Les contare una anécdota para a partir de ello elaborar un sentido a este escrito.
Hace un par de días en una carretera cercana había un gran alboroto, pocos metros antes de llegar al citado punto un automovilista nos indico bajar la velocidad, ya mas adelante era evidente de que se trataba de un choque, una camioneta se había volcado completamente… al estar mas cerca del accidente ya se podía ver todo el daño, las cuatro personas que iban a bordo estaban seriamente lastimadas, una mujer estaba quejándose y llorando al parecer tenia fracturas diversas en el tórax sin ignorar las terribles heridas en la cara que le bañaban el rostro en sangre, se le dio la ubicación del lugar a los servicios de emergencia, sin embargo tardaban en llegar… a Dios gracias un medico se hallaba entre los automovilistas que se detuvieron para ayudar y se acerco para ver que podía hacer por estas personas, los reviso y dio unas breves instrucciones para que los que nos hallábamos ahí ayudando, pudiéramos ayudar y no perjudicar, una de las instrucciones que dio fue que se les lavara la cara a los heridos porque en particular a la chica, la sangre no le dejaba ni abrir los ojos, cuando se pregunto si alguien traía agua, al alzar la vista me percate de que la fila de los automovilistas detenidos ya era muy larga nada que ver como cuando había llegado y una persona ya se había dado a la tarea de pedir agua con todos los automovilistas detenidos y de repente como si fuera el mismo man de los hebreos nos empezaron a llover las botellas de agua para auxiliar a estas personas, también el numero de personas asistiendo a los lesionados se iba incrementando notablemente y de lejos se veía a las personas reclamando a la policía la llegada de los servicios de emergencia, fue grato ver como mucha gente se solidarizo e hizo lo que pudo en aquel lamentable suceso.
Ahora que estuve en cama recibí innumerables atenciones sobre todo de mi familia (sanguínea y de fulvida) el suministro de medicamentos, atención alimenticia y todos los cuidados necesarios para reponerme, a diario recibía mensajes de aliento con buenos deseos y ánimos de recuperación, muchas personas intervinieron en mi mejoría, haciendo una diversidad de acciones y creo que podríamos meditar en un par de valiosas enseñanzas a partir de esto, como por ejemplo el valorar la salud, la dicha de contar con la fuerza y entereza necesarias para realizar las labores diarias o el inmenso valor de visitar enfermos, pero creo que por ahora lo mas importante es reconocer el enorme valor de todas esas “pequeñas acciones” que hacemos a diario por los demás, porque con cada acto (por muy insignificante que pueda parecer para nosotros) estamos trayendo Shalom al mundo, estamos construyendo un mejor presente y proyectando un mejor futuro para todos, cada acto es necesario por pequeño que este sea o por muy insignificante que este pueda parecernos, porque cada acción (positiva) que hacemos es la parte de vida que nos toca aportar al mundo, cada cual desde su muy particular y especial universo personal.
Gracias amigos y Gracias Moré.