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El Granjero Y La Joya Enlodada

Dignidad, grandeza y realeza son intrínsecas a tu existencia… No permitas que nadie te menosprecie o abarate tu valía…

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El Granjero Y La Joya Enlodada

Un granjero, mientras guiaba a su rebaño de regreso al establo, vio en medio del fangoso camino una sortija que supuso era de oro.
La prenda, cuyo aro estaba cimbrado y carente de brillo, tenía intacto un engaste de 10 gemas que el lodo no dejaba vislumbrar.
Una vez llegó a su casa el campesino procedió a enjuagar la prenda con agua y jabón, hasta extraerle toda la mugre y sedimento. Impresionado el hombre, reflexionó:
¡Sigue siendo preciosa, a pesar de los golpes que ha sufrido!
En la mañana siguiente, luego de sus tareas matutinas, el granjero se dirigió hasta el negocio de un reconocido joyero quien, luego de una revisión exhaustiva, le certificó que ciertamente la sortija era de oro, y del oro más puro, y las diez gemas, sin duda alguna, eran piedras preciosas de las más cotizadas en el mercado.
Realmente era una admirable obra de arte lo que había hallado. Por unas cuantas monedas, el joyero experto procedió a fundir la prenda y rehacerla de nuevo.
Una vez el joyero concluyó su trabajo de orfebrería, el campesino, emocionado, comenzó a lucir tan fastuosa obra de arte, cuyo brillo y fulgor sorprendía a todos.

¿Qué enseñanzas podemos extraer de esta historia?:

Hay personas, cual sortija de oro, que se encuentran en estos momentos hundidas en el fangoso camino de la insatisfacción personal, deprimidas, golpeadas y heridas en su autoestima, por tantas penosas vicisitudes que han sufrido a lo largo y ancho de su vida; carentes de brillo existencial y sumidos en la más lamentable derrota se han resignado a terminar así sus días. Sin embargo, no se han dado cuenta que su valor y precio están intactos, pues su esencia interior, su alma, está ligada a la Luz Superior, de donde ha emanado invicta.

¿Qué requieren esas personas? ¿Nuestra burla, crítica y menosprecio? ¡Dios nos libre! Ciertamente, ellos precisan de nuestra mano amiga y de nuestra acción liberadora, pues su grandeza no está supeditada a su pasado incierto ni a sus deslices, sino, antes bien, a su sustancia inherente que es necesaria vigorizar y hacer resurgir.

Mi amig@, déjame decirte que vales por lo que eres, por tu esencia, por tu sustancia… No importa cuán deteriorada esté tu vida o cuántas equivocaciones hayas cometido en tu ruta existencial: tu valor sigue intacto, real, incalculable, pues eres oro puro, energía emanada desde los más altos niveles de la Infinita Luz, siendo tus capacidades como piedras preciosas, engastadas bellamente en tu propio ser interior.

Del Descrédito A Un Sitial De Honor:

Lo que hayas hecho o lo que hayas dejado de hacer en el pasado “no es lo que determina tu precio”… Vales por lo que eres, por la grandeza que hay en ti… No te sigas menospreciando por tus errores y ofuscaciones anteriores… Puedes rectificar y enmendar tus acciones; puedes enderezar tus pasos y levantarte del lodo del descrédito y la vergüenza a un sitial de honor y renombre… Sólo se te pide tomar nuevos aires, renovar tus fuerzas y sacar a relucir, auto-motivado, el brillo existencial que posees.

¿Quién le está poniendo el precio a tu vida? ¿Te valoran y te valoras por tus desaciertos pasados o por tu esencialidad inherente? ¿Qué tipo de personas están estimando tu cuantía? No permitas que gente inexperta te valore, o más bien, te desvalorice.

Busca a los expertos, a lo que saben de la dignidad humana, a aquellos que no se dejan llevar por las apariencias, sino que escrutan y reconocen la belleza interior de cada persona. No improvises más con tu salud espiritual e integral…

Dignidad, grandeza y realeza son intrínsecas a tu existencia… No permitas que nadie te menosprecie o abarate tu valía…

Fratello, seur, brother, hermano

Todos somos hermanos, ¿Por qué no hemos podido ser responsables de nuestras creencias para tratar correctamente a nuestro prójimo?

¿Que no es este nuestro planeta y convivimos todos en él? Hay veces que escogemos con quien convivir, hay veces (muchas veces) que no; como en las escuelas, trabajo, en la colonia donde vivimos, hasta en la familia. Y siempre habrá en todos lados personas con maneras de pensar distintas a las nuestras, hasta las más cercanas a nosotros, como por ejemplo: nuestro mejor amigo.

Todos somos la máxima creación de Hashem. Independientemente si somos judíos o gentiles, de piel negra, blanca, amarilla, roja, etc. Ninguna religión, etnia o raza es un club exclusivo para el mundo venidero. La razón de nuestra existencia es importante y como noajidas debemos estar unidos para construir el Shalom pero no debemos causar divisiones con nuestros hermanos no-noajidas. La división: el mal.

¿Por qué el segundo día de la creación no está escrito que vio Di’s que era bueno?

Dijo Rabí Janina:

– Porque en ese día se creó la división. Como está escrito: “El firmamento separara una de otras aguas” (Genesis I,6).

Al respecto comento Rabí Taviomi:

– Si una separación (división) provocada para el bien del mundo NO merece el título de “bueno”, con mucha más razón que no es buena una división (disputa) que no favorece al mundo, sino que le provoca caos.[1]

Hay que temer de las divisiones extremistas.

Malos frutos producen las polémicas con finalidad personal y nada intelectual, sino meramente al servicio del egoísmo, como la de Koraj contra Moisés en Numeros XVI.

La verdad es motivo de discusión, a la polémica, majloket (Ievamot 14) y hasta encendidas pasiones contrincantes. Pero en paz, rechazando a la idea, pero no a la persona, combatiendo la opinión, pero no al hombre.[2]

Tampoco la guerra, o la defensa personal que cause la muerte de nuestros hostiles es motivo de canto o regocijo. Cualquier razón que nos haya orillado a quitarle la vida, es motivación de tristeza.

Cuando los egipcios se hundieron en el mar, los ángeles del servicio de Di’s quisieron decir himnos de alegría y alabanza a Di’s.

Les dijo EL Santo Bendito:

– ¿La obra de mis manos se hunde en el mar y vosotros quereis decir cantos?[3]

Toda muerte humana es una perdida. No importa la ideología, el bando o la procedencia.

Navegando en la pagina hermana de fulvida.com encontré una frase del Sr. Alfredo Zambrano G. que me parece que vale la pena citar:

“Que se destruya el Mal y no a los Malos”, esta debe ser la visión de los justos hacia los malvados.[4]

Como podemos ver, es una delgada línea la que nos separa del camino que nos encomendó Di’s, respetarnos todos por igual, y la conducta de rechazar a los demás por no ser iguales a nosotros. En casos extremos y muy lamentables, esa conducta lleva a “matar en nombre de… “ o “hago esto porque en … yo confió” .

Por último (en serio ya por ultimo yo también me canse de escribir) si alguna vez sus creencias entran en conflicto con las de un conocido ya sea familiar, amigo o vecino, hagan el problema a un lado con la madurez de que ninguno posee la verdad absoluta, la empatía de que ambos son hermanos como todos los demás y la responsabilidad de absorber las equivocaciones e insultos que se pudieron haber dicho. Sin romper sus lazos.

Y aquí les dejo un monologo muy famoso escrito por William Shakespeare, pueden cambiar la palabra judío, por cristiano, musulman, o cualquier otra cosa:

SOY JUDÍO

¿ACASO UN JUDÍO NO TIENE OJOS?

¿NO TIENE UN JUDÍO MANOS, ÓRGANOS, DIMENSIONES, SENTIDOS, AFFECCIONES, PASIONES?

¿ALIMENTADO CON LA MISMA COMIDA?

HERIDO CON LAS MISMAS ARMAS, SUJETO A LAS MISMAS ENFERMEDADES CURADO POR LOS MISMOS MEDIOS, CALENTADO Y ENFRIADO POR EL MISMO INVIERNO Y VERANO QUE UN CRISTIANO?

SI NOS PINCHÁIS, ¿NO SANGRAMOS?

SI NOS HACÉIS COSQUILLAS, ¿NO NOS REIMOS?

SI NOS ENVENENÁIS, ¿NO MORIMOS?

Y SI NOS HACÉIS MAL, ¿NO NOS VENGAREMOS?

Shalom a todos

[1] El Midrash, la sabiduría del judaísmo, Jaime Barylko, Argentina, Kier, 1990, pag. 92

[2] El Midrash, la sabiduría del judaísmo, Jaime Barylko, Argentina, Kier, 1990, pag. 93

[3] MIDRASH AVKIR; SANHEDRIN 39

[4] http://serjudio.com/personas/re060518.htm

Seis millones de libros quemados

“Vivimos, en general, indolentes frente a la muerte ajena, a la que en alguna forma u otra no se relaciona con nosotros, a la que ocurre fuera del alrededor de nuestro afecto o de nuestro conocimiento, sin volvernos dolientes en algún grado, sin imponernos cierta cuota de obligado luto… Todo esto lo comencé a considerar muy seriamente cuando al finalizar la segunda guerra mundial, y hacerse la liquidación de la tenebrosa, despiadada, espeluznante, empresa del nazismo hitleriano, arrojó el impresionante saldo de seis millones de judíos muertos. ¡Seis millones!… Eso era más menos, por entonces, toda la población de mi patria. Era como si hubiese sido asesinada toda, absolutamente toda la población de mi patria (Chile)… Todo un país de muertos. Seis millones de judíos monstruosamente asesinados. No eran sombras, no siempre fueron muertos. Eran vivos, tenían un nombre, un rostro. Reconozcámoslos.” Julio Barrenechea, “Israel: un árbol por cada muerto”

 

 

Los libros siempre han sido uno de mis deleites preferidos. El buen cine también me motiva pero nunca negociaría el placer de un buen libro a cambio de la correspondiente película. Por ello, cuando vivía en Santiago de Chile, uno de mis paseos más entretenidos era caminar por el Paseo Ahumada los días domingos, pasando revista al material disponible en cada uno de los puestitos de libros usados que adornan la vía peatonal

 

Hace algún tiempo encontré en uno de estos paseos familiares el libro Israel: un árbol por cada muerto” del poeta chileno, Premio Nacional de Literatura, Julio Barrenechea. Por menos de tres dólares me llevé el ejemplar a casa, como niño al que le han comprado juguete nuevo. Al leer y repasar las aventuras allí contadas sintonizo con el pensamiento del autor, “una fuerza misteriosa, tal vez el destino, me ha vinculado en las distintas etapas de mi vida con las personas y los hechos del pueblo judío”; pero, diferencia no menor, donde Julio Barrenechea hallaba carne y hueso, cuando muchacho yo veía seres enigmáticos que surgían como héroes de los libros de ciencia y de revistas de ajedrez.

 

El antisemitismo – mejor llamado Judeofobia (véase el estudio del Prof. Gustavo Perednik sobre este tema) – es una enfermedad social que no discrimina entre razas ni colores ni ideologías. A mi modo de ver, un denominador común entre los antisemitas es un alejamiento del concepto de moderación. Los extremistas tienden a apartarse de todos quienes no comulgan con su enfermedad pues los ven como “demonios a los que hay que combatir”. Por otro lado, independiente de si se es liberal o socialista (como lo fue el poeta chileno), de izquierda o derecha, cuando la palabra moderación está en el horizonte de ruta de la persona, ésta termina reconociendo, como lo enuncia el autor, que “los judíos no es que posean ciertas condiciones negativas como propiedad privada. Ellas son comunes al ser humano. Lo que ocurre es que el judío está enfocado, para el juzgamiento minucioso de sus actos sociales”.

 

El nazismo hitleriano que menciona el autor en el extracto presentado al principio de este artículo tenía su base de operaciones en una ideología de extrema derecha. El nazismo actual, tan común en la extrema izquierda, es mojigato. Se escuda en una retórica que busca confundir al ciudadano común, quiere transformar a la víctima en victimario, al terrorista en héroe, al ciudadano común en blanco legítimo en aras de una causa, a aquel que amenaza con otro holocausto y con borrar a un Estado de la faz de la tierra con una especie de abanderado de algún tipo de resistencia. Como lo dice Barrenechea, “El pueblo judío ha vivido a la defensiva, preservando su propia personalidad, con mayor fuerza que otros, debido que hasta hace poco, no contaba con el fundamento de un Estado. Y también ha necesitado cuidarse de sus enemigos, o sea, del antisemitismo internacional, que está constituido, fundamentalmente, por todas las personas del mundo que buscan las causas de su incapacidad en la existencia de la capacidad ajena”.

 

Mi afición a la lectura fue inculcado por mi madre. Ella solía decirme que “todo ser humano es como un libro abierto donde se van escribiendo sus acciones”. Libros vivientes somos. No somos dueños de nuestras vidas pero, en su infinita sabiduría, Dios nos dio el privilegio de administrar nuestras vidas para que escribamos en ellas ya sea nuestra trascendencia a lo eterno y valioso o bien hacia la podredumbre. Depende de nosotros. Sí. Depende de nosotros no cerrar los ojos a la historia para no cometer las equivocaciones de nuestros ancestros. Nunca más callar ante el dolor ajeno. Nunca más un Holocausto, no más atrocidades en Darfur. Nunca más callar condescendientemente ante gobernantes totalitarios. Nunca más permitamos que seis millones de libros vivientes sean quemados.

 

El poder de la incoherencia: el exceso de coherencia

(Publicado originalmente en Opinión Noájida)

Estoy asombrado sobre la capacidad que tienen los dictadores constitucionales Chávez, Morales y Correa. Es como si todo el aparato del Estado de Derecho echara flores a sus pies rogándoles que, de manera constitucional, se acerquen lo máximo posible a un totalitarismo estalinista.

Nadie protesta. Todos conceden a lo europeo: cedamos para no perder (más).

Me puse a pensar sobre la falta de coherencia de la oposición venezolana así como el papel de sus pares ecuatoriana y boliviana. Todo pareciera decir que hay una falta de coherencia, una ineptitud para priorizar los temas de relevancia y depurar sus filas para confrontar de mejor manera a los pseudopatriotas…

Pero más bien la cosa va por otro lado. ¡Estos grupos opositores pecan de coherentes! Son lo suficientemente tosudos como para continuar ejerciendo liderazgos mesiánicos (y no van a ganar en este campo a Chávez y companía), derramando corrupción (lo que le genera un caldo de cultivo para populismos radicales) y un egoísmo ciego (especialmente de los grupos de poder económico) que no les permite ver más allá de sus narices.

 ¿Conceder para no perder? No. Lo que corresponde es pensar en lo que es correcto y actuar en consecuencia. Alzar la voz como corresponde: con ética y moral, dejando el camino del cacicazgo y comprometiéndose a rectificar y reconocer equivocaciones.

Lamentable estado el de la latinoamérica actual. <br>Estado que es resultado de su propia prostitución.