Hace poco, me llamó la atención un comentario recibido en mi Facebook, que me hizo una persona por una relación que hice de un video que circula en internet, con un artículo de la pagina web serjudio.com.
El video muestra a un presidente de América del Sur, profiriendo maledicencias en contra del Estado de Israel, relacionándolo con una sentencia divina; mientras que en el artículo en mención, es una respuesta a una pregunta revestida con un antisemitismo irracional y una declaración arrogante de odio hacia la humanidad de los judíos.
Juzguen, amigos, ustedes mismos:
El Video: http://www.radiojai.com.ar/jaitv/home.asp?id=63517
El Artículo: http://serjudio.com/rap1501_1550/rap1524.htm
Antes de continuar quisiera aclarar que, como bien me lo hacía saber un sabio profesor, no soy ningún militante del “anti cristianismo” o de la “anti religiosidad”, ni tampoco promotor del Judaísmo; básicamente por 2 motivos personales: del cristianismo, o de cualquier otra religión, estoy convencido que son subproductos de la sobrelimitación de la función natural del Ego del hombre, ante su incapacidad de soportar el terrible sufrimiento que produce la falta de control sobre las circunstancias de la vida, y el terrible sufrimiento por la falta de control ante lo inminente: la muerte (Ego secuestrando el Intelecto del Hombre = religión). Sobre lo segundo, la no promoción del judaísmo, porque es completamente desconocido para mí, pues no soy judío, y por lo tanto, no promuevo lo que desconozco.
Ahora bien, les comentaba que me llamó la atención un comentario que recibí, en el que la persona me indicaba que otro presidente de un país del Oriente Medio, no solamente ha proferido insanas palabras contra el Estado de Israel, sino que también ha llamado al exterminio del judío, pero que en su caso se le nota cada día más sano y más lleno de odio.
Entendí, por ese comentario, que al Presidente del país de Oriente Medio no se le está aplicando la misma “sentencia divina” que si se está ejecutando al Presidente del país suramericano.
Reza la sentencia divina, que puede ser vista en el link de arriba, así:
“Bendeciré a los que te bendigan, y al que te maldiga maldeciré. Y en ti serán benditas todas las familias de la tierra.» (Bereshit / Génesis 12:3)”.
El querido Maestro, autor de dicho artículo, advierte una posible interpretación de esa sentencia con estas palabras:
“Queda en sus manos la elección de lo que le espera en su futuro: o la vida (siendo amigo del pueblo de Israel), o la no-vida (siendo enemigo de Dios y los judíos).” (Lo resaltado es propio).
Llama la atención el término que utiliza el Maestro: La No Vida.
Nótese que no utiliza otro término, como podría ser, por ejemplo: muerte, enfermedad, depresión, etc. Ahora, se puede entender la frase «no-vida» como sinónimos de las que mencioné, pero quedaría un poco vago en concepto, porque en el contexto del artículo, la frase “no-vida”, hace alusión a otros términos tales como: odio, miedo, terror, desprecio, envidia, es decir: falta de armonía o falta de ganas de vivir; por lo que fácilmente se puede deducir que dicho termino que utiliza el querido Maestro hace referencia a que los enemigos de Dios y de los Israel, pierden esa capacidad de disfrutar la existencia, es decir, la capacidad de gozar de lo bueno de la vida.
¿Pero, por qué? Es fácil deducir (esto sin restarle significados más trascendentales desconocidos para mi, y que el tal vez otros sí puedan dilucidar) que concentrarse con odio, con envidia o con desprecio por lo que hacen los otros, es desperdiciar y malgastar un tiempo que se puede invertir en cosas provechosas, como por ejemplo y en el caso de los ambos presidentes, ocuparse en mejorar la calidad de vida de los ciudadanos del país que dirigen (en mi país, a las personas que les gusta meterse o investigar en la vida de otros les llamamos “metiches”, “viejas de patio”, o “gente vina” ).
El estar pendiente por lo que hace un Estado y sus ciudadanos, en las condiciones de los ejemplos expuestos, es igual a estar “No Vivo”, o bien, no gozando de la vida. Pareciera que para uno de esos mandatarios, se le está educando así: “si se concentro en lo que hacía un país ajeno al suyo, ahora concéntrese en su salud” (no quiero que me mal entiendan y piensen que estoy juzgando una acción con mi propia interpretación; solo quiero hacer énfasis en que una posible lección de una enfermedad es la desconcentración de asuntos ajenos).
Ahora bien, y de acuerdo al artículo citado, el cuidarse de la acción de maldecir a Israel, debería también aplicada a todo Estado o individuo, pues tal como se intenta exponer, antes de la acción de maldecir, hay una acción de concentración en lo que hace el otro tan excesiva, que da como resultado la acción de maldecir.
El “vivir y dejar vivir” debería ser una máxima en la vida diaria; el “dejar en paz” al otro debería ser otra.
Para terminar, quisiera apuntar otro término que el buen Maestro asocia directamente con el expresión “No-Vida”. Si notan, el Maestro lo asocia como un igual de la condición de “enemigo de Dios”.
Noten: “Queda en sus manos la elección de lo que le espera en su futuro: o la vida (siendo amigo del pueblo de Israel), o la no-vida (siendo enemigo de Dios y los judíos).” (Lo resaltado es propio).
Creo que nadie quisiera autoproclamarse enemigo de Dios (aunque tal vez por ignorancia así se actúe); sin embargo con la acción de concentrarse con odio hacia lo que hace otro, lleva como resultado a la acción de maldecirlo, lo que a su vez da como resultado un desperdicio de tiempo de vida; pero tratándose de esas acciones contra Israel, esas acciones, aparte de resultar en desperdicio de tiempo de vida, llevan consigo el título de “enemigo de Dios”.
El libro “El Camino del Genil Justo”, indica en su capítulo 7 sobre la Blasfemia, Parte 1, así:
“… Cuando alguien es perjudicado por una persona y busca venganza, pudiera (llegar a) gritarle o maldecirlo. Si el perjuicio es grande, el afectado podría no estar satisfecho solo con palabras sino que podría (llegar a) agredir físicamente a quien le perjudicó. En casos extremos, el vengador podría no llegar a satisfacer su sed de venganza hasta que llega a dar muerte. Esto es entre un hombre y su vecino. Entre el hombre y Dios la cosa es distinta. El hombre no puede matar a Dios ni puede agredirLo físicamente. La mayor venganza que un hombre puede cometer en contra de Dios es maldecirLo. Por tanto, la blasfemia es vista como la expresión del deseo de herir a Dios, incluso de borrar Su existencia o de asesinarLo…” (pag 69)
Conforme a la cita transcrita, cuando el Maestro relaciona el término “No-Vida”, con la expresión “enemigo de Dios”, en el caso de proferir palabras directas en contra de Israel, pareciera que compara al maldiciente con un blasfemo; o bien, con alguien que no reconoce la Bondad y la Grandeza del Creador.
Conclusión:
Para no ser un “No-Vivo”, hay que:
Vivir y dejar Vivir.
Dejar en paz al otro.
Cuidarse de no ser blasfemo.
(Este pequeño artículo lo escribo en mérito por la abuelita de una querida amiga, fallecida hace pocos días.)