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Fábula de la liebre y la tortuga (versión actualizada)

 

Interpretación (Marcelo-Norma)

Cuando dejamos de competir contra un rival y comenzamos a competir contra
una situación, complementamos capacidades, compensamos defectos, potenciamos
nuestros recursos y obtenemos mejores resultados

*¿Recuerda la fábula? *

Una tortuga y una liebre siempre discutían sobre quién era más rápida. Para
dirimir el argumento, decidieron correr una carrera. Eligieron una ruta y
comenzaron la competencia. La liebre arrancó a toda velocidad y corrió
enérgicamente durante algún tiempo. Luego, al ver que llevaba mucha ventaja,
decidió sentarse bajo un árbol para descansar un rato, recuperar fuerzas y
luego continuar su marcha. Pero pronto se durmió. La tortuga, que andaba con
paso lento, la alcanzó, la superó y terminó primera, declarándose vencedora
indiscutible.

Moraleja:   *Nunca se debe dar algo por hecho antes de realizarlo

Proverbios (Mishle) XXVIII – 26. El que confía en su propio corazón es un
insensato; pero el que procede sabiamente será librado.

Pero la historia no termina aquí: Seguir leyendo Fábula de la liebre y la tortuga (versión actualizada)

Fábula de la Liebre y la Tortuga (versión actualizada)

Fábula de la liebre y la tortuga (versión actualizada)

 
Fuente Newsletter Eduardo Press Consultores
Interpretación (Marcelo-Norma)
 
Cuando dejamos de competir contra un rival y comenzamos a competir contra una situación, complementamos capacidades, compensamos defectos, potenciamos nuestros recursos y obtenemos mejores resultados
 
¿Recuerda la fábula?
 
Una tortuga y una liebre siempre discutían sobre quién era más rápida. Para dirimir el argumento, decidieron correr una carrera. Eligieron una ruta y comenzaron la competencia. La liebre arrancó a toda velocidad y corrió enérgicamente durante algún tiempo. Luego, al ver que llevaba mucha ventaja, decidió sentarse bajo un árbol para descansar un rato, recuperar fuerzas y luego continuar su marcha. Pero pronto se durmió. La tortuga, que andaba con paso lento, la alcanzó, la superó y terminó primera, declarándose vencedora indiscutible.
Moraleja:  Nunca se debe dar algo por hecho antes de realizarlo  
 
Proverbios (Mishle) XXVIII – 26. El que confía en su propio corazón es un insensato; pero el que procede sabiamente será librado.
 

Enseñar con el ejemplo

Me gusta conversar con personas de edad y prestarles atención.
Esto lo aprendí de mi abuelo. No porque él atendiera a personas mayores que él, sino porque él sabía hacerse escuchar…

Disfrutaba desde niño escuchando las aventuras de mi abuelo sobre sus viajes de Ecuador a Colombia, a pié y a caballo.
Aventuras donde aparecían gente bondadosa…
Y también de aquellas donde mi abuelo recurría a una astucia muy latinoamericana para evitar que un asesino contumaz jugara fútbol con otro cráneo más…
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Un valor imprescindible, la Honestidad

Siguiendo el ciclo de valores familiares, presentamos hoy la Honestidad.

Honestidad significa que no hay contradicciones entre nuestros pensamientos, palabras o acciones.

Somos honestos cuando no nos engañamos ni engañamos a nuestros semejantes.

Si queremos ser honestos, debemos empezar por enfrentar con valor nuestros defectos y buscar la manera de superarlos, corrigiendo cada vez que nos equivocamos y cumpliendo con nuestro deber en las labores grandes y pequeñas sin hacer distinción.

Dicen que Diógenes, filósofo griego. Caminaba por la ciudad de Atenas a la luz llevando una lámpara encendida y afirmando que buscaba un hombre honesto.

La persona honesta vive lo que predica y habla lo que piensa, es coherente con lo que dice, hace y piensa.

La honestidad consiste en decir toda la verdad a quien corresponde, de modo oportuno y en el lugar correspondiente.

Decir la verdad no implica ser irrespetuoso con nadie. La persona que miente se hace un daño a sí misma.

Ser honesto es ser transparente; es necesario desprenderse de las máscaras que el ser humano se pone para defenderse, para ocultar sus inseguridades o miedos. El recelo y la agresividad, son algunas de estas máscaras.

Una persona deshonesta aparenta lo que no es, por ejemplo, aparenta virtudes que no tiene.

Una persona honesta no se preocupa por lo que los demás piensen de ella, vive en paz.

Una persona honesta no justifica o excusa sus actos, medita sobre ellos para corregir sus errores.

Extraído del Periódico Infantil "El Baúl de Jacinto"

Mira al espejo de tu alma

El maestro de Luz enseñó a su discípulo: "Encuéntrate cuando te encuentras con tu compañero".

Y el alumno replicó: "¿No es esa una lección de egoísmo que contradice todo lo que es bueno? ¿No debíeras instruirme para que busque conocer a mi compañero cuando me encuentre con él? ¿Cómo me dices que me busque a mí en vez de a él?"

Y el maestro enseñó: "Ocurre que cuando te encuentras con alguien, estás a la búsqueda de sus defectos, de los peros que pondrás en la conversación, de las espinas en vez del aroma de la rosa. Haces así porque detestas darte cuenta de que eres peor que él. Finges fortaleza para no demostrar tu debilidad. Aparentas integridad para que no se descubran tus fechorías. Esgrimes la destructiva crítica para que no seas criticado. Ansías dañarlo para protegerte de probables daños.
Por esto, debes entender que cuando levantas tu dedo índice para señalar a tu prójimo, en realidad estás señalando al que eres tú.
Encuéntrate primero a ti, aprende de tus defectos, para que puedas de esa manera comunicarte auténticamente con tu prójimo"

¿Aprender con lágrimas?

En mi país hay un dicho: "Dañando se aprende". Está metido en la médula colectiva. Mi gente recurre a este refrán para justificar que se cometen errores cuando se está aprendiendo algo nuevo. Entonces, cuando alguien está aprendiendo a cocinar y se le quema algo, nadie se molesta realmente. "Dañando se aprende" viene al rescate y en un buen número de situaciones no hay para que hacer un escándalo: el asunto no es tan grave, no hay heridos, se tiene dinero para pedir una pizza a domicilio y, al fin y al cabo, se está aprendiendo a cocinar….

Pero, ¿qué pasa si el asunto es más sensible? ¿Qué pasa si lo que está en juego es la comida de una familia sin recursos económicos como para pedir comida a domicilio en reemplazo de lo quemado? ¿Qué pasa si lo que estaba en juego era la contabilidad de un negocio?

Quizás hasta este momento usted piense que sigue sin haber problemas en el refrán en cuestión y que uno está tratando de "inventar el agua tibia". Pero, ¿qué tal si lo que está en juego es su propia salud o la de su hijo? ¿Se sentiría satisfecho y se consolaría si de la sala de operaciones donde se practica una  cirugía de mediano riesgo emerge un médico diciendo, "lo sentimos, su hijo falleció. Somos médicos jóvenes y ultimadamente dañando se aprende"?

Sin lugar a dudas se cometen errores cuando se va aprendiendo una cierta habilidad. Pero aceptar per se el valor del dicho popular en cuestión es peligroso, como se evidencia en los ejemplos recién presentados. A los médicos se los va adentrando de a poco en la práctica y siempre con alguien que lo supervise en su aprendizaje. Esto no asegura que de plano se evitarán errores pero se reduce notablemente la probabilidad de que se presenten. En cualquier campo de actividad humana contar con una guía de aprendizaje o con un hermano mayor más experimentado es de mucha ayuda.

Pero en el camino para construir una sociedad civilizada, ¿existe algo como una guía o un hermano mayor? La respuesta es afirmativa: Dios proveyó las Siete Leyes de los Hijos de Noé como una guía de usuario y, más aún, nos proveyó de un hermano mayor, ejemplo a seguir: el pueblo judío.

Vivimos una revolución tecnológica donde la información y el conocimiento constituyen el valor agregado de mayor importancia. La cantidad de canales de información que hoy en dia tenemos a mano no tiene precedente en la historia de la humanidad. Gracias a esta explosión de la información, como nunca antes la gente está empezando a conocer las opiniones de otras culturas y sociedades, aun si la distancia geográfica es enorme. En particular, el pueblo Judío está presentando sus puntos, en libertad y sin temor a represalias dogmáticas como acontecía en el pasado. Esto es más bien reciente: las condiciones para ello empezaron a edificarse al terminar la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, para entender el hecho de que simplemente por ser humanos los judíos merecían consideración y respeto y el derecho a ser escuchados, pareciera que las naciones tuvimos que presenciar tal tamaño de atrocidades. Como si las naciones, al crear el Estado de Israel, dijeran "dañando se aprende". Pero acá el costo no fue una comida quemada, sino Seis Millones de seres humanos…

La democracia que se llama como el ejemplo a seguir en Latinoamérica es la chilena. Hay un sistema de gobierno que si bien tiene defectos, ha plasmado el deseo generalizado de que no vuelvan a gobernar los extremismos para que no vuelvan a repetirse sucesos dolorosos como los de la historia reciente de este país hermano, sucesos que no terminan de cicatrizar ante la falta de las dosis finales de justicia. Es que Chile "dañando aprendió". Pero, ¿eran realmente necesarias tantas lágrimas?

La costa atlántica de sudamérica se mueve al son del extremismo de izquierda. Un extremismo que, incluso antes de la revolución tecnológica actual, ya mostró lo peligroso que es, pero que disfrazado de modernidad y progresismo encandila las mentes de ciudadanos que como en la Bolivia de Morales y la Venezuela de Chávez, aceptan que su gobernante infrinja la ley con un sustento en retórica y el uso del miedo y del odio.  Pareciera que una buena porción de los ciudadanos de estos países dijera: "dejémosle. Al fin y al cabo dañando se aprende"…

La historia muestra que todos aquellos tiranos que se levantaron para renegar el derecho a existir del pueblo de Israel terminaron pagando sus cuentas. Pero no sólo los tiranos colapsaron sino también los pueblos que proveyeron combustible a la máquina incendiaria, ya sea por acción o con su silencio. Entonces, pareciera que Sadat, presidente de Egipto en 1967, tuvo que dañar la economía de su nación para aprender que era mejor negocio reconocer el derecho a existir del estado hebreo y así alcanzar la paz verdadera, aquella sustentada en la justicia. ¿Será que el Líbano seguirá el ejemplo del Egipto de Sadat? Una pena tener que aprender con lágrimas por no madurar y hacerse cargo de las responsabilidades que tiene un gobierno respecto al establecimiento del orden en su propio territorio. Pero en todo caso, el hermano mayor, Israel, le ha mostrado al Líbano que sí estaba en capacidad de tomar control de su territorio…

Cuando un ser humano, gentil o judío, retorna a su Creador después de estar durante mucho tiempo alejado (por su propio incumplimiento de deberes) tiene una carga de energía enorme alimentada por su arrepentimiento. Es tan fuerte su motivación que, como dicen los Sabios de Israel, "No hay nada que pueda interponerse ante un corazón arrepentido que desea volver a su Creador". Pero, si no se canaliza apropiadamente tal energía, correrán muchas lágrimas, ya sea porque se afecta a terceros o porque se afecta uno mismo. Esto sería "dañar para aprender" sobre el arrepentimiento y el camino de regreso a Dios. Pero si esa misma energía es encauzada con pautas para el retorno, como las provistas por los mismos Sabios de Israel, el proceso es más inteligente pues se basa en la justicia. Entonces, uno puede contemplar al mismo tiempo la gravedad de sus actos pero teniendo presente que se sigue siendo persona…

Llorar no es malo. Pero en muchas situaciones hay una vía para aprender sin provocar lágrimas: las naciones podemos aprender del hermano mayor, el pueblo Judío, y del conocimiento que  sus Sabios han guardado diligentemente para esta época en que se oyen los pasos del Mesías, el tesoro de la humanidad: las Siete Leyes de los Hijos de Noé.

  Dr. Matemático Juan Mayorga