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Dejando ir a la persona que «AMAS

Una vez el Moré había escrito que si realizáramos una analogía para describir la multidimensionalidad del ser humano, hablaríamos de un barco y que las emociones vendrían a ser las turbinas que mueven al barco y en efecto así es. Si no es por el regocijo de levantarnos, la esperanza que el día será bello, el buen humor, etc., nos postraríamos en nuestras camas en depresión.

En igual sentido, parte de esa multidimensionalidad de las emociones yace en utilizarlas en el plano físico y en el social. Nos arreglamos bien, nos perfumamos y buscamos sentirnos alegres cuando queremos atraer a una pareja y muchas veces lo logramos, salimos con alguien, las cosas comienzan “bien” pero quizás no estén tan bien, quizás lo que pasa es que como la vida es un teatro, algunos salen a la calle con disfraz pero nunca se lo quitan.

Entonces las relaciones de pareja comienzan sesgadas porque nunca se dijeron las cosas como realmente eran; que en realidad no se habían divorciado sino solo separado, que no son celosos pero en realidad se los comen los celos, es decir, no vas a ver a una pareja que realmente se diga todo de una sola vez y de hecho que tampoco tiene que decirse todo, pero tampoco deben de ocultarse aspectos medulares que puedan darle un giro de ciento ochenta grados hacia el lado negativo a una relación.

Otra cosa es que, salvo en muy contadas excepciones, el amor no surge constantemente sino más bien con el paso del tiempo. El amor salta, como una liebre en el medio de la pradera, le vez salir de cuando en cuando, pero no se acerca a ti de forma constante sino hasta que el tiempo pasa y se desarrolla la confianza verdadera. Ahora que me pongo a pensarlo, el enamoramiento no es algo malo, porque es el medio por el cual nos anestesiamos para ir dándole paso al amor constante y persistente.

Como todo lo que Dios ha creado está en perfecta consonancia con la creación, cuando se ejercita de manera proporcionada, no se puede hablar que enamoramiento sea algo malo, por el contrario, es cómo el ser humano se impulsa a buscar a una pareja, a procrear y a formar una familia con otra persona, es cómo dos se convierten en uno.

Observa que no se dice que media mitad y media mitad hacen uno, sino que dos se convierten en uno, porque una pareja se compone de dos individuos que son separados, dos personas completamente distintas pero afines, que utilizan al enamoramiento que es una emoción, como el motor para avanzar en la relación y darle paso al amor. Puede amarse durante el enamoramiento? Yo diría que sí, porque es como la fase previa a que se dé el verdadero amor.

Es algo así como quien está apenas urbanizando un terreno y entonces instala un sistema eléctrico de postes de luz y cables de corriente que no es el final ni es tan bueno y no transmite electricidad tan eficientemente como sí lo haría la infraestructura final que se vaya a instalar, pero por lo menos le da oportunidad a los guardas del terreno que viven en ranchos donde no se han construido las casas aun, de por lo menos tener electricidad para las cosas básicas. Quizás los cables no tengan el aguante como para conectar la secadora y la lavadora de ropa y la lavadora de trastos, todos a la vez, pero tiene la suficiente energía para encender el radio, mantener la nevera enfriando y poder usar la estufa y el microondas.

El enamoramiento es la fase previa al amor, como todo en la vida, los objetos con más energía cinética tienden a desgastarse más rápido que los que tienen menos flujo de energía cinética pero es más constante, te lo voy a poner con un ejemplo del diario vivir: Un velocista corre cien metros mucho más rápido que un maratonista, pero el velocista no alcanzará la distancia que sí alcanzará el maratonista, no obstante que el maratonista trota en tanto que el velocista corre.

Significa que es malo ser velocista y que es bueno ser maratonista? Te daré la respuesta que te daría un economista; depende. Hay que analizar el contexto, si hubo un choque a los cien metros y urge sacar a las personas de la chatarra que otrora fuera un coche antes de que explote, pues en ese caso se necesita un velocista, pero si lo que se ocupa es escribir una composición musical o construir una casa, lo que se debe de buscar es a un maratonista, es decir, a una persona que se tome su tiempo para hacer las cosas con el mayor detalle posible.

El enamoramiento es un velocista, embebe a las personas para que éstas siembren la semilla mutua del amor que aún no ha germinado pero que ya está en tierra fértil, es la lluvia que alimenta a la tierra para que la planta del amor maratonista surja, no es tan llamativo como el velocista que corre cuatrocientos metros en una fracción del tiempo que lo hace el maratonista y quizás su anatomía no sea tan atractiva como la del velocista, pero con su trote puede recorrer muchos más kilómetros que el velocista y aunque su anatomía no sea tan fornida como la del velocista, tiene lo suficiente para garantizar que llegará a la meta.

Muchas canciones maldicen al enamoramiento, hay quienes inclusive se quejan de ser enamoradizos, pero eso no es culpa del velocista sino del entrenador. El velocista debe de correr en plano, no lo puedes poner a correr por las piedras porque sino puede sufrir un esguince o una quebradura. En igual forma, no lo puedes poner a correr en terreno fangoso porque puede lesionarse. El enamoramiento debe de correr en terreno firme, donde no haya obstáculos ni trampas, entonces viene la tarea previa, porque el entrenador lo que hace es que busca una superficie ideal donde el velocista pueda correr de manera que la solidez del terreno le permita llegar a la meta.

Luego viene la parte de triatlón, una vez que ya corrió a la primera meta, ahora sí, ya no va a requerir de la misma velocidad sino de la resistencia, ahora sí puede caminar por las piedras y por el fango porque ya está consciente que no se encuentra en una superficie dura ni sólida, sino que ahora va por otros terrenos, el triatlonista se sabe atleta, entonces sabe cuándo ser velocista y cuándo ser maratonista, no anda a la velocidad de maratonista cuando la superficie le permite correr a mayor velocidad pero tampoco anda a velocidad de velocista cuando el terreno no le permite avanzar a tan alta velocidad.

Hasta el momento toda va bien, verdad? O sea, pareciera ser muy simple, se corre a alta velocidad en superficie sólida y se disminuye la velocidad en superficies inciertas verdad? Ah, pero resulta ser que no es sino hasta que tú lo intentas que ya te das cuenta de cómo son las cosas. Porque una cosa es tener la teoría y otra es desarrollar tu propia técnica. Así que por más libros de psicología barata pero de precio muy caro leas, donde establecen fórmulas cuasi-matemáticas para tratar de homogenizar a las personas, o con cuántos “artistas del ligue” consultes, sino intentas las cosas tú, entonces no vas a desarrollar tu propia técnica y terminarás fallando.

Otra cosa es que, igual que en los deportes y en las artes, se necesita mucha práctica para poder dominar determinado deporte o arte. El violnista que toca un concerto de Beethoven lo hace después de muchos años de práctica, el tenista que juega en Grand Slams lo hace después de haber fallado muchísimas veces, por lo que al principio vas a fallar y te vas a lastimar. Y dentro de esos fallos y esos moretones que te llevarás, te enamorarás, llorarás, te lastimarán por tu falta de experiencia, pero todo esto son piedras en el camino para que te fortalezcas, como el dolor que siento un deportista cuando alza pesas o se cae o que siente la violinista cuando no está acostumbrada a sostener el violín y se le hacen ampollas cuando lo toca.

Ahora bien, puede ser que ya no estés enamorado sino que ya ames a la persona, pero como la vida es tan incierta, podría ser que esa persona que comenzó como tu compañera velocista e inclusive maratonista, haya corrido la mitad de la carrera y se haya cansado y quiera buscar nuevos terrenos donde competir, o quizás tú, por estar corriendo más rápido de la cuenta, no te diste cuenta que la otra persona no era ni velocista ni maratonista sino espectadora, y que por eso es que no corrió el triatlón contigo. La lista y las combinaciones de razones es amplísima, pero sim importar esa lista, al final de cuentas quien queda eres tú, con tu carrera y tu triatlón por completar, bien sea con esa persona o con otra.

Hay muchos que simple y sencillamente se cansan y deciden dejar de competir. Se desilusionan del raspón, se ahogan en un vaso de agua por una quemadura del sol y hay muchos que simplemente deciden dejar de competir porque se quebraron. Entonces dejan la competencia pero de mala gana, le echan la culpa a la otra persona, a la afición que no les apoya, al sol que está muy caliente, al agua que está muy fría, a los calcetines que no les resguardaron contra el pie de atleta, etc. Pero no se ponen a pensar en que la afición es caprichosa y que quien es un verdadero de portista lo hace por amor al deporte y a sí mismo pero que no espera que le vengan a apoyar porque él es su propia afición.

Sabe que el sol estará caliente pero para eso se pone bloqueador. Sabe que la mayoría de la gente es irresponsable y que no le gusta el compromiso, así que practica y compite solo, no desprecia el trabajo en equipo pero no se echa a morir si sus compañeros de equipo son unos irresponsables y sí, se puso talco en los pies para que la humedad del sudor no dejara que se formaran hongos.

Como puedes ver, hubo un trabajo de preparación previa, no se lanzó a la carrera sin haber calentado porque sabe que se arratona, se bañó porque sabe que sino apestará y que los hongos se volverán sus inseparables “amigos” y entrenó su cuerpo para aguantar correr a altas velocidades pero también para poder nadar por el agua gélida y subir los trechos montañosos y pedregosos sin lastimarse, oh sí, el verdadero atleta entrena de previo y no se cree Superman para lanzarse a la carrera sin haberse preparado.

Y podría darse el caso que compre de cuando en cuando un libro acerca del triatlón o que vea películas sobre atletas que le inspiren y le hagan salir a correr y a entrenar en esos días lluviosos y nublados, pero ello no implica que solo se quede en la lectura, encerrado en su casa, lamentándose por no ser atleta, el atleta se hace.

Ya para ir aterrizando y dejando de lado esta analogía del triatlón que te acabo de presentar, existen ocasiones que a pesar de todo el esfuerzo que hagamos, de la preparación que tengamos y del ahínco conque trabajemos, si solo uno de los dos quiere bailar tanto y el otro no, no se va a poder bailar y hay que tener la suficiente madurez para aceptar eso.

Por eso es que aquella canción ochentera de The Police decía que si amas a alguien debes dejarlo ir. El verdadero amor da sin esperar nada a cambio, entonces quien realmente ama así, si sabe que la otra persona no está cómoda con él, lo que va a hacer es dejarla ir para ella sea feliz con quien escoja y no se va a aferrar cual pie de atleta al pie del maratonista, porque después de todo, a quién le gusta el pie de atleta?
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Espero que esta enseñanza te sirva y que si estás ahorita en la posición del pie de atleta, que te des cuenta que vales mucho y que no deberías de desperdiciar tu amor en alguien que no te ama y que si estás en el otro lado, donde estás siendo acosado por alguien a quien ya no amas, que uses la comunicación auténtica y que se lo hagas saber de manera enérgica pero respetuosa, para que ambos tengan la oportunidad de encontrar a su pareja y puedan construir Shalom juntos.

Alegría vergonzosa

FULVIDA en Costa Rica continúa creciendo y esto hace que el suscrito tenga que dedicar más tiempo offline que online, empero, ello no implica que no siga paso a paso los acontecimientos aparte que tengo buenos amigos que mantienen informado. En estos momentos me encuentro escribiendo mientras en el Discovery Channel veo a Lance Armstrong con ojos vidriosos y a Oprah Winfrey con una cara de compasión, que en sus ojos no demuestra prejuicio sino compasión; compasión hacia un gigante caído, hacia un hombre que se ha enterado que es humano y esto me recuerda el proceso de Teshuvá, es decir, de regreso.

En estos momentos muchas personas critican y como decían en Los Simpson, cobran el “impuesto de resentimiento a las personas exitosas”, porque en nuestra torcida mente a veces decimos admirar a los que consideramos mejores que nosotros aunque en realidad los envidiamos secretamente. Nos ponemos kippot pero nos decimos noájidas, señalamos con el dedo al criminal de cuello blanco que estafó a cientos en tanto que nosotros mentimos en nuestro formulario para la declaración de impuestos.

Sigo escribiendo y escuchando a Oprah que le dice a Lance que “cuando eres famoso, las personas aman verte ascender pero también aman verte caer y  tambalear” y es que al menos Lance Armstrong ha confesado ser “un mentiroso y un tramposo” como bien dijo Owen Bennett Jones de la BBC, pero ese “mentiroso y tramposo” está arrepintiéndose de lo que hizo y tiene el valor de aparecer en medios de comunicación confesando su historia. Mi hermano dice que Armstrong tuvo la oportunidad de hacerlo antes y no lo hizo y mientras tanto en la mesa de la cafetería del trabajo las personas hablan de la caída de Armstrong con la satisfacción como quien acaba de alcanzar una gran meta.

En la carrera profesional que estoy próximo a terminar, se nos enseña el régimen de la ley y aquel adagio romano de “dura lex sed lex” pero no se enseña la compasión que se debe de tener hacia quien se arrepiente. ¿Quiere decir esto que apoyo todo lo malo que Lance Armstrong hizo? ¡De ninguna manera! Pero dejémonos de cosas, ¿cuántos de nosotros no nos hemos hecho de la vista gorda ante injusticias o no hemos cometido acciones que sabemos que son malas y aún así lo hacemos?

No se trata de ser un hipócrita y no se trata de ser un alcahuete tampoco, ahora viene lo más difícil para Armstrong que son las demandas por denuncias calumniosas, posibles causas penales por estafa, etc., así que de ninguna manera podemos decir que ya porque se le nublaron los ojos en televisión cuando habla del momento en que le dijo a su hijo que no lo defendiera más, que ya por eso se nos van a nublar los ojos a nosotros también y le vamos a dar un pase especial para que se abstraiga de sus responsabilidades, sin embargo, es evidente que no sólo Lance se enfrenta a sus demonios internos, también lo hacemos nosotros, pues nuestra medida de humanidad yace en no sentir esa satisfacción por el mal que el sufre, esa felicidad vergonzosa que se siente cuando se ve a alguien caer.

Como deportista vi muchos Lances en el colegio, muchas veces pese a dar lo mejor de nosotros, muchos compañeros y yo no lográbamos formar parte de la alineación titular y no era porque fuéramos malos, pero los que nos ganaban se rumoraba que usaban esteroides. ¿Era o no verdad? No lo sabemos, pero su desempeño no era congruente con el de otras personas que también eran buenas en lo que hacían, no podíamos lanzar una pelota al plato a casi noventa millas por hora, siendo adolescentes, entre otras cosas.

Quizás todos desearíamos utilizar esteroides, a mí en el colegio me los ofrecieron pero gracias a mi familia no lo hice. Muchos otros quizás no tuvieron mi suerte y los utilizaron sin saber lo dañinos que son, o quizás sabiéndolo, pero desconectándose de la realidad y creyendo que eran infalibles, recurrieron a los esteroides y quizás no hayan ganado el Tour de France pero sí el torneo entre condados y quizás hasta el estatal.

Lance habla de la arrogancia que él sentía y que todavía siente. Esa arrogancia es más venenosa que el cromio hexavalente, es más cancerosa que la radiación de Chernobyl y es más duradera que el acero. No es Lance a quien muchos ven con malos ojos, es a su espejo, porque hacen lo que sea y evitan el silencio a toda costa y evitan saberse a sí mismos, porque no se aceptan como son entonces se agregan a la algarabía y al jolgorio de ver el sufrimiento ajeno, máxime de alguien a quien le resentían su éxito.

El verdadero arrepentimiento se da cuando nos comenzamos a perdonar a nosotros mismos, por lo que pude ver, parece ser que Lance no se ha perdonado a sí mismo, pero al menos ha comenzado por buscar otra forma de no volver a cometer los mismos errores del pasado. No hay que aplaudirle su mal actuar pero tampoco mofarse de su toma de responsabilidad. ¿Cuántos políticos no hay en el poder quienes descaradamente se enriquecen a coste del pueblo? ¿No es el andar en un auto de lujo todo terreno último modelo viendo a otros por encima del hombro y sintiéndose mejor que los demás cuando ese dinero se la han robado del erario público algo parecido a tomar drogas para ganar una competencia ciclística? ¿Cuántos malandrines de cuello blanco no hay que estafan y que de manera inteligente se abstraen de la Justicia? ¿Y qué hay de los patrocinadores? Sería muy insensato pensar que con el poderío económico y de otra índole que manejan, no se enterarían del dopaje de Armstrong.

Si Lance ha llegado y ha buscado reparar el daño realizado a través de la aceptación de su error, no creo que debería ser el único que tuviera que hacerlo pues la verdad todos esos que experimentan schadenfreude, es decir, una alegría producto del mal que alguien más ha sufrido, no son mejores que el que hace trampa para ganar. Pero quizás lo más preocupante de la schadenfreude es precisamente que pone en evidencia nuestro verdadero ser, ya no de manera jocosa sino de manera preocupante, pues si yo me regocijo del mal que alguien más sufre, no soy mejor que esa persona cuando hizo la maldad por la que en este momento sufre.

El castigo busca alinear y no sólo lastimar y la verdad es que salvo un par de veces que vi una que otra carrera del Tour de France, el nombre de Lance Armstrong me era indiferente en el deporte aunque sí le admiré muchísimo por la fundación. Lance Armstrong no representó al ciclismo como tal sino como una esperanza y este comentario, lejos de ser una apología o un alegato que busca liberar de responsabilidad a este hombre, busca más bien ser sobrio y propende a que auscultemos en nuestro interior y que analicemos nuestros trofeos de nuestros Tours de France internos ganados con mentira y trampa para que aprovechemos la ocasión de sacar a relucir lo mejor de nosotros mismos en pos de mejorar el mundo en el que vivimos.

Hoy más que nunca comprendo las palabras del sabio Rey Salomón de que no hay que sentir schadenfreude cuando alguien está siendo castigado y más bien es nuestro deber el buscar contribuir a la construcción de Shalom precisamente construyendo y no destruyendo.

Schadenfreude sólo demuestra que nuestra vergüenza por nosotros mismos es lo que nos hace felices.
Schadenfreude sólo demuestra que nuestra vergüenza por nosotros mismos es lo que nos hace felices.

Pasión deportiva

Confieso, no soy fanático de ver deportes, aunque sí de dedicar bastante tiempo al ejercicio físico (integral).
Alguna que otra vez fui a partidos de fútbol, también de básquet, creo que no más… ¿algún tramo de Fórmula 1 por TV?… sí, en un par de ocasiones concurrí al espectáculo de los Harlem Globetrotters.
Me resulta insufrible ver partidos de fútbol en la TV, cuando en los noticieros se pasan minutos y más minutos con los deportes me duermo…
En fin… creo que se comprende el punto.

A mí me cuesta bastante ponerme en el lugar de los que están sumergidos en ver partidos de fútbol, cada canal deportivo, revistas, suplementos de diarios, programas radiales, controversias en bares, apuestas, me cuesta bastante…
Ese fanatismo, esa dedicación, esa inmersión por completo en la pantalla constantemente verde de sus televisores, los relatos afónicos de partidos de países desconocidos, cuadros ignorados, nombres imposibles de pronunciar…
Se saben quién, en cuál cancha, de tantos goles, la delantera y la mejor defensa, el DT, etc., y me cuesta tanto entenderlo…

Navegan por la Red buscando goles, resultados, tarjetas, expulsados, contratados. Goles en Youtube, pases extraños, anécdotas, viejas glorias, golpizas, llantos, sublevaciones, victorias heroicas, pasan días y días y días consumiendo con pasión eso que para ellos, los fanáticos, es tan importante, incluso pareciera más que la vida, que su familia, que sus tareas, que cualquier otra cosa.

¿Eres tú uno de ellos?
¿Es alguno de tu familia o amigos?
¿Los conoces?
¿Los padeces?
¿Los disfrutas?

Esos simpáticos, o insoportables, Homeros Simpson, que se la pasan consumiendo deporte a la par de cervezas, bocaditos, golosinas, sofás, tiempo que desaparece en la nada misma…

Alguna vez le dije a alguno de estos consumidores deportivos que llegado el momento, cuando pasase a mejor vida, que no estaría picado y molesto por no saber quien ganaría el próximo mundial, ni sería relevante quién jugó en la delantera de Peñarol del ‘66, ni el nombre de la abuela de Cascarilla Morales. Tristemente me equivoqué… pues uno de aquellos fanáticos murió a muy joven edad, de una terrible enfermedad, y en su lecho agonizante aún conversaba con pasión –la escasa que su cuerpo consumido le permitía- de viejas historias y anécdotas de fútbol…
Se fue, al próximo mundo (o a la nada, según él), se fue y en su corazón aún ardía la llama –para él sagrada- del fútbol…
¿Cómo entenderlo?

Por otro lado, están los que durante 3 días se desconectaron por completo de estas distracciones banales.
Desde un poco antes de la puesta del sol que daba fin al año 5771 hasta la aparición de las tres primeras estrellas medias del sábado siguiente, por Rosh HaShaná y el Shabbat subsiguiente, no se conectaron a internet, no vieron TV, no leyeron diarios, no escucharon radios, no fueron a bares, no fueron al trabajo, no fueron a canchas, nada de eso.
Como si el mundo se hubiera convertido en un lugar lejano, al mismo tiempo que pleno.
Se dejó de lado todo lo que no fuera la santidad de estos días, el momento del juicio, cuando se presentan balances, cuando se proponen objetivos, cuando se decreta en lo Alto acerca del año que comienza.
Si las bombas no caen sobre uno, podría haber empezado la Guerra Mundial Final, pero ni se enterarían.
Fue el Iom HaDin, el Día del Juicio, ¿qué le importaba al inmerso en su significado si Nacional ganó o sigue de mala racha, si el Barcelona contrató a Forlán o no, etc?
Son días tremendos, llenos de plenitud para el que está interiorizado en ellos: la vida o la muerte, la pobreza o la riqueza, la salud o enfermedad, el sosiego o la ruina, cosas en verdad fundamentales son las que están en “juego” en el día del Juicio, es lo que se estaba decidiendo, ¿quién puede tener tiempo o energía para pensar acerca de una pelota y unos tipos correteando detrás?
De hecho, no importaba, cuando usted realmente piensa que el fútbol es una tontería, es un juego que en realidad no tiene ningún valor intrínseco.
Aunque los enfermos por la afición me contradigan, aunque con un pie en la tumba sigan aferrados a su ídolo querido, aunque la FIFA y sus similares sigan siendo multinacionales súper poderosas, en los hechos, eso es nada, aire, sobras, sombras, falsedad…

Si, como aquel amigo mío creía, al morir volvemos a la tierra y no existe de nosotros más nada: ¿de qué valió el tiempo y energías consumidos por la pasión?
Si en verdad vamos a otro mundo, uno en el cual impera la verdad: ¿cuál es el valor del tiempo y energía desperdiciados en esta pasión?

Claro que si lo tomamos como pasatiempo, si nos ayuda a relajarnos y aliviar un poco la tensión, entonces está bien, es positivo, está en función de un objetivo final elevado y trascendente.
Si somos nosotros los que practicamos el deporte, excelente, es bueno para la salud multidimensional.
Si lo hacemos para compartir con otros, de manera divertida, respetuosa, etc., bienvenido sea.
Si es un hobby que no nos consume en vida, perfecto.
Pero cuando se enajena la vida por esta pasión, cuando se vuelve importante en sí mismo, creo que es hora de respirar profundo y tomarse un descanso.
Evaluar qué es lo que estamos haciendo, y que nos estamos perdiendo.
Cuántos desperdiciamos en esta pasión y qué cosas realmente valiosas estamos degradando por ella.

Es muy fácil dejarse atrapar por el deporte profesional y es un negocio que mueve miles de millones de dólares, por lo que los “dueños” lo toman muy en serio.
Sabemos que hay personas que, literalmente, viven y son capaces de morir y matar por sus equipos.
Es una poderosa industria, que crea sus recursos para continuar enviciando a más y más, para de esa forma seguir generando millones en dividendos por segundo.

¿No sería muy bueno tomarse tres días para desconectarse de estas pasiones?
¿Tú qué crees?

México 2 Uruguay 0 Perdimos.

Bien podría decirse que México ganó el mundial sub-17, las matemáticas no mienten, sin embargo las religiones sí.

Podías estar en las calles cercanas al estadio y ver las faltas al prójimo, el robo, el atraco, la sacadera de carteras, los insultos, las ofensas, los «gracias a dios que ganamos», «gracias a la virgencita».

Un tipo ebrio insulta a otro, otro le insulta la mamá a uno porque no le dio el paso; un tianguis de obscenidades, leperadas y abusos en todos los sentidos por la euforia del triunfo. No niego que quizá a alguno le sirva de inspiración, de motivación; seguro que a los menos, el resto acaba de encontrar el perfecto pretexto para corromperse aún más, auque estoy seguro como dijo otro: «oye tu ¿y si perdíamos? –de todos modos nos embriagamos pero por el dolor, jajajajajaj—

Si, creo en lo personal que otra vez perdimos, perdimos porque nuestros valores mínimos como humanos, como personas son un trapo en deshuso y sin importancia, esos valores son los pañales del ego en donde hace todo tipo de suciedad y denigración hacia nosotros mismos y a todo aquel que se atreva a enfrentarle.

 Estos valores por el contrario debieran ser un lastre para el ego que si le frenamos quizá podríamos un día pensar en realmente saber que se siente ganar, porque para quien es esclavo ni el éxito ni el fracaso, ni el triunfo más contundente le sabrá sino a aquel dolor de cuando estás comiendo y te muerdes tu propia lengua.

Resp. 934 – Puedo ser Fanático (Hicha) del Real Madrid?

Samuel N. nos consulta:

Buen día, disculpe tengo una pregunta tal vez algo tonta pero es una duda, quiero saber si uno puede ser fanático (hicha) de algún equipo de fútbol u otro deporte que en su logo lleve una cruz? ejemplo Real Madrid quien el logo lleva una corona con una cruz, así hay muchos equipos, y otros llevan la flor de liz que tampoco se si es correcto ser fanático de dichos equipos usar ropa de ellos o tener en casa ropa deportiva con esos logos. Agradezco su respuesta a esta duda
Dr. Samuel Newman edad 30. McAllen Texas USA

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Y Gano!

Recuerdo que en el año 2004, el atleta Chriss Leigth, a escasos metros  de la meta del triatlon  en el que participaba, se desplomo víctima del cansancio extremo y una  deshidratación aguda.
Este atleta, comenzó una tarea tenaz de recuperarse físicamente y sicológicamente.
Se  preparo nuevamente para el siguiente año.

Esta vez tomo las precauciones necesarias para correr hasta los últimos metros de la carrera y ganar. ¡Y gano!

 Llego de primero y disfruto  del triunfo y del premio.

LIBERATE del Mundo oscuro de las religiones.

GANA LA CARRERA , SE 100% NOAJIDA.

Por el pronto retorno de los Fieles.

Resp. 876 – ¿Es malo practicar boxeo?

Guerrero nos consulta:

Estimado Moré: antes practicaba el boxeo, solamente como deporte, y me sentía contento con ello. Sin embargo, ahora que (gracias al Eterno) soy profesionista ya no me pongo los guantes. Siento que me hace falta canalizar mi agresividad y mi stress, y eso hace que me ponga de malas, sea huraño y me sienta ansioso. ¿Me recomendaría practicar nuevamente el box u otra actividad similiar? De antemano, muchas gracias Moré y que Dios le bendiga.
Ignacio Bernal, 27 años, médico, Guerrero, México.

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Futbol Espiritual

world-cup-soccer-ballPersonalmente soy un gran aficionado al futbol, cuesta mucho que me pierda un partido de mi equipo favorito (llamado el Saprissa); pero también me preocupa el hecho de perder valiosos minutos sentado frente a un televisor viendo 22 hombres corriendo tras un balón. Uno de mis maestros dice que en el futbol todos ganan menos tu; el equipo gana dinerales en patrocinios, los jugadores reciben sueldos exorbitantes por hacer lo que les gusta, el canal que trasmite el partido gana pues recibe de los anunciantes millones; mientras que nosotros solo gastamos 2 horas de vida sin recibir un solo incentivo.
Debido a mi inquietud y a mi decepción recibí una explicación dada por el Rebbe de Lubavitch sobre el futbol que quiero compartir con ustedes
El mundo es esférico como un balón de futbol. Esa pelota o globo (el mundo), fue entregado a cada uno de nosotros. El objetivo de la vida es introducir ese balón (hacer un gol) en el “portón del Rey (el arco)”.
El plan de D-is no quiere que introducir el globo en el arco se algo sin obstáculos; por el contrario están todos nuestros adversarios (temores, falta de fe, instintos, emociones, etc.), dispuestos a detenernos para lograrlo (el equipo contrario). Así como nosotros tratamos de meter el “balón” en el “arco del Rey”, nuestros adversarios luchan por meterla en el “arco del mal”.
Pero, es exactamente la competencia del equipo contrario la que nos motiva a luchar y ganar, pues si se hiciera un partido de todos en el mismo equipo, sin adversarios, sería el más aburrido del mundo.
La enseñanza Jasídica explica que el deseo de victoria nos impulsa a buscar más profundamente dentro de nosotros mismos para revelar nuestro potencial oculto. Igual a un rey que estaría dispuesto, en momentos de guerra, a vaciar su tesoro con tal de ganar la guerra. Es la batalla espiritual que tenemos con nuestros instintos negativos lo que nos impulsa a descubrir nuevas habilidades y fortalezas guardadas en nuestro “tesoro” espiritual.
Este tipo de conducta se ve especialmente en el futbol, donde cada equipo trata de reprimir los esfuerzos del otro por hacer un gol. Y es sabido que la motivación más grande de un jugador no es lo que ganan, ni la condición física que alcanzan; solamente su deseo personal de salir ganadores es su fuente para luchar.
De la misma forma que en el futbol, uno puede moverse con pereza. Debemos mantenernos en movimiento con vitalidad, corriendo, saltando y driblando los desafíos de la vida. Esta tarea no solo se logra con la cabeza, ni con el corazón, sino también con los pies; cuando ponemos en práctica lo que sabemos y aprendemos, para llevar el “gran balón” a él “arco del Rey”.
Sigamos disfrutando de los partidos y juguemos futbol con la bola inmensa que nos regalo nuestro Papá D-is.