La jornada en este mundo que significa vivir supone el recorrido de un camino recto y sin obstáculos que posee varias desviaciones alternas pero no obligatorias que usualmente llevan letreros como “comida y alimento en la siguiente salida, solamente tome la siguiente rampa” o “para qué manejar en un Jeep Grand Cherokkee cuando puede manejar un Porsche?,” o “¿cansado de manejar? Disfrute más del camino con una bicicleta, las camionetas son malas porque todos deberíamos andar bicicleta,” y como dice Sabina, “movidas así”.
El camino de la vida es como un ajedrez. Comienza la partida y si nos adherimos a nuestra estrategia y aplicamos las tácticas de acuerdo a nuestro plan de acción, por más errores que el contrincante cometa, siempre vamos a dar el jaque mate, porque invariablemente nuestra posición se mantiene y no es cambiada. Algo así sucede con los seres humanos. Nacemos, tenemos una estrategia que se llama Voluntad Divina y que supone dos carriles dentro de la misma autopista, uno que tiene siete preceptos que son las reglas a seguir para los gentiles y otro con seiscientos trece que es para los judíos.
Pero resulta ser que los “comerciantes avispados”, como les dice el Moré, y que dio sea de paso, encaja como botón en el ojal, observan que al lado de esa autopista pueden establecer un sitio comercial cuya estrategia de negocios es el venderle la idea a la gente de que comprando en dicho lugar pueden llegar más rápido al destino y se vuelven tan creativos con las combinaciones que surgen de las variables de los caminos, celeridad y venta de productos “exóticos” que un físico-matemático les envidiaría porque si en vez de estar maquinando estupideces e inclusive estrupideces aplicaran ese intelecto a la construcción de un mundo lleno de paz y armonía, la profesión legal y militar estarían en graves aprietos.
Pero bueno, resulta ser que en esos devenires de la cotidianeidad nos paseábamos mi novia y yo por un bulevar cerca de un teatro muy reconocido en nuestro país y decidimos detenernos en uno de los parques donde se realizaba el festival municipal artístico y después de escuchar un poco de jazz fusión y alegrarnos el espíritu, decidimos descansar sentados en una banca cuando pasa un hombre como de unos cuarenta y tantos años que nos dice:
“Buenas noches, les vengo a pedir una ayuda, pero antes de que digan sí o no quiero decirles que sí me dicen que sí bendiciones y si me dicen que no pues bendiciones también.”
Lo primero que se me vino a la mente fue “¡oh no, espero que no sea otro de esos que andan con las palabras del colgado porque qué cansado!” Y le dije que en ese momento no estaba interesado pero que gracias.
Él me vuelve a ver y me dice:
“No varón, yo no vengo a pedirle dinero a usted porque soy un drogadicto o porque represento a nadie, lo que pasa es que estoy muy enfermo, varón, tengo trombosis y ocupo morfina pero no puedo conseguir trabajo porque estoy enfermo y tengo hijos.”
Mientras me decía esto le vi a sus ojos y vi verdad en lo que decía y mi espíritu se sintió impactado, prosigue esta persona y me dice, “es más, para que vea que no le miento, mire usted…” Y procedió a levantar la pierna del pantalón y a enseñarme sus piernas llenas de bultos que de hecho evidenciaban una patología grave y ese dolor en sus ojos no era dolor de actor, era el dolor legítimo de una persona que se encuentra sufriendo una enfermedad grave.
Tal situación me movió y le di un monto pequeño de dinero y él me respondió agradeciendo y me dijo, “tome, le doy esto” y era la figura de un disque-ángel a lo que le respondí “no gracias” y él me dijo “bueno varón, muchísimas gracias que… – el colgado – le bendiga.” Y cuando me dijo eso sentí escalofríos y le dije:
“¿Se ha puesto usted a pensar si lo que a usted le está pasando es justo?” Y él me respondió
“Eso mismo digo yo varón, pero yo sé que… – el colgado –… derramó su sangre en la cruz por nosotros y que me cuida…” Y en el primer momento cuando dijo eso me arrepentí de haberle ayudado porque pensé para mis adentros que ahora quién sabe qué clase de disque-oración había hecho antes de acercarse a nosotros y que al haberle ayudado, iba a dar gracias al ídolo falso ese y pensar que sí le protegía.
Ante el predicamento en que me encontraba, tomé la decisión de enmendar lo que podía convertirse en una situación de peligro tanto para él como para mí e intervine diciéndole que no parecía que el colgado ese, y de hecho, utilicé esas palabras, le estuviera ayudando mucho porque bastaba con ver la situación en la que él se encontraba. Se podía ver que el tipo era inteligente porque a cada pregunta que yo le hacía se tomaba su tiempo para contestar, salvo para aquellas de adoctrinamiento idólatra para las que cualquier entrenado en ese tema es ávido y rápido para responder. Pero cuando las preguntas se personalizaban más, él las pensaba y me respondía.
Finalmente y ya cuando las cosas parecían enmendarse, se vuelve él y mira al cielo y vuelve a agradecer al colgado y mi novia y yo nos volvimos a ver. Decidí que había que subir un poquito el tono y le pregunté con base a lo que él ya me había contado acerca de su vida personal:
“Dígame una cosa, ¿se acuerda usted de que en el libro del Génesis dice que El Eterno nos creó a nosotros a imagen y semejanza Suya?” “Sí” Me responde él y continúo yo:
“Entonces eso significa que somos muy parecidos a Él, ¿cierto?” Me contesta el tipo, “cierto.” “Entonces-le pregunto yo-si Él nos creó a imagen y semejanza Suya, ¿usted cree que Él iba a querer enviar a un hijo Suyo para que muriera en una cruz?” Me contesta y me dice “Sí porque Él nos ama y nos mandó a su hijo…-el colgado-… no derramó agua varón,…-el colgado-…derramó sangre por usted y por mí…” Para este punto ya había escuchado demasiado y le dije:
“Usted me dijo que usted predicó por catorce años después de haber salido de prisión, ¿correcto?”
“Sí.”
“Y usted me dijo que vive a la orilla de un río, dígame usted cuánto le puede estar ayudando el tal Jesús a usted que usted tiene que venir a pedir dinero, con una enfermedad que lo tiene al borde de la muerte y en medio de todo ese dolor usted tiene que salir a pedir limosna para poder llevar alimento a sus hijos y de paso tiene que escuchar gritos e insultos de la gente. ¿Usted cree que merece eso?”
“No.”
“¿Le desearía eso usted a su hijo?”
“Jamás varón, jamás.”
Continúo yo: “Y entonces, si hemos sido creados a imagen y semejanza de Di-s, ¿usted cree que Él sería capaz de hacer a un hijo suyo sacrificarse y morir como sacrificio humano cuando Él mismo hizo un pacto con Israel y les dijo que el pacto era inquebrantable e insustituible? ¿Y no dijo Él que aborrecía los sacrificios humanos?
Responde él: “Sí.”
Le pregunto yo: “¿Y no es la muerte en una cruz un sacrificio?”
Él me contesta: “Sí.” Y se vuelve el tipo y mira al cielo y dice: “Gracias Señor por darme esta oportunidad-se vuelve a mí y me dice-usted tiene revelación.”
En ese momento le interrumpí y le dije:
“No es eso, simple y sencillamente nosotros (mi novia y yo) somos siervos del Eterno y estamos haciendo lo que nos corresponde, nada más eso.”
Me dijo Él: “Yo hablo con Di-s en el monte y le digo que me ayude y Él habla conmigo porque Él me habla y me dice cosas,” me dijo él.
Le contesté: “Le voy a decir una cosa, recuerde que hay muchos falsos profetas y no sólo porque usted crea que está haciendo algo con buena intención significa que esté bien hecho. No trate de ser profeta, solo busque a Di-s y le aseguro que Él le va a ayudar. ¿Usted sabe qué pasa cuando alguien da un golpe de Estado y se arroga la soberanía de un país?” Le repliqué yo.
“Sí, lo matan varón”
“Pues la crucifixión es la forma de castigar a los que se arrogaban la soberanía del imperio romano y eso era lo que el tal Jesús era, un oportunista que quería el poder. ¿Cuántos locos no hay metidos en el sanatorio por creerse Di-s y acaso la gente los adora? No se engañe, no hay Jesús ni Mahoma ni Buda, usted quiere comunicarse con Di-s, háblele usted y no use intermediarios que esos son solo oportunistas.- El tipo solo me veía y por lo menos externamente parecía como que internalizaba lo que le decía.- Lo que usted haya hecho en el pasado es el pasado, pero véase, usted está muriendo y le voy a decir por qué, porque usted ha promovido esa idolatría y no ha respetado la voluntad de su Creador.”
Anteriormente le había dicho que nacimos para adorar a nuestro Creador y para admirar Su Creación y que no a un imbécil, y de hecho utilicé esta palabra, que se dice llamar Di-s y que no es más que un ser egoísta. Entonces el me dijo:
“Sabe usted que tiene razón varón…”
“Es más, le contesté yo- ¿sabe que pasa cuando usted no sigue la voluntad de Di-s? Primero Él le quita el dinero, segundo la salud y tercero le viene la muerte. Usted ya casi está muriendo y puedo ver el dolor que sufre por eso le digo esto; porque usted pasa dolor y ocupa morfina que no puede conseguir porque no tiene dinero y todo esto lo pasa innecesariamente por no seguir la voluntad de Su Creador. En este momento de dolor que se le evidencia por sus movimientos involuntarios es cuando usted está más sensible espiritualmente y le puedo decir esto; solo siga la voluntad de Di-s y verá cómo su vida va a cambiar, usted no merece lo que está pasando, pero dígame a mí cuánto lo cuida a usted ese colgado que vea en la situación horrible en la que usted está .”
El me dijo: “De hecho, tiene usted toda la razón varón, sabe qué, muchísimas gracias y en serio gracias por decirme estas cosas. Justamente ahora que venía pasando por el San Juan de Dios -este es un hospital del seguro público en Costa Rica- le dije a Di-s que de ahora en adelante sólo me pusiera gente buena…”-le di las gracias por el cumplido pero le dije que sólo hacíamos lo que nos correspondía- y realmente le estoy muy agradecido -continúa él-, tiene razón usted-me dice- para hablar con Di-s hay que hablar con Él y no con intermediarios…”
El resto fue la despedida y me preguntó cómo podía agradecerme y yo le dije que no me diera las gracias, que suficiente era para mí si el adoraba sólo a Di-s y no a ídolos y que si veía a alguien en una mala situación que le aconsejara pero que primero mejorara su vida.
Antes que todo quiero aclarar que no cuento esto para vanagloriarme ni para recibir felicitaciones porque lo que hice es lo que nosotros como servidores del Eterno tenemos que hacer. Después de verlo partir mi espíritu se entristeció porque me sentí mal de ver las calamidades que estaba pasando esta persona por no seguir la voluntad del Eterno. Mi novia me dice, “lo que hiciste estuvo bien hecho él ocupaba el dinero” y yo le dije que no era el dinero lo que me hacía sentir así, porque usualmente soy muy cauto acerca de la forma en qué utilizo mi dinero, por eso ella pensó que probablemente esa era la razón. Pero yo le expliqué que me sentía mal por el dolor que estaba pasando ese hombre. Era fijo que el dinero que le di no lo iba a utilizar para comprar morfina sino para darle de comer a sus hijos y que el dolor de la enfermedad iba a estar allí.
Le dije a mi novia“¿por qué es que hay desgraciados que se arrogan el derecho de quitarle la libertad espiritual a una persona sólo para satisfacer sus egos?” Ese es el efecto de la causalidad amigos, a veces no sabemos lo que una aparente acción inocua puede generar. Quizás esos ladrones de la fe no vean tan malo lo que hacen, pero cuando observamos a una persona acabada, casi muerta, con hijos viviendo a la orilla de un maloliente y sucio río, a la intemperie y con un padre que debe de humillarse para poder conseguir el mísero sustento para medio-alimentar a sus hijos, podemos ver lo que el egoísmo y la maldad engendran y sus nefastos resultados.”
Aquí es donde nos damos cuenta cuán retrógrada es nuestra sociedad que buscamos la convivencia entre los hombres y castigamos con penas todo aquello que conculque la seguridad jurídica del Estado y de la Sociedadfísicamente porque afecta a entes que son la extensión del individuo y aun así no castigamos con las penas más severas a aquéllos que promueven la decadencia espiritual y le arruinan la vida a tantas y tantas pobres almas que no tienen la guía espiritual correcta para salir del abismo en que se encuentran. Después de todo conculcan a la sociedad y al Estado porque promueven la decadencia en todos sus niveles con el cuentecito ese de que si aceptas a un colgado entonces no importa lo que hayas hecho te vas a salvar o si mencionas a un tal profeta de pacotilla que salió volando al cielo te van a matar, o si una niña va a nacer e iría a ser miembro de una alta casta social, entonces la niña debe de morir.
¡Qué clase de seres tan viles y alimañas pueden ser esos que lucran con la fe! Cuando vas a un lugar de rehabilitación de toxicómanos te das cuenta de la maldad de los narcotraficantes pero cuando ves a la pareja divorciada, al mendigo con hijos y una enfermedad terminal, al apuñaleado, a la víctima de violación y demás males, te das cuenta de que el problema es el no seguimiento de la voluntad del Eterno y que aquellos que lucran con la fe son los máximos responsables de estos males, porque sirven a sus EGOS, se idolatran a sí mismos y se llevan en banda a los demás.
Por dicha que la venida del Mochiaj está cerca y que nuestro mundo va a mejorar, pero mientras esto ocurre debemos de seguir hacia adelante, sirviendo con más fe y más ahínco porque cuando ves los males que le ocurren a las personas por sus escogencias incorrectas donde media la intervención egoísta de un fetraficante es necesario contrarrestar sus malvados planes.
Quizás llegue el día en que la legislación de los países incluya un tipo penal que diga:
“Será sancionado con prisión de diez a veinte años o cincuenta a cien azotes a quien promoviere, influyere o actuare sobre el libre arbitrio de adoración de una persona en contra del Eterno sea cual sea su forma.
“Dicha pena será aumentada hasta el doble, a discreción del tribunal, si el que cometiere lo descrito en el párrafo anterior actuare para la obtención de lucro o cualquier otro aumento en el acervo patrimonial producto del tráfico de fe.”
No menospreciemos a aquellos que se encuentran en el abismo idólatra pero sí aborrezcamos a aquellos que lucran con el que algún día habrá de llamarse privación de libertad espiritual agravada. El amor por el prójimo a veces no es solo caricias y besos o como dice Elizabeth Hurley en Al Diablo con El Diablo “melocotones y crema,” sino que a veces es necesario recurrir al cetro para que las personas entre en razón. No es agradable recurrir al cetro tanto como no lo es para el padre castigar a su hijo cuando éste yerra, pero lo cierto es que la máxima expresión de odio hacia un ser es el hacerle creer que está haciendo las cosas bien cuando se encuentra en el error y más aún cuando lucran con el sufrimiento de los demás.
[Nota: La presente opinión es aquella expresada por el autor y no evidencia de ninguna forma la opinión expresada por Fulvida o demás organizaciones asociadas incluyendo socios directos, indirectos y subsidiarios].