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¿Quién te pide fe o sacrificios?

El hombre sabio e inspirado por el Eterno nos aconseja:  "Cuando vayas a la casa de Elokim, guarda tu pie. Acércate más para oír que para ofrecer el sacrificio de los necios, que no saben reparar el mal." (Kohelet / Predicador 4:17).

El consejo aplicaba textualmente en épocas que el Templo del Eterno estaba en funciones en Ierushalaim, cuando las personas realizaban algún sacrificio (animal o vegetal) para acompañar al proceso de TESHUVÁ, arrepentimiento. (Había innumerables tipos de sacrificios, uno de los cuales era éste).
Las palabras de Kohelet siguen en plena vigencia, y ya las analizaremos un poquito más en un rato, aunque los rituales de sacrificios desde hace milenios ya no se realizan.
Es que, desde el comienzo del sistema ritual de sacrificios en el judaísmo, es totalmente sabido que estos son accesorios, complementarios y no lo principal, la TESHUVÁ va por sus sagrados carriles que pueden prescindir perfectamente de cualquier derramamiento de sangre, muerte de un ser vivo, o rituales “religiosos”. En su momento y lugar, en su contexto histórico y cultural, en su etapa en la evolución de la conciencia espiritual del hombre, los sacrificios rituales tenían un valor que para nosotros es incomprensible, pero no podemos juzgar al pasado desde el conocimiento y la conciencia del presente. Para ellos el sacrificio era un elemento sustancial, para nosotros el eje se ha corrido. Precisamente estamos enfocados mucho más en lo que el Kohelet señala en el versículo citado.
Nosotros (nuestros maestros) proponemos que es mejor si nos concentramos en la reflexión, en el oír, en el aprender a reconocer nuestros errores, en reparar lo que es posible reparar, en perfeccionar nuestro mundo, en construir shalom, en llevar una vida de armonía interna-externa, en lo que tiene un valor trascendente y de cambio real.
En vez de hacer como los necios, los de antaño y lo de todos los tiempos, que se despatarran por preparar sacrificios, creerse “salvos” a causa de alguna sangre derramada, que se sienten “de Dios” por malabarismos de la fe, cuando no viven haciendo lo bueno y apartándose de lo malo.
Explica el rey Shlomó que ir a la casa de Elokim, tanto cuando existía y realmente se hacían sacrificios, como ahora, es tener una actitud y una conducta de constructor de shalom, de edificador de un mundo mejor y no tanto una visita académica, religiosa, ritualista, de fe.
Es lo que dice, es lo que está claramente enseñado en el texto santo. Pero hay aún más.

En masejet Berajot 23a, a partir de este versículo se enseña que el Eterno dice: “¡No seas como el tonto que peca y trae un sacrificio, pero sin tener conciencia de si lo hace por algo bueno o algo malo, porque son incapaces de diferenciar entre bien y mal, e incluso así traen sacrificios delante de Mí!”.
Es de tonto pretender comprar la absolución del Eterno por medio de sacrificios, de la fe, de rituales, de pantomimas religiosas, de todo lo externo.
Eso no agrada al Eterno ni colabora con el proceso de TESHUVÁ.
La TESHUVÁ es un proceso interno, de cambio profundo, que tiene por supuesto repercusiones en el mundo externo.
Pero, quedarse solo con el afuera, el disfraz, los gestos, es de tontos, de gente hueca, de gente que peca y con estos actos rituales o fe se están burlando del Eterno. El ritual no hace a la persona digna, no los justifica, no le brinda redención, porque es la reparación del mal lo que pretende el Eterno con la TESHUVÁ.

La TESHUVÁ causada por amor al Eterno, logra transformar los pecados intencionales en méritos, sí, aunque suene muy extraño; pero, la TESHUVÁ causada por el miedo, solamente cambia el peso del pecado de intencional a no intencional, pero no logra la reparación interna, ni el crecimiento en la escala espiritual.
(Recomiendo a los que comprenden hebreo el texto que se abre haciendo clic aquí.)
¿Cómo se define la TESHUVA causada por amor (meahava)?
Cuando uno toma conciencia de la gravedad de lo realizado y no se justifica ni busca excusarse, sino que admite su acción y toma la determinación de reparar el daño (en la medida de lo posible) y no volver a cometerlo. De allí el simbolismo del sacrificio que se realizaba en el Templo, así como el animal muere y es quemado, debe suceder con la porción de EGO que nos ha llevado a cometer tal error. Que se extinga la negatividad, que resplandezca el bien, que el EGO sea usado por el hombre para la construcción de Shalom, y no el hombre sea esclavo de su EGO para la gratificación sin valor.
La TESHUVÁ basada en amor, no se está pendiente de castigos o recompensas, no se hace “pactos” o “negocitos” con Dios para que se contente con el sacrificio y por ello perdone el pecado, no se trata de echar culpas o mitigar la propia responsabilidad, no es engordar a Dios con grasa o hacerle feliz con aromas de carnes asadas, tampoco es adorar por fe a salvadores o mediadores, porque entonces no sería arrepentimiento basado en amor sino en miedo.
El arrepentimiento insincero, el que se maneja con negociaciones, toma al sacrificio tal como hacían los antiguos y los actuales paganos, quienes tienen la obligación de contentar a su dios (dioses) por medio de ofrendas, regalos, rituales, porque el dios (dioses) tiene necesidades que sus fieles deben satisfacer, de no hacerlo, el dios (dioses) montan en cólera y castigan.
Pero, en la conciencia espiritual este manejo es contemplado como lo que es: EGO.

Así pues, sacrificar, tener fe, ritualizar la vida, llenarse de prohibiciones que no tiene sentido, ser “religioso”, es seguir apegado a lo que no da vida, es seguir en la inconsciencia de lo que es bien y mal, es seguir cosificando a Dios, es seguir esclavo del EGO.

Así se comprende aún mejor lo profetizado por el hombre de la Verdad:

"Dice el Eterno: ‘¿De qué me sirve la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y del sebo de animales engordados. No deseo la sangre de toros, de corderos y de machos cabríos.
Cuando venís a ver mi rostro, ¿quién pide esto de vuestras manos, para que pisoteéis mis atrios?
No traigáis más ofrendas vanas. El incienso me es una abominación; también las lunas nuevas, los shabatot y el convocar asambleas. ¡No puedo soportar iniquidad con asamblea festiva!
Mi alma aborrece vuestras lunas nuevas y vuestras festividades. Me son una carga; estoy cansado de soportarlas.
Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos. Aunque multipliquéis las oraciones, yo no escucharé. ¡Vuestras manos están llenas de sangre!
‘Lavaos, limpiaos, quitad la maldad de vuestras acciones de delante de mis ojos. Dejad de hacer el mal.
Aprended a hacer el bien, buscad el derecho, reprended al opresor, defended al huérfano, amparad a la viuda."

(Ieshaiá / Isaías 1:11-17)

La base de la misión del hombre no está en adorar a un dios, ni en los rituales, ni en la fe, ni en mitos sobre sangres que salvan, ni en llevar una vida de complejidades “teológicas”, claramente lo que Dios desea del hombre es que ande por la vida como un constructor de Shalom, haciendo lo bueno, haciendo lo justo, apartándose del mal para gozar del bien.

La Torá escrita (Bereshit / Génesis 4:3) relata que el inventor del sistema de sacrificios fue Caín, el primer hombre nacido de padre y madre humanos, copiado inmediatamente luego por su hermano Abel.
Ni uno ni otro fueron instruidos por el Eterno para hacer esto, sino que salió de su propia imaginación. Del primero porque quizás supuso que podía comprar el beneplácito del Dios por medio de una dádiva, como si Él la precisara… el segundo porque quizás no quiso ser menos que su hermano, no perder el favor de su Dios… ¡vaya uno a saber!
Lo cierto es que este ritual no trajo paz al mundo, ni bendición, ni armonía, ni progreso, ni confraternidad, ni solidaridad, ni… ¡nada bueno! Este invento de la primer religión trajo violencia, enemistad y hasta el primer asesinato… ¡las cosas de la religión parece que no han cambiado!
(Recordemos que ni judaísmo ni noajismo son religión, aunque hay algunos que viven su judaísmo y su noajismo como si de religión se tratase).
Noaj al descender del arca, al ver la devastación tremenda, no tuvo mejor idea que matar animalitos para elevar sacrificios que nadie le pidió ni nadie quería, de esos mismos animalitos que Dios le había dicho que salvara para que se conservaran y proliferara. La respuesta del Eterno a ese “aroma grato”, no fue precisamente grata: "No volveré jamás a maldecir la tierra por causa del hombre, porque el instinto del corazón del hombre es malo desde su juventud. " (Bereshit / Génesis 8:21). Sí, ese ánimo de destruir y con la excusa de congraciarse con el Dios (dioses) no demuestra la nobleza de corazón del hombre, sino su EGO. Así somos, impotentes a pesar de ser poderosos; ridículos, a pesar de estar a la altura de casi ángeles. Porque nos sometemos al EGO y entonces vivimos haciendo payasadas aburridas y terribles, con muecas de alegría pero absoluto vacío y desesperación. Como dibujara el salmista con sus palabras: "¿Por qué se amotinan las naciones y los pueblos traman cosas vanas? Se presentan los reyes de la tierra, y los gobernantes consultan unidos contra el Eterno y su ungido, diciendo: ‘¡Rompamos Sus ataduras! ¡Echemos de nosotros Sus cuerdas!’. El que habita en los cielos se reirá; el Señor se burlará de ellos." (Tehilim / Salmos 2:1-4). En nuestro delirio egotístico pretendemos cambiar a Dios, o comprarlo con nuestras vanas ofrendas y sanguinarios sacrificios, para manipularlo… como si pudiéramos… y Él, allí desde Su trono se burla de los que en impotencia se creen todopoderosos, de los que se creen reyes pero son monigotes del EGO. Se ríe Dios de ti y de mí, porque seguimos siendo payasos que en verdad no hacemos reír a nadie.
A Él complace realmente la persona que vive en sintonía espiritual, sintonizado a la frecuencia divina: hacer lo bueno y justo, apartarse de lo que Él declara malo para hacer lo que Él distingue como bueno. El resto… el resto…
¡Pero cómo tiene “éxito” el resto!
¡Cómo triunfan en el mercado de las religiones los que ofrecen objetos a la venta, proponen escuelas de misticismos, centros de cabalistería, bailes mesiánicos, palabrejas en hebreo, pertenecer a sectas con más o menos renombre!
¡Qué buenas tajadas obtienen los traficantes de la fe con esos shows que arman para divertir a sus ovejitas!
¡Cómo se difunden por las redes sociales las palabras de los farsantes, de los religiosos, de los “poderosos”! Tienen un tremendo éxito, si lo medimos con la vara del materialismo sin ápice de espiritualidad.
Esos que hacen de su secta la única salvación, de sus prédicas la única vedad, de sus odios la única razón de existencia, de sus mentiras la única senda para la “salvación”… ¡esos se enorgullecen de su éxito! Pero en realidad, son el más oscuro fracaso. Como Caín, religiosos y asesinos. Como Noaj al bajar del arca, religioso y patético. Como todos los que se escudan en rituales y diferentes supercherías, con trucos de feria barata, fracasados pero llenos de oro y fama.

Mensajes de plenitud espiritual como este no son de los que atraen masas de gente, no lo consiguieron los profetas, tampoco los sabios, muchos menos este humilde maestro. Lo que a la gente atrapa es el show, los rituales, la pompa, los efectos especiales, la palabrería, el seudo misticismo, las supersticiones, los amuletos, las fantasías de otras vidas, el adquirir objetos, el bailotear como zombis, el seguir los dictados de un fantoche que se autoproclama líder de alguna secta, el vestir curioso, el disfrazarse de lo que uno no es, el sacrifico, todo lo externo y pasajero eso vende, eso cotiza, eso atrae… y es contra eso que los profetas y sabios se han levantado una y otra vez, para volver a ser silenciados por las hordas de adoradores de la vanidad.
Lo que es el camino del Eterno, ese que El mismo ha proclamado y declarado, ese no cotiza. Es que al EGO no le sirve que la persona encuentre su libertad y completitud por el sencillo y perfecto camino de la bondad y la justicia. Entonces, le hace creer a la persona que es necesario hacer mil rituales, vestirse cómico, hablar raro, aprender de memoria palabras y frases con un cierto tinte de “magia”, ser ovejas de algún pastor, festejar fiestas incongruentes, vivir como supuestamente lo hacían los modelos del pasado, llevar una vida atrevida, lo que fuera, menos lo que realmente Dios ha declarado como EL camino a seguir.

Como expresa el Eterno a través de Su profeta: "La Torá verdadera estuvo en su boca, y por eso: en sus labios no se halló malicia, en paz y en justicia anduvo Conmigo y a muchos apartó del pecado."
(Malaji / Malaquías 2:6).
Hay gente que se llena la boca de “Torá que no es verdadera”, es decir, de instrucciones que se hacen pasar por reveladas, sagradas, obligadas, cuando lo cierto es que son inventos, falsedades, farsa, producto del EGO. Pero el que tiene palabras de Torá verdadera, no precisa del disfraz, ni de engaño, ni de hacer piruetas para obtener ganancias o poder. Por el contrario, el que trae el Verbo del Eterno en su boca, el que lo hace carne con sus acciones, no habla malicia (mentiras, falsedad, engaño, religión, amenazas, maldiciones, injurias, difamaciones, perjuicios contra los inocentes), sino que habla lo necesario, lo que está en sintonía con su forma de vivir, que es de paz y justicia. Anda con el Eterno, no detrás de algún clérigo, del invento novedoso de algún “grande”, de lo que está de moda. Y con sus acciones de nobleza logra enseñar a los demás cual es el camino a seguir.
Pero, lo repito, esta forma de vida, la realmente espiritual, no es la que consigue fans, seguidores, una hinchada impresionante ni estadios repletos. Porque a la gente le encanta que se les mienta, que se les haga creer que son poderosos, que se les haga suponer que tienen conexiones “interestelares”, cualquier cosa, con tal de mantenerlos prisioneros del EGO.

Es sobre estos líderes corruptos y sus ovejas seguidoras que el profeta ha declarado en nombre del Eterno: "desde el menor hasta el mayor de ellos, cada uno persigue las ganancias deshonestas. Desde el profeta hasta el sacerdote, todos obran con engaño y curan con superficialidad el quebranto de mi pueblo, diciendo: ‘Paz, paz.’ ¡Pero no hay paz!
‘¿Acaso se han avergonzado de haber hecho abominación? ¡Ciertamente no se han avergonzado, ni han sabido humillarse! Por tanto, caerán entre los que caigan; en el tiempo en que yo los castigue, tropezarán’, ha dicho el Eterno."
(Irmiá / Jeremías 6:13-15).
¡Oh sí! Estos pastores de religión, seudo rabinos, maestros del engaño, usurpadores predican sobre paz, hacen espectáculos de sanidad, de restaurar casas extraviadas, de devolver a los perdidos, de salvación, de conexión con el “sadik”, dicen hablar y actuar en nombre de Dios, pero no hay paz en lo que hacen ni dicen. Sus vidas son de vergüenza, y como ellos sus seguidores. Y sin embargo, siguen prosperando (materialmente, al menos), llenando sus recintos de adoración con más y más miembros. Reciben elogios y poderes, se les atiende como si proveyeran de bendición, no son humillados… pero hay un Juez y hay un tiempo para las consecuencias de cada acto.

Entonces, regresando al comienzo, ¿de qué vale el sacrificio, la fe, la adoración, la adulación, el disfraz, la actuación, cuando lo que el Eterno demanda es otra cosa bien distinta?
Presta el oído a las palabras, aprende a reparar el mal, ayuda a tu conciencia espiritual a despertar y luego no dejes que vuelva a dormir.
Recuerda: "Harás lo recto y bueno ante los ojos del Eterno, a fin de que te vaya bien…" (Devarim / Deuteronomio 6:18), no hay más secretos, ni otro camino espiritual posible.

Sé que algunas personas poco sensibles a lo espiritual me criticarán por repetir el tema, como que es muy insistente mi mensaje de construir shalom por medio del bien y la justicia, apartarse del mal para hacer el bien, los lazos del EGO, entre otras cosas… sí es cierto, estoy girando últimamente mucho sobre estas temáticas… ¡y así me parece que debe ser!
Desde hace milenios el mensaje celestial no ha cambiado y como hemos visto es este y no otro, ¿por qué habríamos de modificarlo?
Por otra parte, cada artículo contiene una nueva enseñanza, nueva por no estar publicado todavía, o por contener un giro más que clarifica aspectos, o por contener la misma idea pero expuesta de una manera más clara (al menos eso espero).
Por ejemplo, hoy podemos decir que hemos aprendido que existen tipos de TESHUVÁ, alguna de las cuales se quedan a mitad de camino del ideal. De hecho, según expresan los Sabios, y hemos escrito más arriba, ni siquiera puede considerarse como una real TESHUVÁ, sino que a veces no es más que disfrazar el pecado con otro pecado.
Es tan importante saber esto, y especialmente ahora que estamos en el mes de Elul, el que se destina a la reflexión, al perfeccionamiento del sí mismo, al retorno a lo mejor que hay en uno, al abrazo con el prójimo, al encuentro con el Rey que nos está esperando con paciencia y cariño.

Así pues, estudiemos con humildad, vivamos con sentido, tratemos de hacer lo mejor de nuestra parte aunque no siempre podamos. Estamos limitados en muchos aspectos, pero tenemos la intención y la acción.

Amo de tus Emociones

La emoción está en ti para que
la reconozcas,
identifiques que la causa,
la uses como señal o alerta,
en este sentido es muy útil pues es una herramienta más para vincularte con otros y aprender a conocerte a ti mismo. La emocional es una dimensión de la persona, una que es necesaria, buena, pero no la única ni la más importante de todas.
Pero es perjudicial en cuanto
te atas a una emoción específica o conjunto de ellas y no tienes flexibilidad,
te identificas a ti mismo por completo con ella, por ejemplo al decir soy una persona triste,
te dejas llevar,
te eternizas en ella.
Porque, no somos solamente seres emocionales, sino multidimensionales, lo emocional es un componente más de la compleja fórmula que somos cada uno de nosotros.

Negar la emoción,
clasificarla erróneamente,
esconderla debajo de la alfombra,
apegarse a ella,
la sensiblería,
la victimización,
entronizarla,
sus desbordes,
entre otros errores suelen ser algunos de los que vamos cometiendo.
Por supuesto que estos modos provienen del EGO y sirven a sus finalidades.
Ten presente que el EGO te hace sentir la impotencia
pero te hace creer que eres todopoderoso, entonces fracasas cuando te confrontas con la realidad y niegas tal hecho;
o te hace sentir que eres una piltrafa, por lo cual estás imposibilitado de salir por tu mismo con esfuerzo, compromiso y confianza.
Tanto si vas por la ruta de la prepotencia como por el de la debilidad, estás en una espiral viciosa, porque sales de la impotencia para volver a ella, pero aumentada, complejizada, llena de mayores sufrimientos y cadenas que te esclavizan.

Con lo que recién te expuse puedes comprender este pasaje:

"Entonces el Eterno dijo a Caín: -¿Por qué te has enfurecido? ¿Por qué ha decaído tu semblante?
Si te enmiendas, ¿no serás enaltecido? Pero si no te enmiendas, yacerá el pecado a la puerta. Y hacia ti será su deseo; pero tú lo puedes dominar."
(Bereshit / Génesis 4:6-7)

No desmerezcas tus emociones, tampoco las eleves al sitial de mando, simplemente tenlas presente, conócelas, ordénalas, úsalas para aquello que han sido diseñadas por el Creador.
Te servirán para revelar cuestiones de ti, de tu cuerpo, de tus relaciones, de tus expectativas. Es un instrumento, el termómetro para medir tu situación. Por ejemplo, lees acerca de una persona violenta, la información la comprendes, la ubicas en los casilleros correspondientes, está todo clasificado e intelectualmente deglutido. Pero de pronto, una persona violenta te agrede, ahora no hay teoría, sino experiencia, sensaciones, emociones. Lo que leíste tiene mayor sentido ahora, mayor contenido. De manera similar a la inversa, con situaciones placenteras, agradables.
En parte para esto vinimos la mundo, para completar la información fría y sin emoción con las experiencias que proveen nuestro interactuar mundanal, terrenal.
Nos vamos llenando de experiencias, de recuerdos, y la idea del Creador es que estos sean positivos, beneficiosos, luminosos, de placer, de dicha, de estima, porque serán la “materia prima” de nuestra estadía en el reino espiritual. De aquí la idea de vivir con sentido multidimensional, orientados por lo espiritual. Por ello la “ganancia” de apartarse del mal y de hacer el bien, porque no solo nos permite vivir con bondad en este mundo, sino también disfrutar de placeres sin par en el más allá.
Pero, si contaminas tu registro mnémico con acciones negativas, con maldades, con rebeliones, con groserías, con ondas negativas, entonces tu tesoro para la eternidad se ve corrompido, el placer se diluye para dar lugar al malestar, a aquello que algunos denominan “infierno”.

Por lo cual, es altamente recomendable llenarte de bien, de bondad, de justicia, de lealtad, para que tus recuerdos no sean perturbadores.
Recuerda, en el mundo de la Verdad no hay excusas, ni mentiras, ni olvidos. Todo es revelado ante el potente ojo del Eterno.
Por supuesto que Su Misericordia lava, compone, repara, absuelve; pero es preferible no comer del pan de la vergüenza, de la impotencia real, sino asociarnos a Él para que aquello que gozamos sea por derecho, bien adquirido por nuestras acciones que son buenas y justas.

Entonces, si comprendes bien lo que te estoy explicando, podrás valorar en su infinito poder la necesidad de llevar una vida en sintonía con los mandamientos que te corresponde según decisión de Dios. Si eres gentil, es decir no judío, tienes los Siete Mandamientos Fundamentales. Si eres judío, tienes aquellos que aplican para ti de los 613 del pueblo judío.

En palabras del gran rabino y sabio contemporáneo Aryeh Kaplan:

“Imagínate estando parado desnudo frente a D-os, con tu memoria completamente abierta, transparente sin ningún mecanismo de protección o válvula reductora que disminuya esta fuerza.  Vas a recordar todo lo que has hecho y lo verás bajo una luz diferente.   Lo verás bajo la luz de espíritu sin sombra, o bajo la luz de D-os que alumbra de un extremo de la creación al otro.  La memoria de cada buena acción y mitzvá será el placer más sublime como lo dice nuestra tradición sobre el mundo venidero.

Pero tu memoria también estará abierta a todo las cosas de las cuales te avergüenzas.  No pueden ser racionalizadas o expulsadas.  Te enfrentarás a ti mismo, completamente consciente de las consecuencias de todos tus actos.  Todos sabemos la terrible pena y humillación experimentaba cuando se nos cacha haciendo algo malo.  Imagínate ser atrapado por la memoria sin lugar a escapar….”
(“La inmortalidad del espíritu”)

Ahora, ¿qué puedes hacer cuanto la emoción negativa brota?
Sin dudas que dejarse llevar por ella no es lo mejor en la inmensa mayoría de las situaciones. En lugar de mejorar o componer, la emoción negativa al timón te lleva a mayores dramas, al naufragio.
De hecho, son las emociones las que controla con habilidad del EGO para mantenerte subordinado, esclavizado, siendo un títere en su mano.
Entonces, te enroscas en ideas enfermizas, en creencias truculentas, en deseos banales, en pasiones decadentes, en miedos. Desgastas tu energía, corroes tu alma, pierdes tu preciosa vida en emociones y no en construir una vida con sentido de plenitud.
Y te carcomes pensando en el pasado, en echar culpas, en echarte culpas, en sentirte culpable, en que hizo o dejo de hacer tal o cual persona, en cómo le faltaron a tu honor, en… vacío.
Y lo mismo con la corrida del foco hacia el futuro, pendiente de ilusiones, impedido de avanzar por miedos, angustiado por fantasmas que nunca existieron, preparando guiones que nunca actuarás… vacío.

¿Qué hacer?
Surge la emoción y no reaccionas, no haces nada, no dices nada, te quedas quieto (si con ello no te pones en riesgo de vida o salud).
Respira.
Respira lentamente, tan lento y profundo como puedas.
Aún no digas nada, no expreses nada, no hagas nada.
Respira, precisarás alrededor de diez segundos de esta respiración reconcentrada en ella misma. No pienses en lo que te hicieron, lo que te parece que te han hecho, en lo que harás, en nada de ello. Solo respira y concéntrate en tu respiración, en aspirar con calma, en llenar tus pulmones plenamente con aire.
Respira.
Si el otro trata de hacerte reaccionar con insultos, gestos, golpes, o lo que fuera, tú sigue concentrado en tu respiración. Por supuesto que si la agresión es física y hay riesgo de salud o vida, deberás hacer lo necesario para prevenirte de daños.
Ahora, estarás con mayor poder sobre tus acciones.
Podrás escoger cómo y con qué accionar, y ya no solamente reaccionar de forma automática. Ahora estarás más en poder de tus acciones, no en manos del EGO.
Entonces, quizás optes por quedarte en silencio, porque te das cuenta de lo poco que sirve decir o hacer algo cuando no aporta a la construcción de la plenitud.
Tal vez quieras sonreír al comprender lo patético que es el agresor, lo impotente que realmente es.
O por ahí en lugar de insultar o maldecir, digas palabras bondadosas, benditas, inesperadamente favorables para quien te agredió.
O… la acción que decidas emprender, viéndote en el espejo que te puso el otro ante ti y que se ve en la emoción que te brotó en ese momento.
Porque al ver tu emoción, no estarás viendo al otro y lo que te hizo, sino viéndote a ti, atisbando qué es aquello que tienes débil en ti y que pretende aparentar fuerza o esclavizarse por medio de la emoción negativa.

Recuerda, cuando en un debate se levanta la voz, es porque no hay argumentos ni razón.
Cuando se insulta, es porque no se cuenta con la capacidad como para ser fuerte.
La emoción negativa no está hablando realmente del otro, sino de ti mismo.

En vez de atarte a una emoción, la reconoces y la liberas. No por medio de una explosión con sus consecuencias desagradables, sino por liberar aquello que la provocó. Eso interno que se molestó con la provocación del medio o de otra persona.

Entonces, cuando te haces amo de tus emociones, estarás espiritualizando otra dimensión de tu ser, llenando de placer tu memoria, construyendo shalom.

septimo precepto, orientacion

Moré a lo mejor yo este mal, pero estoy pensando en la posibilidad de convertirme en vegetariano. Hace rato estab yo comiendo un pollo asado y en eso en su pachuga vi un poco d sangre, lo que me recordo el septimo precepto noajida
No comer partes de un animal con vida, comer partes de un animal que esté con vida. Prohibido comer partes de un animal que haya sido matado por otro animal
A lo que me lleva, si quiero ser un hombre que cumpla los preceptos de Hashem tocante a los noajidas entonces tengo que dejar de comer carne, pues dsconozco, el metodo de faenamiento del animal, tambien la causa de su muerte o como en este caso, su metodo d preparacion, necesito su orientacion Moré, muchas gracias.

Resp. 1082 – Hasta donde llegar?

Hans nos consulta:

hola, ayer fui a una entrevista para trabajo y me dijeron de último que ellos hacen una reunión a la semana para leer sobre liderazgo cristiano y no se que cosas más…me preguntaron si tenía inconveniente con eso y les dije: «yo no soy religioso ni participo de eventos de religión»
¿Qué opina moré?
Saludos

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Job 1:1-5. Para ser bueno y justo con Dios y el prójimo.

La historia de Job, una historia pocas veces comprendida.
Una en la que la educación, piedra angular en sostener una vida de armonía, parece ausente.
Sobre eso quiero comentarte en esta oportunidad.

Prestemos atención a la lectura de las sagradas escrituras del judaísmo, tratemos de comprender lo que el inspirado autor nos quiere trasmitir.
Vamos:

"Hubo un hombre en la tierra de Uz, que se llamaba Job. Aquel hombre era íntegro y recto, temeroso de Elokim y apartado del mal.
(2) Le nacieron siete hijos y tres hijas.
(3) Poseía 7.000 ovejas, 3.000 camellos, 500 yuntas de bueyes, 500 asnos y muchísimos siervos. Y aquel hombre era el más grande de todos los orientales.
(4) Sus hijos iban y celebraban un banquete en la casa de cada uno, en su día, y mandaban a llamar a sus tres hermanas, para que comiesen y bebiesen con ellos.
(5) Y cuando habían transcurrido los días de banquete, sucedía que Job mandaba a llamarlos y los consagraba. Levantándose muy de mañana, ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Pues decía Job: ‘Quizás mis hijos habrán pecado y habrán bendecido a Elokim en sus corazones.’ De esta manera hacía continuamente."
(Iyov / Job 1:1-5)

¿Te ha llamado algo la atención en este breve texto?
Vemos un hombre poderoso en su época y lugar. Dinero no le faltaba, eso es innegable. Poder tampoco. Era famoso. Era estimado. Era como la figura más predominante en el medio oriente.
Ese era Job.
Afortunadamente era reverente al Eterno, trataba de vivir apartándose del mal, actuaba con rectitud, cumplía las leyes. Claro que sí, era un ciudadano respetuoso de la ley y de la convivencia social. No transgredía, no cometía infracciones, andaba con honestidad por la vida. Es una virtud digna del mejor elogio, ¿no?
Pero notemos un detalle. Se apartaba del mal, pero… ¿hacía el bien?
Recordemos que ambas son necesarias para ser una persona completa. Apartarse del mal y hacer el bien. Con solo apartarse del mal uno consigue no cometer transgresiones, con el temor reverente del Cielo uno escapa de situaciones problemáticas. Pero, ¿dónde queda la faceta activa? ¿Qué hace para promover el bien, para darlo a conocer, para que la gente lo reconozca y actúe con bondad?
Por ello, no basta con temer al Cielo y apartarse del mal. No basta, aunque es una gran virtud.
Se debe complementar con los actos bondadosos genuinos, con las acciones promotoras de Shalom.
Como menciona Dios a través del profeta, Él quiere que el hombre sea bueno Y justo. No una de las dos, sino ambas. Y esto parecía no cumplirlo el justo Job, más no el bueno de Job.

Esta virtud “defectuosa” tarde o temprano se manifiesta problemática.
Y así lo veremos en lo que continúa (que en lo medular no trataremos en este texto, pero te anticipo que resuelve –según entiendo- el espinoso tema aquel de “el hombre justo que le pasan cosas malas”).

Como vemos, Job tenía mucho de todo, posesiones, animales, servidores y también hijos e hijas.
Era como un rey, lleno, poderoso, recargado de bienes.
Mucho tenía, pero algo aparentemente estaba faltando.
Veamos.

¿Qué hacían sus numerosos hijos?
No leemos que hicieran asistencia social, ni fueran líderes justos de su generación, ni comerciaran de alguna manera y proveyeran de bienes y servicios a sus contemporáneos, ni eran estudiosos, ni eran… se la pasaban de jolgorio en parranda. Siempre había buen motivo para celebrar, ¿y por qué no? Si papá Job se encargaba de proveerles de todo, todo, sin necesidad de esfuerzo, sin trabajo, sin dedicación Ellos estiraban el brazo y papá Job les daba sin límite. Al menos, en apariencia, se llevaban bien entre ellos. Eso es algo para destacar, o al menos eso es lo que parece del texto literal.
Así pues, tenemos a unos jóvenes licenciosos, príncipes enviciados, que teniendo el poder y la capacidad para ser motores de expansión del bien, se centraban solamente en gratificarse a ellos mismos. Siete hijos varones, una parranda por día, siete por semana, una día en cada casa.

Al cabo de una semana, cada fin de semana, el preocupado padre Job los convocaba para que él se encargara de elevar sacrificios en honor a la deidad, no sea cosa que ellos hayan pecado.
Es que entre copas y copas, con mezcla de alcoholes y otros “endulzantes”, con cuerpos que iban y venían, con la cabeza aligerada y el corazón alegre, con la juerga a flor de piel… ¿cómo saber si habían incurrido en algún error leve o grave?
¿Podemos nosotros saberlo?
¿Cuál era el pecado que molestaba que incurrieran los muchachos y muchachas?
El de blasfemar, maldecir a Dios, que está mencionado con el eufemismo “bendecir” a Dios.
Los comentaristas clásicos nos hacen notar que este tipo de sacrificio, “olá” – “holocausto” – “incinerado por completo”, era el acostumbrado hacer cuando uno tenía pensamientos negativos, los que no implican un acto en los hechos, en este caso el de insultar a la deidad de alguna manera, con la excusa de la borrachera o la falta de consciencia.
Y así procedía este hombre poderoso, cada semana, una y otra vez, ofrendando diez animales en honor al Dios, porque eso era lo que él consideraba necesario para prevenir a sus hijos de castigos a causa de blasfemar. Madrugaba, presuroso corría a sacrificar animalitos con la buena intención de prevenir castigos divinos. Una y otra vez, escudaba la conducta de sus hijos detrás de la sangre derramada de los holocaustos.
Parece un hombre notable, como para tomar en consideración y ejemplo. ¡Tanta religiosidad aplicada a los sacrificios! ¡Tanto esmero y velocidad para disculpar los posibles pecados de blasfemia de sus descendientes! ¡Tan atento a los detalles rituales! Sí, a primera vista, a ojo de lector superficial y poco entrenado en la ciencia del estudio de la Torá se pude consignar a Job como un modelo de noájida a seguir, con todo su ritualismo, su detallismo, sus animales muertos en sacrificio, su temor reverente de Dios… sí… pero no…

¡Cuán errado e impotente era este temeroso y poderoso hombre!
¡Cuánto descarrío y desgracia en tanta buena intención desprovista de ciencia!

Entendamos, no era un mal hombre el amigo Job, pero tampoco podemos decir que era bueno.
A lo sumo, recto, correcto, justo, temeroso de pecar, pero no era bueno.
Y tampoco se encargó de educar en la buena senda a sus hijos e hijas. No lo vemos como maestro, como orientador, como consejero, como hombre sabio que encamina a sus continuadores detrás de sus pasos de gigante. Más bien vemos a un hombre que no pone límites cuando son necesarios, que permite el desenfreno, que no enseña, pero que corre como bombero a apagar principios de incendio o teme enojar a la deidad y se apura a apaciguarla.
Pero el padre, el hombre, el que tiene que estar, el que educa, el que instruye, ese no aparece, al menos no en esta descripción.

Así pues, Job está ausente en su presencia.
Presente para aparecer al final del ciclo de juergas, para compensar a la deidad con sacrificios que nadie le pidió; pero totalmente ausente cuando tiene que dirigir a sus hijos o aleccionarlos o haberles nutrido en cómo debe ser la conducta de la persona.

No, los sacrificios compensatorios no bastan.
Aunque no peca de hecho, el hombre Job peca en su omisión.
Es cómplice en su tolerancia ante conductas reñidas con lo esperable y en su intolerancia con la posibilidad de que los hijos hayan pecado.
Pero en vez de educar, compra “la paz” con ofrendas.
¿Es eso paz?
¿Es eso lo que Dios quiere?

Resuenen las palabras del profeta cuando declara: 

"Dice el Eterno: ‘¿De qué me sirve la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y del sebo de animales engordados. No deseo la sangre de toros, de corderos y de machos cabríos.
(12) Cuando venís a ver mi rostro, ¿quién pide esto de vuestras manos, para que pisoteéis mis atrios?
(13) No traigáis más ofrendas vanas. "
(Ieshaiá / Isaías 1:11-13)

El sacrificio, un método anticuado, nacido en la desesperación del hombre, en su ignorancia, pero que no reviste real sentido.
Y lo demuestra Job, sacrificando una y otra vez, cada semana, en lugar de corregir la conducta de sus hijos o hacerles entender lo que es el camino de Dios. No, él no estaba despierto a la conciencia espiritual, como dormidos estaban también sus hijos, todos ellos entumecidos con rituales, con ritos vistosos, con aromas de carnes asadas, con festivales, pero con cero contenido espiritual.
Job, un hombre muy religioso, pero desarrollado en lo espiritual.
Temeroso del pecado, reverente de Dios, cosas que son sumamente loables… pero, ¿cuál era el sentido de vivir así?
En esto, de por sí no hay pecado, pero tampoco hay perfección ni construcción de Shalom.
Su propia esposa, sus hijos, sus amigos cercanos, todos ellos no han sido influidos positivamente por Job, porque, ¿cómo habría de recibir influencias positivas si él no hace nada para instruirles en el camino del Shalom?
Temer al pecado, correr a hacer sacrificios, dar sermones, no hacer cosas malas y ¿nada más? ¿A eso se limita el potencial multidimensional del hombre?

Cuando lo vemos con esta luz, cuando entendemos que no era tan bueno ni tan perfecto Job, se nos aclara rápidamente la metáfora que continúa narrando el capítulo, aquella de la puja entre Dios y Su ángel Satán. No están disputando, no están jugando con el destino del hombre, no hacen al estilo de dioses paganos, sino que ponen de manifiesto la debilidad del proceder, de la cosmovisión “religiosa” (más no espiritual) de Job.
Pero esto, no es el tema que trataré hoy contigo.
Dios mediante, algún día, podremos estudiar al respecto.

La redención de Job surge cuando cambia su modo de actuar, o más correctamente, cuando comienza a actuar con bondad, con bien, con generosidad sincera.
Ya no como temeroso del pecado, ya no más como justo indiferente al prójimo, sino como un hombre activo en la construcción de Shalom.
Atendamos, hacia el final de la historia Job confiesa:

"De oídas había oído de Ti, pero ahora mis ojos Te ven.
Por tanto, me retracto, y me arrepiento en polvo y ceniza."
(Iyov / Job 42:5-6)

Sí, ese hombre que se ufanaba de temer a Dios, de escapar del pecado, de hacer sacrificios propiciatorios en lugar de educar en el camino del bien, ese hombre ahora reconoce que solo fue un religioso más. Alguien que hablaba de oídas, suponía, inventaba ritos, creía entender a Dios y por eso actuaba como si fuera sabio, sin serlo.
Ahora, por fin ahora, despierta a su conciencia espiritual.
Hasta aquí no hacía el mal activamente, pero tampoco hacía el bien.
A partir de ahora se da cuenta de sus carencias y de sus vicios. El vicio de presumir, el de suponer, el de inventar caminos que lo apartan del Camino.
Y ya no recurre a sacrificios, porque no valen de nada si no se hacen en su contexto y especialmente con su sentido puro.
Ya no mata animales para complacer o aplacar a una deidad enojona. Ahora simplemente hace lo que tiene que hacer: TESHUVÁ.
¿Simple, no?
Sin rituales, sin palabrería, sin rebusques, pero pleno de espiritualidad, con la simpleza de la verdad, con fidelidad a Dios.
Se arrepiente y actúa como a Dios agrada. Tal es el secreto universal de la felicidad.
A sus amigos que seguían enroscados en religión, Dios les pide sacrificios de animales (Iyov / Job 42:8), porque ellos no alcanzaban a comprender, no podían salir de su celdita mental.
Pero de Job no pidió Dios sacrificios, sino que viva como constructor de Shalom. Lo vemos con efusiva claridad aquí:

"El Eterno restauró a Job, cuando él oraba por sus amigos, y aumentó el Eterno al doble todo lo que había pertenecido a Job."
(Iyov / Job 42:10)

La salvación de Job no dependía de sacrificios, ni de sangre derramada, ni de fe, ni de temor, ni de rezar por el mero hecho de rezar, ni de rituales, ni de posturas, ni de imposturas, ni de hebraísmos, ni de palabras hebreas, ni de repetir lemas judaicos, ni de leer Cabalá, ni de hacerse pasar por judío, ni de… la salvación de Job fluyó para él cuando fue capaz de interesarse por otro, hacer algo generoso por otro, actuar con bondad, hacer algo para beneficiar a otro en verdad.
Job fue “salvo”, restaurado, cuando aprendió a vivir con sentido espiritual, en su multidimensionalidad, en su plenitud, como constructor de Shalom.
Haciendo lo bueno y justo.
Lo que Dios espera que tú también hagas.

En resumen…

¿Porque tantas prohibiciones?

¿Te has preguntado alguna vez porque de los 7 Mandamientos universales, 6 son prohibiciones y solo uno es una instrucción de hacer?

¿Por qué?

Obviamente aunque supongamos cosas jamás llegaremos a entender por qué el Eterno los diseño así, eso queda dentro de Sus ecuaciones espirituales que nosotros jamás comprenderemos, sin embargo no es nocivo si nos ponemos a meditar un poco en ello.

6 prohibiciones y solo un Mandamiento positivo de hacer.

La opinión que tengo hoy día del porque (o al menos de alguno de los para que) de los 6 Mandamientos prohibitivos, es motivado en todo lo que he percibido en distintas platicas con diferentes personas.

Empecemos………..

No relaciones sexuales ilícitas.- honestamente no me extraña que Dios haya enunciado un Mandamiento de esta naturaleza, en verdad no me extraña, en la esquina, en el partido político, en la estética, en casi todos lugares, no falta en alguna ocasión oírse hablar a algún casado que le echa el ojo a otra mujer que no es su esposa o alguna mujer casada que le coquetea a otro hombre, o la plática en donde sale a flote alguna aventurilla de algún hombre o mujer casada con un tercero, ya es tan usual la infidelidad que no es de extrañarse nada pero nada, que se haya enunciado un Mandamiento de esa naturaleza, digo tú también debes de conocer algún caso de infidelidad que sea cercano o no tanto.

No asesinar.- que se podrá decir de este Mandamiento………. si hay lugares donde la gente se mata por dos pesos, o asesinatos porque alguien miro feo a otro o estupideces similares, pero tampoco es de extrañarse una prohibición de esta naturaleza, porque hoy día es algo, que es casi parte de la forma de vida de las personas.

No robar.- tampoco esta prohibición extraña, el otro día se me olvidaba un cambio en la tiendita de la esquina, y parece que si no regresaba no me lo iban a dar, o en el transporte público el chofer del colectivo quedo de darme mi cambio de un billete, pero cuando me baje ni él ni yo nos acordamos del billete, se nos fue a los dos (aunque creo que más a mi), pero en general me parece que cualquier ocasión para tomar ventaja material de los demás no es desperdiciada.

No idolatría.-  la idolatría tiene bastantes ramas negativas, pero de forma general sirve para rehusar la autoridad del Creador del mundo y amparar en la religiosidad actos sumamente negativos, también la mediocridad como forma de vida, y si la derivas hacia la superstición que es una de sus ramas, deja al individuo en la inacción total dejando todo en manos de poderes o fuerzas inexistentes.

No blasfemia.- Esta prohibición no tiene tanta implicación aunque también es una derivación de lo anterior, pues culpamos a Dios de lo que es nuestra responsabilidad, vociferando pestes por “desgracias” que nosotros mismo nos ocasionamos, pero culpamos a Dios por ello, cuando está en nuestras manos la responsabilidad de las cosas.

No comer parte de animal con vida.- ¿Han visto alguna persona comerse a un animal mientras todavía este vivo? ¿Se imaginan una escena de ese tipo? Seria de lo más grotesco e inhumano, este Mandamiento atiende a la mínima sensibilidad que debe existir en la persona, incluso fuera del ámbito alimenticio, porque los animales en general son tratados bastante mal.

Establecer cortes y leyes de justicia.- este Mandamiento no es una prohibición, pero habla del cumplimiento de todas aquellas leyes, que refuercen la ética y valores universales.

Ahora como conclusión: cada prohibición enunciada en los Mandamientos universales, son las principales fallas de la sociedad en general, son los puntos fundamentales en los cuales hay que trabajar, que por eso los haya enunciado el Eterno pues no creo, sin embargo si son puntos destacados en los cuales la sociedad anda muy pero muy mal, es donde las personas principalmente “fallan” y no es casualidad que los Mandamientos estén dirigidos hacia ahí.

¿La solución?

HacerLe  caso al Eterno (Cumplir los Mandamientos) ¿sencillo no?

¡Hasta pronto!   

TESHUVÁ: la salvación MESIÁNICA

Cuando has pecado, te has apartado de la senda que debes andar, esa es la definición de pecado.
Como muchos quizás sientes y crees que estás perdido para siempre.
Así también te lo han inculcado en tu hogar, en tu iglesia, en tu “sinagoga”, en infinidad de sitios que pregonan doctrinas religiosas en las cuales el hombre ES pecador y sin remedio, alguien destinado a la muerte eterna, al sufrimiento, al “infierno”.
Cuando te quieren manipular, que es en el 99% de los casos, te ofrecen falsas esperanzas, salidas milagrosas, maravillosos remedios para enfermedades que no tienes. Te venden, a precio carísimo, salvadores, redentores, sangres derramadas para purificarte, y te hacen sentir y creer que esa es la única manera de escapar del destino espantoso que te espera por ser pecador. Si no acatas, si no te sometes, si no te esclavizas, entonces estás condenado, solamente “tu padre” Satanás está aguardando por ti, para freírte en aceite hirviente y azufre en el infierno. Te desean las peores maldiciones, te auguran un futuro de pesadilla eterna. O acatas sus dogmas y te dejas abusar por los amos y reniegas de todo derecho a ser libre, o lo peor está preparado para ti. No hay otra solución, solamente infierno o sus dogmas.
Atención, esto es evidente cuando se trata del mito de Jesús, Yehua, o el nombre que le quieran poner, en donde es textual esto mismo que te dicen. Te hablan del pecado original, de tu imposibilidad de ser salvo sin la sangre del cordero, de como su dios te odia y por ello te impone mandatos imposibles, para que tropieces y te vayas directo con tu padre el demonio. Es textual, así te amenazan y manipulan para que acates, te sometas, cierres los ojos, canceles el pensamiento y creas por fe ciega, o te vas al infierno, o te vas al infierno… o te hacen vivir el infierno con sus amenazas, presiones, agresiones, hostigamiento, desprecio, abandono, etc.
Pero, no solamente los seguidores del falso dios colgado actúan así. De todas las tiendas religiosas se levantan los “iluminados” que te atemorizan con castigos y sufrimiento, aquí o en la eternidad, si es que no avienes a ser manipulado por ellos. Cambiarán los nombres de los dioses, serán otras las propuestas doctrinales, pero al final es lo mismo: EGO. Manipulación, falsas creencias, soluciones mentirosas, hacerte vivenciar la impotencia para romper tu autoestima, esclavizarte, echarte culpas, fomentarte miedos, obligaciones estrafalarias, repetición de lemas, conductas absurdas que se convierten en reglamentarias, no comunicar, ser dócil ante el clérigo, llevarte a un estado de pobreza multidimensional desde la cual no tengas más respuesta que el abandonarte a sus exigencias.
Repito, desde todas las tiendas religiosas y sectarias se procede así, más o menos encubierto, con mayor delicadeza o brutalidad, pero allí en el fondo y en la finalidad encontramos siempre lo mismo. Mucho EGO, manipulación, distorsión de la realidad, desbalance, falta de Shalom (verdadero) aunque se repita mucho la palabra “shalom”, agresión, quejas, hacer sentir culpable, amenazas, promesas imposibles de verificar, esperanzas huecas… EGO… mucho EGO…

Entonces, ¿qué hacer?
Es un hecho que el pecado existe, porque pecar es desviarse de la senda que uno debe transitar y no hay nadie que no se aparte de ella.
Sea por rebeldía, o comodidad, o ignorancia o error, todos tenemos en nuestro haber muchos ladeos y bifurcaciones.

Lo cierto es que Dios, el Uno y Único, ha creado un mecanismo insuperable para ajustar tu vida, equilibrarte, hallar la armonía con el prójimo y el cosmos.
Es posible recuperarse, volver a la ruta sagrada.
No te desesperes.
Porque, Dios ha preparado para ti el camino de la TESHUVÁ, del arrepentimiento, del retorno, de la respuesta efectiva y positiva.
En palabras del profeta Isaías (1:16-18): “ Lávense, purifíquense, aparten de Mi vista sus malas acciones. Cesen de obrar mal, aprendan a obrar bien; busquen el derecho, socorran al oprimido; defiendan al huérfano, protejan a la viuda. Entonces, vengan, y discutamos –dice el Eterno–. Aunque sus pecados sean como el rojo más vivo, se volverán blancos como nieve; aunque sean rojos como escarlata, quedarán como lana.”.

No está en rituales, tampoco en la fe.
No son necesarios sacrificios, ni derramamiento de sangre.
Son se precisan intermediarios entre Dios y el hombre, redentores milagrosos que limpien de los pecados.
Nada de eso pide Dios.
Él está declarando exactamente qué es lo que indica para rectificar al humano, para quitar el peso del pecado de sobre sus espaldas y de su conciencia.
Es Dios el que habla en boca del profeta, y no un payaso disfrazado de religioso, o un emisario del EGO.

Entonces, podemos enumerar los pasos oportunos y necesarios para el proceso de TESHUVÁ.

  1. Saber que X acción está mal.
  2. Saber que uno ha hecho tal acción mala.
  3. Reconocer que uno la ha realizado, sin dar excusas, sin justificarse, admitiendo el hecho, la seriedad del mismo, la responsabilidad por lo efectuado y sus consecuencias.
  4. Querer enmendar la situación provocada por el pecado.
  5. Hacer lo posible para corregir, mejorar, reparar, restaurar lo que se ha dañado con la acción negativa.
  6. Admitir la acción y pedir sinceramente perdón a la persona que ha sido agraviada y luego a Dios. En caso de ser un pecado contra Dios, pedir de Él el perdón. De nada sirve pedir perdón a Dios si no se ha pedido primero de la persona ofendida (de ser posible) y si no se ha tratado de corregir lo roto por nuestra acción.
  7. Aceptar las consecuencias legales o materiales de los hechos que hemos desencadenado.
  8. Comprometerse a no volver a incurrir en esa acción en el futuro.
  9. Perdonarse, no torturarse con sentimientos de culpa, negaciones, remordimientos. Dejar libre, fluir, no esclavizarse.

Llegados a este punto, se ha podido tomar conciencia de lo realizado y procedido a apartarse del mal, para enmendar luego lo destruido, a la par de moverse en dirección al bien.
No es un procedimiento mágico, ni se obtiene una limpieza espiritual milagrosa, sino que se retoma la senda de la que uno se ha desviado, pues eso es pecar: apartarse de la buena senda.
Dios es bueno y justo, por lo cual la posibilidad del retorno es factible, sin esperar a que vengan del espacio fuerzas místicas a rescatarnos, sin necesidad de rituales complejos, ni siquiera de sacrificios o rezos purgatorios.
Todo está allí, en las acciones.
En el bien hacer, en el proceder con bien, con justicia, en lealtad al Eterno, con amor sincero hacia el prójimo.

Para avanzar por el sendero de la TESHUVÁ requerimos de autoestima adecuada, porque si no conseguimos evaluarnos justamente, si no sabemos dónde estamos parados, qué tan lejos de la meta estamos, difícilmente notemos lo perdido de nuestro transitar por la vida.
Aunque, no basta con saber que uno está desviado del camino, también es imprescindible admitir que se ha fallado, en poco o mucho, y tener la fortaleza para emprender la vuelta, y mucha más aún para pedir perdón con sinceridad. No es fácil reconocer la impotencia, pero cuando se hace, se está en verdadero control de aquello que se puede controlar.
Si somos más profundos en nuestro análisis, llegamos a descubrir que de hecho nuestra autoestima, nuestra propia valoración, se fortalece cuando ponemos vigor para volver a la senda correcta.
Los errores pueden hundirnos, pero también fortalecernos. Está en nuestra decisión, en la forma que encaremos las cosas, qué obtendremos.
Así pues, cuando el EGO nos quita de la ruta, nos debilitamos, sentimos la impotencia que nos corroe y nos trastornamos en nuestro correcta evaluación de nuestro verdadero alcance y poder.
Pero si no dejamos al EGO que comande nuestra vida, si no hacemos caso a esas voces que nos demuelen por dentro, si no nos derrumbamos detrás de nuestros apetitos y miedos, estamos en condiciones de retornar al camino bueno y crecer en él.

Cuidado, el EGO está listo para que tropecemos en cada uno de los 9 pasos del proceso de TESHUVÁ que te he explicado más arriba.
Cada uno puede ser motivo para la derrota, para volver a la celdita ridícula que nos impone el EGO.

Ya lo dijo el Eterno a Caín (Bereshit / Génesis 4:6-7):  “–¿Por qué estás resentido y con la cabeza baja?
Si obras bien, andarás con la cabeza levantada. Pero si obras mal, el pecado acecha a la puerta de tu casa para someterte, sin embargo tú puedes dominarlo.”
.

Los posibles pozos que te ponga el EGO podrían ser:

  1. Saber que X acción está mal.
    1. X no es un acto malo, en realidad es una buena acción.
    2. Todo es cuestión de opiniones.
    3. No dijo Einstein que todo es relativo.
    4. Hay diferentes puntos de vista al respecto.
    5. Mi religión no lo toma como malo.
    6. En la física cuántica se dice que algo es y no es al mismo tiempo.
  2. Saber que uno ha hecho tal acción mala.
    1. Yo no fui.
    2. Yo no lo hice.
    3. Me obligaron.
    4. Está escrito que pasara.
    5. Fue su culpa, ¿quien le mandó estar ahí cuando pasó?
    6. Los caminos de dios son misteriosos.
  3. Reconocer que uno la ha realizado, sin dar excusas, sin justificarse, admitiendo el hecho, la seriedad del mismo, la responsabilidad por lo efectuado y sus consecuencias.
    1. Eso está justificado porque esa persona merecía que le pasara eso.
    2. Puede que sea algo malo, pero no en esta oportunidad.
    3. Ladrón que roba a ladrón tiene cien años de perdón.
    4. Yo soy pobre y tenía necesidad de hacerlo.
    5. Fue sin querer, otra cosa hubiera sido queriendo.
    6. No fue nada en realidad, protestó y reclamó más de la cuenta.
  4. Querer enmendar la situación provocada por el pecado.
    1. Ok, estuve mal, lo admito. ¿Lo dejamos así?
    2. Ya te pedí perdón, ¿qué más quieres que haga?
    3. Bueno, al pasado pisado.
    4. Listo, no podemos arreglar lo que ya está roto.
  5. Hacer lo posible para corregir, mejorar, reparar, restaurar lo que se ha dañado con la acción negativa.
    1. Me siento mal por lo que te hice, me encantaría ayudarte, pero ahora no puedo.
    2. Ya pasó mucho tiempo, esto no tiene arreglo.
    3. Hice lo que pude por repararlo, pero quedo así como está ahora, espero que te sirva.
    4. Otro día arreglamos, ¿está bien, no?
  6. Admitir la acción y pedir sinceramente perdón a la persona que ha sido agraviada y luego a Dios. En caso de ser un pecado contra Dios, pedir de Él el perdón. De nada sirve pedir perdón a Dios si no se ha pedido primero de la persona ofendida (de ser posible) y si no se ha tratado de corregir lo roto por nuestra acción.
    1. Dios juzga, no el hombre.
    2. Yo ya me confesé con mi clérigo, no tengo nada que hablar contigo.
    3. Eres rencoroso y vengativo, ¿cómo esperas que te pida perdón?
    4. ¿Acaso no te ordeno dios dar la otra mejilla?
    5. ¡Si ya te pagué por lo que rompí! ¿Qué más pretendes de mí?
    6. Tu que eres mi dios, lávame de todos los pecados, hazme renacer en ti, porque tu sangre limpia todos los pecados.
  7. Aceptar las consecuencias legales o materiales de los hechos que hemos desencadenado.
    1. Te pagué, te pedí perdón, ¿qué más quieres?
    2. ¡Esto es injusto!
    3. ¡Ya me disculpé!
    4. Mi dios lava mis pecados, no tengo nada que agregar.
    5. Mi redentor se hace cargo de mis pecados, ¡arréglate con él!
    6. Pero si me perdonaste, ¿cómo te atreves a pedirme que te devuelva lo que te extravié?
  8. Comprometerse a no volver a incurrir en esa acción en el futuro.
    1. Fue solo un error, no volverá a pasar.
    2. Todos cometemos errores.
    3. Errar es humano.
    4. Bueno, por ahora me portaré bien, pero si se presenta la ocasión…
    5. Ah, quien sabe el futuro… no me pidas que adivine que voy a hacer entonces.
    6. Está en manos de dios.
  9. Perdonarse, no torturarse con sentimientos de culpa, negaciones, remordimientos. Dejar libre, fluir, no esclavizarse.
    1. Soy un pecador y ya no tengo salvación.
    2. Solo la sangre del cordero redime y no creo en él.
    3. Soy malo.
    4. Soy impotente, nada de lo que haga vale.
    5. Satanás me ha esclavizado.
    6. Es el EGO, yo no tengo fuerza sobre él.

Estos son solo algunos ejemplos, quizás no todos muy brillantes o creativos, pero espero que sirvan para que se entienda mejor el punto que quiero establecer.

El proceso de TESHUVÁ es esencial, porque realmente no estamos libres de errores, voluntarios o involuntarios.
Por ello, es bueno hacer el ejercicio diario de evaluar nuestras acciones, no para mortificarnos inútilmente, sino para descubrir tanto las cosas positivas que reforzar, como aquellas en las que hemos tropezado y poder mejorarnos en ellas.
Pedir perdón sinceramente es para valientes, para gente con poder y fortaleza. Es posible para TODOS, sin excepción, la cuestión es aprender a no caer en las trampas del EGO, a no ser un pupilo del Yo Vivido en sus múltiples antifaces, sino una persona que vive en busca de la armonía entre su Yo Auténtico y su Yo Vivido.
Romper el yugo del EGO para aceptar la Ley del AMOR.

Y perdonar al que se arrepiente… ah perdonar… leamos lo que codificó Maimónides (Hiljot Teshuvá 2:10): “Está prohibido ser cruel y no aceptar la conciliación, debe ser suave para conciliar y duro para enojarse. Cuando el que ha pecado le pide que le perdone, debe perdonar de todo corazón y con ánimo dispuesto. Incluso si le ha angustiado mucho con su pecado, la Torá ordena que no se vengue ni guarde rencor, y así debe proceder la simiente de Israel con su corazón correcto.”.
El perdonar no implica dejar de lado la justicia, pero sí la amargura, el resentimiento, el remordimiento, el deseo de venganza, la impotencia.
Al perdonar te liberas del peso horrible, sin por ello dejar de pretender que se imponga la justicia con su determinación.

Esto es en esencia la ERA MESIÁNICA.
Una en la cual se termina el exilio, se acaba el imperio de las pasiones, se quiebra el imperio del EGO.
Es la Era en la cual se gobierna con paz, amor, justicia y lealtad. Se toman decisiones, buenas o malas, correctas o no, pero siempre basadas en el análisis, en el conocimiento, en la buena intención nutrida con sabiduría. Se establece un reino interno de shalom, de armonía multidimensional y ya no más de guerra, de pecado.

Te propongo que seas parte de los que construyen shalom, asientan el reinado mesiánico.

El MESÍAS de tu vida

Nacemos sin sentimientos negativos, vengativos o autodestructivos; pero tampoco sin sentimientos de unidad, valoración o construcción.
No traemos programados sentimientos en el ADN, aunque se comienzan a formar ni bien estamos por entrar al mundo.
No nacemos con odio, no nacemos para odiar tampoco.
Por el contrario, nacemos por amor y para el amor, porque nuestra dimensión espiritual, nuestro Yo Esencial, es nexo con Dios y el cosmos, canal de amor, unidad sin fracturas. Tal esencia, que es AMOR, es nuestra existencia.
Ten en cuenta que cuando nuestro ropaje terrenal (nuestra conducta que son actos, palabras, actitudes, emociones) no se encuentra en armonía con el espíritu, estamos en exilio, experimentamos el fracaso, somos apartados del amor, aunque hablemos de espiritualidad, amor y cosas que suenan bonitas.

Nacemos y nuestro estado es puro; libre de toda mala intención; nadie nace para ser un hombre malo, todos nacemos para actuar con bien y justicia, para ser emisarios del AMOR.
Esa esencia permanece pura, la neshamá (espíritu) no se altera ni afecta ni por el paso del tiempo, ni por accidentes, ni por enfermedades, ni por experiencias, ni por el entrenamiento.
El “pecado” no afecta en modo alguno al espíritu ni la santidad intrínseca de la persona.
Pero, alrededor de la neshamá se forma como una costra endurecida, oscura, que tapa la irradiación espiritual, silencia la voz de la conciencia universal, nos obstruye nuestro encuentro con nuestro verdadero ser. Nos hace vivir en estado de apariencia, como actores en un mal teatro, como payasos amargados, como personajes sin más presencia que la máscara que representa.
Tal es el “pecado”, que es la desviación de la senda, el andar por caminos alternativos que nada tienen que ver con la majestuosa carretera que está preparada a nuestros pies.
Sin embargo, por más acciones perversas, por más cáscaras que nos esconden de nuestra identidad esencial, allá en el fondo permanece inalterada la neshamá.
Es nuestro Yo Esencial que resiste a todo cambio, que no muta, que no se vende al precio de la necesidad ni de la pasión.
Estamos destinados para el AMOR.
Entonces, ¿cómo comprender tanto odio, enojo, malestar, enfermedad, destrucción, violencia, acciones despiadadas, sentimientos falsos, sufrimiento? (Inquirimos sobre lo que el hombre provoca con sus acciones y omisiones, no por lo que son avatares de la naturaleza o accidentes reales).
¿Dónde está la falla?
¿Dónde se origina la ruptura?
¿Qué es lo que nos mantiene en el exilio de nuestro ser, alejados de nuestra verdadera identidad y sentido?
¿Por qué estamos inmersos en el caos, si estamos destinados al AMOR?
¿Por qué seguimos esclavizados, traumatizados, dañando y dañándonos si nuestra esencia nos impulsa a ser buenos y justos?

Al nacer nos acompañan unas funciones instintivas alojadas en el cerebro primitivo del hombre que sirven para sobrevivir a la indefensión natal.
Procuran llamar la atención para que el recién nacido reciba satisfacción a sus necesidades.
Es el grito, el llanto y el pataleo. Que alarman y anuncian la impotencia del infante, su rústico pedido de auxilio, de rescate, de anhelo por supervivir.
Cuando la atención no es alcanzada, el sistema se desconecta de las percepciones, para no seguir padeciendo y para ahorrar energía (más adelante también para fantasear o delirar con haberse sobrepuesto a la impotencia y haber satisfecho la necesidad).
Estas funciones básicas e instintivas las podemos denominar Ietzer HaRá, o también EGO.
El EGO, nuestro primer amigo que está listo para proveernos de salvación, para servir de intermediario en la satisfacción de necesidades, para aparecer como el que resuelve los miedos y aleja la impotencia.
Qué bueno es contar con el EGO en ese momento, y en los inmediatos subsiguientes (hasta alcanzar cierta maduración neurológica y aprendizajes, como para responder de manera alternativa y asertiva), así como en las ocasiones de impotencia real y cuasi absoluta, cuando estamos impedidos de elaborar alguna respuesta a las crisis o eventos peligrosos que nos ocurren.

Pero, el EGO se establece como patrón, en lugar de quedar en las sombras como último mecanismo de supervivencia.
Es oportuno esclarecer el modo por el cual el EGO se hace intruso perenne en la conducta y percepción del hombre.

Los hábitos se forman por la repetición de conductas.
Un estímulo se asocia a una determinada acción, y esta asociación se va reforzando a través de la repetición, del entrenamiento.
Se crea así una nueva entidad neuronal, un patrón de conducta, un hábito, una naturaleza incorporada que se hace propia.
Del acto se pasa a la actitud, a una forma de percibir, comprender y reaccionar ante la vida.

El niño con los mecanismos del EGO obtiene atención y con ella satisfacción a sus necesidades.
El sentimiento, real o imaginario, de impotencia se ve por momentos adormecido gracias a la manipulación que produce el EGO en la conducta de los otros.
Las herramientas del EGO manipulan a la otra persona, la hacen actuar según el propio deseo.
El bebe se siente “poderoso” de esta manera, obtiene lo que desea, llama la atención, va formando un hábito.
Llanto y/o grito y/o pataleo dan como resultado que se la atienda, que se le satisfaga.
La repetición, una y otra vez, de esto crea el hábito.
El niño ha aprendido a manipular.
Aún ni siquiera reconocer que es otro, diferente a los demás; mucho menos identifica quien es el otro, si es mamá, papá o algún dios; pero sí va marcando profundamente la huella de su hábito, forjando su futuro a través del entrenamiento constante en la manipulación.
Si lloro, pataleo, golpeo y luego también finjo, entonces voy obteniendo un cierto poder, no es realmente mío, pero es como si lo fuera. Manejo las vidas de otros, me siento en control de todo, el mundo se confabula para calmar mis angustias, abrazar mis temores y consolar mis pérdidas. Sí, el EGO me induce a creerme el centro del universo, a que si solamente pienso y pienso con ganas, entonces todo el universo se orquestará para venir a satisfacerme.
Soy un gran bebe, impedido de todo, pero que se cree en control hasta de los mismos dioses (los padres, mayores, el dios familiar, etc.).

No lo hace por maldad, es así como se va entrenando, va ejercitando su área de influencia y poder.
Aprende que a los gritos, con llantos, con golpes, enmascarando la realidad es como se obtiene lo que se desea.
Así va luego actuando por la vida, movido por su EGO. Ese mismo que le hace sentir impotente, incluso allí en donde no lo es, pero le hace creer que es poderoso.
¿Y cómo no creerse poderoso, si desde chiquito ha manejado a los otros para que corran a satisfacerle?

Nuevamente, el bebe, así como el niño pequeño no lo hace por maldad, tampoco con sentido egoísta, simplemente lo hace.
Durante un cierto tiempo no tiene otros recursos.
Solo cuenta con el EGO para llamar la atención.
Luego, cuando zonas más sofisticadas del cerebro se van desarrollando y nuevas experiencias se van incorporando, igualmente el hábito negativo ya se ha implantado.

Ya aprendió a jugar con las reglas del EGO, no con finalidad malvada, sino porque es lo que se ha convertido en su naturaleza responsiva.

A esto sumemos la sensación de impotencia que atraviesa en cada circunstancia de la vida. En las cosas cotidianas y en las extraordinarias, en las relevantes y en las insignificantes. Una tapa de bebida es muchas veces un estorbo a nuestra potencia, el no poder dormir, alguna enfermedad pasajera, el tránsito atascado, el ascensor que paró en algún piso y no viene aunque insistimos en tocar el botón, el vecino que hace ruidos, la alarma del auto que se disparó y suena toda la noche, el mosquito, el huracán, la demora del vuelo, la azafata malhumorada, la esposa antipática, el marido indiferente, la suegra siempre presente, la enfermedad mortal, la sombra perenne de la muerte… todo, a cada rato, hasta en donde no somos consciente, allí está la impotencia, real o fantaseada. Es un compañero del cual no nos podemos despegar, el sentimiento de impotencia.
La primera reacción ante esto, la que es natural, la que ha sido además incorporada con el entrenamiento del hábito, es la reacción del EGO.
El enojo, el miedo, el deseo, la manipulación.

Crecemos y aprendemos a mejorar nuestras estrategias y técnicas de manipulación.
Nos volvemos más refinados en ese oscuro arte.
Se vuelve todo un juego de hilos de marioneta, mascaradas, antifaces, un ajedrez mortal y real.
A las reacciones directas, evidentes, visibles (llantos, golpes, gritos todos ellos con sus derivados), se les suman las que son sutiles: la agresión pasiva, el echar culpas, el pretender que otro se haga cargo, la queja indirecta, la amenaza que no es manifiesta sino velada que llena de miedo e irritación.
Sí, terrible el poder del hacer lo posible para que el otro siente culpa allí en donde no tiene responsabilidad; tal como dramático es mantener relaciones sostenidas en el miedo (recordemos viejas enseñanzas que ya hemos dado acerca de los cinco miedos básicos).

Pero… ¿dónde está el mal en todo esto?
Podemos admitir egoísmo (atender el propio interés sin importarle lo que ocurre con los demás o el entorno), egocentrismo (creerse el centro del mundo y despreciar lo que ocurre a los demás), egolatría (veneración religiosa de uno mismo) quizás, ¿pero maldad?
Esto no parece maldad, aunque las actitudes y conductas sean chocantes, deplorables, desprovistas de solidaridad.
En fin, no es lo mismo egoísmo y sus primos a maldad… ¿o sí?

De hecho, los sabios reconocen que hay un fondo de bien en la existencia del Ietzer HaRá, cuando al respecto dijeron: "En el Génesis (1:31) cuando dice "es bueno" hace referencia a la tendencia buena del ser humano, en tanto que cuando dice que "es muy bueno", hace referencia al Ietzer HaRá, para enseñarnos que si no fuera por esta inclinación, la persona no construiría su casa, no desposaría mujer, ni tendría hijos" (Kohelet Rabá 3:16).
Así pues, en la mirada de los Sabios no solamente es bueno para el niño pequeño que su cerebro reptiliano (base neurológica del EGO) esté activo, sino que es también necesario en la vida adulta. Tiene su función, si faltara estaríamos incompletos, puesto que nos permite ser completamente humanos, con nuestra lucha interna, con nuestras tendencias opuestas, con nuestro afán por satisfacer nuestras apetencias narcisistas naturales.

Entonces, ¿de dónde surge el mal en la persona?
Tal vez un aforismo de Michel de Montaigne nos dé una idea: "Ningún hombre esta exento de decir tonterías; la maldad consiste en decirlas deliberadamente.".

Es decir, el mal surge cuando escogemos actuar de acuerdo al EGO y/o causando daño injustificado a otro (u otros, o al ambiente).
Ser egoísta no es malo, tampoco es bueno. Pero cuando la actitud y/o acto egoísta me lleva a causar perjuicio innecesario, entonces es malo.
Querer mi propiedad, no tiene nada de malo; pero si para conseguirla robo, mato, lastimo, estafo, miento, etc., entonces ya pasa a ser un acto malo.

De aquí podríamos sacar numerosas conclusiones, algunas que podrían llevarnos muy lejos del camino ético, de construcción de shalom que proponemos para todas las personas sin excepción.
Por lo cual, debemos considerar un patrón de medición que no se vea alterado por el EGO, ni por el propio ni por el social.
Este patrón inalterable son los Siete Mandamientos Universales, que son la línea de base, la raíz, el piso indispensable para la vida moral y ética.
En realidad, son la enunciación divina de la ética espiritual que Él ha implantado en el corazón de cada persona.
No es un código impuesto desde fuera, no es algo ajeno a la persona, sino que es parte de nuestro “sistema operativo”, venimos de fábrica con la ética que se corresponde a los Siete Mandamientos.
El EGO, tanto el personal como el social, puede desdibujar la realidad y hacernos sentir al código noájico como “Ley” elaborada por rabinos, como normas de conducta “religiosas” que se nos insta u ordena cumplir, como otra forma más de “nueva espiritualidad”; pero ciertamente no son así.
Son parte de nuestra esencia espiritual, venimos con ellas en nuestro ser.
Al vivir de acuerdo a ellos (los gentiles) están encontrando el sendero a su verdadera identidad y no una máscara más que se recoge de fuera y se inyecta al interior y se la fuerza a ocupar el lugar del propio rostro.
Que se entienda, para el gentil el código noájico es el modo de recuperar su identidad, de evaporar las ataduras del EGO, de encontrar la armonía interna-externa, de sintonizar el Yo Vivido con el Yo Auténtico.

Tal sería la idea que está detrás de la afirmación legislativa de Maimónides, cuando expresa: "Todo gentil que reciba para sí el cumplimiento de los siete mandamientos y sea cuidadoso con ellos, es uno de los justos de las naciones del mundo, y tiene su porción en el Mundo Venidero. Esto es así siempre y cuando los reciba y los cumpla pues tal ordenó el Eterno en la Torá y manifestó a través de Moshé, nuestro maestro, que desde antiguo los benei Noaj (noájidas) estaban obligados a ellos. Pero, si los hace a causa de que les parece razonables (y no las asume como obligaciones de origen divino), entonces no se le puede considerar como justo de las naciones del mundo, sino un seguidor de sus sabios.” (Mishné Torá, Hiljot Melajim 8:11).
Si el noájida actúa éticamente, vive conforme al código noájico, pero sin admitir su origen divino, entonces está muy bien, es una gran persona, pero no logra alcanzar la cima de su nivel espiritual a la que podría arribar. No logra desplazar por completo su EGO y permitir que gobierne el AMOR. Porque vive la ética de los sabios, las instrucciones buenas y justas de los hombres que le precedieron y supieron enseñar modos de vida saludables. Sin embargo, para lograr la sintonía de su Yo Vivido con su Yo Auténtico, es menester que admita el origen divino del código noájico y lo viva a pleno. Cuando así hace, es un “justo de las naciones”, alguien que vive a través de su ética natural, originaria, que irradia de su esencia espiritual.
Entonces, vivir una vida ética sin admisión del origen divino, está bien, es algo meritorio y de inmenso valor.
Pero vivirlo la vida ética aceptando que es de origen celestial, entonces es dar un paso más, ascender más, perfeccionar su existencia más. Ojalá y fuera lo común para toda la humanidad.

Pero, lo común es manipular, es vivir a la sombra del EGO, en celditas mentales, temerosos, echando culpas, jugando jueguitos perversos, agrediendo, violentando, usurpando, disfrazándose, huyendo de la realidad (escapando de sí mismo).
Se tiene al EGO como un dios, como EL dios y como un redentor y salvador, como EL mesías.
Sobre estos temas ya hemos trabajado anteriormente, son muy importantes, por eso te invito a que busques, encuentres, leas, estudies, critiques, preguntes y lo incorpores a tu vida.

El EGO queda al mando de tu vida.
Vives sumergido en sentimiento de impotencia, manipulas, sientes miedo, escapas, disfrazas tu realidad, buscas dioses fuera, o líderes fuertes, cosas a las cuales aferrarte (supersticiones, religiones, partidos políticos, hinchadas deportivas, equipos deportivos, etc.) que te hagan mitigar tus pesadillas y angustias.
Tristemente nos recuerda el sabio proverbista: "Lo que el impío teme, eso le vendrá; pero a los justos les será dado lo que desean." (Mishlei / Proverbios 10:24).
Así es querido amigo, lo que el EGO te lleva a temer, suele ser lo que te sobrevendrá. Si te escapas de la soledad, manipulas para no estar solo, te escondes del aislamiento, terminarás tarde o temprano solo, aunque estés rodeado de gente. Aunque hagas cualquier sortilegio y fórmula mágica pretendiendo controlar a tu dios y de ese modo milagrosamente te sentirás controlando al universo, terminarás avasallado por las fuerzas que no puedes controlar… si ni siquiera puedes controlar lo que sientes, cómo te sientes, cómo te sometes al EGO…
Y así con cada pesadilla que se te cruce, tarde o temprano se hará realidad. A no ser que cambies la pisada, que evapores al EGO, que vivas de acuerdo al AMOR.

Espero que hayas entendido nuestro planteo de cómo funciona el deseo "religioso" en las personas, lo que los lleva a vincularse tóxicamente con sectas, adherirse a grupejos religiosos, someterse a religiones "oficiales", degradarse en todo tipo de extravíos.
Con ello, de manera retorcida, buscan el poder, poder para no angustiarse más con el sentimiento de impotencia, poder para controlar el destino, poder sobre la muerte, poder sobre sus dioses, y creen sinceramente (en muchos casos) encontrarlo. Pero es solo ilusoriamente, es mentira que nace de la desconexión con la realidad que produce el EGO. Es falso poder. Similar falso poder de los imperios que dominan por la fuerza de las armas, de las mafias que atormentan con su violencia, de los grupos de influencia que dictaminan orientaciones con manejos económicos, etc.
Detrás de todas estas máscaras de poder, detrás de todos estos uniformes de dominio, hay hombres débiles, paupérrimos, desgraciados, temerosos, incapaces de vencer a su EGO.
Gente pendiente de lo que otra gente ve, opina, juzga, critica, proclama, denuncia, reclama, ordena, manipula.
Un viene y va, jueguito recíproco de manipulaciones, en donde alternativamente podemos ser víctima, agresor o salvador. Y vamos dando tumbos, buscando salvadores, salvando o agrediendo y detrás de estas tres imposturas, siempre el EGO.
Ya lo dijo el enorme sabio, luz para su nación y las naciones, el Rav Kook: “hay gente libre que tiene alma de esclavo y hay esclavos que están sus almas llenas de libertad; quien confía en sí mismo es libre, en tanto que el que está pendiente de la aprobación y beneplácito de otros, es un esclavo.
Todos nacimos para ser libres, solamente atados a los mandamientos del Eterno.
Pero allí, en medio, se interpuso el EGO. Éste nos lleva a buscar a quien manipular y por quien ser manipulado. Si viviéramos con confianza en nuestra misión sagrada, con amor y respeto por nuestra identidad, con aprecio a nuestro legado, entonces no estaríamos en derrota, en exilio, esclavizados. Pero, no confiamos, no amamos, no respetamos, no cuidamos, y por ello nos sometemos. Nos amparamos en dogmas y doctrinas, creencias y religiones, filosofías e idealismos, proponemos dar otras mejillas pero alzamos las armas, clamamos por paz pero estamos manchados de sangre, nos envolvemos con rituales pero carecemos de solidaridad. Es una imagen que se repite, una y otra vez, en cada época, en cada lugar. Desde antaño los profetas la denuncian y profetizan: "Dice el Eterno: ‘¿De qué Me sirve la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y del sebo de animales engordados. No deseo la sangre de toros, de corderos y de machos cabríos.
Cuando venís a ver Mi rostro, ¿quién pide esto de vuestras manos, para que pisoteéis Mis atrios?
No traigáis más ofrendas vanas. El incienso Me es una abominación; también las lunas nuevas, los shabatot y el convocar asambleas. ¡No puedo soportar iniquidad con asamblea festiva!
Mi alma aborrece vuestras lunas nuevas y vuestras festividades. Me son una carga; estoy cansado de soportarlas.
Cuando extendáis vuestras manos, Yo esconderé de vosotros Mis ojos. Aunque multipliquéis las oraciones, Yo no escucharé. ¡Vuestras manos están llenas de sangre!
Lavaos, limpiaos, quitad la maldad de vuestras acciones de delante de Mis ojos. Dejad de hacer el mal.
Aprended a hacer el bien, buscad el derecho, reprended al opresor, defended al huérfano, amparad a la viuda.
" (Ieshaiá / Isaías 1:11-17).

Así dice el profeta, dice Dios.
Basta de ritualismo, de religión, de rigidez falta de humanidad.
Seguir los mandamientos es lo correcto, tanto los que conciernen a la relación del hombre con Dios, como a los que son de relación entre personas.
No sirve hacer como aquellos dogmáticos, religiosos, que se ponen enfáticos en los mandamientos que vinculan con Dios, en las cosas rituales, que abruman con detalles y menudencias. Pero, a la hora de tratar con el prójimo, son descarados, vergonzantes, agresivos sin necesidad, maltratadores, etc.
Así no marcha la cosa, pues ambos modos de mandamientos son requeridos.
Pero el EGO, ah el EGO, ese astuto amigo de la infancia hace ver las cosas a través de su lente distorsionada.
Hace presumir de poder, hacer creer que se controla a Dios con sacrificios, cánticos e inciensos, como si a Dios se lo comprara con espejitos de colores.
El EGO que lleva a creerse el centro del universo, el amo de Dios.
Es el que nos hace despreciar al prójimo, vivir en desarmonía.
Y no, eso no sirve. Eso lleva al mal.
Tal como relata el profeta.
No el mal etiquetado por la sociedad, o el que uno valora como tal, ni el de los filósofos.
El mal según criterio de Dios y expresado en Su Torá y explicado por los maestros que tienen el conocimiento y la virtud para aprender y enseñar.
Así pues, hay que arrepentirse, es decir, volver a la senda correcta.
Dejar el pecado, que quiere decir desvío del camino correcto, cosa que produce el EGO.

El mismo Rav Kook, que ya mencionamos, instruye: “el primer arrepentimiento (o retorno) es que el hombre se perdone a sí mismo (o también: vuelva a sí mismo).
Comencemos la construcción de Shalom por nosotros mismos, dejando de lado la identificación con las máscaras del Yo Vivido y encontrando el rumbo hacia nuestro Yo Auténtico.
Perdonemos, perdonémonos, aprendamos a vivir mirando el aquí y ahora con bondad y justicia, sin olvidar el pasado, sin vilipendiar el futuro, pero aprovechando a pleno este momento y este lugar. El presente es el único tiempo que existe, el único real, el único para disfrutar.

Gracias a Dios que el Noajismo no es una secta o religión, tampoco una filosofía o un compendio de leyes. Noajismo es la humanidad en su plenitud, en su integralidad.
(Tal como el judaísmo lo es para esa porción minúscula de la humanidad que se denomina Familia Judía).
Noajismo es el camino de regreso a casa. Es la herramienta sagrada para hacer de este mundo un paraíso terrenal. Es el modo que Dios ha dado para que cada uno salga del exilio espiritual y alcance su tierra prometida personal, la Era Mesiánica propia, el Mesías en su vida.
Con acciones concretas, absteniéndose del mal, haciendo el bien.
Pero también cultivando la interioridad, construyendo shalom desde dentro, dejando la discordia por la empatía.

Es triste saber que la inmensa mayoría de los humanos (gentiles y judíos) están desconectados de su esencia, en desequilibrio, realmente enfermos en su multidimensionalidad. Están abrumados por el EGO, alicaídos en sus emociones, corrompidos en sus creencias y anhelos, machacados por el miedo y el deseo que nace del EGO.
Es doloroso saberlo, porque son hermanos, gente cercana, hijos de la misma Familia.
Mientras estas personas están en el exilio espiritual, desconectados de su esencia, el Exilio se resiste a morir. No hay Era Mesiánica, porque tantos hijos están fuera de la senda, en caos, desafinando en la sinfonía cósmica.
Si bien nuestro propio EGO nos puede impulsar al enojo, al reclamo amargo, a la disputa inútil, a la agresividad innecesaria, así no se resolvería nada, sino que se acrecentaría el drama.
Por tanto, comencemos construyendo shalom en nuestro interior, admitiendo sus posturas, que aunque erróneas y lastimosas son las que ellos consideran válidas.
No respondamos desde el EGO, sino desde el AMOR.
Para ello debemos cultivarnos, trabajar en nosotros, romper el primado del EGO en nuestra vida, así podremos tender lazo de unificación con nuestros hermanos y con los extranjeros también.
Es el largo camino de regreso al hogar, de restablecer el paraíso terrenal como antaño, como nunca fue en la realidad.
En unidad, armonía, resplandor, amor.
Somos unidad, aunque la manifestación física nos haga separados y diferentes y hasta divergentes.
Encontrar el nexo que nos une, es el camino del AMOR, aquel que debemos estar dispuestos a andar.
Sin por ello olvidar que existen leyes, normas, mandamientos que no siempre son suaves, no siempre vienen con caricias, en ocasiones son severos y con penalidades duras. Es parte de la vida en Este Mundo, que hemos de aceptar y así trabajar por construir Shalom, con luz y con sombras. Pero siempre construyendo shalom.

Texto que aconsejo leer y estudiar con detenimiento: http://serjudio.com/cterapia/cab060808.htm

Siempre de moda

Escuchando algunos comentarios sobre las tradiciones de los pueblos de las comunidades y el cómo estas a través del tiempo van cambiando o bien van desapareciendo, salió a flote un tema muy interesante, te lo comparto.

Comento este joven que hablaba sobre estos temas, que un personaje de la crítica había dicho que los 10 mandamientos eran para interpretarse tal cual están escritos, lo que quiso decir es que se deberían de interpretar literalmente tal como están escritos.

En conjunto con el tema que se tocó primero, le dije que las tradiciones cambiaban se modifican al paso del tiempo o bien desaparecían, pero en el caso de los 7 Mandamientos universales enunciados por Dios mismo, esos nunca se modificaban y eran vigentes para toda la vida, por ejemplo una tradición antigua dictaría que el hombre debería dedicarse exclusivamente a la agricultura o a la pesca, pero hoy día hay muchas más actividades para emplearse, entonces esta tradición hoy día resulta ineficaz sin sentido, sin en cambio un Mandamiento no es así, digamos la prohibición a las relaciones sexuales ilícitas, hoy como hace mil años o mucho más atrás resultaría enormemente positiva, serle fiel al conyugue redunda en armonía y tranquilidad tanto hoy en día, como hace 500 años, claro las tradiciones son hechas por hombres y son diseñadas de acuerdo a la época y a los lugares, pero los Mandamientos fueron diseñados para todos los tiempos (Dios mismo lo dice), es la diferencia entre algo que hace el hombre y algo que hace Dios.

Los 7 Mandamientos universales son aplicables en cualquier época, en cualquier lugar y en cualquier momento, son guías para tener estabilidad y crecimiento tanto individual como colectivo, aunque no deber ser ello la razón por la cual deben ser cumplidos, sin embargo también es cierto que son muy benéficos para la sociedad en general.

No tener relaciones sexuales ilícitas, es una excelente práctica para fortalecer la familia.

No asesinar, es muy positivo para vivir con tranquilidad.

No robar, también es muy positivo para la tranquilidad.

No cometer idolatría, es muy bueno para alejarse de supersticiones que no acarrean nada bueno a la vida.

No blasfemar, es una excelente práctica para entrenar el respeto que le debemos al Creador del mundo.

No comer parte de animal con vida, es una práctica de gente civilizada y consiente del respeto hacia cualquier ser vivo que habite este mundo.

Y por último establecer cortes y leyes de justicia, es favorable para sustentar en armonía y paz a la sociedad en general.

Los beneficios que señale en cada uno de los Mandamientos, son meramente superficiales y tal vez no son los efectos principales, no tocan en profundidad los efectos de los Mandamientos en la vida, porque los 7 en conjunto son un sistema de crecimiento y estabilidad.

Aunque tampoco es mi intención “venderles” estos mandamientos, sino solo meditar un poco en los efectos positivos de los mismos, cumplirlos solo porque nos traen beneficios no me parece muy saludable, tal vez sea positivo en algún aspecto pero no deja de ser un trueque, algo nacido del ego, es mejor cumplirlos solo porque fueron ordenados y ya.

Y como conclusión, los Mandamientos no son como las tradiciones pasajeras, pues estos se aplican en cada circunstancia cada momento sea hoy o hace 5 mil años.

¡Saludos!

Parashat Nasó נשא – 5772

Nasó es la segunda parashá del cuarto libro de la Torá, Bemidbar/Números.
Nos presenta una variada temática que incluye asuntos tales como:

  • Censo de algunas familias de levitas para determinar el número de varones en edad laboral y sus correspondientes labores referidas al Santuario
  • disposiciones para que personas en determinadas situaciones de impureza “ritual” se alojen fuera del campamento y que retornaran al restaurarse su estado “normal”;
  • procedimientos para aquel que erró en su conducta en su relación personal con Dios;
  • algunas instrucciones para el manejo de situaciones de infidelidad matrimonial;
  • reglas para el “nazir”, que es quien se abstiene de gozar de determinadas cosas que son lícitas como forma de perfeccionar su carácter o por considerarlo un paso más en su “religiosidad”;
  • la Birkat Cohanim, fórmula prescrita por Dios para que los cohanim (miembros de la familia sacerdotal) canalicen la bendición del Eterno sobre sus hermanos israelitas;
  • las ofrendas que trajeron los dirigentes tribales durante doce días con motivo de la inauguración del Mishkán (Santuario, templo móvil), cada día correspondía a un líder por tribu.

La Birkat Cohanim (bendición sacerdotal), hace siglos es parte integral del Sidur (libro de rezos), en ocasiones se pronuncia públicamente al finalizar la Amidá (plegaria central) en el beit hakneset (sinagoga). También es costumbre que los padres honren con ella a sus hijos e hijas en la noche del viernes, antes del kidush (rezo de santificación) del Shabbat, entonces denominada Birkat HaBanim (bendición de los hijos).
Según refiere Maimónides (Hijot tefilá 14:14), en épocas del Beit HaMikdash (Templo) la pronunciaban los cohanim al término del servicio de ofrendas diario matinal, era el broche de oro. Tal como acontece al finalizar la oración de Neilá, que cierra la intensa jornada de reflexión y restauración que es Iom Kipur. Como si fuera el sello de aprobación, el gesto de confirmación de que nuestras acciones han sido gratas ante Dios.

Comienza con las palabras: “יְבָרֶכְךָ ה‘ וְיִשְׁמְרֶךָ” – “iebarejejá Hashem beishemereja”, que podemos traducir como: “Te bendiga el Eterno y te guarde (o cuide)”.
Resulta interesante advertir que no basta con que Dios bendiga, sino que además es necesario que también cuide. Es de suponer que la bendición divina incluye algún tipo de protección, de resguardo, de salvoconducto para no padecer contratiempos. Pero, al estudiar con detenimiento esta sección de la Torá, orientados por los exégetas correspondientes, comprendemos que no es así. La bendición del Eterno es sumamente valiosa, esencial, pero no es un manto mágico que resguarda de los sucesos penosos, de los aconteceres de la vida.
Es por ello también importante ser precavidos, prudentes, cuidadosos, no derrochar la bendición, no actuar de forma perezosa, ni esperando que desde lo Alto se nos resuelvan todas las necesidades. Dios bendice, pero nosotros somos los que actuamos para cuidar por nuestro Shalom y el del prójimo, tal como explica Ramban (Najmánides) al respecto de este versículo.

Finalicemos con una frase del gran Bashevis Singer: “Si te pasas diciendo que las cosas irán mal, tienes altas probabilidades de acertar”.

¡Shabbat Shalom UMevoraj! Moré Yehuda Ribco