levítico 25:2, al discutir sobre la Shemitá como ciclo sabático, cuando la Torá dice “reposo (Shabat) para el Eterno", el sabio explica: “Es un secreto acerca de la edad del universo que está aludido aquí”.
Aunque en el mismo sitio, el Ramban, comenta que el secreto está relacionado a cómo guardar el precepto de Shemitá refuerza la confianza de la persona en el Eterno y en Su poder. Tal sería ese secreto y no algo relacionado con la cuenta del tiempo de la creación. Sin embargo, el mismo Ramban en su comentario a Shemot/Éxodo 21:2, (donde también se trata el mandamiento de Shemitá y el significado de los siete ciclos), dice: “Y el siete fue elegido para días, para años y para Shemitá pero todo ello trata de otro asunto, el cual es el secreto de la edad del universo”, del tiempo transcurrido entre lo que se relata desde “Bereshit” hasta el pasaje del “Vaijulu”.
Entonces pues, hay algún asunto que permanece velado y que refiere a la edad del universo.
Probablemente sepamos darnos cuenta de que el mundo es muchísimo más antiguo que 5773 si reconocemos cuánto tiempo pasó durante el trabajo de la creación.

¿Cuánto tiempo representan esos seis “días”? 
Atendamos a este pasaje del Talmud(TB Sanhedrín 38b), en donde el  Rabbí Iojanán bar Jananiá dice que el sexto día de la Creción estuvo dividido en doce etapas, entre las cuales: "… séptima: se emparejó con Javá; octava: dos fueron a la cama y cuatro salieron; novena: le fue ordenado no ingerir del árbol; décima: pecó; undécima: fue juzgado: duodécima: fue echado". Ciertamente, no eran días “normales”, pues se nacía, apareaba, procreaba, se desplegaba vidas enteras en un solo “día”.
Ciertamente, no eran de 24 horas en el relato de la creación.
Así, aquella semana es un período mucho más extenso, que incluso puede tener la duración que hace encajar perfectamente los números que da la Torá y que brindas los estudios científicos modernos, como ya veremos.
Sin dudas que no fueron 24 horas por jornada, como bien informa el mismo Ramban, en su comentario a Bereshit/Génesis 2:3, donde asimila cada día de la creación a ese tiempo milenario que menciona el salmista en la contabilidad divina: "Pues mil años delante de tus ojos son como el día de ayer, que pasó" (Tehilim / Salmos 90:4). Sabemos que mil años, al igual que cuando se menciona, por ejemplo, “siete veces setenta”, o incluso solamente “siete”, no siempre es literal, sino una forma de expresar una gran cantidad.

Atendamos al sabio rabino Aryeh Kaplan (comentario al “Sefer Yetzirah”, publicado por Weiser, 1997, page 186): “De acuerdo al maestro cabalista, Rabí Isaac de Acco, cuando son contados los años de ese ciclo, uno no debe usar el año físico ordinario, sin el año divino (Otzar Jaim 86b). El Midrash (Bereshit Rabbah 8:2, Zohar 2: 145b, Sanhedrin 97a) dice que cada día divino es de mil años, basado en el verso “pues mil años son delante de tus ojos como el día de ayer”. Dado que cada año contiene 365,25 días, un año divino sería de 365,250 años de extensión. De acuerdo a esto, cada ciclo de siete mil años divinos debería consistir en 2,556,750,000 años terrestres. Esta cifra de 2,5 mil millones de años es bastante cercana a la que los científicos estiman es la extensión de la vida en la tierra. Si asumimos que el ciclo de siete años comienza con el relato de la creación de la Torá, entonces el comienzo fue hace unos 15,340,500,000 años atrás. Esta es una cifra muy cercana a la que los científicos estiman que dio comienzo a la expansión del universo, hace 15 mil millones de años atrás”.

El rabino erudito Samson Rafael Hirsch (Collected Writing, volume 7 (New York: Feldheim, 1992), page 57), nos enseña: “La Torá no describe cosas en términos de verdad objetiva, que es conocida solamente por Dios, sino en términos comprensibles por el hombre… La Torá emplea el lenguaje humano cuando habla de “que el sol se eleva o baja” y no de la rotación de la tierra, tal como Copérnico, Kepler, y otros científicos del estilo, en sus palabras y escritos hablan de la ascensión y descenso del sol sino por ello contradecir verdades que ellos derivan de sus propias conclusiones científicas. El lengua del hombre, que es el lenguaje de la Torá, describe los procesos y fenómenos de la naturaleza en términos de la impresión que causan en los sentidos humanos, sin por ello perjudicar en modo alguno los descubrimientos de investigaciones científicas.”
Dicho en breve, la Torá no pretenda ni intenta ofrecer conocimiento objetivos, exactos, de referencia científica, sino expresar ideas espirituales, indicar modos de vida correctos, para lo cual emplea el lenguaje cotidiano y con nociones acordes a los conocimientos y creencias de aquellos que fueron sus receptos originales.
De poco o nada le hubiera servido a los antepasados judíos bajo el monte Sinaí ser sumergidos en un océano de conceptos y datos científicos que para ellos eran irrelevantes e incomprensibles, más bien precisaban que el mensaje fuera claro y les hablará a su corazones directamente.
Así pues, es correcto decir que el sol gira alrededor de la tierra, por supuesto que no desde el punto de vista de la ciencia tal como la conocemos, sino desde el punto de vista del observador. Es correcto decir que el mundo tiene 5773 años, si allí se encuentra el primer ser realmente humano, es decir, un ser vivo dotado de la dimensión espiritual, aunque el hecho cierto es que el universo tenga decenas de miles de millones de años. Es el Midrash, Vaikrá Rabbah 29:1 quien nos testimonia que Rosh HaShaná es el cumpleaños del hombre y no del universo, cuando describe las “doce horas” en las cuales el primer humano fue creado, desde que fue una idea en la “mente del Eterno” hasta que fue expulsado del Edén. Todo ello en aquel primer Rosh HaShaná, con el universo ya en existencia hacía mucho.

¿Te das cuenta que esto también explica la presencia de especies similares al ser humano, pero diferentes en un aspecto fundamental: el espíritu?
Atiende a las palabras del enorme Maimónides: “Tú sabes que cualquiera que no tenga esta forma (espíritu) que describimos no es un hombre, sino un animal con la forma y apariencia de un hombre, pero dotado de la facultad, que no tienen los demás animales, de causar toda clase de daños y males; porque el intelecto y la razón que le estaban destinados para alcanzar una perfección que le ha sido inasequible, los emplea para omnímodas maquinaciones malignas, resultando, en consecuencia, algo semejante al hombre o su parodia.” (Moré Nebujim 1:7).
Así pues, podemos reconocer que ambas cuentas son correctas.
La tradicional que reconoce solamente 5773 desde la aparición del hombre como tal, y no desde el punto cero de la creación; y los miles de millones de años que refieren a la edad real de nuestro universo.
No se contradicen, no se contraponen, no se choca la Torá con la ciencia, sino que se complementan.

Pero, no nos quedemos solo con esto. El Talmud (Shabbat 88b) nos informa que “la Torá estuvo resguardada por 974 generaciones antes de que el mundo fuera creado”. Es decir, existió un tiempo muy extenso antes de este mundo que nosotros habitamos. Es un hecho físico que el tiempo solamente existe cuando existe espacio, ambos son inseparables. Por tanto, antes de que este universo existiera, ya existió al menos otro anterior. Lo que indudablemente dará a la creación del Eterno un lapso inmensamente mayor a casi 6000 años. Una idea similar queda expresada en otra porción del Talmud, Jaguigá 13ab, pero allí se da a entender que existieron seres vivos, incluso quizás poseedores de neshamá, tales como solamente los humanos tienen en el mundo.

Presta atención al Midrash nuevamente (Bereshit Rabbah 3:7): “Órdenes de tiempo existieron antes de la creación. Rabbí Abahu decía: “Dios creó mundos y los destruyó, hasta que Él creó este mundo y dijo que era “muy bueno””. Al respecto el Oraj Jaim (Rab Israel Lipschutz) dijo al respecto de hallazgos paleontológicos (restos de bestias prehistóricas gigantes): “…de todas estas evidencias es claro (y cita cabalistas, el Talmud, rabeinu Bejaie, Ramban, Ibn Ezra) que el mundo fue destruido y renovado una y otra vez, al menos cuatro veces…”.

Sí, sin dudas podemos coincidir con aquellos exégetas mencionados al comienzo del texto, hay cuestiones secretas, que no han llegado con claridad a nuestro conocimiento, pero que gracias a rastros en la Tradición, así como gracias a los descubrimientos de la ciencia, ahora es posible ir develando. No son secretos que en la práctica cambien un ápice nuestra vida.

Purim: La historia detrás de la historia

¿Quién eres y quién puedes llegar a ser?
¿Cómo con tu Yo Esencial, tu verdadera y trascendente personalidad y cómo con eso que estás siendo, las múltiples máscaras que conforman tu Yo Vivido?

Durante nuestra existencia terrena, las apariencias se mezclan con lo original, el rostro se confunde con las caretas, la mezcla se hace como imposible de filtrar.
Muchas veces lo que parece ser de una manera, realmente es otra.
Es un mundo de impresiones, de sensaciones, de subjetividad, de puntos de vista, de opiniones muy poco establecidas en conocimiento certero, en la claridad de la definición.

Es como lo que sucede en el relato del libro de Esther, aquel que narra las vicisitudes de los judíos en el imperio Persa, con la posterior redención.
La historia que recordamos para cada festividad de Purim.
Donde los personajes esconden sus identidades, donde los perversos dominan y pretenden exterminar a los justos, donde los débiles se enseñorean de los valientes, donde las víctimas son castigadas como culpables, donde las cosas parecen ser una cosa y luego son otra. Un mundo que parece estar sometido a las vueltas del destino, a las arbitrariedades de la suerte, al remolino de las casualidades. Donde se habla para no decir nada. Se venera lo podrido y se espanta a lo saludable. Se enrola en sectas y religiones pero se detesta la sencilla y plena vida espiritual.
Prejuicios por todos lados. Malos consejos. Creencias que atemorizan y esclavizan. Necedad. Egoísmo. Escasa autoestima. Fiestas que tapan amarguras. Excesos que encubren impotencia.
Sí, un relato del antecedente de Purim, tal pareciera ser nuestra vida terrenal.
Donde lo genuino está rodeado de murallas y cortinados, por lo cual su claridad está opacada por las ilusiones.

Pero, la voluntad debiera ser que cada día podamos ser personas transparentes, sinceras y honestas.
Sensibles, conscientes, amables, dispuestos a construir shalom.
Unificados, en unión.

Recuerda los cuatro preceptos que los rabinos dictaron para los judíos en Purim:

  1. Leer el relato del libro de Esther que se encuentra en el Tanaj.
  2. Realizar un banquete festivo.
  3. Dar regalo a los pobres.
  4. Compartir comidas con amigos.

Tales los preceptos rabínicos para ese día. Tienen su vinculación directa con costumbres o sucesos de la historia de Esther. Pero también son claves para comprender como ser libres y felices.
Por otra parte, la vivencia judaica ha hecho nacer varias tradiciones para la festividad, una de las cuales es el disfrazarse.
Si bien, lo más probable, es que la costumbre del disfraz en Purim tiene su origen en el carnaval europeo, igualmente es notable cómo se relaciona con el mensaje explícito e implícito de la festividad.
No en vano ha pasado a ser como el símbolo de Purim, casi su leit motiv.

Por supuesto que la mascarada está acorde a la celebración de la festividad de Purim, de un día de duración.
El problema es cuando la vida es un Purim cotidiano, el de cada jornada.
Allí pierde su encanto, su sentido, su llamado al despertar, y se momifica en la falsa risa que no trasluce ninguna alegría.
Se embriaga la conciencia para no pensar. Se responde para no preguntar. Se repite para no aprender. Se lucha para no crecer. Se humilla para no agradecer. Sí, cualquiera es ascendido a primer ministro del rey, en tanto los notables son encarcelados y sometidos a torturas.
Se vive como los días previos a la salvación celebrada en Purim, con Amán en el poder, con un rey apocado, con una población sometida, con una reina de la cual se ignoraba su identidad, con un héroe que apenas si hace oír su voz y que provocó la ira asesina del que detentaba el poder.
Cada una de estas cosas son símbolos, que no te explicaré hoy, sino que te pediré que seas tú quien me comparta tus ideas al respecto.

EGO bueno, EGO malo

El rey Balak de Moab teme ser derrotado por Israel, que viene avanzando hacia la Tierra de Promisión. El rey ha visto como cayeron uno tras otro los enemigos que se atrevieron a enfrentarlo. Sus consejeros le explican que no es casualidad o poderío militar solamente, sino que los judíos se preparan de diversos modos para obtener éxito, en particular al tratar de vivir con sensibilidad espiritual, en adhesión a Hashem. La fórmula es simple: la fortaleza espiritual, afirma el desarrollo armonioso del resto de las capacidades individuales y grupales. Por lo cual, Balak deberá corromper la espiritualidad judía, así tendrá chance para vencerlos con las armas. Con este consejo, el rey manda emisarios con muchas riquezas para contratar al célebre brujo Bileam para que éste maldiga al pueblo y por tanto decaiga en su compromiso espiritual y así se debilite y se derrumbe.
Bileam desea el poder, la fama, el dinero y especialmente la destrucción de la espiritualidad judía, ha sido un enconado enemigo por décadas y ésta es una oportunidad para ver sus sueños realizados. Pero, “algo” en su interior lo refrena, por lo que pide que Hashem le autorice a cumplir con tan nefasto plan. El Eterno lo rechaza, pero el hechicero sigue insistiendo, así como los emisarios del rey siguen llegando cada vez con mayores tesoros y promesas.
Tras insistir y negociar, irá al encuentro de Israel, pero con la condición de que solamente dirá aquello que Dios le trasmita.
Va montado sobre su fiel asna, cuando de pronto ésta se desvía hacia el campo. Bileam le pega con su palo para que regrese al camino.
Al rato, en una zona de viñedos, la asna gira y aprieta la pierna del hombre contra una valla de piedra al costado de la carretera. Él le pega, por enojo y para que el animal marche sin desviarse.
Al ratito, en una zona muy estrecha y flanqueada por muros, la asna se deja caer al suelo. Como ciega respuesta, el brujo enfurecido la castiga.
En las tres ocasiones la asna había visto delante de ellos a un enviado de Hashem que tenía una espada desenfundada y dirigida mortalmente hacia Bileam. En las tres oportunidades el simple animal salvó la vida de su amo. Y en los tres momentos la borrica fue maltratada, cada vez con mayor violencia y depravación por parte de aquel que ella estaba salvando. En ninguna de las veces el profeta pagano advirtió lo que estaba sucediendo realmente, fue obtuso para percibir el peligro, inútil para salvarse, necio para agradecer la bondad y auxilio de su animal.
Ocurrió un milagro, o tal vez fue parte de una visión profética, y la asna habló: "-¿Qué te he hecho para que me hayas azotado estas tres veces?
Bileam respondió a la asna: -¡Porque te burlas de mí! ¡Ojalá tuviera una espada en mi mano! ¡Ahora mismo te mataría!
La asna dijo a Bileam: -¿Acaso no soy yo tu asna? Sobre mí has montado desde que me tienes hasta el día de hoy. ¿Acaso acostumbro hacer esto contigo?
Y él respondió: -No.
Entonces el Eterno abrió los ojos a Bileam, y él vio al enviado del Eterno de pie en el camino, con su espada desenvainada en su mano. Bileam se inclinó y se postró sobre su rostro, y el enviado del Eterno le dijo: -¿Por qué has azotado a tu asna estas tres veces? He aquí, yo he salido como adversario, porque tu camino es perverso delante de mí. La asna me ha visto y se ha apartado de mi presencia estas tres veces. Si no se hubiera apartado de mí, yo te habría matado a ti, y a ella habría dejado viva."
(Bemidbar / Números 22:28-33).

1. ¿Sabes cómo continúa esta historia y la del pedido de maldecir a Israel?

2. ¿Finalmente, Bileam y Balak vencieron a Israel?

3. ¿Fueron maldiciones las que debilitaron a los judíos o alguna otra cosa?

4. ¿Qué representan los tres desvíos de la asna así como las respuestas del brujo?

5. ¿Te animas a escribir tres preguntas que te surgen al leer este breve comentario de la parashá?

6. ¿Te das cuenta cómo representa el título al texto?

¿Más importante una relación con Dios que una relación con los Preceptos? (Parte 2)

doble_cara

Hace algún tiempo, había improvisado un pequeño artículo, titulado exactamente igual a éste, con ocasión a un comentario que había recibido en una fotografía que tengo publicada en mi perfil del Facebook; y en el que me parecía que el comentario estaba incorrecto porque sostenía que ante todo era más importante “tener una relación con Dios”.

En su momento indique que dicho termino no solo es una escusa perfecta para inventarse cualquier religión o rito, o inventarse cualquier tipo de conducta moralista al buen estilo de la vieja usanza religiosa; sino que también era imposible tener una “una relación con Dios” si la persona desconoce su propia identidad y el Código Noájida.

En su momento indique que lo más importante para el gentil es reconocer, conocer, aceptar y aplicar los Principios Universales, pues de lo contrario, tendría cualquier cosa menos “una relación con Dios”, ya que si pone en primer orden de prioridades lo que él mismo cree que es tener una relación con lo divino, haría lo mismo que han hecho las religiones: inventar sus dioses, ritos, dogmas, libros, etc. Si por el contrario la persona logra concentrarse en sus propios deberes que nacen de las Leyes Fundamentales, encuentra su justa “posición” y ubicación en el Mundo, pues concluye que los siete principios no son difíciles de cumplir; y es en su sencillez libre de todo ritual, que la obediencia a su observancia da como resultado la contrucción del mundo terrenal en el paraíso divino. Esto porque El Código Noájida apunta a una Ética Objetiva y Universal de la conducta humana, superior a la que pueda surgir del intelecto humano (viciado por deseo Ególatra que conveniente a los propios intereses).

Así, no se puede hablar de tener una relación con Dios, si se omite o desconoce Las Siete Leyes, o si solamente se les conoce como referencia; de lo contrario se tendría una relación pero con el propio dios de la persona (su EGO). Para subrayar, tener una relación con Dios no es el fin, sino que lo importante es tener una relación con el Código Noájida, reconociéndolo y conociéndolo.

Sobre el hecho de conocer y reconocer las Leyes Noájidas por parte del no judío, el sabio judío Maimónides (esto es una opinión personal), parte del hecho de que la persona ya los conoce o sabe de su existencia o vigencia; pero puede dar un paso más allá; un paso de reconocer el origen celestial del Código Noájida, en tanto las conoce como primera acción, o se concentra en él, o bien se educa en el Código Noájida.

Noten:

“Halajá 11

Todo gentil que se compromete a cumplir con los Siete Preceptos Universales, se lo denomina un gentil piadoso y tiene su porción del Mundo Venidero [derivado de Sanhedrin 90a]; en tanto reconoce que estos mandamientos le fueron ordenados por el Eterno y reconfirmadas a través de Moisés en la entrega de la Torá, acerca de que los descendientes de Noé habían sido ordenados para cumplirlos desde tiempo antiguos…” (Lo resaltado en negro no es del original)

http://fulvida.com/varios/temas-frecuentes/noajismo-un-marco-legal-claro-y-preciso-para-los-judos-y-lo-judaico

“Todo gentil que se compromete a cumplir…”: Se comprende que la persona de antemano sabe de su existencia o de su vigencia antes de su compromiso. La persona sabe que las Leyes Universales existen y que son. Aunque  ignore quien fue su Legislador, su fuente o su origen, no puede dudar de que la Ética Universal Objetiva exista y sea.

“…en tanto reconoce que estos mandamientos le fueron ordenados por el Eterno y reconfirmadas a través de Moisés en la entrega de la Torá…”: Se entiende que la persona puede dar un paso más allá luego de su compromiso; puede llegar a convencerse y reconocer o aceptar el origen divino del Código Noájida. Pero primero debe de saber de ellos o estar consciente de su vigencia.

“…acerca de que los descendientes de Noé habían sido ordenados para cumplirlos desde tiempo antiguos…”: Se entiende que la persona desarrolla un estudio concienzudo de los antecedentes históricos del Código.

Hay otros subtemas que pueden salir de la cita trascrita (gentil piadoso, mundo venidero, autoridad de Moisés o sus representantes en asuntos de los no-judíos por esa reconfirmación del Código Noájida en la entrega de la Tora, entre los que se puede notar); sin embargo, me quiero enfocar en el verbo resaltado “reconocer” el origen divino.

¿Cómo puede una persona reconocer el origen divino del Código Noájida?

Como personas pensantes, Noájidas consientes, constructoras de shalom, estudiosos de Las Leyes Universales, NO damos como respuesta la “fe” en creer por creer, o aceptar por aceptar; ni tampoco tomamos decisiones personales por la presión que produce los antiguos prejuicios religiosos de recompensas, penas o castigos por creer o no creer, rechazar o aceptar.

Tampoco aceptamos NI NINGUNA VERDAD por “fe ciega”, porque cuando estamos en presencia de “la falta de respuesta”, la sensación de impotencia ante dicha falta hace que el EGO active el narcótico de la “fe”, o de creer por creer, sin usar un gramo de nuestras otras herramientas, tales como el análisis, el estudio o la comprensión.

Si aceptamos, por simple “Fe”, un hecho o una afirmación sin ni siquiera dedicarle unos minutos de análisis, le estamos rindiendo culto a la Fe del Ego, porque en lugar de pensar o racionalizar o buscar una explicación lógica, se decidió aceptar, por la simple creencia, lo que es desconocido, desconectándose de la realidad para entrar a vivir al mundo de lo irreal, del cuento mágico, es decir, de la fe de las religiones.

Así pues, dudo mucho que el Noájida consciente de su identidad y libre de los miedos y prejuicios que imponen las religiones sobre cielos e infiernos, tome a la ligera ese reconocimiento divino del Código Noájida. Dudo mucho que lo acepte “de un solo golpe”.

Es más, el mismo sabio en sus líneas describe un proceso paulatino de reconocimiento sobre la divinidad del Código en el tanto se le prioriza; pues de su analisis concienzudo se puede facilmente observar como el compendio legislativo del gentil no surgió de la necesidad de regular un supuesto de hecho; sino que de antes de que surgiera el presupuesto de hecho, de antemano ese hecho ya estaba regulado:

“…Todo gentil que se compromete a cumplir con los Siete Preceptos Universales…”: Da entender que la persona DEBE primeramente conocer los preceptos ANTES de comprometerse, sino ¿Cómo se va a comprometer a algo que desconoce? Obviamente no se refiere a una simple lectura superficial de los preceptos, o su conocimiento liviano de cuales son; sino a un estudio serio o analítico de sus alcances para que pueda tomar la decisión de comprometerse con ellas; de otro modo ¿Cómo se puede comprometer a algo que apenas conoce?

“…en tanto reconoce que estos mandamientos le fueron ordenados por el Eterno y reconfirmadas a través de Moisés en la entrega de la Torá…”: Da entender que en el tanto la persona analiza la Ética Universal Objetiva de los preceptos, no solo se compromete con ella, sino que también paulatinamente empieza a concluir que las Leyes Noajidas no son producto del ingenio humano por cuanto regulan supuestos de hecho que no sucedieron primero; y aunque competen a las acciones de los hombres, Los Preceptos Noájidas no nacieron del fuero intelectual humano como necesidad de regular acciones que sucedían y que necesitaban regularse; y que por ende, el hombre tiene una filiación con algo más que a simple materia y energía.

Así las cosas, parece aún mas ilógica e irracional la afirmación de lemas religiosos de algunas personas, tales como que es más importante “tener una relación con Dios”, cuando se deja en segundo plano el tema de las Leyes Noájidas. Resulta imposible adquirir un grado de conciencia de Dios tal, si se deja de lado, en segundo plano, o apartada de la identidad del gentil, su propio compendio legal.

Pero aún hay algo más sorprendente, y más escalofriante a la vez, para el declarante de lemas religiosos; o el que pone de primer orden en su vida cualquier cosa menos la Ética Universal Objetiva del Código Noájida. Me refiero a esa persona que rebusca “las cosas de Dios”, la religión, los ritos, el dogma, el que se hace pasar por quien no es, el que copia la identidad judía, el que exige (con actitudes o palabras) conocer los secretos de la Tora judía, que es motivado por su sentimiento barato de “amor a Dios”.

La persona que deja de lado, en segundo plano, o como tema secundario el Código Noájida, o la Ética Universal Objetiva que surge de las leyes, SIGUE siendo enemigo de Israel y de los judíos; aunque se identifique como gentil, o sepa algo sobre el funcionamiento de su EGO. Si la persona pone en primer orden su “amor subjetivo a Dios”  en lugar del amor objetivo hacia Las Leyes Noájidas, no puede evitar seguir siendo un envidioso al grado de odiar a Israel y a los judíos.

Ojo: puse el verbo “seguir” en modo indicativo presente, porque en distinta medida existe en nosotros los no judíos, cierto odio y envidia hacia los judíos; emociones aberrantes de las que nos libramos en la medida de que nos concentremos en nuestro patrimonio, en lo nuestro, en nuestro deber; y no en lo que hacen los judíos y sus obligaciones, costumbres, tradiciones, con la intención de copiarles, robarles, o de alguna forma igualarles.

( http://fulvida.com/fortalecimiento/pensamiento/el-no-vivo )

Los Sabios de Israel enseñaron que con la entrega de la Tora a los judíos, el odio y la envidia empezó en los no judíos hacia Israel. El Moré explica que esa envidia y ese odio sigue hoy en día, camuflado en ilógicos motivos.

Noten:

En el santo Talmud, recopilación sagrada de la Torá Oral, encontramos el siguiente pasaje que resulta a la vez misterioso y esclarecedor:

“¿Por qué se llama Sinaí al monte (en donde Dios entregó la Torá a los judíos)?
Respondieron los sabios: es el monte en que descendió la envidia/odio (siná) de los gentiles en contra de Israel”
Talmud Babli, Shabbat 89a

Los sabios ..Nos dicen algo sorprendente, una verdadera revelación, la palabra “sinaí” deriva de la misma raíz idiomática que “siná”, que significa odio al mismo tiempo que envidia.
El monte se llamaba de otra manera, pero cuando Israel recibió a perpetuidad la Torá en ese sitio, el monte fue llamado de otra manera, en alusión a algo trascendente que había ocurrido allí.
Pero, no se le denominó “monte de la luz”, ni “monte del encuentro con Dios”, ni “monte de la recepción de la Torá”… se le llamó y se le conoce luego de milenios como “monte donde descendió el odio/envidia de los gentiles en contra de Israel“.
Pero, ¿cómo es esto?
Si lo que descendió allí fue la Torá que Dios entregó a perpetuidad como herencia y patrimonio de Israel, ¿cómo nos dicen los sabios santos que lo que descendió fue el odio/envidia?

Debes reconocer que los sabios no se equivocan en asuntos de espiritualidad, si ellos dicen que descendió la “siná” de los gentiles en contra de los judíos, así mismo es.

Odian y envidian a Israel, porque fue el pueblo que se esmeró y se consagró al punto de ser meritorio para recibir la Torá.
Odian y envidian a Israel, porque a pesar de ser una nación débil y pequeña, con muchas desventajas materiales, igualmente pudo ser leal, con sus altibajos, pero nunca habiendo caído tan bajo como el resto de las naciones del mundo.
Odian y envidian a Israel, porque cuando los hebreos eran noájidas (en el tiempo antes de la entrega de la Torá) vivían de acuerdo a los Siete Mandamientos y por eso fueron escogidos para recibir la Torá.
Odian y envidian a los judíos, porque son ellos los dueños perpetuos de la Torá y no las naciones del mundo.
Odian y envidian a los judíos, porque ellos tienen de primera mano un texto sagrado que ellos anhelan para sí, que desean obtener, que quieren ser dueños, que desean leer y estudiar y de no poder hacerlo quemarán el texto y exterminarán a los judíos.

Así ha sido en el pasado y sigue siendo hoy en día…”

(http://serjudio.com/sitra-ajra/idolatria/%C2%BFque-descendio-para-los-gentiles-en-sinai-cuando-descendio-la-tora-para-los-judios Lo resaltado en negro es del original).

Así las cosas, y para concluir, desconocer nuestro propio Código, el del gentil, o restarle importancia dejándolo en segundos lugares, sustituyendo su lugar con la subjetiva “relación con Dios” no solo es un error, un imposible, un ilógico, o algo propio de la ridiculez de la religión y de sus ignorantes seguidores; además tal descuido o desatención conduce a ganarse el indigno título de “enemigo de Israel”, por cuanto la persona al poner en primer orden lo que ella misma considera como “relación con Dios”, su actitud oculta es pendenciera y envidiosa  con aquellos que desde un inicio obedecieron.

¿Sigue querido amigo (a) considerando más importante una relación con Dios que una relación con los Preceptos?

La serpiente venenosa

Uno de los temas de la parashá Jukat, en el capítulo 21 de Bemidbar/Números, presenta a gente del pueblo que nuevamente se quejaba amargamente, despreciaban todo lo bueno que recibían constantemente de parte de Hashem. Alzaban su voz para agredir a Dios y Moshé, estaban de continuo disgustados y molestos, ni milagros y salvaciones a ojos vista los satisfacían. En su necedad hasta decían extrañar la terrible esclavitud de Egipto.
En eso, desde las arenas salen serpientes venenosas que muerden y matan entre la turba resentida. Ellos no estaban acostumbrados a esto, que en realidad es tan común, puesto que hasta ese momento Hashem los protegía de las alimañas habituales del desierto.
De algún modo reconocen que estaban en un grave error, e imploran perdón y piden a Moshé para que rece y Hashem los resguarde del peligro.
Hashem le responde que haga una serpiente y la coloque encima de un poste, la gente que mirara hacia allí no moriría a causa de la mordida de las serpientes venenosas. Moshé fabrica una serpiente de bronce, la pone arriba de un mástil y efectivamente aquel que fuera mordido y mirara hacia arriba no moría.
Antes de continuar, te pido que formules al menos tres preguntas de cuestiones que te llamen la atención de este relato. Déjalas por escrito. Gracias.

Déjame contarte un cuento (versión de una fábula de Esopo) que nos ayudará a pensar: El rey junto a su esposa construyeron un palacio, el joven príncipe diseñó y pobló su jardín en tanto la princesa organizó al personal del servicio.
El primo del rey vino de visita y fue agasajado de maneras exquisitas, pudiendo disfrutar del palacio, sus instalaciones y amenidades. Como pago solo le preguntaron por su parecer del nuevo hogar regio. Celoso del poder y creatividad de la familia real solamente mencionó lo que él juzgó como errores y mamarrachos. Que las puertas eran muy pesadas y las ventanas demasiado angostas, había muchas habitaciones y muebles excesivamente onerosos, que tales árboles daban mucha sombra y las flores atraían abejas, que el personal era escaso y haraganeaba, que esto y aquello. No supo o no quiso apreciar positivamente ninguna de las obras del rey y su familia.
El monarca agradeció los antipáticos comentarios y luego envío a su primo a una remota región del reino con la misión de que construyera allí un palacio de verano para el rey y su familia. Debía contar con todos los lujos y detalles, un espléndido jardín siempre colorido y aromático y por supuesto, un entrenado y eficiente séquito de criados.
De más está mencionar que jamás cumplió siquiera con una décima parte de su tarea.

Resalta la ingratitud del primo, similar a los quejosos de Israel en el desierto. Podríamos decir que la falta de agradecimiento está compuesta por orgullo, envidia y sentimiento de impotencia. Nada bueno surge de ella, por el contrario, es fuente de palabras/acciones dolorosas y destructivas. Es como una víbora venenosa que se camufla y anda con movimientos imperceptibles, hasta que de repente ataca desde su lugar secreto. Usa su anonimato, su bajo perfil, para hacer mucho daño.
Es por ello que la serpiente puesta a la vista de todos, allí en lo alto, era un llamado al reconocimiento de esta indigna causa de sufrimiento, para que todo aquel que estuviera corrompido se arrepintiera y actuará de una forma diferente, constructiva, promotora de shalom. Que las palabras sean de bondad y no para el mal.
El primer paso para mejorar es darse cuenta de aquello que está mal, y para ello sirvió el extraño pedido de Hashem.