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Trampas del EGO

El EGO actúa desde lo profundo de tu ser y te manipula.
Busca presentarse como un poderoso líder, un faraón tiránico al cual temer y obedecer.
Realmente es un fantasma, una sombra, un humo impotente, pero que con habilidad te hace tropezar una y otra vez.
Te mantiene aprisionado a tu celdita mental. Te empequeñece. Te nulifica. A veces tratándote como a una piltrafa, otras inflándote hasta hacerte ver enorme, cuando en verdad no lo eres.
Si bien sus herramientas son rudimentarias, primitivas, igualmente se mantiene en su rol de “salvador”, de dios, de amo.
Te hace vivir carente, lleno de miedo, fatigado, huyendo, falto de placer y tranquilidad.
En este artículo quiero presentarte alguna de las trampas que el EGO acostumbra a usar.
Deseo que al verlas puedas reconocer si operan en ti, y si así sucede, que puedas y quieras desarmarlas para que lleves una vida de plenitud.

1. NO VIVIR EL PRESENTE. Sentir culpas por lo pasado. Atormentarse por lo que pasará. Desenfocarse del momento actual para sumergirse en otro tiempo, en realidades alternativas e inexistentes. Se puebla la menta de fantasías, de recuerdos (reales o ficcionados), para no asumir la vida en este aquí y ahora.

2. DESATENDER TUS NECESIDADES. No te atiendes, no te cuidas, no te conoces. Estás más atento a la opinión y deseos de otros que a lo que es mejor para ti, o aquello que realmente necesitas.

3. MEZCLAR PROBLEMAS REALES CON IMAGINARIOS. Tus pensamientos te arrastran a un mundo de fantasía cruel. Tus ideas, sensaciones, sentimientos, fantasías, recuerdos, anhelos, dudas, miedos, creencias, acciones, actitudes, todo se bate y vuelve a batir en tu mente, como si estuviera sometido a una poderosa licuadora. Se pican, desmenuzan, entrelazan, revuelven estos contenidos y te devuelven una imagen confusa, caótica, desordenada, plagada de terror. No existen soluciones ni tranquilidad, puesto que cada cosa está fuera de su sitio, y cuando se encuentra la punta del ovillo, está tan entreverado, tan saturado de otras cosas, que difícilmente se establezca claridad.

4. SENTIR CULPA POR DECIR “NO”. Querer agradar continuamente a todos supone un desgaste enorme. Sin embargo, como temes a la soledad, al rechazo, al fracaso, al error, al enojo del otro, entonces haces lo que no quieres, porque te resulta más fácil que asumir las riendas de tu vida.

5. ATENDER MÁS DE UNA TAREA A LA VEZ. Como huyes del presente, como no te conoces, como no te valoras, como te sumerges en un mar mental-emocional caótico, como asumes para ti mandatos de otros en lugar de respetarte y amarte, entonces te consumes cumpliendo múltiples tareas, todas ellas insatisfactorias, devastadoras, extenuantes. No te concentras, no te enfocas, pierdes el hilo del pensamiento, te entreveras.

6. PENSAR QUE ERES DISPENSABLE en tú trabajo, en casa o con tus amigos. Sientes que eres superfluo, una pieza fácilmente reemplazable, un objeto para usar y tirar. Si te equivocas, si cometes un error, si te apartas de la norma, si alguien se enoja, si te reprochan, de inmediato sientes que no vales, que no sirves, que otro ocupará rápidamente ese lugar que no te mereces. El esfuerzo por parecer que no estás oxidado ni obsoleto te desgasta, te hace fracasar en las tareas que tienes asignadas. Paradójico: de tanto querer ser perfecto, te cansas y cometes más y más errores.

7. POSTURA Y RESPIRACIÓN. No ventilas adecuadamente, te sientas, paras, caminas, de manera torpe, débil, dificultosa. Estás tensionado, tus músculos parecen agarrotarse. Los nudos musculares te tienen duro. Apenas si respiras, o lo haces muy rápido, o muy corto.

8. NO COMUNICAR. No conoces la Comunicación Auténtica, y de hacerlo, no te riges según su cuatro reglas simples y necesarias. Al no Comunicarte Auténticamente supones acerca de los otros, silencias tus ideas o sentimientos, aglomeras penas y rencores dentro de tu corazón. Los problemas se agravan, las opiniones se tornan agresiones, lo no dicho atormenta, lo supuesto gobierna y enajena las relaciones.

9. TÚ VOZ INTERNA ES UN ENEMIGO. Te repites que no puedes, que no te lo mereces, que todo lo malo para ti, que la vida es injusta, que eres un inútil, que eres pecador, etc. O por el contrario te llegas a crees que eres todopoderoso, que nunca te equivocas, que eres perfecto, que son los otros los que se equivocan, que los demás te maltratan, etc.

10. RECHAZAS EL PLACER DE LO PERMITIDO como dormir, comer, pasear, una mirada, un alimento, una compañía, un éxito, una relación sexual lícita, etc. Siempre es eso que no tienes lo que crees que te dará el placer que no sabes descubrir en lo que ya tienes. Nunca satisfecho, siempre en la queja, en la culpa, en la ambición. Puede que sea también en la culpa por tener y disfrutar, cuando sientes que algo malo te podría ocurrir por hacerlo, por lo que mejor es negarte a gozar. Te provocas a enojo, a asco, a negación, a culpa.

11. ADOPTAR LO DE OTRO. Te impones como propias las ideas de los demás. Lo que tú piensas o crees no te sirve, debe de estar mal si es que los demás no lo aprueban. Tienes que mimetizarte con los otros, seguir la moda, repetir los lemas, decir amén a lo que anuncian. Si eres diferente estás mal, nadie te querrá, serás un paria, etc. Amóldate, sé “normal”. Tales las consignas para vivir una vida de personaje de historieta en lugar de hallar tu identidad y ser tú, le pese a quien le pese.

12. ATESORAR LO DISFUNCIONAL. Tienes montón de cosas para des-aprender, desprenderte de infinidad de lemas, mandatos, ideas, etc. que antes quizás te servían o que son funcionales a la voluntad de otros. Te niegas a descargar tu mochila, te aferras a ella, te atas con fuerza. Aunque racionalmente quizás aceptes que la religión está errada, que esa persona te es perjudicial, que esa adicción te está esclavizando, igualmente te niegas a limpiarte, a liberarte. Argumentas, das excusas, te justificas, para quedarte en donde estás, cargando lo que te está dañando.

13. MARCHAR A RITMO FORZADO. Cada cual tiene su ritmo, sus tiempos, sus momentos, pero andas al ritmo que te imponen de fuera, porque la sociedad consumista ordena ser veloz y no reflexionar, porque no toleras momentos de pausa y reflexión, porque no puedes controlarte y armonizarte. El otro te impone sus tiempos, sea una pareja, un hijo, un jefe, la programación de la TV, las distracciones, etc.

14. DESCUIDAR TÚ SALUD. Duermes mal, comes mal, descansas mal, te ejercitas mal, te relajas mal, te excedes, etc.

15. DEJAR HERIDAS ABIERTAS. Estás atado al pasado, a errores, a relaciones, a convicciones, a grupos, personas, etc. No has sabido manejar tus cuestiones de ayer ni has podido cerrar las heridas que siguen abiertas y sangrando. Dices perdonar, pero en realidad escondes la mugre bajo la alfombra. Dices seguir amando, pero en verdad te escapas de la soledad que presientes. Te excusas diciendo que el tiempo todo lo cura, que si no se toca el tema se resuelve por sí mismo, que mejor no remover el fango, etc., cuando lo cierto es que por miedo al rechazo, por sentirte incapaz, por no sufrir un momento para ser libre luego, te quedas atrapado en esa celdita mental formada por tu EGO.

16. IMPONERSE METAS INZALCANZABLES. Cuando todas las energías se destinan a alcanzar lo que es improbable, se está preparando el fracaso con la consiguiente emoción perversa y el debilitamiento de la autoestima. Plantearse metas difíciles, escoger tareas arduas, proponerse nuevas cimas puede ser de mucho beneficio, siempre y cuando esté dentro del rango real de alcance de la persona.

17. SER INFLEXIBLE. No poder o no querer cambiar, ni siquiera un poco.

18. TRAMPAS. Actitudes como la falta de agradecimiento, engaño, mentira, manipulación, amenaza, promesas falsas, estafa, infidelidad, irresponsabilidad, no comprometerse, son trampas que uno se hace a sí mismo y al prójimo. El EGO lo presenta como atajos, soluciones, bálsamos mágicos que finalmente solamente sirven para encasillar a la persona, petrificarla, ser abandonada al dolor y la miseria.

Muy bien amigo, amiga, hasta aquí estas trampas del EGO.
Te reitero que será bueno para ti y para todos nosotros si compartes tus reflexiones en la sección de comentarios.
De paso, agradecería si quisieras resumir estas quince en pocas frases, encontrando cuál es el punto central de las estrategias del EGO para someterte.
Al mismo tiempo, sería excelente que compartieras ideas de cómo te parece que puedes desarticular estas trampas para ser feliz, exitoso, gozoso de Shalom.

Inicios y reinicios

Esta semana los hijos de la Familia judía celebran los días intermedios de Sucot y también Sheminí Atzeret/Simjat Torá.

Según afirma la Tradición, la fiesta de Sucot es el “tiempo de nuestra alegría” para el pueblo judío. Se han brindado diversas ideas al respecto de este nombre:

· Porque la gente puede aprender que la felicidad no proviene de cuánto se tiene, sino de cómo se disfruta de lo que se es.

· Porque comienza la estación invernal y lluviosa en Israel, tiempo de descanso, de preparación para el nuevo ciclo de tareas agrícolas en unos meses.

· Porque recién se ha culminado un año de trabajo y se goza de los beneficios del mismo.

· Porque tras Iamim Noraim (Rosh HaShaná y Iom Kipur), de seria reflexión para ajustar la conducta, queremos alcanzar similar finalidad a través del sano regocijo.

· Porque Sucot recuerda y revive la compañía, educación y protección que Dios brindó a los judíos tras de su salida de la esclavitud de Egipto.

· Porque es símbolo del hogar personal y nacional estable y en paz.

· Porque representa a la futura Era Mesiánica, en la cual las personas vivirán en construcción de Shalom y no más provocando dolor y miserias a causa de sus Egos.

Por su parte, Sheminí Atzeret/Simjat Torá es broche de oro para Sucot, pues es la jornada que Dios ha destinado para que los judíos solamente se deleiten y estén contentos, sin que haya motivo histórico o suceso para que sea recordado y guardado como día feriado-festivo.

¿Cómo puedes tú compartir esta alegría desde una perspectiva noájica?

Por otra parte, este sábado los judíos dan lectura pública a la primera sección de la Torá judía, a la porción denominada Bereshit.
Como es nuestra costumbre, compartimos brevemente algunas ideas y conceptos del texto, para que podamos nutrir desde una visión noájica la espiritualidad de todos los gentiles que son fieles al Eterno.

 

Seleccionamos de Bereshit

 

1. El relato de la Creación como enseñanza espiritual y no como descripción científica.

2. El camino de la Torá que lleva de la confusión al orden, del egoísmo al altruismo, del conflicto a la unidad armoniosa.

3. El respeto necesario hacia la obra del Creador. Tenemos derecho a usar, a disfrutar, a tomar posesión de lo que nos está permitido, pero no es legítimo que destruyamos, corrompamos o desperdiciemos innecesariamente.

4. La humanidad recibe los seis mandamientos universales de parte del Creador.

5. El desvío y el drama que se originan al dejarse llevar por pasiones oscuras, deseos poco trabajados, opiniones falaces, buenas intenciones sin fundamento.

6. Las primeras generaciones de humanos que van conociendo su mundo, poblándolo, en cierta medida humanizándolo (para bien o no).

7. La corrupción egoísta que se impone y va provocando una serie de infortunios que desembocarán en la gran catástrofe que conocemos como “El Diluvio”.

 

Relato: La prisión en una rama

Un rey recibió como obsequio especial dos pequeños halcones y los entregó al maestro de cetrería para que los entrenara.

Pasado un tiempo, el entrenador informó al rey que uno de los halcones estaba perfectamente, pero que al otro no sabía qué le sucedía, no se había movido de la rama donde lo dejó desde el día que llegó.

El rey mandó llamar a curanderos y otros sabios para que vieran al halcón, pero ninguno logró que abandonara su rama y volara.
El monarca comunicó públicamente que ofrecería una gran recompensa a la persona que hiciera volar al halcón.

Grande fue su sorpresa cuando a la mañana siguiente vio al halcón volando ágilmente por los jardines.
El rey ordenó: “Traedme al autor de este milagro”.
Sus subalternos trajeron ante él a un humilde campesino, de ropas pobres pero correctas, mirada firme pero mansa, manos de hombre esforzado por trabajar.
El rey le preguntó: “¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo hiciste? ¿Eres un mago? No tienes aspecto de mago… ¡dime cuál es el secreto!”.
Con voz calma y silenciosa el campesino respondió: “No ha sido magia ni milagro, mi Señor. Solo corté la rama a la que el halcón se aferraba y éste voló.”.

Preguntas para repasar y reflexionar

1. ¿Cuál es la moraleja?

2. ¿Qué simboliza la rama a la que se aferraba el ave? ¿Y las alas?

3. ¿Por qué acostumbramos a engancharnos a lo conocido y nos cuesta desplegar nuestro potencial?

4. ¿Cómo relacionas este relato con el contenido de Bereshit?

5. ¿Cómo se podría aplicar esta enseñanza a la vida cotidiana?

La Fe del EGO

Intentaremos ver en este artículo la vacuidad y ceguera de la persona de fe.

Imagina que estás colgado en el aire, atrapado dentro de una red de pescador.
Mira en tu mente cómo tratas desesperadamente por zafar, como sacas un dedo, una mano, pero igualmente estás apresado.
Observa como te contorneas, haces giros, procuras eludir la soga mortal que te aprisiona, que te esclaviza, pero no haces más que dar vueltas, una y otra vez encarcelado por esas finas mallas que te cercan, que te niegan tu libertad.
Atiende bien a esa imagen, observa como eres impotente para salir, para construir otra realidad, porque estás atrapado, eres esclavo de la red.
Por más que tratas, nada puedes.
Te cansas, te agotas, te desanimas, pierdes la esperanzas, se te escapan las energías, todo parece ya perdido, a pesar de que estás casi al contacto con la libertad, sigues preso y sin poder salir.

Una imagen verídica de la fe, es la red de pescador que te atrapa, te inmoviliza y termina por provocarte la muerte; mientras insensiblemente miras sin ver el mundo allí al lado, tan cercano y vital, pero tan (aparentemente) imposible de alcanzar y de vivir.
Envuelto por la red de fe, el hombre de fe es indiferente al mundo, que supone que le es indiferente.
La red te rodea por todos lados, te hace sentir su opresión, te inmoviliza, te niega la posibilidad de ser libre, te atrapa, te lleva a la muerte.
La red, tan sutil y delicada, tan llena de espacios vacíos, pero al mismo tiempo tan fuerte en su misión de prohibirte ser tú mismo.

Esa imagen tormentosa, esa pesadilla terrible, es como podemos visualizar el poder que la fe tiene sobre la persona.
Sí, muchos consideran a la fe como algo positivo, un valor loable, un motor de vida, pero cuando nos detenemos un instante a pensar seriamente y con fundamentos, terminamos por reconocer que la fe es una densa red, que esclaviza, que niega la vida.

Veamos juntos cómo entenderlo.

Fe es suspensión de la razón.
Fe es desarticular la propia voluntad para depender de imaginarios poderes superiores.
Fe es admitir el absurdo aún a costa del sacrificio innecesario.

¿Por qué es así?
¿Por qué la costumbre de repetir la verdad de otros?
¿Por qué la necesidad de hallar sentimientos de seguridad en aquello que es mortal?
¿Por qué permitir hundirse en el vacío del sin sentido, teniendo la capacidad potencial de construir un mundo con sentidos?

Para comprender el poder negativo de la fe, tienes que advertir que sus raíces se sumergen en la oscuridad de los más primitivo del ser humano.
Allí, en nuestro origen a la vida en este mundo, en el momento del nacimiento, nos vemos sometidos a una espantosa tortura sensorial, somos víctimas impotentes de la avalancha de sensaciones desconocidas y desagradables, imposibilitados de reaccionar de cualquier forma asertiva, incapaces de dar sentido a las cosas, impedidos de organizar esa espantosa pesadilla caótica que es nuestro ingreso a este mundo.
Si bien la memoria “evolucionada” del hombre no está formada, sí contamos con otro tipo de memoria, pues en las bases más rudimentarias del cerebro primario, e incluso en la memoria somática, queda impreso el terror original, el sometimiento a la más fantástica vivencia de pavor impotente que podamos jamás volver a revivir.
Es ese momento espantoso el trauma original que marca el resto de la existencia.
Cada uno de los miedos, de las dudas, de las fantasías de esperanza, se vinculan con el terror primordial, con la impotencia original.
Así como también se reiteran los mecanismos originales de supervivencia: llanto, grito, pataleo, escape de la realidad. Todos ellos inconscientes, sin premeditación, involuntarios, pero programados en nuestro ser, en nuestro instinto de supervivencia.
Son estas herramientas primitivas las que dan origen a nuestro EGO, a nuestra forma de ser en el mundo.
A partir de allí nos vamos llenando de cáscaras y máscaras, vivimos de tal manera que creemos ser una o más personas, cuando en realidad estamos llamando “yo” a lo que es un personaje que nos sirve para ir sobreviviendo.

Para el recién nacido no hay orden, ni experiencias, ni lenguaje, ni historia, ni futuro, ni tiempo, ni recuerdos, ni otros, ni yo.
Hay dolor, puro dolor, dolor multidimensional.
Y hay recursos muy limitados, pobrísimos, pero que sirven al propósito de mantenerlo con vida al llamar la atención de algún otro que lo provea. Sin saberlo debe manipular a otro para no perderse en esa pesadilla que ni siquiera puede registrar o valorar o mitigar con “esperanza” o “fe”.

Allí nace el EGO, a lo que llamamos yo.
Allí nace la creencia en una deidad salvadora, a la cual someterse, a la cual esclavizarse, porque de no hacerlo, de tratar de vivir libre, entonces se volvería al abismo del dolor sin razón, a la muerte espantosa en vida.
Todas las religiones son subproductos del EGO.
Todas las religiones hacen suya y propia esa imagen interna de un dios salvador, del EGO que rescata de la impotencia torturante del comienzo. Cada dios, cada santo, cada mediador, cada ángel guardián, no es más que una representación externa y cultural de ese dios interno, de ese salvador mítico, del EGO al que se siente como el que ha rescatado al hombre de la impotencia, del infierno.

Por supuesto que Dios, el Uno y Único, NO es una de esas imágenes externas del EGO.
Pero, los que son religiosos se las arreglan para vestir sus creencias de EGO.
Son religiosos porque no son espirituales en su vida.

Entonces, toda religión, toda creencia religiosa, todo ateísmo religioso, tiene su base en el terror original, en la impotencia traumática del nacimiento, y en el EGO que aparece como salvador sin el cual la vida es imposible.
El EGO, con sus menoscabadas herramientas: llorar, gritar, patalear, escapar de la realidad. Con el paso del tiempo y las experiencias varía estas formas, pero no las abandona ni se aparta demasiado de ellas.
Entonces, no es extraño que en las religiones (deístas, teístas, ateístas, poli o monoteístas) se manipule a la gente, se pretenda modificar la realidad de acuerdo a las propias creencias, se violente, se amenace, se presione, se prometa infiernos a los pecadores y salvación especial a los que se someten al poder del dios salvador.

La religión hará cualquier cosa para seguir manteniendo la ilusión de poder, tal como el EGO hace desde el interior del ser.
Ni la religión ni el EGO salvan.
Ni uno ni otro tienen real poder, pero les damos poder al someternos a sus manipulaciones.
Ambos son impotentes, solamente capaces de reaccionas primarias, fácilmente eludibles por una persona organizada y equilibrada, pero sin embargo siguen prevaleciendo.
La mente se nubla, el corazón trastabilla, la palabra enmudece, el hombre es derrotado por sus dioses, por esos falsos dioses que no le permiten entrar en contacto con su esencia sagrada ni en conocimiento de que mantiene un vínculo constante con el Eterno.
La religión bloquea al hombre de reconocer su vínculo con Dios.
El EGO bloquea al hombre de reconocer su Yo Auténtico.

No te pido que me creas, menos que tomes mis palabras como verdaderas, pero te pido que tomes tu tiempo para reflexionar con seriedad, para releer, para evaluar estas palabras con lo que puedes constatar en los hechos.
Si ves que me equivoco, si te das cuenta de que acaso te quiero manipular, dímelo, lo aceptaré si es que lo demuestras con evidencias concretas.
Pero, si te das cuenta de que te estoy describiendo hechos, si te estoy alumbrando lo que sucede, también dímelo, y juntos veamos qué podríamos hacer para mejorar y mejorar a nuestro mundo.
¿Te animas a reflexionar ahora y a no seguir adelante hasta llegar a una idea más acabada a partir de lo que te estoy describiendo?
Gracias.
Porque no somos una secta, porque no nos interesa ser religiosos, porque no pretendemos dominarte, porque no queremos nada de ti para nosotros, es que somos libres de ponernos en el sitio de los que deben ser juzgados, para que aceptes porque compartes y no porque te sometes porque te estamos manipulando.

Ahora, sigamos.

La oscuridad, la falsedad, la ilusión es el campo de la fe.
Ya lo había advertido el profeta hace como 2500 años atrás: "¡Ay de los que se esconden del Eterno en lo profundo, encubriendo los planes! Realizan sus obras en las tinieblas, diciendo: »¿Quién nos ve?» y »¿Quién nos conoce?»" (Ieshaiá / Isaías 29:15).
Esos son los forjadores de la fe y sus esclavos.

A partir de estas raíces, la fe emplea los recursos más elementales y menos espirituales para proveerse de energías y herramientas de dominio.
Desde esa elementalidad salvaje despliega sus ramas, extiende sus hojas, se reproduce y domina.
Y promete, y hace creer, y se rebusca para afirmar que las necesidades primitivas están siendo mágica (milagrosamente) y omnipotentemente satisfechas.
El hombre de fe siente que su vida es plena, siendo que su plenitud radica en su imaginación y no en lo que los hechos demuestran. Siente que su hambre (de alimentos, o de espiritualidad) es saciada, pero es sólo un sentir vacío de contenido. (Aquí tienes el vacío de la fe: promesas e imaginación, nada más. Carencia de pensamiento pensante, de contenido trascendente, de respuestas coherentes, de preguntas adecuadas. Vacío de vida, de emotividad surgida del ser, de amor por el prójimo, de estima por uno mismo. Vacía de posibilidades, de alternativas, de descubrimientos, de acciones constructivas y renovadores.).

Paradójicamente siente que su natural hambre de Dios es saciada, pues la fe le impone falsos alimentos espirituales, le da ilusiones de santidad, le llena la vida de imágenes de lo sagrado, cantos de alabanza, rituales de purificación, señales para identificar a la hermandad de fieles, promesas de paraísos, relatos de milagros y amenazas de infiernos…
Con estas golosinas para el espíritu, el hambre de Dios es engañada, y el hombre de fe se siente satisfecho, repleto de gozo sagrado; y pobre… está tan desfalleciente de hambre que ni se percata de su situación mortal…
En tanto, algunos hombres de fe fanatizados o aprovechadores se encargan de silenciar brutalmente las voces que pueden despertar la conciencia del dolor, de la angustia, del vacío, de la soledad, de estar siendo abusados…
(Es cuestión de mirar a nuestro alrededor, la historia, quizás a nosotros y nuestros vecinos, y veremos -si podemos- tanto dolor que emerge de la fe…)

Es precaria la situación de la fe, ya que se sostiene en lo primitivo, y se apoya en las distracciones y máscaras.
Por lo cual, cuando surge alguna disensión, algo que pueda señalar la falsedad fáctica de la fe, ésta responde con un movimiento agresor que intenta extirpar aquello que demuestra su condición miserable.
Recuerda: el grito, el pataleo, la agresión pasiva, la huida de la realidad son sus herramientas básicas, así como las conductas perniciosas que se derivan de ellas.
Así verás que para tener fe es imprescindible amortiguar la reflexión, silenciar la duda, sepultar el raciocinio, acostumbrarse a andar hacia donde otro u otros señalan, mantenerse dentro de los marcos de la unidad de grupo, eliminar a lo distinto y distintivo, expulsar la idea de superación.

Evidentemente que hay personas intelectualmente brillantes que están sumergidos en la fe, en la idolatría, pero resulta que la superioridad intelectual no aplicada a criticar la propia fe, es un desperdicio de talento divino. Los que cultivan el intelecto así como la verdadera espiritualidad no temen en preguntar, cuestionar, dudar, criticar duramente. Te pido que leas cualquier página del Talmud, y comprueba si no encuentras alguna pregunta en esa página. El Talmud, que es fundamental en el judaísmo, se construyó con preguntas que respondían a otras preguntas, y así hasta llegar al límite de la capacidad humana para preguntar-respondiendo. Otro ejemplo lo tienes con Avraham, que fue el primer opositor a la fe; quien no hesitó en confrontar personalmente a Dios, en defensa de lo que él consideraba justo.

La fe es quietud, petrificación, la tranquilidad del cementerio.
La sonrisa inmutable de la estatua, el gesto inamovible del ídolo.
La fe es idolatría, pues es asumir que lo pasajero es eterno, y que lo falso suple con creces a la Verdad.
La fe habla el lenguaje de la culpa, pues aquel que no está con ella, es acusado de cargar un estigma que lo condena, que lo expulsa.
La fe habla el lenguaje de la falsa esperanza, de la ilusión, de la salvación mágica.
La fe habla el lenguaje de la amenaza, del infierno, del escarnio, de la presión, de la manipulación.

Piensa unos momentos en personas de mucha fe, esos que son fieles irrestrictos de alguna religión, secta, tendencia política, etc. ¿Son capaces de manifestar dudas acerca de las doctrinas de su fe? ¿Se atreven a plantear críticas a lo que es sostenido religiosamente como verdad? ¿Indagan por los motivos y finalidades de sus dogmas? ¿Se atreven a romper con la costumbre establecida? ¿Aceptan las divergencias? ¿Confrontan sus verdades con sus propios oídos, propios ojos, propios pensamientos, propias inseguridades? ¿Prometen la salvación eterna para los fieles y la total destrucción para los que no lo son?
Obsérvalos por favor, y verás que realmente están ciegos a todo lo que es ajeno a su fe, y ciegos ante su enorme ceguera.

Una cosa es la fe, que es ciega, que admite el absurdo, que manipula;
otra muy distinta es la creencia, el entrenamiento hasta alcanzar la convicción, el pensamiento balanceado por la emoción, el reconocimiento de las propias limitaciones, la aceptación del misterio que rodea a la divinidad.
Pero cuidado, que no se confunda fe con creencia.

Veamos un ejemplo en la Torá acerca de personas de mucha fe:

"Toda la tierra tenía un solo idioma y las mismas palabras.

Y dijeron: »Venid, edifiquémonos una ciudad y una torre cuya cúspide llegue al cielo. Hagámonos un nombre, no sea que nos dispersemos sobre la faz de toda la tierra.»
"
(Bereshit / Génesis 11:1, 4)

Un mismo pensamiento.
Un mismo lema.
Un mismo motivo.
Un mismo cometido.
Unidad sin disputa.
Y, el miedo a desaparecer.
Y el miedo a dejar de ser.
Y el miedo que los mueve a actuar, a atacar.
Es la impotencia que está detrás de todo esto.
Es el EGO que se presenta como el único salvador.
Es el EGO que se hace religión.
Por lo cual, quieren elevarse por sobre su miedo construyendo una torre.
Una que sea tan poderosa y alta que les sirva de recuerdo, de lazo, de pegamento.
Una que alcance los cielos y desplace lo que allí tiene su lugar (en el pensamiento primitivo/infantil/alegórico el cielo es morada de Dios).
Una torre que se afiance en la tierra, en lo más bajo y erradique lo que es trascendente, superior.
En lugar de escribir libros, de promover la cultura, de entrenar personas en los caminos de la corrección; se recurrió al expediente de elevar piedras a los cielos, de erigir catedrales, de aquietar la vitalidad…
En lugar de atraer el Cielo a la tierra (elevándola, sublimándola, santificándola), se quiso conquistar los cielos y poblarlos con tierra…

En este breve relato encontramos a lo que la fe más teme, y desea hacer desaparecer de las conciencias: a Dios y por consiguiente a la espiritualidad, que es la búsqueda humana de Dios.
La espiritualidad es el polo opuesto a la fe, ya que la energía de la espiritualidad proviene de los más altos planos humanos, de aquello que lo conecta directamente con la eternidad.
¿Y qué es esto?
Pues, digamos que son tres elementos (que los podemos aprender del primer capítulo de Bereshit/Génesis):

  • Libre albedrío.

  • Creatividad.

  • Control y sublimación de los aspectos primitivos interiores.

El libre albedrío es el fundamento de toda duda, pues sólo aquel que tiene opción de elegir libremente entre lo bueno y lo malo, puede dudar. (Un perro salvaje no duda en robar un pedazo de carne, en comerse un niño. No duda, pues no está capacitado para elegir, ni ha sido condicionado para temer las consecuencias de sus acciones. Por su parte, el humano nace dotado con el potencial de elegir libremente, sólo que es común que la tenaz cultura lo entrene en acodarse tranquilamente en los establos de la fe.)
Al haber espacio para la duda, hay lugar para la creación, ya no es la reiteración la única respuesta.
Aquel que duda, crea.
Y cuando crea (o re-crea) está dominando su dimensión animal, y elevándola hacia el plano de lo espiritual. En lugar de que lo primitivo domine a la persona, enmascarándose como superioridad de la fe; lo trascendente eleva a lo inferior hacia más desarrolladas dimensiones. Cuando no es la fe la que conduce a la persona, lo primitivo es usado como combustible que eleva y perfecciona. Esto precisamente es trascender, hacer que lo inferior sea elevado, superar lo natural para pasar a un estrato más allá, estar a la búsqueda del Eterno en cada acto y situación.

Estas tres son facetas de una misma realidad, la espiritual, que es conectar nuestra esencia con la Voluntad de Dios.
Es hacer emerger la esencia espiritual que somos en cada acto de nuestra vida.
No son ritos ni lemas, no son palabras gastadas e incomprensibles, no son acciones carentes de razón, sino que es la manifestación de lo más sagrado que somos y que nos enlaza constantemente con Dios.

Para ayudarnos en la tarea de limar nuestras rudezas y construirnos como personas, el Eterno nos ha provisto de una guía insuperable denominada Torá (una para judíos y otra para gentiles), y de unos utensilios refinados denominados mandamientos (7 para los gentiles y otros 613 para el pueblo judío).
Y es nuestro deber ser fieles a la Torá, a la que nos compete sea como gentiles o judíos, así como ser cumplidores de los preceptos que Dios nos ha marcado como propios.

Pero, el mismo Dios que nos exige obediencia, nos ha otorgado libertad, y nos permite dudar, y nos insta a elegir razonadamente y no guiados por la confusión de la fe. Presta atención:

"Llamo hoy por testigos contra vosotros a los cielos y a la tierra, de que he puesto delante de vosotros la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas, tú y tus descendientes, amando al Eterno tu Elokim, escuchando Su voz y siéndoLe fiel…"
(Devarim / Deuteronomio 30:19-20)

Dios ha puesto como testigos tanto lo más bajo como lo más alto, lo material y lo espiritual.
Y Dios ha puesto ante nosotros dos caminos, el correcto y el que no lo es.
Y Dios nos ha puesto a nosotros en la disyuntiva, ¿por dónde ir?
Y Dios nos exige que escojamos, que no nos aferremos a lo preconcebido, que no seamos ciegos y vacíos, sino atentos y constructores de sentido.
Y la preferencia de Dios es que escojamos el bien, que lo escojamos, no que lo heredemos y lo continuemos insensiblemente (pues la insensibilidad al bien, es indiferencia al mal).
Cuando escogemos correctamente, y cuando nos esforzamos para hacer prevalecer la bendición, estamos dando vida a la creencia, que en hebreo es emuná. Emuná es una palabra asociada a entrenamiento, crianza, perfeccionamiento a base del esfuerzo y dedicación.

Incluso el hombre de fe debe escoger, sólo que escoge pasivamente, elige sin elegir el ser llevado por la corriente, por la opinión de otros. Y entonces reza palabras de otros, canta cantos de otros, ama amores de otros, vive una vida ajena.
Y al final, tanto el hombre de fe como el creyente son enfrentados al Supremo Tribunal, y cada acto recibe su correspondiente retribución, de cada semilla se cosecha su fruto.
¿Cuál crees que será la cosecha del hombre de fe?
¿Cuál crees que será la declaración que su espíritu impoluto dará cuando el divino Juez la pida?

Ahora puedes apreciar cuán diferentes son la fe de piedra a la creencia constructora.
La creencia, como habrás captado, si bien suele ser confundida con la fe, realmente es su antítesis; pues una es la estatua y la otra la persona.
Una se mueve en el plano de las necesidades y la culpa; la otra se mueve en el plano de la trascendencia y la responsabilidad.
Una promete seguridad y mata por conseguirla; la otra es ejercicio de la libertad, y por lo tanto es campo para la inseguridad creativa.

Hemos explicado en otra oportunidad que por comodidad del lenguaje, o por no captar profundamente la esencia de los conceptos, a veces personas sabias en judaísmo utilizan como sinónimo fe y creencia. Es mejor no confundirlas. Tristemente algunos judíos caen ellos también en el equívoco de la fe, incluso en nombre de la Torá, de las mitzvot, de Hashem, Otros en nombre del progreso, la moda, la evolución. El judaísmo no está en esas corrientes corrientes. El judaísmo se expresa en el respeto y la oposición, en la solidaridad del individuo, en las preguntas que forman nuevas preguntas. La creencia está en la pureza de la búsqueda, en la convicción del sembrar, en la dialéctica que corre entre Tradición y Desarrollo.

Ser una persona completa, integral, plena, es algo más que cumplir mandamientos, que vivir una vida prefabricada y ritualista; es más bien construir Shalom.
Hacer que la Voluntad de Dios sea nuestra voluntad.
Extirpar al EGO para que brille la Luz del Eterno.
Erradicar la religión para que prospere la espiritualidad.

Ya lo enseña el salmista:

"¿Por qué han de decir las naciones: »¿Dónde está su Elokim?»
¡Nuestro Elokim está en los cielos! ¡Ha hecho todo lo que ha querido!
Los ídolos de ellos son de plata y oro, obra de manos de hombres.
Tienen boca, pero no hablan; tienen ojos, pero no ven; tienen orejas, pero no oyen; tienen nariz, pero no huelen; tienen manos, pero no palpan; tienen pies, pero no andan; no emiten sonido con sus gargantas.
Como ellos, son los que los hacen y todos los que en ellos tienen fe.
¡Oh Israel, confía en el Eterno! Él es su ayuda y su escudo.
"
(Tehilim / Salmos 115:2-9)

Cuando el hombre de fe (sea la fe del ateo, del pagano, del que se cree monoteísta, del científico, del agnóstico de cualquier hombre de fe) te increpa: ‘¿Dónde está tu Dios?
Tú, ¿qué le respondes?

¿Tú mandas en tu mente?

Imagina a un elefante rosado con un hombre ebrio encima.
Visualízalo bien, con detalles.
Repite mientras lo haces: “Veo un elefante rosado con un hombre ebrio encima”.
Velo pero favor, encuentra los detalles de esa imagen.
Hazlo hasta que lo tengas definido claramente en tu mente, luego continúa leyendo.
Gracias.

Ahora, tómate un par de minutos de descanso, haz otra cosa, no sigas leyendo esto, ocúpate en algo, solo un par de minutos y luego continúa leyendo lo siguiente.

Siéntate en algún sitio tranquilo ten a mano papel y lápiz.
Ordénate que por los siguientes cinco minutos por tu mente no cruce la imagen de un elefante rosado con un hombre ebrio encima.
Quédate ahí sentado, sin hacer nada, solamente viendo el reloj hasta que pasen los cinco minutos que te he pedido.
Recuerda, no pienses en el elefante rosado con un hombre ebrio encima.
Si pasa por tu mente, aunque solo sea fugazmente, haz una marca con tu lápiz en el papel que tienes a mano.
Con que aparezca alguno de los elementos de la imagen, o alguna de las palabras asociadas directamente, ya es suficiente para rayar una marca en el papel.
Gracias.

Ahora, ya han pasado los cinco minutos.
Quisiera que contaras cuantas veces pasó por tu mente la imagen que debías no recordar, no visualizar.
¿Puedes hacerlo y luego compartir con nosotros el número? Aquí debajo, en la zona de comentarios, tienes para hacerlo. Gracias.

Supongo, pues es lo que los estudios científicos (Wegner et al., 1987) indican, que tienes más de una marca en tu papel.
¿No es así?
Sí, seguramente que sí, son pocos los que logran expulsar de su mente la imagen que debe ser bloqueada.
Pero… ¿cómo puede ser, cómo se atrevió a aparecer ese oso payaso en tu hogar si te ordenaste no pensar en ello?
Qué… ¿acaso no eres el dueño de tu mente, de ti mismo, que no puedes poner un poco de orden en tus pensamientos por cinco minutitos?
Vamos… intenta dar justificaciones… por favor, déjate llevar por tu impulso “natural” de elaborar alguna excusa. Está bien, quisiera que la compartieras como comentarios aquí debajo. Vamos… justifica que el intruso cruzó por tu mente, fugaz o persistentemente, y tú no tenías poder para someterlo a tus órdenes.

Si eres de los pocos, poquísimos, afortunados que REALMENTE expulsaron la imagen intrusa de su mente, te pido que por favor también nos lo compartas y si quieres nos dices cómo lo lograste, qué método o técnica usaste para ello. Gracias.

Ahora, dejemos a un costado esta experiencia y veamos juntos un poquito qué puede haber sucedido y de paso responder a sí eres tú quien manda en tu mente.
Acompáñame.

Es frecuente que quieras despejar tu mente de ciertos recuerdos o pensamientos, por ejemplo cuando giras en tu cama sin poder dormir porque aparecen una y otra vez pensamientos intrusos. O cuando no te puedes despegar de ciertas imágenes que te desagradan, aunque haces el esfuerzo para borrarlas de tu pantalla mental. O aquellas veces que te salta la duda de si apagaste la cocina, cerraste la puerta, dejaste todo limpio, etc. y no puedes relajarte y enfocarte en otra cosa hasta que vas y compruebas una y otra vez lo que te pone dudoso. O tal vez sean esas creencias que desde muy pequeño te han inculcado, sobre dioses, salvadores, infiernos, maldiciones, moralina, etc., que ahora vez claramente que no son más que un cuento espantoso y manipulador, pero que sin embargo te siguen persiguiendo y acosando como si fueran poderosos y reales. O cuando te propones hacer tal o cual dieta para bajar de peso, y no paras de suspirar por esos postres, anhelar esas golosinas, soñar despierto por aquellos bocadillos, te invaden los pensamientos y deseos por comida, justo ahora que estás en medio de una simpática dieta para dejar de ser gordo.

Esta disputa mental, entre pretender bloquear un contenido y su insurgencia, no es un hecho trivial, inocuo, sino que puede incluso emporar la situación que se intenta evitar recordar, pensar, fantasear, etc.
En parte por la ansiedad y/o angustia de vernos sometidos a la impotencia de ni siquiera tener el mando sobre nuestra mente, sobre nosotros mismos.
En parte por desgastarnos en combates que resultan en fracasos, que consumen energía, recursos, que podrían ser empleados en direcciones más beneficiosas.
En parte porque el motivo que nos llevó a querer bloquear esa imagen sigue latente, operando, vigente, trayendo a la mente contenido que nos resulta ingrato, el cual tememos o repudiamos o simplemente queremos mantener por fuera de nuestra vida.
Todas estas, entre otras causas, son las que van engrosando el sentimiento de fatiga, de falta de éxito, de pesar, etc.

Resulta paradójico quizás, pero las personas que no hicieron esfuerzos para evitar las imágenes, fueron atravesados por ellas en menos oportunidades, con menos rigor e intensidad.
Es como si la batalla por suprimirlas hiciera que se fortalecieran.
De hecho, así lo indican los estudios científicos al respecto.
Cuanto más luchas por ocultarlos, por hacerlos invisibles, más poder tienen, con más frecuencia se introducen, más difícil es alcanzar el “control”.

Profundizando más, se constata que son las imágenes cargadas emocionalmente las que más empujan por sobresalir a los intentos por bloquearlas mentalmente.
Como si en la batalla de emociones censuradas y pensamientos censuradores, éstos últimos tuvieran las de perder.
Podría parecer sorprendente, pero luego de tantos años de compartir juntos nuestros conocimiento de CabalaTerapia, no lo es tanto.
Las emociones son el motor, el pensamiento el timonel.
Pensamiento sin emoción, es quietud de muerte, petrificarse, rigidez, actitud estática, silencio de sepulcro.
Emoción sin pensamiento, es caos, movimiento sin dirección, agitación, barullo, una multicolor feria desordenada.
Necesariamente la persona debe encontrar la armonía entre sus dimensiones, dejar de luchar entre sí, descubrir que es imposible controlar todo y que al desesperarse por controlar todo más se hunde en el descontrol. Ni una punta, ni la otra, la armonización, el aceptar el surgimiento de recuerdos o imágenes molestas o pesarosas sin desmoronarse por ello, aceptando, fluyendo con la corriente que pasa y no puede ser detenida.

La buena noticia es que cuanto más se consigue evitar enredarse con los pensamientos intrusos, cuanto menos se pelea, cuanto más uno se entrena a “dejar ser” sin ponerse en pie de guerra para evitarlo, entonces resulta que la imagen intruso se va descolorando, se va desvaneciendo, va quedando en el olvido (Trinder y Salkovskis, 1994).

¿Extraño?
Cuanto más te esfuerzas por vencer, más energía gastas en taparlo debajo de la alfombra, entonces menos triunfas.
Cuanto menos energía le dedicas a negar su existencia, sino simplemente lo ves, lo pones en su cajoncito, sigues en lo tuyo, entonces más triunfas en evaporar lo que te hace daño desde dentro.

Vamos, si dejas la basura tirada en el piso, te tropiezas con ella a cada instante.
Si la metes debajo de la alfombra, allí abulta y no la puedes perder de vista, y te tropiezas con ella nuevamente.
Si sueñas con ordenar tu casa, fantaseas con un hogar pulcro, prometes que el lunes harás la limpieza general, pero no te quedas más que en palabras vacías, la mugre seguirá acosándote.
Pero si te tomas el mínimo esfuerzo de barrerla y colocarla en el tacho de desperdicios, deja de ser un problema palpitante y se diluye.
Un mínimo de energía constructivamente empleada es lo que se requiere para que el monstruo deje de entrometerse sin permiso y deje de provocar desbarajustes cada vez peores.
Es decir, no luches, no te concentres en olvidar, no huyas de reconocer que allí está, porque no consigues perderlo en el camino si haces cualquiera de estas cosas. Date cuenta, ubícalo en su cajoncito, dedícate a vivir, listo.

Entonces, si quieres dejar de fumar, no te impongas el no pensar en cigarro, está demostrado que eso aumenta el deseo de fumar (Salkovkis & Reynolds, 1994).
Piensa en fumar, si eso te viene a la mente, no luches contra la idea, no te sientas culpable por el surgimiento de tal idea, reconoce que allí está y que es normal (eres un adicto en proceso de recuperación), simplemente no lo hagas (no fumes).
Lo mismo para la dieta para adelgazar, seguro te vendrá a la cabeza comida, comida, comida. No luches, no te desesperes, no dejes todo por un pensamiento o dos o mil que no te dejan en paz, simplemente tenlo en cuenta, sabe que eres un gordito que está en tratamiento de reducción de peso, ve a la imagen cruzar tu mente, pero no comas de más y sigue tu plan de ejercicios saludables.

Otra cosa, pon las ideas en positivo, no en negativo.
Más arriba, adrede había dicho del que quiere mantener su diera para no ser gordo, recién dije para adelgazar, pero también se podría decir “para estar en buen peso y saludable”.
¿Cuál te parece que es la expresión que más ayuda a tener el control apropiado (en lo que puedes) en tu pensamiento?

A partir de las pautas anteriores:

  • no luchar,
  • prestar atención un momentito y luego guardar en el cajoncito,
  • proponer en positivo,

agregamos:

  • enfócate en otras actividades.

Si te quedas ocioso o en lucha interna contra un recuerdo/pensamiento insurgente, entonces estás dejando a disposición del enemigo mucha energía que se revertirá en tu contra.
Pero cuidado, que no sea una trampa al solitario.
Si uno trata de distraerse intencionadamente de un pensamiento intrusivo, para lo cual se llena conscientemente de otros pensamientos, está escondiendo la mugre bajo la alfombra.
Esto provoca que el proceso inconsciente sea estar alerta, con un ojo puesto a ver si el método es efectivo o no, por lo cual, se está aguardando constantemente a que el pensamiento evitado reaparezca, por lo cual, aparece.

Por ello, no es bueno para la meta deseada el negar la presencia de lo que está y no se desea que esté.
Por más que hundamos con fuerza el pensamiento intrusivo, éste hará la fuerza para emerger más fuerte que antes.

No luchemos, no protestemos, no nos amarguemos, no neguemos, no nos hagamos los distraídos.

Entonces, tú que estás en camino de recuperación, de salir de la idolatría, de la droga, de la infidelidad, de la mentira, de la pereza, de lo que fuera, no pretendas ignorar las ideas que aparecen.
Volverá a tu mente cosas como “en el nombre de Jesús”, te estremecerás al recordar tus tiempos en la congregación de idólatras, volverán a surgir cosas que no son positivas, no te desanimes, no te dejes caer en la desesperación, no regreses a la cueva de los ladrones de la fe, no te sientas infiel a Dios, no te creas malo, no pelees contra esos malos recuerdos… déjalos ser, ellos están ahí, y no sabemos cuánto tiempo seguirán estando. Lo que sí sabemos es que obtienen fuerza de tus esfuerzos por quitarlos de en medio. No luches, no les des energía.

Espero tus comentarios, todo mi cariño para ti.
A construir shalom siempre…

Pequeños grandes

En el mundo hay mucha gente llena de ambición y se prepara con ansías para realizar actos grandiosos, sin embargo no puede hacer “las pequeñas cosas” con las que se encuentra a diario, pues no tiene en cuenta que un “gran acto” está formado de muchas “pequeñas acciones”

Tal vez un diminuto detalle que no vale ni la pena mencionar, sin importancia aparente, puede cambiar completamente la vida de una persona, por lo tanto cualquier actitud con mucha amabilidad y sin egoísmo podría llevar alegría a quien no la espera, inclusive a uno mismo.

Una antigua parábola china relata la historia de una pequeña hormiga que se encontraba tomando agua a orillas de un río y, que en un descuido, se cayó al agua. Ella trataba de acercarse a la orilla haciendo mucho esfuerzo, pero tras nadar por un breve instante se le acabó la fuerza, quedando dando vueltas en el mismo lugar, y luchando desesperada y sin esperanzas. En ese momento, una imponente ave que buscaba comida a orillas del río vio esta escena y le dio mucha lástima, con su pico recogió una rama y la tiró al agua al lado de la hormiguita que con mucho esfuerzo se subió a la rama; escapó del peligro y finalmente regresó a la orilla del río.

Mientras la pequeña hormiga se secaba en el pasto, escuchó pasos de quien resultó ser un cazador que se acercaba sigilosamente con un rifle en sus manos apuntando al ave. Al ver esto, la hormiga rápidamente subió a los pies del cazador, se metió debajo del pantalón y justo en el momento cuando el cazador apretó el gatillo, la hormiguita picó al cazador con todas sus fuerzas. Por la fuerte picadura, el cazador se distrajo y el tiro salió desviado, y el ruido del disparo asustó al enorme pájaro que escapó volando para refugiarse en las alturas.

Aunque la hormiga es un insecto muy pequeño, y claramente más débil que el pájaro, con su pequeñez logró ayudar al ave a escapar de un desastre fatal, su muerte.

Este cuento nos muestra una ley universal: por más pequeñas que sean las buenas obras nunca serán en vano. Para el ser humano, los principios son los mismos: acumular pequeña bondad puede llegar a ser un gran mérito; acumular pequeños logros puede llegar a resultar en un gran éxito.

Cada situación cotidiana en la vida del mundo humano puede reflejar, o discernir, la verdad y falsedad, la bondad y maldad, la rectitud y perversidad, la belleza y fealdad, que están contenidas en el corazón humano; por lo tanto, cada pensamiento que se tenga es muy importante ya que puede cambiar drásticamente el sentido de nuestra vida.

De poco a mucho y desde lo chico a lo grande, no por ser pequeño es preferible no hacer un acto bondadoso -para no perder el tiempo-, o por ser pequeña una mala acción está justificado hacerla. Este también es un principio recto para el ser humano.

De: http://www.lagranepoca.com/pequenos-actos-benevolentes-se-pueden-convertir-en-grandes-meritos

Resp. 1022 – GOLIAT DE GAT

Abelardo nos consulta:

QUIERO SABER TODO ACERCA DE GOLIAT DE GAT, CUANTO MEDIA EXACTAMENTE, TODA SU FAMILIA, EN FIN TOOODO ACERCA DE ESTE GIGANTE Y ME SERIA DE GRAN UTILIDAD QUE ME DIERAN LA FUENTE EXACTA DE ESTO PARA PODER COMPROBARLO, OSEA EN QUE LIBRO, CAPITULO, VERSICULO ESPECIFICO. PORQUE SE ME DIJO QUE TENIA 4 HERMANOS PERO CUANDO PREGUNTE DONDE DECIA ESO, NADIE ME LO PUDO DECIR, CON EXACTITUD.
GRACIAS POR QUE SE QUE USTEDES ME DARAN LA RESPUESTA COMPLETA QUE ESTOY BUSCANDO.
Abelardo, Avila, 27, Estudiante, Ciudad Ojeda, Venezuela

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¿Por qué existimos? o ¿Para qué existimos?

La humanidad o gran parte ella ha gastado tiempo y fuerza tratando de responder a la pregunta de «¿Por qué existimos?», ¿Por qué estamos aqui? ¿De dónde venimos?, etc…

Miles han sido las respuestas dadas a una interrogante que no lleva a ningun lado más allá de la discusión filosófica, religiosa o cientifica.

Los Sabios de la Luz han enseñado que existimos porque el Creador deseó tener una morada en los mundos inferiores. (No sé muy bien qué significa esto y estoy seguro que muchos de ustedes tampoco, asi que no nos desgastemos en eso, les parece?)

Si me preguntan por qué existimos mi respuesta seria «Porque Dios quiere que existamos».

Lo que sí alcanzo a entender es que el Creador nos dejó como tarea hacer de Este Mundo una morada para Él (¿Lo necesita en realidad?)

Solemos oír a gente que cuestiona la existencia de Dios. Quizás alguno de ustedes sea uno de ellos.

Es interesante notar que mucha gente tiende a cuestionar la existencia de Dios con mucho más rigor que cuestionan muchos otros aspectos de sus vidas. Pensemos en la frecuencia con que nos apoyamos en el saber especializado de otros para determinar nuestras decisiones vitales.

Aceptamos el juicio de médicos y científicos. Aceptamos el consejo de gente que nos dice cómo comer y dormir, cómo jugar y trabajar, cómo vestirnos y cómo comportarnos. ¿Con cuánta frecuencia pedimos examinar la investigación básica en que se apoya el diagnóstico del médico, o pedimos inspeccionar la cocina del restaurante donde comemos?

Pero cuando se trata de Dios, somos mucho más escépticos. ¿Por qué de pronto nos ponemos tan rigurosamente lógicos? ¿Será que tememos la enorme responsabilidad que estamos aceptando cuando nos embarcamos en nuestra misión divina de llevar una vida productiva y plena de sentido?

La gente hoy habla cada vez más sobre Dios, sobre la necesidad de volver a una busca de valores más altos y mayor conciencia de nuestra misión espiritual en la Tierra. Todo este discurso está bien intencionado; ahora es hora de hacer algo al respecto.

Dejemos entrar a Dios en nuestra vida a través de la aceptación de nuestra identidad espiritual y el consecuente compromiso de llevar una vida apegada a las Leyes dadas a Noaj. No cuesta mucho. Dios sólo nos pide una pequeña abertura a través del cual Él nos proveerá la más amplia entrada a una realidad absoluta. Dediquemos apenas un pequeño rincón de nuestra vida a Dios, pero usemos ese rincón para ese solo fin.

Somos la generación que completará el proceso de traer a la conciencia la presencia de Dios en el mundo. Alcemos por fin la cortina que ha ocultado la presencia de Dios tanto tiempo. Estamos cansados de la mascarada. Hemos estado esperando, y Dios ha estado esperando. No Lo hagamos esperar más.

Resp. 1016 – Encontré un zohar

Roger Chain nos consulta:

Buenas noches Moré.

Me encontré hoy un librillo

THE HOLY ZOHAR

The Book of Avraham

The Writings, Teachings & Light of the Holy Kabbalist

Rav Shimon bar Yochai

A Book of Healing & Protection

PINCHAS

La verdad no sé que hacer con él (además está escrito en hebreo), ¿me puede indicar qué debo hacer como noajida?
Roger Chain, Bogotá, Colombia

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¿Felices los pobres?

Existe una gran mentira que se ha vendido exitosamente  a las masas durante los últimos dos mil años: «Felices los pobres porque de ellos será el reino de los cielos» (Palabras del sujeto de la cruz registradas en el evangelio de Lucas 6:20).

Pensemos por un momento:

– ¿Qué bien le haces a la gente pobre siendo uno de ellos?

– ¿A quién ayudas cuando estás sin dinero?

-¿No serias una boca más que alimentar?

-¿No seria mejor que crearas riqueza para ti y ayudaras a otros desde una posición de fortaleza en lugar de debilidad?

Estoy seguro que si alguna vez has ayudado a alguien has experimentado la formidable sensación que produce poder dar una mano a quien está en apuros.

Recuerdo un texto de la Torá que afirma «El Eterno te otorga fuerzas para hacer riquezas». Entonces, ¿si poseemos los medios para hacer riquezas por qué no poner manos a la obra?

Haz riquezas y luego ayuda a quienes no tienen la oportunidad que tu tuviste. Tal idea tiene más sentido que creerse feliz por ser pobre, verdad?

Obviamente no hará falta un religioso aferrado a su EGO que dirá «El dinero me cambiará, me hará menos espiritual, podria convertirme en estupido y egoista». Tengamos bien claro lo siguiente:

Los únicos que afirman tal cosa son los religiosos que pregonan espiritualidad. Es la manera en que justifican su fracaso y tiene su raiz en el EGO.

Por otro lado, coloquemos las cosas en su justo lugar: El dinero únicamente potenciará los rasgos de tu caracter. Si eres mezquino te brindará la oportunidad de serlo aun más. Si eres amable, te dará la oportunidad de ser más amable. Si eres estupido con dinero podrás serlo aun más. Si eres generoso, tener más dinero te permitirá ser todavia más generoso.

Y cualquiera que te diga otra cosa sencillamente es un religioso carente de espiritualidad verdadera.

Por un noajismo puro.