Esta texto es para judíos, pero creo que nosotros, los noájidas, podemos aprender de él:
Estimados Lectores:
Este miércoles por la noche es Tisha BeAv, el 9 de Av. En este día ayunamos, no nos bañamos, no calzamos zapatos de cuero, etc. Es un día de duelo.
Hay una interesante anécdota que quería compartir con ustedes, sobre Tish Beav.
Cuentan que el primer Rebe de Jabad tenía un alumno muy divertido que se tomaba la vida con un especial sentido del humor, este alumno se llamaba Shmuel Munkes. Un año durante la noche de Tisha Beav, estaba de visita en la aldea de Lubavitch un importante y célebre rabino, durante la noche en la lectura de las Kinot (Suplicas) este jasid se divertía tirando «berelaj» (una especie de semilla silvestre redonda y con espinas) a los congregantes, demostrando muy poca seriedad en tan solemne día, esta costumbre era popular entre los jasidim, pero el invitado la desconocía.
El invitado se encontraba muy disgustado frente a esta situación y comento con el Rebe «Por esta gente fue destruido el Templo», el Rebe no respondió nada. Al otro día los dos rabinos salieron a caminar por el bosque y se adentraron bastante, hasta encontrarse con un hombre sentado sobre un hormiguero mientras recitaba las Kinot con gran devoción, emocionado el invitado dijo «Por gente como esta será reconstruido el tercer templo», el Rebe miro a su invitado y le dijo «Casualmente, es el mismo jasid que ayer estaba tirando los berelaj».
Esta historia condensa la óptica jasidica sobre Tisha Beav, por un lado estamos tristes por la destrucción del templo, pero al mismo tiempo sabemos que el exilio es necesario para lograr la próxima redención, y como decía el famoso Rebe de Ruzhin «Di-s, si tu hijos no cuidan esta festividad, quítaselas y envía al Mashiaj»
¡Shabat Shalom!
Eli Levy
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Así como los judíos por un lado están tristes por la destrucción del templo, al mismo tiempo saben que el exilio es necesario para lograr la próxima redención.
¿Cómo aplicar esto los noájidas?
En la vida nos ocurren situaciones difíciles a veces; nos hacen sufrir tanto que pensamos que no superaremos el percance jamás; sin embargo, como ha enseñado el Moré, estas situaciones nos sirven para fortalecernos espiritualmente.
Hay un célebre refrán que dice “A mal tiempo, buena cara”, parecido al que reza “No hay mal que por bien no venga”.
Sin obstáculos en nuestra vida, jamás creceremos ni aprenderemos, pues, de los errores es que uno aprende.
Ante la adversidad de los problemas, es normal que entristezcamos, pero al mismo tiempo, debemos conservar una alegría latente toda vez que sabemos que dichos problemas nos tornarán más fuertes y sabios.
Que H’ bendiga a los judíos y a los noájidas que Le temen.