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Resp. 1080 – Creo al hombre a su imagen?

Antonio_manuel nos consulta:

Mi pregunta es sobre esto .
Dios creo al hombre a su imagen y semejanza , exactamente a que se refiere
ya que esto se entiende que dios tambien puede hacerse hombre y de hay lo de jesus pero como mi conocimiento del tanaj es 0 recurro a usted antes de estar sacando conclusiones en base a supuestos y lo cual seria muy tonto de hacer.
antonio balta , 27 , ingeniero sistemas ,peru

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Reportaje Periodistico de Teletica Canal 7 sobre lo que realmente siguen los lideres religiosos

Saludos amigos. Con previa autorización del More, quisiera compartirles una serie de videos, que forman parte de los Reportajes Periodisticos del Area Investigativa de Telenoticias, Canal 7 de Costa Rica; los cuales, como fuente objetiva, concuerdan y confirman en todo con lo que hemos venido estudiando, sobre las intenciones reales de los líderes religiosos, su voracidad por el dinero, y su verdadero culto (al EGO).

ADORACION O NEGOCIO?

Parte 1era: http://www.youtube.com/watch?v=d9rKN0H21qk&feature=relmfu

Parte 2da: http://www.youtube.com/watch?v=AqiNnIIsUOk&feature=relmfu

Parte 3ra: http://www.youtube.com/watch?v=0tfxqSwXg0w&feature=relmfu

Parte 4ta: http://www.youtube.com/watch?v=l__V2VSO940&feature=relmfu

OASIS DE DINERO

Parte 1ra: http://www.youtube.com/watch?v=Ix_7iRpIeYo&feature=relmfu

Parte 2da: http://www.youtube.com/watch?v=5ClKiuvZU0I&feature=relmfu

Parte 3ra: http://www.youtube.com/watch?v=y1E0Y2lhtb4&feature=relmfu

Parte 4ta: http://www.youtube.com/watch?v=C3dAusVebyk&feature=relmfu

Que estos reportajes no queden en el olvido.

Con cariño Luis.

Job 1:5 ¿Se sumergían ritualmente los hijos de Job?

En los últimos días se ha suscitado la idea de que en el libro de Job, en el Tanaj, se menciona que los hijos de Job tomaban abluciones rituales para noájidas como mecanismo de purificación espiritual para gentiles.
Se trajo como evidencia para tal suposición el versículo 5 del capítulo primero.
Veamos qué dice concretamente ese verso, en su contexto:

א אִישׁ הָיָה בְאֶרֶץ עוּץ, אִיּוֹב שְׁמוֹ; וְהָיָה הָאִישׁ הַהוּא, תָּם וְיָשָׁר וִירֵא אֱלֹהִים–וְסָר מֵרָע.  ב וַיִּוָּלְדוּ לוֹ שִׁבְעָה בָנִים, וְשָׁלוֹשׁ בָּנוֹת.  ג וַיְהִי מִקְנֵהוּ שִׁבְעַת אַלְפֵי צֹאן וּשְׁלֹשֶׁת אַלְפֵי גְמַלִּים, וַחֲמֵשׁ מֵאוֹת צֶמֶד בָּקָר וַחֲמֵשׁ מֵאוֹת אֲתוֹנוֹת, וַעֲבֻדָּה, רַבָּה מְאֹד; וַיְהִי הָאִישׁ הַהוּא, גָּדוֹל מִכָּל בְּנֵי קֶדֶם.  ד וְהָלְכוּ בָנָיו וְעָשׂוּ מִשְׁתֶּה, בֵּית אִישׁ יוֹמוֹ; וְשָׁלְחוּ, וְקָרְאוּ לִשְׁלֹשֶׁת אַחְיֹתֵיהֶם, לֶאֱכֹל וְלִשְׁתּוֹת, עִמָּהֶם.  ה וַיְהִי כִּי הִקִּיפוּ יְמֵי הַמִּשְׁתֶּה וַיִּשְׁלַח אִיּוֹב וַיְקַדְּשֵׁם, וְהִשְׁכִּים בַּבֹּקֶר וְהֶעֱלָה עֹלוֹת מִסְפַּר כֻּלָּם–כִּי אָמַר אִיּוֹב, אוּלַי חָטְאוּ בָנַי וּבֵרְכוּ אֱלֹהִים בִּלְבָבָם:  כָּכָה יַעֲשֶׂה אִיּוֹב, כָּל הַיָּמִים.

Ahora, veamos qué dice en una traducción basada en fuentes judías eruditas, las únicas con derecho y potestad para traducir y comentar sobre sus propias escrituras y tradiciones:

"Hubo un hombre en la tierra de Uz, que se llamaba Job. Aquel hombre era íntegro y recto, temeroso de Elokim y apartado del mal.
(2) Le nacieron siete hijos y tres hijas.
(3) Poseía 7.000 ovejas, 3.000 camellos, 500 yuntas de bueyes, 500 asnos y muchísimos siervos. Y aquel hombre era el más grande de todos los orientales.
(4) Sus hijos iban y celebraban un banquete en la casa de cada uno, en su día, y mandaban a llamar a sus tres hermanas, para que comiesen y bebiesen con ellos.
(5) Y cuando habían transcurrido los días de banquete, sucedía que Job mandaba a llamarlos y los consagraba. Levantándose muy de mañana, ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Pues decía Job: ‘Quizás mis hijos habrán pecado y habrán bendecido a Elokim en sus corazones.’ De esta manera hacía continuamente."
(Iyov / Job 1:1-5)

La dificultad en la suposición acerca de los baños rituales se genera a partir de la palabra que traducimos “consagraba”, y que en el original dice “vaikadshem”.
Ya veremos qué significa, pero antes notemos qué dicen algunas traducciones cristianas (por lo tanto ajenas, insuficientes, riesgosas) al respecto:

  • Al terminar esos días de fiesta, Job los hacía venir para purificarlos: madrugaba y ofrecía un holocausto por cada uno, por si habían pecado maldiciendo a Dios en su interior. Job jamás dejaba de hacer esto. “La biblia de nuestro pueblo”.
  • Una vez terminados los días de esos banquetes, Job los mandaba a llamar para purificarlos; se levantaba muy temprano y ofrecía sacrificios por cada uno de ellos, pues decía: “Puede que mis hijos hayan pecado y ofendido a Dios en su corazón.” . “Biblia latinoamericana 2005”.
  • Y sucedía que cuando los días del banquete habían pasado, Job enviaba a buscarlos y los santificaba, y levantándose temprano, ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque Job decía: Quizá mis hijos hayan pecado y maldecido a Dios en sus corazones. Así hacía Job siempre. “La biblia de las américas”.
  • Y acontecía que, habiendo pasado en turno los días del convite, Job enviaba y santificábalos, y levantábase de mañana y ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado á Dios en sus corazones. De esta manera hacía todos los días. “Reina Valera 1909”.
  • Al terminar esos días de fiesta, Job los hacía venir para purificarlos: madrugaba y ofrecía un holocausto por cada uno, por si habían pecado maldiciendo a Dios en su interior. Esto lo solía hacer Job cada vez.  “Biblia del peregrino”.

Por lo general no nos interesa en lo más mínimo lo que los traductores / corruptores cristianos dicen sobre palabras o versos del Tanaj, pero en esta ocasión nos parece oportuno, ya que entendemos que es por la incorrección en la traducción que luego se derivan los errores en la suposición.

Notamos que se usan dos voces “purificar” y “santificar”.
En el contexto judío (que da origen al relato de Job, que si bien era un gentil, su narración es parte de las escrituras judías, escrita por judíos, para judíos, con nociones judías) no remiten al mismo concepto, no son sinónimos.
Purificar (“letaher”) es retornar a la pureza, a la conexión con la vida.
Santificar (“lekadesh”, ) es separar, convocar, reunir en asamblea, apartar, consagrar, escoger, reservar, preparar.
No, evidentemente no es lo mismo purificar y santificar.
Ni tampoco se usa indistintamente a lo largo de las sagradas escrituras judías.
Los autores saben qué significa cada una y cuando corresponde su uso y no las confunden.

Tomemos un ejemplo de cuando aún no había Torá revelada, de cuando todavía no existía un cuerpo “dogmático” judío, de una época paralela a la de Job y veamos cómo se dice purificar: "Entonces Iaacov [Jacob] dijo a su familia y a todos los que le acompañaban: -Quitad los dioses extraños que hay en vosotros, purificaos (“veiteharu”) y cambiad vuestros vestidos." (Bereshit / Génesis 35:2). En ese mismo sitio, el renombrado comentarista Ibn Ezra dice sobre “purificaos”: “que bañen sus cuerpos”. Sí, así es. Purificar implica en muchas ocasiones el lavado de partes o la totalidad del cuerpo, pero eso es “letaher”, no “lekadesh”. Recordemos es éste el verbo que usa Job y no el correspondiente a purificar.
Es evidente, letaher no es lekadesh. Podríamos seguir abundando en ejemplos, hay decenas al respecto, pero no creo oportuno extendernos. Quien quiera realmente y se maneje con sinceridad y luz, encontrará correctamente.

El verso 1:5 de Job no usa la voz letaher sino una derivada de lekadesh, dice “vaikadshem”.
Así que partiendo desde el conocimiento básico del lenguaje es improbable hasta el grado casi absoluto de que el autor haya pretendido que los hijos de Job se “purificaran”, sino más bien que se “consagraran”, “santificaran”. Repito, lekadesh es santificar, convocar, reunir en asamblea, separar, apartar, consagrar, escoger, reservar, preparar.
(http://translate.google.com/#iw|es|%D7%9C%D7%A7%D7%93%D7%A9).

Los comentaristas clásicos sobre este pasaje, al respecto de la palabra en cuestión, no explican, lo que significa que es comprensible en sí mismo, sin suposiciones, sin nada extraordinario que aprender.
Pero, para no dejar dudas, la exégesis tradicional y establecida del Metzudat David enseña sobre “vaikadshem”: “Los convocó para que vinieran donde estaba él, así podría encaminarlos por la senda recta del Eterno”.
En similar dirección explica el Metzudat Tzión, cuando pone aquí mismo: “Se refiere a convocar, como cuando dice “hitkadshu lemajar” – “reúnanse mañana” (Bemidbar / Números 11:18)”.
Claramente se usa el sentido de “convocar”, consagrar, juntar, separar especialmente, para nada vinculado con el “purificar”.
Mucho antes que estos sabios comentaristas, en el propio Vaikrá Raba (sección 7) explicita exactamente la misma identificación con el pasaje en el libro de Bemidbar.

Veamos allí entonces qué es leakdish.
Según Rashi: “Prepárense para una desgracia que ocurrirá, como en Jeremías 12:3”.
Prepararse, estar listos, reunirse, estar pendientes, pero de purificarse… nada…

En conclusión, si tomamos en cuenta las fuentes sagradas, los comentaristas de renombre, el lenguaje en su obviedad, las costumbres de aquel tiempo y cultura, no hay siquiera una remota posibilidad para suponer que Job hacía que sus hijos tomaran baños rituales, abluciones. Nada en el texto lo permite suponer, ninguno de los comentaristas consultados lo sugiere siquiera al pasar.

Así pues, de aquí no hay evidencias de baños rituales que realizaran los noájidas de antaño como mecanismo de purificación espiritual.
Y de haberlo en algún sitio, tampoco se constituye en precedente legítimo para realizar hoy en día las costumbres que correspondían a aquellos tiempos y lugares.
Lo que Dios espera de cada gentil es el cumplimiento de los Siete Mandamientos y todas las buenas acciones que corresponden a sus razonables derivados. Esto es, llevar una vida de santidad por medio de las acciones buenas, justas y leales, tal como Él mismo se encargó en más de una ocasión de reclamar a través de Sus profetas.
Si los antiguos, que se presumen noájidas conscientes, realizaban ciertos rituales, actuaban según las normas de su época, no amerita como para tomarlo como necesario o bueno para esta era o nuestras culturas.
Mucho ha variado y no depende el noajismo de tales rituales o costumbres del medio oriente, sino de la fidelidad a los Siete Mandamientos y no a otra cosa.
Lo que era correcto como costumbre hace 3500 años probablemente no tenga cabida en la actualidad, ni sentido, ni razón de ser para el noájida despierto y activo.
Te menciono al pasar tres que se me vienen a la mente: poner la mano en el aparato sexual del otro cuando se va a prometerle algo; hacer sacrificio de animales como forma de alabar a Dios; la poligamia. En su momento puede que hayan tenido sentido, aunque algunas de las costumbres mencionadas como de los pueblos en aquellas épocas ya resultaban dudosas incluso entonces. Pero actualmente, no tienen sentido ni utilidad ni vigencia para el noájida. Lo quieren hacer, bueno, mientras no sea ilegal… pero… ¿serán más “santos” por vivir como los antiguos del medio oriente?

Pero los Mandamientos y aquellas reglas que permiten desarrollar una vida de plenitud en todas las dimensiones, acorde al sentido de los Mandamientos, eso sí tiene total vigencia y vigor.

Es más, Maimónides estableció como norma que deben ser extremadamente cuidadosos los noájidas de no inventar rituales que deriven en religiones, pues precisamente de ello es lo que hay que apartarse, la religión es lo que “impurifica”. Explícitamente codifica Maimónides:

Es regla general que no deben inventar una nueva religión ni adoptar para sí preceptos que no les corresponden [que son de los 613 para los judíos] o crear mandamientos por sí mismos sobre la base de sus propias decisiones .
Si quiere, que se convierta al judaísmo formalmente y cumpla con todos los preceptos [de los judíos], o que se quede con sus instrucciones noájicas, y no añada ni quite de ellas.

Si se dedicó al estudio de Torá [de las partes que no le conciernen directamente como noájida], o hizo Shabat [al modo judío], o innovó alguna cosa “religiosa” se lo debe castigar y se le debe informar que es merecedor de la pena de muerte, aunque no se le ejecute.”
(Mishné Torá, Hiljot Melajim cap. 10, ley 9)

En definitiva, seamos dichosos con nuestra porción, hagamos lo posible por construir Shalom que es muy necesario, indispensable, tal es nuestra sagrada tarea en el mundo.
Podemos dedicar nuestra existencia a lo que es bello, puro, santo, justo, cierto, verdadero, favorable, hay tanto para hacer, que está esperando por nosotros.
No sé si es razonable dedicar recursos y escasos y estar pendientes de cosas accesorias, que pueden resultar llamativas, anecdóticas, engordantes del EGO, útiles en cuestiones secundarias y a veces verdaderas piedras de tropiezo para multitudes….
Tenemos tanto para hacer, tanto necesario, y el tiempo es tan escaso.
Aprovechemos nuestras energías para hacer de este un mejor mundo, para que vivamos en Shalom y nuestros descendientes.
Eso es lo que hubiera querido decirnos Job

Teshuvá y noajismo

Es parte del mecanismo de sometimiento al EGO el que te sientas impotente, fracasado, inútil, incapaz de salir adelante, merecedor de lo malo, pecador, destinado al infierno, dependiente de algún “mítico salvador”.
Comprende la diferencia entre caer y arrastrarse.
Una cosa es caer, todos caemos.
Otra cosa es suponer que ese es nuestro destino, lo que nos merecemos, nuestro castigo divino, y que no tenemos derecho a levantarnos y avanzar, sino solamente a arrastrarnos o yacer sin fuerzas y esperando la muerte cruel.
Algunos siguen tirados, esperanzados en poder caminar si un supuesto redentor les viene a ordenar hacerlo, o que solamente por medio del auxilio de otros pueden incorporarse y hacer algo con sus vidas.
El sentimiento de impotencia, el “saberse” fracasado aun antes de intentar otra cosa, suele ser producto del EGO, en su soterrado trabajo de debilitarte para dominarte, para que continúes siendo su esclavo, para que no puedas ser libre y feliz.

Y por ahí andan aquellas personas llenas de potenciales maravillosos, con capacidades extraordinarias para hacer de sus vidas un paraíso y contagiar de bien al mundo, pero apagados, disminuidos, enfermos, zombis que se arrastran encadenados al EGO.
Cargan pesadas mochilas, propias y ajenas.
Se sienten incapaces, malos, merecedores del mal, destinados al mal, fracasados, impotentes, pecadores y no se levantan.

O están esos otros, que son el otro lado de la misma moneda, que presumen de superioridad, que se llenan de humo, que están hinchados a más no poder, que se hacen pasar por geniales referentes, pero que son solamente payasos, miserables que viven disfrazados de millonarios, vanidosos que esconden en sus fantasías de poder y superioridad su escasa valía, su terrible impotencia.

Tanto los que se arrastran por el peso de sus creencias de incapacidad, como los que viven en las nubes de creerse superiores pero sin fundamento, son esclavos del EGO, sometidos a los trucos y trampas del EGO, esclavos.

Las religiones y las doctrinas religiosas inventan dioses y santos salvadores, todos ellos diseñados para dominar a las masas y los individuos. Son instrumentos del EGO, para mantener a los fieles atrapados en las telarañas del EGO. Esos dioses (falsos, solamente existentes en los corazones de sus seguidores) a través de sus clérigos hacen sentir culpa, achacan pecados, prometen castigos terribles e infernales, impiden todo tipo de escapatoria hacia la libertad pero al mismo tiempo dan un solo camino de esperanza: el creer en ellos, someterse a ellos, dejarse dominar por completo por ellos.
Esos dioses payasescos dicen (en los textos inventados por sus creadores): “yo soy el único camino, la única verdad, la única vida, y nadie se salva si no es a través mío… todo aquel que cree y se esclaviza a mí vive, pero el que no lo hace, está destinado al infierno eterno junto a su padre el diablo”.
Así actúan las religiones, instrumentos del EGO, herramientas de dominación imperial.

Entonces, ¿cómo habrás de escapar y ser libre si desde que naces a cada instante te hacen creer y sentir que nada puedes, nada eres, nada te mereces si estás sin la cobertura de tu dios y de sus pastores?
Sí, así funcionan las religiones, y llevan miles de años haciéndolo y perfeccionando sus mecanismos de dominación.
Por lo cual, no resulta extraño que el noajismo no tenga “éxito”, sino que siga siendo vivido y compartido por muy pocos.
Es que el noajismo, al igual que su hermano el judaísmo, NO son religiones ni deben ser equiparadas a ellas.
No buscan la dominación de personas y colectivos, sino su liberación.
No inventa dioses ni salvadores, sino que favorece a que el hombre se desarrolle hasta el máximo de sus capacidades y sea un constructor de shalom.
No destina a nadie al infierno por ser falto de fe en tal o cual dogma, sino que prioriza las acciones de bien y justicia muy por encima de cualquier creencia doctrinal o fe en imposibles. De hecho, tampoco destina al infierno a los seguidores de las religiones, porque comprende la debilidad del humano y trata de darle una mano real, sincera, beneficiosa para que cada uno pueda quebrar el yugo del mal, romper el imperio del EGO.

Pero, aquellos que despiertan a su conciencia espiritual, con mucha dificultad perseveran en la senda correcta.
Carradas retornan al fango del cual apenas si salieron un poco.
Tienen mucho miedo, mucho.
Se sienten tan impotentes.
Se creyeron libres, pero era solo una brisa, nada más.
Muy pronto sus EGOs activaron sensaciones de impotencia, plagaron de miedo, llenaron de dudas, hicieron trampas para retenerlos, para volver a encerrarlos en sus celditas mentales.
Los hábitos cultivados durante décadas no se rompen de la noche a la mañana, ni solamente el despertar de la conciencia es suficiente. Es necesario trabajo, esfuerzo, sacrificio, constancia, energía, resiliencia, aprendizajes nuevos, des-aprender, perdonar, perdonarse, conocerse, amarase, respetarse… no, no es solamente con quererlo, ni por haber abierto los ojos un ratito que se rompe el yugo del EGO y se vive bajo la orientación del AMOR.

El EGO es ingenioso, tanto como lo es la persona. Secuestra el pensamiento que se pone al servicio del EGO. Se inventan numerosas excusas, justificaciones, lo que sea necesario para paralizar a la persona, domesticarla, tenerla esclavizada y sin protestas.
Ingeniosas frases tales como “mi esposa me presionó para volver a la iglesia”, “pero el pastor no era tan malo”, “si el noajismo fuera verdadero sería multitudinario”, “el moré no me dijo lo que quería escuchar”, “mejor malo conocido que bueno por conocer”, “como pastor ganaba mucho dinero y tenía una posición social de respeto”, “estoy acostumbrado a congregarme los fines de semana”, “quiero estudiar la Torah”, “me gustan los rituales”, “quiero rituales”, “quiero rituales pero no como algo religioso sino porque los rituales…”, “yo quería convertirme al judaísmo”, “noajismo como que es demasiado libertad y no sé qué hacer”, “quiero un rabino que me ordene la vida”, “quiero una sinagoga que me acepte”, “nadie me entiende cuando digo que soy noájida”, “soy pecador y no encuentro ningún ritual que me purifique, a mí no me parece que solamente pidiendo perdón y haciendo bien las cosas seré salvo”, “extraño a mi novia que sigue siendo religiosa”, “quiero más palabras en hebreo y más mandamientos”, “perdí a mis amigos del mesianismo y quiero volver a estar con ellos, a que me hablen”, “y si esto también es mentira”, etcéteras hasta el infinito.

Sí, el EGO sabe qué puntos tocar en ti para tenerte bajo la pata, calladito, sufriendo, impotente.
Y si no sabe qué hacer, ataca con todo lo que tiene, alguna cosa le va a dar resultado.
Te llueven los problemas, te equivocas a cada rato, estás nervioso, te angustias, no duermes, dices cosas que no quisieras decir, te juntas con gente que no quieres estar, te quedas solo, te enfermas, te sientes impotente, te sientes impotente, te sientes impotente… te desmayas a cada rato por este miedo o aquel, todo te demuestra que eres un fracasado y no hay nada que te rescate con promesas mágicas (y absolutamente mentirosas) de milagros que hará por ti un dios salvador. Entonces te desploma, te caes, te encadenas, te encierras nuevamente en tu celdita mental, retornas al rebaño.
Pierdes el tren al paraíso, pobrecito, para quedarte abrazado a tu EGO, a las fantasías de poder, a los sentimientos de impotencia, a la creencias en salvadores, en dioses… pobrecito…

Emprender el camino de unificar tu ser, de descubrir tu Yo Auténtico y armonizarlo con tu Yo Vivido, eso lo perdiste también.

Pero tienes la TESHUVÁ al alcance de la mano, ni bien quieras, ni bien lo hagas.

Recomiendo el estudio concienzudo de este escrito: http://fulvida.com/id-noajica/identidad/alegra-secreta y  este http://fulvida.com/ajenos/misioneros/teshuv-la-salvacin-mesinica

TESHUVÁ: la salvación MESIÁNICA

Cuando has pecado, te has apartado de la senda que debes andar, esa es la definición de pecado.
Como muchos quizás sientes y crees que estás perdido para siempre.
Así también te lo han inculcado en tu hogar, en tu iglesia, en tu “sinagoga”, en infinidad de sitios que pregonan doctrinas religiosas en las cuales el hombre ES pecador y sin remedio, alguien destinado a la muerte eterna, al sufrimiento, al “infierno”.
Cuando te quieren manipular, que es en el 99% de los casos, te ofrecen falsas esperanzas, salidas milagrosas, maravillosos remedios para enfermedades que no tienes. Te venden, a precio carísimo, salvadores, redentores, sangres derramadas para purificarte, y te hacen sentir y creer que esa es la única manera de escapar del destino espantoso que te espera por ser pecador. Si no acatas, si no te sometes, si no te esclavizas, entonces estás condenado, solamente “tu padre” Satanás está aguardando por ti, para freírte en aceite hirviente y azufre en el infierno. Te desean las peores maldiciones, te auguran un futuro de pesadilla eterna. O acatas sus dogmas y te dejas abusar por los amos y reniegas de todo derecho a ser libre, o lo peor está preparado para ti. No hay otra solución, solamente infierno o sus dogmas.
Atención, esto es evidente cuando se trata del mito de Jesús, Yehua, o el nombre que le quieran poner, en donde es textual esto mismo que te dicen. Te hablan del pecado original, de tu imposibilidad de ser salvo sin la sangre del cordero, de como su dios te odia y por ello te impone mandatos imposibles, para que tropieces y te vayas directo con tu padre el demonio. Es textual, así te amenazan y manipulan para que acates, te sometas, cierres los ojos, canceles el pensamiento y creas por fe ciega, o te vas al infierno, o te vas al infierno… o te hacen vivir el infierno con sus amenazas, presiones, agresiones, hostigamiento, desprecio, abandono, etc.
Pero, no solamente los seguidores del falso dios colgado actúan así. De todas las tiendas religiosas se levantan los “iluminados” que te atemorizan con castigos y sufrimiento, aquí o en la eternidad, si es que no avienes a ser manipulado por ellos. Cambiarán los nombres de los dioses, serán otras las propuestas doctrinales, pero al final es lo mismo: EGO. Manipulación, falsas creencias, soluciones mentirosas, hacerte vivenciar la impotencia para romper tu autoestima, esclavizarte, echarte culpas, fomentarte miedos, obligaciones estrafalarias, repetición de lemas, conductas absurdas que se convierten en reglamentarias, no comunicar, ser dócil ante el clérigo, llevarte a un estado de pobreza multidimensional desde la cual no tengas más respuesta que el abandonarte a sus exigencias.
Repito, desde todas las tiendas religiosas y sectarias se procede así, más o menos encubierto, con mayor delicadeza o brutalidad, pero allí en el fondo y en la finalidad encontramos siempre lo mismo. Mucho EGO, manipulación, distorsión de la realidad, desbalance, falta de Shalom (verdadero) aunque se repita mucho la palabra “shalom”, agresión, quejas, hacer sentir culpable, amenazas, promesas imposibles de verificar, esperanzas huecas… EGO… mucho EGO…

Entonces, ¿qué hacer?
Es un hecho que el pecado existe, porque pecar es desviarse de la senda que uno debe transitar y no hay nadie que no se aparte de ella.
Sea por rebeldía, o comodidad, o ignorancia o error, todos tenemos en nuestro haber muchos ladeos y bifurcaciones.

Lo cierto es que Dios, el Uno y Único, ha creado un mecanismo insuperable para ajustar tu vida, equilibrarte, hallar la armonía con el prójimo y el cosmos.
Es posible recuperarse, volver a la ruta sagrada.
No te desesperes.
Porque, Dios ha preparado para ti el camino de la TESHUVÁ, del arrepentimiento, del retorno, de la respuesta efectiva y positiva.
En palabras del profeta Isaías (1:16-18): “ Lávense, purifíquense, aparten de Mi vista sus malas acciones. Cesen de obrar mal, aprendan a obrar bien; busquen el derecho, socorran al oprimido; defiendan al huérfano, protejan a la viuda. Entonces, vengan, y discutamos –dice el Eterno–. Aunque sus pecados sean como el rojo más vivo, se volverán blancos como nieve; aunque sean rojos como escarlata, quedarán como lana.”.

No está en rituales, tampoco en la fe.
No son necesarios sacrificios, ni derramamiento de sangre.
Son se precisan intermediarios entre Dios y el hombre, redentores milagrosos que limpien de los pecados.
Nada de eso pide Dios.
Él está declarando exactamente qué es lo que indica para rectificar al humano, para quitar el peso del pecado de sobre sus espaldas y de su conciencia.
Es Dios el que habla en boca del profeta, y no un payaso disfrazado de religioso, o un emisario del EGO.

Entonces, podemos enumerar los pasos oportunos y necesarios para el proceso de TESHUVÁ.

  1. Saber que X acción está mal.
  2. Saber que uno ha hecho tal acción mala.
  3. Reconocer que uno la ha realizado, sin dar excusas, sin justificarse, admitiendo el hecho, la seriedad del mismo, la responsabilidad por lo efectuado y sus consecuencias.
  4. Querer enmendar la situación provocada por el pecado.
  5. Hacer lo posible para corregir, mejorar, reparar, restaurar lo que se ha dañado con la acción negativa.
  6. Admitir la acción y pedir sinceramente perdón a la persona que ha sido agraviada y luego a Dios. En caso de ser un pecado contra Dios, pedir de Él el perdón. De nada sirve pedir perdón a Dios si no se ha pedido primero de la persona ofendida (de ser posible) y si no se ha tratado de corregir lo roto por nuestra acción.
  7. Aceptar las consecuencias legales o materiales de los hechos que hemos desencadenado.
  8. Comprometerse a no volver a incurrir en esa acción en el futuro.
  9. Perdonarse, no torturarse con sentimientos de culpa, negaciones, remordimientos. Dejar libre, fluir, no esclavizarse.

Llegados a este punto, se ha podido tomar conciencia de lo realizado y procedido a apartarse del mal, para enmendar luego lo destruido, a la par de moverse en dirección al bien.
No es un procedimiento mágico, ni se obtiene una limpieza espiritual milagrosa, sino que se retoma la senda de la que uno se ha desviado, pues eso es pecar: apartarse de la buena senda.
Dios es bueno y justo, por lo cual la posibilidad del retorno es factible, sin esperar a que vengan del espacio fuerzas místicas a rescatarnos, sin necesidad de rituales complejos, ni siquiera de sacrificios o rezos purgatorios.
Todo está allí, en las acciones.
En el bien hacer, en el proceder con bien, con justicia, en lealtad al Eterno, con amor sincero hacia el prójimo.

Para avanzar por el sendero de la TESHUVÁ requerimos de autoestima adecuada, porque si no conseguimos evaluarnos justamente, si no sabemos dónde estamos parados, qué tan lejos de la meta estamos, difícilmente notemos lo perdido de nuestro transitar por la vida.
Aunque, no basta con saber que uno está desviado del camino, también es imprescindible admitir que se ha fallado, en poco o mucho, y tener la fortaleza para emprender la vuelta, y mucha más aún para pedir perdón con sinceridad. No es fácil reconocer la impotencia, pero cuando se hace, se está en verdadero control de aquello que se puede controlar.
Si somos más profundos en nuestro análisis, llegamos a descubrir que de hecho nuestra autoestima, nuestra propia valoración, se fortalece cuando ponemos vigor para volver a la senda correcta.
Los errores pueden hundirnos, pero también fortalecernos. Está en nuestra decisión, en la forma que encaremos las cosas, qué obtendremos.
Así pues, cuando el EGO nos quita de la ruta, nos debilitamos, sentimos la impotencia que nos corroe y nos trastornamos en nuestro correcta evaluación de nuestro verdadero alcance y poder.
Pero si no dejamos al EGO que comande nuestra vida, si no hacemos caso a esas voces que nos demuelen por dentro, si no nos derrumbamos detrás de nuestros apetitos y miedos, estamos en condiciones de retornar al camino bueno y crecer en él.

Cuidado, el EGO está listo para que tropecemos en cada uno de los 9 pasos del proceso de TESHUVÁ que te he explicado más arriba.
Cada uno puede ser motivo para la derrota, para volver a la celdita ridícula que nos impone el EGO.

Ya lo dijo el Eterno a Caín (Bereshit / Génesis 4:6-7):  “–¿Por qué estás resentido y con la cabeza baja?
Si obras bien, andarás con la cabeza levantada. Pero si obras mal, el pecado acecha a la puerta de tu casa para someterte, sin embargo tú puedes dominarlo.”
.

Los posibles pozos que te ponga el EGO podrían ser:

  1. Saber que X acción está mal.
    1. X no es un acto malo, en realidad es una buena acción.
    2. Todo es cuestión de opiniones.
    3. No dijo Einstein que todo es relativo.
    4. Hay diferentes puntos de vista al respecto.
    5. Mi religión no lo toma como malo.
    6. En la física cuántica se dice que algo es y no es al mismo tiempo.
  2. Saber que uno ha hecho tal acción mala.
    1. Yo no fui.
    2. Yo no lo hice.
    3. Me obligaron.
    4. Está escrito que pasara.
    5. Fue su culpa, ¿quien le mandó estar ahí cuando pasó?
    6. Los caminos de dios son misteriosos.
  3. Reconocer que uno la ha realizado, sin dar excusas, sin justificarse, admitiendo el hecho, la seriedad del mismo, la responsabilidad por lo efectuado y sus consecuencias.
    1. Eso está justificado porque esa persona merecía que le pasara eso.
    2. Puede que sea algo malo, pero no en esta oportunidad.
    3. Ladrón que roba a ladrón tiene cien años de perdón.
    4. Yo soy pobre y tenía necesidad de hacerlo.
    5. Fue sin querer, otra cosa hubiera sido queriendo.
    6. No fue nada en realidad, protestó y reclamó más de la cuenta.
  4. Querer enmendar la situación provocada por el pecado.
    1. Ok, estuve mal, lo admito. ¿Lo dejamos así?
    2. Ya te pedí perdón, ¿qué más quieres que haga?
    3. Bueno, al pasado pisado.
    4. Listo, no podemos arreglar lo que ya está roto.
  5. Hacer lo posible para corregir, mejorar, reparar, restaurar lo que se ha dañado con la acción negativa.
    1. Me siento mal por lo que te hice, me encantaría ayudarte, pero ahora no puedo.
    2. Ya pasó mucho tiempo, esto no tiene arreglo.
    3. Hice lo que pude por repararlo, pero quedo así como está ahora, espero que te sirva.
    4. Otro día arreglamos, ¿está bien, no?
  6. Admitir la acción y pedir sinceramente perdón a la persona que ha sido agraviada y luego a Dios. En caso de ser un pecado contra Dios, pedir de Él el perdón. De nada sirve pedir perdón a Dios si no se ha pedido primero de la persona ofendida (de ser posible) y si no se ha tratado de corregir lo roto por nuestra acción.
    1. Dios juzga, no el hombre.
    2. Yo ya me confesé con mi clérigo, no tengo nada que hablar contigo.
    3. Eres rencoroso y vengativo, ¿cómo esperas que te pida perdón?
    4. ¿Acaso no te ordeno dios dar la otra mejilla?
    5. ¡Si ya te pagué por lo que rompí! ¿Qué más pretendes de mí?
    6. Tu que eres mi dios, lávame de todos los pecados, hazme renacer en ti, porque tu sangre limpia todos los pecados.
  7. Aceptar las consecuencias legales o materiales de los hechos que hemos desencadenado.
    1. Te pagué, te pedí perdón, ¿qué más quieres?
    2. ¡Esto es injusto!
    3. ¡Ya me disculpé!
    4. Mi dios lava mis pecados, no tengo nada que agregar.
    5. Mi redentor se hace cargo de mis pecados, ¡arréglate con él!
    6. Pero si me perdonaste, ¿cómo te atreves a pedirme que te devuelva lo que te extravié?
  8. Comprometerse a no volver a incurrir en esa acción en el futuro.
    1. Fue solo un error, no volverá a pasar.
    2. Todos cometemos errores.
    3. Errar es humano.
    4. Bueno, por ahora me portaré bien, pero si se presenta la ocasión…
    5. Ah, quien sabe el futuro… no me pidas que adivine que voy a hacer entonces.
    6. Está en manos de dios.
  9. Perdonarse, no torturarse con sentimientos de culpa, negaciones, remordimientos. Dejar libre, fluir, no esclavizarse.
    1. Soy un pecador y ya no tengo salvación.
    2. Solo la sangre del cordero redime y no creo en él.
    3. Soy malo.
    4. Soy impotente, nada de lo que haga vale.
    5. Satanás me ha esclavizado.
    6. Es el EGO, yo no tengo fuerza sobre él.

Estos son solo algunos ejemplos, quizás no todos muy brillantes o creativos, pero espero que sirvan para que se entienda mejor el punto que quiero establecer.

El proceso de TESHUVÁ es esencial, porque realmente no estamos libres de errores, voluntarios o involuntarios.
Por ello, es bueno hacer el ejercicio diario de evaluar nuestras acciones, no para mortificarnos inútilmente, sino para descubrir tanto las cosas positivas que reforzar, como aquellas en las que hemos tropezado y poder mejorarnos en ellas.
Pedir perdón sinceramente es para valientes, para gente con poder y fortaleza. Es posible para TODOS, sin excepción, la cuestión es aprender a no caer en las trampas del EGO, a no ser un pupilo del Yo Vivido en sus múltiples antifaces, sino una persona que vive en busca de la armonía entre su Yo Auténtico y su Yo Vivido.
Romper el yugo del EGO para aceptar la Ley del AMOR.

Y perdonar al que se arrepiente… ah perdonar… leamos lo que codificó Maimónides (Hiljot Teshuvá 2:10): “Está prohibido ser cruel y no aceptar la conciliación, debe ser suave para conciliar y duro para enojarse. Cuando el que ha pecado le pide que le perdone, debe perdonar de todo corazón y con ánimo dispuesto. Incluso si le ha angustiado mucho con su pecado, la Torá ordena que no se vengue ni guarde rencor, y así debe proceder la simiente de Israel con su corazón correcto.”.
El perdonar no implica dejar de lado la justicia, pero sí la amargura, el resentimiento, el remordimiento, el deseo de venganza, la impotencia.
Al perdonar te liberas del peso horrible, sin por ello dejar de pretender que se imponga la justicia con su determinación.

Esto es en esencia la ERA MESIÁNICA.
Una en la cual se termina el exilio, se acaba el imperio de las pasiones, se quiebra el imperio del EGO.
Es la Era en la cual se gobierna con paz, amor, justicia y lealtad. Se toman decisiones, buenas o malas, correctas o no, pero siempre basadas en el análisis, en el conocimiento, en la buena intención nutrida con sabiduría. Se establece un reino interno de shalom, de armonía multidimensional y ya no más de guerra, de pecado.

Te propongo que seas parte de los que construyen shalom, asientan el reinado mesiánico.

Des-Aprender

La Real Academia indica que aprender es:

  • Adquirir el conocimiento de algo por medio del estudio o de la experiencia.
  • Concebir algo por meras apariencias, o con poco fundamento.
  • Tomar algo en la memoria.

Es una actividad que vamos haciendo desde el comienzo de nuestra vida, se supone que se continúa hasta el momento de la muerte.
Pero, esa suposición no suele confirmarse en los hechos.
Más temprano que tarde dejamos de aprender.
Nos quedamos aferrados a aquello que creemos, conocemos hemos experimentado, recordamos o nos parece recordar.
Nos dicen quien somos, que somos, como debemos comportarnos, que creer, que pensar, que no pensar, que sentir, como vivir, a que aspirar, recibimos mandatos a los que convertimos en mandamientos, en patrones de conducta inmutables. Luego damos vuelta en torno a los mismos ejes, una y otra vez repitiendo, volviendo a situaciones que ya hemos experimentado o que son muy similares. Sostenemos nuestros disfraces, los variamos apenas, y con mucha suerte. Seguimos por la ruta que nos han trazado, incluso cuando nos suponemos rebeldes que rompemos los esquemas.
Seguimos presos de los aprendizajes, de esas ideas, creencias, deseos, temores, sentimientos, mascaradas, personas, aprendizajes.

Dejamos de aprender y damos todo por sentado.
Ya no hay más preguntas, sino solamente respuestas prefabricadas, las que encajamos a como dé lugar.
Cuando se nos presenta algo que quiebra nuestro esquemas, lo tratamos de acomodar rápidamente, hacerlo comprensible de acuerdo a lo que sabemos, manipularlo hasta que se comporte según nuestra “imagen y semejanza”. Es intolerable lo que está realmente por fuera de ese marco estrecho de nuestro aprendizaje adquirido. Es peligroso, porque nos muestra inoperantes, en impotencia.
Se lo acomoda o se lo desaparece de la conciencia, sea por olvidarlo, apartarlo, negarlo, lo que fuera con tal de que no perturbe.
Preferimos la oscura celdita mental, con nuestros aprendizajes encajonados, sin novedades, sin sorpresas, sin preguntas, nada que altere la falsa calma, la falsa seguridad, la falsa estabilidad.
Porque estamos presos, enfermos, en una existencia vacía, sin embargo nuestro sentimiento de impotencia es terrible por lo que nos creemos poderosos para no hacer caso de razones, o absolutamente incapaces por lo que no valen de nada las razones. Como sea, prevalece el sentimiento de impotencia, la nulidad de nuestro ser.

Por supuesto que esto es aprovechado por todos aquellos que hacen su negocio a partir de nuestra debilidad y consiguiente desesperada búsqueda de salvación. Sean líderes religiosos, políticos, partidarios, grupales, comunales, todos los que se creen con autoridad y nos someten a sus designios. Se encargan de fortalecer nuestra necedad, oscurecernos aún más en nuestra ceguera. Las preguntas son peligrosas, corrompen, porque pueden llevar a la libertad o al menos a un atisbo de conciencia. Entonces, prohíben las dudas, condenan al que piensa por fuera del rebaño, cancelan la opción de la divergencia, se niegan a responder cuando son increpados, son amos de sus sectas con poder “divino”, sin que nadie tenga derecho ni capacidad como para cuestionarlos o siquiera comprenderlos en sus acciones.
En algunas ocasiones estos amos de la nada son más astutos y procuran que estemos sumergidos en la ignorancia, nos enseñan a ser ignorantes activos. “Aprendemos” lemas, memorizamos párrafos, repetimos con fidelidad solamente aquello que el pastor (el clérigo de la religión, secta, grupo que sea) nos enseña, y a eso llamamos “aprender”.
Si nos falta el pastor, nos entra la confusión, caemos en el caos, no sabemos qué hacer. Por ahí seguimos andando por la senda marcada, con absoluta falta de integridad, con apego inmoral al que ya no está a la cabeza. O buscamos con desenfreno a otro pastor, otra congregación de fieles, otros lemas, otras banderas, algo para hacernos sentir alguien. No podemos vivir en la duda, en la interrogante, en la soledad del que busca la verdad y construye shalom. Preferimos el abrazo falso, la risa mentirosa, la palabra hueca, la enseñanza podrida con tal de no estar fuera de la celdita mental que llamamos “yo”, “mi vida”.

Es necesario des-aprender.
Sacar la mugre de la mochila que pesadamente cargamos a nuestras espaldas.
Quitar lo inútil, borrar la memoria, hacer lugar, librarnos, tirar por la borda, y lavar y limpiar y hacer brillante nuestra mente.
Des-aprender es un paso esencial antes de estar en condiciones de aprender realmente.

Te propongo que me ayudes a formar una lista de cuestiones que debemos ir des-aprendiendo para de a poco irnos constituyendo en personas saludables, en lo que significa en verdad ser un constructor de shalom.
Nuestro pasado es diferente, cada uno carga su propia mochila, con sus propias cuestiones, sus aprendizajes, las cuestiones que debe hacer desaparecer conscientemente o las que ha de modificar para convertirlas en experiencias provechosas.
Pero, igualmente tenemos cosas en común, similares, que podemos compartir aquí para irnos dando una mano mutua en nuestro crecimiento.
Por ejemplo, un amigo de este hogar expuso lo siguiente en otro de nuestros posts:

  • A des-aprender que la Biblia sea indispensable para los noájidas: la religión de la cruz siembra el terror que sin las escrituras ‘sagradas’, el hombre no tiene rumbo -incluso yo, que no pertenecí a sectas o ser prácticamente de la tradición religiosas de mis padres, lo llegué a creer-.
  • Des-aprender que existe una entidad maligna que le hace travesuras al Creador y a las creaciones.
  • Des-aprender que no podemos levantarnos de pie y caminar por sí solos.

¿Me ayudas?
Gracias… por ayudarTE…

La ilusión del poder

Decía Aldous Huxley: “Un fanático es un hombre que conscientemente sobrecompensa una duda secreta”.
No sé si estoy por completo de acuerdo con este genial pensamiento, me rechina una palabra “conscientemente”. Yo tengo la fuerte impresión que debiera ser “inconscientemente”.
Según lo entiendo, el fanático es uno que duda, que no sabe, que solamente se basa en una precaria fe ciega, que se sostiene con argumentos oscuros y falaces. No tiene paz interior, no hay luz, no hay claridad ni fortaleza. Solamente debilidad, escaso compromiso, caos interno, un infierno que lo devora desde dentro.
Duda de sí, seguramente porque no se conoce, está envuelto en disfraces y lemas, bien lejos del espejo que le devuelva la verdadera mirada.
Duda del prójimo,seguramente porque no SE conoce, entonces, menos puede llegar a conocer a otros.
Duda de sus dioses, porque no tiene de donde aferrarse que le dé calma.
Duda de todo, no confía en nada, está desesperado, aterrado, en permanente estado de abandono, con la miseria a flor de piel.
Aunque nade en dinero y placeres mundanales, abrumado está como para poder ser feliz.
No, no  hay paz en la vida del fanático.
Para el fanático la paz puede que sea una palabra del diccionario, pero nada más… ¿o quizás un sueño muy distante que lo llena de dolor? ¿O tal vez una palabra que usa como lema, como mantra, como estandarte, pero detrás no tiene vida, es solo una palabra, hueca, vacía, en agonía constante como quien la pronuncia?
Con ese sufrimiento encima, sin pausa, anda el fanático.
Entonces, de manera inconsciente se a los extremos de cualquier línea para actuar su dolor, llega a lo absurdo, allí en donde hay acciones arbitrarias, en donde no hay racionalidad ni explicaciones, solamente acciones que manifiestan poder y fuerza, pero que son solamente ilusión de poder. Solo sombras,vanidad, apariencias, actuación, porque el verdadero poder, ese que surge de la paz interna, ese que es producto del conocimiento y la humildad, ese poder no está a su alcance. Es un guerrero, que defiende la mentira radical que es su vida, aunque de tanto repetirla y sostenerla en alto la hace pasar por verdad, la llega a sentir como LA VERDAD. Pobre desgraciado, pobrecito… si no mancillara lo sagrado, si no violentara al inocente, sería digno de la más tierna compasión…
Así son todos los fanáticos, quienes de manera inconsciente van sobrecompensando su debilidad con demostraciones de fraudulento poder.
Terroristas, religiosos, racistas, partidarios, misioneros, xenófobos, charlatanes, traficantes de la fe, proselitistas rabiosos, celotes, celosos, disparatados difusores de sus enconos, neonazis, ovejas de un pastor, discípulos de un maestro “místico”, portadores de estandartes de LA VERDAD… ponle el mote que quieras, el disfraz que se te ocurra, la causa que se te antoje, todos son lo mismo, marionetas del EGO, fracasados, actores que pretenden tener el poder pero están ahogados hasta el gañote en sus sentimientos terribles de total impotencia. Podrán tener el poder temporal, pero son absolutamente impotentes en lo que realmente.

Ah, la ilusión del poder.

Dinero, fuerza, dominio, fama, subordinados, conquistas, territorio, bienes materiales, toda una farsa de poder.
Guerras de destrucción, genocidios, matanzas, violaciones, robos, pillaje, demostraciones de mucha fuerza material, pero la impotencia travestida de poder.

Se compra la alegría del momento, la sonrisa fácil, el placer que vibra y desaparece y a eso se llama erróneamente felicidad.
Pero no está en lo pasajero la felicidad.
Tampoco en la fortaleza el poder.

Se aplasta la disidencia, se acalla con griteríos las voces discordantes, se silencia al que se opone, se asesina al diferente, se lleva al extremo, todo al extremo… porque en secreto se duda, se teme, se siente impotente, se sabe que uno está parado en terreno resbaladizo, se percibe que uno no es real.

Ya lo sabes, el EGO te manipula, porque te hace sentir impotente (lo seas o no, lo seas en gran o pequeña medida), pero te hace creer poderoso (o incompetente para salir del pozo).
Tú puedes aferrarte a esa celdita y sufrir y hacer sufrir. Puedes ser un fanático, un depredador porque temes ser presa. Pero si así pasa, seguirás siendo un muñeco patético, una piltrafa, un impotente con aires de sobrador.

El camino está en construir shalom, desde dentro y de allí hacia fuera.
De unificarte, armonizar tus dimensiones, sintonizar tu Yo Vivido a tu Yo Auténtico.
La clave está en el AMOR, el real y no el de la palabra hueca.
Conócete para amarte y cuidarte, así podrás ser poderoso y no un mero fanático de la superstición o el líder que te arremolina.

Ya deja la ilusión de poder y realmente PUEDE.
En palabras del Rav Kook: “Si olvidas tu grandeza, te olvidas de ti mismo” (Orot).

El MESÍAS de tu vida

Nacemos sin sentimientos negativos, vengativos o autodestructivos; pero tampoco sin sentimientos de unidad, valoración o construcción.
No traemos programados sentimientos en el ADN, aunque se comienzan a formar ni bien estamos por entrar al mundo.
No nacemos con odio, no nacemos para odiar tampoco.
Por el contrario, nacemos por amor y para el amor, porque nuestra dimensión espiritual, nuestro Yo Esencial, es nexo con Dios y el cosmos, canal de amor, unidad sin fracturas. Tal esencia, que es AMOR, es nuestra existencia.
Ten en cuenta que cuando nuestro ropaje terrenal (nuestra conducta que son actos, palabras, actitudes, emociones) no se encuentra en armonía con el espíritu, estamos en exilio, experimentamos el fracaso, somos apartados del amor, aunque hablemos de espiritualidad, amor y cosas que suenan bonitas.

Nacemos y nuestro estado es puro; libre de toda mala intención; nadie nace para ser un hombre malo, todos nacemos para actuar con bien y justicia, para ser emisarios del AMOR.
Esa esencia permanece pura, la neshamá (espíritu) no se altera ni afecta ni por el paso del tiempo, ni por accidentes, ni por enfermedades, ni por experiencias, ni por el entrenamiento.
El “pecado” no afecta en modo alguno al espíritu ni la santidad intrínseca de la persona.
Pero, alrededor de la neshamá se forma como una costra endurecida, oscura, que tapa la irradiación espiritual, silencia la voz de la conciencia universal, nos obstruye nuestro encuentro con nuestro verdadero ser. Nos hace vivir en estado de apariencia, como actores en un mal teatro, como payasos amargados, como personajes sin más presencia que la máscara que representa.
Tal es el “pecado”, que es la desviación de la senda, el andar por caminos alternativos que nada tienen que ver con la majestuosa carretera que está preparada a nuestros pies.
Sin embargo, por más acciones perversas, por más cáscaras que nos esconden de nuestra identidad esencial, allá en el fondo permanece inalterada la neshamá.
Es nuestro Yo Esencial que resiste a todo cambio, que no muta, que no se vende al precio de la necesidad ni de la pasión.
Estamos destinados para el AMOR.
Entonces, ¿cómo comprender tanto odio, enojo, malestar, enfermedad, destrucción, violencia, acciones despiadadas, sentimientos falsos, sufrimiento? (Inquirimos sobre lo que el hombre provoca con sus acciones y omisiones, no por lo que son avatares de la naturaleza o accidentes reales).
¿Dónde está la falla?
¿Dónde se origina la ruptura?
¿Qué es lo que nos mantiene en el exilio de nuestro ser, alejados de nuestra verdadera identidad y sentido?
¿Por qué estamos inmersos en el caos, si estamos destinados al AMOR?
¿Por qué seguimos esclavizados, traumatizados, dañando y dañándonos si nuestra esencia nos impulsa a ser buenos y justos?

Al nacer nos acompañan unas funciones instintivas alojadas en el cerebro primitivo del hombre que sirven para sobrevivir a la indefensión natal.
Procuran llamar la atención para que el recién nacido reciba satisfacción a sus necesidades.
Es el grito, el llanto y el pataleo. Que alarman y anuncian la impotencia del infante, su rústico pedido de auxilio, de rescate, de anhelo por supervivir.
Cuando la atención no es alcanzada, el sistema se desconecta de las percepciones, para no seguir padeciendo y para ahorrar energía (más adelante también para fantasear o delirar con haberse sobrepuesto a la impotencia y haber satisfecho la necesidad).
Estas funciones básicas e instintivas las podemos denominar Ietzer HaRá, o también EGO.
El EGO, nuestro primer amigo que está listo para proveernos de salvación, para servir de intermediario en la satisfacción de necesidades, para aparecer como el que resuelve los miedos y aleja la impotencia.
Qué bueno es contar con el EGO en ese momento, y en los inmediatos subsiguientes (hasta alcanzar cierta maduración neurológica y aprendizajes, como para responder de manera alternativa y asertiva), así como en las ocasiones de impotencia real y cuasi absoluta, cuando estamos impedidos de elaborar alguna respuesta a las crisis o eventos peligrosos que nos ocurren.

Pero, el EGO se establece como patrón, en lugar de quedar en las sombras como último mecanismo de supervivencia.
Es oportuno esclarecer el modo por el cual el EGO se hace intruso perenne en la conducta y percepción del hombre.

Los hábitos se forman por la repetición de conductas.
Un estímulo se asocia a una determinada acción, y esta asociación se va reforzando a través de la repetición, del entrenamiento.
Se crea así una nueva entidad neuronal, un patrón de conducta, un hábito, una naturaleza incorporada que se hace propia.
Del acto se pasa a la actitud, a una forma de percibir, comprender y reaccionar ante la vida.

El niño con los mecanismos del EGO obtiene atención y con ella satisfacción a sus necesidades.
El sentimiento, real o imaginario, de impotencia se ve por momentos adormecido gracias a la manipulación que produce el EGO en la conducta de los otros.
Las herramientas del EGO manipulan a la otra persona, la hacen actuar según el propio deseo.
El bebe se siente “poderoso” de esta manera, obtiene lo que desea, llama la atención, va formando un hábito.
Llanto y/o grito y/o pataleo dan como resultado que se la atienda, que se le satisfaga.
La repetición, una y otra vez, de esto crea el hábito.
El niño ha aprendido a manipular.
Aún ni siquiera reconocer que es otro, diferente a los demás; mucho menos identifica quien es el otro, si es mamá, papá o algún dios; pero sí va marcando profundamente la huella de su hábito, forjando su futuro a través del entrenamiento constante en la manipulación.
Si lloro, pataleo, golpeo y luego también finjo, entonces voy obteniendo un cierto poder, no es realmente mío, pero es como si lo fuera. Manejo las vidas de otros, me siento en control de todo, el mundo se confabula para calmar mis angustias, abrazar mis temores y consolar mis pérdidas. Sí, el EGO me induce a creerme el centro del universo, a que si solamente pienso y pienso con ganas, entonces todo el universo se orquestará para venir a satisfacerme.
Soy un gran bebe, impedido de todo, pero que se cree en control hasta de los mismos dioses (los padres, mayores, el dios familiar, etc.).

No lo hace por maldad, es así como se va entrenando, va ejercitando su área de influencia y poder.
Aprende que a los gritos, con llantos, con golpes, enmascarando la realidad es como se obtiene lo que se desea.
Así va luego actuando por la vida, movido por su EGO. Ese mismo que le hace sentir impotente, incluso allí en donde no lo es, pero le hace creer que es poderoso.
¿Y cómo no creerse poderoso, si desde chiquito ha manejado a los otros para que corran a satisfacerle?

Nuevamente, el bebe, así como el niño pequeño no lo hace por maldad, tampoco con sentido egoísta, simplemente lo hace.
Durante un cierto tiempo no tiene otros recursos.
Solo cuenta con el EGO para llamar la atención.
Luego, cuando zonas más sofisticadas del cerebro se van desarrollando y nuevas experiencias se van incorporando, igualmente el hábito negativo ya se ha implantado.

Ya aprendió a jugar con las reglas del EGO, no con finalidad malvada, sino porque es lo que se ha convertido en su naturaleza responsiva.

A esto sumemos la sensación de impotencia que atraviesa en cada circunstancia de la vida. En las cosas cotidianas y en las extraordinarias, en las relevantes y en las insignificantes. Una tapa de bebida es muchas veces un estorbo a nuestra potencia, el no poder dormir, alguna enfermedad pasajera, el tránsito atascado, el ascensor que paró en algún piso y no viene aunque insistimos en tocar el botón, el vecino que hace ruidos, la alarma del auto que se disparó y suena toda la noche, el mosquito, el huracán, la demora del vuelo, la azafata malhumorada, la esposa antipática, el marido indiferente, la suegra siempre presente, la enfermedad mortal, la sombra perenne de la muerte… todo, a cada rato, hasta en donde no somos consciente, allí está la impotencia, real o fantaseada. Es un compañero del cual no nos podemos despegar, el sentimiento de impotencia.
La primera reacción ante esto, la que es natural, la que ha sido además incorporada con el entrenamiento del hábito, es la reacción del EGO.
El enojo, el miedo, el deseo, la manipulación.

Crecemos y aprendemos a mejorar nuestras estrategias y técnicas de manipulación.
Nos volvemos más refinados en ese oscuro arte.
Se vuelve todo un juego de hilos de marioneta, mascaradas, antifaces, un ajedrez mortal y real.
A las reacciones directas, evidentes, visibles (llantos, golpes, gritos todos ellos con sus derivados), se les suman las que son sutiles: la agresión pasiva, el echar culpas, el pretender que otro se haga cargo, la queja indirecta, la amenaza que no es manifiesta sino velada que llena de miedo e irritación.
Sí, terrible el poder del hacer lo posible para que el otro siente culpa allí en donde no tiene responsabilidad; tal como dramático es mantener relaciones sostenidas en el miedo (recordemos viejas enseñanzas que ya hemos dado acerca de los cinco miedos básicos).

Pero… ¿dónde está el mal en todo esto?
Podemos admitir egoísmo (atender el propio interés sin importarle lo que ocurre con los demás o el entorno), egocentrismo (creerse el centro del mundo y despreciar lo que ocurre a los demás), egolatría (veneración religiosa de uno mismo) quizás, ¿pero maldad?
Esto no parece maldad, aunque las actitudes y conductas sean chocantes, deplorables, desprovistas de solidaridad.
En fin, no es lo mismo egoísmo y sus primos a maldad… ¿o sí?

De hecho, los sabios reconocen que hay un fondo de bien en la existencia del Ietzer HaRá, cuando al respecto dijeron: "En el Génesis (1:31) cuando dice "es bueno" hace referencia a la tendencia buena del ser humano, en tanto que cuando dice que "es muy bueno", hace referencia al Ietzer HaRá, para enseñarnos que si no fuera por esta inclinación, la persona no construiría su casa, no desposaría mujer, ni tendría hijos" (Kohelet Rabá 3:16).
Así pues, en la mirada de los Sabios no solamente es bueno para el niño pequeño que su cerebro reptiliano (base neurológica del EGO) esté activo, sino que es también necesario en la vida adulta. Tiene su función, si faltara estaríamos incompletos, puesto que nos permite ser completamente humanos, con nuestra lucha interna, con nuestras tendencias opuestas, con nuestro afán por satisfacer nuestras apetencias narcisistas naturales.

Entonces, ¿de dónde surge el mal en la persona?
Tal vez un aforismo de Michel de Montaigne nos dé una idea: "Ningún hombre esta exento de decir tonterías; la maldad consiste en decirlas deliberadamente.".

Es decir, el mal surge cuando escogemos actuar de acuerdo al EGO y/o causando daño injustificado a otro (u otros, o al ambiente).
Ser egoísta no es malo, tampoco es bueno. Pero cuando la actitud y/o acto egoísta me lleva a causar perjuicio innecesario, entonces es malo.
Querer mi propiedad, no tiene nada de malo; pero si para conseguirla robo, mato, lastimo, estafo, miento, etc., entonces ya pasa a ser un acto malo.

De aquí podríamos sacar numerosas conclusiones, algunas que podrían llevarnos muy lejos del camino ético, de construcción de shalom que proponemos para todas las personas sin excepción.
Por lo cual, debemos considerar un patrón de medición que no se vea alterado por el EGO, ni por el propio ni por el social.
Este patrón inalterable son los Siete Mandamientos Universales, que son la línea de base, la raíz, el piso indispensable para la vida moral y ética.
En realidad, son la enunciación divina de la ética espiritual que Él ha implantado en el corazón de cada persona.
No es un código impuesto desde fuera, no es algo ajeno a la persona, sino que es parte de nuestro “sistema operativo”, venimos de fábrica con la ética que se corresponde a los Siete Mandamientos.
El EGO, tanto el personal como el social, puede desdibujar la realidad y hacernos sentir al código noájico como “Ley” elaborada por rabinos, como normas de conducta “religiosas” que se nos insta u ordena cumplir, como otra forma más de “nueva espiritualidad”; pero ciertamente no son así.
Son parte de nuestra esencia espiritual, venimos con ellas en nuestro ser.
Al vivir de acuerdo a ellos (los gentiles) están encontrando el sendero a su verdadera identidad y no una máscara más que se recoge de fuera y se inyecta al interior y se la fuerza a ocupar el lugar del propio rostro.
Que se entienda, para el gentil el código noájico es el modo de recuperar su identidad, de evaporar las ataduras del EGO, de encontrar la armonía interna-externa, de sintonizar el Yo Vivido con el Yo Auténtico.

Tal sería la idea que está detrás de la afirmación legislativa de Maimónides, cuando expresa: "Todo gentil que reciba para sí el cumplimiento de los siete mandamientos y sea cuidadoso con ellos, es uno de los justos de las naciones del mundo, y tiene su porción en el Mundo Venidero. Esto es así siempre y cuando los reciba y los cumpla pues tal ordenó el Eterno en la Torá y manifestó a través de Moshé, nuestro maestro, que desde antiguo los benei Noaj (noájidas) estaban obligados a ellos. Pero, si los hace a causa de que les parece razonables (y no las asume como obligaciones de origen divino), entonces no se le puede considerar como justo de las naciones del mundo, sino un seguidor de sus sabios.” (Mishné Torá, Hiljot Melajim 8:11).
Si el noájida actúa éticamente, vive conforme al código noájico, pero sin admitir su origen divino, entonces está muy bien, es una gran persona, pero no logra alcanzar la cima de su nivel espiritual a la que podría arribar. No logra desplazar por completo su EGO y permitir que gobierne el AMOR. Porque vive la ética de los sabios, las instrucciones buenas y justas de los hombres que le precedieron y supieron enseñar modos de vida saludables. Sin embargo, para lograr la sintonía de su Yo Vivido con su Yo Auténtico, es menester que admita el origen divino del código noájico y lo viva a pleno. Cuando así hace, es un “justo de las naciones”, alguien que vive a través de su ética natural, originaria, que irradia de su esencia espiritual.
Entonces, vivir una vida ética sin admisión del origen divino, está bien, es algo meritorio y de inmenso valor.
Pero vivirlo la vida ética aceptando que es de origen celestial, entonces es dar un paso más, ascender más, perfeccionar su existencia más. Ojalá y fuera lo común para toda la humanidad.

Pero, lo común es manipular, es vivir a la sombra del EGO, en celditas mentales, temerosos, echando culpas, jugando jueguitos perversos, agrediendo, violentando, usurpando, disfrazándose, huyendo de la realidad (escapando de sí mismo).
Se tiene al EGO como un dios, como EL dios y como un redentor y salvador, como EL mesías.
Sobre estos temas ya hemos trabajado anteriormente, son muy importantes, por eso te invito a que busques, encuentres, leas, estudies, critiques, preguntes y lo incorpores a tu vida.

El EGO queda al mando de tu vida.
Vives sumergido en sentimiento de impotencia, manipulas, sientes miedo, escapas, disfrazas tu realidad, buscas dioses fuera, o líderes fuertes, cosas a las cuales aferrarte (supersticiones, religiones, partidos políticos, hinchadas deportivas, equipos deportivos, etc.) que te hagan mitigar tus pesadillas y angustias.
Tristemente nos recuerda el sabio proverbista: "Lo que el impío teme, eso le vendrá; pero a los justos les será dado lo que desean." (Mishlei / Proverbios 10:24).
Así es querido amigo, lo que el EGO te lleva a temer, suele ser lo que te sobrevendrá. Si te escapas de la soledad, manipulas para no estar solo, te escondes del aislamiento, terminarás tarde o temprano solo, aunque estés rodeado de gente. Aunque hagas cualquier sortilegio y fórmula mágica pretendiendo controlar a tu dios y de ese modo milagrosamente te sentirás controlando al universo, terminarás avasallado por las fuerzas que no puedes controlar… si ni siquiera puedes controlar lo que sientes, cómo te sientes, cómo te sometes al EGO…
Y así con cada pesadilla que se te cruce, tarde o temprano se hará realidad. A no ser que cambies la pisada, que evapores al EGO, que vivas de acuerdo al AMOR.

Espero que hayas entendido nuestro planteo de cómo funciona el deseo "religioso" en las personas, lo que los lleva a vincularse tóxicamente con sectas, adherirse a grupejos religiosos, someterse a religiones "oficiales", degradarse en todo tipo de extravíos.
Con ello, de manera retorcida, buscan el poder, poder para no angustiarse más con el sentimiento de impotencia, poder para controlar el destino, poder sobre la muerte, poder sobre sus dioses, y creen sinceramente (en muchos casos) encontrarlo. Pero es solo ilusoriamente, es mentira que nace de la desconexión con la realidad que produce el EGO. Es falso poder. Similar falso poder de los imperios que dominan por la fuerza de las armas, de las mafias que atormentan con su violencia, de los grupos de influencia que dictaminan orientaciones con manejos económicos, etc.
Detrás de todas estas máscaras de poder, detrás de todos estos uniformes de dominio, hay hombres débiles, paupérrimos, desgraciados, temerosos, incapaces de vencer a su EGO.
Gente pendiente de lo que otra gente ve, opina, juzga, critica, proclama, denuncia, reclama, ordena, manipula.
Un viene y va, jueguito recíproco de manipulaciones, en donde alternativamente podemos ser víctima, agresor o salvador. Y vamos dando tumbos, buscando salvadores, salvando o agrediendo y detrás de estas tres imposturas, siempre el EGO.
Ya lo dijo el enorme sabio, luz para su nación y las naciones, el Rav Kook: “hay gente libre que tiene alma de esclavo y hay esclavos que están sus almas llenas de libertad; quien confía en sí mismo es libre, en tanto que el que está pendiente de la aprobación y beneplácito de otros, es un esclavo.
Todos nacimos para ser libres, solamente atados a los mandamientos del Eterno.
Pero allí, en medio, se interpuso el EGO. Éste nos lleva a buscar a quien manipular y por quien ser manipulado. Si viviéramos con confianza en nuestra misión sagrada, con amor y respeto por nuestra identidad, con aprecio a nuestro legado, entonces no estaríamos en derrota, en exilio, esclavizados. Pero, no confiamos, no amamos, no respetamos, no cuidamos, y por ello nos sometemos. Nos amparamos en dogmas y doctrinas, creencias y religiones, filosofías e idealismos, proponemos dar otras mejillas pero alzamos las armas, clamamos por paz pero estamos manchados de sangre, nos envolvemos con rituales pero carecemos de solidaridad. Es una imagen que se repite, una y otra vez, en cada época, en cada lugar. Desde antaño los profetas la denuncian y profetizan: "Dice el Eterno: ‘¿De qué Me sirve la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y del sebo de animales engordados. No deseo la sangre de toros, de corderos y de machos cabríos.
Cuando venís a ver Mi rostro, ¿quién pide esto de vuestras manos, para que pisoteéis Mis atrios?
No traigáis más ofrendas vanas. El incienso Me es una abominación; también las lunas nuevas, los shabatot y el convocar asambleas. ¡No puedo soportar iniquidad con asamblea festiva!
Mi alma aborrece vuestras lunas nuevas y vuestras festividades. Me son una carga; estoy cansado de soportarlas.
Cuando extendáis vuestras manos, Yo esconderé de vosotros Mis ojos. Aunque multipliquéis las oraciones, Yo no escucharé. ¡Vuestras manos están llenas de sangre!
Lavaos, limpiaos, quitad la maldad de vuestras acciones de delante de Mis ojos. Dejad de hacer el mal.
Aprended a hacer el bien, buscad el derecho, reprended al opresor, defended al huérfano, amparad a la viuda.
" (Ieshaiá / Isaías 1:11-17).

Así dice el profeta, dice Dios.
Basta de ritualismo, de religión, de rigidez falta de humanidad.
Seguir los mandamientos es lo correcto, tanto los que conciernen a la relación del hombre con Dios, como a los que son de relación entre personas.
No sirve hacer como aquellos dogmáticos, religiosos, que se ponen enfáticos en los mandamientos que vinculan con Dios, en las cosas rituales, que abruman con detalles y menudencias. Pero, a la hora de tratar con el prójimo, son descarados, vergonzantes, agresivos sin necesidad, maltratadores, etc.
Así no marcha la cosa, pues ambos modos de mandamientos son requeridos.
Pero el EGO, ah el EGO, ese astuto amigo de la infancia hace ver las cosas a través de su lente distorsionada.
Hace presumir de poder, hacer creer que se controla a Dios con sacrificios, cánticos e inciensos, como si a Dios se lo comprara con espejitos de colores.
El EGO que lleva a creerse el centro del universo, el amo de Dios.
Es el que nos hace despreciar al prójimo, vivir en desarmonía.
Y no, eso no sirve. Eso lleva al mal.
Tal como relata el profeta.
No el mal etiquetado por la sociedad, o el que uno valora como tal, ni el de los filósofos.
El mal según criterio de Dios y expresado en Su Torá y explicado por los maestros que tienen el conocimiento y la virtud para aprender y enseñar.
Así pues, hay que arrepentirse, es decir, volver a la senda correcta.
Dejar el pecado, que quiere decir desvío del camino correcto, cosa que produce el EGO.

El mismo Rav Kook, que ya mencionamos, instruye: “el primer arrepentimiento (o retorno) es que el hombre se perdone a sí mismo (o también: vuelva a sí mismo).
Comencemos la construcción de Shalom por nosotros mismos, dejando de lado la identificación con las máscaras del Yo Vivido y encontrando el rumbo hacia nuestro Yo Auténtico.
Perdonemos, perdonémonos, aprendamos a vivir mirando el aquí y ahora con bondad y justicia, sin olvidar el pasado, sin vilipendiar el futuro, pero aprovechando a pleno este momento y este lugar. El presente es el único tiempo que existe, el único real, el único para disfrutar.

Gracias a Dios que el Noajismo no es una secta o religión, tampoco una filosofía o un compendio de leyes. Noajismo es la humanidad en su plenitud, en su integralidad.
(Tal como el judaísmo lo es para esa porción minúscula de la humanidad que se denomina Familia Judía).
Noajismo es el camino de regreso a casa. Es la herramienta sagrada para hacer de este mundo un paraíso terrenal. Es el modo que Dios ha dado para que cada uno salga del exilio espiritual y alcance su tierra prometida personal, la Era Mesiánica propia, el Mesías en su vida.
Con acciones concretas, absteniéndose del mal, haciendo el bien.
Pero también cultivando la interioridad, construyendo shalom desde dentro, dejando la discordia por la empatía.

Es triste saber que la inmensa mayoría de los humanos (gentiles y judíos) están desconectados de su esencia, en desequilibrio, realmente enfermos en su multidimensionalidad. Están abrumados por el EGO, alicaídos en sus emociones, corrompidos en sus creencias y anhelos, machacados por el miedo y el deseo que nace del EGO.
Es doloroso saberlo, porque son hermanos, gente cercana, hijos de la misma Familia.
Mientras estas personas están en el exilio espiritual, desconectados de su esencia, el Exilio se resiste a morir. No hay Era Mesiánica, porque tantos hijos están fuera de la senda, en caos, desafinando en la sinfonía cósmica.
Si bien nuestro propio EGO nos puede impulsar al enojo, al reclamo amargo, a la disputa inútil, a la agresividad innecesaria, así no se resolvería nada, sino que se acrecentaría el drama.
Por tanto, comencemos construyendo shalom en nuestro interior, admitiendo sus posturas, que aunque erróneas y lastimosas son las que ellos consideran válidas.
No respondamos desde el EGO, sino desde el AMOR.
Para ello debemos cultivarnos, trabajar en nosotros, romper el primado del EGO en nuestra vida, así podremos tender lazo de unificación con nuestros hermanos y con los extranjeros también.
Es el largo camino de regreso al hogar, de restablecer el paraíso terrenal como antaño, como nunca fue en la realidad.
En unidad, armonía, resplandor, amor.
Somos unidad, aunque la manifestación física nos haga separados y diferentes y hasta divergentes.
Encontrar el nexo que nos une, es el camino del AMOR, aquel que debemos estar dispuestos a andar.
Sin por ello olvidar que existen leyes, normas, mandamientos que no siempre son suaves, no siempre vienen con caricias, en ocasiones son severos y con penalidades duras. Es parte de la vida en Este Mundo, que hemos de aceptar y así trabajar por construir Shalom, con luz y con sombras. Pero siempre construyendo shalom.

Texto que aconsejo leer y estudiar con detenimiento: http://serjudio.com/cterapia/cab060808.htm

El consejo diario 383

Detente,
respira,
observa qué es lo que estás por hacer,
analiza de donde proviene esa conducta,
admite tus sentimientos oscuros,
perdónate por ser frágil,
escoge una alternativa que sea constructiva,
construye Shalom.

Este es el consejo principal, el fin del reinado de la manipulación, el declive del EGO.

El empresario noájida en América Latina

Para nadie es un secreto que desafortunadamente los países de América Latina junto con los africanos tenemos los niveles de corrupción más altos del mundo. Es más, es tan evidente y palpable la situación, que basta observar cómo la manera de hacer negocios en estos países ha llegado a tales extremos que las mismas organizaciones como transparencia internacional tienen a la mayoría de los países del área en rojo, es decir, con altos niveles de corrupción.

Sólo Chile figura dentro de los primeros veinticinco lugares en la lista de Transparencia Internacional y ni siquiera se encuentra entre las primeras veinte posiciones, lo cual es sumamente preocupante pues en palabras puras y llanas podemos decir con respaldo que nuestros funcionarios públicos en nuestros países son unos corruptos. Con esto no queremos decir que todos lo sean, pero sí una gran parte de ellos.

La actividad empresarial gira en torno a los principios de eficiencia y eficacia. Hablando con una empresaria noájida quien en legítima búsqueda del bien, investiga maneras de hacer negocios pero manteniendo la incolumidad de los Siete Mandamientos Universales, procederemos a intentar aconsejarle a ella y a los demás empresarios noájidas conscientes de su identidad, para que este comentario sirva por lo menos para que las personas actúen de conformidad a los Siete Mandamientos Universales, y podamos desarrollar actividades empresariales que nos permitan procurarnos nuestro sustento de forma honesta y rentable a la vez.

El arte de hacer negocios

La actividad empresarial no es de ninguna manera una tarea fácil. El sentarse a buscar una idea para desarrollar y que a la vez sea rentable es todo un arte que va combinado de ciencia también, pues la matemática es necesaria para poder determinar los riesgos envueltos en adentrarse en cierto nicho de mercado en aras de lucrar.

Si a esto le aunamos que los sistemas paternalistas de los países del área mantienen a una gran cantidad de funcionarios públicos cuyo número excede el necesario para desarrollar las funciones de los órganos y entes estatales que realmente se ocupan, ya que muchas de las posiciones son dadas por las camarillas como pago por favores políticos, donde se sacrifica la meritocracia por el nepotismo, podemos comenzar a entender por qué es que nuestros países están como están.

Para nadie es un secreto que desde las aulas universitarias ya se comienzan a ver quiénes van a ir a cuáles posiciones en el gobierno e inclusive es motivo de alarde, típico de la cultura tercer-mundista, el hacer alusión al puesto que un familiar o conocido desempeña en cierta área de la función pública o privada y que la persona que hace alarde de ello, se refiere de manera hasta cierto punto, chovinista, sobre el tema.

Estas filiaciones burócratas y de cabildeo, sumamente comunes en todos los países pero casi que dadas por hecho en el tercer mundo, nos ha llevado a un crecimiento exponencial de la corrupción que se refleja en todos los sectores de la vida. Se pregona que para poder mover ciertas cosas dentro de los gobiernos, hay que pagarles a los funcionarios públicos para que hagan el trabajo que de todas maneras tendrían que hacer.

Cuando un funcionario no actúa contra la probidad y la honradez que debe caracterizar esa posición, pone en peligro la confianza pública. En efecto, se da una violación de probidad y honradez no sólo como funcionario, sino como persona (Redondo). Los funcionarios públicos corruptos, quienes se han acostumbrado a recibir dádivas y regalías por las labores que deberían de realizar, lo hacen de forma tan descarada y cínica que si un empresario solicita el trámite de ciertos permisos, los funcionarios retrasarán a propósito la tramitación de los permisos si no reciben regalía alguna.

El hecho que en la práctica no se aplique la norma penal, no implica que ella no exista, además, no se aplica porque el contubernio, es decir, el ponerse de acuerdo dos o más personas para cometer un hecho ilícito, está tan esparcido y la sed de dinero rápido es tan apabullante, que las personas hacen lo que sea para conseguir lo que quieren y se pierde de vista lo que realmente importa, la ganancia mediata que se da con un Estado límpido y honesto que al final de cuentas es mucho mejor para la actividad empresarial, pues otorga seguridad jurídica no solo al empresario, sino al empleado, al inversionista y al colectivo social.

En la mayoría de las legislaciones existe el concepto de responsabilidad subsidiaria del Estado por aquellos hechos cometidos por el funcionario público, en ejercicio de sus funciones, cuando medie dolo o culpa grave, es decir, cuando el funcionario público comete un hecho ilegal a sabiendas que es ilegal y aún así no le importa. En el caso de la culpa grave, pese a no mediar intención de cometer el error, lo cierto del caso es que su actuar es tan imprudente y plagado de estupidez, que también merece ser sancionado.

En el caso del funcionario quien, sin que se le haya ofrecido algo anterior a la solicitud, le pide al empresario algún tipo de ventaja para que el funcionario corrupto haga lo que es su deber hacer, se llama concusión y es penado por la legislación penal tanto así como el que le ofrece algún tipo de dádiva o regalía a ese servidor público para que haga ese trabajo, lo cual es cohecho impropio, también castigado con cárcel y también hay un tercer supuesto que es el de ofrecerle ventaja de algún tipo a ese funcionario para que no haga algo que es su deber hacer, lo cual es cohecho propio.

Como podemos ver, la mayoría de las legislaciones tienen incluidos estos conceptos en su letra legal incluyendo el de la responsabilidad subsidiaria del Estado.

¿Cómo beneficia todo esto al empresario?

El noájida tiene la obligación de seguir los Siete Mandamientos Universales y no hay excepciones ni excusas para no hacerlo, por tanto, la actividad empresarial no está exenta de este deber de adherencia a dichos mandamientos y el noájida consciente de su identidad no puede aducir entorpecimiento de la actividad negocial como excusa para cometer un hecho ilegal en pos de la obtención de lucro.

Como hemos podido constatar, la mayoría de las legislaciones en Latinoamérica incluyen las instituciones legales transmitidas desde antaño para regular y disuadir la actividad delictuosa de los funcionarios públicos. Asimismo, los países signatarios de tratados internacionales bajo el auspicio arbitral independiente o de la Organización Mundial del Comercio claramente permiten al afectado llevar a arbitraje al Estado que no cumpla con sus obligaciones.

La concusión, el cohecho propio e impropio así como la responsabilidad subsidiaria generada por la negligencia grave o el dolo del empresario, sirven como mecanismos de garantía para que el empresario entable un proceso penal contra el funcionario y uno de carácter contencioso-administrativo contra el Estado, por las conductas delictivas que realicen sus funcionarios. Recordemos que al final de cuentas el Estado tendrá que pagar lo debido, siempre y cuando el empresario sepa cómo movilizarse y tenga las pruebas correspondientes para demostrar que el servidor público cometió un hecho ilegal.

Existe un mecanismo adicional que se llama la indexación y que se solicita aunado al pago de los intereses legales y de las costas, así como de los daños y perjuicios que deba de resarcir el funcionario hasta donde su patrimonio lo permita y, en su defecto o de forma subsidiaria, el Estado, quien deberá de responder de manera ilimitada por el daño que el empresario sufra.

En cuanto a la indexación, en palabras simples, es el actualizar los montos a pagar mediante sentencia firme y por medio de ejecutoria que hayan sido debidamente demostrados en el proceso penal y/o contencioso-administrativo desde el día en que ocurrieron los hechos y hasta el día en que el pago se haga efectivo, pues como es sabido, la inflación, la devaluación de la moneda y demás variables macro y micro económicas d necesariamente cambiarán durante el lapso que transcurra para el desarrollo y culminación del proceso legal en contra del funcionario público y del Estado.

Las costas que son usualmente de carácter procesal y personal, incluyen las necesarias para recabar y presentar la prueba requerida así como el patrocinio letrado de un profesional en Derecho y las cuales, en la mayoría de las legislaciones son propuestas por las partes pero fijadas por el Tribunal. En cuanto a los daños y perjuicios, éstos se relacionan con el daño emergente (perjuicio inmediato) que sufre la persona, en este caso, el empresario y el lucro cesante (perjuicio mediato), el cual no se ve de forma inmediata pero sí a cierto plazo y que se cuantifica, es decir, se calcula, con base a estimaciones periciales, o sea, de personas especializadas en el cálculo de esos rubros.

Por último el interés legal es aquél fijado por la misma ley y que funge como un mínimo de resarcimiento que el condenado debe de pagar, por su mal actuar, el cual sería el caso del funcionario público condenado mediante sentencia en firme y/o, subsidiariamente, del Estado que actúa como patrono de dicho servidor.

¿Cómo se resume todo esto?

Alguien por ahí una vez dijo que los pueblos tienen los gobernantes que se merecen y esto es muy cierto. Aquí lo extendemos un poco más y decimos que todos los pueblos tienen los Supremos Poderes de la República que se merecen. Si tenemos funcionarios públicos que son servidores civiles, quienes reciben un salario por ejercer cierta función y de forma descarada buscan cobrar regalías o dádivas por hacer o no hacer lo que les corresponde, estas personas no merecen ningún tipo de clemencia.

Cierto, de manera mediata el entablar un proceso penal contra el funcionario y un proceso contencioso-administrativo contra el Estado empleador del servidor público es tedioso y quita tiempo, pero a la larga esto no solo sirve de ejemplo a los demás funcionarios que tengan en mente actuar de forma corrupta para que vean las nefastas consecuencias de la comisión de esos hechos punibles, sino que necesariamente intimida y disuade a esos funcionarios, lo cual resultará en una tramitología más transparente y rápida que, por ende, permitirá la mantención de la incolumidad del ordenamiento jurídico que ayudará a la consecución de la actividad empresarial en Estados transparentes y a su vez garantizará un mayor atractivo que engendrará mayor inversión nacional y extranjera, pues para el empresario es mucho más ventajoso desenvolverse en un ambiente de legalidad que le permita obtener seguridad jurídica, la cual necesariamente servirá para que el empresario no pierda todo lo ganado con años de esfuerzo y dedicación.

Por tanto, no existe exención al respecto ni para el funcionario público, ni para el empresario, mucho menos el noájida consciente, pues dentro del establecimiento de cortes de justicia, se encuentra el actuar de forma próvida que ayude a la protección del Estado en que vivimos. Aunado a esto, el dar regalías o dádivas a un servidor civil, es robar, ya que le arrebatamos el espacio cronológico-temporal a los que estaban haciendo fila delante de nosotros y a la vez le robamos la confianza al colectivo social, debido que debemos de recordar que el funcionario público, como depositario de la autoridad que es, representa al Estado, aunque sea de manera ínfima y después de todo, el Estado somos todos.