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Santidad noájida

Noájida no es ser miembro de una secta, ni de una religión, ni de una elite, ni de una clase social, ni de un grupo cerrado, ni de una moda, ni de una novedad, ni de un movimiento social, ni de… pon el título que desees o te parezca. 
Realmente, noájida es ser parte del 99.8% de la humanidad (el 0.2% restante son los judíos).
(Estimamos la población mundial actual en unos 7.000.000.000 –siete mil millones- de individuos, de los cuales solamente unos 15.000.000 –quince millones- son judíos).

Este es un hecho cierto, que no depende de creencias u opiniones.
Existen los noájidas y existen los judíos.
¿Qué los diferencia? ¿Acaso la raza, la creencia, la religión, alguna cuestión metafísica, qué?
En esencia, el pacto que los vincula con Dios.
Los noájidas están comprometidos al pacto de los Siete Mandamientos Universales, en tanto que el pueblo judío al pacto de los 613 mandamientos de la Torá.
Esa es la gran divergencia entre unos y otros.
Los noájidas, es decir la casi totalidad de la población humana, tiene asegurada la santidad, la “salvación”, la vida eterna, la bendición terrenal, simplemente por vivir éticamente, a través del cumplimiento de los siete mandamientos que les corresponde a cada uno de ellos: no adorar entidades que no son Dios, no maldecir a Dios, no asesinar al inocente, no tener relaciones sexuales prohibidas, no robar, no comer parte de un animal con vida y establecer cortes de justicia.
Por su parte, los judíos como nación tienen un yugo mucho más pesado y complejo, pues no se limita el requerimiento divino a estos preceptos básicos y esenciales, sino que el compromiso incluye numerosas acciones, infinidad de prohibiciones, muchas y difíciles pautas, que les han sido impuestas por Dios y libremente aceptadas por la nación judía hace ya más de 3300 años.

El pacto noájida es mucho más antiguo, mucho más abarcativo, en apariencia sencillo y básico, pero tan sagrado y valioso como el que Dios selló en su momento con el pueblo judío para siempre.
Así pues, el noájida que desea vivir la plenitud espiritual cuenta con su propia herencia, que son los Siete Mandamientos; tal como el judío tiene sus propios mandamientos que cumplir. Ambos sagrados, ambos de origen celestial, ambos que conducen a la vida de santidad, ambos que adquieren porción placentera en la vida venidera.

El noájida no es un hermano menor, no es el hijo pobre, no es el dejado de lado, no es el fracasado, por el contrario, SÍ ES el socio valioso de Dios en la tarea de construir shalom en el mundo, tal como lo son los judíos, pero al ejercer su propio rol, y no por querer usurpar el rol que corresponde a los judíos, o por tomar para sí acciones y/o prohibiciones que Dios dictó como mandamientos a los judíos y no a los gentiles.

Claro que el noájida que por algún motivo legalmente válido desea tomar para sí la pesada responsabilidad y compromiso de los judíos, tiene ante sí el camino de la conversión legal y formal al judaísmo. Por ser un paso de enorme significación, que es irreversible e implica un cambio profundo y rotundo en el estilo de vida, es que la conversión se realiza como paso final de un largo proceso, durante el cual el proponente estudia, experimenta, conoce, respeta, cambia, incorpora, decide y luego se presenta ante un tribunal apropiado que le tomará las pruebas necesarias y tras los procedimientos rituales la persona se convierte al judaísmo.
Por ser el pacto judío mucho más restrictivo y riguroso, la conversión solamente se da en una vía, de los menos mandamientos a los más, pero no a la inversa. Es decir, la persona que nace judía o se ha convertido legalmente, NO tiene ante sí la posibilidad legal y/o espiritual para ser noájida, porque no se admite la reducción de compromiso. Pero el gentil que desea aumentar su número de mandamientos, para pasar de los siete fundamentales a las decenas o centenas que deberá cumplir como judío, entonces eso sí es posible hacerlo.

Existe una gama de consciencia y acción entre los noájidas, porque no todos conocen su identidad espiritual, ni saben de los mandamientos noájicos, ni los cumplen. Básicamente tenemos a la gran mayoría de los noájidas, que no tienen consciencia de su identidad, ni conocen el pacto eterno que los vincula con el Eterno, ni cumplen con sus siete mandamientos con la consciencia de estar ejerciendo su rol en el mundo. Por supuesto que la gran mayoría de las personas, aunque ignorantes de los Siete, igualmente se comportan con la ética humana esencial, esa que radica en su Yo Esencial y no en los mandatos sociales. Por ello la enorme población que no asesina, no roba, respeta los lazos conyugales, respeta el dolor de los animales, llevan una vida acorde a las leyes, y sí, se tiende a no maldecir a las deidades. Pero la casi totalidad desconocen al Eterno y por ello cuando buscan en su interior y se dan cuenta de que precisan vincularse con Dios, se confunden y adoran dioses que no son Él, o se creen ateos, porque rechazan a esos falsos dioses que evidentemente no son divinidades existentes, pero incluyen allí al Eterno por error e ignorancia.
Luego están los noájidas que son conscientes de la identidad espiritual noájica, saben de los mandamientos, han tomado consciencia y hasta quizás vivieron un rato con el compromiso de armonizar su vida con la senda sagrada del noájida. Pero la consciencia espiritual volvió a embotarse, se perdió el brillo, ya se está otra vez confundido y perplejo. Quizás se regresó a la vida anterior, con idolatría, con muchas máscaras que se hacen pasar por el Yo pero son solo antifaces, o tal vez en la confusión se inmergen en un caos de noajudaísmo, una mezcolanza de algo parecido a noajismo con algo parecido a judaísmo. Error, oscuridad, mixturas enfermizas, perdida de la luz, abandono de la senda sagrada por ir detrás de cosas que llaman la atención, o parecen satisfacer el espíritu, pero son solo sensaciones del EGO. Entre estas personas suelen estar los que fantasean con la conversión al judaísmo, pero no por los motivos válidos ni por un compromiso real con la espiritualidad al estilo judío, sino más bien como efecto de su enfermedad emocional, sus problemáticas personales, que en el fondo suponen se solucionarán con una fraudulenta conversión al judaísmo. Es gente dolida, sufrida, no mala de por sí, aunque nos hemos topado personalmente con un puñado que son capaces de realizar cosas macabras, terribles, con tal de satisfacer su EGO pero escudarse en supuesta espiritualidad noájica o mística extraña. Pobre gente, esperemos que mejoren pronto y que no sigan engañando a los incautos que caen detrás de sus patrañas.
Luego están los noájidas conscientes pero que no cumplen cabalmente con sus Siete. Los motivos pueden ser variados para tal ”ortodoxia” en la creencia pero “agnosticismo” en la acción, el hecho es que existen noájidas conscientes pero no activos. Por supuesto que por lo general siguen siendo personas éticas, no incurren en crímenes ni en acciones decididamente antagónicas al noajismo, pero se abstienen de actuar como noájidas y por serlo.
Luego están los noájidas conscientes y activos, saben y cumplen. Son personas que en su vida cotidiana procuran construir Shalom, desde las cosas pequeñas hasta las grandes, desde lo diario a lo excepcional. Lo hacen porque saben que es su misión en la vida, tal como el Eterno les ha decretado y ellos aceptan con amor y respeto.

Como se aprecia, a diferencia de sectas y religiones, en el noajismo no hay necesidad de no pregonar guerras "santas", ni inquisiciones, ni castigos a los “herejes”, ni perseguir a los que piensan o hacen diferente, ni estigmatizar a los “ateos” o los que andan por su propia órbita espiritual, ni hacer pesar sentimientos de culpa para manipular, ni hacer campañas antagónicas en contra de otros noájidas o maestros judíos que acompañan al noajismo, ni… En resumen, el que anda por la senda de la Luz del noajismo no precisa manejarse con las herramientas del EGO, sino que trata en la medida de lo posible que sus palabras, acciones, presentaciones, todo lo que hacen sea desde la fuente sagrada del AMOR. Por ello en vez de guerras, antagonismos, declaraciones pomposas, rituales, ofensas, mentiras, gritos, violencia, en lugar de lo que produce el EGO se actúa y enseña acerca del perdón, comprensión, arrepentimiento, compromiso, responsabilidad, construcción de shalom, aceptación del diferente, paciencia con los ritmos y procesos del prójimo, ayuda al necesitado, aprender a conocerse y mejorarse, entre otras nociones que surgen desde la fuente del AMOR.
¡Cuán diferente es el comprometido con el noajismo (y judaísmo) verdadero a los miembros de las religiones!

Vale aquí un pequeño consejo, mucho cuidado con esos que se hacen llamar noájidas, o “maestros judíos de noajismo”, pero que son religiosos, viciosos por poder, adoctrinados por el EGO, encandilados por su vanidad, ambiciosos de llenarse con lo que te pertenece y no les corresponde. Cuidado, mucho cuidado con ellos. Pueden estar al lado tuyo, ser “amigos” en el Facebook, enviarte mensajitos muy simpáticos y en apariencia saludables a tu email, suelen llenarse la boca de frases pomposas de rabinos y citar libros judaicos, se regodean con sus conocimientos de tales y cuales, censuran a más no poder, esgrimen sonrisas y falsos afectos. Cuidado con ellos.

Mientras construimos shalom, cada uno como puede, recordemos que debemos apartarnos del mal para hacer el bien. 
Mucho más necesario es apartarnos del mal que se disfraza como bien.

También es bueno tomar tiempo para aprender, para darse cuenta de tantas cosas que rompen con los esquemas que uno ha ido aprendiendo y mamando desde la cuna.
Casi todo es nuevo, incluso aquello que parece similar a lo conocido suele ser bastante diferente y novedoso.
Entonces, ir con calma, no creerse sabio por haber leído un par de textos o haber aprendido uno o dos conceptos. Con calma pero sin pausa. Con paciencia, con respeto, con amor, con tolerancia, porque el camino del aprender realmente requiere de un poderoso e imprescindible des-aprender. Primero, primerísimo, hay que desaprender mucho de la ideología y practica previas, luego aprender mucho, hacer mucho, vivir mucho de noajismo. No se nace maestro de noajismo, aunque uno haya sido maestro en la iglesia o la universidad o la ieshivá. No se nace maestro de noajismo por ser inteligente o carismático, ni por haber sido líder religioso o tener conocimiento de hebreo o lecturas filosóficas. Por algo el Señor de señores hizo del noajismo una realidad completa y compleja pero en sencillos Siete Mandamientos, fundamentales, necesarios, básicos. Por algo Él decretó que no tuvieran una pesada y compleja Torá al estilo de los judíos, ni les puso la carga de innumerables preceptos y reglamentos derivados. Por algo el Creador no ordenó y determinó que hubieran ministros espirituales noájicos, ni rabinos que los comandaran, sino que en la vida cotidiana cada uno hiciera su parte para llevar a cabo el Plan divino. Sin amos, sin clérigos, sin opresivos rituales, sin ceremonias, sin religiosidad, sin depender de lo que decida un rabino o un concilio de rabinos, porque el noajismo se autosustenta sin depende de autoridad judías.
Claro, actualmente pareciera necesario el báculo del rabino o del maestro judío entendido, pareciera imposible el noajismo sin un libro de reglamentos procesado por alguna autoridad judía, pero es solamente por la situación del momento, por los siglos de oscuridad y apartamiento. No es parte del Plan divino, según podemos constatar, que el noájida sea una sucursal del judío, ni el noajismo una factoría judía. Por el momento, dado el fracaso de los antepasados de los noájidas actuales, es bueno tener la orientación adecuada desde el sabio maestro judío conocedor de la temática, pero es como el faro que alumbra al barco en mitad de la noche atormentada por la tempestad. Cuando el mar se calma y la claridad se establece, cuando los del barco tienen control y conocimiento, ya no dependen del faro, sino de sus propios medios para navegar con seguridad y éxito. Recuérdalo cuando pretendan encorsetarte en instituciones judías o que dependen de personas judías que no entienden o no saben del la independencia que corresponde a los noájidas y el noajismo. Independencia en la unidad, en la armonía, en el ejercicio conjunto del AMOR para establecer un mundo de shalom bajo el reino del Eterno.

Noajismo, al igual que el judaísmo, es conexión.
Con uno mismo, con el prójimo, con la sociedad, con el mundo, con Dios.
Si lo que vives de “noajismo” no te sirve para estar conectado, realmente, en paz, en armonía aún en la discusión, entonces no es noajismo.
Conectar… recuerda… conectar…

Si estás recién conociendo esto probablemente te sientas impulsado a querer reuniones, congregaciones, la vida social al estilo que conoces de tus iglesias. No tiene nada de malo reunirse para rezar, estudiar, compartir, colaborar, etc. Pero no hacerlo desde la religión, sino desde lo que corresponde al noájida y el noajismo. Recuerda que en su esencia noajismo no precisa de organización estilo iglesia o secta, noajismo es vida, constante vida, no en “reuniones” religiosas, sino en cada instante de nuestra vida. Tampoco tiene nada de malo congregarse, pero si de eso se hace todo el noajismo, entonces estamos en otro tipo de religión, en otro error, y no en el noajismo puro y sincero.

Te agradezco que hayas leído hasta aquí y quedo de ti para lo que pueda ayudarte.
Hasta luego, y que sepamos construir shalom a cada instante, y si no pudimos hace un rato, bueno… quizás ahora podamos…

Neshamá: del Yo Esencial

Una joven amiga, próxima a titularse como psicóloga, me comentó lo siguiente al respecto de el texto que se abre haciendo clic aquí:

Me hizo pensar bastante, y no se si estoy errada (seguramente) pero sobre el final me sobrevino una idea, yo siento que entre el ego y el goce que genera felicidad, libertad digamos, hay otra cosa que nos es propia ya desde el vamos que según tus palabras esta en nuestra conciencia y que busca la armonía multimodal, pese a tener un gran ego nos permite una línea de fuga (por llamarlo de una manera) visualizando que hay algo que esta mal, que hace notar que estamos ante una falsa felicidad si es que se tienen eso, porque creo que hay personas que ni siquiera acceden a la sensación de falsa felicidad y solo se quedan con el amargo sabor ver que otros tienen algo que ellos no saben que es pero que lo desean y creen que haciendo crecer su ego lo van a obtener.
Y hay otras que pese a no saber nada logran tener acceso a la felicidad verdadera aunque sea por momentos controlando su Ego sin digamos entrenarse en el arte de hacerlo.
Me pregunto que será ese algo que estas personas tienen que nace con nosotros al igual que el Ego es acaso nuestra pequeña neshamá?? o porción de D`s o lo que sea?? No se si fui clara…

A lo que humildemente respondí:

Al comienzo del texto se menciona al Yo Esencial, esa es la neshamá, el espíritu, nuestro ser eterno, nuestra conexión inquebrantable con Dios, esa es la fuente de la ética innata.
Es lo que somos, aquí y ahora, pero también en la eternidad. Es nexo, pero también información. Es base de nuestro Yo Auténtico, pero no somos nosotros. Sé que puede sonar enigmático, contradictorio o confuso, prometo (bli neder) que algún día lo explicaré mejor. Por ahora quedémonos con esta noción: el Yo Esencial es nuestra parte más intensamente individual, que no se la debemos a nadie, no viene de papá y mamá, ni de la sociedad, ni de lo que nos nutre, sino que es “regalo” de Dios directamente; pero no nos pertenece, no es una fracción, no es “parte de Dios”, sino que es otra cosa. Aquí lo dejo, por ahora.

Por su parte, el EGO, se aloja en la parte primitiva de nuestro cerebro, es netamente material y temporal, se mueve en base a instintos naturales y en principio normales.
Podemos suponer, con bastante acierto, que comienza su accionar desde el momento del trauma del nacimiento, quizás en algún momento de la etapa uterina, pero no tenemos cómo demostrarlo (que yo sepa).

Es nuestro Yo Esencial el encargado de sopesar la autenticidad de nuestra vida, de calificar dentro del plan de Dios lo que hacemos o dejamos de hacer.
No es un Superego malvado freudiano, que es una criatura formada por la interacción del niño con sus mayores, su padre especialmente. Ese Superego, desde nuestra perspectiva, no deja de ser una forma de funcionamiento del EGO, tal cual lo concebimos nosotros. En sí, poco y nada relacionado con la anatomía y fisiología del Yo Esencial.

Podría llegar a imaginarse que el Yo Esencial es rodeado por máscaras o cáscaras que son generadas y sustentadas por el EGO, tal como el rostro es ocultado por las máscaras, así el Yo Auténtico queda tapado por el Yo Vivido.
Esas cáscaras hacen que la Luz, la influencia benefactora y directriz del Yo Esencial sea, en cierta medida, inaccesible a la conciencia, al pensamiento lúcido. La información permea desde la experiencia en el mundo material hacia el registro resguardado por la conciencia espiritual, pero los mensajes desde allá no acceden a la conciencia, acá.
El accionar del Yo Esencial queda relegado en el inconsciente, como una vocecita amable y firme apenas audible entre la vorágine de pensamientos y sentimientos, pasiones y deseos. Como si fuera ese angelito de los dibujitos animados, que te habla bajito, con sabiduría, con bondad, con ánimo noble, como un susurro agradable sin pausa. Pero, no lo escuchamos, o no le atendemos. Estamos agitados, excitados, anhelantes, angustiados, sometidos a los vaivenes del EGO, llenos de información que nos deforma y hace esquivos a nuestra identidad espiritual.

Sin embargo, en los sueños puede que se manifiesta con mayor fuerza. Pero queda sometida a la imprecisión, a la vaguedad, a mezclarse con lo otro que está sumergido en el inconsciente y que no es precisamente parte del Yo Esencial.
Entonces, algunos sueños tienen algún grado de “inspiración divina”, de mensajes de nuestro Yo Esencial, nuestro pero que no nos pertenece, individual pero unificado en el colectivo de la Fuente (por ahora, no abundaré en esto, tal como he dicho más arriba).
Pero otros sueños, son criaturas de otras cuestiones que están reprimidas, silenciadas. Y además, la mescolanza. Así pues, es necesario mucho estudio, dedicación, y algo de arte para interpretar sueños.

Existen también algunas técnicas de relajación y/o meditación, para acallar el griterío del EGO y del mundo, para alcanzar a percibir el murmullo del Yo Esencial. Pero esto, aún no es tiempo de que lo comparta públicamente.

Bien, espero que esta aclaración sirva y dé pie a más profundizaciones, interrogantes, crecimiento, liberación, felicidad, construcción de Shalom.

Hasta luego, y gracias por compartir este estudio conmigo.

Resp. 1093- la primera comunión

osaida nos consulta:

buena tarde, tengo dos hijos una niña de dos años y un niño que va a cumplir 8, lo que sucede es que mi mamá es muy católica y quiere que el haga la primera comunión, mi esposo que no cree en nada ahora si le ha dado por sentir un impulso religioso y quiere meter al niño en clases de catecismo, yo me opuse pero lo que aconteció fue una gran discusión, y no se que postura tomar, el mismo cuento sucede con las novenas de navidad y el cuento del niño dios, yno se como actuar para que comprendan.
osaida mindinero 24 años Pereira Colombia

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¿Dios limpiando tu pasado?

«Cuando comienzas tu jornada espiritual, puedes hallar que tus problemas se incrementan – ¡No te preocupes! – es el Creador limpiándote de tu pasado…».
Con esta frase un “amigo” del FaceBook engalanó hace un rato su muro, añadiendo que está basado en una enseñanza de Rabí Najman de Breslev.

Humildemente me gustaría añadir algunas ideas, para no quedarnos petrificados con una única perspectiva, correcta o no, sino que podamos ampliarnos y entender la complejidad del universo.
Quizás, tal vez, por ahí nos demos cuenta de que nosotros podemos hacer nuestra parte, nuestra misión sagrada, como constructores de Shalom.
Porque, puede sonar muy bonito que el Eterno se está encargando como una madre sobreprotectora de limpiarnos de nuestro pasado por medio de aumento de complicaciones, pero, ¿es eso lo que debemos esperar del Rey de reyes, del Creador y Sostén de todo el universo?
Por otra parte, ¿es aumentando el pesar, los conflictos, las dudas, las trabas, los obstáculos, la esclavitud, la miseria, el dolor, es esa la forma de limpiarse del pasado?
¿No sería esperable que si fuera Dios el que está ayudándonos a corregir (más que limpiar) nuestro pasado, fuera minimizando el mal para que el bien rompa la cáscara que lo rodea y resplandezca?

Además, ¿dónde queda el libre albedrío del prójimo? ¿No será que algunos de los problemas se incrementan porque otros hacen daño a causa de las decisiones que toman?
¿O es que los que perjudican con sus acciones son meras herramientas, carentes de voluntad, títeres en manos de un dios que juega a divertirse con la vida de sus criaturas?

O tal vez, hemos preferido mirar a otro lado, no encarar nuestras dificultas, escogimos negar nuestros problemas, y por ello no los resolvemos, por lo cual crecen y se multiplican.
Porque, los problemas que no solucionamos, no desaparecen por milagro, ni se esfuman con magia, tampoco al negarnos a reconocerlos dejan de existir.
Más bien, cuando no nos hacemos cargo, cuando no realizamos los pasos necesarios para controlar aquello que está en nuestro control, terminamos hundidos en mayores dificultades, alejándonos de las soluciones, multiplicando nuestros dolores.
Los problemas no se van con rezos, ni tampoco con magia, ni cerrando los ojos, ni esperando sentados a que algún dios venga a nuestro socorro, cuando la solución depende de nuestras acciones.

No dejemos que el EGO nos haga sentir impotentes, pero tampoco todopoderosos, cuando los problemas nos rodeen. No permitamos que el EGO siga dominando, con fantasías de solucionar las cosas con buenos deseos y poco de acción positiva.

La “limpieza” de nuestro pasado, más bien dicho la corrección de nuestras acciones, no se debe fundar en la espera pasiva e irresponsable de soluciones milagrosas. No es eso lo que la sagrada y milenaria Tradición enseña. Más bien, se nos informa que está en nuestro deber y derecho el andar por el camino de la TESHUVÁ, el proceso del arrepentimiento total y sincero. Está en trabajar por quitarnos las piedras de nuestra mochila, en reparar lo que está a nuestro alcance arreglar, en pedir perdón, en hacer nuestra parte de la tarea.

Sí, seguramente que la confianza en el Eterno ayuda muchísimo, así como el rezar, también el estudiar del ejemplo que nos provee la Tradición, como el recibir de Su parte la ayuda en aquello que no podemos hacer ni controlar.
Pero, pretender que el incremento de los problemas es un favor de Dios, que Dios es el encargado de “limpiarnos” de nuestro pasado, en ser sujetos irresponsables y pasivos… no, no creo que sea el mensaje más provechoso y de bendición.

Hay problemas, entonces no achaquemos a Dios los mismos.
Veamos qué hay de nuestra parte en ellos, qué hacemos, hicimos o dejamos de hacer, para que los problemas estén o aumenten.
Reconozcamos lo que hacen o dejan de hacer las personas que nos rodean, no para echar culpas o quitarnos de encima la responsabilidad, sino para comprender la situación, para encarar las cosas con eficiencia y capacidad resolutoria.

Esperemos menos milagros mientras aprendemos más y hacemos mejor lo que es nuestra tarea.
Son mis humildes reflexiones.
Gracias por permitirme compartirlas contigo hoy.

La senda del santo

  1. Por santo podemos entender aquello que conecta (o está conectado) con el Eterno.
  2. Es común confundir severidad extrema (pesadas imposiciones, mayores restricciones, innecesarios cercos, enjuiciamientos continuos) y el repudio del pecador con una mayor santidad, pero esto es falso.
  3. Cuanto más nos rectificamos en el camino del Eterno, más unificados estamos, con nosotros mismos, con el prójimo, con el cosmos y con el Eterno.
  4. La rectificación permite la estabilidad multidimensional, en cada uno de nuestros planos de existencia, vigoriza nuestra salud, amplía nuestro gozo, abre canales de comprensión y sensación.
  5. Estar en unidad es experimentar la armonía interna/externa.
  6. Al diluir las falsas separaciones y preservar los correctos límites, nos elevamos en nuestra percepción de la realidad, creamos una renovada visión de la misma que hasta podría considerase una re-creación de la realidad.
  7. A mayor elevación, nos hacemos más comprensivos de las situaciones que, realmente o en apariencia, contradicen la santidad.
  8. La comprensión, unida al conocimiento y a la sanación emocional implica que se critica con menos acritud, no se difama, no se insulta, no se reprocha egoístamente, no se demanda con ánimo infantil, no se declara que todo es pecado y pecaminoso. Se encuentran más puntos para la cooperación que para el rechazo.
  9. A mayor rectificación corresponde más flexibilidad, menos exigencia desmedida, mayor bondad y justicia.
  10. Quien se va elevando en el camino del Eterno, quien va construyendo Shalom, menos juzga con severidad y más méritos encuentra.
  11. Con bondad y justicia, comprensión y aceptación, con unificación responsable, con flexibilidad sin dobleces, así se ayuda el prójimo a encaminarse él también por el camino de la rectificación.
  12. No a través de la actitud presumida, ni pusilánime, ni agresiva, ni coercitiva, ni separatista, ni de misionero, ni abusiva, ni agresiva, ni engañosa.
  13. Es la construcción de Shalom LA senda de la santidad.

Resp. 1091–Sábado de noájidas

Saludos!
Mi Nombre es Jorge Rodriguez, estoy retirado y le escribo desde New Jersey, en los Estados Unidos.
Mi pregunta es la siguiente: Se de origen Puertorriqueno. Tengo dos preguntas en una: Se observo el shabbat desde Adam hasta el Sinai? Estamos nosotros, los no judios, obligados a guardar el shabbat? Gracias por anticipado por sus respuestas.

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Razon o fe ?

Razon o fe ?

Recientemente tuve una charla con un familiar cercano sobre la religión y la fe.

Me explicaba que había dejado el CATOLICISMO, pero que se había pasado a otra iglesia, que si vivía de acuerdo a jesus, etc, etc.

En un momento dado, me pregunto que era lo yo creía.

Trate de explicarle sobre el noajismo.

Y vino la explicación, sobre que después de mucho ANALIZAR, y usar la RAZON, había decido dejar de creer en jesus, y en el nuevo testamento.

Su replica no pudo menos que desconcertarme.

Para ella, quien me había convencido de usar UNICAMENTE la razón, me había hecho un mal(¿??), y me había privado de las maravillas de una revelación divina que solo se entiende por fe.

Vinieron los testimonios de personas que en una noche habían pedido a Dios que los iluminara, y como en un sueño, jesus les hablaba. A esto le explique que era por el condicionamiento en que nos criaron. Luego vino la repetición de una de las mayores mentiras que repiten sin saber, la de
que los pueblos creyentes en jesus son los mas pacificos. De nada valio el mencionarle que en nombre de jesus se esclavizo a Africa y America, o que en la india el nivel de explotación es muy inferior al de este lado del mundo, que en japon sin necesidad de fe en jesus, hay mas respeto al
otro, etc, etc, por que eso no era lo que le decían en su iglesia.

Finalmente, dejamos el tema allí.

Pero me quede pensando en por que hay tanto éxito con la imagen de Jesus.

Muchas ideas se me vinieron a la cabeza, pero la principal es la negación del uso de la razón por parte de los seguidores de jesus, y como defienden esta posición aprendida desde la infancia en nuestra cultura. Mientras una persona siga apegada a negar el uso de la razón como herramienta para el conocimiento, es imposible que rompa el esquema mental de creer en jesus.

Negarse a usar la razón es negar aquello que nos diferencia de los animales, el mayor regalo que nos dio el creador. En el caso que relato, ante las preguntas que no tenia respuesta, la opción era simplemente ignorar, y negar la evidencia.

Otro pensamiento que me surgio es que en un dialogo de estos, siempre perderemos los noajidas.
Si nos negamos a darles la razón, es que estamos negando la posibilidad a Dios de manifestarse, estamos cerrando la puerta, etc, etc. Y si aceptamos que tienen la razón, era por que ellos tenían la razón. Pasa igual que con el cuento del demonio. Si lo negamos, es una victoria del demonio,
por que nos hace creer que no existe, y si lo aceptamos, entonces tenían la razón.

Que opinan ustedes?

El pecado de Sodoma y Gomorra

El pecado principal de Sodoma y Gomorra no fue la actividad sexual ilícita, de hecho, no consta que haya sido lo prioritario o típicamente corriente en la conducta de sus habitantes.
Si bien los intérpretes cristianos de las escrituras judías suelen incurrir en este error, no por ello debemos asumir que sea cierto. Más bien, tomemos los comentarios cristianos (incluidos por supuesto los falsos judíos mesiánicos, netzaritas y todos los otros cristianos similares) como lo que son: opiniones de personas completamente ajenas a la Torá, carentes de Tradición o espíritu de sabiduría correcto, desconectados del mensaje de la Torá, incapaces de sobresalir en explicar la Torá o sus ideas y fundamentos. De hecho, ellos ni siquiera son sus depositarios o legales poseedores, solamente extranjeros advenedizos que se apropiaron de lo que no les es propio y asumieron roles e identidades perjudiciales para ellos y para quienes les siguen en sus derroteros. Pueden opinar, pero su opinión en lo histórico o espiritual vale tanto como sus derechos al respecto… (a buen entendedor).

Los habitantes de Sodoma y Gomorra tampoco eran especialmente peculiares en su idolatría, ni más ni menos que el resto del común de las personas de su tiempo y lugar.
Así pues, por ello no fueron devastados ni aniquilados por el furor divino. De haber sido el motivo, el mundo hubiera sido evaporado a cada instante desde hace milenios hasta ahora.

Entonces, ¿qué fue lo terrible que aconteció allí?

Veamos una pista muy clara que nos brinda el profeta Iejezquel:

"He aquí, ésta fue la iniquidad de tu hermana Sodoma: Orgullo, abundancia de pan y despreocupada tranquilidad tuvieron ella y sus hijas.
Pero ella no dio la mano al pobre y al necesitado.
Ellas se enaltecieron e hicieron abominación delante de mí; de modo que cuando las vi, las eliminé."
(Iejezkel / Ezequiel 16:49-50)

Abundancia material acompañada por cero de solidaridad.
Orgullo regado con falta de misericordia.
Egoísmo en vez de altruismo.
Todo lo bueno y grandes oportunidades para hacer el bien, pero regocijarse en el sufrimiento ajeno, en la falta del otro, en la necesidad no colmada del pobre.
Sí, vemos que la gran malicia de Sodoma y sus compañeras está más ligada a la típica conducta EGO, contraria al AMOR, que a cuestiones referentes a preferencias o actividades sexuales.

Fueron “abominables” por enorgullecerse, por creerse más de lo que eran, por faltarles autoestima y presumir de lo que no eran, por dejarse llevar por el EGO que les infló la imagen de sí mismos. Eran violentos, prepotentes, maliciosos, faltos de consideración, apegados a lo material.
Eran esclavos del EGO, modelos de aquello que debemos evitar.

Eran la contrapartida al primero de los patriarca judíos, pues Abraham es el modelo de la bondad, de la entrega desinteresada, del servicio al prójimo, de la dedicación a la propagación del bien, del mensaje puro y eterno del noajismo. Del otro lado estaban sus vecinos, los residentes de las ciudades avivadas por el EGO, por la religión, por el materialismo impúdico y carente de espiritualidad.

Los describe con elocuencia Josefo:

“Los somoditas, extremadamente orgullosos de su número y el alcance de su riqueza, se mostraron insolentes a los hombres e impíos a la Divinidad, al grado de que olvidaron los beneficios que habían recibido de Él, odiaban a los extranjeros y se negó toda relación con los demás. Indignado por esta conducta, en consecuencia Dios decidió castigarlos por su arrogancia…”
(Antigüedades I, 194-5)

Xenofobia, malicia, violencia, negación de la realidad, falta de agradecimiento, inmisericordia, desapego… EGO.

Y el Talmud, en el tratado de Sanhedrin (109a) los retrata en su completa avaricia, violencia, engaños para obtener beneficios materiales, falsa caridad, rudeza en el trato con los pobres y extranjeros.
Sí, un retrato muy lamentable de la bajeza del ser humano cuando es esclavo del EGO, que llora, se queja, agrede y se desconecta de la realidad. Manipula para hacer de cuenta que tiene poder. Trata de controlar aquello que no está bajo su dominio. Anhela alcanzar lo imposible, pero es incapaz de hacer lo posible.
En fin, lo que ya conocemos acerca del EGO, de la vida carente de bondad y justicia, sumida en religión, en falsa libertad, en reglas rígidas e inhumanas pero que se declaran como “humanismo progresista”, lo de siempre…

Lo mismo encontramos en los relatos y comentarios en el Bereshit Raba (49:6, 50:7) y en los Pirkei deRebi Eliezer, la completa carencia de bondad, el legalismo frío que pervierte la justicia, la abundancia desprovista de conciencia, la extorsión para que los disidentes no actuaran con nobleza sino bajo el reinado del terror.

Una y otra vez, siempre que revisamos las fuentes volvemos a la misma patética imagen, el ser humano envilecido por su EGO, prepotente pero impotente.

Dejemos que el resumen lo brinde el profeta Ieshaiá:

"Escuchad la palabra del Eterno, oh gobernantes de Sodoma. Escucha la instrucción de nuestro Elokim, oh pueblo de Gomorra.
Dice el Eterno: ‘¿De qué me sirve la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y del sebo de animales engordados. No deseo la sangre de toros, de corderos y de machos cabríos.
Cuando venís a ver mi rostro, ¿quién pide esto de vuestras manos, para que pisoteéis mis atrios?
No traigáis más ofrendas vanas. El incienso me es una abominación; también las lunas nuevas, los días festivos y el convocar asambleas. ¡No puedo soportar iniquidad con asamblea festiva!
Mi alma aborrece vuestras lunas nuevas y vuestras festividades. Me son una carga; estoy cansado de soportarlas.
Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos. Aunque multipliquéis las oraciones, yo no escucharé. ¡Vuestras manos están llenas de sangre!
Lavaos, limpiaos, quitad la maldad de vuestras acciones de delante de mis ojos. Dejad de hacer el mal.
Aprended a hacer el bien, buscad el derecho, reprended al opresor, defended al huérfano, amparad a la viuda.
Venid, pues, dice el Eterno; y razonemos juntos: Aunque vuestros pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos. Aunque sean rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.
Si queréis y obedecéis, comeréis de lo mejor de la tierra.
Pero si rehusáis y os rebeláis, seréis consumidos por la espada; porque la boca del Eterno ha hablado.’"
(Ieshaiá / Isaías 1:10-20)

Resulta obvio que el Eterno no quiere religión, ni rituales vacíos, ni festividades carentes de sentido, ni sangre de sacrificios, ni repetición de lemas supuestamente espirituales. Él está hastiado de todo eso, simplemente quiere algo de ti: bondad y justicia en tus actos cotidianos.
Que seas más como Abraham y menos como los de Sodoma y Gomorra.

¿Estás dispuesto a seguir a Dios?
¿O seguirás lo de siempre, al EGO y sus pastores religiosos (de la religión que sea)?

¿Gentiles justos?

Hay un conocido rabino que vive en los Estados Unidos, Daniel Lapin, que es un gran difusor de judaísmo y de valores universales.
Entre sus muchas enseñanzas, que por lo general provienen de la profundidad del judaísmo, quiero mencionarte una muy simple pero importante.

A él, en particular, no le agrada el uso de la expresión “gentil justo” para referirse al noájida que es consciente y activo en su identidad espiritual.
Él siente que el uso de esta expresión implica que la única manera para el gentil de ser justo o recto es acatando los Siete Mandamientos, cosa que no es por completo cierta.
Se puede ser perfectamente honesto, honorable, íntegro, buena persona, legal, luminosa aun cuando no se tiene conocimiento de los Mandamientos, e incluso habiendo roto alguno de ellos.
Ciertamente no alcanza el gentil la cúspide de su grandeza espiritual si no sigue estos lineamientos, pero no por ello deja de resplandecer de acuerdo al brillo de sus acciones y actitudes, sea adhiriendo al noajismo o no.
Sí, sin lugar a dudas de que hay estupendas personas dentro de los budistas, musulmanes, ateos, cristianos, bahai, paganos, mesiánicos, netzaritas, en fin, de todas las etiquetas que usen los gentiles para identificarse “religiosamente”, aunque no conozcan los mandamientos para las naciones o no cumplan con ellos por ser mandamientos dados por el Eterno como pacto perpetuo con las naciones.
Claro que tendrán una posteridad acorde a sus acciones. Claro que la excelencia para el gentil se encuentra en el noajismo. Claro que el noajismo es el camino espiritual consagrado por Dios para las naciones. Claro que la única plena libertad espiritual para el gentil es a través del noajismo. Claro que desearíamos que todos los hijos de las naciones adhirieran fuertemente a su verdadera identidad espiritual, la noájica. Pero eso no es impedimento para reconocer la bondad, nobleza, altura ética, belleza, ejemplo de tantos y tantos gentiles que aún siguen esclavos de etiquetas religiosas, confundidos, alejados de la Fuente. Por supuesto que este reconocimiento de lo bueno no quita que es necesario extirpar el mal del mundo, reparar lo dañado, quitar los velos a la Luz, restaurar el paraíso en la tierra, hacer que el noajismo sea la senda de vida de cada gentil.

Modestamente nosotros, simples maestros, tampoco nos agrada denominar a estas personas como “gentiles justos”, sino que preferimos el término noájidas, que es una castellanización del hebreo “benei Noaj”, o hijos de Noé.
Para ser estrictos, todos los gentiles son noájidas, lo sepan o no, actúen dentro del marco del noajismo o fuera de él.
Debiéramos ser más precisos y decir “noájidas conscientes y activos en su identidad espiritual”, cosa que no hacemos generalmente, por uso corriente del término o para no aburrir al público con repeticiones de conceptos ya explicados en varias oportunidades.

En las fuentes tradicionales a los noájidas conscientes y activos se los suele denominar “jasidei umot haolam”, que no quiere decir “justos”, sino “píos”, o dedicados a los actos de bien y bondad.
Hagamos nosotros la diferencia, sigamos siendo los pioneros del renacer espiritual de las naciones. Dejemos de lado los instrumentos del EGO y marchemos por la senda de la construcción de Shalom.

Retomemos el trabajo, sigamos siendo socios del Eterno en establecer su reino en la tierra por ,medio de la prédica que son los actos de bondad, justicia y lealtad.
No hay necesidad de ser como misioneros, ni de declarar “guerras espirituales”, ni de ofender a los que son diferentes en sus “etiquetas”. Sino demoler mitos, pero con compasión. Oponerse a los pastores que llevan a las ovejas a la muerte, pero con misericordia y comprensión. Vivir como corresponde y no como si fuéramos los únicos “salvos”, “elevados”, “justos”. No actuemos como religiosos, sino como lo que somos “constructores de shalom”. Le pese a quien le pese, le incomode a quien le incomode. No abandonemos la ruta iniciada, no caigamos en la tentación de la religión (que no es otra cosa que EGO y más EGO).

Reconozcamos la bondad, venga de donde venga. Trabajemos por llevar unidad y armonía, porque de la destrucción y separación ya se encargan las religiones y otros traficantes.
Adelante, sigamos por la ruta espiritual.

Claves para tu felicidad y bienestar

Los mandamientos noájicos son restrictivos.
Son reglas que limitan la acción de la persona. Ponen obstáculos a determinadas conductas, impiden que se realicen ciertos actos.

  1. No adorar dioses que no son Dios.
  2. No insultar o maldecir a Dios.
  3. No asesinar al inocente.
  4. No a la infidelidad matrimonial e incesto.
  5. No al robo.
  6. No comer partes de un animal con vida.
  7. Establecer cortes de justicia (para que juzguen en caso de transgresión de estos principios y para elaborar leyes que se arraigan en los mismos).

Por esta naturaleza, no faltan quienes critican que estarían coartando al hombre, impidiendo que goce de la vida.
Pero, detengámonos un instante a analizar con cuidado estos preceptos. Veamos uno a uno y luego en su conjunto.
Surgen rápidamente cuestiones que sirven como respuestas.
¿Realmente niegan el placer o la libertad?
¿Son en verdad ajenos a la naturaleza del común de los hombres?
¿No son evidentes en sí mismos, casi que innecesarios que hayan sido codificados por el Divino Legislador?
De no haberlos dictados el Eterno, ¿no serían igual universalmente compartidos por individuos y sociedades? ((Sabemos que el gentil justo los cumple porque son dictados por Dios, no porque son coherentes y de ética básica. Sin embargo, no impide reconocer su universalismo y generalidad. Como mencionan las fuentes, el gentil que los sigue porque los encuentra racionales o parte de su cultura, no es un gentil justo, pero es un gentil ético, que atiende a los dictados de sus sabios laicos.))
¿No son autoevidentes?
De hecho, el gran rabino Kook los identifica con la ética esencial, que radica en cada ser humano, que no precisa de admoniciones ni prédicas para ser conocidos, cumplidos y respetados.
Y sin embargo… ¡son tan despreciados y frecuentemente incumplidos!
Si hasta se les rebaja en su potencia y santidad, diciendo burlonamente que son demasiado simples, poco rebuscados, carentes de ritualismo, demasiado obvios, sin religiosidad, sin una “Torá” que los codifique por escrito. De esta forma se pretende negar su autoría Divina, rechazar su primado, elaborar excusas torpes para hacer lo que se antoja y no lo que corresponde.
Es que el EGO (Ietzer HaRá) encuentra la manera de someter al hombre a su tiranía, para lo cual debe hacerlo sentir culpable, o rechazado, o impedido, o alterado en su identidad, y por ello es esencial para el EGO atacar los mandamientos, restarles valor, encumbrar falsos valores y religiones, para que el hombre no sea realmente libre.

Porque, es a través de estos mandamientos que los miembros de las naciones pueden lograr real libertad, potenciar sus existencias, asociarse con Dios para hacer de Este Mundo un paraíso terrenal. Esto no conviene a los intereses egoístas, por lo cual es imprescindible atacar los mandamientos, minar su cumplimiento, imponer reglas alternativas (generalmente banales, corruptas, confusas, ritualistas, obsesivas y de índole religiosa).

Sin embargo, es con la base en estos mandamientos, desplegando la esencia de la ética espiritual, como el hombre puede alcanzar su plenitud.
Obviamente que hay multitud de cosas para hacer, un mundo entero para perfeccionar por medio de la construcción del shalom, pero la raíz está en estos siete mandamientos universales.

El hombre vino al mundo para disfrutar de lo permitido. Para encontrar motivos de júbilo, para gozar, para pasarla bien. No por ello dejado a la ventura, manipulado por su pasión y por su deseo. Porque, para ser verdaderamente libre hay que ser responsable. Porque libertad sin límites no existe. Porque es falso el placer que se cree obtener a través de perjudicar a otro en sus derechos esenciales.
Cada ocasión que perdemos de gozar de lo permitido, es un regalo del Cielo que rechazamos.
Cada amargura que adquirimos, ocupa el espacio vital de una alegría que dejamos escapar.
Cada rencor, enojo, ira, anhelo de venganza, mentira, asechanza, maldad, rumor, acto idolátrico, impostura, falsa identidad, en fin cada cosa adversa a los siete mandamientos, es una cáscara que ponemos encima de nuestra sagrada Luz espiritual, por lo que nos estamos privando de bienestar y bendición.

Podemos aprovechar nuestro tiempo, aquí y ahora, o podemos seguir esclavos de otros tiempos, de fantasías, de jueguitos mortales que produce nuestro EGO.
Podemos ser espirituales o podemos hacernos pasar por religiosos.
Podemos ser, o podemos parecer ser.

Llevemos una vida equilibrada, plena, con sentido trascendente.
No privemos a nadie de los placeres permitidos del mundo, porque para eso vinimos a esta vida y los recuerdos son los que nos llevamos a la vida eterna.
Dejemos buenas obras tras nuestro paso, edificaciones de gloria y belleza, de bondad y justicia.
No precisamos de palabrería, ni de artificios, ni de disfraces, ni de “conversiones”, ni de memorización de versículos, ni seguir como perros falderos a líderes religiosos, ni de repetir lemas de tal o cual pastor o rabino. Nada de esto contribuye a quitar las cáscaras de encima de tu Esencia, nada de esto corre la oscuridad y permite que tu sagrada Luz resplandezca.

Vive ahora, porque no tienes otro momento para hacerlo.
Acata los límites sanos, están para cuidarte.
Controla lo que está bajo tu dominio, el resto no te corresponde a ti, ni debes angustiarte por no controlarlo.

Haz, para ser feliz. Pero no anheles tampoco la felicidad, para que no se te escape como arena entre los dedos.
Comparte, alegra a otro, honra al prójimo, cuídalo, entonces estarás edificando shalom, haciendo de tu mundo un paraíso, y de tu posteridad una bendición.

No precisas de otras leyes “religiosas”, ni de forzarte a nada, simplemente sé quien eres.
Eso es el noajismo para el gentil, el judaísmo para el judío.

Si te agrada este mensaje, compártelo, no seas egoísta, porque cuanto más bondad compartes, más bien obtienes.