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Carga impositiva o Instruccion para la Vida

En su mayoría los Mandamientos Universales (los 7) son prohibiciones, es decir instrucciones que «limitan» (en apariencia) la conducta del ser humano, pueden sonar muy rígidos o hasta faltos de espiritualidad, sin embargo es con el ejercicio del pensamiento practico o la practicidad del pensamiento, que se puede vislumbrar mejor su poderío y efectividad.

Pueden sonar también «incomodos» porque le están coartando de cierto modo su libertad a las personas. Si, si existe prohibición, hay limitante y por tanto ya no hay «total libertad».

Pero en realidad no es así….. porque lejos de coartar la libertad del ser humano, estos Mandamientos vienen a dotar de un mejor y mayor impulso al individuo en su realización personal.

¿Como es esto?

Veamos con mayor objetividad las cosas, con los pies bien sentados sobre la tierra.

No relaciones sexuales ilícitas

Aparentemente este Mandamiento restringe al individuo en el ejercicio de su sexualidad ¿No es así? ¿Cómo QUE se prohíbe a la persona de tener relaciones sexuales con alguien casado (por decir algo)? cada quien es libre de tener relaciones sexuales con quien desee ¿O no?

De hecho estos Mandamientos prohibitivos, vienen a darle autentica libertad al individuo.

Un sujeto que se la pasa engañando a su mujer ¿en verdad estará gozando de una autentica libertad y un pleno gozo? ¿O estará esclavizado y sujeto de sus pasiones, de sus instintos mas básicos y hoscos?

Los Mandamientos son tan perfectos, que a partir de una prohibición, se generan condiciones de autentica libertad, la cual es posible a  partir de una conciencia objetiva, conocedora de la propia individualidad que nos caracteriza como humanos, con tendencia opuestas pero complementarias que debemos de conocer, admitir y trabajar sobre cada una de ellas de la mejor manera.

El ego (el instinto hacia lo negativo), que nos impulsa a desconocer al otro, haciendo que prime por sobre todas las cosas la propia «satisfacción», se convierte en un amo, cuando el sujeto cual títere de guiñol barato se mueve al antojo de los caprichos de este, dejándolo en una real y sentida esclavitud, y la LIBERTAD DE HACER LO QUE SE TE ANTOJE termina por dejar al individuo preso de sus desequilibrios, los limites son saludables.

Resulta curioso que esta prohibición que nos manda el Eterno lo único que restringe es el hecho de convertirnos en esclavos de nuestros instintos.

Podríamos decir que estas «prohibiciones» solo son los limites saludables para poder llevar una vida equilibrada y lo mas plena posible.

No son cargas ni imposiciones pesadas sino Mandamientos útiles y efectivos, limites saludables para ubicar al ego en su respectivo lugar.

Y si también dotan de alegría, haciendo que la Presencia de Dios sea mas que palabras, una dulce realidad.

Por ejemplo:

Estando sentado en la sala de tu casa, viendo que tu esposa sube las escaleras con tu pequeña hija en tanto van riéndose de alguna broma, es mil veces mejor que estar atravesando por los difíciles tramites de divorcio, por la soledad, por las contiendas familiares y otros tantos etcéteras mas.

Entonces se agradece que existan limites y no solo eso , sino que estos se respetan con gusto y placer, sin hacer de esto un negocio divino, el cumplir solo por beneficiarnos, sino reconocer con justicia que estos limites son positivos y de gran valor y deben de cumplirse solo porque el Dueño del mundo así lo dispone.

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Jesed, mishpat utzedaká. Profeta Jeremías.

El Eterno declara a través de Su profeta de la Verdad:

"(2) ¡Quién me diera una posada de caminantes en medio del desierto, para abandonar a mi pueblo e irme de ellos! Porque todos ellos son unos adúlteros, una asamblea de traidores.
(3) Dispusieron su lengua como arco; se hicieron fuertes en la tierra para el engaño, no para la fidelidad. ‘Procedieron de mal en mal y no me han conocido, dice el Eterno.
(4) ¡Cuídese cada uno de su prójimo! En ningún hermano tenga confianza; porque todo hermano suplanta, y todo prójimo anda calumniando.
(5) Cada uno engaña a su prójimo, y no hablan verdad; enseñan su lengua para hablar mentira. Se han pervertido hasta el cansancio.
(6) Su morada está en medio del engaño. Y a causa del engaño rehúsan conocerme’, dice el Eterno.
(7) Por tanto, así ha dicho el Eterno de los Ejércitos: ‘He aquí que yo los fundiré y los probaré. Pues, ¿de qué otro modo he de proceder con la hija de mi pueblo?
(8) Flecha asesina es la lengua de ellos; hablan engaño. Con su boca habla de paz a su prójimo, pero dentro de sí pone emboscada.
(9) ¿No habré de castigarles por esto?, dice el Eterno. ¿No tomará revancha mi alma de una nación como ésta?’
(10) Prorrumpiré en llanto y lamento por los montes, en canto fúnebre por los pastizales del desierto. Porque han sido devastados hasta no quedar quien pase, ni se escucha el mugido del ganado. Desde las aves del cielo hasta el ganado huirán y se irán.
(11) ‘Yo convertiré a Ierushalaim [Jerusalén] en montones de piedras y en guarida de chacales. Convertiré las ciudades de Yehudá [Judá] en una desolación, sin habitantes.’
(12) ¿Quién es el hombre sabio que entienda esto? ¿A quién ha hablado la boca del Eterno, de manera que lo pueda declarar? ¿Por qué ha perecido la tierra y ha sido devastada cual desierto, de modo que nadie pase por ella?
(13) Y el Eterno dijo: ‘Porque dejaron mi Torá, la cual puse delante de ellos. No obedecieron mi voz, ni caminaron conforme a ella.
(14) Más bien, fueron tras la porfía de sus corazones y tras los Baales, como sus padres les enseñaron.

(23) Así ha dicho el Eterno: ‘No se alabe el sabio en su sabiduría, ni se alabe el valiente en su valentía, ni se alabe el rico en sus riquezas.
(24) Más bien, alábese en esto el que se alabe: en entenderme y conocerme que yo soy el Eterno, que hago bondad, juicio y justicia en la tierra. Porque estas cosas me agradan, dice el Eterno."
(Irmiá / Jeremías 9:2-24)

Muy fuerte lo que profetiza Irmiá, extremadamente duro.
Hasta vemos que Dios dice que está harto de los pecados de los judíos, al punto de querer irse lejos de ellos, apartarse, dejarlos.
Si no fuera que Él se obligó a un pacto eterno con el pueblo judío, quizás ésta hubiera sido una ocasión para dejar de estar a nuestro lado.
Pero alejarse no implica terminar la relación.
Sabemos que Dios no miente, así que cuando juro que el pacto con los judíos es inquebrantable, Él lo cumple.
Y lo vimos, porque años después de ocurrida esta profecía, los judíos retornaron a la tierra patria, reedificaron el Templo, estuvieron en paz, en tanto las condiciones lo permitieron.
Nada ni nadie puede terminar la alianza sagrada que existe entre Dios e Israel (el verdadero y único, no el delirante Israel por fe, o los injertados o los falsos descendientes), y este capítulo es una prueba más de ello.
El pacto de Dios con los judíos es perpetuo, nada puede quebrarlo.

Esta situación de extrema tirantez se debió a los terribles pecados de aquella generación que finalmente llevaron a la devastación del reino de Israel, a su casi desaparición de la tierra sagrada, a la destrucción del Primer Templo, al exilio y muerte espantosa de muchos de ellos.
Quizás queda todo resumido en lo que resaltamos en la cita: “Porque dejaron mi Torá, la cual puse delante de ellos”.

Es algo espantoso, dejar la TORÁ que el Eterno entregó como legado eterno para los judíos.
Si dejamos la frase así, nuestros pensamientos contaminados por el EGO y por los estereotipos, probablemente imaginaríamos que aquellos judíos de hace 2500 años atrás colgaron sus sombreros de fieltro negro, cortaron sus barbas y guedejas, se quitaron los sacones negros, dejaron de hablar en idish, ya no siguieron detrás de su rebe, comieron chancho, anduvieron en auto en shabat, no se pusieron más los tefilín, regalaron todos los libros de Torá que tenían en su poder y cosas por el estilo.
¿O no es eso lo que suponemos al oír las palabras “dejar la Torá”?

Pero, no imaginemos, no sigamos dogmas, no seamos presos de la ilusiones, no dejemos que el EGO marque nuestra existencia.
Seamos simples y honestos.
Veamos lo que el propio Dios dice, a través del profeta Jeremías, que significa abandonar la Torá.
No vamos a ir a ninguna parte, solamente remitirnos al texto que tenemos enfrente.

Veo infidelidad, calumnia y traición.
Actos de maldad de uno con el prójimo.
Habladuría, mentiras, engaños, burlas y difamación.
Gente que dice hablar de shalom, en nombre de Dios, de “Torá”, pero que son asesinos con la palabra y los actos.
Las acciones maliciosas llegaron al punto que hasta del hermano hay que cuidarse, no sea que se termine enredado en sus trampas.

Por más que busco y rebusco no encuentro que Dios mencione pecados “rituales”, falta de fe, no repetir lemas de rabinos, no adorar “tzadikim” ni peregrinar a sus tumbas, ni comer cerdo, ni profanar el Shabat ni otros similares como causa del “enojo” divino ni de la destrucción que vino posteriormente.
Compruebo que al igual que ocurre con otros profetas, ¿con todos?, la queja mayor está puesta en la conducta malvada de un hombre con su prójimo. En las faltas de respeto, en las agresiones, en no construir shalom en el mundo.

Sí, construir shalom es la solución para el tormento descrito.
Tal como si la construcción de shalom fuera exactamente a seguir la Torá, y el resto fueran comentarios o extras.
Como dijera el gran Hilel haZaken:

"Lo que es odioso para ti, no se lo hagas a tu prójimo. Esto es la totalidad del Torá; todo lo demás es comentario. Ve ahora y apréndelo."
(TB Shabbat 31a)

Porque lo dice claramente el Eterno, no hay divergencia, qué es lo que a Él agrada en el hombre:

“…bondad, juicio y justicia en la tierra. Porque estas cosas me agradan, dice el Eterno."

Bondad Y justicia, construcción de shalom.
No palabras, no rezos, no sacrificios, no atuendos, no rituales, no repetir y repetir frases, ni amuletos ni bailecitos.
Jesed, mishpat utzedaká”, bondad, juicio y justicia/caridad.
Quizás a partir de hoy éste sea el eslogan que repetiremos y haremos los que somos constructores de shalom, leales del Eterno. (Bueno, de hecho, es lo que decimos y hacemos hace mucho tiempo, pero tal vez no te habías dado cuenta del origen, alcance y profundidad de nuestra consigna: construir shalom, que es bondad Y justicia).
Deja de lado toda la cháchara, la Palabra es clara en su dictado: JESED, MISHPAT UTZEDAKÁ.
Construir shalom.

No pidas estudiar Torá, si eres gentil, ni saber párrafos de memoria, o cuentitos mágicos de rabinos milagreros.
Mejor pide VIVIR TORÁ, tal como Dios quiere.
¿Cómo es eso?
Construir shalom.

¿Quién es el que te lo pide y declara como TORÁ?

Receta para la ALEGRÍA mesiánica

El amigo Luis Diego publicó ayer un texto que se le ocurrió a partir de un artículo anterior de mi autoría.
En un agudo comentario llega a algunas conclusiones interesantes, que pueden ser compartidas o no, a la luz de la Tradición milenaria o de acuerdo al propio entendimiento. Como noájida consciente tiene derecho a pensar, a no dejarse llevar por la palabra de su “pastor”, a estudiar y encontrar cómo se aplican las enseñanzas a su vida personal, en resumen, dotar de vida a la palabra.
De mi modesta parte, me parece oportuno destacar es que, en modo alguno el amigo noájida pretende enseñar Torá (judía), ni imponer otros sentidos a los ya sostenidos por las autoridades respectivas, ni tampoco modificar los mandamientos para los noájidas. Es su proceso de pensamiento, sus ideas, lo que quiso compartir con nosotros, como un ejercicio, como una forma de entablar un diálogo productivo que lleve a fortalecer la identidad espiritual noájica de cada uno, para actualizar los mandamientos sin modificar ni un gramo de ellos, como él mismo se encarga de expresar.
Hay que andar con mucho cuidado cuando el noájida se pone a “estudiar” y luego a predicar o adoctrinar a partir de la herencia eterna de Israel que es la Torá, porque numerosas sectas y desgracias acontecieron cuando los que no pertenecen al pueblo judío y además no están en condiciones se atribuyeron el “derecho” a tomar la Torá y usarla para sus propios beneficios. Afortunadamente el texto del amigo Luis Diego no tiene nada que ver con esas cuestiones doctrinarias, usurpadoras, peligrosas. Muy por el contrario, es un ejercicio de razonamiento, una invitación a no dejar que se nos embauque con palabrería religiosa, una necesidad personal de encontrar el sentido y el sentimiento en los mandamientos noájicos. Cosa que es bienvenida.

Además de lo dicho, me gustaría dejar en claro, el sentido que podemos encontrar para los noájidas de la frase talmúdica: “La Divina Presencia reposa en el lugar de la alegría a causa del cumplimiento de un mandamiento” (Pesajim 117a).
La frase completa dice así: “La Divina Presencia no reposa en la pereza, ni en la tristeza, ni en la chanza, ni en la liviandad intelectual, ni en cosas sin valor, sino en la alegría por el cumplimiento de un mandamiento”.
En otra parte del Talmud, en una frase casi identidad se añade a lo que no da lugar a que repose la Divina Presencia a: “ni la palabrería” (Shabat 30b).

La alegría que expresa la sentencia es a causa de cumplir con los mandamientos, no la del chiste, ni la de parlotear cualquier cosa, o dejar que la mente divague sobre tonterías, ni por escapar de la realidad y sumirse en diversas perezas. Nada de eso abre el corazón para que repose la Divina Presencia.
Tampoco está mencionada la alegría porque el noájida tiene prohibido servir a otros dioses, ni blasfemar, ni asesinar, ni robar, ni relaciones sexuales ilícitas, ni comer parte de un animal con vida. No es la alegría porque uno se prohíbe ciertos actos que tal vez tenga deseos de hacer.
Sino que la alegría brota por acatar los mandamientos, por cumplirlos, por hacer que no sean solamente palabras sino realidades en la vida personal.

Esta alegría no deriva del mandamiento en sí, sino del cumplimiento del mismo.
La alegría no está por privarse de algo que está prohibido por Dios (y que es perjudicial para uno, para otro, para otros), sino por tener la voluntad y el dominio sobre el EGO (también conocido como Satán o Iezer haRá) porque se quiere realizar la obra de Dios.

La alegría del judío por cumplir el mandamiento (de los 613 de la nación judía) porque eso es lo que Dios le ha ordenado, solamente por ello.
No por hacer “pactitos” con Él, ni esperar beneficios a cambio de actuar el mandamiento, ni soñar con el rédito que deriva del cumplimiento, ni por administrarse para el paraíso o calculando la ganancia en este mundo.
No es el mandamiento un mecanismo mágico para manipular la realidad, ni un control remoto sobre Dios, ni una adquisición de propiedades terrenales o extraterrestres, el mandamiento es lo que nos corresponde y acatarlo es lo que debemos hacer.
Si doy caridad, no lo hago pensando en cuánto Dios me devolverá a cambio; si levanto al caído, no es para recibir premios y elogios, ni una porción de paraíso; si estudio Torá (el judío), no es para asegurarme el pasaje al paraíso y un asiento contiguo al de Moshé Rabeinu; si me pongo tefilín no es para que mis campos den su fruto en su tiempo y mi ganado sea fecundo; si hago alguna de las cosas que me corresponden, es porque tengo mi voluntad en sintonía con la Divina Voluntad. Esto es lo que produce esa sensación de plenitud, de abrir la conciencia para gozar de la bendición constante que recibimos de lo Alto.
Nada de amuletos, rituales misteriosos, negocios turbios con Dios, supersticiones o pretensión de manipulación de Dios y a través de Él de mi situación. Solamente humildad en la tarea, sometimiento a Dios, andar por el camino del AMOR y no por el del EGO.
Como expresa la Torá:

"No sea hallado en ti quien haga pasar por fuego a su hijo o a su hija, ni quien sea hechicero, ni agorero, ni encantador,
ni quien hace sortilegios, ni quien pregunte a los espíritus, ni adivino, ni quien consulte a los muertos.
Porque cualquiera que hace estas cosas es una abominación al Eterno. Y por estas abominaciones el Eterno tu Elokim los echa de delante de ti.
‘Serás íntegro para con el Eterno tu Elokim.
(Devarim / Deuteronomio 18:10-13)

Ni aunque te lo diga un rabino, o te lo venda un “cabalista”, ni aunque miles de seguidores lo hagan, ni aunque te parezca que no daña, ni aunque te lo griten desde estrados religiosos, ni aunque venga en hebreo… nada de ello vale cuando se trata de superstición, magia, pócimas secretas, palabras que pretenden dominar a Dios, ensalmos, encantamientos, amuletos, símbolos cabalísticos, todo está prohibido y es abominable. Porque afea tu alma, bloquea tu neshamá, te separa del Eterno, te llena de falsa piedad, te enorgulleces de la nada misma, dejas de ser íntegro en tu relación con el Padre.
Lo que Él quiere es algo diferente a todo ese circo y mercadeo, a tanta religión y doctrinas extravagantes sazonadas de manipulación.
Es una utopía… lo sé…

El poder que se manifiesta en este control verdadero, aquel que es sobre lo que se puede controlar, es lo que produce esa satisfacción interna.
El doblegar la pasión negativa y el instinto hacia lo prohibido, todo ello por someterse a la Ley de Dios, es lo que genera el gozo. Un gozo verdadero y no la risotada falsa, la mueca en el rostro, o el deleite que brinda el EGO para luego sumergir en oleadas de displacer e impotencia.
Es la alegría de ser poderoso y no sentir esa impotencia que dispara miedos, dependencias, malestares.

Repito, la felicidad por cumplir el mandamiento forma un “nido” para que se pose la Divina Presencia. En nuestras palabras, conectarse al Eterno, estar unificado, en unidad, en armonía. Cuando porciones del Yo Vivido representan al Yo Esencial, por lo cual caen las caretas que tapan al verdadero rostro. Uno está pleno, gozoso, en paz.

Comprendamos bien.
Si uno no roba porque lo están viendo, porque tiene miedo a la cárcel, porque cree que se irá al infierno, por lo que sea, entonces realmente no hay lugar allí para que repose la Divina Presencia, porque no hay alegría, sino impotencia, desánimo, deseo negativo censurado de manera cruel, miedo, EGO.
Pero si uno  no roba solamente porque acata el mandamiento que Dios le ha dictado, y no por miedo a nada, ni a la policía, ni al castigo “infernal”, ni al remordimiento de conciencia, sino simplemente porque el mandamiento de Dios es “no robar”, entonces seguramente que hay una explosión espontánea de gozo interno, una paz que irradia desde la neshamá hacia fuera.
Esa es la idea cuando la Torá expresa:

"amarás al Eterno tu Elokim con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas."
(Devarim / Deuteronomio 6:5)

Con todo el corazón, con todo el ser, con todo lo que se posee. No con lo que sobra, no con lo que uno a despecho entrega, no como negocio para obtener beneficios. Desde el AMOR y no desde el EGO.
A ver si se entiende: se ama a Dios con todo, porque eso debe ser hecho, no para obtener algo a cambio o para evitar alguna calamidad de no hacerlo.
Dios no es ese patético dios de las religiones, el viejo sádico que desea destruir a los hombres, que se alegra con el sufrimiento de sus leales, que agrede a los buenos pero dota de bienestar a los malvados, que quiere la muerte de la gente para atormentarlos en algún infierno.
Dios NO ES ese viejo detestable y furioso de las religiones, aunque lo digan señores barbados con kipá.
Él es Señor de señores y también nuestro Padre Celestial.
Al cual debemos venerar, que es tener sumo respeto y amar.
¿Amar?
¿Qué es eso?

"Amarás, pues, al Eterno tu Elokim y guardarás su ordenanza, sus estatutos, sus decretos y sus mandamientos, todos los días."
(Devarim / Deuteronomio 11:1)

El amor al Eterno se manifiesta cuando la persona guarda y cumple con los mandamientos que Él le ha dado, todos los días, no solamente los sábados, domingos, festivos o cuando se le ocurra tener ganas. El amor aquí claramente delimitado no es un sentimiento, ni palabras, ni alabanza, ni rezos, ni ropas, ni bailes, ni congregación de fieles, ni estudios, sino que con precisión científica se indica que el amor es el cumplimiento de los mandamientos que corresponde a cada quien.

Es triste pero habitual, la gente se somete a las prohibiciones no para ser leales a Dios, sino por miedo, por impotencia.
Cuando tenemos la oportunidad de actuar mal, e incluso sin resultados adversos para nosotros, pero nos refrenamos solamente porque Dios dijo NO, entonces, somos poderosos, tenemos dominio sobre el EGO, lo que es señal que somos felices y conectados con el Padre Celestial.
Tal como está indicando la frase del Talmud que dio pie a esta conversación.

Al respecto, en otra parte del Talmud se enseña:

"¿Quién es fuerte? Quien domina sus tendencias."
(Avot 4:1)

Eres fuerte porque dominas tu EGO. Eres débil cuando el EGO te domina.
Eres feliz porque te sientes fuerte, pero la felicidad pasa a tu lado y se escurre cuando te sientes impotente y por tanto a merced del EGO.
Para continuar comprendiendo sobre la temática, por favor sigue aquí: http://serjudio.com/exclusivo/cterapia/parashat-vaer-5766 .

Entonces, haz tu parte, controla lo que puedes controlar, disfruta de lo permitido, no pretendas ser lo que no eres ni ocupar sitios que no te pertenecen.
Sé un constructor de shalom y con ello obtendrás lo que ya tienes: bendición, alegría, “salvación”, plenitud aquí y en la eternidad.

Ahora, en el título dije “alegría mesiánica”.
¿Mesiánica?
¿Quién me lo explica?

La Divina Presencia

«La Divina Presencia reposa en el lugar de la alegría a causa del cumplimiento de un mandamiento»

(http://fulvida.com/id-noajica/identidad/socio-de-dios-en-tu-felicidad)

 

A veces dejo de pasar por alto cosas por estar leyendo sin poner mucha atención, y casi me pasa lo mismo con esta cita que se trascribe. Quise aprovecharla para usarla como ejemplo para dar una opinión muy personal, sobre algunos conceptos que considero que, por mero desuso de nuestra capacidad de estudiar y analizar , aun se asocian con otros conceptos pero sin significado racional mas que aquel le dan los religiosos de turno; de esos que nada mas exigen creer pero nunca pensar.

Leyendo esa cita trascrita, y al menos a  mí, no me gusta interpretar la frase «Divina Presencia» como si fuera el sujeto del resto del predicado, es decir, como si se usara para referirse a Dios como persona, porque entendería algo como esto: “Dios está presente cuando el hombre se alegra al cumplir un mandamiento.”

Digo esto porque los mandamientos del gentil son Prohibiciones o Imposiciones, y si la cita es correcta, tiene que haber algún sentido lógico de sentirse contento por NO HACER algo que se está negado, y que Dios esté presente en la alegría del hombre por su obediencia a NO HACER eso que se le prohibió.

Las órdenes que tenemos los no judíos, en ocasiones y para algunos casos, no parecen que causen alegría, sino más bien parecen que reprimen al obligado de sus propios deseos; y un constreñimiento no genera contentamiento, sino eso, constreñimiento.

Por ejemplo, que en algún lugar exista una prohibición que diga así: “Prohibido comer carne”, pero una persona quiere  y desea saborear un bistec. A pesar de su deseo, no lo hace porque se está reprimiendo debido a la prohibición de comer carne. A la par del letrero de “Prohibido Comer Carne”, se encuentra otro letrero que dice “La Divina Presencia reposa en el lugar de la alegría a causa del cumplimiento de un mandamiento”. Esa persona sin analizar nada, concluye que debe de esforzarse de estar alegre por no comer carne debido a que Dios está  presente en su reprimido deseo. No parece coherente; ¿o sí?

Y esto lo entiendo así porque los mandamientos para en no judio son prohibiciones impositivas. ¡Prohibido la Idolatría!, ¡Prohibida la Blasfemia!, ¡Prohibido el Asesinato!, ¡Prohibido el Robo!, ¡Prohibida las relaciones sexuales ilícitas! etc. Parecen más órdenes que llevan implícitos escarmientos que mandamientos suavizados con recompensas. Es como si dijeran algo así: «Pena capital inapelable, lenta y dolorosa para aquella persona que estando consciente de sus actos, comete idolatría».

Si a mí me hubieran tocado redactarlos, no los hubiera hecho prohibiciones, sino propondría algo así:

1. Respetar a Dios, 2. Respetar el nombre de Dios, 3. Respetar la Vida Humana, 4. Respetar la propiedad privada, 3. Mesurar el sexo, etc.

Eliminaría la palabra “prohibición” y la palabra “No”, y les daría una connotación más positiva o permisiva, y así, se “suaviza” mucho su sentido. Si fuera así, entonces sería más fácil y entendible asociar la palabra “Divina Presencia” con Dios como si fuese el sujeto de la oración. Pensemos: “La Divina Presencia (Dios) reposa en el lugar de la alegría a causa del cumplimiento de un mandamiento”.

Tomemos mi loca reforma de los mandamientos del gentil, y apliquémosla al texto dándole algún sentido: “Dios está presente en la contentera que siente el gentil cuando éste respeta a Dios, Su nombre, la vida humana, la propiedad privada, el sexo, etc”. Parece entonces, que es aún más sencillo alegrar a Dios cuando la persona cumple lo que si puede hacer.

Pero bueno, la ley es la ley, y las Leyes del Gentil es norma pétrea e inamovible; interpretable pero no reformable. En mi ególatra reforma propuesta, algunas acciones quedan excluidas como prohibidas ya que se daría énfasis al sentimiento de alegría en lugar de actos concretos.

Me explico: si dice la norma “Prohibido la Idolatría”, se debe de entender en un sentido amplio que abarque cualquier supuesto; sea que no solamente hay que respetar a Dios, sino que estrictamente no se puede realizar actos que incluyan la mínima adoración, rito o inclinación a respetar dioses inexistentes. Por ejemplo, un Noájida consiente se encuentra en medio de una fiesta patronal del “santo de turno”, pero no está participando de ella. Decide comer y beber la comida servida en dicha fiesta, sin participar directamente en la celebración. Esa acción de comer es idolatría de acuerdo al primer principio, y por ende, prohibida; aunque se piense que se está respetando a Dios por no participar en la fiesta patronal, esa acción de comer los alimentos dedicados es idolatría. Aunque sienta feliz el comensal de estar cumpliendo su deber de respeto por no participar en la fiesta patronal, su acción al comer es contraria al mandamiento prohibitivo.

Retomemos la cita del inicio y comparémosla con el ejemplo del Noajida en la fiesta patronal de turno: “La Divina Presencia reposa en el lugar de la alegría a causa del cumplimiento de un mandamiento”

Si la “Divina Presencia” se refiere a Dios como sujeto de la oración ¿Cómo va a reposar Dios en la alegría que siente alguien por no participar directamente de una fiesta patronal, pero indirectamente está cometiendo idolatría por comer alimentos dedicados a un santo? No parece muy coherente tampoco; ¿o sí?

Así entonces, para que los no judíos podamos entender con claridad la cita trascrita (o cualquier otro concepto que se mal asocie con los que tiene los religiosos) respecto a nuestra “Tora Gentil”,  la frase “Divina Presencia” no se refiere a Dios como sujeto de esa oración; se refiere a otros términos tales como: La Paz, La Lógica, La Conciencia del Hombre, La Razón, El Equilibro multidimensional del Ser Humano en sus planos, el Yo Esencial del Ser.

Voy hacer el ejercicio de sustituir la frase por las que se propusieron, y juzguen queridos amigos:

“La Paz reposa en el lugar de la alegría a causa del cumplimiento de un mandamiento”

“La Lógica reposa en el lugar de la alegría a causa del cumplimiento de un mandamiento”

“La Conciencia del Hombre reposa en el lugar de la alegría a causa del cumplimiento de un mandamiento”

“La Razón reposa en el lugar de la alegría a causa del cumplimiento de un mandamiento”

“El Equilibro multidimensional del Ser Humano reposa en el lugar de la alegría a causa del cumplimiento de un mandamiento”

“El Yo Esencial del Ser reposa en el lugar de la alegría a causa del cumplimiento de un mandamiento”

Si el concepto “Divina Presencia” (y cualquier otro concepto que se lea) se asociara a los términos relacionados u otros más lógicos, y no a Dios como persona o sujeto de una oración, entonces las Leyes Prohibitivas que nos competen tiene un rango de acción más amplio, y son mejor entendibles y aplicables para casos en concreto.

Así pues, sí se llega a sentir alegría por NO INCUMPLIR la PROHIBICIÓN, pero no porque Dios esté presente en esa alegría que se sienta, sino porque se está utilizando nuestro gran regalo sagrado, que es el razonamiento, para hacer de nuestra “Tora” algo cotidiano, práctico, razonable y lógico; y no algo arcaico, viejo, antiguo o desactualizado.

Me pude dar a entender o me enrede mucho? Gracias por sus comentarios

 

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Salmos 23:4, el miedo que te consume hoy

"Aunque anduviere en valle de sombra de muerte, no temeré mal, porque Tú estás conmigo.
Tu vara y tu cayado me darán consuelo."
(Tehilim / Salmos 23:4)

Gran frase, memorable, famosa, que fue pronunciada y puesta por escrito (según dice la Tradición) por el rey judío David.
Por ser parte de los Ketubim/Hagiógrafos, se considera que fue motivada por inspiración divina, aunque su autor y redactor haya sido un hombre.
Tratemos de aprender algo del párrafo, pero especialmente alguna enseñanza para nuestra vida.

David, siendo rey y no, fue un hombre rodeado de dificultades durante su vida. Grandes tormentos y problemas cruzaban por su camino a diario. Aún desde el vientre materno y durante 70 años, hasta el día de su fallecimiento, estuvo atravesando valles oscuros, de sombras de muerte.
Sin embargo, él no se dejaba atrapar siempre por las trampas del EGO, sino que había aprendido a escoger su camino y actuar desde la vertiente del AMOR. Era un hombre y no un ángel, una persona real y no un cuento mitológico de librito religioso, por tanto era imposible que se librara de su EGO y de actuar siempre como constructor de shalom. A veces daba algún que otro traspié, ¿quién no?
Y como persona, también era posible que cometiera errores, por ejemplo la equivocación motivada por las buenas intenciones carentes de conocimiento o adecuación.

Sí, David conocía muy bien ese valle lleno de peligro y muerte, de terrores, de noches interminables, de perseguidores, de miedo inconfesable, de deseos insospechados, de violencia, de agresión, de ceguera, de soledad, de incomprensión, de falta de esperanzas reales. Atravesaba a diario por allí. Los traidores y asesinos se levantaban en su contra, aún los de su propia sangre querían dañarle.
A pesar de ello, David tenía confianza en el Eterno y por ello los males, los males absolutamente reales y palpables, males que nadie cuerdo y coherente podría negar, males que ninguna persona con corazón y cerebro puede decir que son “buenos”, esos males que ensombrecían su vida, no le hacían temer el “mal”.
¿Cómo?
¿Acaso David no tenía miedo a que le pasaran cosas malas? ¿Era insensible? ¿Quizás un súper héroe al que le resbalan las balas y las cuestiones del mundo?
Veamos: "David tomó a pecho estas palabras y tuvo gran temor de Ajish, rey de Gat. Así que cambió su conducta delante de ellos, fingiéndose loco cuando estaba con ellos. Hacía marcas en las puertas de la ciudad y dejaba caer su saliva sobre su barba." (1 Shemuel / I Samuel 21:13-14).

Bueno, parece que David sí era humano, con sentimientos, con zozobras, con miedo, con mucho miedo a morir o algo peor. David sentía miedo y actuaba a raíz de él. Acá rebajó su dignidad y en lugar de enfrentar con valentía y poder, o de usar a Dios como un escudo mágico que todo lo resuelve, prefirió hacerse pasar por loco. Aceptó la humillación, el maltrato, la burla, antes que decir “Dios lo resuelve por mí, yo solamente rezaré y Él hará hocus pocus y todo resuelto”. No, eso no dijo David, porque no lo pensaba, así como ninguna persona leal al Eterno supone que Él está para ser nuestro esclavo y correr a solucionar nuestros inconvenientes. No es así.
David tuvo que hacer lo que pudo para salir de ese peligro real, de ese mal, que en modo alguno dijo que era algo bueno, ni afirmó que los rezos harían magia instantánea.
David tuvo miedo, como hombre normal que era, e hizo lo que podía para sobrevivir. 
Varias veces nos encontramos la frase: “se fue David y huyó”, u otras similares.
Sí, David también escapaba. No es el tema saber el motivo o la razón de cada ocasión, sino que nos interesa conocer que él huía. No siempre luchaba, no siempre enfrentaba, no siempre era valiente, no siempre tenía las respuestas, no siempre vencía, y no… Dios no lo rescataba milagrosamente. No aparecían angelitos a defenderlo, ni nubes misteriosos a ocultarlo, ni piedras derrotaban gigantes una y otra vez. Porque David era un hombre absolutamente leal al Eterno, y por ello tenía conciencia clara de que Él no es el sirviente que está para satisfacer el capricho o la necesidad del momento de cada uno. ¡Gran diferencia a lo que enseñan las escuelas New Age, sean integradas por judíos o no, en las cuales siempre encuentran alguna manera extraña y maravillosa (ilusoria y falsa siempre) para obligar a Dios a actuar al servicio del EGO personal! Sea con amuletos, rezos, repetición de salmos, actos de supuesta bondad, bailoteos, musiquitas, pactos, negociaciones, aplausos, o lo que fuera, estas personas atormentadas por el EGO pretenden manipular al Todopoderoso desde su minúscula y ridícula impotencia llena de vanidad egoísta.
¡Cuánta diferencia a lo que hacía un héroe verdadero, un hombre de Dios verdadero, un hombre íntegro (aunque con sus defectos y con sus pecados, muchos de los cuales él mismo confesó y tenemos registrados en el Tanaj), como el gran rey David!

¡Cuánta enseñanza que ya hemos adquirido hasta aquí!
¡Cómo demuele este ejemplo a los payasos religiosos que venden ilusiones de magia esotérica, de milagros por el mero hecho de rezar o “pactar” con Dios!
¡Cómo asegura el Tanaj que el mal es malo, y no algo bueno que misteriosamente Dios envía para que aprendamos que es bueno cuando en realidad es malo!
En fin, igualmente los esclavos del EGO seguirán predicando sus vanas enseñanzas, tan codiciadas y repetidas por otros esclavos del EGO.

Volvamos a David.
Si sabemos que él temía, si sabemos que el miedo también le susurraba a veces, ¿cómo afirma que no temerá al mal?
¿Cuál es ese “mal” que no temería David al andar por valle de sombras de muerte?

¿No será al propio miedo?
Vamos a pensar juntos un rato.

Existe un temor saludable, es el que produce la precaución, la cautela, la prudencia, el andar con cuidado para evitar daños o dificultades.
Cuando lo que se experimenta es una “sensación de alerta y angustia por la presencia de un peligro o mal,sea real o imaginario”, o “el recelo de que suceda lo contrario a lo que se espera o desea” (ambas según Diccionario de la lengua española, 2005, Espasa-Calpe), entonces ya se ha cruzado el umbral de lo saludable, se ha entrado en el paraje del “mal”.

Sigamos profundizando.
Hemos enseñado en ya numerosas ocasiones que todo miedo surge del sentimiento de impotencia. Existen los cinco miedos básicos, de acuerdo a la dimensión humana correspondiente, y el miedo fundamental, a la impotencia. Esa misma que vivimos de forma atroz e inenarrable en el momento traumático del nacimiento. Esa pesadilla imposible de poner en palabras, que carcome desde las entrañas, que produce temblores incontrolables. Esa sensación espantosa, mortal, que lleva a cortar el pensamiento, a acelerar el corazón, a dejarse tragar por la desesperación.
No creo que nadie quiera volver a experimentar esta tortura que parecía sin fin, atemporal, el verdadero infierno terrenal, el trauma del nacimiento con su absoluta y total impotencia multidimensional. Así pues, detrás de todo miedo está la impotencia y la vivencia traumática ya vivida de la misma hasta el colmo de la intensidad.

Si observamos con atención, el miedo no es hacia eventos del pasado. De allí podemos tener sentimientos de culpa, remordimientos, pesar.
Al respecto de la situación que estamos viviendo, en este aquí y ahora, no cabe el sentimiento de miedo, porque o ya estamos inmersos en algo que puede provocar miedo, o no lo estamos padeciendo.
Así pues, todo miedo se une a la expectativa de algo lesivo en el futuro. El miedo se asocia así a la angustia y no (en principio) al remordimiento.

Traduciendo: la visión de la impotencia futura es la que genera el miedo, cualquiera de ellos.
Nuestro miedo es una visión borrosa, y generalmente falsa, de un futuro incierto y que no existe.
Esto es absolutamente terrible.
Estamos enfocados en un espejismo irreal, y que aparta asfixia, malgastando nuestro tiempo, el único existente, que es el ahora.
Esa impotencia futura fantaseada vive a expensas de nuestra energía del día de hoy.
¿Llegas a comprender la magnitud del asunto?

Tienes un recurso limitado de energía.
Parte de ella la encapsulas en situaciones del pasado que te atormentan, las culpas, las penas, los odios, las quejas, los “hubiera hecho tal o cual”, los recuerdos ingratos. El pasado que no se deja morir, como debiera estarlo, sigue vivo gracias a chuparte tu energía vital. Te succiona tu vida algo que debiera estar muerto y enterrado. Entonces, aquí y ahora, tu única vida para vivir, está debilitada, empobrecida, falta de recursos, carente de energía.
Bueno sería comenzar a recuperar esos fondos energéticos mal administrados, mal invertidos en bancos que no rinden ganancias.
Cuando sueltas el pasado nefasto, cuando dejas morir lo que está ya muerto, cuando dejas correr sin aferrarte a lo que es vacío pero succiona energía, cuando te liberas de las anclas del pasado, entonces recuperas montón de energía, toda tuya, toda para emplear en vivir a pleno, para disfrutar, para crecer, para ser feliz.

Atento, eso no significa perder tu historia, negar tu pasado, no hacerte cargo de tus responsabilidades, olvidar quien eres y fuiste, despreciar tu patrimonio de memorias. Significa que lo que debe estar muerto, debe estar muerto. Que lo que dañó, en realidad o en tu imaginación, en el pasado, no tiene porque seguir ocupando tu tiempo ahora. Que lo que te drenó energías ayer no tiene derecho a seguir sorbiendo tu vitalidad de hoy.
Deja que los muertos sigan muertos, en tanto que pones tu foco en la vida, en lo que vitaliza, en lo que construye shalom aquí y ahora.
Podrás avanzar por el valle de sombras de muerte, de sombras de muerte, sin ser atrapado por ellas. Son solamente sombras, cosas que no tienen realidad, cosas como un vapor sin consistencia, cosas pasadas y muertas, de las cual no hay nada para temer.
¿Comprendes?
¿Realmente comprendes el mensaje?

Algo similar con el miedo que, como te dije, es la expectativa de una impotencia. Es el inexistente futuro que te inventas el que te sorbe la vitalidad, es el mañana en sombras que también se encarga de robarte tu energía que debieras usar aquí y ahora para gozar de todo lo bueno que desde Arriba te envían.
Pero no, en lugar de saborear y disfrutar, te enfocas en el miedo, te dejas atrapar y te abrazas a él, lo haces tu guía, lo adoptas como tu maestro, te sometes a él, pones tu foco en ese futuro que no tiene forma ni verdad, es solo una sombra de muerte y te desangras, te debilitas, te empequeñeces, dejas morir tu optimismo para morir mientras estás aún vivo.
El miedo crece porque le permites hacerlo.
Porque le regalas tu energía.
Porque te sumerges en el sentimiento de impotencia, como si fuera a darte bienestar o salud. Como si fuera un tesoro. Como si tu obsesión con ese futuro irreal lo fuera a modificar de alguna forma.

En tu mente aparece la idea negativa, por ejemplo de que algo bueno que tienes durará poco. Es un ejemplo, no importa ahora dar precisión, pero suponte que es una pareja, un trabajo, un objeto, algún bien que te agrada y satisface.
En vez de dedicar tu energía a gozar del aquí y ahora, de disfrutar a pleno de lo permitido, de obtener el beneficio que te corresponde por derecho, dejas escurrir tu energía hacia la fantasía de impotencias futuras. Tu novia te dejará, tu esposa te será infiel, tu esposo se irá a buscar cigarros y no volverá, te echarán del empleo, se fundirá tu negocio, te robaran el móvil, chocarás el auto, morirá tu familiar querido, y así, cualquier cosa que quieras suponer, eso invadirá tu mente. Se posicionará allí y vivirá porque te succiona la energía vital. ¡Es una estafa! Te venden ilusiones que pagas a precio muy caro, pero lo sigues haciendo una y otra vez.

Entonces, en vez de atormentarte, pelear, llorar, sufrir o creer la fantasía de la impotencia, puedes hacer otra cosa.

Admite tener esa idea,
acepta que te cruzó por la mente,
reconoce que algo en ti ha generado esa imagen irreal del futuro,
PERO,
no te subas a ese tren, déjalo ir.
Que fluya, así como el pasado negativo. Que se escurra sin llevarse consigo tu energía.

Tienes que abordar el tren a Barcelona, no el que va a Madrid. Entonces, no te subes al que dice Madrid, o Toledo o Córdoba. Te subes al que está en el andén hacia Barcelona.
Ahí está la idea negativa, la invitación al miedo, el desastre que pasa por tu mente.
Ve como pasa la idea y luego dedícate a otra cosa. No malgastes tu tiempo. Allí pasó el tren que no te servía, que iba para cualquier lado menos hacía tu felicidad, ¿por qué habrías de seguir pensando o aferrándote a él?
Te enfocas en otras cosa, en aquello que tú realmente quieres, o mejor aún, en lo que estás haciendo aquí y ahora, en eso que es justo y bueno.

Estás vivo, aquí y ahora, estás haciendo lo permitido, entonces, ¿cómo habrás de temer al mal?
Dios está contigo.
Deja ir a ese tren y enfócate en disfrutar de lo permitido.

La primera quizás abordes el tren equivocado, la segunda también, pero luego empezarás a dejar ir los trenes que te llevan a la infelicidad, a la miseria, a la duda, al enojo, al encono, a la pobreza, a la soledad, a la angustia… chau, adiós a esos trenes, ahora abordo al que me lleva por la senda del bienestar.

Dar excusas es fácil, para algunos todo un arte, una costumbre constante.
Entre que mienten y se engañan, dejan de vivir aquí y ahora, viven en una nube intoxicada, llena de penurias y penas.

Allí están los adictos a la queja. Los que hablan de sus problemas, que se victimizan, que hacen del gemido un pasatiempo, que encuentran cualquier motivo para dolerse y demostrar su llaga abierta. De una gota hacen una tormenta. De una palabra destemplada inventan un insulto. De un gesto que no comprendieron suponen agresiones y conspiraciones. Algo que les desagrada, por el motivo falaz que sea, es disparador para toda una imaginería oscura y siniestra. Se quejan, murmuran, difaman, corroen con sus palabras venenosas, inyectan toxinas como al pasar y si no tienen una audiencia con quien compartir su malestar, lo mascullan, lo mastican, lo regurgitan y lo vuelven a mascar. Rumian sus ideas negativas, cargadas de odio, llenas de impotencia disfrazada de fuerza. Son impertinentes, incontinentes, sumergidos en sus miedos terribles, los cuales probablemente niegan a más no poder para no hacerse cargo de sus enfermedades.
Tratan de contagiar a otros de su ánimo derrotista, de su rebeldía, de su vanagloria, con la intención de camuflarse en la masa de dolientes.
Y encuentran víctimas a las cuales torturar. Sean éstas las que reciben los disparos y malicias de diversos tonos, o sean los que prestan sus oídos para tales desmanes.
Avisan que no lo hacen con mala intención, que son justicieros, o luchadores por alguna causa, o pobres víctimas de sistemas complejos y ocultos, o que es necesario descargarse hablando y por tanto se los debe aceptar y tolerar en todas sus calamidades afectadas.
Hablan, escupen, ensucian, maldicen, atemorizan, llenan de dudas, provocan miedo, encabezan cruzadas y cazas de brujas. Una y otra vez vuelven a tragar el vómito para volverlo a vomitar, pero en medio se disculpan y se vuelven a victimizar. Roban la energía vital de quien cae en sus redes, sean sus damnificados o sean quienes les siguen el paso. Son fosas abiertas que llevan a la muerte, constantes vampiros que sobreviven gracias a consumir la vida de los inocentes.

¿No sería mejor hablar de bendiciones y construcción de shalom?
¿No es mucho mejor hacerlo en realidad, promover activamente la paz y ser de bendición para el prójimo?
¿No es más factible ser feliz cuando hablamos de cuestiones reales y dichosas, que si giramos incansablemente alrededor de dolores y penurias?
¿No es necesario que la vara y el cayado sean puestos en funcionamiento para corregir y enmendar a los que se descarrían en cuestiones enfermizas?

La vara del pastor, que es un pequeño bastón con el cual el pastor toca a sus ovejas, con amor, con cariño, pero con firmes límites, tal cual explica el Malbim. La vara de la justicia, (de los “isurin” según el Midrash) matizada con la bondad, la cual resulta ser misericordia. Esa vara del maestro, del líder, del conocedor del camino que lejos de herir, cura; que no lleva ánimo de dominación o castigo, sino de enseñanzas y restricciones saludables.

Y el cayado, el largo y duro bastón del pastor, aquel que empleaba para sostenerse en terrenos resbaladizos, pero también para proteger a su rebaño de las hambrientas fieras de afuera (de la Torá, según el Midrash). La garrocha protectora, que puede ser sentida como “agresiva” por parte de quien viene a agredir, pero que su sentido es eternamente protector, nunca destructor de inocentes. El bastón de la firme protección de los males que atacan sin compasión.

Estos dos elementos menciona el rey David como lo que le proveen consuelo.
Porque el sabio y experimentado rey no concibe la vida sin límites, sin justicia estricta cuando es necesaria, sin la fuerza necesaria para detener a los agresores. Es necesario el puño cuando la palabra no sirve para mantener a raya al pendenciero. Siempre dentro de la justicia, con la finalidad de construir shalom.
Sí, para que haya shalom también se precisa de la fuerza y firmeza del puño, del garrote. Pero atención, no para atacar al inocente, no como método infame de procurar obtener poder donde se es impotente, no como arma de destrucción; pero sí como elemento indispensable para mantener los límites, aquellos que son necesarios para desarrollar los mejores aspectos personales y colectivos.
El dar la otra mejilla no entra dentro del manual del leal al Eterno, del que actúa ciertamente en la construcción de shalom. Por supuesto que sí está la paciencia, la tolerancia, la comprensión, el perdón, el arrepentimiento sincero, la negociación, la comunicación, pero cuando es necesario también existe la vara y el cayado.

Por ello el camino del constructor de shalom parece difícil, porque precisa de ideas acompañadas de acciones. De firmeza a la vez que ternura. De gozo pero de lo permitido. De espiritualidad pero con los pies en la tierra. De respeto pero no de admisión del mal. De muchas otras cualidades que no te repetiré hoy, ya las hemos trabajado durante años en este sagrado Hogar.
Es el Árbol de las Vidas sefirótico armonizado, energizado, en equilibrio y sin ninguna sefirá obstruida o drenando energía de otra.

Por supuesto, es mucho más simple ser un destructor, un agresor, un perezoso, un quejumbroso. Pero a la hora de presentar los estados de cuenta ante Dios, vemos que lo que parece difícil es lo que realmente tiene valor aquí y en la eternidad; en tanto eso que parecía fácil, dejarse estar, romper, promover el caos, todo ello, al final –a la larga o a la corta- es un desastre.

Sí, también los que por miedo-impotencia dejan pasar las cosas, para que se arreglen por sí solas, para que Dios se encargue de ellas, para que el tiempo las soluciones, cuando en verdad esto no ocurrirá. Van acumulando dificultades sobre problemas, excusas sobre faltas, agresiones sobre provocaciones, miedo sobre impotencia.

Violentarse, hacia fuera, hacia dentro, con palabras, con actos, con quejas, con llantos, con sufrimiento, todo es útil a la hora de sumergirse en la impotencia.
Todas éstas son maneras erróneas de pretender obtener cierto control, pero que es también falso. Son maneras de postergar la muerte en vida, muriendo en vida.
Son pretensiones de dominio, sin jerarquía ni autoridad.
Es la triste figura del que demanda atención, se desespera por una gota de aprecio, se desvive por el aplauso ajeno, lleno de máscaras que esconden su verdadero rostro, probablemente nunca visto en el espejo.

¿Será de todo esto que nos enseña el párrafo que citamos del rey David?
¿Acaso es del miedo a lo que había aprendido a no temer David?

Ese miedo que nos consume y se manifiesta de diversas formas, pero siempre impotencia en su origen y en su fin.
David lo sabía, entonces comenzó su viaje para des-aprender y poder así aprender.
Quitarse las máscaras del Yo Vivido, para dejar solamente aquellas que estuvieran en sintonía con su Yo Esencial. Para lo cual, resulta indispensable irse conociendo. Conocer aquello que somos en verdad, nuestra eterna identidad espiritual, y no las etiquetas y nombres que nos fueron, y fuimos asignando.
La plenitud se alcanza cuando se nos revela lo que somos en realidad, nuestra identidad eterna, espiritual.
Una esencia que no teme, que no lleva al mal, que no miente, que no agrede, que no se burla, que no vive de fantasías. Una esencia que somos y nos unifica, pero que está amurallada detrás de aprendizajes, miedos, imposturas, máscaras, deberes superfluos.

El sabio hijo del rey David, nos lo dice con sus divinamente inspiradas palabras:

"Mejor es un muchacho pobre y sabio que un rey viejo e insensato que ya no sabe ser precavido; aunque aquél para reinar haya salido de la cárcel, o aunque en su reino haya nacido pobre."
(Kohelet / Predicador 4:13-14)

El muchacho pobre y sabio es nuestra esencia espiritual, nuestro Yo Esencial.
El viejo rey insensato es nuestro EGO, con las máscaras del Yo Vivido a su servicio.
El joven nace pobre, porque no tiene grandes despliegues, aunque en verdad es inmensamente rico. El joven estuvo encarcelado por mucho tiempo, detrás de las murallas que impone el EGO al Yo Esencial. Cuando podemos salir de nuestra celdita mental, cuando nos atrevemos a cruzar hacia la Luz, entonces descubrimos que nuestros miedos son aire, nubes, sombras de muerte. Allí perdimos nuestra energía, nos desgastamos, desperdiciamos oportunidades fantásticas de mejoramiento.
Cuando el rey debe gobernar, pero lo mantenemos exiliado dentro de esa celdita, rodeado de excusas, justificaciones, mentiras, adulaciones, quejas y un breve etcétera que ya vinimos mencionando.

El rey David nos dice que no tengamos miedo al miedo, que éste es el mal, y de él no hemos de temer.
Cuando fomentamos una relación directa y comprometida con el Uno y Único, sin intermediarios, sin “santos” de por medio, sin rituales inútiles, sin intercesores, sin nada entre el Padre y tú, cuando fortalecemos esa comunión con el Uno, nos volvemos parte del Uno. Es relación perfecta que siembra una paz interior que solo da el Shalom del Eterno. Nuevamente en palabras del rey David:

"Aunque acampe un ejército contra mí, mi corazón no temerá. Aunque contra mí se levante guerra, aun así estaré confiado.
Una cosa he pedido al Eterno; ésta buscaré: que more yo en la casa del Eterno todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del Eterno, y para inquirir en su templo."
(Tehilim / Salmos 27:3-4)

No, no está diciendo de habitar el templo que se ubicaba en el monte Moriá en Jerusalén, pues aún no existía en aquella época.
Es otro el templo el que está haciendo referencia.
Es el templo de la confianza en Él, de estar en comunicación auténtica con Él, de no usar el rezo como ritual o “poción mágica”, sino como lazo sagrado que te une al Padre de forma íntima y perfecta.
¡Cuán lejano de la fantasía de las religiones o de los malabares de los gurúes religiosos que inventan rituales y amuletos!
El rezo para entrar en un estado de comunicación desde lo más verdadero de uno, con el Verdadero.
Sí, esto también aleja temores, quita el (falso) poder que el EGO tiene sobre ti.

En otro salmo encontramos:

"Por eso, nuestro corazón se alegra en Él, porque en Su santo nombre hemos confiado."
(Tehilim / Salmos 33:21)

El eminente sabio, el Rav Kook (Olat Reiyah vol. I, p. 218), explica que son dos estados diferentes de conexión con el Padre: el de alegría EN Dios, y el de confiar en Su santo nombre.
El primero es el más alto, aquel en el cual estamos unidos a Él, por lo cual estamos en un estado constante de gozo. No es necesaria la confianza, menos que menos la fe, ni las palabras, ni los ritos, sino un estado inexplicable de satisfacción y plenitud. De unidad interna y externa. Ser uno con el Padre.
Ocurre cuando descubrimos quien somos realmente, cuando nos despojamos de los disfraces del Yo Vivido y nos encontramos cara a cara con nuestro Yo Esencial, el lazo eterno con nuestro Padre.
Sin embargo, esta condición de autenticidad suprema, de unidad EN Dios, no puede ser constante, porque es imposible para el hombre en este mundo permanecer así sin pausa. Más bien sin momentos únicos, flashes de una intensidad sin igual, muy raramente alcanzados por la mayoría de las personas. Pero es un ideal posible, deseable, al alcance de la mano, siempre y cuando trabajemos de manera permanente en nuestra superación a través de actos de bondad y justicia y de aprender a quitar el miedo, la angustia, el reproche, la queja, la burla… en fin, al EGO del camino.

El segundo estado, el de confiar en Su nombre que no es ni siquiera parecido a estar alegre EN Él.
Es una relación más lejana, menos intensa, menos poblada de placer aunque con gran veneración y tranquilidad.
Esa confianza que erradica al miedo, que ocupa los espacios del corazón con la llama luminosa del Eterno la cual aleja las sombras del EGO.
Entonces, cuando las vicisitudes de la vida acontecen, no se los toma a la tremenda y no se reacciona en piloto automático. Sino que se procede a responder de acuerdo a esa confianza en el Eterno.

¿No te hace recordar a una frase que ya mencionamos?
”No temeré mal, porque Tú estás conmigo”.

A partir de esto, no esperar milagros, ni que Dios haga lo que tú tienes que hacer. Sino construir shalom, activamente, de dentro hacia fuera.
Shalom que debemos hacer nosotros en la tierra, con actos de bondad y justicia.
Al respecto, el Eterno en la Torá promete:

"Daré paz en la tierra; dormiréis, y no habrá quien os espante. "
(Vaikrá / Levítico 26:6)

Si leemos con mucha atención descubriremos que no dice que será por milagro, por desaparición mágica del mal, por evaporación del libre albedrío, por actos maravillosos de Dios.
Sino, consecuencia directa de las acciones de construcción de shalom de los hombres.
Es decir, el Shalom lo da Dios, pero no como acto propio de Él, sino a través de los actos que hacen los hombres que siguen Sus mandamientos.
Según comprobamos pocas líneas antes:

"Si andáis según Mis estatutos y guardáis Mis mandamientos, poniéndolos por obra…"
(Vaikrá / Levítico 26:3)

Sí, el shalom es posible, el que no haya “que espante”, también.
No con rezos, no con rituales, no poniendo la fe en algún santurrón que rece por uno, no usando cintas alrededor de la muñeca, no por repetir palabras raras, no por leer libros confusos, no por actos de fe, no por amor sentimental… no… nada de ellos es lo que el Eterno ha dictado.
Sino que el shalom proviene de una construcción, de poner por obra el plan específico que Él ha encomendado.
No por milagros, no por fe, no por rezos, no por esperar pasivamente la mano “mágica” del Señor, sino haciendo cada uno lo que tiene que hacer. El gentil a través del respeto y cumplimiento de cada uno de los siete mandamientos para las naciones, ni más, ni menos. El judío, tomando para sí aquellos de los 613 mandamientos que corresponden a la nación judía. Para andar con fidelidad según los mandamientos y lo estatutos del Eterno, poniendo por obra Sus órdenes, y no más seguir en la penuria de la servidumbre del EGO.
Recuerda, hay muchos que dicen “shalom, shalom” (Irmiá / Jeremías 6:14) y que vienen en nombre del Eterno, pero sus ropas, sus palabras, sus movimientos, sus doctrinas religiosas  NO provienen de Él ni sirven a la sagrada finalidad de construir Shalom.

Shalom, la paz, la armonía, la plenitud, el estad de unidad multidimensional y con el prójimo, el shalom que requiere acción, constante, continua, sin pausa, de construcción de Shalom.
Regresamos al rey David, quien nos dice:

"Al Eterno he puesto siempre delante de mí"
(Tehilim / Salmos 16:8)

Siempre delante, no para hacer de Él un esclavo que me hace favores, ni para sumergirme en el delirio de que rezando o aplaudiendo obtendré lo que es mi porción mágicamente.
Sino, tenerlo delante de mí para no desviarme, para no fracasar, para no temer al mal, es decir, al miedo.
Tener sus mandamientos como acción, esos mandamientos que me corresponden de acuerdo a mi identidad espiritual. Sin fantasías espirituales, porque todas ellas son producto del EGO. Lo realmente espiritual no se confunde con lo fantasioso, más bien llena de plenitud a lo mundano, dota de sentido cada cosa terrenal. ¡Todo lo contrario a la religión!

Si el mundo lo comprendiera, sería todo muy pero muy diferente.

Me despido y te encomiendo la lectura del salmo 73, teniendo presente lo que te he enseñado hoy.

Esto fue lo que nos paso

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Nosotros los gentiles, noajidas, benei noaj, ateos, personas, o como nos quieran llamar, nos sentimos dichosos por al fin poder gozar y disfrutar de la vida.

Lo cierto del caso es que somos personas comunes y corrientes, de diferentes países, de distintos estados civiles, de variadas profesiones, de distintas personalidades que encontraron en el Gran Mundo Virtual un punto de encuentro; un sitio en que se nos acogió como un Hogar; y que a pesar de nuestras diferencias, se nos dio trato de iguales. Ese trato de Igualdad y Libertad lo empezamos a vivir de manera natural, sin regaños por nuestros comentarios ni con sentencias de que teníamos que pensar de tal o cual manera. Simplemente continuábamos visitando la página web, leyendo sus artículos (en especial los que se encuentran en el apartado “Empieza Aquí”), comentando los mismos y expresando nuestras opiniones, para que al poco tiempo empezáramos a vivir grados de bienestar que en pocos lugares físicos o virtuales se encuentran.

Al poco tiempo, empezamos a notar mejorías en nuestras vidas; ya que mientras se leía, se ponía en práctica lo leído. Eso dio un resultado asombroso: cada vez se era menos víctima del prejuicio infundado producto de añejas ideas religiosas heredadas, y menos temerosos de las circunstancias que la vida presentaba. Empezamos a asumir actitudes diferentes a las que teníamos frente a la Vida, y el Mundo empezó a cambiar para bien. No era que no pasábamos momentos difíciles, era que ya los atravesábamos con una visión y actitud diferentes, y eso dio victorias contundentes.

Pero el inicio no fue sencillo. ¿Qué inicio lo es? Todo era confuso y caótico porque no se entendía, porque la información era muy multitemática, porque lo que se leía iba en contra de las ideas religiosas que se tenían aunque se creyera libre de ellas, porque se ponía algún tipo de resistencia necia ante evidencias reales y actuales, porque se criticaba u ofendía ante un comentario que derrumbaba nuestra supuesta astucia, y así varios ejemplos.

Era tanta la información que se obtenía que no se lograba  procesarla correctamente. Era como una “saturación” de ideas en nuestra mente, imposible de asimilar de un solo golpe. Se nos indicaba que siguiéramos el orden natural de crecimiento examinando las lecturas iniciales que se encontraban en el apartado “Empieza Aquí”, pero poco caso hicimos, y refunfuñando lo intentamos.

Pero un bien día, no muy lejos de ese primer inicio, y luego de leer ese orden que se nos habían recomendado, se reveló La Verdad; nuestra propia Verdad. Éramos personas vacías sin herramientas para enfrentar nuestros propios dilemas; hinchados de prejuicios, religiones, dogmas, miedos, terrores, depresiones, impotencias, problemas que eran evidenciados en esos primeros comentarios que hacíamos. Utilizábamos nuestro teclado para comentar con iracunda malicia o con depresivo sometimiento, revelando una sencilla verdad: éramos incapaces de vivir, desaprender y aprender.

Pero otro buen día, no muy lejos del anterior, y luego de muchos artículos leídos primeramente en el apartado “Empieza Aquí” y luego los que continuamente de publicaban, empezamos a vivir lo que a mí me gusta llamar Un Despertar De Conciencia. Porque así fue, con-Ciencia. No fue con fe en nada ni nadie, ni con aceptación ciega de ninguna religión, rito, dios, salvador, biblia o libro sagrado; todo fue con la razón, el intelecto, el análisis, la comunicación, la investigación, a la que se le sumó la tolerancia, la paciencia, el desprendimiento desinteresado, la explicación amorosa y la caridad en altruismo que merece el que no sabe o entiende.

Hicimos práctica del viejo lema del Método Científico: “La prueba visual siempre va a ser la menos confiable”. Así pues nos dimos a la tarea de intentar ser lo más objetivos y analíticos posible, porque queríamos saber la verdad, y con ella poder disfrutar de nuestra existencia.

En cierto punto, y luego mucha prueba y el error, todo empezó a cobrar sentido, y la propia vida empezó a tomar su rumbo natural, sin que peleásemos contra ella o contra las circunstancias. No me gusta utilizar el término “cambio” o “conversión” porque no sustituimos nada de nuestra personalidad, aunque sí desaprendimos mucho de nuestras ideas y comportamientos. Tampoco nos convertimos en santos, o en algo parecido a religiosos de oficio. Sencillamente nos dimos cuenta quienes éramos y cual era nuestras obligaciones para con nosotros, con los demás y con la sociedad.

Todo cobró sentido, nuestro pasado y nuestro presente, nuestro comportamiento ante las circunstancias; y descubrimos que los problemas que habíamos generado en nosotros y en otros se debieron por ignorar lo referente a nosotros mismos en nuestra forma de actuar y pensar. Cuando aceptamos eso, y con sinceridad actuábamos con base en la solución que se nos proponía en esos primeros ensayos leídos, empezamos a experimentar grandes avances ya que nuestra nueva actitud era iniciar la Gran Aventura del Hombre: saber quien realmente ES, desaprendiendo quien se creía que era.

Así fue como paso. Y en el estado de recién nacidos nos encontramos. Descubriendo el mundo que se nos reveló ante nuestros ojos. Vamos explorándolo poco a poco y mientras más nos adentramos en él con una actitud diferente a la que teníamos y con la información correcta y ordenada, más inmenso vemos que es.

Fue así que paso mi querido lector, o tal vez fue así como a mí me pasó. Pero sea cual sea el caso, lo cierto es que te espero, solo un gateo más adelante, para que conmigo contemples el panorama que está solo a ese gateo más adelante.

 

 

 

Shhh… Estoy tratando de cazar un pensamiento.

Hablando con una ex novia y muy buena amiga un día de éstos me dio un consejo muy sabio y me dijo, lo que tienes que hacer es que cuando estés haciendo algo enfócate solo en eso a la vez, porque estás en tantas cosas que te distraes y empiezas a divagar.

Interesante comentario, sólo atiné a decirle, tienes toda la razón, porque es cierto. Me gusta ser una persona activa y ayudar, entonces siempre paso muy ocupado, si no es por el trabajo, es por la Universidad y sino es por la Universidad es por actividades extracurriculares y aunque soy muy puntual y siempre cumplo con los objetivos, ella tiene razón en el hecho que he estado haciendo un mal manejo del tiempo, sobre todo porque no me estaba concentrando en una actividad a la vez.

Por medio de esta pequeña introducción me gustaría presentarles el tema de este post que tiene que ver con la economía del tiempo por medio de la concentración. Algo que me dejó perplejo hace años fue cuando estando como en el segundo o tercer grado de la escuela mi mamá me decía que tenía que leer y mantener la mente activa porque usamos sólo un pequeño porcentaje de nuestra capacidad mental y ella me lo explicaba utilizando el ejemplo de los libros, diciendo que eran millones de millones de páginas que se podían almacenar en el cerebro y yo le preguntaba, ¿más que en la Biblioteca Nacional?, y ella me contestaba ¡más que en la Biblioteca de Alejandría! Entonces yo pensaba hacia mis adentros ¡eso si es bastante!

Ahora que el tiempo ha pasado y que millones de páginas de libros se pueden guardar en un dispositivo que nos permite extender la voz sin gritar de aquí a la China, o que nos permite trasladar nuestra imagen de aquí al otro lado del Atlántico en cuestión de segundos, quizás el ejemplo de la Biblioteca de Alejandría no surta el efecto abrumador que otrora surtiera sobre mi mente de niño de ocho años y en un mundo que no se encontraba ni a un diez por ciento de lo cibernetizado que se encuentra hoy, pues probablemente en unos años cuando sea mi turno el explicarle a mi hijo o hija la capacidad del cerebro, lo tenga que hacer multiplicando por millones de veces la capacidad de vaya a saber uno qué unidad de medida inventarán para describir semejante “behemoth”, o sea ese animal mítico de proporciones y dimensiones gigantescas, para que entienda la capacidad del cerebro humano.

Mi amiga es una persona sumamente inteligente y tiene una conexión con Dios mucho más avanzada que las de muchas otras personas y no es de extrañar que cuando me dijo lo que me dijo, inmediatamente le puse atención y apenas llegué a casa me dediqué a buscar más información al respecto. La economía del tiempo tiene que ver con el ahorro que se haga de él. Voy a ponerles otro ejemplo, mañana a nosotros los asalariados nos pagan por ser quincena. La mayoría de mis compañeros no tenían ni siquiera un dólar en el bolsillo porque todo lo habían gastado, yo, en cambio, tenía una reserva para una semana que aunque no es mucho, al menos no me hace sudar la gota gorda pero siempre queda espacio para ahorrar un poco más, claro que cuando se es universitario es un poco difícil, máxime cuando los libros que compras no bajan de los $100.

Entonces se confirma mi hipótesis, la mayoría del estrés que cargamos en la actualidad se debe a que le debemos dinero a alguien. Pese a que tengo un coche no lo uso mucho para ahorrar combustible, solo cuando salgo con una muchacha o para ir al supermercado es cuando lo uso, normalmente viajo en trasporte público y trato de caminar bastante, entonces en vez de pagar casi cinco dólares por galón de gasolina, que es lo que cuesta el fuel en Costa Rica, utilizo mucho menos dinero y puedo ahorrar un poco para una emergencia. Pero bueno, no seamos extremistas, no todos tienen que ahorrar de esa manera pero sería bueno no vivir de quincena a quincena o de cheque a cheque como dicen en Estados Unidos.

Y ese ahorro no sólo debe darse en ese instrumento fungible para el intercambio de bienes y servicios que llamamos dinero sino también para el tiempo que es muchísimo más valioso que el dinero pues como bien dicen los que saben, el dinero se recupera pero el tiempo no. Entonces en vez de hacerle tanta máquina al dinero, ¿por qué mejor no nos enfocamos en el tiempo? No hay nada peor que la pérdida del tiempo en cosas que no son productivas. Matar el tiempo, decimos, es una de las cosas más tontas que como seres humanos podamos hacer.

Siendo la vida tan hermosa no podemos dejar de lado que debemos de vivirla y disfrutarla al máximo de ella. Mi amiga me decía que cuando uno se distrae dura más haciendo las cosas. Eso es muy cierto. Pasa el tiempo y por estar chateando por el Facebook y poniendo atención a lo que mi cachorra está haciendo, llevo casi treinta minutos escribiendo estos párrafos y lo hice a propósito para demostrarme a mí mismo que lo que mi amiga me decía es cierto.

Utilizando las palabras del rabino Weinberg “todos hemos experimentado alguna vez lo que significa concentrarse. Pareciera que el tiempo se detiene, y a nosotros, no nos afecta el mundo a nuestro alrededor”.  Eso es cierto, uno se vuelve más eficiente, pone más atención a los detalles y se graba mejor las cosas. Volviendo al punto inicial, si nos concentramos podremos incrementar el uso de nuestra capacidad mental.

Otra amiga mía lo definía así, “finiquita, finiquita, finiquita”. No solo construyamos planes, concretémoslos también. Para poder concretar hay que poder concentrarse, o sea, tomar todo eso que está separado y reunirlo en un punto. Y es que tenemos una mente tan capaz y tan activa que es un inmenso caleidoscopio combinado con tornasol donde las ideas saltan como si en bosque con sobre población de liebres se tratara, entonces hay que hacer las de Elmer Gruñón e ir de caza de liebres. Claro, no dejemos que pase como con Bugs Bunny que más bien termina cazando al cazador.

Seamos cazadores de pensamientos rebeldes, tomemos esas liebres y pongámoslas en fila, utilizo esta metáfora porque son las cosas más graciosas o más impactantes de las que uno se acuerda y como la vida es movimiento y la risa es energía, pues asociemos el pensamiento de hoy con ello. Tenemos que concentrarnos. Recordemos la frase de Elmer Gruñón “shh, voy a cazar un conejo”.  Esos pensamientos son como ese Bugs Bunny, completamentye rebeldes y se comen una zanahoria mientras te dan un beso en la boca y salen corriendo.

Entonces lo que hay que hacer es concentrarnos, tenemos que escoger una idea y trabajarla, en otras palabras, finiquitemos, como dice esa amiga mía. Conozcamos nuestra propia mente, en palabras del Rabino Weinberg, demos un paseo por nuestra mente y saquemos lo que no sirve de lo que sí sirve, cuando surja una idea importante sobre la cual tengamos claridad, escribámosla y luego repitámosla para que no se nos olvide, “liebre atrapada, liebre encerrada”, no la dejemos escapar porque tardaremos mucho en volverla a alcanzar.

En lo personal siempre llevo conmigo una libreta de apuntes, una calculadora y dos bolígrafos para apuntar las ideas que se me vengan a la mente y así no olvidarlas. A como pensemos así actuaremos, entonces lo mejor es tener claridad mental y buenos pensamientos para así externar acciones que sean productivas para nosotros y para nuestros semejantes. La concentración va muy de la mano con el vivir en el aquí y en el ahora, porque el divagar es el andar soñando despierto.

“Las personas, conforme más aprendemos más queremos aprender y vemos que este mundo es tan maravilloso que de todo queremos hacer,” pero lo importante es enfocarse y la mejor forma de lograrlo es diciendo en voz alta qué es lo que piensas hacer. Concéntrate en una emoción a la vez, si estás feliz siente cómo esa felicidad entra por tu mente y toma todo tu cuerpo, cuando escuches una canción que te guste no la retengas en tus oídos y cerebro solamente sino que también siente cómo pasa por todo tu cuerpo, como las vibraciones de los instrumentos y de la voz del cantante tocan las cuerdas del corazón, cómo esas notas musicales suben y bajan en armonía con el resto de la canción. ¿Ves? Cuando escuches una canción así podrás disfrutar cinco minutos de éxtasis y se te renovará la energía, la negativa se irá y la positiva entrará, entonces ya tienes más energía para moverte, para mantenerte con vida.

Algo que ayuda mucho a concentrarse es el cantar, al menos en lo personal a mí me ha ayudado porque hay que poner especial énfasis en las notas musicales y en tu cuerpo, pues para alcanzar ciertas notas se debe de acomodar el abdomen de cierta forma, vamos inténtalo, canta y verás cómo te llenas de energía.  El punto es sentir las emociones, claro, tampoco dejes que ellas te gobiernen pero permítete darte un duchazo con esa emoción, sumérgete en esa emoción, vive el momento pero no te encasilles en él, porque recuerda que lo que no se mueve se pudre.  Cuando las emociones negativas te invadan, déjalas ir, no te obsesiones en dejarlas ir, sólo déjalas ir porque si te obsesionas en querer deshacerte de ellas, entonces las estás reteniendo.

Como dijo alguien por ahí deja que las cosas que vivas dejen una huella en ti pero no una cicatriz. Que pasen una excelente semana y sigamos construyendo un mundo de paz y de armonía.

Shhh. Estoy cazando un conejo
Shhh. Estoy cazando un conejo

 

Yom Ha Shoá, 28 de Nisan de 5773

Recordando Shoá

Hoy en la mañana me desperté con un profundo pesar que no es típico en mí, curiosamente no sé por qué, cuando alguien está a punto de morir y de alguna forma me enteraré de ello o tendré un contacto con el fallecido, en el sentido que le veré su cadáver o que fue una personalidad importante, amanezco con una depresión profunda, sin embargo  la de hoy fue doble, pues no sólo recordamos el Holocausto, término que no me gusta utilizar en lo personal, pues prefiero Shoá, pues lo que se dio no fue ningún sacrificio al estilo del sacrificio de animales en el Templo sino una masacre sin sentido e infundada completamente, producto de unas mentes torcidas que buscaron aniquilar a los judíos, Dios nos libre de semejante tragedia.

Entonces todas los días de recordatorio de esa masacre, desde que recuerdo haberlo asociado con esa hecho y entender el por qué de la depresión, hacen que me despierte con un profundo pesar, algo que ya de por sí es normal para esta fecha, pero para esta Shoá en especial, sentí un pesar como pocas veces lo he sentido y no sabía qué hacer. Me desperté temprano y me volví a dormir un par de horas hasta que la alerta del teléfono  del New York Times me despertó y solo atiné a ver el nombre de Margaret Thatcher en el titular para asociar mi profundo pesar con la muerte de ella, no sé cómo pasó, solamente sé que era así y cuando terminé de leer el titular confirmé mi corazonada.

Hoy el diario israelí Yediot Aharonot  tiene el titular “Ex Primera Ministra Margaret Thatcher muere”. Curiosamente justo ayer en la noche trataba de explicar matemáticamente y por medio de la ciencia la consecuencia de nuestras acciones. Lo hice porque sentí un vacío, una corazonada y creí que lo mejor del caso era analizar nuestro actuar para poder presentarle al mundo una hipótesis para que realmente se entienda que es lo que nuestro mal actuar hace, no porque seamos santos límpidos de todo vestigio del mal actuar sino para que racionalicemos nuestra conducta y que exista prueba indisputable de ello, así no habrá lugar para que se dé otra Shoá.

Aunque soy muy quisquilloso a la hora de citar el Talmud porque no es algo que los noájidas debamos estudiar, hay partes de la Torá que nuestro querido Moré nos ha enseñado y que son de beneficio para todos y el ejemplo de la tahará, es decir, del alargamiento de la proximidad anterior de la conexión del ser con Dios, obedece a que el cadáver representa ausencia de vida, la energía cinética que otrora formara parte de la vida de esa persona se ha trasladado, ya Margaret Thatcher pasó a otro plano y su inerte cuerpo es ahora un cadáver, pero no por ello el espíritu de Margaret Thatcher ha desaparecido.

A decir verdad no sabemos cuál será el destino que seguirá en su camino de ascenso y eventual unión con el Todo, sin embargo sí sabemos lo que hizo, fue una amiga de Israel y de los judíos y puso en alto el nombre de Gran Bretaña a la hora de hacer que la Corona se solidarizara con Israel. Decían los sabios que el que vive pensando que siempre habrá un mañana nunca hará nada grande hoy, porque siempre postergará las cosas y lo resumían en la expresión “arrepiéntete antes de tu muerte” y entonces las personas preguntan, ¿pero cómo es eso, cómo voy a arrepentirme un día antes de mi muerte sino sé cuándo voy a morir? Precisamente ese es el punto, como sabemos si moriremos hoy, mañana, pasado mañana, el día que sigue o dentro de cincuenta años, entonces tenemos que arrepentirnos todos los días.

No pensemos en un arrepentimiento al estilo de los creencias idólatras sino pensemos en Teshuvá, que sería bueno recordar el proceso de regreso que se compone de nueve pasos:

  1. Saber que X acción está mal.
  2. Saber que uno ha hecho tal acción mala.
  3. Reconocer que uno la ha realizado, sin dar excusas, sin justificarse, admitiendo el hecho, la seriedad del mismo, la responsabilidad por lo efectuado y sus consecuencias.
  4. Querer enmendar la situación provocada por el pecado.
  5. Hacer lo posible para corregir, mejorar, reparar, restaurar lo que se ha dañado con la acción negativa.
  6. Admitir la acción y pedir sinceramente perdón a la persona que ha sido agraviada y luego a Dios. En caso de ser un pecado contra Dios, pedir de Él el perdón. De nada sirve pedir perdón a Dios si no se ha pedido primero de la persona ofendida (de ser posible) y si no se ha tratado de corregir lo roto por nuestra acción.
  7. Aceptar las consecuencias legales o materiales de los hechos que hemos desencadenado.
  8. Comprometerse a no volver a incurrir en esa acción en el futuro.
  9. Perdonarse, no torturarse con sentimientos de culpa, negaciones, remordimientos. Dejar libre, fluir, no esclavizarse.

(Fuente:  Teshuvá: La salvación mesiánica).  Lic. Yehuda Ribco, junio 2012)

El recordatorio de la masacre judía no es solamente con el propósito que los gentiles nos arrepintamos de haber masacrado a nuestros hermanos sin razón alguna, sino también para comprender que la vida es preciosa y que hay que vivirla en todo momento, hay que estar consciente de cada momento y no desperdiciarlo en bribonadas o bobadas. Se trata de estar alegres porque la alegría es el combustible de la energía positiva y es lo que hace que el péndulo oscile hacia el lado positivo y que nuestras vidas sean plenas y llenas. El rabino Weinberg decía en Los 48 caminos hacia la sabiduría “Si te quedaran cinco años qué harías? Usa este concepto para corregir tu relación con tu esposa, tus padres, amigos, vecinos, inclusive extraños. Trátalos de una manera correcta el día de hoy”.

Yom Ha Shoá, es decir, el día del recordatorio de la masacre que se realizó injustamente en perjuicio de los judíos deja otra enseñanza y es que no podemos desbocarnos, tenemos que ser lentos y precavidos a la hora de hablar y de tomar decisiones. El caballo que se desboca y sale corriendo usualmente termina lastimándose porque tenemos una cierta inercia que debemos respetar y no podemos ir en contra de las leyes del a Física, y tampoco tomemos decisiones a la velocidad de la tortuga. Los sabios judíos enseñaban que existen cuatro pasos que se pueden aplicar para tomar una decisión y esto se da cuando analizamos una idea cuatro veces:

1-      Sembrar: Cuando uno se encuentra con una idea por primera vez debe tratar de entenderla, eso es como hacer un hoyo en la tierra;

2-      Plantar: La segunda vez, la idea comienza a tener sentido, entonces estamos plantando la semilla en tierra fértil;

3-      Cosechar: La tercera vez, obtenemos un entendimiento completo, es decir, estamos cosechando el trigo;

4-      Digerir: La cuarta vez integramos la idea a la vida, digerimos la idea y ella nos nutre el alma y pasa a formar parte de nosotros

(Fuente: Los 48 Caminos hacia la Sabiduría.  Rav. Noah Weinberg)

Entonces no debemos dejarnos llevar por el populismo ni buscar ser los más populares tampoco, en muchas ocasiones la ex Primera Ministra Thatcher tomó decisiones que no eran populares pero que eran buenas para la patria, como por ejemplo, el eliminar los excesivos privilegios de los sindicatos o el enviar soldados británicos al Golfo Pérsico para evitar que Saddam Hussein creara una masacre de mayor escala. Inclusive el mismo Primer Ministro israelí Benjamin Netanyahu dijo que ella era una gran amiga de Israel.

Muchos criticarán su actuar cuando expulsó a un agente de inteligencia israelí del Reino Unido quien dejó uno sobre con unos pasaportes alterados en una casetilla de teléfono en Alemania con pasaportes británicos falsificados y su relación de amor-odio con el ex Primer Ministro israelí Menachem Begin, sin embargo, a través de su mandato fueron muchas más las ocasiones en que la Dama de Acero, como se le conoce en el Reino Unido, actuó a favor de Israel.

Eleanor Roosevelt decía que uno debía hacer lo que creía conveniente porque sería maldecido si lo hacía y sería maldecido sino lo hacía, entiéndase conveniente como correcto, y esto debe de servirnos de ejemplo hoy que recordamos la Shoá y el deceso concomitante de una “firme amiga de Israel”, como bien lo dijera el Primer Ministro Netanyahu. Como líderes que somos en nuestras comunidades, en nuestros hogares, en nuestros estados o provincias y países, tenemos una labor de apegarnos a nuestros  buenos  principios y de no tergiversarlos, siempre actuando en pos de los depositantes de la autoridad.

Debemos también analizar cuatro veces nuestras ideas, ahora que los hermanos venezolanos se disponen a votar el próximo catorce de abril, les insto a que voten utilizando esta sabia forma de pensar, siembren, planten, cosechen y digieran la idea de votar, no voten por emoción ni por hígado o bilis, voten con razón, voten porque realmente creen que es lo mejor.

La Shoá fue el resultado de un energúmeno de palabra hábil y un pueblo altanero que se pensaba más inteligente que los demás y, por ende, exento de pensar. Cuando más creamos que sabemos las cosas es cuando más debemos de cuestionárnoslas porque es ahí donde se da la costumbre y así como una costumbre podría significar un buen hábito así también podría ser un hábito errado o una maña.

He aquí siete herramientas para mejor analizar las cosas y tomar decisiones más acertadas, acorde con la realidad y con los Siete Mandamientos Universales:

1-      Repaso nocturno: Antes de disponernos a dormir debemos de repasar las acciones y los eventos del día, anticipemos lo que esperamos para el día y la semana siguiente. Seamos disciplinados y no nos demos por vencidos. Aunque el consejo original era para los judíos, podríamos adaptarlo a los noájidas diciendo que sería bueno hacer esto cada día antes de acostarnos, cada noche del Séptimo y cada día antes de la noche del Rosh Hashaná;

2-                  Capturar y materializar: Cuando tengamos un momento de claridad lejos de dejarlo escapar, tomemos esa claridad e incorporémosla a nuestro ser, hagámosla parte de nosotros para que así podamos ver con claridad en cuanto a ese aspecto en el futuro. Por ej., Hace un tiempo un amigo que es un millonario me dijo, Felipe, si tienes deudas es porque le estás pidiendo prestado a otros para que tú trabajes para ellos, entonces por qué mejor no prestarte a ti mismo. Si quieres tener dinero préstate a ti mismo y no le pidas prestado a los demás.  Resulta ser que le escuché pero no le hice caso sino hasta hace poco que decidí hacerme mi propia línea de crédito y cada vez que utilizo dinero de mi salario, si no es para suplir necesidades básicas de acuerdo a la pirámide de Maslow, entonces utilizo el dinero pero a manera de préstamo, de hecho me cobro un interés anual del cincuenta por ciento a sesenta meses plazos y trato todos los meses de hacer pagos mínimos a mi línea de crédito. Tengo que decir que está un poco alta porque me estoy financiando la universidad a mí mismo entonces me hice un préstamo a mí mismo que tengo que pagar. El momento de claridad no se dio cuando Tom, mi amigo, me dijo que me pidiera prestado a mí mismo sino cuando iba en el bus y comencé a hacer un análisis de cuánto dinero había invertido en la carrera. PT Barnum decía que nuestra relación con el dinero funciona así, de un lado están aquellos muchos que trabajan para el dinero, porque el interés diario que se devenga por sus préstamos hace que tenga que dedicar buena parte de su vida para ir a trabajar para poder pagar sus deudas, en tanto que un segmento muy pequeño de la población vive por su dinero, porque el dinero es amo o es esclavo. Cuando es esclavo todos los días trabaja devengando un poco más de interés a favor nuestro en tanto que cuando es amo hace que nosotros tengamos que trabajar para él. Ese fue mi momento de claridad, lo tomé, lo analicé y lo incorporé a mi vida;

3-                  Pensar antes de hablar: El Rey Salomón decía, no te apresures a responder. Un buen consejo que me dieron una vez a la hora de litigar es que en vez de contestar de inmediato a las preguntas del tribunal, lo mejor es bajar la mirada de tres a cinco segundos para darle un respiro al cuerpo y luego contestar. Cuando nos critican nos enojamos, sale nuestro EGO a relucir y no nos gusta que nos digan las cosas de frente, dice el rabino Weinberg que una reflexión cuidadosa hace que la respuesta que demo sea mucho más sabia ah, y se me olvidaba, si no sabemos algo simplemente digamos que no sabemos;

4-                  Analizar la información: Tenemos que identificar y resumir lo que hemos escuchado. Más de uno por ahí dirá, ja el burro hablando de orejas. Vamos por dos mil palabras leídas, para mí eso no es un resumen. Y tienen toda la razón, todos tenemos áreas de desempeño y de mejora, la mía es la de la sumarización, pero bueno, el caso es que tenemos que aprender. Si vale la pena invertir tiempo para estudiar algo también vale la pena meditar sobre ello. Sigamos el ejemplo de los periodistas a la hora de escribir un encabezado, utilicemos las preguntas quién, qué, cuándo, dónde y por qué y luego que hagamos el encabezado sentémonos con hoja en mano y analicemos los pros y los contras de esa información y recordemos que la práctica hace al maestro, entonces conforme más frecuentemente hagamos este ejercicio más rápido y mejor lo haremos;

5-                  Prepararse: Antes de enfrentarnos a cualquier situación es bueno prepararnos, con buena estrategia y viendo hacia el futuro al menos tres pasos hacia adelante;

6-                  Claridad:  No es lo mismo estar dentro del redondel que ver los toros desde la barrera. Cuando se está en el medio del aguacero uno se moja y le da frío en tanto que si se retira un poco podrá guarecerse y ver que el aguacero no era un diluvio sino un aguacero. Para obtener claridad hay que alejarse de la situación y regresar después. Mucha gente va a dormir en la noche con problemas y amanecen con soluciones;

7-                  No paralizarse: Todo lo que no se mueve se pudre, es decir, la vida parte de ese objeto o persona porque no hay movimiento que dé lugar a la energía cinética. Lo más conveniente es no dejar de movernos pero sabiendo que debemos obrar bien y no mal, pues ambas traen consecuencias.

(Fuente: Los48 Caminos hacia la Sabiduría. Rav. Noah Weinberg).

 

                La Shoá entonces no solo debe ser un tiempo de recuerdo de la masacre ocurrida durante la Segunda Guerra Mundial y otras anteriores como los pogromos o las persecuciones de romanos hacia judíos, etc., sino también un momento de reflexión para adoptar nuevos hábitos que nos permitan tomar decisiones sabias e inteligentes que nos ayuden a construir paz y armonía. Por eso decidí incluir este aspecto hoy y también unirlo con el de Margaret Thatcher, porque el valor más precioso que tenemos en este mundo es la vida y debemos hacer todo lo posible para mantenerla y disfrutarla, después de todo recordemos que una de las vertientes de nuestra misión en la Tierra es disfrutar y deleitarnos en la Creación de nuestro Hacedor.