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Código secreto para el bienestar

Nuestra época, tan llena de información, tecnología, conocimiento científico, todo lo cual que permite una mayor y mejor vida, viene también acompañada por un cierto oscurantismo espiritual.

Se ha puesto de moda, entre gente que es observante de los preceptos y entre los que no, todo tipo de ensalmos, supuestos pactos con Dios, amuletos, rituales arcanos, veneración de hombres, pasividad intelectual, compras de indulgencias, cambios de nombres, uso de determinadas prendas de vestir y no otras, portar una cinta roja, o una mano Hamsa –de origen árabe-, para desviar el “mal de ojo”, trazar cartas astrales y ventilar asuntos astrológicos junto a lectura de palmas de mano, una variada sarta de intentos de doblegar la Voluntad divina por medio de todo tipo de encantamientos o sortilegios.

Hasta los preceptos son tomados como mecanismos para el propio beneficio. No es que se quiera dañar a alguien, no es la idea, pero sí obtener ventajas de lo que es el cumplimiento de los mandamientos (o de costumbres no supersticiosas que son ancestrales).
Entonces, quien da tzedaká espera que se le retribuya celestialmente pero multiplicado por 100, o 10 si somos modestos.
Quien reza pretende que de Arriba le envíen por correo privado y urgente el paquete con la solución reclamada.
Quien entona Tehilim aguarda a que tal persona se cure, tal negocio salga favorable, tal caballo gane la carrera, etc.
Quien honra a sus padres por supuesto que hace cuentas de los años que está añadiendo a su vida.
Quien lee la “parashat haman”, el martes de parashá Beshalaj para asegurar con esa sola lectura la parnasá del año.
Quien… y así, se pueden encontrar todo tipo de trueques con el Eterno.
Por supuesto que esto es una manera poco apropiada de vivir y de vincularse con Dios y el prójimo, pero bueno, así es la moda…

Lo más triste es que muchas veces estas conductas son patrocinadas por gente que se presenta como rabinos, maestros, entendidos en Torá, y quizás lo sean realmente. Es más, no dudo que en el 90% de los casos efectivamente tengan el título académico judío que dicen tener. Lo cual, a mi humilde parecer, agrava las cosas.
Dejan de lado el sencillo y claro camino espiritual para introducirse en esas suertes y artificios que el propio Eterno ordenó desterrar por completo de nuestras vidas:

"…no aprenderás a hacer las abominaciones de aquellas naciones (antiguas canaaneas):
No sea hallado en ti quien haga pasar por fuego a su hijo o a su hija, ni quien sea hechicero, ni agorero, ni encantador, ni quien hace sortilegios, ni quien pregunte a los espíritus, ni adivino, ni quien consulte a los muertos.
Porque cualquiera que hace estas cosas es una abominación al Eterno.
Y por estas abominaciones el Eterno tu Elokim los echa (a los canaaneos) de delante de ti.
‘Serás íntegro para con el Eterno tu Elokim."
(Devarim / Deuteronomio 18:9-13)

Dejan de lado esa integridad, el sencillo camino espiritual, para enrevesarlo con todo tipo de magias, posesiones, entidades sobrenaturales, amuletos, frases de poder, libros que su sola posesión brinda todo tipo de beneficios materiales, etc.; para lo cual brindan excusas, tales como que fueron revelaciones en sueños, está en cartas de sabios, son costumbres antiguas, hay personalidades actuales que lo apoyan, etc.
(Alguna persona con ojo crítico, no es mi caso, podría descubrir que muchas veces detrás de esto no hay una fe ingenua por parte del mercader o promotor, sino un evidente negocio con pingües ganancias, obtención de dominio sobre otros, renombre, es decir, aquello que el EGO presenta como un reflejo de poder. Por fortuna, yo no tengo ese ojo avizor que se da cuenta de tales asuntos).

En ocasiones  incluso arropan el asunto en una especie de cientificismo, y mezclan conceptos que supongo no comprenden con aquello que ofrecen. Hablan de física cuántico, teorías de cuerdas, disonancia cognitiva, fenomenología, y por el estilo para hacer creer que la superstición realmente tiene un valor científico, que no es mera presunción espiritista.
O por el contrario, afirman su superstición como si fuera verdad mística implacable a la cual se debe aceptar o estar en el lado de los “necios”. Si uno considera banal el solo “pensamiento positivo”, es un necio. Si uno declina realizar actos evidentemente supersticiosos, es un necio. Y por el estilo.

Por supuesto que tienen modos de dar vuelta el pasaje que cite más arriba de Devarim para afirmar que lo de ellos no entra dentro de esas acciones, y que en todo caso aquel que se opone a ellos es el que está en falta con el Eterno, por no creer en los dictados de tal sabio, o las palabras de tal libro medieval.

Sí, desde mi modesta perspectiva estamos en un embudo de oscurantismo, y no pareciera haber algo que lo detuviera.

En la parashá de esta semana, Beshalaj, encontramos un interesante pasaje.
Allí se venía el faraón con los soldados del cuerpo de elite y los hebreos estaban atrapados. A los lados montañas, de frente el Mar de las Cañas, atrás el malón que se les venía encima. Por supuesto que lloran, gritan, patalean, se quejan, reclaman, se violentan, exigen que Moshé y Dios los salve ya.
Moshé no era mago, ni ilusionista, ni contaba con el botoncito rojo para hacer volar a los egipcios a sola voluntad.
¿Qué hizo?
Clamó al Eterno.
Él respondió:

"-¿Por qué clamas a Mí?
Di a los Hijos de Israel que se marchen."
(Shemot / Éxodo 14:15)

¿Entiendes el mensaje para todas las generaciones?
Si tienes en tu haber la posibilidad de realizar algo, ¿por qué esperas a resolverlo con un rezo?
Si puedes trabajar, ¿por qué esperar caridad?
Si tienes al médico, ¿por qué no le consultas y le haces caso en vez de esperar que un ritual metafísico te sane?
¿Por qué clamar a Dios por soluciones, si las tienes en tus manos?

¡Claro que es bueno rezar!
Por supuesto que sí, y todos los días.
Es saludable hacerlo, para el judío es cumplir un precepto, brinda solaz y calma en tiempos de tormenta, tiene poder… ¡claro que sí!
¡Pero no es el llamado a la farmacia, restorán, pizzería, ebay para que el muchacho del delivery (envío a domicilio) te traiga tu pedido!
El valor del rezo es muy diferente al del formulismo ritual, o de la secreta negociación para que Dios te dé lo que desees.

“¿Por qué clamas a Mí?” cuando Él ya explicó con claridad cuál es la clave para la buena vida:

"Harás lo justo y bueno ante los ojos del Eterno, a fin de que te vaya bien"
(Devarim / Deuteronomio 6:18)

Cero superstición, es espiritualidad.
Hacer lo bueno y lo justo, es el código secreto para el bienestar.

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Dedicado a Isai y Anable Olivera, que su nobleza de corazón, junto a sus acciones de bondad y justicia, sigan siendo el canal de bendiciones de parte del Eterno.

No tengo fe, no la preciso, no la quiero

La gente religiosa (por tanto no judía ni noájida) por lo general usa el concepto fe con la siguiente acepción: “Creencia en algo sin necesidad de que haya sido confirmado por la experiencia o la razón, o demostrado por la ciencia”.
Fe, que es una ciega creencia que se desespera para abrazarse alegremente con lo absurdo, tal como los propios padres de su religión sostienen. Recuerda a Tertuliano, a quien se atribuye que predicó: “credo quia absurdum” – “creo, porque es absurdo”, con el sentido que se debe tener fe precisamente porque no hay razón posible.
Siendo así, se rechaza el razonamiento, se lo menosprecia, se inventa toda clase de justificaciones para aferrarse a lo irracional e imposible. Se realizan volteretas mentales para no caer estrepitosamente, y, por supuesto, se emplea muchísima emotividad para acallar la reflexión a impulsos de la emoción.

Esto hace de la fe una interesante herramienta de dominación de personas y masas.
Típico recurso del EGO, tanto en lo interno como en lo externo.
¿Te parece infantil creer que una virgen pare un hijo al que concibió de un dios, y que el vástago es a su vez un dios? Precisamente por ello debe ser cierto, dice la fe. Y si no lo crees, algo mal hay en ti. Eres incapaz de recibir el don divino, estás en pecado, eres impuro o cualquier otra excusa para acallar tu pedido de un mínimo de sentido común y evidencias palpables (o verificables).
Eres un “hijo de tu padre Satanás”, si te niegas a admitir lo absurdo que te quiere imponer el mazo de la fe. Como el falso dios, falso salvador, falso rabino, falso profeta, el mítico Jesús, agredió a personas sabias que no podían (y no debían) creer en los disparates que él afirmaba, entonces él, en su “gran amor” disparó: “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.” (Juan, capítulo 8, verso 44).
Ante esta diatriba, ante tanto odio descargado, ante tanta demanda de fe en lo absurdo, la gente simple y manipulable se sometería, temerosa de vaya uno saber qué castigo terrible. Pero gente preparada intelectual, emocional y espiritualmente no se inmuta con estas alucinadas maldiciones, reconocen su nulidad. Por lo cual, la gente preparada no se deja emboscar por las trampas de la fe. Pero, la gente simple cae, se golpea, se somete y después se mantiene a sí misma encerrada en su celdita mental; ¡no sea cosa que el hablador les envenene nuevamente con sus feroces palabras de muerte!

Como estas buenas gentes, los religiosos, tienen fe en sus dioses, dogmas, libros sagrados, convicciones, mundos imaginarios, tienden a suponer que el resto de los “creyentes” en algún dios también comparten esa forma de relacionarse con su deidad, es decir, por medio de la fe.

Entonces asumen que los judíos tienen fe en el Eterno.
Fe en lo que la Torá expresa es cierto.
Fe en que ocurrieron los hechos descritos en el Tanaj.
Que el judaísmo depende sustancialmente de la fe, porque si no, ¿cómo se explicaría?

Debemos admitir que por desgracia hay judíos y noájidas que no tienen claro los propios conceptos y que al estar inmersos en una mayoritaria sociedad cristiana asumen que judaísmo y noajismo son religiones, y que sus creencias son sustentadas en la fe.
Por supuesto que al realizar un análisis, hasta simple del asunto, pronto se descubre que no es posible que el judaísmo y el noajismo sean religiones, ni que sus creencias dependan de la fe.
Sobre la no-religión de judaísmo y noajismo hemos escrito anteriormente y está publicado. Te convido a que busques en el sitio.
Sobre la diferencia entre EMUNÁ (confianza) y fe, también ya hemos enseñado, pero quisiera dejar ahora un par de ideas nuevas o que refuerzan las ya ofrecidas anteriormente.

Adam no precisó en lo absoluto de fe.
Él tenía una comunicación directa con el Eterno.
Él sabía de la existencia del Eterno y de Su intervención en el mundo.
Incluso luego de su salida del huerto de Edén, aunque pudiera no mantener esa conversación fluida de antaño, el conocimiento de la Presencia estaba marcado en su memoria.

Sus descendientes confiaban en el relato de las generaciones previas, era innecesaria la fe.
Sin embargo, su hijo Caín inventó la religión, es decir, el intento pusilánime por religarse con una deidad a la que se siente lejana, desconectada.
Caín no tenía fe, él también sabía de Dios, pero le faltaba sentir que nunca estamos ausentes de Dios.
Su invento fue una gran piedra de tropiezo de ahí en más. No en vano el acto inmediato posterior de la religión fue el asesinato, inventado por el inventor de la religión.
(Sobre esto ya explicamos en más de una ocasión, también, busca si gustas y te interesa).

Cuando el relato que pasó de Adam a sus descendientes se fue tergiversando, las manifestaciones de la religión se fueron fortaleciendo.
Está plasmado en la Torá con la frase: "Entonces se comenzó a invocar en nombre del Eterno." (Bereshit / Génesis 4:26).
Ya las personas sentían que estaban por completo desconectados de Dios y que precisaban de intermediarios celestiales, sacrificios, rituales, castas sacerdotales, etc. La religión a todo vapor. El resultado, de esto más la corrupción total en lo moral, ético, social, fue la gran devastación del Diluvio.
Quizás esta gente perversa, apartada del bien, tenían fe en sus dioses… ¿cómo saberlo? Lo cierto es que no siguieron el camino de lo que llamaríamos hoy noajismo, que en aquel momento se llamaba adamismo, es decir, el pacto de la humanidad y Dios expresado en el código de mandamientos que Él ordenó a la persona cumplir.

Noaj no precisó la fe.
El era un hombre recto, justo, con ello se ganó “la salvación” de la catástrofe.
El Eterno se comunicaba con él por medio de la profecía.
Noaj sabía de la existencia de Dios, lo comprobaba en sus charlas, en los hechos, en las promesas que se cumplían.

Los tres hijos de Noaj no tenían fe en Dios, ellos eran testigos directos de Su actuación en el mundo.

Quien sería el patriarca de los judíos, Abraham, no tenía fe, ni la precisaba.
Según narra la Tradición, él razonó desde muy pequeño y descubrió que el politeísmo, impuesto por el poder político-militar de Nimrod, no tenía asidero.
Él descubrió, gracias a la reflexión y el análisis, que la fe en dioses y cuentos mitológicos es una planta marchita y hedionda, que la adoración de dioses y otros amuletos es un hecho infantil, carente de valor, propio de gente ignorante y débil. Activó con diligencia en una campaña contra la idolatría y la manipulación política, hasta el punto de poner en riesgo su vida y la de sus familiares, y merecer terribles castigos de parte del gobernante cínico.
Tal cual es descrito en la Tradición, no es mi idea ni lo que quiero creer, sino el relato del Midrash.
Pero no se quedó solo con sus conclusiones inteligentes , ya que recibió directamente de Noaj el conocimiento de la existencia de Dios.
Noaj, su antepasado aún vivía y se encontraron. Noaj quería que su conocimiento de Dios no se perdiera a causa del terror que imponía Nimrod y su obligatoria divulgación de la fe en la idolatría. Así pues, en silencio, sin alertar a los espías del gobernante, Noaj enseñó a su tataranieto acerca de Dios. No eran cuestiones de fe, ni creencias, ni dogmas bizarros, ni asuntos irracionales. Sino las vivencias del anciano, las palabras del pacto noájico que Dios selló con la humanidad para todas las generaciones, los relatos de la gran catástrofe. (La segunda gran catástrofe, la de la Torre de Babel, la vivieron ambos en carne propia).

Pero, la educación en espiritualidad, en conocimiento de Dios y del código noájico no se quedó allí.
Abraham se encontró reiteradamente con Shem, el hijo de Noaj, con el cual estudió varios años las leyes y doctrinas sagradas de su tiempo. También su abuelo Eber participaba del conocimiento secreto de Dios. Recordemos, mantenido en sombras no para tener un poder sobre los ignorantes o hacerse los superados, sino porque el emperador Nimrod los asesinaría a ellos y sus familias si se enteraba de que preservaban el recuerdo de Dios, del noajismo y de las vivencias del mundo anterior al imperio de la religión.
Como siempre, los dictadores de la fe tienen torturas y genocidios listos para lanzar contra los fieles del Eterno.
(Como dato al margen, Nimrod inventó aquello que él era un dios, hijo de EL gran dios de los cielos que había preñado a una virgen, que nació al comienzo del invierno, que murió y resucitó, que solamente la gente se salvaría teniendo fe en él, que era el cordero de dios, entre otras menudencias. Si te suena conocido, solamente ten en cuenta que Nimrod fue milenios anterior al cuento de Jesús. ¡Pequeño dato al margen!).

Regresando a Abraham y su conocimiento de Dios, ya que no fe, recordemos que el título más famoso de Shem es "malki-tzedek", supongo que la gente cristiana lo tiene oído… ¿no?
Así que fe, lo que se dice fe… ¡no! Abraham no la tenía ni la precisaba.
La fe era lo que aportaba la idolatría y el imperio del mal. En cambio el tenía confianza en Dios, una confianza basada en su propio razonamiento, en el relato fidedigno de los mayores a los que respetaba y mantenían con lealtad la Tradición.
La confianza es la base de nuestra vida de sociedad, e incluso de nuestra identidad social. En la confianza reside en gran medida nuestra salud emocional.
Pero no podemos confundir confianza con fe.
La confianza emplea la razón, el estudio, la duda, la pregunta, la crítica, para finalmente reposar.
La fe cree, omite la pregunta, cancela el razonamiento, detesta la pregunta, trata de necio al que critica, reposa antes de cualquier intento de ser plenamente humanos.

Hay un pasaje que se traduce incorrectamente y que a menudo es usado por los portadores de la fe para “demostrar” que Abraham era “justificado por la fe” (sea lo que ello represente).
Donde dice: "Él creyó al Eterno, y le fue contado por justicia." (Bereshit / Génesis 15:6).
Si ponemos el versículo en su contexto, rápidamente descubrimos que no hay ninguna fe aquí, sino plena confianza en Dios.
Abraham está recibiendo un mensaje por vía profética, está en ese momento comunicándose con Dios. No precisa de fe, para él es un hecho que Dios existe, que actúa, que interviene y que está en contacto personal con él. ¿Para qué precisaría fe teniendo el teléfono marcado y a Dios en línea?
Así pues, lo que el pasaje expresa es que ante una promesa hecho por Dios, Abraham la aceptó sin remilgos, sin vueltas raras, sin pedirle pagares o comprobantes.
Él creyó que Dios no cambia de parecer ni engaña, y por tanto recibió como recompensa lo mismo que dio, o sea, ser considerado por Dios como un hombre justo, que no engaña.
Creo que hay más de esto explicado en el sitio, busca si quieres.

Podríamos seguir con Abraham y los otros patriarcas y matriarcas, pero pasemos rápidamente a Moshé.
Él fue criado de muy pequeño con creencias hebreas, las que fueron sepultadas por el enorme adoctrinamiento en varias áreas recibido en palacio de Faraón.
Quizás tenía cierta fe en los dioses egipcios, no lo tengo claro, o quizás era un agnóstico… ¿el primero de ellos? No lo sé.
Lo cierto es que Moshé tuvo el mérito de recibir la revelación directa del Eterno, Él le habló, y sin embargo Moshé dudo de Dios.
Obviamente no tenía fe, ¡ninguna!
Ni siquiera teniendo a Dios hablándole al oído bastó para que el gran hombre admitiera que estaba ante Dios (Shemot/Éxodo capítulos 3 y 4).
Finalmente, a fuerza de evidencias, de demostraciones, de la imposición de la realidad, es que tuvo que reconocer que el Todopoderoso se había comunicado con él y le había encargado el mandadito de servir como Su embajador ante el poderoso Faraón.
Pero, hasta último momento se negó Moshé… y de fe… ¡nada!
La fe no era el nexo entre el Eterno y Moshé, ni en el primer encuentro, mucho menos en los posteriores.
Moshé dejó de lado su incredulidad, su agnosticismo, para saber que era efectivamente Dios la voz que retumbaba en su interior, Aquel que le llevó a realizar obras que ni en los más fantásticos sueños hubiera imaginado.
Sin un rastro de fe, porque era totalmente innecesaria.

Para ir terminando, y para conectarlo con la parashá que precisamente se lee esta semana Beshalaj, por favor, atiende: "Cuando Israel vio la gran hazaña que el Eterno había realizado contra Mitzraim / Egipto, el pueblo temió al Eterno, y creyó en el Eterno y en su siervo Moshé [Moisés]." (Shemot / Éxodo 14:31).
Las diez plagas que castigaron a Egipto, no sirvió para que ellos tuvieran "fe”.
Ni los otros sucesos maravillosos hasta ese entonces.
Solo cuando el grupo de elite del ejército se hundió, tras la apertura y cierre del Mar de las Cañas, recién entonces pudieron creer en Dios y en Moshé.
Hasta ese momento no sabían qué pasaba, si era de Dios o alguna especie de magia.
Si se hubieran guiado por la fe, pronto hubieran aceptado cualquier disparate, como golpeados por un haz de luz caído de una nube que de un instante al siguiente los convierte en gente de fe. Pero no, pasaron meses, quizás algún que otro año, y nada movía su reticencia a creer en lo que Moshé les ofrecía. Para ellos no era cuestión de fe, sino de hechos. Cuando se cumplió lo que debía cumplirse, y el razonamiento les demostró que era la Presencia del Eterno quien actuaba, sin lugar a dudas, entonces creyeron/confiaron, porque ya sabían racionalmente que era lo correcto.

Podríamos seguir dando ideas y explicando, pero para quien le interese tiene material publicado aquí, y para quien prefiera seguir en su celdita mental de la fe, nada le servirá.
Por lo cual, me retiro a descansar, tranquilo de conciencia, feliz con la vida, agradecido al Eterno, en paz conmigo y con mi prójimo.
Que durmamos bien y despertemos mejor, para poder construir a full shalom el día de mañana.

Disfruta de:

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Un camino de vida

Hace varios años que trabajo como profesor, maestro, difusor de noajismo / judaísmo (con sentido y sin etiquetas) y psicólogo.
Con el estudio y la experiencia creo que he ido adquiriendo un estilo propio, nada grandioso o de destaque, simplemente un estilo propio.

¿Cómo es?
Intento que la propuesta sea invitar a pensar, a dialogar, a criticar, a comunicar auténticamente, a admitir los fallos y tratar de mejorar en ellos, a reconocer los logros y potencialidades y aprovecharlos para el bien, a preguntar, a volver a preguntar y a veces a responder (pero esto solo a veces).
Es un estilo que demanda mucho de uno mismo, porque no sirve el esquema usado la vez anterior, tampoco los apuntes viejos y mohosos que se pasan de una clase a la otra, ni la memorización, como tampoco la imposición insensible.
De mi parte es un esfuerzo de creatividad, de estudio que amplíe o profundice el mero repaso, de idear alternativas a las respuestas ya concebidas, de negarme a aceptar un “porque sí” como bandera.

En resumen, propongo ser una persona íntegra, y que mi acompañante (estudiante, paciente, socio en la tarea) también lo sea.
Que vivamos de manera plenamente multidimensional y no siendo parte de un rebaño.

¿Crees que es un tarea sencilla?
Tengo la impresión de que no lo ha sido hasta ahora.
Como tampoco ha sido bien recibida, o entendida.

Pareciera que romper el molde, salir de la inercia, desplazarse de la zona de confort, animarse a pensar, decidir, ser responsable, trabajar para mejorarse, ser creativo, está seriamente entorpecido por algún proceso inconsciente, uno que pretende mantenerte encerrado en celditas mentales, empobrecido, amargado, quejoso, débil, lleno de fantasías que te paralizan, atemorizado… ¿sabes de qué te estoy hablando?
Sí, acertaste, es el EGO en funcionamiento, pero si me disculpas, esta vez no te lo explicaré, te ofrezco los cientos de textos a tu disposición que ya lo hacen y con detalles. Los encuentras en: http://serjudio.com/category/exclusivo/cterapia. Es una buena tarea la de ponerte a buscar, seleccionar, encontrar, leer, estudiar, desaprender, aprender, aplicar, compartir, vivir a pleno.

Bajo la bandera del EGO, la gente prefiere repetir lemas, anular la mente, cegar el corazón, escoger por fe, someterse sin crítica en obediencia a "rebes", pastores, o cualquier otro clérigo que se pone de intermediario entre la persona y Dios. Que se entromete en tu vida, la mayoría de las veces con tu aceptación (voluntaria o no). Que te niega el pensamiento, rechaza la crítica, abusa de tu credulidad, manipula tus sentimientos, te cosifica y masifica, se encarga de hacerte sentir culpable, te aterroriza con todo tipo de temores, te promete fantasiosos premios y salvaciones, juega a que tiene alguna clase de poder que tú mansamente se lo otorgas.
El líder que representa externamente al EGO, te impone su creencia, te ordena acallar toda duda, te trata de necio si te atreves a preguntar con inteligencia, te amenaza si muestras un pedacito de independencia, porque no quiere personas integrales, sino manso rebaño.

A cambio, humildemente te propongo que seas tú, que te encuentres con tu Yo Auténtico, uses las máscaras del Yo Vivido para que muestren tu rostro y no la falsedad que te impone el EGO. Te propongo que te quieras, te respetes, te cuides, que seas persona y por ello realmente leal a Dios y solidario plenamente con el prójimo.
Porque, el sumiso del EGO no puede ser leal a Dios, ni ser solidario realmente.
El EGO se impone como una deidad, es el origen de toda religión. Hasta tiene el atrevimiento de ponerse en el lugar de Dios, y Él claramente ordenó a la nación judía “no tendrás dioses ajenos delante de Mí”. Cuando sigues la religión, estás adorando al EGO, aunque le llames Hashem y te encargues de realizar cada uno de los rituales prescritos hasta su más mínimo detalles. Si el EGO está al mano, no estás en la senda de la espiritualidad, sino en el de la religión. No rezas al Eterno, sino a lo que el EGO te hace creer que es Él.
No sé si llego a expresar con suficiente claridad lo grave del asunto y lo fundamental que resulta conocer de las trampas del EGO para llegar a ser una persona íntegra y así realmente leal al Eterno.

Tienes mucho para desaprender, como todos nosotros.
Desde el nacimiento el EGO está adoctrinándonos, llevándonos a usar caretas en vez de la cara.
Bien pronto la sociedad se encarga de entrenarte, como a una mascota, para que repitas sus lemas, adoptes sus doctrinas como sagradas, te invistas de sus mandatos.
Comes cada bocado envenenado que te ofrecen, y cuando creces estás acostumbrado al sabor de la hiel, la buscas, y crees que es un bálsamo sagrado.
Sí, tienes que desaprender, como yo también.
Cada uno a su ritmo, en su proceso.
Si no se desaprende, el aprendizaje de lo luminoso se entorpece o hasta se anula.
Es que, el caos envuelve y cada ítem positivo que se estudia se ensucia, se interpreta de manera arrevesada para que apoye las tesis enfermas del EGO.

¿Cómo desaprender?

  • Leyendo textos que ayuden a hacerlo. Creo que lo que tenemos en serjudio.com y fulvida.com sirven a tal fin, pero claro, no son los únicos.
  • Animándote a preguntar, para aprender, para quitar las cáscaras, para entender.
  • Criticar, no por placer ni para confrontar, sino para exprimir el conocimiento hasta que desprenda su rico jugo.
  • Construyendo shalom en cada instante, con la conducta cotidiana de bondad Y justicia.
  • Comunicando auténticamente.
  • Deshabilitando las respuestas automáticas del EGO, al conocerlas, reconocerlas y dejarlas de lado para usar las herramientas del AMOR.
  • Desprendiéndose de aquellos que obtienen su podercito sometiéndote. Probablemente te dan algo a cambio de tu esclavitud, por ello te resulta creer que puedes romper el lazo y avanzar por ti mismo.
  • Echando para fuera de tu vida a los que te manipulan y someten a permanecer en tu celdita mental.
  • Buscando a los que te ayudan y alientan a encontrar el nexo sagrado entre tu Yo Vivido y tu Yo Auténtico.
  • Orando, no por formulismo ni ritual, sino como una forma sincera y bella de comunicarte con el Padre celestial desde lo más profundo de ti.
  • Agradeciendo.
  • Pidiendo perdón.
  • Perdonando, sin por ello dejar de lado la búsqueda de la justicia.
  • Negándote a repetir lemas vacíos.
  • Siendo creativo.
  • Apartándote de lo malo.

Y luego, tu aprendizaje estará irradiando sabiduría y comprensión.

Que tu manera de vivir sea de construcción de Shalom constante, contigo mismo y así podrás realmente con el prójimo.

Si será importante pensar, preguntar…

Unidad y soledad

Cada uno cuenta con su propio mapa interno idéntico.
Lo vamos armando con nuestras experiencias, sensaciones, sentimientos, encuentros, desencuentros, etc.
Así, tu forma de percibir el mundo (interno y externo) es única, te pertenece a ti y no puede ser compartido por completo por nadie más.

Alguien podrá comprenderte, sentir simpatía y empatía, sintonizar en tu misma onda, pero necesariamente estarás solo por siempre. Incluso si tienes un hermano gemelo, que en apariencia son iguales, que recibieron similar educación, que pasaron por parecidas experiencias en su etapa formativa, ni siquiera él cuenta con un mapa interno idéntico. Tú sientes, piensas, crees, accionas y reaccionas de acuerdo a ese mundo interno, tu gemelo de acuerdo al suyo propio.
¡Imagínate cuan diferentes somos con los demás!

Por supuesto que hay puntos de contacto, es lo que nos permite comunicarnos, convivir, colaborar, aprender de otro, disfrutar la compañía, etc.
Pero estamos solos. El cuerpo nos separa, tal como lo hace nuestro mapa interno.

Contamos con la Comunicación Auténtica, con la Construcción de Shalom, con los actos de bondad y justicia y algunas otras técnicas para convivir en la armonía posible, para mitigar el dolor de la separación, para fomentar el encuentro. Pero, en última instancia siempre estamos solos.

Sin embargo, hay algo que nos permite evitar la soledad, es nuestra esencia espiritual, nuestro Yo Esencial, aquello que somos y que proviene directamente del Eterno.
La neshamá no depende del material genético de tus progenitores, ni se nutre con lo que consumes de este mundo, ni se engrosa con emociones, ni se altera con tus acciones u omisiones. La neshamá, es lo más humano que somos, pero al mismo tiempo es lo que pertenece al Eterno.
La neshamá es tu esencia divina, aquello que eres tú por siempre y que al mismo no eres tú.
En la dimensión de la neshamá no hay separatividad sino solamente unidad.
Ni el tiempo, ni el espacio, ni los acontecimientos provocan una desconexión de la neshamá con la Fuente de toda Vida.
(En verdad, existen casos extremos en que sí ocurre esa desconexión, a causa de la inmensa brecha que han abierto con sus acciones, pero son casos realmente contados, tales como Hitler, Pablo de Tarso, Arafat, Stalin, gente de esa índole de maldad, nada que probablemente alcancemos nosotros).

Sin embargo, esa dimensión divina en lo humano, de unidad perfecta, no es fácilmente accesible para nosotros.
El Yo Esencial se encuentra encapsulado en este mundo por las otras cuatro dimensiones que nos forman (física/material, emocional, social, mental).
Sigue en permanente conexión con el Todo, pero no accedemos a tener conciencia de ello, ni siquiera una impresión. A veces en sueños nos llega un atisbo. En ocasiones sentimos su poderosa pero silenciosa voz que nos impulsa a acciones éticas, de construcción de shalom, aunque todo se oponga a ello. Pero, por lo general se encuentra escondida, envuelta en máscaras y cáscaras que hemos ido acumulando y asumiendo, que nos han ido mandatando.

Por ello, es como si estuviéramos separados, como si fuéramos solamente individuos y no integrantes de una red que todo lo conecta.
Si alcanzamos a despojarnos de máscaras y cáscaras que vamos sumando en nuestra vida, entonces resplandece la Luz de nuestro interior, la que nos unifica con el todo.
Pero, tal como los casos de maldad extrema son escasos, los de unificación del ser hasta alcanzar la unificación cósmica también son escasos.

Tenemos referencias explícitas en la Torá de que Moshé estuvo conectado al Todo.
Por ejemplo:

"Aconteció que al descender Moshé [Moisés] del monte Sinaí con las dos tablas del testimonio en su mano, mientras descendía del monte, Moshé no sabía que la piel de su cara resplandecía por haber estado hablando con Elokim.
Aarón y todos los Hijos de Israel miraron a Moshé y he aquí que la piel de su cara era resplandeciente por lo cual temieron acercarse a él."
(Shemot / Éxodo 34:29-30)

El más alto grado de profecía, el que solamente obtuvo Moshé, poder hablar “frente a frente” con el Eterno.
Un acceso claro y fluido al Todo.
Como consecuencia, Moshé se despojó de las máscaras accesorias de su Yo Vivido y se unificó en sí mismo, por lo cual estaba en unidad con el Eterno.
Hasta su cuerpo se había modificado, ya que el resplandor del espíritu irradiaba desde su rostro.
Y a pesar de ello, no tenía conciencia de su cambio. Fueron los otros, los que le miraron quienes le tuvieron que advertir de su nuevo estado. Parece paradójico, conocedor de secretos profundos y al mismo tiempo ignorante de su situación. Los que estaban absortos de su identidad espiritual pudieron testimoniar el resplandor sagrado de Moshé, mientras que el propio Moshé no era consciente de su manifestación.

Tan poderosa era la Luz que provocó miedo en los que le rodeaban, gente esclavizada al EGO, personas normales y corrientes como nosotros.
Temieron al contemplar el rostro iluminado, el poder del yo unificado.
El sentimiento de impotencia de la gente disparó al EGO de inmediato, como siempre.
Así, Moshé debió ocultar si rostro, usar voluntariamente una máscara o velo, que quitaba para comunicarse con el Eterno.
El maestro debió auto limitarse para poder relacionarse con el resto de sus hermanos.

Volviendo a nosotros, ninguno tiene un mapa interno idéntico.
Cada cual percibe y reacciona según ha ido construyendo su personalidad.
Entonces, ante una ilusión óptica, por ejemplo, todo observamos la misma imagen y se produce parecida ilusión; sin embargo, procesamos esta experiencia de acuerdo a nuestro mapa mental y reaccionamos acorde a éste.

Suele pasar que en determinados aspectos admitimos el punto de vista de otro. Aceptamos las divergencias. No pretendemos imponer nuestro mapa mental a otros.
Pero, el fanático, el cegado por la fe, el extremista, necesita eliminar a cómo dé lugar la diferencia.
Tiene la compulsión de hacer callar la duda, eliminar lo que lo pueda llevar a salir de su creencia.
¿Qué hace entonces?
Se despoja y obliga a despojar a cada cual de su identidad, para sumergirse todos en la misma masa doctrinal estrafalaria. “Ya no hay más griegos ni judíos, sino todos hermanos en nuestra creencia que nos iguala”, sería la consigna a seguir, con las variantes del caso.
Se repiten los lemas, se disparan las consignas memorizadas, se cancela el pensamiento, se prohíben las preguntas, se exilia lo que pueda provocar el sentimiento de separación, se adoctrina, se adora al líder salvador, se persigue y detesta lo diferente, se puede llegar a cualquier abuso.
Ser parte del rebaño da sensación de seguridad, de poder, de formar parte de algo que promete unificar y hacer morir esa angustia de estar solo y ser impotente.
Es todo ilusión del EGO, nada realmente cercano a la unidad que solamente es posible por la senda del AMOR.

Nacimiento de la Era Mesiánica

Según se tiene por convicción, la Era Mesiánica global llegará por alguno de estos dos caminos: el razonable o el tormentoso.

Si es el razonable, disfrutaremos de la Era Mesiánica porque hemos colaborado en la construcción de Shalom. Así, la Era Mesiánicas será la conclusión razonable y necesaria de un trabajo personal y colectivo. Habremos desaprendido y aprendido hasta alcanzar las virtudes que nos permiten llevar una vida de armonía, solidaridad, comprensión, amor, shalom. En este escenario, la Era Mesiánica no tiene más opción que aflorar.

Pero, está el camino oscuro, por las malas. Nos negamos a salir de la celdita mental, nos aferramos al EGO y sus herramientas, nuestra vida individual y la social está plagada de miedo, resentimiento, angustia, odio, agresión, discriminación negativa, barbaridad, religión, mentira, manipulación, etc.
En este segundo escenario la Era Mesiánica nos explotará en la cara, de manera sorpresiva, inesperada. Será una intervención divina dolorosa. Dios impondrá al Mashiaj/Mesías, aunque estemos en rebelión, aunque prefiramos seguir esclavizados a la muerte del EGO. Sobrevendrá sin nuestro permiso, y dolerá.

Viendo el mundo, interno y externo, personal y colectivo, ¿cuál crees que tiene más chances de suceder?

Peor que la pobreza

Dicen que es malo ser pobre.
Durante mucho tiempo lo fui, ahora parece que no tanto.

Supongo que será malo porque en esta sociedad el dinero abre multitud de puertas, incluso a cosas básicas y esenciales como la alimentación, vivienda, salud, seguridad, entre otras.
Porque, convengamos que si bien muchas Constituciones aseguran que los habitantes del país tienen derecho a esas cosas, a menudo es un bello precepto o deseo sin cumplimiento en la práctica.
Además, no es bien considerado ser pobre. No tengo claro el origen histórico/social de esto, pero se percibe tanto entre los que rechazan a los pobres directamente (o la idea de serlo); como en aquellos que desde su supuesta altura monetaria (que equiparan con la moral) se dedican a caridades paternalistas y poco compasivas/comprensivas de la multidimensionalidad del hombre (cualquiera sea su condición económica).
En resumen, ¿quién quiere ser pobre?

Sin embargo, hay algo peor que la pobreza material, económica.
Es la pobreza de actitud.
Aquella que te impide disfrutar de lo permitido, porque calculas lo que perderías o dejarías de ganar si disfrutaras.
Es la que te prohíbe ayudar al prójimo dándole dinero o servicios que te cuestan a ti dinero, erigiendo montón de excusas para tu acción.
La que te abate y angustia, a pesar de tener la heladera (nevera, refrigerador) llena de buenos alimentos, la casa segura, la familia sana.
Es la que te llena de conflictos y dudas, te impone límites excesivos y sin razón, te lleva a vivir en pobreza aún teniendo una abultada cuenta bancaria.
La que te bloquea en aspirar a una vida mejor, una que puedes desear y alcanzar con tu esfuerzo.
Esa que te hace ser pobre, rodeado de riquezas de todo tipo.

Rashi (Vaikrá/Levítico 26:6) enseña: “Puede haber comida, puede haber bebida, pero si no hay paz no hay nada”.

Entonces,
disfruta de lo permitido,
vive a pleno el aquí y ahora,
no pretendas controlar lo que no tienes cómo controlar,
emplea la Comunicación Auténtica,
comparte con el prójimo,
sé bueno y justo,
alimenta tu multidimensionalidad con el pan apropiado a cada plano,
haz tu parte en la tarea de construir shalom.

Así, serás muy, muy, muy rico.
(Y cuando lo seas, apóyanos en nuestra tarea de difundir estos valores. Gracias.)
Serás muy rico y lo gozarás con paz.

La Suerte Está Echada: mismas acciones, mismas consecuencias, mismos resultados

121205findelmundo

¿Será parecida la actitud del mundo contemporáneo con la del mundo de la era del Diluvio?

Yo quisiera que me ayudaran a responderme esta pregunta; que me tiene un poco inquieto.

En una conversación con un querido amigo, experto en el tema, me indicaba que no había mayor diferencia entre la actitud de ambas generaciones. Ambas, han llamado a lo malo “bueno” y viceversa; y me expuso varios ejemplos, entre otras cosas más.

Yo por mi parte, insistí en que no. No puede ser posible que todos los hombres de la tierra se pongan de acuerdo para corromper de tal manera al mundo, que hasta la naturaleza se vea afectada para mal a ella misma, por el comportamiento del humano. Tal y como si pasó con la generación Pre-Diluvio.

No quisiera adornar esta idea que tengo, con muchas palabras, o llamadas de atención maternales y tiernas. Quisiera expresar mi idea crudamente.

La cosa es así de simple:

1.)    Si tengo razón, y la generación actual es, y las próximas serán, distintas a la “diluviana”, entonces hay posibilidades de que haya un despertar de conciencia mundial (que tal vez estemos  viviendo su inicio; sea el caso del Medio Ambiente, la apatía de mucha gente hacia la religión heredada, el rechazo a la crueldad animal, la solidaridad de la comunidad internacional cuando ha pasado una catástrofe natural en algún país, los avances de la ciencia-tecnología y medicina, etc) que nos lleve a vivir en lo colectivo a la verdadera era mesiánica (http://fulvida.com/2013/03/24/era-mesinica-interna/ )

2.)    Si el querido amigo tiene razón, y no hay diferencia entre la generación pre-diluvio y la nuestra, estamos jodidos.

La Suerte estaría echada querido socio. No se puede esperar resultados distintos haciendo las mismas cosas. Porque cuando Dios prometió no destruir más al mundo POR AGUA debido a los desvíos de la generación del diluvio, no dijo que luego no lo haría por acción del fuego, la tierra o el aire, debido al desvío de las futuras generaciones.

Noten:

«Yo pongo Mi arco en las nubes como señal del pacto que hago entre Yo y la tierra.
Y sucederá que cuando Yo haga aparecer nubes sobre la tierra, entonces el arco se dejará ver en las nubes.
Me acordaré de Mi pacto que existe entre Yo y vosotros, y todo ser viviente de toda clase, y las aguas no serán más un diluvio para destruir toda carne…”
(Bereshit / Génesis 9:13-16. Tomado de http://serjudio.com/rap1301_1350/rap1311.htm . Lo subrayado no está en el original.)

No lo se…pero a mí me intranquiliza un poco el hecho de que dejara tan “Numerus clausus” esa norma legal, sin posibilidad de incluir los otros elementos, en caso de un eventual desvío en el comportamiento generacional.

Refuerza mi inquietud el hecho de que propios intérpretes oficiales de la norma recalcan el hecho de que Dios prometió no destruir más por agua al mundo, a pesar de que tal vez el mundo merece una nueva destrucción; y no mencionan nada de los otros elementos. Véase:

“…Ya no era meramente la luz refractada en el agua en suspensión, sino que ahora además era una señal del pacto entre el Eterno y la tierra. El pacto de que las aguas no causarían nuevamente la extinción total. Y también es la señal de que la humanidad está descarriada, y está siendo merecedora de otro diluvio mundial, pero que el Eterno en Su Misericordia se apiada y no permite la masacre final…” (More Ribco, mismo artículo. Lo resaltado en negro es propio)

Si mi amigo tuviera razón, y esta generación esta cometiendo los mismos errores y los mismos olvidos de sus obligaciones divinas..¿¿Eso significaría que estamos a las puertas de otro desastre mundial que diezme a la humanidad y a la vida en la tierra, pero esta vez no por diluvios??

¡¡ Preguntas…preguntas…!! (Diría el More Yehuda)

Y no esta tan lejos esa interpretación.

Después del diluvio, apareció otra generación  peor: la generación de la Torre de Babel. Se nos cuenta que en esta ocasión, las naciones estaban unidas en un solo idioma, ideología, tendencias, igualdad de derechos, igualdad de pensamiento, etc; y que también debido a su desvío, El mundo sufre una nueva catástrofe de tal magnitud, que dio como resultado un éxodo humano.

Y en lo que interesa trascribo:

“…Luego de algunas generaciones, cuando la tierra se repobló, el Hombre compartía una misma lengua y un mismo pensamiento. En esta era la crisis que sobrevendría no se fundamentaba en la intolerancia hacia los otros, sino en la altanería y presunción frente a Dios. Por eso elevan una inmensa torre -la famosa Torre de Babel- que quiere penetrar los cielos para destronar a Dios del mando del mundo. En esta ocasión la catástrofe se centra en la Humanidad, pues las naciones pierden su unidad, surgen diversos idiomas, ideologías, tendencias, provocando finalmente la separación -casi irreconciliable- entre las personas que por primera vez se sienten diferentes…” (http://serjudio.com/dnoam/noaj61.htm . El resaltado es propio).

Cuenta el Rav Mordejai Katz que para esta generación de humanos, paz y la hermandad que existía entre ellos (¿existirá hoy en día en la nuestra?) fue lo que les salvo el pellejo.

Noten:

“..El Rav Mordejai Katz, en «Aprender y enseñar.», nos instruye:

«…este pueblo está unido…»
(Bereshit / Génesis 11:6).
La generación del Diluvio no tenían respeto por el Eterno, y se dedicaron a todo tipo de inmoralidades y actividades destructivas («la tierra estaba llena de robo»). Pero, la generación de la Torre de Babel fue incluso peor, ellos se rebelaron directamente contra la autoridad del Eterno. ¿Por qué, entonces, los primeros fueron destruidos en tanto que los segundos meramente fueron dispersados? Nuestros Sabios nos enseñan que la generación de la Torre tenían un mérito significativo que les valió la indulgencia del Eterno: paz.
Así como eran malvados y desafiantes contra el Eterno, ellos tenían paz y armonía entre ellos.
Esto sirve como una lección poderosa para nosotros, acerca de la importancia de la paz y la hermandad…
” (Tomado de http://serjudio.com/bereshit/noaj65a.htm . Lo resaltado en negro y subrayado no está en el original)

¿Existirá algún hombre que pueda saber si nuestra generación está cometiendo los mismos delitos que la generación del diluvio; o si en esta generación de humanos carece de la misma paz o armonía que había en la de la de la Torre de Babel, para que el resto podamos saber con meridiana claridad si estamos o no a las puertas de una catástrofe mundial por tierra, fuero o aire?

Conclusión: Que se yo.

Lo unico que tengo claro es que usted o yo querido lector, al menos podemos ser por los que no hayan catástrofes en nuestro hogar, vecindario o provincia.. o hasta más ¡¡ (http://serjudio.com/dnoam/noaj61.htm)

Lo único que se puede hacer es cumplir individualmente con nuestro deber, y esperar… (http://fulvida.com/2012/08/19/lo-que-el-eterno-pide-del-gentil/ )

Gracias de antemano por sus comentarios.

 

 

 

 

Éxodo 2:5

"Entonces la hija del faraón descendió al Nilo para bañarse. Y mientras sus doncellas se paseaban por la ribera del Nilo, ella vio la arquilla entre los juncos y envió a una sierva suya para que la tomase [o, estiró su brazo y lo tomó]."
(Shemot / Éxodo 2:5)

Si es axiomático que la Torá no tiene palabras accesorios, que todo en ella es necesario, ¿para qué nos cuenta que la princesa envió una sierva a tomar el arca con el niño dentro (o su brazo se estiró de manera sobrenatural, según consta en el Midrash –y que no es para ser tomado literalmente-)?
¿Es realmente éste un dato que aporta a la idea medular de la narración?
¿No era suficiente contarnos que el niño fue recogido?
¿Vivimos más felices y servimos mejor al Eterno al conocer el detalle que la princesa mandó a una de sus esclavas a recoger el arca con el niño dentro?

Algunas humildes ideas:

  1. Al involucrar a una de la servidumbre estaba protegiéndose de ser traicionada. Recoger y salvar de la muerte a un niño, evidentemente hebreo, sería una violación a una regla impuesta por su padre, el faraón. Hacerlo de manera individual, pero a la vista de las siervas la dejaría en situación de desventaja con respecto a ellas. Porque ellas tendrían un secreto con el cual extorsionarla. Ahora, todas serían cómplices.
  2. Eventualmente la orden del faraón de exterminar a los bebes varones se extendió a los pequeños de Egipto, no solamente a los hebreos. Recién nacidos y a los de poco tiempo. A la princesa contrariaba tal decreto, el cual incluso llegó a perjudicar a algunas de su servidumbre, gente a la cual ella apreciaba. Con este acto de misericordia compartida estaba ofreciendo a la doncella un compensación simbólica por la decisión sanguinaria de su padre. Perdiste un hijo por culpa de mi padre, ahora lo reemplazas gracias a mí.
  3. La princesa tenía una alta conciencia ética y al tener esta oportunidad magistral para salvar una pobre vida quiso que otros también compartieran con ella. Como el que en vez de dar dinero para caridad se lo entrega a sus hijos para que sean estos quienes se lo depositan en la mano al necesitado. Se cumple con la caridad, al tiempo que se educa a los pequeños en su valor, además de hacerlos partícipes de la mitzvá en la práctica.
  4. La princesa estaba dispuesta a ver el contenido del arca y hasta quizás rescatar al niño hebreo, aunque ello la pusiera como contraventora de una ley del padre, pero no estaba inclinada a sumergirse en las aguas del río y arriesgar su vida o dignidad para hacer el trabajo. ¡Qué paradójico! Arriesgar la vida o la integridad para salvar a un desconocido, pero no atreverse a hundirse en las turbulentas aguas.
  5. Ella era una idealista pero poco pragmática.
  6. De alguna manera llegó a despojarse de servir a la idolatría, era noájida consciente o al menos se aproximaba a ello. Tal vez era solamente monoteísta, o rechazaba la tremenda cultura politeísta de su cultura. El hecho es que tenía la oportunidad de salvar una vida y de “predicar” el valor de ser libre de los ídolos. Ésta era una ocasión especial, quizás única, para hacer comprender a su séquito un poco acerca de su ideología y forma de vida.
  7. La joven dio la orden a la esclava, pero ésta se negó aduciendo que no estaba dispuesta a contradecir un decreto del padre, de mucho mayor valor que el de la princesa. Ante el obstáculo inesperado la princesa iba a desistir, pero entonces oyó el llanto desde el arquita y venció las resistencias y se hizo con la barca y el niño.
  8. ¿Realmente ella pretendía salvar al niño? ¿O fue más bien a partir de la sugerencia de Miriam (Shemot / Éxodo 2:7) que a la princesa se le ocurrió tal idea?
    Entonces, si fue así, si no había ni temor a violar una orden faraónica, ni había deseo de ser heroica, ni cuestiones éticas en juego, ¿será simplemente que la niña estaba curiosa y como chica criada dentro de la nobleza hizo lo que sabía hacer, enviar a una criada a hacer el trabajo “sucio”?

Bien, tan solo una ideas que quise compartir contigo.
¿Quisiera decirme si te ayudan a comprender mejor cuestiones en tu vida cotidiana?
¿Podrás construir shalom mucho mejor con el estudio de estas posibilidades?

Ansiedad

Ahí está la ansiedad.
La sientes.
Tu corazón late más rápido, percibes como un hormigueo, la sangre fluye con más fuerza, se acelera la respiración, piensas más rápido (y probablemente previendo algo catastrófico o caótico), es tu cuerpo que se puso en estado de alerta ante un eventual peligro.
No hay nada concreto, externo, que señalar como peligroso, absolutamente nada objetivo que dispare estos cambios, pero surgen.
La ansiedad es una reacción normal del organismo ante una imagen/creencia de peligro, que por lo general se relaciona con sentirse en impotencia ante la agresividad o la sexualidad.
Entonces, el disparador fáctico pudo haber sido a causa de un malestar gástrico, un golpe de calor, un período de estrés, un pequeño accidente sin mayores consecuencias, algo que escuchó al pasar, nada en concreto pero allí está la presencia oscura.

Sientes la ansiedad, y puedes querer huir, pero no sabes de qué; 
hacerte el desentendido, pero no tienes idea cómo pensar en otra cosa;
esperar a que mágicamente desaparezca, y angustiarte porque no se va;
intentar con algún amuleto o remedio alternativo, y caer en supersticiones y otros timos que servirán para confinarte más;
aguardar a que alguno te rescate, dependiendo y sintiéndote inepto e ineficaz;
aprender a convivir con ella, creyendo que te acostumbras al malestar;
padecerla, de manera estoica y sufrida;
dar los pasos necesarios para superarla, lo cual sería genial.

La ansiedad se hace sentir en su nebulosa caótica y poco definida, que pesa y trastoca la normal experiencia de vida.
Es pariente del miedo, el cual suele depositarse sobre algún objeto, situación o persona que son específicos y reales (para la persona que lo padece al menos, porque Satanás, embrujos,  maldiciones no tienen existencia en el mundo real).
Para el miedo, el mecanismo automático de respuesta es el que provee el EGO, que dispara sus herramientas para tratar de controlar aquello que le impone el sentimiento de impotencia. Manipulará, llamará la atención, llorará, gritará, pateará, se desconectará de la realidad, lo que sea necesario y esté a su disposición para obtener dominio (real o imaginario; directo o indirecto) y así sortear el miedo, sepultar el sentimiento de impotencia, obtener satisfacción. Tengo miedo a que el perro me muerda, entonces mi cuerpo responderá de manera automática para evitar esa impotencia (ataque canino). Tengo miedo a hacer el ridículo en una reunión social, las herramientas del EGO se encargarán de hundirme más en ese miedo o conseguirán manipular la situación para sortearla, aunque sin resolver las causas ni evitar efectos secundarios. Tengo miedo a lo que me deparará el más allá, entonces hago supersticiosas negociaciones con entidades sobrenaturales, compararé expiaciones religiosas, me someteré a rituales y dogmas, todo ello con el afán de contener al miedo y obtener un supuesto poder (sobre lo que nadie domina). El EGO tiene sus trucos y los sabe usar, de paso mantiene sometido, esclavizado, a su amo. El EGO salva (o eso parece), pero no libera, ni admite la felicidad, ni empodera a la persona.

Pero ante la ansiedad las herramientas del EGO parecieran como si no se dirigieran hacia fuera en procura de satisfacción o dominio (librarse del sentimiento de impotencia), sino más bien se quedaran a medio camino, descargando su acción sobre uno mismo. Es que, al no haber algo concreto contra lo cual luchar, ni alguna necesidad real para satisfacer, ni impedimento del cual librarse, resultan ineficaces las herramientas del EGO. Así pues, a la impotencia que motiva la ansiedad se le suma otra impotencia, la de no tener ni siquiera las rudimentarias (pero sumamente efectivas) herramientas del EGO.
Así, por lo general no hay llanto, grito, pataleo, sino que será sofocación, dolor de cabeza/cuello/espalda, dificultad para respirar y/o tragar, mareos, sensaciones corporales desagradables, sensación de perder el contacto con la realidad, hiperventilación. Sí, las herramientas del EGO que se quedan sin expresión externa y corroen desde dentro hacia adentro.

Entonces, la ansiedad puede ser usada para formar la creencia de que existe un peligro concreto, palpable, justificable (lo que significa que ahora también hay un miedo), por ejemplo a estar enfermo, probablemente con ataque de pánico, a enloquecer, a engordar, a ser humillado, a morir, o cualquier otra idea apocalíptica que justifique ese cuadro de intenso malestar.
Ya no es solamente la ansiedad, que puede desaparecer o mantenerse, sino también la aparición de un miedo, la energía que se ancla a un objeto, situación, persona.
Esto puede resultar beneficioso, puesto que al tener un enemigo en concreto es factible buscar soluciones emocionalmente valiosas, o al menos recurrir a las estrategias del EGO para eludir momentáneamente los embates provocados por el EGO.

La ansiedad puede también mantenerse en el tiempo, sin enfocarse en nada en particular. Entonces la persona se siente fatigada, irritada, inquieta, tensa, duerme mal, se deterioran sus lazos afectivos y sociales.
Está “estresada”, porque sostiene por demasiado una reacción de preparación para el peligro que debiera ser fugaz. Nuestro cuerpo no está especializado para ese incesante estado de alerta y reacción.
En esta situación no formó un miedo particular a partir de las sensaciones ansiosas, sino que mantiene la energía difusa, debilitando a la persona, envolviéndola cada vez más en su telaraña.
Recuerda que nuestro cerebro primitivo no tiene manera de distinguir si un estímulo proviene de una amenaza real, concreta, material, presente; o es una que imaginamos, producto de la ficción (película, teatro, lectura, etc.) o de la imaginación. Solamente percibe algo riesgoso y reacciona al mismo. No está fuera la amenaza y por tanto tampoco la solución efectiva.

Sea que se forme un miedo o se mantenga la ansiedad persistente, se toma los síntomas de ansiedad como “prueba” de que algo malo ocurre, como demostración de que en realidad sí hay algo mal en la persona. Esto aumenta el malestar, provoca mayores reacciones ansiosas, lo que encierra a la persona en un círculo vicioso, en su celdita mental.

Como mencionamos más arriba, la causa que dispara la ansiedad suele ser banal e indeterminada, pero hay condiciones de base que la posibilitan:

  • Haber tenido criadores (padres, abuelos, nana, etc.) ansiosos.
  • Vivir en un entorno que presiona y descalifica.
  • Imponerse metas irreales (como la perfección), en donde se esfuerza para alcanzar el podio pero se llega siempre al fracaso.
  • No emplear la Comunicación Auténtica de manera cotidiana.
  • Confundir los necesito con los debo.
  • Esperar la aprobación externa.
  • Enfocarse en lo negativo en lugar de valorar lo positivo.
  • Compararse y competir en áreas o momentos que no son apropiados para ello.
  • Pretender controlar aquello que está por fuera del control.
  • Imaginar siempre el peor escenario.
  • Rumiar acerca del fracaso, fallos, errores, ocurrencias de daños, etc.
  • No estar con ambos pies firmemente parado en el aquí y ahora, sino estar con uno o dos en el pasado/futuro.
  • Juzgarse por el resultado de la acción.
  • Esperar sentirse mal.
  • Calificarse negativamente, en desmedro de sus logros alcanzados y los potenciales.
  • Dramatizar cada situación.
  • Evitar de manera consecuente el contacto con lo que incomoda o es sentido como peligroso.
  • Dejar para mañana.
  • Emplear un léxico negativo, de auto desvalorización, de verse en impotencia.
  • Concentrarse en las sensaciones de ansiedad.
  • Concentrarse en las sensaciones de ansiedad para evitar sentirlas.
  • Esperar la ayuda mágica que resuelva la situación, o creer que no existe solución posible.
  • Usar la ansiedad y los trastornos derivados para obtener beneficios secundarios.

Una buena manera de afrontar la ansiedad es convertir cada uno de los ítems recién sentidos en su inverso, en la medida de lo posible:

  • Reconocer los patrones de conducta que hemos adquirido y no nos favorecen. Acepar y perdonar. Dejar ir.
  • No admitir más descalificaciones o juicios.
  • Evaluar cuáles podrían ser las metas reales y aceptar que el fracaso, o el error, son parte de la ecuación.
  • Emplear la Comunicación Auténtica de manera cotidiana.
  • Establecer con claridad qué se necesita y que es una imposición.
  • No depender de la aprobación externa; si se recibe- bien, si no se recibe- bien. Es el aplauso interno el que debemos aprender a darnos y escuchar. Aceptar las opiniones de los demás, respetarlas como expresión de ellos, pero no convertirlas en “la verdad” o lo único que otorga valor y validez a la existencia.
  • Reconocer lo negativo así como lo positivo. Valorar lo positivo y enfocarse en ello.
  • Competir cuando es apropiado. Compararse con uno mismo, para mejorar el funcionamiento siempre y cuando no vaya en desmedro de la salud y felicidad.
  • Controlar solamente aquello que está a nuestro alcance controlar. Lo que no se puede dominar, dejar que fluya.
  • Usar la imaginación para visualizar opciones de manera constructiva e imaginativa.
  • Aceptar el fracaso, fallos, errores, ocurrencias de daños, etc., reparar lo que sea mejorable, comprometerse a un accionar más pulido –dentro de las posibilidad- y luego dejar que pase ese pensamiento .
  • Vivir a pleno el aquí y ahora, sin desprenderse de las lecciones valiosas del pasado ni comprometer negativamente el futuro.
  • Juzgar la acción en su contexto.
  • Esperar con confianza.
  • Calificarse positivamente,, valorando con precisión y realismo los  logros alcanzados y los potenciales.
  • Des-dramatizar cada situación.
  • Entrar en contacto con lo que incomoda o es sentido como peligroso, sin por ello dejar de lado la precaución saludable. Para lo cual hay que aprender el límite sano entre miedo y precaución.
  • Realizar lo que está a nuestro alcance.
  • Emplear un léxico positivo, amable, de confianza y reforzamiento de la seguridad.
  • Concentrarse en la tarea a realizar cuando haya que hacerla. Disfrutar del momento.
  • Evitar entrar en círculos viciosos. La mejor manera de no luchar afanosamente por salir de en un pozo es no entrando en él.
  • Analizar posibles soluciones y alternativas y actuar en consecuencia para lograr aquello que se puede.
  • No usar excusas para seguir encerrado en celditas mentales.

Así pues:

  1. Educa tu mente.
  2. Ordena tu vida.
  3. Acciona constructivamente.
  4. Aprende a respirar.
  5. Conversa con Dios.
  6. Haz obras de bondad y justicia que beneficien realmente a otros y sin esperar absolutamente nada a cambio.

En ocasiones será necesaria la visita al médico (específicamente, el psiquiatra) para tener una visión concreta del problema y obtener quizás algún apoyo químico o derivación a terapia psicológica. No temas en recurrir al auxilio profesional, no siempre podemos resolver todo solos (ni consultando a un rabino, ni pidiendo el consejo de un sabio, ni esperando la bendición de un santo o rezando a más no poder).

La Bendición de la Ley y el Orden nos hace Humanos

Prision4

Ten fe en el derecho, como el mejor instrumento para la convivencia humana; en la justicia, como destino normal del derecho; en la paz, como sustitutivo bondadoso de la justicia. Y sobre todo, ten fe en la libertad, sin la cual no hay derecho, ni justicia ni paz.” Profesor Eduardo J. Couture E. (“Los Mandamientos del Abogado”; mandamiento 8)

!!Que bendición es gozar de grados de libertad y vivir en una sociedad bajo el imperio de las leyes¡¡

Sean de orden positivo o negativo, un sistema normativo hacen de cualquier sociedad un “reino de los cielos”.

Las leyes y sus límites hacen del hombre un verdadero Ser Humano; un ser filiado a algo más que a sus propios instintos, a la materia o a la energía.

Pero hay algo mas divino que la bendición de las leyes: La Libertad. El Profesor Couture propone la siguiente ecuación: Libertad, Derecho, Orden, Justicia, Paz.

Los cinco principios ordenados jerárquicamente hacen que haya en cualquier clan social una convivencia humana, no animalesca. No existiría Egos sincronizados  si las bases sociales no fueran tan móviles (religiones, sistemas políticos disímiles entre sí, etc, etc; léase http://fulvida.com/2012/12/18/ego-colectivo-y-era-mesinica/); pero a pesar de ello, en nuestra sociedad no es cuestionable ninguno de los cinco principios. Ninguno lo vemos malo o innecesario. No nos gusta ni los ladrones, ni los estafadores, ni los asesinos, etc; gozamos de leyes, de Tribunales, de instituciones públicas, de cierto orden, etc.

¡!¿No es una bendición?¡¡

Pero parece que no siempre fue así.

Se nos enseña que existió una generación de gentes que se transformaron de Seres Humanos a algo parecido a un humano, porque elevaron el deseo egoísta por encima de la Libertad, el Derecho, el Orden, la Justicia y la Paz; hasta el
grado de que, toda la generación de común consenso, divinizaran al deseo egoísta y vivieran en función de él.

Mi respetable lector, yo no puedo imaginarme algo así. Por poner un ejemplo, yo logro imaginar, tal vez, algún loco que se autodenomine dios, y que tenga seguidores, detractores, críticos, opositores, etc. Yo logro imaginar algún estado que regule el robo como algo bueno, o el asesinato o el aborto..o que se yo; habrán otros estados que los critique, intervenga o sancione. Logro imaginar alguno que otro país que en nombre de su dios y su libro sagrado decapite gente, estrelle aviones en otros países, violente los derechos humanos de sus ciudadanos, etc..Habrá otros países que se impongan sobre ellos, que lleven a la justicia a tales, etc.

¿Pero toda UNA GENERACIÓN que haga como cosa buena tales actos?

Léase bien: TODA UNA GENERACIÓN ¡¡¡¡

Imagínese por un momento nuestra generación, el mundo entero, en comunes acuerdos todos, de renunciar a la Libertad, Derecho, Orden, Justicia, Paz; e implementar como resultado un “modus vivendi” de “sálvese quien pueda y como pueda”.

Yo no logro imaginar algo así; el hombre ya no sería Hombre, sino algo parecido a un humano. Yo no logro imaginar que mi generación, pierda el sentido común, y el espíritu humano, y se pase los principios mencionados por donde “la espalda pierde su dulce nombre”, para sustituirlos por una era del hombre lobo del hombre, todo por buscar una espiritualidad basada en el egoísmo puro.

Tal y como mencionó el señor Maimónides:

“..Tú sabes que cualquiera que no tenga esta forma (espíritu) que describimos no es un hombre, sino un animal con la forma y apariencia de un hombre, pero dotado de la facultad, que no tienen los demás animales, de causar toda clase de daños y males; porque el intelecto y la razón que le estaban destinados para alcanzar una perfección que le ha sido inasequible, los emplea para omnímodas maquinaciones malignas, resultando, en consecuencia, algo semejante al hombre o su parodia.” (Moré Nebujim 1:7).” (Tomado de http://fulvida.com/2013/06/17/la-edad-del-universo-y-la-del-hombre/ )

Pero lo cierto es que una generación lo hizo; y si el querido lector me siguió en el link http://fulvida.com/info/pecados_gene.htm que puse en el artículo anterior, pudo constatar lo que les menciono. Y si no me siguió, acá le trascribo lo que interesa:

“… ¿Cuáles eran los pecados de estas generaciones?
Eran culpables de idolatría, derramamiento de sangre e inmoralidad.

Idolatría

-«Ellos le decían a D-s, ‘Apártate de nosotros, porque no deseamos conocer Tus caminos. ¿Quién es el Todopoderoso para que lo tengamos que servir? ¿Por qué le debemos rezar?’»(Iov 21:14- 15). Ellos reforzaban su independencia de Hashem adquiriendo experiencia en hechicería. Abandonaron a su Hacedor Supremo y servían a ídolos.

Derramamiento de sangre

Eran asesinos. Su depravación era similar a la que luego encontramos en la perversa ciudad de S’dom (como se explicará en parshat Vaiera, «La perversidad de S’dom»).

Inmoralidad

Estas generaciones rechazaban el mandamiento impartido a Adam (1:28), » Procread y multiplicaos.» Dado que su meta en la vida era gratificar sus instintos, trataban de reducir al mínimo el número de hijos que engendraban. Esto explica las atrocidades que prevalecían en esos tiempos.

– Los hombres tomaban dos esposas, una con el propósito de engendrar hijos, la otra para el placer.

– Se intercambiaban sus esposas.

– Arreglaban «contratos matrimoniales» entre hombres y bestias, legalizando de esta manera relaciones prohibidas.

– Los jueces mismos eran corruptos.

Hasta los animales imitaban sus caminos corruptos; el perro se unía con el lobo y el gallo con el pato.
Sin embargo, Hashem habría indultado a estas generaciones perversas si hubieran pecado inconscientemente. Pero a ellos les enseñaron las seis mitzvot encomendadas a Adam que incluían la prohibición de la idolatría, el asesinato y el adulterio. Fueron castigados porque prefirieron ignorar los mandamientos de Hashem. A pesar de esto, Hashem habría continuado siendo paciente y moderado si no hubiese sido por el pecado adicional del robo.

Robo

Hashem dijo «El fin de todo ser llegó ante Mí» (6:13).
-¡La acusación de ladronería llegó ante Mí y por lo tanto no puedo prolongar más el castigo!
¿Cuáles eran las costumbres de la Generación del Diluvio? Si un hombre traía una canasta llena de arvejas, inmediatamente una multitud lo rodeaba y se las arrebataba. Cada uno tomaba hábilmente una pequeña cantidad que valía menos que una prutá (moneda pequeña). La canasta se vaciaba rápidamente. Sin embargo, la víctima no podía presentar su problema ante el juez porque cada uno de los inculpados podía alegar que había robado una cantidad tan minúscula, que no era pasible de castigo según la ley.

R. Eliezer caminaba por la calle y le pidió a uno de sus alumnos que le trajera una astilla de madera del cerco que rodeaba un viñedo para usarla como escarbadientes. A pesar de que el cerco era propiedad privada, era evidente que el dueño no se iba a rehusar a que le saquen una minúscula cantidad de madera sin valor. Sin embargo, R. Eliezer cambió de parecer y dijo:- ¡No me traigas la astilla! ¡Los demás podrían seguir mi ejemplo y provocar eventualmente la destrucción del cerco!

R. Shimón ben Elazar contó – Una vez una niña me dió una lección en materia halájica. Yo atravesaba un campo cuando la niña me llamó: -¡Rabi éste es un campo privado! -Pero estoy caminando por el sendero- repuse. -Este sendero – contestó – fue marcado por ladrones como usted.

Una de las costumbres de esa generación era la de desplazar los cercos que divide a cada vecino para extender cada uno su propiedad. Además se robaban habitualmente ovejas los unos a los otros. Si alguien veía un buey o un burro en manos de un huérfano desamparado o de una viuda, se lo arrebataba. La gente estaba tan temerosa de que le roben la ropa que llevaban puesta, que decidieron que era más seguro caminar desnudos.
¿Por qué el veredicto final de culpabilidad recalcaba el pecado de robo más que los delitos de idolatría, derramamiento de sangre o inmoralidad. La respuesta es que el robo consume los cimientos básicos de toda civilización. El concepto de que la propiedad ajena no puede ser robada, forma parte del sentido común. Cuando Hashem juzga a una persona que es culpable de varios delitos, existe uno que lo delata por sobre todos los demás, el pecado de robo.» (Tomado de «El Midrash dice» Bereshit, Volumen I)…

Les confieso estimados socios, que al inicio pensaba escribir una opinión personal sobre la similitud entre de los delitos de dicha generación con la nuestra.

Pero luego de releer el artículo, confieso que he llegado a creer que a la par de dicha generación, la nuestra es una de santos, y el sentimiento que me embarga es de gratitud por la era, la parte del mundo, el país, la provincia y la ciudad en donde vivo.

De mi parte, le agradezco que me haya leído hasta aquí, y anticipadamente por su comentario. Buena Semana.