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Mario Sabán y el cristianismo

No hace mucho descubrí a través de otra persona la figura de Mario Sabán. Para quienes no lo conozcan decir que Mario Sabán es Doctor en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid y se dedica desde hace años a la investigación histórica y teológica sobre lo que él denomina “los orígenes judíos del cristianismo”. Como investigador es heterodoxo y en cierta medida se diría que denota un “síndrome” que se produce muy a menudo entre los especialistas, es el “síndrome de su tema”.

Ese “síndrome” cuando se produce presente unos riesgos para la objetividad tendencial –la objetividad nunca será total, pues cada cual inevitablemente añade su subjetividad a lo investigado- de la investigación, se caracteriza porque el tema sobre el que el investigador se ha especializado se personaliza y genera en el investigador una “pasión” que se traduce en “simpatía” o “antipatía” hacia lo tratado, en el caso de Sabán puede observarse una simpatía hacia la figura de Jesús de Nazaret que se extiende al conjunto del cristianismo. Los orígenes de eso los explica un poco el propio Mario Sabán, cuando expone el como se acercó al tema de Jesús y el Nuevo Testamento al “aroma de lo prohibido” –Sabán es judío-, ya se sabe que pocas cosas atraen tanto como aquellas que se prohíben o que se catalogan de “malditas”.

Algunas de las obras publicadas por Mario Sabán son Raíces judías del cristianismo, El judaísmo de San Pablo, El sábado hebreo en el cristianismo o El judaísmo de Jesús donde se dice que se habla “sobre el pensamiento judío del rabino de Nazaret”, esto último ya nos indica por donde van los síntomas del “síndrome de su tema”.

Escuchado más que leído por mi parte a Mario Sabán –se le puede escuchar fácilmente pues muchas de sus intervenciones en conferencias o similares se encuentran en la red- diría que el señor Sabán parte de una base muy poco histórica en unos análisis que pretenden basarse en lo histórico, me refiero a dar por «cosa comprobada» la fiabilidad histórica -en cuanto a hecho sucedido- de lo que se cuenta en el Nuevo Testamento.

Ese ya es un primer punto de partida completamente discutible desde el método histórico -si utiliza otro método tal vez no, pero parece que pretende remitirse a ese-. Los escritos del Nuevo Testamento son un documento histórico, pero eso no significa que sea verdad histórica -en cuanto «hecho realmente acontecido y comprobado»- lo que se explica en él -poniendo un ejemplo que se puede entender fácilmente, la epopeya de Gilgamesh es sin duda un documento histórico en sí misma, sin embargo no puede decirse que todo lo que en ella se explica sean «hechos históricos», porque sencillamente entonces deberíamos creer que Gilgamesh tuvo sus desamores con la diosa Isthar, a fin de cuentas lo dice la epopeya…-.  Sin embargo, curiosa y acríticamente, Sabán asume lo expuesto en los textos evangélicos –en particular- y neotestamentarios –en general- como “verdad literal” de la que partir, asumiendo lo que allí se dice “tal cual” –un poco como hacen ciertos analistas y supuestos biblistas desde el fundamentalismo cristiano, más que desde el catolicismo o luteranismo- y, asombrosamente, pasando por alto el desconocimiento real de su autoría, el hecho –este sí incuestionable- de ser escritos posteriores o muy posteriores a los supuestos relatados –ninguno de los evangelios datan del siglo I EC durante el reinado de Tiberio, todos son posteriores- y, finalmente, que los “textos escogidos” y dados por buenos oficialmente –con las modificaciones pertinentes incluidas- son… del siglo IV EC, completamente impregnados del sincretismo mitráico y solar propios del cristianismo niceno que hace suyo el emperador Constantino I. Todo eso, que debe conocer sin duda Sabán, lo ignora “olímpicamente” el autor en sus planteamientos de partida. Se diría que es mucho ignorar y que, necesariamente, eso repercute en el resultado de lo analizado –que queda viciado y lleno de errores de planteamiento-.

Lo segundo altamente cuestionable de lo que hace el señor Sabán es… buscar conceptos y términos judíos en unos escritos que… en su totalidad se realizaron en griego koine -ni un solo texto neotestamentario se escribió en arameo o hebreo-. Método que lleva adelante el señor Sabán por el discutible expediente de traducir términos griegos al hebreo -dada la época de la realización de los textos neotestamentarios casi sería más adecuado, siendo inadecuado, buscar en el arameo- y, a partir de ahí… «analizar» los conceptos, personajes y comportamientos neotestamentarios en «clave hebrea». Con todo respeto pienso que es un análisis de lo más discutible e inadecuado… desde el método histórico.

Que el cristianismo conozca el contenido del judaísmo es una cosa, que sus raíces sean judías es otra, mucho menos cierta que la primera –es más, analizando sus contenidos y presupuestos doctrinales, parece más plausible sostener que las raíces del primer cristianismo son gnósticas-. Parece que Sabán se deja “deslumbrar” por el conocimiento –que lo hay- del judaísmo por parte del cristianismo, pero se deslumbra tanto que no ve que ese conocimiento no refleja una “rama” del judaísmo sino una voluntad de diferenciación y enfrentamiento con él, por ejemplo, un predicador itinerante, carismático y militante en el fariseísmo del siglo I EC se puede proclamar –o ser proclamado por sus seguidores- “mesías”, siendo eso una cosa factible –por errónea que sea- desde dentro del judaísmo, pero… de ninguna manera tal predicador –desde dentro del judaísmo- podía proclamarse “mesías y Dios mismo”, cosa que explícitamente hacen los evangelios… a partir del conocimiento del judaísmo, bien ¿cómo y quién hace eso? Pues se hace desde fuera del judaísmo y por alguien que ya esta desde el primer momento fuera del mismo, parece una obviedad que si desde el principio no se forma parte de algo difícilmente se tendrán raíces en ese algo.

Parashat Shelaj Lejá 5772 – שלח לך

Te contaré el tema predominante en la cuarta parashá del cuarto libro de la Torá, Bemidbar/Números. Ante la incertidumbre e insistencia del pueblo y con permiso de Dios, Moshé envía líderes tribales, uno por tribu, aquellos que contaban con el apoyo de sus hermanos. Les encarga explorar la Tierra Prometida durante cuarenta días. Regresan cargados de frutas inmensas que demuestran lo descomunal que brinda aquella tierra. Diez de los exploradores aprovechan el impacto visual para afirmar que los habitantes también son gigantes y por tanto, ellos creen, que será imposible la conquista. Se ven como langostas delante de los poderosos canaaneos. Pronto se esparce un ánimo de desesperación y sospecha entre el pueblo, descreen de su poder para triunfar, ni aun con la promesa de Dios de estar con ellos. Se sienten infinitamente más débiles que sus enemigos, ¿pero lo son realmente? ¿La fortaleza está en las armas, las murallas, los músculos, el tamaño del ejército, en qué radica el poder? ¿Alguien con potencia física pero que se siente frágil, es efectivamente poderoso? ¿La belleza de la rosa, está en ella, o en el ojo que la ve, o en el cerebro de quien interpreta su imagen?
Tal parece que Calev y Ieoshúa, los dos exploradores que confían en Dios, sabían una respuesta a estas dudas, pues tratan que el pueblo recuerde que si Dios está con ellos, nada hay para temer. Él no es hombre para hacer promesas y no cumplirlas y Él había pactado que la tierra sería propiedad de los israelitas. La empresa puede parecer imposible, pero no lo es.

El pueblo se deja esclavizar por sus miedos, parecen sordos y necios a razones y evidencias, se cierran alrededor de lo que ellos sienten y creen, por lo que no permiten que se les ayude a ser libres. Al contario, claman que es preferible morir allí mismo o retornar a Mitzraim (Egipto). Lloran entre quejidos y postración. Como consecuencia, obtienen lo que desean y temen. Se decreta que no entrarán a la tierra, sino que los varones de entre 20 y 70 años morirán en el desierto, tal como ellos habían pedido. Permanecerán hasta completar 40 años en el desierto, al cabo de lo cual se permitirá que entren a la tierra de Israel.
A pesar de la orden de Dios, un grupo (los llamados “mapilim”) decide emprender la conquista de la tierra. Al contrario de sus hermanos israelitas, ellos se consideran con poder como para conquistar aquí y ahora, aunque Dios no los acompañe. Son advertidos por Moshé para que así no hagan, no tienen autorización ni la protección de Arriba. Ellos no lo oyen y rápidamente son exterminados por los hostiles y vigorosos habitantes de esa región.

Desde el dubitativo pedido de enviar expedicionarios hasta las reacciones revoltosas del final, todo fue muy grave, por lo que hubo que implorar al Eterno para que brille con Sus atributos de misericordia y mitigue Su estricta justicia. Dios respondió con la famosa frase, tantas veces repetida en los rezos de Iom Kipur: "Yo lo he perdonado, conforme a tu palabra." (Bemidbar / Números 14:20).

Hasta aquí mi narración de los hechos que suelen considerase centrales en la parashá.
Ahora, te dejo una frase, del filólogo alemán Friedrich Nietzsche (1844-1900), para que encuentres cómo se relaciona con lo que hemos aprendido hoy:" Lo que me preocupa no es que me hayas mentido, sino que, de ahora en adelante, ya no podré creer en ti."

Un par de preguntas para ayudarte: 1- ¿Mintió alguno de los dos grupos de expedicionarios?
2- ¿Cuál es el error en común del pueblo en general y luego el de los “mapilim”?

Ser noájida y compartirlo

Ser noájida es ser persona, uno que integra el 99.98% de la población mundial, es decir de los humanos que no son judíos.
En sí es un sinónimo de gentil, o miembro de las naciones del mundo.
No hay una clasificación particular para los “noájidas ortodoxos”, o “noájidas renacidos” o cosas por el estilo.
Ser gentil es ser noájida.
Sin embargo, por cuestiones que no me quedan muy en claro, se suele usar “noájida” para referir a aquel que es consciente de su identidad espiritual, así también como aquel que es leal al Eterno por medio del cumplimiento de los Siete Mandamientos para las Naciones.
Es como si “noájida” se aplicara a un pequeño grupo, a aquel que está en sintonía con su esencia espiritual, cuando lo cierto es que toda persona no judía es por derecho de nacimiento “noájida”.
Pero bueno, de acuerdo al uso un noájida es aquel consciente y coherente en su conducta con su identidad espiritual.

Recuerda, un noájida "completo" es consciente de su identidad espiritual y activo en ella, pero todos los gentiles son por derecho noájidas. Quizás no lo sepan, no lo crean, no se comporten de acuerdo, opinen diferente, pero noájida es lo que eres cuando no eres judío.

La voz noájida es la forma castellana de decir “ben Noaj” (bat Noaj para mujer, benei Noaj en plural), que en hebreo significa “hijo de Noé”, tal la manera tradicional judía para mencionar a los gentiles leales al Eterno.
Así pues, noájida no es un palabra moderna, sino una castellanización de un término tan antiguo que se pierde en los orígenes de la civilización.
Moderno es el concepto de constructor de Shalom, aunque tiene sus raíces en lo más profundo y sagrado de la Tradición.
Porque la persona espiritual, la persona equilibrada, necesariamente debe ser un constructor de Shalom en todo momento, d dentro hacia fuera.

Pareciera ser que también en el pasado surgía dificultades para indicar a aquellos noájidas conscientes y coherentes, por ello se les solía señalar a éstos como “gentiles piadosos”, “gentiles justos”, gentiles reverentes del Eterno”, entre otras denominaciones que apuntaban a lo mismo: la consciencia y lealtad del gentil a su destino sagrado, de servir al Eterno de acuerdo al camino noájico, el de los Siete Mandamientos Universales.

Como paralelo para comprender lo de los nombres te comento que a los judíos en su origen se los llamó “benei Israel”, “hijos de Israel”, porque eran todos descendientes de un señor cuyo nombre era Iaacov/Israel.
Todo judío, creyente o no, observante de los preceptos o no, leal o no, coherente con su esencia espiritual o no, es un “ben Israel”. A los que se comportan en sintonía con su esencia espiritual se les puede decir “judío piadoso”, “judío justo”, judío reverente del Eterno”, y con el craso y absurdo nombre de “religioso” o también errado de “ortodoxo”.
Recuerda, la religión siempre es EGO, que es lo contrario al AMOR, que es lo no espiritual.

En cuanto a la actitud que un noájida ha de tomar con respecto a difundir su identidad, es un tema largo para exponer, pero permíteme darte mi idea sintetizada en pocas líneas.
Por ser breve, seguramente dejaré cosas de lado, tampoco pretendo que sea la verdad revelada, sino mi idea basada en años de trabajo y experiencia sobre el asunto. Pero a la hora de la hora, hay dos hechos que no puedo modificar:
1- Nunca fui de ninguna religión ni tengo familia en religiones, así que no sé qué es eso, como se siente, qué se sufre.
2- Cada uno puede hacer lo que puede hacer, sin aspirar a la vida de otro, pero tampoco a satisfacerse con lo mínimo o escaso. Cada cosa en su tiempo y lugar.

Ahora te cuento que mi idea es que el noájida debiera (si puede) conversar de noajismo, compartir, difundirlo, hacer proselitismo (en el exacto sentido de la palabra, según la Real Academia), pero no ejercer presión, ni amenazas, ni violencia, ni engaños, ni astucias, ni… toda “alma que se consiga” por medios oscuros, es otro siervo del EGO que sigue esclavo de la mentira. Por más que por fuera acepte la postura, seguirá siendo el mismo por dentro. Habrá mucho más dolor, excusas, magufadas, pero poco de lo que es bueno y de bendición.
El compartir que sea con respeto siempre, respeto por uno y respeto por el otro. Llegar hasta donde se puede llegar, admitir que el otro piensa, cree, siente, opina tal como lo hace y no por ello debemos demandarle que cambie, que vea como nosotros vemos. Todo a su tiempo. Con paciencia, con verdadero amor. Unir, amar, y no ser un cómplice del EGO.

Mira lo que te digo ahora. Con el pastor, con el clérigo religioso que difunde el error, también  hay que tratar de ser respetuoso, no todos los pastores son malandrines o mala gente e incluso hay muchos de ellos que precisan de esa mano amiga para salir del estiércol del EGO. Siguen siendo clérigos del mal porque no saben, no pueden, hacer otra cosa; porque tienen miedo; porque están tan aprisionados que también precisan de comprensión y ayuda amorosa y no del rigor y la severidad del fanático.
Una palabra dulce, una palabra de aliento, un palabra bondadosa seguramente te gana más amigos y abre más puertas que la queja, la amargura, el rencor, la avaricia, el encono, la desvergüenza, la ofensa, etc.

Pero con el enemigo, con el traficante de la fe, con el terrorista, con aquel que a sabiendas actúa maliciosamente, o que se entrega al mal y provoca daños (consciente o no) no se puede ni debe ser blando, pero tampoco injusto. La justicia ha de primar siempre, porque ESA es LA bondad real para con el que no se puede ser bondadoso.
Todo tiene su tiempo, también la dureza, también el imponer la autoridad por medio de la fuerza, siempre y cuando sea la opción necesaria.

Eso creo, tú lo evalúas y actúas según tu parecer.

Jesús, Tanaj y «pactos»

La figura de Jesús está muy enraizada en la cultura occidental, es obvio -para bien y para mal- el peso del cristianismo en la Historia de Occidente, incluso se dan como “naturales” relaciones que, en realidad, son inexistentes, así se habla del “judeo-cristianismo” de forma casi automática, sin darse cuenta que tal asociación surge de una presunción falsa: que el cristianismo deriva del judaísmo, casi de manera “natural”, y eso es algo ideológicamente muy presente en la conciencia -y en el subconsciente- de Occidente, pero es algo que… solo se sostiene por el propio -y secular- discurso cristiano, no por los hechos.

Sin entrar a valorar ahora que es mejor o peor, lo que resulta evidente, analizadas las creencias, es que el Dios de Moisés no es el Dios de Jesús, ni se trata de la misma creencia ni tienen el mismo origen, a despecho del discurso cristiano. Otra cosa es que el cristianismo se apropie de elementos (especialmente textos, aunque modificándolos cuando le es preciso) del judaísmo, pero eso también lo hace con elementos mitraismo y de otras creencias que ha utilizado a lo largo de su historia.

Los textos del judaísmo se utilizan por dos vías. La primera y más evidente es para crear el llamado Antiguo Testamento, que no es el Tanaj sino una variante cristiana a partir del Tanaj, que no sale directamente de éste sino de las versiones griegas añadidas a la Septuaginta –que tampoco son la Septuaginta, la Septuaginta original es una traducción erudita de los cinco libros de la Torá desde el hebreo al griego, con posterioridad se fueron traduciendo sin “control de calidad” los restantes libros del Tanaj, en diferentes etapas y versiones, al griego-, estas versiones si ya en origen eran dudosas –en cuanto a la fidelidad de su traducción- fueron multiplicándose y empeorando con el paso del tiempo, al punto que entre los siglos II y III se precisan revisiones de esas versiones, así aparecen versiones algo más fieles como las de Aquila, Teodición o Simaco, de las que prácticamente solo tenemos referencia aunque, aparentemente, en la Hexapla de Orígenes, a principios del siglo III EC, se recogen esos textos, junto a la mal llamada Septuaginta, una versión en hebreo y otra en hebreo pero escrito en alfabeto griego.

En todo caso, el Antiguo Testamento deriva de traducciones griegas del Tanaj, ni siquiera de los intentos de revisión de las adiciones a la Septuaginta sino de éstas, sea casual o no eso lleva a errores de bulto –como las “vírgenes” que aparecen en Isaías, o “crucificados” en los Salmos-, errores que, siguiendo con las “casualidades”, benefician a la “Interpretatio Christiana” pero… hasta cierto punto, digamos que aun siendo introducidas esas modificaciones puntuales -pero significativas- con “calzador” el conjunto del texto… carece por completo de sentido respecto al Nuevo Testamento, por eso el Antiguo Testamento, aun siendo un libro cristiano –por las modificaciones antes mencionadas- que utiliza al Tanaj se torna por completo incomprensible, digamos que la pregunta que surge es ¿para qué? La respuesta cristiana “oficial” es torpe pero intenta buscar una explicación: un Antiguo Pacto y un Nuevo Pacto. La realidad es otra: Jesús, para relacionarse con la deidad –sea como la deidad misma o un enviado- precisa vincularse al Dios de Israel, lo precisa como sea, a la inversa no sucede lo mismo. Dado que el cristianismo necesita esa vinculación –que la evolución de otras variantes del gnosticismo no precisaban, aun teniendo a Jesús como personaje central de sus credos- no puede prescindir sin más del Tanaj, por ello procede a transformarlo y modificarlo creando su propio libro –el Antiguo Testamento- y. como esto solo resulta insuficiente, lo relega a la categoría de “viejo pacto” que será superado por el “nuevo pacto” –el Nuevo Testamento-, dejando, en la práctica, como única función del AT un papel de “pregonero” o “anunciador” del “nuevo pacto” o, para ser más exactos, de algunas características del “nuevo pacto” –que coinciden con las modificaciones puntuales de los textos del Tanaj, realizadas en las versiones griegas que forman el AT-. Eso… devuelve a la perplejidad, pues ¿para decir “cuatro cosas” inconexas y “ligadas por los pelos” se precisaban todos los libros del Tanaj? Obviamente no, pero es que el Dios del Tanaj, el que allí se describe, no es el del Nuevo Testamento. Esa es la realidad que… se desprende de los propios textos.

La segunda vía por la que se utilizan los textos del judaísmo por parte del cristianismo es para declarar la identidad divina de Jesús, eso lo hacen los autores de los evangelios, quienes para hacerlo necesitaban conocer tanto los textos como los presupuestos del judaísmo. Curiosamente este conocimiento se perderá siglos después, con lo que nos encontramos con “exégetas de patio” –entiéndase, personas sin conocimiento real ni de teología ni de religiones comparadas, pero que se atreven a ponderar como si tuviesen algún conocimiento- que, aun hoy en día, se preguntan dónde está anunciada la divinidad de Jesús en los evangelios.

Pues bien, los autores de los evangelios usan el judaísmo para pregonarla ¿cómo lo hacen? Pues poniendo en boca de Jesús cosas que sólo podía decir la divinidad o, bien, poniendo en manos de Jesús acciones que sólo correspondían a la divinidad. Por ejemplo, cuando en diferentes pasajes de los evangelios Jesús afirma “Yo Soy” –no un simple “soy yo”, quede claro- está diciendo que es Dios mismo… según el judaísmo, pues Yo Soy es una de las formas en las que Dios se denomina –véase el Shemot-. Un ejemplo de las acciones es su intervención en el episodio del Templo, cuando dice que es “su casa” –Lucas 19:46-, y otro cuando preguntado sobre la Torá se otorga la facultad de decir que vale o no vale de ella. Todas esas cosas solo, desde el concepto de Dios del judaísmo, las podía hacer el propio Dios, luego, al proclamar Jesús eso –siguiendo a los textos cristianos- o bien era Dios o bien era un blasfemo, sencillamente no caben otras alternativas… a partir de los textos cristianos.

De la misma manera no cabe otra alternativa, desde una perspectiva de la religiosidad judía, que concluir que era un blasfemo, puesto que el judaísmo no lo reconoce como Dios. Por lo cual tampoco se entiende demasiado bien la reacción cristiana de malestar y hasta “sentirse insultados” cuando se menciona la blasfemia en relación al comportamiento de Jesús, bien, si no deseaban eso… no haberle hecho decir que era el Dios de Israel –nadie hablaría de blasfemia siendo el Pleroma, tal vez de idolatría pero no de blasfemia-.

Si ya desde los textos pasamos ya a la exposición del credo cristiano en su versión nicenoconstantinopolitana –que es la mayoritaria-, nos encontramos con la formulación del concepto del Dios Trino, y del papel especial de la Virgen María, veamos la formulación de este credo:

Creo en un solo Dios Padre, Todopoderoso, Creador del Cielo y de la Tierra, de todo lo visible e invisible.

Y en un solo Señor, Jesucristo, Hijo Unigénito de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos; Luz de Luz, Dios Verdadero de Dios Verdadero; nacido, no creado; Consubstancial al Padre, por Quien todo fue hecho. Quien por nosotros, los hombres, y para nuestra salvación, descendió de los cielos, y se encarnó del Espíritu Santo y de María Virgen y se hizo hombre. Crucificado también por nosotros bajo Poncio Pilato, padeció y fue sepultado. Y resucitó al tercer día conforme a las Escrituras. Y subió a los Cielos y está sentado a la Diestra del Padre. Y otra vez ha de venir con gloria, a juzgar a los vivos y a los muertos y Su Reino no tendrá fin.

Y en el Espíritu Santo, Señor Vivificador, que procede del Padre, que con el Padre y el Hijo es juntamente adorado y glorificado, y que habló por los profetas.

En la Iglesia que es Una, Santa, Católica y Apostólica.

Confieso un solo bautismo para la remisión de los pecados.

Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo venidero. Amén.

La idea de la Santísima Trinidad tiene más vinculaciones con otras triadas -por ejemplo, la de Osiris, Isis y Horus- que con nada que surja de la religiosidad judía, ni siquiera con los “malabarismos” que el cristianismo hace del Tanaj se puede encontrar en éste ningún precedente de eso.

Por otra parte la similitud ente María en su papel de “Theotokos” –Madre de Dios- e Isis es más que notable, además de eso fue muy pragmático, dado que tal papel tanto sirvió para que el cristianismo suplantase sin demasiados problemas a los cultos –y lugares de culto- de Isis como, posteriormente, de otras “diosas madre” femeninas –cabe citar, por ejemplo, el caso de la Virgen de Guadalupe de México-.

En cualquier caso, el cristianismo y la figura de Jesús es tan presente en la cultura occidental que incluso deben aderezar los cócteles propios de la New Age, dónde Jesús es presentado frecuentemente como un “iniciado” o un “avatar” relacionado, de forma tan curiosa como sincrética, con deidades hinduistas.

Russell Crowe será Noé.

 

 

Russell Crowe será el protagonista de «Noah«, la próxima película del cineasta Darren Aronofsky («Black Swan»), sobre la mítica embarcación en la que, según la Biblia, Noé y su familia escaparon del Diluvio Universal, informó el estudio Paramount Pictures.

«Estoy muy contento de tener a Russell Crowe a mi lado en esta aventura. Gracias a su inmenso talento puedo dormir bien por las noches. Estoy deseando que me asombre cada día«, dijo en un comunicado el director, nominado al Óscar como mejor director por «Black Swan«.

«Gracias a Paramount por apoyar el esfuerzo de mi equipo para insuflarle una nueva vida a esta epopeya bíblica«, añadió.

La historia del filme, que cuenta con un guión de Aronofsky, Ari Handel y John Logan, es una fiel adaptación de la historia bíblica, en la que Noé, en un mundo asolado por los pecados humanos, recibe una misión divina: construir un Arca para salvar la vida de su familia y varias especies animales del inminente diluvio, para posteriormente repoblar la Tierra con su descendencia.

Después de 110 días de navegación (segun relata el comunicado de prensa) , terminó posándose en el monte Ararat, situado en la frontera entre Turquía, Irán y Azerbaiyán.

El rodaje de la película comenzará el mes de julio en Islandia y Nueva York.

Crowe, que se encuentra rodando «Les Misérables», concluyó recientemente su participación en «Man of Steel» y «Broken City».

 

Una bella oportunidad para recordarle al Mundo , Nuestra Unica y Verdadera Identidad.

Aunque por lo general estos temas se alejan de la realidad!

Fuente: Periodico el Espectador.

La conferencia de Wannsee

Existen escasas -aunque contundentes- pruebas documentales acerca de la llamada “Solución final” por los nazis que no fue, sino, otra cosa que la fría, implacable y precisa planificación de la Shoá (Holocausto) del pueblo judío.

Las pruebas del horror

Si el “Diario de Ana Frank” es un testimonio particular y personal, conmovedor y, desde el punto de vista histórico, podría clasificarse de testimonio contemporáneo a los hechos. También es cercano a la Historia Oral -que tanto ha servido para la reconstrucción de las vivencias cotidianas, dentro del campo de la historiografía contemporánea, especialmente-.

Los llamados “Protocolos de la Conferencia de Wannsse”, son una demoledora confesión de la preparación y planificación del crimen del régimen nacionalsocialista contra el pueblo judío. No significan que eso se iba a perpetrar, sino que, en su ya comenzada perpetración, se iba a intensificar. Por cuanto dicho crimen -el genocidio- ya se estaba realizando desde, al menos, el establecimiento de las leyes raciales de Nuremberg. En efecto, aquí, al organizar lo que será la etapa final o “Solución final” del exterminio los dirigentes nacionalsocialistas, confiesan de plano.

La confesión del horror y el delito no era lo que pretendían los jerarcas nazis, por supuesto. En realidad, no deseaban dejar huellas de sus manos manchadas en sangre, pero es lo que sucedió: la tinta reveló la sangre.

Mundos narrativos y ucronías interesantes

Respecto al hermetismo buscado, hay unas interesantes reflexiones noveladas en la obra «Patria», de Robert Harris. Que es una ucronía (un género narrativo que se caracteriza porque, la acción, se desarrolla en un mundo formado a partir de un momento del pasado, en el que algún acontecimiento sucedió de forma diferente a como sucedió en el mundo real), en la que se muestra una trama policial con el trasfondo político de Wannsee… veintidós años después. Se trata de una Europa que vive los años sesenta del pasado siglo y, en la cual, Alemania habría ganado esencialmente la II Guerra Mundial. La URSS, tras los Urales, mantendría una resistencia a base de guerra de guerrillas, y los Estados Unidos quedarían al margen.

Pero, todo ese escenario narrativo, sólo es la excusa argumental del autor para imaginar una dimensión mayor del horror, una imaginación que la Historia no puede permitirse pero la novela sí: que hubiese podido suceder si lo preparado en Wannsee hubiese tenido éxito -lo cual implicaba la victoria alemana, por eso Harris establece ese escenario narrativo, ese mundo posible que es la ucronía dentro de los mundos posibles literarios, a medio camino de éstos y la ciencia-ficción.

Hay más novelas sobre el tema del Tercer Reich y las ucronías como «El hombre en el castillo» de Philip K. Dick, o «En presencia de mis enemigos» de Harry Turtledove toca el tema de una Alemania nazi victoriosa y… cómo sobreviven de manera oculta y estremecedora unos pocos judíos que escaparon a la Shoá.

Pero la Conferencia de Wannsee anda lejos de la ciencia-ficción y de la ucronía narrativa, fue algo que sucedió y sabemos como y por qué sucedió, contemplemos primero el escenario: los lagos de Wannsee al oeste de Berlín.

Los lagos de Wannsee

El nombre Wannsee (en alemán: Großer Wannsee) se refiere a un conjunto de dos lagos que se encuentran al suroeste de la ciudad de Berlín, en una zona de recreo de los berlineses, los dos lagos se hayan unidos entre sí, dependen en lo hidrográfico del río Havel y dan nombre al distrito en el que se localizan. De ambos lagos, el mayor se denomina Großer Wannsee (Gran Wannsee) y el menor Kleiner Wannsee (Pequeño Wannsee), tatno uno como otro se encuentran en el río Havel, solamente están separados por el puente de Wannsee.

La zona de Wannsee, como se ha dicho, resulta ser un punto central de recreo y ocio para los berlineses, sus aguas y sus bosques forman ya un atractivo natural. Por eso los berlineses adinerados tenían y aún tienen en él palacetes, mansiones, segundas residencias y hasta casas de campo, para pasar allí sus momento de ocio, sea vacacional o sea de fin de semana.

En Wannsee se encuentra también un notable conjunto artificial, ideado y construido por Richard Ermisch -arquitecto, diseñador y pintor- y su colega Martin Wagner -arquitecto y urbanista, adherido al expresionismo-, se trata del Strandbad Wannsee, construido entre 1920 y 1930, todavía durante la República de Weimar, y es un centro lúdico y de diversión, con una serie de edificios alargados y bajos que recuerdan a una sucesión de dunas, el Strandbad Wannsee presenta una de las playas artificiales más largas de Europa.

Actualmente, dentro del distrito de Wannsee, el edificio donde se reunieron los jerarcas nazis, para preparar la Shoá, se ha convertido en monumento conmemorativo, es una casa-museo y centro educativo respecto a la Shoá..

La reunión en la Villa Marlier

En el distrito de Wannsee se halla la Villa Marlier, un edificio construido a principios de la I Guerra Mundial, entre 1914 y 1915, fue el lugar escogido por Reinhard Heydrich -jefe de las SD y la Gestapo; el jefe del conjunto de las SS era el Reichsführer Heinrich Himmler- para organizar una reunión. La reunión la había ordenado el Reichsmarshall Hermann Göering, sin duda a iniciativa de Hitler -en esa época Göering era el «primero» en la linea sucesoria de Hitler-, y su motivo era abordar que «solución» encontrar al «problema judío» -que solo era problema para los nazis y su delirante cosmovisión antagónica-.

Heydrich convoca la reunión en la Villa Marlier, en enero de 1942, y llama a todos los oficiales superiores nazis cuyos departamentos se verían, presumiblemente, implicados en la preparación y ejecución de la llamada «Solución final», que no es otra cosa que el exterminio de los judíos de toda Europa. No solo de la Europa ocupada en esos momentos por los nazismo, sino …de toda, así se hablan de países no beligerantes o neutrales como España, Portugal, Suiza, Suecia, o Turquía, por ejemplo.

Lo cual demuestra, ya, que se trata de la previsión de un acto sacrificial monumental -a escala inimaginable- y que, además, incluía, sin el menor complejo, a países donde teóricamente los nazis no tenían ninguna autoridad. Ni por si misma, ni por «derecho de conquista».

Lo que indica, a su vez, que la idea era aumentar exponencialmente el genocidio, que ya se estaba ejecutando, y que, se contemplaba, el continuarlo y acabarlo tras el fin de la guerra. Luego, la excusa que dan algunos elementos revisionistas respecto a que, en esa reunión, se trata «simplemente» de preparar “medidas” de «precaución» para aislar a «enemigos potenciales» en «campos de prisioneros se derrumba absolutamente. Ni Irving, ni Garaudy -si bien, este último más matizable- ni otros revisionistas pueden hacer nada frente al clamoroso testimonio que representan los protocolos de Wansee,

Las convocatorias de Wannsee

Es el Reichsmarshall Hermann Göering, en 1942 segundo de Hitler, quién se encarga de convocar la reunión, lo hace “puenteando” al Reichsführer de las SS Heinrich Himmler -con quién mantenía una enconada lucha por ser el previsible sucesor de Hitler y, entre tanto, su segundo- y encargando la cuestión al jefe de las SD y la Gestapo Reinhard Heydrich, que será el convocante directo de los jerarcas de aquellos departamentos del régimen que considere afectados en la cuestión.

Convocatoria y asistencia a la reunión

¿Por qué la orden por escrito no sale directa de Hitler? Pues para no mancharse las manos, por eso se lo encarga a Göering. Éste, que tampoco desea figurar demasiado directamente pero sí ejecutarlo a complacencia de Hitler se lo encarga a Heydrich -así le hace un feo a Himmler, y, además, da poder ejecutivo a su máximo rival dentro de las SS que era, también, su teórico segundo, ni más ni menos, que el el jefe de la Gestapo y las SD… Reinhard Heydrich-.

La carta de Göering -que es de julio de 1941- a Heydrich dice lo que sigue:

Berlin, 31 de Julio de 1941

Der Reichsmarschall des Großdeutschen Reiches

[Mariscal del Gran Reich Alemán]

Beauftragter für den Vierjahresplan [Plenipotenciario para el Plan Cuatrienal]

Vorsitzender des Ministerrats für die Reichsverteidigung [Presidente del Consejo de Ministros para la Defensa del Reich]

Al Jefe de la Policía de Seguridad y del SD

SS Gruppenführer Heydrich

Berlin

Complementando la tarea puesta a su cargo en el edicto fechado el 24 de enero de 1939, y che consiste en resolver la cuestión judía de la manera más conveniente posible, dada las condiciones presentes, por medios de emigración, o de evacuación, le encargo que efectúe los preparativos necesarios relacionados con la organización y los aspectos prácticos y materiales, con objeto de conseguir una solución global [Gesamtlösung] de la cuestión judía en las esferas de influencia alemana de Europa.

En la medida en que esto atañe las competencias de otras instancias centrales, éstas deberán ser involucradas.

Le encargo, además, me someta con rapidez un plan global de las medidas prácticas materiales y de organización, para la ejecución de la deseada solución final [Endloesung] de la cuestión judía.

GÖERING

Primera Carta de Reinhard Heydrich convocando la reunión

A su vez Heydrich convocó a los departamentos que consideró adecuados para el “encargo” y escribió, a su vez, este modelo de comunicado a los asistentes:

Jefe de la Policía de Seguridad Berlín SW 11, 29 de noviembre de 1941

y del SD Prinz-Albrecht-Str. 6

IV B 4 – 3076/41g (1180) Personal

Señor

Subsecretario de Estado Luther

Ministerio de Asuntos Exteriores

Berlín

Estimado Parteigenosse [miembro del Partido] Luther:

Con fecha de 31 de julio de 1941 el Reichsmarschall des Grossdeutschen Reiches (Mariscal del Gran Reich alemán) me encargó que efectuara, junto con las otras «instancias centrales» pertinentes, los preparativos necesarios relacionados con la organización y los aspectos prácticos y materiales para conseguir una solución global de la cuestión judía en Europa, y que le sometiera con rapidez un plan global a estos efectos. Adjunto fotocopia de dicho mandato.

Considerando la extraordinaria importancia de estas cuestiones, y a fin de llegar a un acuerdo con las instancias centrales pertinentes sobre los aspectos relacionados con esta solución final, sugiero que estas cuestiones sean objeto de una discusión conjunta, especialmente en razón de que desde el 15-10-1941 ya se están evacuando continuamente judíos del territorio del Reich, incluido el Protectorado de Bohemia y Moravia, hacia el Este.

Por lo tanto, lo invito a asistir a un encuentro con este fin, seguido por un desayuno, el 9 de diciembre, a las 12.00 horas, en la oficina de la Comisión Internacional de la Policía Criminal, Berlín, Am kleinen Wannsee Núm. 16 [tachado a mano y corregido] Am Grossen Wannsee Núm. 56/58.

[Anotación manuscrita: Calle cambiada después de una llamad telefónica del Sturmbannführer (mayor) Günther el 4 de diciembre de 1941.]

He enviado cartas del mismo tenor al Gobernador General Dr. Frank, al Gauleiter Dr. Meyer, a los Secretarios de Estado Stuckart, Dr. Schlegelberger, Gutterer y Neumann, como también al Reichsamtsleiter Director Dr. Leibbrandt, al SS-Obergruppenführer [teniente general] Krüger, al SS-Gruppenführer (general de división) Hoffmann, al SS-Gruppenführer [general de división] Greifelt, al SS-Oberführer [general] Klopfer y al Director Ministerial Kritzinger.

¡Heil Hitler!

Atentamente

[fdo. Heydrich]

Segunda y definitiva carta de Heydrich convocando la reunión

Reinhard Heydruch tuvo que suspender la reunión prevista para el 9 de diciembre de 1941, así que vuelve a escribir a Luther para volver a convocarlo, ahora sí, el 20 de enero de 1942, obviamente deseaban pasar las Navidades sin “trabajo”, está es la segunda carta de Heydrich a Luther:

Jefe de la Policía de Seguridad y del SD

Praga,

8 de enero de 1942

C.d.S. B. No. 18/42

Señor

Subsecretario de Estado Luther

Ministerio de Asuntos Exteriores – Berlín

Estimado Parteigenosse [miembro del Partido] Luther:

La reunión sobre la solución final de la cuestión judía y las preguntas relacionadas prevista para el 9 de diciembre de 1941 tuvo que ser cancelada a último momento, debido a ciertos acontecimientos que fueron dados a conocer repentinamente y que hicieron imposible la asistencia de algunos de los señores invitados.

Dado que el debate de los asuntos en cuestión no permite dilación alguna, lo invito nuevamente a una reunión, seguida por un desayuno, el 20 de enero de 1942, a las 12.00 horas, en Berlín, Am Grossen Wannsee 56-58.

El círculo de señores invitados e indicados en mi carta anterior queda sin cambios.

¡Heil Hitler!

Atentamente

[fdo. Heydrich]

Transcripción de las anotaciones manuscritas:

Arriba:

Sello rojo “Secreto”.

Sello del Ministerio de Asuntos Exteriores, Sección D III, 12 de enero de 1942

1) Pg [Parteigenosse (miembro del Partido)] Rademacher para su información [zur Kenntnis]

2) W.V. [Wiedervorlage (Presentar nuevamente)] 18/1 [18 de enero]; tachado, luego: 19/1 morgens

[19 de enero por la mañana]

[Rubricado por Luther]

Vorgemerkt [tomado nota de] luego rubricado y fechado 14/1 [14 de enero] por Rademacher

Abajo:

D III 709.g [número de archivo]

Protocolo de la reunión aún pendiente.

Archívese por el momento [z.d.A./ zu den Akten]

Rubricado y fechado 21/1 [21 de enero] por Rademacher

A partir de aquí la reunión ya no se dilató más en el tiempo, tal y como se había previsto se llevó a cabo en la Villa Marlier el veinte de enero de 1942. Los allí reunidos plasmaron en papel y -según algún testigo más “vivamente” de palabra- cual era su “Solución final” para un problema inexistente, más allá del ideario de su religión política. Sacrificaron a millones de personas por pura paranoia que, además, lo fue colectiva.

El comienzo de la reunión de Wannsee

Una vez convocados por Heydrich, se reunieron en la Villa Marlier los jerarcas implicados en dar forma a eso que Göering -y seguramente Hitler- llamaban “solución global a la cuestión judía”. Según el periodista Eugeni Xammar, Hitler, en una entrevista antes de su acceso al poder, había exclamado respecto a si pensaba resolver la “cuestión judía” a garrotazos lo que sigue: “Ojalá -responde Hitler- , si no fuera porque hay demasiados. El progromo es una gran cosa, pero hoy por hoy ha perdido buena parte de su eficacia medieval” (Eugeni Xammar, citado por Rosa Sala Rose en “Diccionario crítico de mitos y símbolos del nazismo”, pág. 245, Editorial Círculo de Lectores, Barcelona 2005)

Quienes participaron, quién dirigía ejecutivamente y cuales eran sus intenciones

El siguiente documento y listado muestra quienes fueron los participantes en la conferencia y que acudieron a la convocatoria así como a que departamentos representaban:

Geheime Reichssache

(Documento secreto del Reich)

30 Copias

copia no. 16

PROTOCOLO DE LA CONFERENCIA

I. Han participado en a la conferencia sobre la Solución Final (Endlösung) de la cuestión judía que tuvo lugar el 20 de enero de 1942 en Berlin, Am Großen Wannsee N° 56-58, las siguientes personas:

  • Gauleiter Dr. Meyer Reichsamtsleiter Dr. Leibbrandt [El Director de la Oficina del Reich]: Reichsministerium für die besetzten Ostgebiete [Ministerio del Reich para los Territorios Ocupados del Este]
  • Secretario de Estado Dr. Stuckart: Ministerio del Interior del Reich
  • Secretario de Estado Neumann Beauftragter für den Vierjahresplan: [Plenipotenciario para el Plan Cuadrienal]
  • Secretario de Estado Dr.  Freisler: Ministerio de la Justicia del Reich
  • Secretario de Estado Dr. Bühler: Gabinete del Gobernador General
  • Subsecretario de Estado Luther: Ministerio de Asuntos Exteriores
  • SS-Oberführer Klopfer: Partei-Kanzlei [Cancillería del Partido]
  • Ministerialdirektor Kritzinger [Director Ministerial]: Reichskanzlei [Cancillería del Reich]
  • SS-Gruppenführer Hofmann: Rasse- und Siedlungshauptamt [Oficina Principal para la Raza y el Asentamiento]
  • SS-Gruppenführer Müller: Reichssicherheitshauptamt [Oficina Principal de la Seguridad del Reich]
  • SS-Obersturmbannführer Eichmann: Reichssicherheitshauptamt [Oficina Principal de la Seguridad del Reich]
  • SS-Oberführer Dr. Schöngarth, Befehlshaber der Sicherheitspolizei und des SD im Generalgouvernement [Comandante de la Policía deSeguridad y del SD del Gobierno-General]: Sicherheitspolizei und SD [Policia de Seguridad y del SD]
  • SS-Sturmbannführer Dr. Lange, Kommandeur der Sicherheitspolizei und des SD für den Generalbezirk Lettland, als Vertreter des Befehlshabers der Sicherheitspolizei und des SD für das Reichskommissariat Ostland. [Comandante de la Policía de Seguridad y del SD del Generalbezirk Letonia, como Representante del Comandante de la Policía de Seguridad y del SD en el Reichskommissariat de      Ostland]: Sicherheitspolizei und SD [Policia de Seguridad y del SD]

El discurso de Heydrych

Reinhard Heydrich toma la palabra ante su auditorio y se dirige a él en los términos que recoge el punto II del acta de sesiones:

“II. Se abrió la reunión con la declaración del Jefe de la Policía de Seguridad y del SD, el SS Obergruppenführer Heydrich, quien anunció su nombramiento por el Mariscal del Reich como Plenipotenciario para la Preparación de la Solución Final del asunto Judío en Europa. Señaló que la conferencia fue convocada con objeto de clarificar ciertas cuestiones de principios. La demanda del Mariscal del Reich pidiendo que se realice un proyecto de plan relativo a los aspectos prácticos, económicos y organizativos de la solución final de la cuestión judía europea, requiere una deliberación previa y conjunta de todas las paralelamente las instituciones centrales directamente involucradas en las asuntes, de manera de coordinar líneas de acción.”

Resulta evidente que Heydrich marca el terreno y menciona que autoridad le encarga el asunto, la mención a Göering, en esa época, equivalía a mencionar a Hitler. Igualmente remarca que lo que se adopte a de «solucionar definitivamente» la «cuestión judía».

Los protocolos de Wannsee

El documento de Wannsee está lleno de eufemismos, dichos eufemismos pueden interpretarse a partir de su literalidad o a partir de los resultados conocidos. Aquí los interpretaremos partir de lo segundo y no de lo primero. Nuestras piezas son esas y no las vamos a cambiar en lo esencial.

Incluso aceptando las reglas de la literalidad, hay dos cosas que se dicen claramente en Wannsee, la primera que se pretende realizar la eliminación (por la vía que sea) de toda Europa (y no solo de Alemania, y al listado de países y número de judíos calculado nos remitimos) de unas determinadas personas por pertenecer a una “raza” concreta. La segunda es una fisura en la literalidad que nos muestra lo que se ocultaba tras los eufemismos utilizados, es el siguiente párrafo del punto III del protocolo:

“Durante la solución final, se deberá conducir a los judíos al servicio de trabajo al Este. En grandes columnas de trabajo y separados por sexo, se trasladará a esas zonas a los judíos capaces de trabajar, para que construyan carreteras; no hay duda alguna de que se perderá a una gran proporción de ellos como consecuencia de una selección natural.

Los que queden; necesitarán un tratamiento adecuado, porque sin duda alguna representan la parte más resistente y con su liberación, se podrían transformar en el germen de una resurrección judía (pruebas de ello las da la historia).”

Bien, ¿por qué no podía producirse una “resurrección judía” si “solo” se les buscaba otro hogar?, después, si el asunto era una deportación (cosa, ya de por sí, condenable y digna de considerarse genocidio) ¿a que viene la idea de una muerte por “selección natural” en trabajos forzados? ¿por qué los trabajos forzados? ¿qué tiene que ver eso con la deportación o la “emigración”? y ¿cuál es el “tratamiento adecuado” para impedir la “resurrección” de los supervivientes?, por lo demás hacer notar que solo resucitan…los muertos. Hay cosas que Freud las explica…y los implícitos casi explícitos de la Conferencia de Wannsee también.

Otra cosa que deja entrever las intenciones de los «probos» funcionarios del Reich, el caso de la esterilización de los denominados «Mischlinge» -según los peculiares criterios raciales nazis “mestizos” y, en particular de “alemanes y judíos”- aquí no hay ningún eufemismo posible, la claridad es meridiana: esterilización-.

El documento de Wannsee y la «Solución final»

Wannsee indica que la voluntad de acabar con los judíos nada tiene que ver con la guerra, de hecho se empieza con medidas anteriores a la guerra, como las leyes de Nuremberg o la emigración de “pre-guerra” –que, además, se indica que era solo una medida temporal y que no era la “solución final”-, después Wannsee apunta esa deportación masiva –y ahora nos quedamos en la literalidad, no entramos a interpretar si eso es un eufemismo o no, quedémonos solo en la literalidad- que, a la hora de explicitarla, tampoco es tal puesto que ,claramente, se remite, en la práctica, a la utilización de una población esclavizada en trabajos forzados -trabajos que se contemplan hasta la extenuación de dicha masa esclavizada-.

Población que es reducida a tal estado en función ¿de qué? Solo de su condición racial, eso es inapelable y clarísimo en Wannsee, no hay eufemismo posible ni problemas de traducción al respecto: a los judíos se les esclaviza por ser judíos.

¿Cómo se llama a eso? Pues eso, por si solo, ya es genocidio. Y conste que eludimos hipotéticamente todo lo demás, y es muchísimo eludir, pero lo eludimos porque el punto expuesto es indiscutible, y ese solo punto, ese solo, ya constituye genocidio.

Un genocidio de escala europea o universal

Y la escala prevista en Wannsee para dicho genocidio no es alemana, es europea, y a los poderes que se atribuye Heydrich, y al listado de judíos por países europeos nos remitimos. Así, en el punto II del protocolo se indica que:

“II. Se abrió la reunión con la declaración del Jefe de la Policía de Seguridad y del SD, el SS Obergruppenführer Heydrich, quien anunció su nombramiento por el Mariscal del Reich como Plenipotenciario para la Preparación de la Solución Final del asunto Judío en Europa. Señaló que la conferencia fue convocada con objeto de clarificar ciertas cuestiones de principios. La demanda del Mariscal del Reich pidiendo que se realice un proyecto de plan relativo a los aspectos prácticos, económicos y organizativos de la solución final de la cuestión judía europea, requiere una deliberación previa y conjunta de todas las paralelamente las instituciones centrales directamente involucradas en las asuntes, de manera de coordinar líneas de acción.”

Mientras que en el punto III del protocolo se dice:

“III. Actualmente, con la previa autorización del Führer, la evacuación de los judíos hacia el Este reemplaza la emigración, como posible solución adicional.

Estas operaciones son opciones provisionales, pero ya se aplican las experiencias prácticas que tienen una importancia significativa para la próxima solución final de la cuestión judía.

En esta solución finalde la cuestión judía europea, se tomarán en cuenta a los aproximadamente 11 millones de judíos distribuidos en los países siguientes:

  • Pais : Número
  • A. Altreich: 131.800
  • Ostmark [Austria]: 43.700
  • Territorios del Este: 420.000
  • Gobierno-General: 2.284.000
  • Bialystok :400.000
  • Protectorado de Bohemia y Moravia: 74.200
  • Estonia – Sin judíos –
  • Letonia: 3.500
  • Lituania: 34.000
  • Bélgica: 43.000
  • Dinamarca: 5.600
  • Francia /Territorio ocupado: 165.000
  • Francia /Territorio no-ocupado: 700.000
  • Grecia: 69.600
  • Holanda: 160.800
  • Noruega: 1.300
  • B. Bulgaria: 48.000
  • Inglaterra: 330.000
  • Finlandia: 2.300
  • Irlanda: 4.000
  • Italia, incluyendo Cerdeña: 58.000
  • Albania: 200
  • Croacia: 40.000
  • Portugal: 3.000
  • Rumanía, incluyendo Besarabia: 342.000
  • Suecia: 8.000
  • Suiza: 18.000
  • Serbia: 10.000
  • Eslovaquia: 88.000
  • España: 6.000
  • Turquía europea: 55.500
  • Hungría: 742.800
  • U.R.S.S.: 5.000.000
  • Ucrania sin Bielorrusia: 2.994.684
  • Bialystok: 446.484

TOTAL: más de 11.000.000

En el punto III del protocolo

Y aún después, se añade en el punto III del protocolo de Wannsee:

“En países extranjeros aún falta una definición de los judíos según los principios raciales y las cifras comunicadas sólo incluyen a los judíos por religión. Dadas las actitudes y conceptos que prevalecen en cada país, el tratamiento de este problema se enfrentará con ciertas dificultades, especialmente en Hungría y en Rumanía. Por ejemplo en Rumanía, el judío aún puede obtener con dinero, documentos que certifican oficialmente que posee una ciudadanía extranjera.

En la Unión Soviética, la influencia de los judíos en todas las esferas de la vida es bien conocida. Hay unos 5 millones de judíos en Rusia europea frente apenas unos 250.000 en Rusia asiática.

En la zona europea de la URSS, los judíos se clasifican según su profesión, más o menos como sigue:

  • Agricultura: 9,1%
  • Trabajadores urbanos: 14,8%
  • Comercio: 20,0%
  • Empleados del Estado: 23,4%
  • Profesiones liberales (medicina, prensa, teatro, etc..): 32,7%”

En definitiva: se pretende eliminar a todos los judíos de Europa ¿por qué? Por ser judíos, no por otra cosa, es decir: por su supuesta filiación racial, ese es el motivo. La totalidad del punto III del protocolo clama eso, por mucho que se emplee el eufemismo en las palabras, la realidad que se trasluce del conjunto, de la imagen de conjunto de esas frías cifras, es tan clara como estremecedora.

La aniquilación de una población

No en vano el trato que recibían los judíos, por parte de los nazis, era por lo que se suponía era su intrínseca y genética acción corruptora –“el judío no es un ser humano. Es una apariencia de putrefacción”, Walther Buch “dixit”-. Si mientras se produce dicha eliminación se les explota además como masa de trabajo pues ese “beneficio” que se añade a mayor gloria del “arianismo”, pero el objetivo respecto a los judíos es la eliminación, no la explotación laboral, el “beneficio” en esa peculiar cosmovisión es la eliminación, no la utilización laboral –para eso ya estaban los “subhombres”, los eslavos entre otros-

Vayamos a un fragmento original del documento sobre la Conferencia de Wannsee, el texto en alemán es el siguiente:

«Unter entsprechender Leitung sollen nun im Zuge der Endlösung die Juden in geeigneter Weise im Osten zum Arbeitseinsatz kommen. In großen Arbeitskolonnen, unter Trennung der Geschlechter, werden die arbeitsfähigen Juden straßenbauend in diese Gebiete geführt, wobei zweifellos ein Großteil durch natürliche Verminderung ausfallen wird. Der allfällig endlich verbleibende Restbestand wird, da es sich bei diesem zweifellos um den widerstandsfähigsten Teil handelt, entsprechend behandelt werden müssen, da dieser, eine natürliche

Auslese darstellend, bei Freilassung als Keimzelle eines neuen jüdischen Aufbaues anzusprechen ist. (Siehe die Erfahrung der Geschichte.)»

Las traducciones

Bien, la traducción oficial dice lo siguiente:

«Durante la solución final, se deberá conducir a los judíos al servicio de trabajo al Este. En grandes columnas de trabajo y separados por sexo, se trasladará a esas zonas a los judíos capaces de trabajar, para que construyan carreteras; no hay duda alguna de que se perderá a una gran proporción de ellos como consecuencia de una selección natural.

Los que queden; necesitarán un tratamiento adecuado, porque sin duda alguna representan la parte [físicamente] más resistente y con su liberación, se podrían transformar en el germen de una resurrección judía (pruebas de ello las da la historia).»

Directamente del alemán, sin tomar la traducción oficial, lo traducimos nosotros de la siguiente manera:

“Bajo la correspondiente dirección, los judíos deben ser embarcados en el tren de la solución final, conducidos de modo apropiado a instalaciones de trabajo en el Este. En grandes brigadas de trabajo, separados por sexos, los judíos capaces de trabajar deben ser llevados a ese lugar para la construcción de carreteras, donde, sin duda, una gran parte caerá por selección natural.

Los que queden a pesar de todo ello, dado que se trata de la parte que sin duda tiene capacidad de resistencia, deben ser tratados de un modo adecuado, puesto que tales representan la selección natural, y en caso de liberación, serían la semilla de una nueva construcción judía (véase el curso de la Historia)»

Se trata de una traducción literal realizada directamente a partir del original, es decir, sin retoques para que suene más comprensible en castellano, como puede verse se aproxima mucho a la versión oficial.

Un exterminio preconcebido

El texto dice lo que dice, se diría que aquí no hay mucho margen para interpretar nada: “los que queden a pesar de todo ello” ¿A pesar de qué? Pues a pesar de haber caído una gran parte por “selección natural” en los trabajos forzados, es decir el remanente de los que no mueran, no hay intención aquí de “deportar” sino de matar –explotando primero a los prisioneros, que no son otra cosa, ni se los contempla como otra cosa-.

Sigue: “dado que se trata de la parte que sin duda tiene capacidad de resistencia, deben ser tratados de un modo adecuado, puesto que tales representan la selección natural”.

Bien ¿a que se debe adecuar ese modo? Pues nos lo dice a continuación, se debe adecuar a evitar la siguiente circunstancia: a que sean “la semilla de una nueva construcción judía (véase el curso de la Historia)”.

Por tanto no se trata de otra cosa sino que de exterminar completamente a los judíos y a la comunidad judía, descartando por completo la posibilidad de liberar a los supervivientes de los trabajos forzados que podrían ser el punto de partida de esa “nueva construcción judía”.

Eso es Wannsee, eso y no otra cosa. Y Wannsee muestra la planificación de lo que los nazis querían hacer con el total de los judíos de Europa –y volvemos a remitirnos al punto II del protocolo y al listado de países europeos -y total de población judía en los mismos que aparece en la página 6 del documento- que incluye, por cierto, España, Portugal, Suiza, Suecia y Turquía, naciones que no estaban en guerra, así que si alguien quiere presentar la excusa de «un asunto de guerra» nada de nada-.

Y ese “que hacer”, esa “solución final” consiste, explícitamente, en deportar hacia el Este a las masas de población judía que “organizados en brigadas de trabajo, separados por sexos” se dedicaran a realizar trabajos forzados hasta la extenuación –literal, no metafórica- y así “sin duda, una gran parte caerá por selección natural”, los que pese a ello aún sobrevivan serán “tratados de un modo adecuado” para que no se produzca “una nueva construcción judía”.

Dicho en otras palabras: la “solución final” que busca Wannsee contempla la eliminación total de los judíos de Europa mediante el uso y abuso masivo de trabajos forzados y la liquidación de los supervivientes que, pese a todo, queden de esos trabajos. Aún más claro: se planifica un genocidio.

Wannsee muestra la voluntad de preparar un genocidio que, como mínimo, contempla la escala continental –nada que ver, por tanto, con el “espacio alemán”, ni con “echar a los judíos de Alemania”-. Sí que tiene, mucho que ver, sin embargo, con el imaginario abisal de los mitos y el misticismo nazi.

El exterminio judío en el ideario nazi

Para empezar tenemos lo manifestado por el propio Adolf Hitler al periodista catalán Eugeni Xammar en el período del intento de golpe de Estado de Múnich, el fragmento significativo al completo es el que sigue, y fue publicado originalmente en el semanario “La Veu de Catalunya” el 24 de noviembre de 1923, allí Xammar pregunta y Hitler responde:

“Si queremos que Alemania viva, debemos eliminar a los judíos” Xammar inquiere “¿A garrotazos?”. “Ojalá -responde Hitler- sino fuera porque hay demasiados. El progromo es una gran cosa, pero hoy por hoy ha perdido buena parte de su eficacia medieval […]. Pero ahora las cosas han cambiado. ¿Qué sacaríamos de liquidar a la población judía de Múnich si en el resto de Alemania los judíos siguen siendo, como ahora, los amos del dinero y de la política? En toda Alemania hay más de un millón de judíos ¿Qué quiere hacer? ¿Los quiere matar a todos en una noche? Sería la gran solución, evidentemente, y si eso pudiera suceder, la salvación de Alemania estaría asegurada. Pero no es posible. El mundo se nos lanzaría encima en lugar de darnos las gracias”. Es bien sabido que la “gran solución” terminaría por encontrarse: las cámaras de gas, eficaz versión fría y tecnificada del asesinato en masa (…)” (Eugeni Xammar, citado por Rosa Sala Rose, y la propia autora en “Diccionario crítico de mitos y símbolos del nazismo”, pág. 245 y 246, Editorial Círculo de Lectores, Barcelona 2005)

Para continuar esta aquello que el propio Adolf Hitler escribe un año después, en 1924, en “Mein Kampf”, en dónde afirma que la Primera Guerra Mundial podría haberse ganado por Alemania de haberse gaseado a tiempo a unas cuantas decenas de miles de judíos.

Pero hasta podemos remontarnos a los puntos programáticos que, en total de veinticinco, enumera el NSDAP en sus inicios en 1920, de todos esos puntos dos hacen referencia clara y expresa al antisemitismo, y, el resto es un canto al totalitarismo y, en buena medida, también aunque bajo algo más de camuflaje al antijudaísmo.

La organización del genocidio

Quede claro que el genocidio no se monta a partir del documento. El documento es una de las pruebas que quedan de que se organizó premeditadamente el genocidio, y que este no fue «una consecuencia trágica de la guerra». El documento es solo un acta de una reunión -posiblemente no la única, pero tenemos el documento que tenemos y de la reunión que tenemos, y a eso hay que ceñirse- donde se abordaba como preparar y llevar a la práctica la «solución final».

Por lo demás, y, según algunas declaraciones, de alguno de los implicados en los procesos que se les siguieron tras la guerra, el lenguaje que se utilizó en la Conferencia de Wannsee fue mucho más explicito que lo que se reflejó después por escrito, pero, en cualquier caso, escrito hay lo que hay.

La clara idea de vulnerar la propia legalidad

Si bien estaba claro que el derecho alemán pierde su condición de tal -la “maiestas” o legitimidad- y queda en el mero ejercicio del “imperium” -la fuerza-, como mínimo desde la promulgación de las leyes antisemitas de Nuremberg en 1935. Resulta clara la conciencia de los reunidos -cuando menos de Heydrich- de ir un paso más allá o, por decirlo de una manera más expresiva: ir justo el paso más allá. A través de las medidas planificadas en Wannsee, esto queda clarísimo cuando se dice:

“Luego, el Jefe de la Policía de Seguridad y del SD pasó brevemente revista a la lucha conducida hasta el presente contra este enemigo. Los elementos más importantes son:

a) obligar a los judíos a salir de las distintas áreas de la vida del pueblo alemán,

b) obligar a los judíos a salir del espacio vital (Lebensraum) del pueblo alemán.

Para alcanzar estos objetivos, se dio impulso a la emigración acelerada de los judíos de la zona del Reich, que se consideró como única solución provisional posible.

En enero de 1939, se instituyó una Oficina Central del Reich para la Emigración Judía, bajo las instrucciones del Mariscal del Reich, siendo confiada su dirección al Jefe de la Policía de Seguridad y del SD. Sus tareas fueron principalmente:

a) tomar medidas para preparar una emigración incrementada de los judíos,

b) encauzar el flujo de emigración,

c) acelerar la emigración en los casos individuales.

El objetivo de esta tarea fue limpiar el espacio vital alemán de judíos, de forma legal.

Los inconvenientes ocasionados por tal forma de emigración, intensamente acelerada, eran claros para todas las autoridades.”

(Actas del Protocolo de la Conferencia de Wannsee, pág. 3-4)

Está clarísima la conciencia de lo que se hace, no se habla ya de violentar la justicia que, repetimos, no existía como mínimo desde las leyes raciales de Nuremberg de 1935 -de hecho ardió junto al Reichstag en 1933-, sino de olvidarse hasta de “la forma legal” por los “inconvenientes” ocasionados por la misma a las “autoridades” nazis. Era demasiado poco expulsar a la gente de sus hogares, unos asesinos lo que desean es asesinar

Los precedentes de la Shoá: legislación antisemita alemana entre 1933 y 1939

El 27 de febrero de 1933 arde el Reichstag (edificio del Parlamento alemán), con Hitler ya en el poder -gracias a Von Papen y a Hindenburg-, de hecho, hacia un mes que era canciller. Se atribuyó la acción. de forma poco clara, a Marinus Van der Lubbe, activista comunista holandés, atribución controvertida pero que sirvió a Hitler para dejar en papel mojado las garantías constitucionales -con la excusa de las actividades radicales y el incendio del Reichstag-  y el Estado de Derecho, eso sí con la colaboración de Hindenburg que firmó lo necesario.

El incendio del Reichstag. La primera excusa para desmantelar el Estado de Derecho

Hitler consideró el incendio del Reichstag tanto un símbolo como una oportunidad, de hecho, mientras sucedía llamó en persona a la redacción del periódico nazi «Völkischer Beobachter» y les dijo “¿Estáis locos? ¿No os dáis cuenta de que en estos mismos momentos está teniendo lugar un evento de incalculable importancia?” (Rosa Sala Rose en “Diccionario crítico de mitos y símbolos del nazismo”, pág. 391, Editorial Círculo de Lectores, Barcelona 2005).

En puridad, la importancia era calculable, tanto que la calculó Hitler en un decreto a medida de sus intenciones. En concreto el “Decreto del Incendio del Reichstag” («Reichstagbrandverordnung»), mediante el cual suspendía los derechos de libertad personal, de libertad de opinión , de libertad de prensa, de asociación y la inviolabilidad domiciliaria. Des esta manera comienza el fin del Estado de Derecho, pues su funcionamiento ya no fue repuesto en ningún momento del régimen nazi.

Los precedentes de la ilegalidad de un régimen criminal

Vamos a evitar a los autores revisionistas -como Rassinier, Irving o Garaudy- la necesidad de hablar de lo que sucedió durante la guerra, quedémonos un poco antes para hablar de criminalidad. Digamos que entre 1933 y 1939, limitémonos a eso.

Bien ¿existieron o no existieron los campos de concentración? (aquí y en esa época no los llamo todavía de «exterminio», aunque, muchos ya lo eran), ¿existieron o no existieron las leyes raciales? ¿existían o no existían las «desapariciones» y las extorsiones? (y nos referimos, por ejemplo, a la actuación de las SA y a cosas como las «carboneras», obviamente con las siglas SA no aludimos a las «Sociedades Anónimas», sino al precedente de las SS… liquidadas por las SS y la Wehrmacht, en su momento).

Cuando se habla de la criminalidad del sistema nacionalsocialista, se habla de la criminalidad en sí del sistema, no de que alguno de sus integrantes fuese, esporádicamente, un criminal. Todo el conjunto del mismo..lo era.

Enre 1933 y 1935

Desde los decretos de excepción –que se convirtieron en permanentes-, tras el incendio del Reichstag, en 1933, hasta las leyes formuladas a partir del mitin de Nuremberg de 1935, se desgrana toda una serie de legislación específica cuya especificidad consiste en marginar y estigmatizar a todo judío y a todo lo judío. Así van apareciendo medidas concretas en el mismo año de 1933 como el decreto de 31 de marzo por el que el responsable de sanidad de Berlín despide a todo médico judío de los servicios sanitarios sociales de la ciudad. El conjunto de medidas es el que sigue:

  • Ley para la Restauración del Servicio Civil Profesional (1933)
  • Ley Relativa al Beneficio de animales de acuerdo con las leyes religiosas judías (1933)
  • Ley relativa a la Admisión de Médicos para Prestar Servicio al Seguro Nacional de Salud (1933)
  • Ley sobre la Superpoblación de  las Escuelas y Escuelas Superiores Alemanas (1933)
  • Ley sobre la Admisión a la Profesión de la Abogacía (1933)
  • Ley Sobre la Revocatoria de la Naturalización y la Anulación de la Ciudadanía Alemana (1933)
  • Ley sobre los Editores (1933)
  • Ley contra Delincuentes Peligrosos y Habituales (1933)

La Ley, de 7 de abril, para la Restauración del Servicio Civil Profesional, excluye, expresamente a todo judío de la Administración Civil.

La Ley, de 7 de abril, sobre la Admisión a la Profesión Legal, prohíbe a los judíos ejercer la abogacía.

La Ley, de 25 de abril, contra la Congestión en las Escuelas y las Universidades, ya disminuye a la cantidad de estudiantes judíos que pueden admitir las escuelas públicas-

La Ley, de 14 de julio, de Desnacionalización o Desnaturalización, contempla la retirada de la ciudadanía de los judíos nacionalizados alemanes, así como a otros “indeseables” –lo que equivale considerar “indeseables” a los judíos.

La Ley, de 4 de octubre para los Editores, prohíbe taxativamente que los judíos puedan ejercer tareas o cargos editoriales.

Sin duda todo eso sólo cabe inscribirse en un nuevo derecho que se caracteriza por la carencia de derecho, puesto que sin garantías y en presencia de una más que abusiva arbitrariedad de los poderes públicos, y de la nulidad de raíz de cualquier contencioso-administrativo y la posibilidad de suspenso cautelar jurisdiccional, no existe derecho. Desde luego no de la herencia de Roma, pero dudamos que nada de eso tenga que ver con el procedente de tradiciones germánicas, que era lo que supuestamente se postulaba en el punto 19 del programa del partido nazi en 1920:

“19. Pedimos que un Derecho Público Alemán sustituya al Derecho Romano, servidor de una concepción materialista del mundo.”

Desde luego, ese derecho público alemán no es nada racional, ni siquiera responde a posturas irracionales –dentro de determinada concepción de lo irracional-, tan solo a la ideología y peculiar religión política que es el nacionalsocialismo. En cualquier caso no es derecho, es ley basada en la fuerza, es “imperium” sin “maiestas”.

En 1935, aún antes del mitin del partido nazi, de setiembre de ese año, y del paquete de medidas antijudías que conlleva se promulga la Ley, 21 de mayo, del Ejército. Por la que se expulsa del ejército a la totalidad de los oficiales y mandos judíos.

Pero las cosas tan solo habían hecho que empezar, el descenso al averno, que, naturalmente es humano, aún sería largo y gradual.

Las paradas anuales de Nuremberg

Dentro de las grandes celebraciones litúrgicas de la religión política que es el nacionalsocialismo se encuentran dos grandes hitos periódicos: los mítines de Nuremberg y el festival de Bayreuth. Curiosamente escenografía de épica wagneriana el uno y, propiamente dicho, sobre música wagneriana el otro.

Hubo un tercer gran hito para el régimen nazi –del que nos queda una magnífica película documental de Leni Riefenstahl, eso sí, un monumento a la propaganda política pero… de impecable factura-, se trató de los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936 auténtico escaparate del sistema nacionalsocialista.

Para las paradas de Nuremberg se construyó un escenario gigantesco –como todo lo concebido arquitectónicamente por Hitler- en forma de anfiteatro, realizado por Speer –según él inspirado en el altar de Pérgamo- y llamado “Campo Zeppelin”, dónde los miles de miembros del partido, todos ellos uniformados, se reunían anualmente para rendir culto a su mesías: Adolf Hitler. Y recibir, de él, la debida dosis de carisma, fuerza expresiva y energía magnética que les impulsaba tan ciegamente.

Cada congreso del partido -el último celebrado fue el de 1938-, tenía un título relacionado con algún evento que se deseaba resaltar. Así el de 1933 se llamó -harto significativamente- «Congreso de la victoria» (“Reichsparteitag des Sieges”) y se refiere al desmantelamiento de la República de Weimar; el de 1934 se tituló «Congreso de la unidad y la fortaleza» (“Reichsparteitag der Einheit und Stärke”), «Congreso del poder» (“Reichsparteitag der Macht”) o «Congreso de la voluntad» (“Reichsparteitag des Willens”), digamos que no había para ese año una gran cohesión temática, aunque en cierto modo sí, todos los títulos tienen que ver con la idea de «thelema».

El congreso de 1935 fue especialmente importante, no por su nombre o temática -se le denominó «Congreso de la libertad» (“Reichsparteitag der Freiheit”) por la «liberación» del Tratado de Versalles- sino por las medidas antijudías en él anunciadas y llevadas a cabo implacablemente.

En 1936, el año olímpico de Berlín, el mitin del partido recibió el nombre de «Congreso del Honor» (“Reichsparteitag der Ehre”), por el «honor» recuperado al remilitarizar Renania; el de 1937 es el «Congreso del trabajo» (“Reichsparteitag der Arbeit”), debido a la gran reducción del desempleo; el de 1938 se llamó «Congreso de la Gran Alemania» (“Reichsparteitag Großdeutschland”), dado que fue el año del “Anschluss”, la anexión de Austria y los Sudetes checos -y con ellos, de hecho, toda Checoslovaquia-.

En 1939 no se celebró congreso alguno dado el estallido de la Segunda Guerra Mundial

La formalización de una legalidad al margen del derecho o la fuerza sin legitimidad

Allí, se anunció, la creación de nuevas leyes antijudías, literalmente antijudías y, además, basadas en la peculiar teoría racial de los nazis, que, consideraban, por una parte la pirámide racial y, por otra, que el ser judío se definía no por la religión sino por tener algún abuelo judío -o serlo directamente-, vaya, que se trataba de definir a la “raza judía”. Esas leyes, retiraron la ciudadanía alemana ciudadanía alemana y prohibieron matrimonios mixtos entre judíos y otras personas de «sangre alemana o asimilable». Igualmente se prohibieron sus derechos políticos y, no mucho después, los económicos.

En realidad se aplicó la idea de la pirámide racial y se situó en ella a los judíos tal y como entendían los nazis que se les debía situar: al final de la misma (por no decir que incluso fuera de la misma)

La pirámide racial implica una jerarquía racial, es decir: superiores frente a inferiores, me es indiferente que en otros lugares se reproduzca tal esquema –y era habitualísimo en la Europa del XIX, algo de eso recoge también Bakunin-. La cuestión es que el régimen nazi contemplaba dicha pirámide, la raza, para el nazismo, no era mera manifestación de diferencia, era algo más: manifestación de diferencias jerárquicamente desiguales, es decir: el “otro” no es solo distinto en dicha concepción sino también inferior.

La legislación antisemita alemana entre 1935 y 1938

Todo eso dejo de golpe sin derechos y sin ciudadanía a centenares de miles de personas en Alemania. El conjunto de esas leyes -principales y secundarias, es el que sigue:

  • Ley para la Protección de la Sangre Alemana y el Honor Alemán (1935)
  • Ley de Ciudadanía (1935)
  • Ley para la Prevención de Progenie con Taras Hereditarias (1935)
  • Ley Para la Protección de la Salud Hereditaria del Pueblo Alemán (1935).

Toda esa legislación afecta de una u otra manera a las personas en función de su raza o de supuestas “taras” genéticas, muchas de ellas son específicas para el caso de los judíos y se les discrimina por…ser judíos, no por otro motivo. Dado el atropello de derechos que conlleva todo eso, sin duda, cabe llamarlo discriminación por raza o minusvalía (esencialmente por raza, para eso se pensaron, la minusvalía fue, de paso, un añadido que favorecía la eugenesia y la eutanasia).

¿Y cual es la causa de tal batería de medidas? Pues según Walter Gros “dixit”, eran “los designios imperialistas del pueblo judío en tierra alemana”. Designios que no eran otros que ser ciudadanos alemanes normales y corrientes, ni más ni menos, porque los judíos alemanes eran eso: ciudadanos alemanes normales y corrientes. En cuanto al “imperialismo” de tales designios solo se encuentra en las delirantes hipótesis del “archienemigo racial” y se plasmaban en la paranoia de quienes sostenían tales asertos, ni más ni menos. Hay cosas que tal vez sea la psicología e incluso la psiquiatría quienes deban explicarlas.

En 1936 encontramos dos medidas antijudías destacables:

  • La Orden Ejecutiva de la Ley de Impuestos del Reich (1936)
  • La Ley de Veterinarios del Reich (1936)

Por la primera se prohíbe a los judíos ser asesores o gestores fiscales, por la segunda se expulsa a todo judío de la profesión veterinaria. Por último, en ese año, se prohíbe a maestros y profesores judíos enseñar en las escuelas públicas, eso se hace mediante una orden ministerial.

En 1937, el nueve del mes de abril, el municipio de Berlín prohíbe la escolarización en las escuelas públicas a todo niño judío. Poco a poco se va completando el cerco de la marginación y el “anatema”

Entre 1938 y la Conferencia de Wannsee en 1942 se produce un despliegue legal antijudío que, naturalmente, será marcado por la guerra. Para desgracia de los judíos que sufrieron la Shoá esa marca fue la creencia del dictador nazi de que, a mediados de 1941, tenía ganada la guerra. Eso no solo no freno las normas y leyes que discriminaban y denigraban a los judíos sino que, por el contrario, la perspectiva de una paz cercana y victoriosa impulsó a Hitler a… violentar sus propias leyes –por otro lado nulas de pleno derecho y carentes de “maiestas” o legitimidad-. Por eso Heydrich en Wannsee  habla, sin tapujos, de pasar a hacer las cosas…al margen de su propia ley.

La legislación antisemita entre 1938 y 1939

El cinco de enero de 1938 se promulga La Ley sobre la Alteración de Nombres y Apellidos, por la cual se prohíbe que los judíos se cambien el nombre ¿El motivo? Pues que los judíos no intentasen camuflar su condición cambiando o modificando sus nombres y apellidos.

Ese año, 1938, fue muy prolífico para los falsos legisladores y aún más falsos juristas nazis, casi los años 1933 o 1935, así se promueven las siguientes medidas:

  • La Ley, de 5 de febrero, para la Profesión de Subastador (prohibición a los judíos de ejercer de subastador)
  • La Ley, 18 de marzo, de Armas (prohibición a los judíos de comerciar con armas)
  • El Decreto, de 22 de abril. contra el Camuflaje de Empresas Judías (es para las empresas lo que para las personas fue la de cinco de enero, y prohíbe que las empresas de propietarios judíos cambien su nombre)
  • La Orden, de 26 de abril, para la Divulgación del Patrimonio de los Judíos (obliga a los judíos a declarar toda propiedad de valor superior a los 5.000 marcos alemanes (“reichsmarks”)
  • Orden del 11 de julio del Ministerio del Interior (prohibición de la entrada judíos a centros sanitarios)
  • Orden Ejecutiva, de 17 de agosto, sobre la Ley sobre la Alteración de Nombres y Apellidos (obliga a los judíos a adoptar un nombre más a sumar a los que tenían que, claramente, sea de origen judío, para poder identificarlos con mayor claridad y eludir cualquier asomo privacidad)
  • El Decreto, del 3 de octubre, para la Confiscación de la Propiedad Judía (obliga a los judíos a transferir la propiedad de sus bienes a alemanes no judíos, teóricamente pueden ser gente de su confianza pero, el caso, es que se quedan sin la propiedad de esos bienes)
  • El cinco de octubre el Ministerio del Interior anula todos los pasaportes alemanes llevados por judíos. Además, todo judío debe entregar su antiguo pasaporte que sólo serán considerados validos tras sellarlos con una “J” (de “Juden” o “Judío”)
  • El Decreto para la Exclusión de Judíos de la Vida Económica Alemana (por ese decreto se cierran cualquier empresa cuyo dueño sea judío)
  • El 15 de noviembre, el Ministerio de Educación expulsa de la escolarización pública a todo niño judío
  • El 28 de noviembre, el Ministerio del Interior limita la libertad de movimiento de cualquier judío
  • El 29 de noviembre, el Ministerio del Interior prohíbe la tenencia de palomas mensajeras a los judíos (se ignora si también otras palomas, pero es que el delirio nazi  iba “in crescendo”)
  • Una Orden Ejecutiva del 14 de diciembre, modifica la Ley sobre la Organización de Trabajo Nacional (se anula todo contrato estatal con empresas de propietarios judíos o contratistas de esa “raza”)
  • La Ley, de 21 de diciembre, para Parteras o Comadronas (prohíbe a las mujeres judías el desarrollo y ejercicio de esa profesión.

El año 1939, antes de la guerra, contempla un par de medidas de la serie antijudía, la de 21 de febrero, donde se promulga el Decreto Relacionado con la Entrega de Metales y Piedras Preciosas de Propiedad de Judíos (obviamente se trata de despojar a los judíos incluso de sus joyas y enseres personales, sea cual sea su procedencia y su valor sentimental).

La última medida anterior a la guerra es del 1 de agosto de 1939, parecería una broma de no ser porque se inscribe en la dramática cadena que lleva a la Shoá: El Presidente de la Lotería Alemana prohíbe la venta de números y boletos de lotería a los judíos.

Después… llega la guerra y la precipitación de la Shoá a partir de mediados de 1941 –justo cuando Hitler pensaba, estaba convencido, de haber ganado la guerra. La Shoá no se produce a causa de la guerra, todo lo contrario, se materializa porque el régimen nazi cree que ya ha ganado, es un dramático y horrendo cuento de la lechera.

La cuestión palestina y el nacimiento de Israel

El nacimiento de la cuestión palestina está ligado al nacimiento del moderno Estado de Israel y, yendo más lejos, al proceso que originará dicha creación, intrínsecamente unido a la aparición del sionismo político.

El movimiento sionista tiene unos tintes comunes con otros movimientos que surgen dentro del pensamiento político europeo del siglo XIX –desde el socialismo utópico a otros- pero, también, tiene un rasgo singular, que es la conclusión de que la vía que ofrece garantías a la normalización de la vida de los judíos –frente a un antisemitismo siempre latente en la sociedad europea- no era la integración en las sociedades en las que vivían sino la creación de un Estado propio, un Estado específicamente judío, que Theodor Herlz definirá –con alto nivel de detalle- en su obra “El Estado judío” –Der Judenstat-.

Este proyecto se pone en marcha y va adquiriendo la suficiente entidad para pensar que de la utopía se puede pasar a la realidad, la opción de Palestina como sede de ese Estado no es la única que se baraja pero sí es la que finalmente se adopta, y los primeros asentamientos se realizan aún bajo dominio otomano, en ese momento –y aún más bajo el Mandato británico- la denominación “Palestina” y “palestinos” la utilizan, curiosamente, mucho más los inmigrantes judíos que no los árabes, en realidad eso muestra la ambivalencia en el sentido de dicha voz.

Tras la Primera Guerra Mundial los tres distritos otomanos que forman –a grandes rasgos- el territorio del actual Estado de Israel y territorios controlados por el mismo junto a otro territorio transjordano configuran el primer Mandato Británico en la zona. Si bien Gran Bretaña tiene su propia política e intereses imperiales su mandato en la zona tiene peculiaridades jurídicas que diferencian esos territorios de otros dominios coloniales británicos, anteriores en el tiempo. En efecto, ese territorio queda bajo jurisdicción de la Sociedad de Naciones y Gran Bretaña solo es, en teoría, administrador temporal del mismo, con una misión: conciliar los antagónicos intereses de los habitantes de la región, cuya demografía, por otro lado es cambiante –cabría citar un estudio de la Universidad de Yale que muestra la evolución de la población de la zona en ese período, y el enorme peso que la inmigración tiene en la misma durante los años del Mandato-. En cualquier caso la misión es muy complicada, porque se combinan no dos sino tres intereses antagónicos, el del sionismo y los judíos sionistas que buscan –como mínimo- la creación de un Hogar Nacional judío en la zona, el de los árabes que… no quieren ni oír hablar de eso, y el de los británicos que, en realidad, esperan administrar esas dos discrepancias en pro de su interés colonial e imperial y, en base a un “divide y vencerás”, eternizar con un “sine die” su dominio en la zona –que enlazando con Irak, Kuwait y otros territorios consolidaban y facilitaban las rutas con el dominio que era la joya de la Corona: la India-.

En 1922 se desgaja del Mandato el territorio de Transjordania, previa presentación de un memorándum a la Sociedad de Naciones dónde el gobierno británico justificaba la necesidad de esa decisión, Transjordania se constituye en un emirato teóricamente independiente pero bajo la práctica autoridad británica, Transjordania es el origen de la actual Jordania. La población de este territorio es árabe, si bien pueden distinguirse dos grupos, los beduinos y los palestinos –usaremos esa voz para entendernos-. Digamos que ese desgaje no perjudicará la causa del sionismo, en el fondo favorece la idea del Hogar Nacional judío al crear una entidad árabe, incluso pudiera haber sido una vía de solución al irresoluble problema del antagonismo árabes versus judíos en el resto del territorio del Mandato, que ahora pasa a circunscribirse a los territorios que actualmente forman el actual Israel y los que controla Israel –excepto el Golan, que formaba parte de Siria, que era colonia francesa-, sin embargo las ambiciones de la dinastía hachemita frustrarán esa posibilidad –y eso a pesar de ser, probablemente, el régimen árabe que mayor cordura y realismo mostró en todo momento-.

La Administración británica va desarrollando en el territorio del Mandato una política muy cambiante, en cierta medida según la evolución de las circunstancias internas –rebeliones de la población árabe incluidas-, se van presentando diferentes proyectos de “libros blancos” que debieran ser la hoja de ruta para el futuro de esos territorios, sucede que no hay una excesiva coherencia entre aquello que dice un proyecto u otro, hora se presentan proyectos afines al sionismo hora cercanos a las posturas árabes, como telón de fondo no perdamos de vista que tales vaivenes favorece a la política imperial británica en un sentido: la indefinición es una forma de mantener el status quo con Gran Bretaña como metrópoli colonial de facto.

En esta situación se alcanza la década de 1930, tan trascendental y dramática para Europa y para el mundo, en 1933 Hitler se hace con el poder en Alemania y, prácticamente de forma inmediata, comienza a establecer infamantes leyes antisemitas –quede claro que eso preludia la Shoá y muestra cuales son las intenciones del régimen alemán, pero aún no son la Shoá, ésta, en puridad, se producirá durante la Segunda Guerra Mundial-, trágicamente eso coincide con un momento en el que la política británica en relación a su Mandato de Palestina es de “congelación” de las cuotas de inmigración judía autorizadas –en un gesto favorable a la población árabe-, con lo que esa posible vía de refugio queda mermada, no obstante conviene aclarar que en la percepción de la época, para los propios judíos alemanes, la amenaza nazi no pasa de ser, inicialmente, una vuelta de tuerca más del antisemitismo tradicional, en el fondo se esperaba que el asunto quedase en gestos “cara a la galería” –en realidad Alemania había sido tradicionalmente uno de los territorios europeos con menos manifestaciones antisemitas-, por desgracia Hitler era coherente: tenía intención de hacer aquello que se anunciaba en el Mein Kampf. Pero el caso es que eso aún no se percibe en toda su extensión durante el transcurso de los años treinta –ni por lo que hace a sus proyectos respecto a los judíos ni, tampoco, a su política de agresión y expansión a costa de sus vecinos-.

Se debe tener en cuenta, además, que esos ecos europeos sonaban lejanos en el devenir diario de las cosas en el territorio del Mandato, aquí las tensiones seguían sus propias pautas, pautas que eran independientes de aquello que se estaba gestando en el corazón de Europa, y pautas que mostraban una constante: el antagonismo casi absoluto entre habitantes judíos y árabes del territorio.

El caso es que la dinámica de las cosas, la del enfrentamiento, que es independiente en su motivación y desarrollo a lo que va sucediendo en Europa, prosigue en el día a día del Mandato. Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial las organizaciones sionistas -y pese a no conocerse la verdadera magnitud de la acción de Hitler y de sus intenciones respecto a los judíos- deciden implantar una tregua en su enfrentamiento con Gran Bretaña y brindar su apoyo a ésta en la guerra contra Alemania. Hay que mencionar una excepción extremista, la del llamado “grupo Stern”, cuyo líder aboga incluso por el demente proyecto de apoyar a la Alemania hitleriana contra los británicos, pero esto será repudiado de raíz por el movimiento sionista y acogido con un indiferente desprecio por los alemanes -a diferencia de los servicios del infame mufti de Jerusalén, que apoyará a Hitler y será correspondido por éste-.

La guerra significará una especie de paréntesis en el conflicto de la región, que no se calmará pero queda postergado por los acontecimientos que se estaban desarrollando a escala mundial. Con la derrota alemana y la victoria aliada se volverá, no obstante, al punto en que había quedado la cuestión del Mandato en 1939, sin embargo hay ciertos cambios notables. El primero es que Gran Bretaña ya no puede ni seguir manteniendo un Imperio colonial ni seguir ejerciendo de potencia colonial, el segundo es que derivado de eso la “cuestión palestina” -englobando en ese termino tanto a la parte judía como árabe- se debía resolver… en serio. Los británicos pasan el problema a las muy nuevas Naciones Unidas, organización que se entiende heredera de la extinta Sociedad de Naciones -que era, de iure, quién debía velar por la soberanía y el futuro de ese territorio-. Lo cierto es que la ONU pretende escuchar tanto a árabes como a judíos, pero mientras los segundos y sus representantes realizan una política y una diplomacia a la vez pragmática y de colaboración con la ONU, los árabes, confiados en lo que entienden una posición de superioridad, se cierran en banda y no desean siquiera plantearse el tema de una partición ni de las condiciones de la misma. Los árabes podían tener argumentos en pro de sus intereses, pero sencillamente no los dan, su único argumento es que irán a la guerra -que es lo que finalmente harán confiando en el apoyo del resto de los países árabes-.

Finalmente la ONU decretará la partición, los judíos la aceptarán y los árabes no, los judíos proclamaran -en pleno estallido bélico contra los árabes- la independencia del Estado de Israel, curiosamente por la otra parte no habrá nada similar -digamos que la conciencia nacional árabe palestina es cosa tan tardía como… después de 1967-, la guerra se saldará con la derrota árabe y la consolidación del Estado de Israel. ¿Eso significa que el nuevo Estado se quedó con todo el territorio? No, ciertamente se quedó con lo que había ocupado hasta la declaración de armisticio, pero Cisjordania -o Judea y Samaria, como se prefiera- y la franja de Gaza quedaron en manos árabes, sólo que habiéndose podido hacer no se proclamó allí ningún Estado árabe-palestino, Cisjordania se incorporó a Jordania y la franja de Gaza a Egipto, esto se podría interpretar, aparentemente, como una traición a los árabes palestinos por parte de sus “hermanos” árabes, pero no fue así, jamás la población árabe de esos territorios se enfrentó a egipcios y jordanos reclamando algo similar a una independencia, jamás hubo el menor roce ni el menor inconveniente en tener pasaporte egipcio o jordano. Evidentemente esa población estaba en su derecho de sentirse satisfecha siendo egipcia o jordana, pero eso evidencia algo: que la cuestión árabe-palestina no es en sus inicios una cuestión nacional -no es una causa nacional-.

El antagonismo de las comunidades judía y árabe del territorio del Mandato es la génesis de la actual “cuestión palestina”, digamos que lo que ha cambiado respecto a la actualidad es la desaparición de la potencia colonial -con intenciones no menos coloniales- y que una de las dos comunidades enfrentadas ha alcanzado en buena parte sus proyectos -la creación de su Estado- y la otra…, bueno, es difícil definir que proyecto o proyectos tenía y tiene la otra, porque han variado -al menos de palabra-, el inicial era “echar a los judíos al mar”, sin duda como programa es simple, eso sí, muchas trazas de compromiso o pacto no facilita, posteriormente ha habido una cierta evolución hacia el reclamar la creación de un Estado propio, no obstante eso, que sí pudiera ser un punto de partida cara a un compromiso, queda lógicamente aparcado si es el fundamentalismo islámico -sea el de Hamas, sea otro- lo que se escoge como representación, sencillamente porque eso devuelve al proyecto inicial de la parte árabe -aquello de “echar a los judíos al mar”- y se olvida del otro lema que era “paz por territorios”.

A todo esto apenas se ha mencionado tangencialmente la Shoá, eso es debido a dos cosas, la primera que el drama de la Shoá se desarrolla durante un tiempo de forma paralela pero al margen del conflicto árabe-judío -no tiene que ver con éste, aún cuando, evidentemente, impactará grandemente en la conciencia del pueblo judío-, la segunda que por su génesis y desarrollo la Shoá es una cuestión europea. Cabría añadir una tercera razón, y es que por su magnitud la Shoá merece un tratamiento aparte y pormenorizado.

Lo judío y la Shoá

La “cuestión judía” para el nacionalsocialismo–la “religión de la sangre”, sin ir más lejos, por citar a Rosenberg-, es algo esencial, es el “modelo opuesto” sobre el que gira su visión del tema racial.

El quid de la cuestión son las características que, a sensu contrario de las arias, se adjudican a un ethóscolectivo judío, plasmando las mismas en la “sangre y alma judías”.

El papel que se adjudica a los judíos y a lo judío

¿Qué se supone origina esas hipotéticas características? Pero, centremos más la pregunta con un condicional inicial: para el nacionalsocialismo ¿qué origina esas supuestas “características”? ¿una cuestión religiosa? ¿una cuestión cultural? ¿una cuestión étnica? –entendiendo aquí por “étnico” no algo racial sino una identidad “nacional” pero de origen social-.

No, nada de eso, por muchas vueltas que se de al final se llegará a la “raza”,al “alma que reside en la sangre”, a eso se llegará. Y con ello a una extraña“cosmovisión” que pretende mezclar la biología con el misticismo –dentro de una“acientifidad” absoluta-.

“Cosmovisión” que es deudora, además, de una curiosa mezcla de derivadas del pensamiento racional y del pensamiento irracional. ¿Contradictorio? Puede, no lo descartamos, paradójico seguro, en cualquier caso las paradojas, las incoherencias y aún la contradicción pura se suelen presentar casi siempre, en, casi…cualquier cuestión. Pero volviendo a nuestra cuestión, la “cuestión judía”es, para el nacionalsocialismo, una cuestión racial –casi se diría que también“espiritual”, pero eso forma parte de esa dualidad “biológico/mística” que se ha indicado-.

Los judíos aún siendo catalogados como “unterschmen” en realidad eran contemplados como otra cosa: la “antiraza”, el “archienemigo”, en el fondo –y entrando en una subversión total de los aparentes especificados- la “otra” “raza superior” – a fin de cuentas fue Albert Speer quién dijo que Hitler odiaba solo aquello que admiraba («Diarios de Spandau»)-.

Una visión apocalíptica

Ese era el peligro, el “enemigo racial a combatir” en “duelo singular”, y ¿por qué lo eran? pues porque eran “superhombres”…de signo opuesto, es decir:“antihumanos”. Así, curiosa y singularmente, su “superioridad contraria” –ergo,“negatividad”- los colocaba fuera del “género humano”. En la cosmovisión nazi la dualidad es necesaria, y “lo judío” es la dualidad –y el oponente- necesario en la cuestión racial de dicha concepción.

Los “subhombres” “verdaderos” eran otros grupos humanos –entre los que, muchas veces, no acaba de quedar claro lo que es “raza”, pues existen numerosas mezclas de elementos que complican la simplicidad del aparente “biologicismo”invocado-, estos eran “utilizables” –evidentemente bajo la dirección de los“herrenvolk”- pero no tenían porqué ser “eliminados” –aunque muchas contemplaciones tampoco se les tenía-.

Los judíos, sin embargo, debían ser “eliminados” del “espacio vital” de la“raza aria”. Y ¿por qué? pues…por cuestión de “raza”, no por otra cosa. El tradicional y antiguo antisemitismo europeo u occidental siempre fue religioso y/o cultural, el del nacionalsocialismo no es sólo así: es “biológico”, es racial, y, en lo religioso, lo es respecto a…la religión política del nacionalsocialismo.

La supuesta “corrupción”racial

La “corrupción” o “contaminación” de la que se responsabiliza a los judíos es racial, es “biológica”, nada tiene que ver con la ideología o la cultura, es, simplemente, “física”. Las características “negativas” –y lo entrecomillo porque la negatividad en cuestión es discutible, muchas de las “negatividades”aludidas solo pueden entenderse como tales desde determinada perspectiva- que se les atribuyen no son culturales o ideológicas, son manifestaciones de un hecho físico, algo “genético”, consustancial a su “raza” –concepto al que, repito, junto a unas supuestas características físicas se atribuye también, y diría que aún prioritariamente, unas características “místicas”, baste recordar lo expuesto por Rosenberg en relación a la “sangre”-.

Así, por ejemplo, el “internacionalismo”, el “desarraigo”, el “cosmopolitismo”,incluso el “bolchevismo” y el “capitalismo” –pese a ser estos dos últimos conceptos imposibles de casar por muchos esfuerzos que se realicen en pro de ello, por ejemplo, basta remitirse a la lucha de clases para desmentir tal relación antinatura-, no son cuestiones que se consideran “judías” por cultura, ideología, tradición o religión, no…lo son por “raza”, son manifestaciones sociales –que se consideran negativas- de una “sangre” determinada –que se considera negativa-.

No es lo mismo el “antijudaísmo” a secas que el”antijudaísmo” nazi, y, sin embargo, algunos juicios de valor negativos basados en supuestos que no son nazis se utilizan por el revisionismo para reafirmar los supuestos nazis.

Un encadenamiento perverso que lleva a la Shoá

Todo eso que señalaban los nazis como cosa negativa, no lo es en función de una ideología, de una tradición, de una religión, de una cultura, lo es, para el nacionalsocialismo, en función de la “raza”.

Dicho en otros términos: un bebe “judío” recién nacido es tan “culpable” de todo –y ese “culpable” entrecomillado no implica reconocer la realidad de esas“culpas”, ni, tampoco que algunas de las “culpas” invocadas sean tales- como el“conspirador” más consciente posible.

Luego ¿de qué es culpable? de haber nacido judío, y vuelvo a repetir ¿de qué es culpable? pues…de un pecado original ¿No son curiosas algunas coincidencias en cosmovisiones aparentemente diferentes?¿no son curiosas algunas analogías religiosas?

La Shoá (Holocausto), por tanto, se basó completa y absolutamente en una aberrante concepción de una supuesta jerarquía racial. Jerarquía transmitida“físicamente” tanto como “místicamente”. Dentro de ese absurdo se coloca a lo judío, en la práctica, fuera de dicha jerarquía, pero…como algo temido, el enemigo que necesita la inverosímil teoría racial nazi para explicar la decadencia de los arios –véase “El Mito del Siglo XX” de Alfred Rosenberg o el «Mein Kampf» de Hitler-. Está fuera de esa jerarquía porque, en realidad, sería otra cúspide. La gran paradoja de la cosmovisión racial nacionalsocialista se resume ahí: se odia a lo judío porque se le teme y se le teme…porque se le considera un adversario “racial” igual a lo ario pero…en polo opuesto. Ese encadenamiento perverso y enfermizo fue lo que desencadenó, casi inevitablemente, la Shoá.

¿Qué hacemos con un judío rubio?

Hace poco leí una nota en donde una persona que se autodefine como «gentil» se explayó con las típicas quejas de los Mesiánicos o Nazarenos contra el Judaísmo verdadero. Todas, de un modo u otro, girando alrededor del asunto de la identidad judía. Sin detenerme a desglosar su texto, voy a abstraer los argumentos sustanciales que maneja para explicar por qué, en buen plan, nos parecen… tontos.

 

1. El judaísmo como una identidad que se adquiere por la vía materna.

 

Una queja frecuente de Mesiánicos y Nazarenos es que el Judaísmo Rabínico SE INVENTÓ eso de que la identidad judía se hereda por la vía materna.

 

Falso. Ignorancia pura. Incapacidad de abordar el texto de la Torá. El concepto de la identidad definida por la vía materna se origina en la Torá: «Y no emparentarás con ellas (las naciones cananeas); no darás tu hija a su hijo, ni tomarás a su hija para tu hijo. Porque desviará a tu hijo de en pos de Mí, y servirán a dioses ajenos; y el furor del Señor se encenderá…» (Deuteronomio 7:3-4).

 

Este pasaje tiene algo muy singular, que desde la antigüedad llamó la atención de nuestros sabios: menciona DOS POSIBILIDADES de matrimonio mixto: dar nuestras hijas a los hijos de los cananeos (judía con no judío) y tomar sus hijas para nuestros hijos (judío con no judía). Pero cuando habla de DESVIARSE A SERVIR A DIOSES AJENOS, sólo menciona UNA POSIBILIDAD: «desviará A TU HIJO…». No menciona la posibilidad de «desviar a tu hija».

 

Nuestros sabios enseñaron que NADA en la Torá es accidental. Lo que dice, lo dice por algo. Lo que no dice, no lo dice por algo. ¿Por qué sólo en el caso del matrimonio entre un judío y una no judía se habla de una desviación hacia otra religión? Nuestros sabios lo entendieron bien: la identidad espiritual de la familia reside en la mujer. Por lo tanto, si la madre es judía, el hogar es judío. Si la madre no lo es, el hogar tampoco.

 

Disculpen, señores. Pueden estar en desacuerdo con LA INTERPRETACIÓN (aunque no veo cómo; el asunto me parece sobradamente claro). Pero no me vengan con el cuento de que esa norma se la inventaron nuestros rabinos. La base está en la Torá, y bastante clara.

 

2. ¿Qué aspecto tiene un judío? Es decir: ¿puede ser rubio?

 

Bueno, si yo fuera verde, con antenitas en la parte superior de mi cráneo, y con bolitas moradas repartidas a lo largo de mi piel lisa y brillante, casi todos podrían darse cuenta a primera vista que mi papá fue marciano, y me heredó su genética marciana.

 

Pero mi mamá es judía. Por lo tanto, legalmente soy judío, aunque pueda tener montones de genes extraterrestres. Entonces, ¿qué aspecto tiene un judío?

 

Cualquiera. El judaísmo jamás se ha atragantado con la cuestión racista. La «raza» (es un término inexacto, pero dejémoslo respetando la costumbre de nuestros detractores) se hereda por vía materna, por lo que uno puede heredar cualquier tipo de aspecto de su padre.

 

Pero, además, me sorprende que hagan quejas tan triviales contra los judíos rubios. Hay montones de semitas rubios, no nada más judíos. También árabes, palestinos, libaneses, iraquíes o sirios. Y si nos vamos a pueblos cercanos no semitas, el asunto sigue: pese a ser de Oriente Medio, hay un montón de turcos y de kurdos que también son rubios. Entonces ¿cuál es el problema?

 

Si se trata de ser prosaico, sería más lógico preguntar por un judío con aspecto de chino (y, sin embargo, no es lógico, porque quien entiende bien el asunto de la identidad judía, tampoco se espanta si ve a un judío con facciones más orientales de lo normal).

 

Al final del día, lo que está detrás de este bobo argumento es la urgencia de muchos cristianos para descalificarnos a cualquier precio. Como no les gusta que nuestro definido y preclaro sentido de identidad no los pueda integrar como judíos porque no son judíos, entonces se inventan cualquier modo para decidir que NOSOTROS NO TENEMOS DERECHO a opinar sobre Judaísmo.

 

Lo que subyace siempre en el argumento contra los judíos rubios es la «sospecha» de que los Ashkenazim son, en realidad, la impostura jázara. Pero da igual: cuando ya no pueden con lo de la impostura jázara (irracional en todo sentido, y en unos momentos explicaré por qué), entonces apelan a que los judíos somos una impostura babilónica del siglo IV o V, o se van más atrás y dicen que somos la impostura idumea del siglo II AEC).

 

Lo irracional es esto: para la época en la que Alejandro Janeo obligó a los idumeos a convertirse al Judaísmo, había comunidades judías establecidas desde España hasta la India. ¿Me pueden explicar cómo el grupo idumeo podía SUPLANTAR a TODOS los judíos?

 

Irracional. Máxime, porque es un hecho que los idumeos se convirtieron a los judíos, pero no se asimilaron a la sociedad judía. Siguieron siendo… idumeos. Casi DOS SIGLOS DESPUÉS, las familias idumeas seguían siendo identificadas como IDUMEAS, porque seguían siendo idumeos.

 

Sólo los escasos sobrevivientes a la guerra contra Roma se asimilaron al pueblo judío. Pero no hay dudas respecto a que fueron una minoría.

 

Bien: si esa es la situación en el siglo II AEC, ¿cómo sería en el siglo IV o V, o en el siglo X? Es IMPOSIBLE que babilónicos o jázaros SUPLANTARAN a TODOS los judíos. Es tan razonable (o irracional) como decir que yo y un grupo de personas estamos maquinando una perversa suplantación del pueblo irlandés, y a partir de la próxima década ya no va a haber irlandeses genuinos, sino mis terribles intrusos sin cara irlandesa pero con sombreros verdes, y perfectamente entrenados para disertar largas horas sobre los hombres diminutos y sobre la crisis de la patata.

 

Correcto, pero ¿qué hago con los millones de irlandeses que están regados por todo el planeta? Para desgracia mía, los irlandeses son un pueblo que vive mayoritariamente en el exilio. Sólo una tercera parte de los que hoy se identifican como irlandeses viven en Irlanda. Los demás viven en un montón de lugares (incluyendo mi colonia en la Ciudad de México).

 

Y, aunque tuviera yo un absurdo y milagroso éxito en lograr suplantarlos a todos, habría un detalle con el que fácilmente podrían descubrir mi impostura en cuestión de pocos años: el factor lingüístico. Digo, porque es obvio que aunque logra suplantar a TODOS los irlandeses, NO VOY A PODER HABLAR COMO ELLOS. Forzosamente, va a darse una ruptura lingüística que va a demostrar que, en un momento de la historia, hubo una suplantación.

 

A todos mis queridos y veladamente antisemitas conocidos que afirmar -implícita o explícitamente- que hubo una sustitución idumea, babilónica o jázara que enterró a TODOS los judíos, les he pedido UNA SOLA PRUEBA de que, en un momento de la historia, hubo una RUPTURA en la transmisión lingüística del hebreo.

 

Pero NO HAY NADA.

 

Los hebreos seguimos hablando hebreo. Punto. Esa es la evidencia histórica contundente y definitiva, y está corroborada con el hecho de que la evolución del idioma hebreo es perfectamente reconstruible, sin baches históricos, con la simple revisión de la Mishná y nuestros Sidurim.

 

Olvídense de las suplantaciones. Olvídense del aspecto de los judíos. Nosotros sabemos reconocernos, y no necesitamos que un cristiano pretencioso venga a querer dictar cátedra de algo que desconoce.

 

3. ¿Cómo podemos definir a los descendientes de judíos?

 

Pues… como descendientes de judíos. Nada más. ¿Qué otro término quieren que se invente? Al final de cuentas, un «descendiente de judíos» no es judío porque, en la misma medida (o mayor o menor) también es descendiente de otros grupos. Claro, hay de casos a casos, pero la norma es simple: si la madre es judía, la persona es judía.

 

Correcto: hay personas cuya madre, abuela materna, o bisabuela materna por la línea de la abuela materna, fue judía. Bien, los criterios halájicos están bien definidos, y los rabinos saben quién puede y quién no puede reclamar su derecho a la identidad judía.

 

Claro que siempre hay casos extremos, pero los criterios no son tan difíciles de entender. Y con esto me remito al tema de los Benei Anusim, porque es el tema que siempre está detrás de este tipo de comentarios cuando vienen de boca de un cristiano (o de varios).

 

Empecemos por dejar algo claro: el hecho de ser un Ben Anusim no hace judío a nadie. Puede, en el más singular de los casos, darle derecho a REGRESAR al Judaísmo, pero mientras NO REGRESE al Judaísmo, NO ES JUDÍO.

 

Es decir: un pastor cristiano me puede demostrar que la mamá de su mamá de su mamá de su mamá -y así durante cinco siglos- fue una judía. Bien: eso significa que la mamá de su mamá de su mamá -y así durante cinco siglos- fue una judía. DE NINGÚN MODO significa que ÉL SEA JUDÍO. Primero, tendría que demostrar que conserva el derecho de RETORNAR. Luego, TENDRÍA QUE RETORNAR.

 

Es lógico: supongamos que yo tengo el derecho de regresar a Alemania porque mi abuelo fue alemán. Por razones obvias -el antisemitismo europeo- se vino a México, pero siguió viviendo como alemán. Horarios estrictos, hábitos inquebrantables, lector voraz, ajedrecista impecable. Todo un buen judío alemán. Gracias al tiempo que pasé con él durante mi infancia, aprendí a disfrutar la buena música alemana (Bach, Haydn, Mozart, Mahler), y heredér su pasión por la lectura. Gracias a ello, siempre me he llevado súper bien con alemanes, y más aún con yekes (judíos alemanes). Me siento como en casa con ellos.

 

Correcto, pero todo eso NO ME HACE ALEMÁN. Ni hace que cuando cierro la puerta de mi departamento y salgo a la calle ESTÉ CAMINANDO EN UNA MONÍSIMA CALLE DE STUTTGART O DE FRANKFÜRT. Estoy en México y soy mexicano. Punto. Puedo sentarme al piano horas y horas tocando a Mozar. Pero sigo en México.

 

Si quiero que eso cambie y rodearme de Alemania, sumergirme en Alemania, vivir en Alemania, o hasta SER ALEMÁN, entonces tengo que hacer un montón de cosas: preparativos, papeleos, comprar los boletos, aprender el idioma, trasladarme con todo y mi piano y mis gatos a alguna monísima calle de Stuttgart o de Frankfürt. Sólo entonces, podré decir -por lo menos- que estoy en Alemania.

 

¿Me entienden ahora por qué resulta ridículo que un cristiano venga a cuestionar a un judío bajo el tonto argumento de que hay mucha gente de descedencia judía?

 

Si quieren cuestionar al Judaísmo, que lo hagan desde su Cristianismo (y a ver cómo les va). Si quieren cuestionarlo DESDE el Judaísmo, entonces primero tienen que INTEGRARSE al Judaísmo.

 

Otro detalle: el hecho de que tengan algún vínculo con alguna familia de Judíos Conversos, NO HACE QUE TENGAN DERECHO AL RETORNO. Esa es una de las grandes confusiones en Hispanoamérica: NO CUALQUIERA ES UN BEN ANUSIM. Muchos son DESCENDIENTES de algún Ben Anusim, pero para ser Ben Anusim, se tiene que demostrar que en las últimas cinco generaciones, el Judaísmo siguió practicándose en la familia de -en el más extremo de los casos- la mamá de la mamá de la mamá de la mamá.

 

SI NO SE PUEDE PROBAR ESO, no se tiene el derecho a ser considerado un BEN ANUSIM, y -por lo tanto- NO SE TIENE EL DERECHO AL RETORNO.

 

«¡Pero casi nadie podría demostrar eso!»

 

Correcto. Casi nadie. Hay algunas excepciones, pero ciertamente son muy pocas. La abrumadora mayoría de la gente que ha podido comprobar que tiene ancestros judíos, les guste o no, no califica para ser considerada Benei Anusim.

 

Si ese descubrimiento del origen de una parte de su familia les ha acercado al Judaísmo, está bien. El Judaísmo tiene criterios claros para tratar con cada caso. Pero entendámonos. Lo mejor es que cada uno sepa en dónde está parado, para que entonces pueda decidir libre y conscientemente hacia dónde quiere dirigirse. Y, una vez definido eso, entonces podrá hacer lo necesario para llegar a donde quiere llegar.

 

Pero que un cristiano que jamás se ha acercado al Judaísmo verdadero venga a cuestionar la autoridad de los maestros judíos sólo porque «hay muchos descendientes de judíos» es, simplemente, ridículo.

 

4. La autoridad de la tradición oral rabínica.

 

Supongo que todos los Mesiánicos y Nazarenos están de acuerdo con que la Torá es Eterna. Es la Palabra de D-os. Es Eterna. El primer versículo de la Torá se remonta a la Creación misma. Por lo tanto, la Torá estuvo presente en la Creación misma.

 

Ahora bien: ¿desde cuándo disponemos del texto ESCRITO de la Torá? Desde que Moshé lo recibió en Sinai. Estamos hablando de algún punto hacia el siglo XIV o XIII AEC. Eso significa que desde Adam Harishón hasta Moshé, la única Torá que existió FUE LA ORAL. Adam enseñó a sus hijos Torá Oral. Y lo mismo sus hijos y sus nietos, pasando por los grandes patriarcas de la antigüedad bíblica, como Enok, Matusalén, Avraham Avinu, Itzjak o Yaacov.

 

Ninguno de ellos tuvo el texto de la Torá que nosotros tenemos en nuestros Sefrei Torá.

 

Entonces, que no me vengan a decir que la Torá Oral se la inventaron los rabinos. No. Simplemente, nuestros rabinos han entendido perfectamente que la Torá es mucho más que el texto escrito. Si sólo fuera el texto, sólo sería el relato de la extraña experiencia de un pueblo nómada en el desierto. Si es algo más que eso, es porque se remonta a la Eternidad, a una época en la que no existía como texto escrito, pero de todos modos estaba presente con los verdaderos adoradores del Único y Verdadero.

 

Todo aquel que niega a la Torá Oral, demuestra que NO ENTIENDE qué es la Torá, y piensa que todo se resume a un recetario que ni siquiera hay que razonarlo. Basta con leerlo.

 

Siguiente nivel del asunto: el hebreo se escribe SIN VOCALES. Y, además, el hebreo antiguo tiene un gramática muy rudimentaria. ¿Cómo sabemos CÓMO SE LEE el texto bíblico? Porque los masoretas del siglo VIII señalaron las vocales correctas.

 

¿De dónde obtuvieron ellos esa información? De un aprendizaje ORAL que fue preservado generación tras generación. Otra vez: la Torá Oral.

 

Y el de los masoretas no fue el único punto crítico. Por lo menos, el Judaísmo tiene bien identificados dos momentos claves en los que se pudo haber perdido el entendimiento más elemental de la Torá (la posibilidad de leer un texto inteligible): en las épocas de Ezra el Sófer, y en las épocas de Onkelos.

 

¿Cuál era el peligro? Simple: la Torá es un texto arcaico. Muy arcaico. Y los idiomas evolucionan. Entre Moshé y Ezra hubo, aproximadamente, ocho siglos. En ese lapso, los idiomas cambian radicalmente (simplemente, intenten leer un texto en español de hace ocho siglos, y a ver si entienden algo; en realidad, ni siquiera la letra van a entender; se necesita ser un erudito en español antiguo para poder hacerlo).

 

Y entre Ezra y Onkelos hubo otros ocho siglos.

 

¿Qué fue lo que garantizó que en su momento Ezra conociera el sentido correcto de la Torá, y ocho siglos después Onkelos también lo conociera?

 

La Torá Oral. Esa que no cambia pero se ajusta a la realidad de quien la enseña y de quien la estudia.

 

La Torá Escrita es aquello que está fijo y no cambia. Es lo que, al igual que Hashem, es Eterno e inmutable. Pero la Torá Oral es la forma en que eso Eterno e Inmutable se acerca a nuestra realidad y nos permite tener contacto con lo Eterno e Inmutable.

 

Decir que es un capricho de los rabinos es, de entrada, no tener idea de cómo evolucionan las religiones y las sociedades humanas. Y, por supuesto, no tener idea de lo que es la Torá. Tener la mira tan corta y el criterio tan limitado, que se prefiere confundir a la Torá con un recetario.

 

En el texto que leí y que me motivo a escribir esto, el autor en un momento dado dice «explíqueme, porque no entiendo…»

 

Ese es el único punto en donde estoy de acuerdo con el al cien por ciento. Realmente no entiende. Y así, sin entender, cuestiona, critica y se burla de los sabios de Israel.

 

El necio por todos lados demuestra que es necio.

 

Shalom y jag sameaj!