Religión es una de las manifestaciones sociales y externas del EGO.
(Recordemos que el judaísmo y el noajismo, en su esencia y aplicación pura, no son religión aunque pueden tener elementos paralelos a algunas de ellas).
Hemos explicado en numerosas ocasiones acerca de este tópico, por lo que ruego al amable lector busque, encuentre, lea, analice, critique y aprenda. En serjudio.com puede comenzar en http://serjudio.com/category/exclusivo/cterapia en tanto que en fulvida.com recomiendo http://fulvida.com/category/fortalecimiento/ego-fortalecimiento. Si quiere colaborar con el resto de los lectores, por favor deje en la zona de comentarios, aquí debajo, los links oportunos y si gusta algún resumen o pensamiento al respecto. Gracias.
En la religión se establece una relación ambivalente con el dios (o dioses), generalmente inexistente, aunque también esto se puede observar en aquellos que hacen de su vínculo con el Uno y Único un asunto religioso.
Esta relación ambivalente se da de la siguiente manera.
Por una parte el creyente pone su fe en el dios y espera de él alguna salvación, ayuda, beneficio, ganancia, protección, porque le asigna o asume que la deidad cuenta con alguna clase de poder.
En las antiguas religiones politeístas esto es evidente con una simple inspección, aunque las religiones actuales no se libran de ello.
El adorador sacrificaba alguna cosa de valor en honor al dios, con la esperanza de satisfacer de cierta forma al mismo y así recibir la respuesta esperada.
Considera esta referencia tomada de la Wikipedia:
Esto es parte de la Dialéctica de lo Sagrado, que es parte y fundamento de todas las religiones. A consecuencia de este carácter dual muy fuerte, su culto entró dentro del sistema de reciprocidad del sacrificio; tanto no sangriento, como ofrendas de flores o libaciones diversas, como de autosacrificio, ofrenda de animales, y de seres humanos cuando las sequías se dejaban percibir terribles y amenazaban la supervivencia misma de las sociedades (o en el caso de tierras muy húmedas, como las Tierras Bajas Mayas; para evitar el exceso de lluvias, huracanes, tempestades o truenos fulminantes, pues si Chaac (Tláloc en maya Yucateco) se enfurecía demasiado, aquellos podían destruir las cosechas, deslavar cerros, desbordar los ríos y arrasar ciudades y pueblos enteros).
O este otro:
Cuando los videntes declararon que la ira de la diosa no podría ser aplacada a menos que Ifigenia, la hija de Agamenón, le fuese ofrecida como sacrificio compensatorio…
Por todos lados, donde hay religión, aparecen mecanismos diversos para obtener el servicio de la deidad.
¿Y la ambivalencia, dónde está?
El hombre impotente, que no puede controlar los elementos de la naturaleza, ni los tiempos, ni enfermedades, ni riqueza, ni vida, ni a otros hombres, ni siquiera a sí mismo, pretende que un dios poderoso (o hasta todopoderoso) le sirva y le satisfaga. Para conseguir esta servidumbre divina el hombre opera mágicamente, religiosamente, por medio de ensalmos, plegarias, sacrificios o cualquier otro ritual y de esa manera provoca que el dios trabaje para su provecho.
La ambivalencia: el hombre impotente manipula al dios poderoso; entonces, ¿el hombre es impotente realmente o tiene un poder tan inmenso que hasta los dioses se convierten en sus servidores?
Por supuesto que el hombre es impotente, doblemente impotente, porque pone su fe en la magia, en rituales, en la religión, en la manipulación, además de en dioses que no existen.
(Y si su manipulación pretendida es sobre el Uno y Único, además de impotencia hay blasfemia).
Ponte a meditar, ve tus propias acciones y creencias, actuales y del pasado.
Mírate y reconoce si tus rezos, negociaciones, pactos, rituales, religiosidad no han estado muchas veces (si no todas) por el deseo de imponer tu voluntad sobre alguna deidad, sea de las falsas o del Uno y Único.
Eso es religión.
Un método para re-ligarse con la deidad, pero no para entrar en comunicación franca y sincera con ella, no para trascender por medio de emular las acciones de bondad y justicia del Señor, no para servir a Dios sin esperar nada a cambio. ¡No! Es re-ligarse, re-unirse, para que el dios satisfaga al impertinente deseo del impotente pero vanidoso humano.
Todas las religiones que conozco y he visto operan de similar manera, ninguna se escapa de esta descripción.
Sí, no conozco muchas religiones, ni sus variantes, ni sus vericuetos doctrinales y teológicos, pero de lo poco que sé, ninguna es diferente.
(Repito, judaísmo y noajismo NO son religiones, pero muchos las viven como tales y entonces caen en este mismo tipo de relación ambivalente con el dios que adoran, que se supone que es Dios).
Como una persona puso en Facebook el otro día, decía algo así:
”Esta es la manera segura de obtener prosperidad. Garantizada. "’Ahora pues, Israel, ¿qué pide YHWH tu Elojim de ti? Sólo que reverencies a YHWH tu Elojim, que andes en todos Sus caminos, que ames y sirvas a YHWH tu Elojim con todo tu corazón y con toda tu alma, y que guardes los mandamientos de YHWH y Sus estatutos que yo te prescribo hoy, para tu PROSPERIDAD."
(Deuteronomio 10:12-13)”
Para mí esta absoluta irreverencia, falta de respeto y veneración, aberración idolátrica, blasfemia, impudicia, rápidamente fue comprensible al darme cuenta de que el autor es un doctrinario mesiánico, de esos cristianos que se hacen pasar por judíos, que hasta se creen sinceramente que son judíos, pero que no son otra cosa que una rama más del cristianismo. Una rama bastante atrofiada y enferma, que lleva veneno mortal a quienes la prueban. Sí, eso explicaba bastante el origen de tremendo disparate.
Entre otras cosas, el versículo no menciona en ningún lugar la prosperidad, sino que termina diciendo “para que sea bueno para ti”, sin mención alguna a la prosperidad.
Al comentar brevemente ese post, dice que era una vergüenza hacer negocios con Dios para tener estos beneficios. El autor respondió rápidamente diciendo que no se trata solo de prosperidad económica… sí, claro… por supuesto, eso es lo que pretendía el señor al prometer prosperidad garantizada haciendo caso al versículo. Al poco rato, otro adorador de ídolos comenzó con las agresiones, insultos y otras tropelías típicas de los servidores del EGO, especialmente de los que se creen fuertes por ser parte de una religión que cuenta con al menos mil millones de seguidores nominales.
Ahí tenemos, al hombre impotente, miserable, pobre, demacrado, inservible, pero que se cree astuto como para manipular a Dios, hacerlo su títere personal, para que Dios corra a salvarlo, nutrirlo, satisfacerlo, hacerlo prospero, llenarlo de riquezas y bendiciones. ¿A cambio de…? Sí, a cambio de llevar una vida plagada de rituales vacíos, adoctrinamiento, pobreza espiritual, disfraces de identidades que no le corresponde… a cambio de una vida de religión, es decir, de esclavitud al EGO adornada con falsa santidad, supuesta espiritualidad y vacío existencial.
Y ¡NO!, así no es, no debe ser, la vida de la persona que realmente sigue al Eterno y vive una vida con sentido espiritual.
No se cumplen mandamientos para obtener beneficios, aunque los haya probablemente.
No se hace un “pactito” con la deidad para que ésta se quede contenta y nos facilite la vida.
No se negocia para ejercer influencias mágicas sobre la deidad.
No se reza para ordenar a Dios a actuar según nuestro parecer y deseo, Él no es el genio de la lámpara que está para satisfacer nuestros caprichitos… genios mágicos, si mal no recuerdo, en muchos de esos cuentos orientales cuando la persona sumergida en su celdita mental solicita al genio algún deseo, éste termina por provocar mayores desastres que beneficios. Son lindos cuentos con moraleja: si te crees tan poderoso como para manipular a un dios, ¿por qué no te dedicas a hacer algo provechoso realmente con tu vida?
No hagas tus mandamientos para ser próspero, hazlos porque eso es lo que te completa como persona, es tu deber ordenado por Dios, quizás de paso quizás te des cuenta de que tan bien te hace (quizás no).
No busques premios por hacer lo que Dios te manda, es tu deber, es tu tarea, es lo que viniste a hacer, si de paso recibes algo, ¡qué bueno!
No hagas negocios con Dios, Él no precisa absolutamente nada de ti, no tienes ningún poder sobre Él. Pero si Él quiere que cuides a Sus hijos, tu prójimo y tú mismo, que actúes con bondad y justicia, que andes con lealtad por el Camino, que no compliques la vida cuando es tan simple, que no inventes religiones ni te afilies a ninguna. Eso, básicamente eso.
Pero, el EGO dice algo bien diferente.
Es tan demencial el discurso del EGO que hay gente que se mata asesinando a inocentes con tal de obtener “el paraíso”, y otros fanáticos imbéciles que lo aplauden y felicitan a su familiares.
Hay gente que cree fielmente que su dios se hizo hombre, o que su dios es hombre y dios, o que su dios tuvo un hijo humano, o algo así (ni ellos saben lo que creen, solo creen por fe en el absurdo, si no, se van para el infierno) y que ese dios o hijo de dios murió de forma espantosa para que así el hombre se redima del pecado y sea “salvo” y vaya “al paraíso” con ese dios o ese hijo de dios. DEMENCIAL, alucinatorio, el dios muere o manda a morir salvajemente a su hijo, para que el hombre que tenga fe gratuitamente se limpie de sus pecados. Solo por fe en que ese dios está tan desquiciado y es tan perverso que tiene que morir o mandar asesinar a su hijo, para que de ese modo el hombre pecador deje de estar en pecado. Lo digo, lo releo, lo medito y siempre me suena totalmente absurdo… pero bueno, más de mil millones de buenas personas creen que eso es cierto y tienen fe (sí, tú también querido no-judío mesiánico, tú también eres parte de esa congregación aunque lo niegues y te disfraces de lo que te parece es judío).
Hay gente que se cree que por llevar ropas de europeo de hace 300 años y adherirse a cualquier exigencia estrafalaria está llevando una vida de intachable santidad y por ello el dios en el cual cree debe favorecerle. De paso, le reza a su líder difunto, o envía peticiones a su líder vivo, porque así el dios operará misteriosamente para facilitarle la vida. Religión, EGO.
Hay gente que se sabe noájida pero se desesperan por lo que consideran judío, como si ello fuera el modo de ser “noájidas completos”, como si solamente llenándose de lo que creen es judaísmo serán “salvos”. Entonces, si Aristóteles dijo “el camino medio”, ¡no sirve! ¿Cómo va a servir un filósofo pagano griego? Corren ansiosos para saber qué dice “el judaísmo” y encuentran que Maimónides enseñó la bondad de “el camino medio”. Se la pasan citando a Maimónides, lo ponen en su Facebook, lo twitean, lo comentan con deleite casi sexual, de paso se ponen gorritos curiosos y se dejan flequitos a los lados de las orejas, se cambian el nombre y apellido a uno que les suene a judío, y aprenden dos o tres frasecitas en hebreo. Claro, no se toman la molestia de aprender que el gran sabio Maimónides estaba usando enseñanzas de Aristóteles, a quien consideraba como uno de sus maestros. Claro, ni siquiera él podía decirlo abiertamente so pena de ser denunciado por hereje por los fanáticos de su época.
Estos mismos noájidas confundidos se creen que con rezos o rituales que copian del judaísmo podrán controlar a Dios, cambiar la realidad a su antojo, ser poderosos. Pero lo cierto es que no están viviendo plenamente su bella y sagrada identidad espiritual, se pierden en sombras y espejismos del EGO. Y, cosa terrible, quizás estén incurriendo en algún tipo de idolatría o blasfemia, quizás esto y muchos más pecados y errores. Todo por no seguir una senda de virtud, sino el espantoso laberinto del EGO que los limita a sus celditas mentales.
Lo vemos sin pasión, desde fuera, y reconocemos al EGO operando en estos ejemplos. Es evidente, es claro, no hay vuelta que darle.
El hombre impotente que se cree que tiene poder y lo manifiesta a través de formas de manipulación.
Aquí, manipulando a su dios.
Allá manipulando a su semejante.
Acullá dando excusas e inventando doctrinas que lo desconectan de la realidad para mantenerlo en su impotencia mortal.
Y unos pocos haciendo grandes negocios con todo esto. Los clérigos comerciantes de todas las confesiones, piratas de la fe, que venden creencias, rituales, objetos, lemas, cualquier cosa que sirva para engrosar sus arcas. Y extorsionan, mienten, amenazan, maldicen, presionan, cosifican, se burlan, intimidan, atemorizan, y otros verbos que genera el EGO, para mantener sumisa a su clientela, para adquirir nuevos clientes, para hacerse de “conversos” y seguir operando negocios más o menos rentables.
La idea creo que es bien otra, te la comparto, la puedes admitir o no, asumir o no. Yo no te obligo a nada, no te vendo nada, no te pido nada por compartir contigo esto.
Vivir en verdad, con los pies bien asentados en este mundo y la meta puesta en la trascendencia, en el ser auténtico, en comunión lo material con lo espiritual.
Eso es vivir plenamente, aprovechar en la medida de lo posible el maravilloso regalo que el Eterno nos da a cada uno con la chance de seguir interactuando con el mundo.
Con sentido de compromiso, ayudándose mutuamente, haciendo el uno por el otro, desarrollando un proyecto de vida, enmendando errores, brindándose calor humano, quizás todo eso produzca felicidad y prosperidad (de a ratos).
Menos religión y más espiritualidad.
Menos religión y más vida.