Puedes observar y darte cuenta que cada religión desarrolla diversas estrategias para hacer creer a su “clientela” que ellos (los fieles) son malos, pecadores, faltos de méritos, destinados al sufrimiento, incapaces de ser felices, impotentes y que la única salvación está en poder de esa religión.
Mira por ejemplo entre la idolatría más difundida en Occidente este pasaje: “aun cuando estábamos muertos en (a causa de) nuestros delitos, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia ustedes han sido salvados…Porque por gracia sois salvos por la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.)” (Librillo a los Efesios, capítulo 2, párrafo 5, 8 y 9).
Es decir, si tienes fe en ese dios del cristianismo (recordemos que los falsos-judíos mesiánicos son otra secta del cristianismo y no son parte del judaísmo), y solamente si tiene fe en él, entonces ya tienes tu “salvación”. Ni importan tus obras, es decir, tu conducta; ni si sigues cabalmente los mandamientos que el Eterno te ha dado; ni si eres una persona buena y justa pero carente de fe en ese ídolo. Si no tienes fe, te pierdes en el infierno. Si tienes fe, ya nada importa, porque tienes comprado el Cielo.
Claramente, cuando te repiten una y otra vez esta terrible mentira manipuladora. Desde los estrados, púlpitos, cátedras, al lado de tu cuna, en todas partes, a todo momento, todos quienes conoces, te bombardean con este insidioso mensaje, ¿cómo habrías de liberarte y quitar de encima de ti las cadenas que te esclavizan a la idolatría, a la falsedad, a la muerte?
Y te dicen: “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.” (Librillo a los Romanos, capítulo 5, verso 12).
¿Cómo te animarás a romper con esas doctrinas enfermas y poco relacionados con Dios?
Si ellos te aseguran que eres pecador desde el nacimiento, que aunque nada hiciste mal, todo el infierno te mereces. Si nada de lo que hagas te limpia y libera de esto que no hiciste, pero de lo cual eres culpable. Si el único modo de ser “salvo” es a través de la fe en ese dios que murió por ti, para que tú puedas salvarte.
Entonces, te cargan culpas que no tienes, te niegan alternativas, te prohíben acciones positivas, te impiden darte cuenta del lazo sagrado que te une constantemente al Padre, te acusan sin piedad, te encierran en cárceles de engaños y manipulación, te exigen seguir dogmas bizarros porque de lo contrario te hundirás más en el averno, te aseguran una y otra vez que eres maldito y sin salvación, maldito y sin salvación; pero te ofrecen un remedio: aférrate a su religión, sé dócil a lo que tus amos te dictan, censura tu pensamiento, cancela tu anhelo por Dios y llénalo de dioses y santos, sé uno más del rebaño y entrega tu vida y bienes a los pastores, porque eso es lo que un dios tremendo y malicioso quiere que hagas. Recuerda, si no tienes fe te vas al infierno. Si no actúas todas las payasadas que te ordenan, te vas al infierno. Si te portas bien pero no crees en ninguna de las patrañas, te vas al infierno. El único camino es la fe en su diosito.
Y te lo repiten, te lo repiten, te lo repiten… en donde estés, con quien hables, te rodean con muros, te cortan las alas, te obligan a permanecer encorvado y jamás alzar la vista más allá.
Eres quien les da poder, porque les sigues, cumples sus órdenes, les llenas de riquezas, mueres para defender a tus opresores, te conviertes en un cruzado de la fe para mantener sobre ti a quienes te niegan tu identidad, te prohíben tu conexión con Dios, reemplazan al Padre por hijos putativos que no tienen existencia.
Te llenan de miedos, de culpas, de falsas verdades; te obligan a tragar heces pero debes deleitarte y llamarlas manjares. Te prometen mentirosos paraísos, te dan esperanzas vacías, te confunden con palabras dulces y de actuado misericordia; todo es válido para que no seas libre y permanezcas aprisionado en la jaula de la religión.
De cualquier religión, no solo la que tiene a un chico colgado como dios y salvador.
Recuerda eso, las religiones actúan de esta forma, pues su origen es el EGO, también conocido como Satán o Ietzer haRá.
No hay espiritualidad allí donde hay religión.
Ellos no quieren quedarse sin su clientela, entonces todo les es permitido para retenerte en sus tiendas.
Mira que diferente es el mensaje que desde la Tradición de la espiritualidad se te da.
La gran mayoría de las personas al morir pueden pasar como máximo once meses terrenales en un estado de reparación, que elimina los recuerdos perjudiciales que se han ido acumulando a causa de las malas acciones durante la vida. Sí, oíste bien. No hay un infierno eterno, la condenación perpetua, el sufrimiento de los infieles. Nada de ello. Como máximo once meses para quitar las manchas que hemos ido provocando con nuestras acciones, no por nuestras creencias o por la fe que hayamos tenido. Manchas generadas por la conducta que se limpian en un máximo de pocos meses. Luego viene el placer eterno, el disfrute de la plenitud de la dimensión espiritual cargada con las memorias positivas y emociones agradables que se han experimentado durante la vida en este mundo. Por ello es tan importante gozar de lo permitido, experimentar el placer de lo lícito y saludable, para tener esas improntas positivas como “premio” obtenido por nuestras acciones. No un placer vulgar, no un regalo que humilla por ser recibido desde la impotencia, sino el gozo de disfrutar lo que uno mismo ha cosechado con su esfuerzo.
Como dijera el inspirado salmista:
"El Eterno me ha pagado conforme a mi justicia; conforme a la limpieza de mis manos me ha recompensado."
(Tehilim / Salmos 18:21)
Ciertamente aquellos indignos que pierden su chance de vida en el mundo venidero son muy pocos, los malvados supremos, como aquel artista de baja estofa austríaco devenido en genocida, o ese egipcio asesino (ganador de un Nobel de la Paz, vaya chiste) que se hacía pasar por líder del inexistente pueblo árabe palestino, o aquel gentil turco que se hacía pasar por estudiante de rabino inventor de buena parte de las doctrinas enfermizas que pululan en Occidente hoy día. Ellos, por la inmensa gravedad de los daños causados al prójimo, por su maldad y rebeldía, hundieron en tanto cieno sus espíritus que son irrecuperables, por siempre perdidos en el vacío de la inexistencia.
Pero nosotros, personas comunes, en poco tiempo estamos gozando de la eternidad, junto al Padre, tras la muerte. No por fe, no por adulación de hombres, no por la religión que tienes, no por los libros que memorizas, no por las payasadas rituales que cumples, sino por tus actos como constructor de shalom por tu bondad y justicia, por tu lealtad a tu esencia divina a través de cumplir cabalmente con los mandamientos que te corresponden. Eso es lo que Dios ha revelado, no lo que queremos creer o nos hemos inventado para someterte a alguna secta religiosa.
Tenlo presente la próxima vez que te quieran manipular con objetos de fe, con adoración de hombres, con amuletos, con palabras mágicas, con cualquier otra cosa que no sean esos sencillos y concretos actos de bondad y justica que el Padre ama y te pide que hagas.
Esto dice Dios a través de Su profeta:
"Pero si el pecador se aparta de todos sus pecados que cometió, guarda todos mis estatutos y practica la justicia y la misericordia, ciertamente vivirá; no morirá.
No le serán recordadas todas sus transgresiones que cometió; por la justicia/misericordia que hizo vivirá."
(Iejezkel / Ezequiel 18:21-22)
¿Qué quieres que te diga aparte de lo expresado?
Prefiero creer en la Palabra de Dios y seguirla, y no en las mentiras maliciosas de Pablito de Tarso y sus cómplices religiosos.
Bondad y justicia, esa es la vida aquí y en la eternidad.
No Jesús, ni Yeshushua (que es lo mismo en realidad), ni un rebe, ni un santo, ni un gurú, ni un cabalista, ni un espíritu superior, ni un hermano galáctico, ni rituales, ni amuletos, ni libros, ni bailecitos, ni videos de rabinos, ni comunidad cabalística, ni secta jasidea, ni iglesia mesiánica, ni… ¡NADA DE ESO! !NADA!
Es el Padre quien ha hablado y dicho lo que quiere, por si no lo comprendiste o lo olvidaste: bondad y justicia, al seguir cabalmente los mandamientos que Él te ha dado para que cumplas.
Nada hemos de temer de la posteridad, de infiernos y demonios, puesto que Dios nos ha prometido:
"Pero tú, oh Israel, eres mi siervo; tú, oh Iaacov [Jacob], a quien escogí, descendencia de Avraham [Abraham] mi amigo.
Yo te tomé de los extremos de la tierra, y de sus regiones más remotas te llamé diciéndote: ‘Tú eres mi siervo; yo te he escogido y no te he desechado.
No temas, porque yo estoy contigo. No tengas miedo, porque yo soy tu Elokim. Te fortaleceré, y también te ayudaré. También te sustentaré con la diestra de mi justicia"
(Ieshaiá / Isaías 41:8-10)
(De paso, vemos que según Isaías el siervo de Dios es el pueblo judío y NO un monigote inventado por el imperio romano que supuestamente te salva por tener fe en él).
En el fondo las cosas son sencillas, porque el Eterno no quiere complicarnos con cosas terribles, esa es tarea del EGO.
Estamos en la vida para andar por ella, aprender, experimentar, gozar de lo permitido en tanto nos apartamos de lo prohibido, adquirir sabiduría de vida más que de libros, construir shalom.
Llevarnos las valijas llenas de momentos agradables, de deleite, de buenos recuerdos, de bondad que hemos hecho para con el prójimo.
Que este mundo sea un pasaje de armonía y gozo, también a través de las dificultades que transcurramos.
Porque es en este pasaje mundano donde vamos adquiriendo lo que gozaremos en la eternidad, por justicia, no por fe.
Toda fe en salvadores y y salvaciones son negaciones de nuestro sagrado potencial, de la bondad y justicia que podemos ejercer, de nuestra parte en la tarea por la cual estamos en el mundo.
”Ser salvo por fe”, es huir de nosotros mismos y de Dios, para sumergirnos en las redes del EGO, en las religiones.
Por ello también las religiones se preocupan tanto de que no goces, de prohibirte lo saludable, de llevarte hacia doctrinas que castran tus potenciales; porque saben que cuando despiertas la conciencia, te das cuenta de lo que sucede y no quieres volver a las sombras, a la celdita mental.
En mucho se parece a la poesía de Kaváfis en su “Viaje a Ítaca”, vale la pena la leas y estudies.
Así pues, como conclusión de este encuentro, oigamos a Dios a través de Su querido salmista:
"Alegraos, oh justos, en el Eterno; a los rectos es hermosa la alabanza.
Dad gracias al Eterno con lira; cantadle con arpa de diez cuerdas.
Cantadle un cántico nuevo; hacedlo bien, tocando con júbilo.
Porque recta es la palabra del Eterno, y toda su obra ha sido hecha con verdad.
Él ama la bondad y la justicia; de la misericordia del Eterno está llena la tierra."
(Tehilim / Salmos 33:1-5)