Molesto pero necesario término para referirse a aquellos que se consideran a sí mismos gentiles justos con derecho y deber de inmiscuirse en asuntos de propiedad judía, bajo el vil alegato de ver, según ellos, las raíces del noajismo en las Escrituras Hebreas.
Si bien es cierto que los Sabios de la Luz toman textos de dichos escritos para enseñar que algunas naciones siglos antes de la entrega de la Ley en Sinaí practicaban con mayor o menor compromiso los mandamientos dados a Noaj, y que tales mandatos son de origen Divino, no es esto un aval que endose la práctica que estos noajudas promueven: el estudio de la Torá, no la lectura de ésta, sino el estudio a la manera judía, lo cual está vedado para nosotros los noájidas por ser ajeno a nuestra identidad. Ni qué decir de la práctica, a la manera judía, del modus vivendi judío que estos sujetos adoptan para si como si les perteneciera.
Estas practicas que contradicen la voluntad explícita del Creador como reflejada en la Ley de Verdad parten de mentiras como:
1. Es incorrecto el estudio de otras culturas, por tanto se debe estudiar únicamente judaísmo. Creen que por admitir la validez de las consideraciones y especulaciones de otras culturas, automáticamente se señalaría al judaísmo como insuficiente para llenar las necesidades emocionales, intelectuales y espirituales del ser humano. Segun ellos, el estudio de otra cultura es una terrible perdida de tiempo, y una practica peligrosa que puede llevar a quien lo hace a cuestionar las «verdades» que el judaísmo afirma.
2. Es incorrecto el estudio de otras culturas, puesto que los judíos fueron los únicos presentes en la entrega de la Torá en Sinaí. Según estos usurpadores, la existencia de verdades en otras culturas o tradiciones es nula. La verdad es que tal afirmación es una burda ofensa de las capacidades intelectuales de los demás pueblos. A lo único que les puede conducir tal practica a estos traficantes de fe, es a llevar al judaísmo a una ruta en la cual nunca podría converger con el resto de la humanidad. Los puntos de encuentro serian inexistentes y habría un déficit comunicacional.
3. El judaísmo contiene «toda» la verdad, así que todo lo demás es secundario. Al esgrimir tal mentira lo que en realidad promueven es que quienes estudian en universidades lo hagan por conveniencia social, mas no por actividad intelectual válida para el pleno desarrollo de la vida.
Es fácil reconocer a estos noajudas, pues se han hecho adictos a SUS mentiras, las cuales tienen origen en su afán de llenar el vacío emocional que los embarga. Solo hay que prestar atención a sus edictos y ver que son claras contradicciones a la Voluntad Divina.
Recuerda, el sello de Dios es la Verdad.