Archivo de la etiqueta: Salud

Recordando al EGO

Parece que no es fácil, hay muchas trabas dentro y fuera, es el EGO no permite hacer las cosas de manera sencilla.
Por dentro carcomen las dudas, los miedos, los rencores, la ira, la angustia, la ansiedad, el sentimiento de culpa, las voces que gritan y llevan a la impotencia. Ay sí, todo parece imposible. Todo es malo. Todo siempre fue y será así. No puedo, no se puede. Surgen las excusas, con una facilidad impresionante se elaboran una tras de otra, con las mentiras, con las justificaciones, con las agresiones verbales, con la agresión pasivo-activa. Ay sí, la enfermedad corroe desde dentro, como un cáncer lento pero seguro en su cometido mortal.
Por fuera, los enemigos abundan, los contradictores, los ofensores, los opositores, los que triunfan, los que te hacen quedar como idiota, los que te ganan la partida, los que se burlan, el “destino”, los dioses que te lo hacen todo difícil, como si tuvieras que remar en contra la corriente todo el tiempo.
Dentro y fuera es lo mismo, el EGO.
Ese EGO que existe para salvarnos, pero que nos hunde en el salvaje abismo del sentimiento de impotencia.
Que nos hace sentir impotentes, pero nos hace creer todopoderosos.
Que nos arrastra hacia la manipulación para alcanzar los deseos, que nos hace ser manipulados.
El EGO que se inventa religiones, partidos políticos, dogmas, lemas, enfermedades y curas.
El EGO, siempre presente, por ser parte intrínseca del cerebro humano. No se despega de nosotros. No puede ser exorcizado. No hay remedios mágicos. No se inventó el elíxir que lo borre. Porque, borrar al EGO es eliminar la base de nuestro cerebro, de nuestra existencia como personas.
Pero sí, hay maneras de dominarlo, de ponerlo en el lugar que le corresponde, en su lugar ni más ni menos.
Que ya no usurpe el sitial de un dios, que no se interponga entre nosotros y Dios, que no secuestre más nuestros pensamientos, que no nos lleve más por la noche oscura habiendo plenitud luminosa al alcance de la mano.
Cada obstáculo es una ocasión para superarnos a nosotros mismos, o para seguir esclavizados al EGO.
Recuerda, sus herramientas son básicas, rudimentarias, pero bastante efectivas: gritar, llorar, golpear y desconectar a la persona de sus percepciones reales.
Si vas a reaccionar con cualquier de estas herramientas, o sus derivados, pon el freno, tómate un respiro, da un paseo, haz otra cosa, silba una melodía, reza, haz lo que sea menos lo que tu impulso pretende acabar en milésimas de segundos.
Sí, el EGO tiene sus habilidades, pero tu puedes entrenar las partes positivas para fortalecerte y ser el amo de tu ser.
Controla aquello que está en tu control y deja fluir el resto.

(Lectura sugerida: http://es.wikipedia.org/wiki/Alegor%C3%ADa_de_la_caverna)

El consejo diario 376

Cuando alguien te cuenta o pregunta acerca de temas dolorosos, angustiantes, para los cuales no tienes respuesta ni solución, entonces, ¿qué puedes hacer?

Qué te parece sintonizar con los sentimientos del que te habla, admitirlos sin juicios adversos, aceptarlos, comprender su pesar pero declarar tu ignorancia tanto para responder como para resolver.
Tal vez, solo tal vez, además puedes ofrecer a que consulte con el que se supone sabe (médico, terapeuta, abogado, rabino, consejero, contador, etc.).
Tú no puedes ni debes decidir por el otro, pero puedes abrir tu corazón para oír y escuchar y acompañar al otro.
Eso es importante, más de lo que crees.

(Y, si crees tener respuesta o solución, cállate la boca por un rato. Escucha desde el corazón, deja que el otro exprese su sentir. Al rato podrás hacer algo más).

La dieta espiritual noájica y el noajismo ecológico

Los judíos han recibido decenas de mandamientos y cuentan con cientos o miles de reglas con respecto a lo que es apto o no para ser ingerido.
Son muchas prohibiciones, muchas realmente, que están dictadas para los hijos de la Familia judía.
Pero no es así para los noájidas.

El mandamiento que Dios entregó a cada gentil, con respecto al respeto de la vida animal, es el de no ingerir parte de animal que aún esté con vida.
Esto trasmite la importancia de reducir al mínimo posible el sufrimiento del animal, incluso cuando se lo va a sacrificar para ser comido.
De aquí se puede derivar que es necesario cuidar de no dañar a los animales, a no ser que haya algún beneficio real para el hombre y que éste no se consiga de otra forma, menos violenta.
Por ello, podemos matar animales para comer, usarlos para investigación en fármacos, cabalgarlos, usarlos para que tiren de carros u otros artefactos, entre otras cosas, pero no cazarlos por deporte, maltratarlos injustificadamente, abusar de sus servicios, no darles de comer a su debido tiempo, etc.
Es imprescindible cuidar al animal que está a nuestro cargo, tratarlo con respeto, valorar su vida, no como la de un humano, pero sí como la de un ser vivo que también sufre.
Podemos hacer uso de ellos, cuando es necesario, cuando es dentro de parámetros “civilizados”, porque el Eterno nos ha dado potestad sobre ellos, porque ellos existen para nuestro beneficio, al menos esa es la idea que está en la Tradición Sagrada. Podemos estar ideológicamente de acuerdo o no, pero tal es la posición clásica dentro de la Tradición, lo que la misma Torá (judía) refiere como dato para toda la humanidad.
Sí, el vivir con conciencia ecológica es ser espiritual.
Cuando aprendemos a cuidar nuestro ambiente, respetamos la vida, usamos sin abusar, somos parte del sistema y no intrusos del mismo, entonces estamos siendo espirituales.

Hay personas que son vegetarianas, otras veganas (solo comen productos del reino vegetal, nada que provenga del reino animal).
Algunos lo hacen por consideración a los animales, no quieren comer nada que haya nacido de madre. Me parece bien, es una idea respetable. ¿Por qué no? Aunque, los huevos de aves que no están fecundados no son vida animal, sino una célula con nutrientes; así que no están comiendo parte de animal realmente. Así como la leche tampoco, pero bueno, es una opción respetable. Está muy bien ser considerado con las otras especies, con nuestros primos en la escala zoológica. Sí, es una bonita idea. Si de paso esto sirve para hacer de la persona más bondadosa, menos prejuiciosa, más amante de la verdad y la justicia, mucho mejor. Claro que sí. Es una opción valida para cualquiera que escoja libremente por ella.

Algunos lo hacen como parte de sus creencias religiosas, bueno, es respetable, aunque sabemos que tales creencias son idolátricas y la idolatría no es digna de respeto porque es enfermedad espiritual, y como tal es imperiosa erradicarla, para que la persona y la sociedad gocen de mejor estado de salud. Pero, vivimos en un mundo moderno muy tolerante hacia algunas enfermedades, entre otras la llamada religión, en todas sus versiones. Y está bien que así sea, en tanto no vivamos en la Era Mesiánica, los gentiles están muy propensos a la idolatría, aunque muy en lo profundo, en su esencia pura sientan que es un fraude, que están corrompidos por la enfermedad, es difícil que rompan el lazo que el EGO les pone al cuello en forma de religión.

Hay algunos que se creen más “místicos” (no sé que querrán decir) o “espirituales” (tampoco sé que quieren decir) por no comer partes de animal, por ser vegetarianos.
Esta clase de personas no están en sintonía realmente con el plano espiritual, al menos en lo que a dieta se refiere.
Para el gentil la espiritualidad en lo que respecta a la comida se obtiene al no comer parte de animal con vida, pues tal es el mandamiento directo que Dios ha dado a los gentiles.
Hacer lo que Dios manda, eso es ser espiritual.

Pero, hay otra manera más de encontrar el camino a la esencia espiritual a través del alimento.
Cuando se toma conciencia de que nuestra dieta afecta a nuestro cuerpo, y que el cuerpo somos nosotros (y no una prisión ajena que se impone al espíritu), una parte de nuestro ser auténtico en este mundo, y por tanto cuidamos aquello que ingerimos, entonces estamos siendo espirituales.
Pero NO por pretender estar usurpando mandamiento que son para los judíos, absteniéndose de puerco, o de mezclar carne con leche, o de comer tal o cual carne faenada, o no a los mariscos, etc.
Sino por cuidar la dieta de acuerdo a lo que el conocimiento científico indica que es apropiado para el bienestar, para la salud.
Al cuidar el peso, sin exceso ni para uno ni otro lado; al cuidar el colesterol, al cuidar la glucosa, al buscar alimentos preparados con el sazón que no afecta, al ingerir vitaminas y nutrientes necesarios, al reducir los fritos, etc. Todo aquello que la ciencia va revelando como saludable en lo que respecta a la alimentación.

Entonces, cuando conocemos nuestro cuerpo, que somos nosotros, al respetarlo, al amarlo, al preservarlo de daños innecesarios, al mejorarlo por medio de ejercicio y cuidados, estamos siendo espirituales.
Sí, así mismo, cuidando el cuerpo alcanzamos la espiritualidad.
Cuidando que llevamos a la boca, a la par que cuidamos qué decimos, estamos siendo espirituales.

Ajarei mot y Kedoshim-אחרי מות וקדושים

Este texto es largo y en algunas secciones complejo.
Para ayudarte en su lectura, para no aburrirte, le pondré títulos que diferencian secciones.
Espero que encuentres algo que te sea de provecho, que lo vivas, que lo compartas y si quieres nos dejas un comentario aquí debajo, porque tener retorno de los lectores es agradable y necesario.
Que pases un excelente día, el mejor de tu vida.

Parshiot de la semana.
Esta semana en el pueblo judío (fuera de Israel) se leen dos parshiot juntas, Ajarei mot junto con Kedoshim (אחרי מות קדושים).
De Kedoshim es un clásico de los comentaristas la sección del versículo tan mentado y manoseado que expresa: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." (Vaikrá / Levítico 19:18).
Sabemos de su trascendencia, de su centralidad, de su importancia por lo cual lo hemos trabajado en numerosas ocasiones previas. Es bueno recordarlo, releerlo, revisar lo ya enseñado porque es maravilloso encontrar nuevas ideas, mejores acciones incluso en aquello que uno ya creía conocer y asumía como aprendido. Así pues, te invito a que hagas clic aquí, para que se abra una lista de textos que sería bueno repasar.
Mientras tanto, vamos a continuar con una nueva lección, fresca, renovada, que se añada a las ya ofrecidas por nosotros en todos estos numerosos años que trabajamos gratuitamente para difundir la “Luz de Vidas” a quien quiera recibirla de nuestras parte.

Relaciones humanas y con Dios.
Al comienzo mismo de Kedoshim encontramos lo siguiente:

"El Eterno habló a Moshé [Moisés] diciendo:
‘Habla a toda la congregación de los Hijos de Israel y diles: Sean santos, porque Yo, el Eterno vuestro Elokim, soy santo.
Cada uno de vosotros respete a su madre y a su padre.
Guardad mis shabatot.
Yo soy el Eterno, vuestro Elokim."
(Vaikrá / Levítico 19:1-3)

Respetar a los padres, guardar los shabatot (los días consagrados por Dios para ser celebrados por los hijos de Israel), son mandamientos que el Eterno ha dado al pueblo judío, parte de los 613.
Uno de ellos corresponde a los preceptos que regulan las relaciones entre las personas, los que se denominan בין אדם לחברו.
En tanto que la que concierne a las fechas consagradas está dentro del grupo de las relaciones del hombre con Dios, que son denominadas בין אדם למקום.
Apreciemos que ambos grupos son relevantes, fundamentales.
Ambas selecciones son de similar peso y valor, con la consigna de hacer santa la vida del judío, porque tal es la orden emitida por la Divina Voluntad.
No debemos proceder como aquellos que solamente ven la porción ética de la Torá y desechan o disminuyen el valor de las reglas que conectan con Dios sin pasar por el prójimo.
Pero tampoco es correcta la posición de los que pretenden imponer un reinado monopólico de mandamientos de relación con Dios, despreciando lo que refiere a la ética, al buen comportamiento, a desplegar el potencial humano a su máxima capacidad, lo que conocemos como דרך ארץ.
Unos y otros son pilares del judaísmo, fortalezas de nuestra identidad, valores irrenunciables, que nos conectan con nuestra esencia, con el prójimo y con Dios.
Los dos conjuntos de mandamientos valiosos, aunque son desde siempre considerados los que nos relacionan correctamente con el prójimo los prioritarios. Dios puede vivir sin nuestra alabanzas, sin nuestras oraciones, sin nuestros ruegos, sin nuestra dependencia en Él; pero el prójimo que nos necesita, nos necesita…
Igualmente recordemos, los que ganamos SIEMPRE somos nosotros al cumplir con los mandamientos que nos competen, aunque no es por la ganancia que debemos proceder.

Notemos otros aspectos muy interesantes.

Ser santos: el motivo central de la parashá Kedoshim, de toda la Torá en realidad.
Primero, hay una orden directa por parte de Dios hacia los judíos, deben ser santos.
Y expone un claro motivo, porque Dios es santo. Sabemos el porqué, porque Dios así quiere de Su hijo primogénito, de Israel. Es la Divina Voluntad que los judíos alcancen un grado santidad, de distinción, de actitud especial.
Porque eso es ser santo, diferente de lo corriente, que sobresale positivamente de la norma.
Tal como Dios, que es Uno y Único, por completo diferente a todo lo que conocemos o creemos conocer. Así como el es santo, debemos ser nosotros.
Que nuestros actos, nuestra postura en la vida demuestre nuestra grandiosa interioridad, nuestra conexión con Él.
Recordemos que todos somos Sus hijos, hechos a Su imagen y semejanza. No una material, pues Él no es material, no con una forma física, pues no hay forma o materia que lo represente. Pero ciertamente, ese lazo espiritual, esa potencia creadora, es lo que nos identifica como hijos de Dios, aptos para la santidad.
A mayor cercanía con Dios, mayor el grado de santidad.
Y esta cercanía no se produce por un movimiento en el espacio, no es por estar en tal o cual lugar. La cercanía a Dios se manifiesta acorde a nuestra conducta. Si estamos actuando en sintonía con Él, si emulamos –en lo humanamente posible- Sus acciones, estamos elevando nuestro grado de santidad.
Porque, podemos hacer como Él hace, dentro de nuestro limitado marco de acción.
Tal como está dicho:

“Hacer como hace el Eterno.
Así como Él viste a los que no tienen ropa, uno debe vestir a los que no tienen ropa…
Así como Él visita a los enfermos, uno debe visitar a los enfermos…
Así como Él consuela al que está de luto, uno debe consolar al que está de luto…
Así como Él entierra a los muertos, uno debe enterrar a los muertos…
El comienzo de la Torá es actos de bondad desinteresada y su finalidad son los actos de bondad desinteresada…”
(Sota 14a).

Por más información al respecto de esta interesante temática, recomiendo seguir el texto que se abre haciendo clic aquí.

La santidad, una cuestión de la vida cotidiana.
Entonces, llegamos a la santidad. Que, repito, no es un estado de éxtasis, no es apartarse de la sociedad, no es vivir en negación de lo material, no es mortificación del cuerpo, no es palabrería santurrona en idiomas incomprensibles, no es solitario encierro de meditación, no es vestirse de modo simpático, no es hacerse adicto a una religión o líder religión, no es cambiar de país o costumbres nacionales, sino, tal y como expresan con total limpieza y claridad los Sabios de la Verdad: actos de bondad desinteresada, ayudar al necesitado, consolar al sufriente, dar una mano al que precisa de nuestro auxilio, sonreír al amargado, dar un hombro al que llora, en fin… toda buena obra para con el prójimo que puede parecer poca cosa, poco espiritual, poco santo, pero realmente es el camino dorado hacia la verdadera santidad. No lo declara este humilde maestro, sino los grandes Sabios de la Verdad. Es posible hallar infinidad de citas que vuelven al mismo punto, a la cúspide espiritual que es el servicio hacia el prójimo de manera desinteresada, el altruismo, el verdadero amor.
¿Entiendes cómo se relaciona todo?
El amar al prójimo como a ti mismo es la clave para la santidad.
El altruismo es la manera correcta de vivir.
Por lo tanto, aquello que niega al prójimo, que lo desmerece, que lo lastima, no es el camino sino el abismo.
El EGO, ese que nos hace sentir impotentes pero creer todopoderosos, es la perdición.

Tristemente el corazón del hombre lo lleva hacia la religión en lugar de hacia el espíritu.
Se erigen ídolos para usurpar el trono de Dios.
No solamente los dioses de las religiones, sino todo aquello que el EGO impone como objeto de adoración, lo que esclaviza al hombre, lo que lo narcotiza y desconecta de sí mismo, del prójimo y por ende de Dios.
Hasta lo que puede ser en su origen sagrado, termina siendo profanado por el afán del EGO.
Entonces, y tal como ya enseñamos (y es bueno repasar y volver a analizar): “Lo que libera es lo que suele ser repudiado.”
Sí, liberan las buenas acciones desinteresadas que hacemos para con el prójimo.
Libera el verdadero amor, el de las acciones generosas.
Libera el actuar como Dios, con bondad y justicia.
Pero… eso es despreciado.
Pronto se izan banderas de fanatismo ideológico, de religiosidad, de sectarismo. Entonces se infama, se injuria, se maldice, se profana, todo en el nombre de algún dios, e incluso de Dios.
Se deja de lado el amor, el verdadero y no el de las revistas o novelas, para esgrimir armas, para vociferar consignas, para preparar trampas, para acarrear el mal.
Es una historia que se repite, una y otra vez, desde Caín, o incluso desde Adam y Java, hasta aquí.
Porque el EGO, siempre el EGO, sigue dominando, controlando, manipulando y nosotros como esclavos trabajando tristemente para él.
Aunque la Torá (noájica y judía) nos dan las claves para ser libres, para retornar del exilio del espíritu, para evidenciar la Era Mesiánica personal y colectiva, sí podemos hacerlo, tenemos las claves, pero siempre derivamos hacia donde el Ego nos comanda.
Entonces, rechazamos lo que nos puede liberar, nos anclamos a lo malo, lo hacemos nuestro destino, nuestro dios.

Y por ello, sufrimos.
Estamos en celditas mentales, pequeñitas, sucias, malolientes, con la puerta cerrada pero sin llave. Si quisiéramos podríamos ser libres, ser “salvos”, vivir nuestra Era Mesiánica, estar conectados, ser uno.
Pero no, se nos antoja seguir en el Egipto interior, en desprecio, en malhumor, en enojo, en amargura, en quejas, en dolor, en exilio.

Pudiendo ser santos, nos lanzamos de lleno al fango del odio y la miseria. Parece que nos gusta olvidar que somos hijos de Dios para actuar como necios siervos del EGO, nuestro dios.

Perls y Horney nos definen a los neuróticos.
Miren la interesante definición que el Dr. Friedrich Salomon Perls nos regala:

“Neurótico es todo hombre que usa su potencial para manipular a los demás en vez de crecer él mismo. Usurpa el control, se enloquece de poder y moviliza a amigos y parientes en lugares donde él es impotente para usar sus propios recursos”.

Interesante, ¿sí?
Cuando nosotros vamos viendo cómo actúa el EGO, tenemos bien en claro lo que el Dr. Perls está describiendo.
Tal cual, es el EGO en funciones, que controla a la persona, la que está maniatada por su sentimiento de impotencia, para lo cual recurre a lo que sea para delirar que es poderoso, que tiene el control, cuando realmente nada controla.
Pobre diablo, manipulador, tejedor de tramas, infamador, acusador desde las sombras, resentido, impotente, que cree manejar los hilos de las historias, que hasta cree venir en nombre de su dios, cuando en los hechos ni siquiera en su propia casa es el amo.
Pobre diablo. Pero, tristemente así parece que somos la mayoría de los humanos. Desde Adam hasta aquí. En exilio.

Por su parte, Karen Horney nos brinda esta explicación:

“Uno de los rasgos predominantes de los neuróticos de nuestro tiempo es la excesiva dependencia de la aprobación o del cariño del prójimo… Además existe una notable contradicción entre su deseo de recibir cariño y su propia capacidad de sentirlo o de ofrecerlo…”.

Oh sí, el hombre que se siente impotente pero pretende controlar el universo.
Control, control, control… eso desea, para sentirse en poder, pero no puede ni siquiera consigo mismo… pobre diablo… en celo, en venganza, en revancha, mascando odio, inventando estafas inexistentes, quejándose, haciéndose el pobrecito… pobre diablo, impotente… esclavo por gusto de su EGO…

Hombres larva.
Ciertas personas que se la pasan pidiendo, sin reconocer lo que se les da, y hasta se enojan cuando no reciben en tiempo o forma lo que creen merecer.  Gente ingrata, amargada, desconectada de su esencia. Se quejan amargamente, porque sienten que se les debe algo, a lo cual nunca se hicieron merecedores. Piden, reclaman, exigen, se quejan, echan culpas, están en desequilibrio, no son funcionales al ecosistema. No aportan, pero igual, se quejan.
Insufriblemente se quejan.
Y algunos pasan la raya limítrofe, y entonces de quejosos llegan a actuar con mucha malicia y descontrol que aparenta ser un control sobredimensionado (te recomiendo que releas la frase, porque es complicada de comprender si no se tiene clara la noción del EGO y cómo opera).
Algunos intentan demostrar su poder ejerciendo el control sobrepasado, todo es impostura, lleno de falsedad, muy falso.
Son larvas, que en su origen significa espectro, enmascarado, fantasma. Pues esconden su esencia sagrada detrás de numerosas máscaras, rostros falsos. Algunos de ellos pueden parecer sonrientes, otros espantosos, otros indiferentes, como sea, todos ellos ocultando al verdadero ser, el Yo Auténtico, ese que es puro e intocado, su esencia espiritual. Sin embargo, su conducta es terrible, molesta, perjudicial, enfermiza. Eso es lo que manifiestan, eso es lo que hay.
Algunos llevan su intento de conquista y manipulación aún más lejos, puesto que entran en un jueguito terrible, en donde se dice o se hace entender que: “yo no soy nada, no tengo nada, no puedo nada”, así que el mundo les debe dar, sostener, tolerar todas las insolencias, mantener, etc.
Es como un estado de infantilidad sin fin, en donde se admite la propia impotencia para dejarse caer en brazos de otro, uno que se hará cargo, que cargará con las vicisitudes del impotente.
De esa manera se crea un enfermizo lazo de dependencia, de sentimientos de culpa, de manipulación, de malicia inyectada una y otra vez.
Si por alguna de esas casualidades aquel que se ha hecho cargo de llevar aupado al otro no quiere o no puede responder a las abusivas quejas, entonces se producen pataleos, berrinches, llantos, gritos, acusaciones, accidentes, enfermedades, depresión, en fin, todo lo que esté dentro del abanico de opciones de los que viven parasitando a otros.

En este estado, esas personas se pueden transformar en auténticas déspotas, pequeños sátrapas, faraones en pañales, pretenden manejar como marionetas a los demás usando los hilos de la lástima, la vulnerabilidad, la discapacidad, la ineptitud, la victimización. Andan “pobreteándose” continuamente, murmuran o susurran, o tal vez proclaman: “pobrecito yo, el mundo me hizo mal”. Hay quienes tienen la actitud contraria, “yo puedo todo” y secretamente buscan que le devuelvan, que la reconozcan, que le digan lo fuerte y buena que es (este papel lo suelen jugar los que ayudan a los que abiertamente no pueden).

El peligro de esta conducta es que, muchas veces, termina provocando una ira interna, lo que en el lengua de la Cabalá se llama “pan de la humillación”. Comemos gratis, pero no satisface, sino que perturba, porque estamos actuando negativamente, desde la impotencia, reconociendo nuestra ineptitud, poniendo nuestra vida en manos de otro.
Esto genera ese movimiento oscuro interno que es profundo malestar con uno mismo, pero que se expulsa como reacción agresiva en contra del dador.
Porque el que recibe se siente doblemente impotente, más que al principio, mucho peor porque a su impotencia primera le suma el reconocerla, el deberle a otro, el no haber hecho nada más que manipular para obtener ventajas.
Entonces, este hombre larva se venga haciendo daño al que tanto le dio.
Nosotros lo hemos vivido en carne propio innumerables veces, desde hace años venimos alimentando con buen pan espiritual,  mucho de los que se hicieron pasar por amigos llegado un momento se fueron enojados, insultando, maldiciendo, agrediendo injustamente, difamando, creando discordias… pero agradecer, reconocer, valorar, pagar… no, eso no…
Su EGO es demasiado grande como para que puedan abrir los ojos, despertar, tomar conciencia, crecer, vivir, ser libres.
Prefieren la muerte en vida, ejercer el falso control, dañar, odiar, vengarse, ser ridículos… EGO… EGO…
En el caso contrario, el del que da indiscriminadamente, también puede suceder un cansancio en su cruzada solidaria y terminar enojado con los que ayudó porque no lo reconocen o no lo ayudan.
Se agota, llega al límite, no recibe, explota… Sí, también es EGO dar y dar y dar y dar y dar hasta explotar… ¿entiendes por qué?

Resumiendo.
El mismo Dr. Perls, que citamos antes, nos enseña:

“El hombre se trasciende a sí mismo únicamente por la vía de su verdadera naturaleza, jamás por medio de la ambición ni metas artificiales. El darse cuenta de y la responsabilidad por el campo total por el sí mismo y por el otro le dan significado y configuración a la vida del hombre.”

Tarea.
Nos extendimos demasiado, por ello voy a terminar aquí nuestro encuentro, pero te quiero dejar una tarea.
Sabemos que el destino de muchas personas mayores es el abandono, la soledad.
¿Qué tienes para hacer al respecto tú?
Para el prójimo, para tus padres, e incluso para prepararte para tu vejez…
¿Qué tienes hoy mismo para hacer?
Y, ¿te das cuenta como la respuesta está tejida con numerosas fibras de esta parashá?
Y… ¿encuentras la conexión con la parashá Ajarei mot, que no es tan evidente pero es firme?

Vivir en el tiempo de DIOS


Hace un rato le dije a un querido amigo: “no siempre lo que queremos es lo mejor para nosotros”.

Quise compartir contigo también esta enseñanza, creo que es importante tenerla en cuenta.
Nos evitará amarguras innecesarias, quejas sin motivo, fantasías pueriles dolorosas, rupturas dramáticas, esclavizarnos aun más al EGO.
Nos ayudará a valorar lo que tenemos, los que somos, lo que en verdad está a nuestro lado y nos hace bien.
Tú sabes que he escrito en otras ocasiones acerca del valor único del presente, de vivir el aquí y ahora a pleno.
Porque acostumbramos a sentir culpa por el pasado, o a angustiarnos por el futuro, y en eso perdemos de vivir el presente.
Escapamos de fantasmas idos y evitamos sombras que aún no están, y en esos juegos turbulentos desperdiciamos y despreciamos nuestro único tesoro: el tiempo presente.
En el escape es común repetir el pasado, fracasar una y otra vez en lo mismo o tan parecido, haciendo del hoy una copia borrosa e infame del ayer. Esto nos lleva a mortificarnos más, a temer más, a hundiros en la impotencia más, a prefabricar un mañana de angustias y horrores.
EGO, todo EGO…

Recuerda, el deseo es deseo de poder. Ese afán, ese desespero, esa esperanza vana nace en el sentido de impotencia, porque todo miedo, es miedo a no poder.
Y entre estas puntas se maneja el EGO.
Que te zarandea, de un lado para el otro.
Te mantiene preso, esclavo, sometido, embrutecido.
Quizás tienes una mente brillante, pero asfixiada por las emociones y pensamientos perturbadores que surgen del EGO.
Tal vez tu destino fuera de grandeza, pero estás aplastado por la bota ridícula del EGO, que te hace sentir miserable, que te arrastra en el cieno de la impotencia, que te lleva a desear y fantasear imposibles, para inflarte de nada y estar alterado por todo.

La mayoría de las personas no toma conciencia de este pasaje por la vida sin vivir.
Muchos tienen la excusa de estar atareados en sus corridas cotidianas.
Otros se distraen con las ocupaciones importantes de la nada misma. En el Río de la Plata esto tiene nombre y apellido, Marcelo Tinelli y el mundillo que gira a su alrededor. Es el famoso circo de antaño, para mantener adormecida a la gente, adoctrinada, quieta, en la ilusión de compartir la grandeza de otros que son enanos pero vendidos como gigantes. En todos lados están estos amos del circo, payasos en realidad, muy poderosos en términos mediáticos pero absolutamente esclavos en términos espirituales.
No hay tiempo para detenerse y pensar en uno mismo, en conectarse consigo, en hacer cinco minutos diarios algún ejercicio de armonización de sus múltiples dimensiones.
No, para eso no hay tiempo, porque el tiempo vale oro, aunque se lo desperdicia en lo superficial, en lo que no vale realmente.
Las agendas se sobre escriben, se apilan las actividades, el frenesí y la carrera se convierte en sinónimo de plenitud… ¿será así?
¿O esa actividad que satura cada minuto, que no da pausa, que aliena es solamente un modo de escapar de sí mismo?
¿No será que tanto jueguito y distracción, tanto partido importante de fútbol, tanta charada son solamente escapes de la realidad para postergar el inevitable encuentro consigo mismo?
Porque verse da miedo, porque nos desconocemos.
Somos nuestro vecino más cercano, y el más olvidado.
Difícilmente nos reconocemos en el espejo del alma.
Detrás de tantas máscaras, dudo que puedas saber cuál es tu rostro.
Nos escondemos detrás de los arbolitos, para que nuestra conciencia no nos alcance.
Porque de hacerlo, ¿cómo justificar lo injustificable?
¿Cómo rendir cuentas del tiempo perdido, de la vida gastada en nada?

El tiempo de Dios es un eterno presente. (Hablar del tiempo de Dios es una manera de decir las cosas, Él está por fuera de todo tiempo, de todo espacio, Él es contenedor del universo y nada lo contiene a Él).
Hoy para Él es el Big Bang, el momento inicial del Bereshit.
Hoy es el momento del final, si es que existe, no lo sé.
Hoy está un dinosaurio paseando por ahí.
Hoy Adam conoce a Java.
Hoy Noaj es ordenado en el pacto eterno de las naciones con Dios.
Hoy está Avraham circuncidándose.
Hoy Avraham está circuncidando a su hijo Itzjac.
Hoy están los judíos saliendo de Egipto.
Hoy ellos reciben la Torá para ser posesión judía por siempre.
Hoy los hijos de Israel están tomando posesión de su tierra.
Hoy David es coronado rey.
Hoy Salomón es coronado rey.
Hoy los judíos son exiliados en Babilonia y hoy retornan desde Persia.
Hoy luchan la independencia de Judea para expulsar a los romanos.
Hoy Colón llega a América y comienza el desastre para los habitantes de por aquí.
Hoy Neil Armstrong dice su discurso famoso y pisa la luna.
Hoy es hoy, nuestro pequeño hoy.
Hoy es el año siguiente y el siguiente.
Todo tiempo es presente para Dios.
Todo tiempo presente, es nuestro único real y existente tiempo para nosotros.

Dejar pasar este instante es perder tu única oportunidad.
Es derrochar un tesoro, es gastar un recurso limitado e irrecuperable.
Pero, cuando lo vives a plenitud, cuando haces actos de bien generosamente, cuando eres altruista, cuando eres solidario, cuando eres una sinfonía perfecta de tus multidimensiones, cuando encuentras la conexión entre tus planos y por ello con el prójimo y con Dios, entonces estás haciendo la mejor inversión de todas.
Estás consiguiendo aprovechar tu vida.

Muchos viven pendientes de un promisorio futuro, el de la Era Mesiánica.
Está bien que así sea.
El ideal mesiánico apunta a que en aquella Era el hombre será más hombre, a causa de lo cual se dará cuenta de que es también “divino”. No por ser como dioses, o parte de dioses, o como Dios, o que Dios mora en nosotros, sino porque existimos por Él, estamos en permanente conexión con Él, nos vivifica Él.
En esa Era añorada, el hombre no será más divino, porque ya ahora lo es. Lo que pasa que tenemos tan escondido nuestro Yo Esencial, tan tapado por caretas del Yo Vivido que ni siquiera nos reconocemos en nuestra humanidad.
Somos semejantes a animales, que viven en inconsciencia, sin alzar su mirada, sin resplandor del espíritu. Es una pena por nosotros, siendo que tenemos la capacidad de unificarnos y conectarnos con la eternidad.

Comencé este breve encuentro con las palabras “no siempre lo que queremos es lo mejor para nosotros”.
¿Qué aprendiste ahora a querer, que realmente sea mejor para ti?

¡Para ti, que has sido violentada…!

“Desde que tengo memoria, no he tenido un solo día de felicidad, cambiaría todo si pudiera por un día, uno solo,… no un momento sino un día completo para ser feliz”…

Me quede allí sentada escuchando una historia que estremecía mi ser mientras intentaba comprender el dolor y las lágrimas de una joven que apenas alcanza la mayoría de edad.

Por un instante,  quise conectarme con su ser esencial, que salió a gritos para hablar,  para dejar de contenerse y de ser contenido, para decirle a ella, no a mí; que es tiempo de sanar, y de alcanzar esa felicidad que hasta ahora ha sido tan esquiva, y que el Ego, ha sabido usar para mantener allí constantemente su poderío, su dominio, para  aumentar su impotencia y acrecentar sus miedos y temores,   llevándole  incluso a estados autodestructivos y nocivos para su vida.

Su  “yo vivido”  está marcado por profundas  heridas,  que han creado muchas máscaras producto del abandono, de la separación de sus padres, de abusos sexuales de familiares y desconocidos, la burla, la desatención, la indiferencia, la escasez, el maltrato físico y emocional,  en fin una historia muy larga y  muy triste…

Le decía, que había “algo” que no le habían quitado, algo puro, sagrado, bello, intocable, ese lazo, esa chispa que nos une al Creador, y que se convierte en un bálsamo real, verdadero  para sanar, para curar, para armonizar lo que somos, y para continuar viviendo.  Ella precisa ayuda profesional, pese a su negativa inicial, de recibir ayuda, una respuesta muy usada por el ego para mantenerla sumida en la impotencia a una persona.

Este vídeo, lo preparé para ella, para “un caso” de los miles y millones que hay en el mundo; un mundo que ha hecho caso omiso  a las sencillas normas de vida que nos ha dado el creador, un mundo que sería el paraíso terrenal si tan sólo volviéramos nuestros ojos a lo realmente importante.

Si  eres una persona que ha sido violentada física y emocionalmente, éste mensaje es para ti:

Busca ayuda profesional, pero no busques ni creas  esas cosas que no salvan, que no ayudan, pero que disimulan tu impotencia, que ofrecen pociones ó remedios mágicos, que te dicen que repitas lemas sin sentido, y que en ultimas no harán más que camuflar tu alma y acrecentar tu dolor; quítale poder a tu ego (aquel que acrecienta tu impotencia),  comunícate, habla, y ten  presente que lo más valioso aún está en ti.

Amigos, difundamos el noajismo, el mundo entero está enfermo por la ausencia de él.

Un abrazo, y que sepamos construir shalom!