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Desilusión

¿Cuántas cosas no has intentado por miedo a desilusionarte?
¿De cuántas te has privado?
¿Qué dejaste pasar sin siquiera intentar?
¿Qué de oportunidades se escurrieron con la excusa de no querer sufrir una desilusión?
¿Cuántas preguntas no formuladas, afirmaciones no dichas, deseos no compartidos, dudas no evaporadas, solamente por no penar a causa de la temida desilusión?
En las relaciones conyugales, al encarar una nueva relación sentimental, con amigos, con los hijos/padres, con la familia, en los negocios, en trámites, con tu mascota, con el vecino, con Dios, con tu dios, contigo mismo, en cualquier momento, y lugar, y ocasión, y relación…
¿Te suena conocido?

Supongo que sí, a todos nos pasa.

En teoría, la mejor manera de no desilusionarte es no ilusionarte.
Porque, ¿qué es la desilusión sino el fracaso en materializar una ilusión?
Como marca el diccionario: “impresión que se experimenta cuando alguna cosa no responde a las expectativas que se habían creado”.
Te imaginas algo, sientes que lo alcanzarás, te llenas de esperanzas y seguridad de lograrlo, se convierte en una “verdad” para ti aunque nada la sustente en la realidad, esa es la ilusión, la torpe fe. El aire que hincha tu globo y que ante el mínimo rasguño está pronto para estallar y sumergirse en la impotencia.

Si no te haces expectativas,
si no te embarcas en imaginar futuros que se forjan de acuerdo a tu deseo,
si no tienes la creencia de que tu pensamiento por sí mismo fabrica mágicamente lo que apeteces, 
si no pretendes controlar aquello que no está bajo tu control,
difícilmente sufras desengaños.
Sin ilusión es imposible que haya desilusión.
Es claro, es comprobable, pero es tan difícil de alcanzar…

¿Cómo hacer para eliminar el deseo?
¿Es bueno que no deseemos?
¿Es humano dejar de esperar, imaginarnos algo y desearlo?
¿Es posible vivir de tal modo que nunca nos hagamos expectativas?

Otro método, más práctico, eficiente, acorde con nuestra naturaleza, es el de vivir plenamente el aquí y ahora, sin fabricarse expectativas a futuro. Por cierto, proyectando el día de mañana y posteriores, siendo precavidos para no consumir hoy todas las reservas, pero no limitando la experiencia actual por fantasías futuras, sean éstas positivas o negativas.
Cuando vivimos de esta manera, todo lo que nos provee el presente es un regalo (un presente).
Si trae 100%, ¡qué bueno!
Pero también será bueno si es 75, 40, 23, 2 o 1.
Todo es ganancia, todo es beneficio, todo suma para la alegría.
Porque uno no pretendía controlar el futuro, ni al cosmos, ni al prójimo para hacer que las cosas fueran tal y como uno fantaseaba. Entonces, no hay desilusión, ni hay desengaño, no hay desesperanza, no hay quejas, no hay reclamos, sino agradecimiento, usufructo saludable, bienestar.
Y si el aquí y ahora no nos trae cosas placenteras, sino malestar, dolor, miseria, enfermedad, lo que fuera que no entra dentro del marco de lo bueno; igualmente al no haber tenido ilusiones de control previas, el sufrimiento es menor.
Porque, a lo malo obtenido no se le suma el sentimiento de decepción, de fracaso, de haberse ilusionado para luego toparse con la dura muralla de la realidad que nos demuestra que tan poquito controlamos, que tan delirante es creernos con un poder que no nos pertenece.
¿Comprendes la idea?

Agradeces el 1 tal como el 100%.
Disfrutas uno y el otro.
No tienes nada para perder, sino que es todo para ganar.

Y si el resultado es adverso, no padecerás además de la desilusión, sino tan solo de aquello que te amarga por ser negativo.

Por supuesto, el EGO está detrás de la desilusión.
Te ilusiona, te hace creer que podrás obtener lo que fantaseas, que de algún modo misterioso eres el amo de Dios y del mundo. Crees ciertamente que tú controlas, con rezos, con rituales, con objetos, con palabras, con superstición, con secretos místicos, con promesas, con negociaciones, con fe, con pensamiento supuestamente positivo (en realidad, solamente infantil) y de pronto, todo se derrumba y ves que nada era cierto, sino una fantasía. Te encuentras de frente con el espejo que te devuelve una patética imagen de impotencia, allí en donde te suponías súper poderoso. Te das cuenta de que explotó la burbuja y no tienes nada, y si recibiste algo que era menos a lo pretendido, te sientes amargado, fracasado, mendigo, impotente.
Claro que el EGO se aprovecha de la ilusión, te la infla, te hace creer que tienes algún mágico poder.
Para que te caigas y te hundas en la desesperación.

O también te hace sentir la impotencia anterior, y te susurra al oído que no intentes, que no pruebes, que no te arriesgues a la desilusión. Que mejor es la duda a sacársela. Que más vale soñar con lo que uno podría haber hecho, cuando nunca siquiera se comenzó a hacer.
Te somete con excusas, justificaciones, verdades que no son tales, te llena de creencias con las cuales te petrificas, te paralizas, dejas de actuar.
Te sumerge en el miedo, en la desesperación, en los pensamientos caóticos, en las emociones pesadas, en la queja, en la protesta, en la inacción.
Te hace sentir impotente para que seas impotente.
Entonces, dices que no intentas esto o aquello para que no te atropelle la desilusión, cuando finalmente es la ilusión lo que te ha atropellado y aplastado.
Y detrás de ésta, el EGO.

Entonces, concentra tu esfuerzo en el presente.
Haz lo que es oportuno en el único tiempo y lugar que tiene realidad: éste y aquí.
No te escapes, ni hacia atrás ni hacia adelante.
Deja de lado los sentimientos de culpas por el pasado, y no te atormentes más por las ansiedades (ilusiones y miedo a ellas) del futuro.
Pincha la ilusión antes de que aparezca.
Aventúrate a encontrar tu Yo Esencial al usar con inteligencia las máscaras de tu Yo Vivido.

Deja fluir, no te aferres, no intentes controlar aquello que no controlas.

"Reconoce, pues, hoy y considera en tu corazón que el Eterno es Elokim arriba en los cielos y abajo en la tierra, y no hay otro.
Guarda sus leyes y sus mandamientos que yo te mando hoy, para que te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti, y para que prolongues los días sobre la tierra que el Eterno tu Elokim te da para siempre.’"
(Devarim / Deuteronomio 4:39-40)

Resp. 1145 – Astrología y destino noájida

dlopezallel nos consulta:

Leí en una página de Jabad q el destino del gentil tiene un nivel de superamiento q es "verdaderamente imposible".
En cambio el judío sí puede triunfar sobre su mazal (No conozco para nada el termino pero supongo se relaciona).
Supongo q puede ser un tema complejo pero es tan así?

Será beneficioso o dañino estudiar temas relacionados con astrología?
Y por otro lado, estudiar el Tania, con el cuidado adecuado, dentro de un margen noájico? es que en la misma Web hay varios audios explicativos.

Daniel López, 25, Músico, Santiago de Chile.

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Aborto, cosa de niñas o de mujeres?

 

Trataré de ser preciso para un tema tan delicado.

En nuestro país se dio el caso de una niña de 11 años que quedó embarazada producto de las reiteradas violaciones de su padrastro.
Nuestro presidente descartó cualquier posibilidad de aborto terapéutico argumentando la madurez de la niña y que el caso va a ser seguido por profesionales capacitados. Y al cabo de las 22 semanas (en 8 semanas más, hoy  es miercoles 10 de julio, 2013) de gestación se analizará si corresponde un «nacimiento prematuro». En sus propias palabras: “si fuera necesario tener un nacimiento prematuro, se tendrá que realizar esa terapia, porque en nuestro país la vida de la madre está siempre en el primer lugar”.

Quienes quieran enterarse del tema basta teclear en el santo buscador de la web «Niña de 11 años embarazada, Chile» y aparecerán varios sitios que publican la «famosa noticia».

Ahora, puede cada uno tener su opinión al respecto o inclusive decir «qué me importa», pero al menos vale tenerlo en cuenta porque nunca sabremos si, Dios no permita, nosotros tengamos que pasar por una situación similar.

Pero como este es un sitio sobre Noajismo, me referiré a lo competente a nuestro marco noájico, muchas veces desvirtuado. Para esto, me basaré sólo en 4 parrafos, que aparecen en el libro, conocido en el «ambiente» noájida, El Camino del Gentíl Justo de Chaim Clorfene & Yakov Rogalsky. En este libro, se explican diversos puntos en los cuales tratan sobre los derivados de cada mandamiento noájida. En esta ocasión sólo me referire al mandamiento directo que compete este tema, el cual prohíbe el asesinato.

Ok, en el capítulo 8,  se expone lo siguiente:

«1. El mandamiento que prohibe el asesinato fue explícitamente establecido
por Dios ante Noaj: “Quienquiera que derramare sangre de hombre, por
hombre será su sangre derramada, porque El hizo al hombre a Su imagen”
(Gén.9:6).

2. Un Noájida que mata a un ser humano, aun a un bebe en el útero de su
madre, recibe la pena capital. Esto quiere decir que a aquel que golpea
a una mujer embarazada, dando como consecuencia el deceso del feto, le
corresponde la pena capital.

Nota.- La acción debe haber sido llevada a efecto al menos cuarenta dias
después de la concepción. 2  Antes de los cuarenta días, el acto entra
en la categoría de destrucción del semen del hombre, y al trasgresor
le corresponde castigo desde los cielos, no por parte de una corte de justicia.

3. Hombres y mujeres son iguales en lo que refiere a la responsabilidad de
observar el mandamiento que prohibe el asesinato; y, cualquier acto por
el que un hombre sería hallado culpable, de igualmente conllevaría la culpabilidad
de una mujer.»

«7. Las autoridades no concuerdan respecto a si es permisible para un Noájida
el matar un feto con el propósito de salvar la vida de la madre. Pero todos
concuerdan que tomar la vida de la madre para salvar a un feto es asesinato
y debe ser castigado por las cortes.»

 

Entonces…

A simple vista las palabras del abucheado y  (en menor medida, menos mal :p) aclamado presidente tendrían armonía con lo anterior expuestos, a simple vista.

Puse el punto 1, 2 y 7 que son los que se relacionan directamente con el tema expuesto en un principio. Pero intencionalmente agregue también el punto 3, que no hace mención al aborto. Aunque en esta ocasión yo sí encuentro que tiene directa relación con el tema, es por esta idea que lo que quise exponer en este hogar, si es que alguno de ustedes, puede según sus conocimientos y experiencias, como diría el Moré, ayudarme a encontrar más Lúz en el tema, y si en el caso que estemos en contacto directo alguna vez, sepamos lo que NOS corresponde hacer o velar por que así se lleve a cabo.

 

Ya de plano nos fijamos que el aborto debiese estar prohibido como uso terapéutico, a excepción de que la vida de la madre esté en peligro y bueno, existen diversas posiciones, según me he fijado, inclusive en artículos de este mismo hogar se trata el tema a grandes y detallados rasgos y aunque sea difícil llegar a un consenso, aplicar sentido común o razonamiento a algunas cosas puede resultar beneficioso para aclarar este tipo de dudas, todo va a depender de cada situación.

Pero quiero ir más allá de si es recomendable o no el aborto terapéutico quiero centrarme en el punto 3, cuando dice claramente que hombres y mujeres tienen igual responsabilidad.

Entonces, ya no sólo es culpable del acto el hombre o mujer que realice la cirujía, sino también la madre que (en el caso que sea voluntario) haciendo uso de su intelecto, opte por dejar de tener a la criatura en el interior y decida dejarse en manos del encargado de la «intervención»,

cierto?

Si me he equivocado hasta ahora por favor no duden en expresarlo en los comentarios.

Me queda dando vueltas lo siguiente: Yo no sé realmente si en este caso sea correcto el criterio que esta aplicando el Gobierno de mi país, al asegurar que la niña tiene la madurez óptima para realmente ser catalogada como «Mujer» y ser capaz de tomar una decisión tan importante como hacerse cargo de un hijo…  sabrá la pequeña realmente que es ser Mamá, y más allá aún, aprendió que es ser hijo/a? Le enseñaron esos conceptos alguna vez como para que seamos capaces (in-intencionalmente) de hacerla responsable ? (según se enteren de la noticia correcta sabrán q su propia madre se refería a ella como «consentida»)

Entonces, en el caso de que ella no quisiera ser realmente madre – porque en este caso la niña sí quiere, sea cual sea su razón – puede también ser considerada culpable de asesinato por no querer tener a la criatura en su interior?

Qué dicen ustedes amigos?

Y por otro lado, en lo personal me pregunto,  si a las 22 semanas se planteará recién  si se va a  requerir un aborto espontaneo,  cuando la niña probablemente ya sienta lo que es tener una criatura viva en su interior y sea más terrible para la pequeña enterarse de esa situación:

¿Por qué diablos no se lo propone BIEN ahora que la pequeña sólo pueda tener trastornos psicológicos, en el caso de que así sea?

Delicado, a mi parecer. Pero en mi opinión, no me sumo al pensamiento del presidente de mi supuesta república, porque no lo reduciría a un expresar tan simple como el que «si la niña siente bien el ser mami, entonces es lo mejor». Porque lo más seguro es que pase el tiempo y ni el presidente ni las personas a cargo del caso irán a ver si en un par de años la situación anda tan simple como ellos quisieran que fuese, aunque ojalá me equivoque.

Pienso que debe ser tomado con la misma seriedad que le damos al pensar en la violación, porque el bebé, no es la causa, más bien es el efecto.

Mis saludos a todo el que pase y escriba, lea, medite, se oponga, critique, aporte, enseñe o se una a mis dudas.

Daniel.

Sentimiento de culpa

El EGO emplea trampas para mantener a la persona en estado de impotencia, sea ésta real o imaginaria, igualmente la persona se encuentra incapaz, débil, imposibilitada, a merced del EGO y por tanto actuará según sus principios y no de acuerdo al AMOR.

Un instrumento súper eficaz para inmovilizar a la persona, sumergirla en impotencia, llevarla a la destrucción (parcial o total, propia o ajena) es el sentimiento de culpa.
Recuerda algo que ya hemos enseñado en otras oportunidades, el sentimiento de culpa no es lo mismo que la culpa.
La culpa se siente cuando uno efectivamente ha hecho algo negativo y este sentimiento funciona como alarma, para corregirse, modificar la conducta, reparar los daños, etc.
En cambio, el sentimiento de culpa es producto del EGO que surge ante conductas que de por sí no ameritan ese sentimiento, o ante ninguna conducta ni omisión, sino como astuta trampa para dejar atrapada a la persona.
Con culpa uno puede realizar alguna tarea correctiva, constructiva.
Con sentimiento de culpa uno no puede hacer nada, porque nada ha hecho mal antes, porque no tiene nada realmente para reparar, porque no carga ninguna responsabilidad sobre aquello que se está acusando (o le acusan).

Hacer sentir culpa es un clásico en el arsenal de los  manipuladores. Como la víctima no ha hecho nada pero se le sumerge en sentimientos de culpa, se le somete a un adoctrinamiento culposo, finalmente la víctima será doblegada y asumirá una posición sumisa, esclavizada, a merced del manipulador.
Un ejemplo, la madre que le dice al hijo que debe comer, porque si no lo hace ella morirá, o sufrirá, o le pasará algo terrible.
En el mismo tenor, cuando los mayores espetan al niño: “deberías avergonzarte por lo que acabas de hacer”, aunque aquello fuera algo acorde a su edad, no tan vergonzante, o porque no hizo nada en realidad. Pero igual, el adulto ha puesto la semilla del sentimiento de culpa, de sentirse en falta, de estar mal, de haber “metido la pata”, y el niño no entendió bien cómo, ni cuándo, ni qué, pero seguramente que sí es culpable, si su mamá, papá, maestra, abuela, etc. se lo dicen con tanta convicción. Entonces, él asume culpas inexistentes y se va percibiendo como fallado, defectuoso, pecador, capaz de generar el caos con sus acciones y tan idiota que ni siquiera se da cuenta por sí mismo de lo que hizo mal.
Otro ejemplo clásico, el clérigo que siguiendo su doctrina religiosa acusa a todos de ser pecadores, de merecer el infierno, de cargar con la culpa de pecados “originales”, de ser inicuos por acciones normales y saludable, para terminar afirmando que la “salvación” solo se obtiene a través del ministerio religioso, de la fe en su deidad, de donar dinero a esa congregación, lo que fuera útil para el provecho del clérigo manipulador.
Otro ejemplo, el partido político que te hace sentir culpa por tener auto, casa, buena ropa, rica comida, hijos en colegio privado, etc.; te harán sentir culpa por disfrutar de lo que legal y lealmente has seguido. Su propuesta es una que te somete a sus vejaciones, el partido, el líder, la doctrina, esa es la que te salva… digamos, una religión laica, más del mismo EGO pero en ropas civiles.
O, tristemente, los que sufren desde niños violencia familiar, o en su casa la hay, pronto pueden ser esponjas de sentimientos de culpa. Aún cuando la violencia no iba dirigida directamente contra ellos, ni se les acusaba a ellos, ni se les pegaba, sino que eran testigos, por ejemplo, de uno de sus padres agrediendo al otro, o entre ambos (por supuesto que esto también es violencia contra el niño). Incluso así el niño pronto cargará con sentimientos de culpa, porque no supo defender a la víctima, por querer al agresor, por suponer que él desencadenó la golpiza, por lo que fuera.

Así como el manipulador emplea el sentimiento de culpa, también el manipulador interno lo hace.
El EGO ejerce similar presión sobre la persona, la somete a todo tipo de vejaciones y engaños para que admita ser culpable de esto y aquello, por tanto deberá atenerse a los mandatos del EGO, seguir en estado de impotencia, no librarse nunca, jamás alcanzar la felicidad. Porque, ¿con qué derecho será feliz, exitoso, amado aquel que es tan culpable?
Así, sin nadie que le recrimine, aquel que se siente culpable cuando fantaseó con una relación extramatrimonial, o aquel que se culpa amargamente cuando falleció un familiar de una enfermedad grave o por accidente y se cree culpable por no haber evitado eso, o quien rompió un noviazgo, o, encuentra tú las situaciones en las cuales nos auto acusamos amargamente de cuestiones por las cuales no hay culpa real.

No importa lo que hayas hecho,
o lo que no hayas hecho,
lo que importa es aquello que crees que hiciste,
cómo valoras su gravedad,
qué tanto crees que tiene relevancia y cuánto afecta.
Así pues, más que sopesar cuestiones prácticas,
es considerar acerca de creencias,
que en casos de sentimiento de culpa son, evidentemente, creencias erróneas.

Allí opera el EGO, en envenenar las creencias, en dejar un rastro casi invisible pero tóxico.

Al sentimiento de culpa inicial se le van sumando otros, por otras acciones inexistentes, pero también por el desagrado de estar sintiendo culpa y no poder hacer nada para resolverlo.
Como una trampa que se va estrechando, como un nudo sobre el cuello que se va apretando, al sentimiento de culpa se le añade más sentimiento de culpa.

Al mismo tiempo, es enorme el gasto energético dedicado a defenderse del sentimiento y (paradojalmente) para sostenerlo vigente. La persona consume de sus recursos valiosos en contiendas internas que no llevan a ningún lado. Lo que la va sometiendo no solamente a una sensación de impotencia, sino a un estado real de falta de poder.
Por lo cual, la persona intenta sobreponerse, y hará más gastos inútiles, lo que le dejará aún más debilitada.
O por el contrario, se deja caer y se hunde en sentimientos nocivos, terribles, dolorosos, autodestructivos.

La mirada está puesta en el pasado, más bien aferrada al pasado.
Lo que impide vivir plenamente el aquí y ahora, que es nuestro único tiempo y realidad.
Lo que obstaculiza o imposibilita planear y llevar adelante obras que nos beneficien hacia el futuro. De hecho, el futuro se prevé como igualmente espantoso, una copia idéntica a errores y malestares ya vividos, o como algo que provoca ansiedad y anhelos de evitación, pues se tiene mucha ansiedad de los desastres y malestares que sobrevendrán.

Entonces, la persona no encuentra caminos para salir, para vivir.
Se cree incapaz de amar o ser amada; trabajar o recibir elogios; estudiar o progresar; ser respetada y cuidada; etc.
Se representa con los peores colores, asume todos los males como castigos necesarios, e incluso llega a propinarse auto-castigos, de manera consciente o no. Así se hace cortes, tiene accidentes, se tropieza, se confunde, pierde cosas, sufre de dolores en el pecho, tiene jaquecas tremendas, padece malestares estomacales, duerme mal, tiene pesadillas, consume drogas, se junta con personas poco “recomendables”, vive sesiones de sexo alocado y peligroso, lo que fuera que le haga sentir culpable, miserable, fracasado, impotente, enfermo, incapaz.
El castigarse a sí mismo puede ser debido a (al menos) dos factores: se desea el castigo como una manera masoquista de tratar de resolver los malestares que le causa el sentimiento de culpa; o, se autocastiga para de esa forma tener algún control sobre la tortura, pues seguramente el castigo social, divino, del destino, el que fuera, sería muchísimo peor que el que se está provocando. Cuando en verdad, su vida es una sucesión de momentos escalofriantes, llenos de pesadillas, faltos de respeto, sin dignidad, sin gozo, sin felicidad. No por lo que otros acusen, sino por la propia auto flagelación, la auto condena, esa especia de odio y rencor que se siente por sí mismo.
Sin duda, es algo muy doloroso y por supuesto causante de impotencia, cada vez mayor.

Partamos de una realidad: cometer es parte de nuestra naturaleza.
Pero para los que sufren de sentimientos de culpa, los errores se convierten en tremendas demostraciones de su maldad, de su falla, de su enfermedad, de su estupidez, de lo que fuera que quisieran adjetivarse negativamente.
Sea porque usan una máscara de fracaso, o una máscara de híper perfección y triunfalismo, con ambas el resultado es similar: los errores ínfimos se transforman en catástrofes. Como si a través de la lente del EGO los errores no fueran parte de nuestra realidad, o como si esos errores inexistentes fueran reales.
Tienen cierta incapacidad para ver gamas de grises, sino más bien extremos donde solo hay blancos o negros. Está bien o está mal. Uno es pecador o es “salvo”. Sin gradaciones, sin atenuante.
Entonces, si, por ejemplo, en la adolescencia actúo de manera “rebelde”, digamos, como la típica imagen del adolescente; entonces cada acto, cada palabra, cada sentimiento, luego es sobrevalorado y dimensionado de tal forma que demuestra que uno está loco, se merece lo peor, no tiene remedio, no se merece cariño, nadie lo podría apreciar, etc.
Si cometió errores, se hicieron “locuras de joven”, se traspasó algún límite, en vez de reconocer que es algo natural y que quedó en el pasado (o que incluso ni siquiera existió tal hecho hecho, palabra, sentimiento), se vive aferrado al recuerdo, se lo tiene presente, se impide la vida en el aquí y ahora en base a acusaciones de cosas olvidadas y extintas hace décadas.
Se siguen castigando, siguen fracasando, siguen en relaciones enfermizas, sigan en dependencia, sigan agrediéndose, siguen y siguen en el círculo cada vez más estrecho y más polarizado del cual pareciera que no quieren salir.

Es que así opera el EGO, y logra perfectamente su cometido con la manipulación a través del sentimiento de culpa.
¿O no?
Supongo que tú puedes hacer una lectura meramente teórica del asunto, pero si te atreves a indagar en ti mismo descubrirás que a ti te pasa. Tal vez no en grados “patológicos”, quizás no a un punto en el cual estés encerrado en tu cuarto y apenas tengas una vida fuera de él, o quizás sí.
Pero a todos nos ha pasado de sentirnos culpables y no saber qué hacer para librarnos.

Como los errores son normales, son esperables, podemos aprender a disminuirlos, a reducir los impactos negativos, a corregir aquello que puede ser arreglado, pero es un hecho, solamente controlamos una escasa porción de la realidad, de la interna y de la circundante. Por tanto, estamos sometidos a probabilidad de error a menudo.

Veamos algunas pocas ideas para tratar de salir del pozo del sentimiento de culpa, que tal vez no resulte fácil pero es posible:

  1. Reconoce que cometer errores es normal.
  2. Comete algún errorcito adrede de vez en cuando, nada que sea lesivo ni cause daños a nadie. Por ejemplo, olvídate de ver tu programa favorito en TV; que se te queme una milanesa; que te olvides el cumpleaños de tu suegra (¡esto nunca jamás te ocurra, ella no te lo perdonará!), algo, pequeñito, que no cause dolor a nadie, solamente un malestar molesto a ti. Y reconoce tu error, admítelo y PERDÓNATE. He visto que la gente tiene una enrome dificultad en perdonarSE. Aprende a no ser así.
  3. Aprende acerca de la TESHUVÁ (proceso de auténtico arrepentimiento) y ponla en práctica lo más rápido que puedas.
  4. Discierne entre lo que realmente es tu culpa y lo que no. Si no puedes hacerlo, porque te sientes culpable de todo, entonces pide ayuda profesional para poder ir investigando con asesoría acerca de lo que has hecho, las implicancias, etc.
  5. Entrénate en ser un cuestionador, alguien que no teme preguntar para tratar de encontrar la verdad de las cosas. No te quedes con impresiones, no repitas lemas, no seas dogmático, no te pienses que sabes todo (o no sirves para nada), no te fanatices. Pregunta, aprende a hacerlo. Verás que las cosas no son tan simples como parecen, ni tan complejas como parecen. Descubrirás diferentes facetas y tonalidades y no solamente el monolito de blanco o negro que asumes como real.
  6. Estudia lo que enseñamos sobre el EGO y coteja cómo se manifiesta en tu vida. Tienes una gran tarea por hacer con esto.
  7. Asume que puedes controlar lo que está bajo tu dominio, el resto no puedes ni debes controlarlo. Por tanto, lo que pasa no siempre es por ti o fue tu error o culpa. Si estabas en el trabajo cuando tu hijo tuvo un accidente en la escuela, ¡no es tu culpa! Tú debías trabajar, él debía estar en la escuela. Y si hubieras estado con él, no sabes que otra cosa hubiera sucedido. Controlas lo que está bajo tu dominio, el resto déjalo fluir.
  8. Reconoce qué es de cada quien y permite que así sea.
  9. Goza del aquí y ahora en tanto no desperdicias tu futuro.
  10. Deja de torturarte con palabras, acciones, recuerdos, relaciones que te mantengan en tu celdita mental.
  11. Ayuda generosamente y sin esperar nada a cambio a alguna persona que esté en situación de necesidad (material, emocional, espiritual, social, etc.). Si no puedes con una persona, hazlo con animales, en una protectora de mascotas por ejemplo. Pero no te quedes en la inmovilidad ni en el egoísmo, sino que sé altruista.
  12. Usa la Comunicación Auténtica siempre.
  13. Haz ejercicios físicos acorde a tu condición sanitaria.
  14. Dedica tiempos para actividades de ocio que sean en compañía, con presencia real pero también vale virtual.
  15. Vive cada instante de tal forma para que no tengas nada por reprocharte. ¿Cómo? Construyendo shalom, actuando con bondad Y justicia Y lealtad. Pero, si no pudiste hacerlo, entonces relee desde el primer ítem de esta lista.

El EGO puede ser tu mejor amigo o tu peor enemigo, ponte en campaña para lograr que tu energía esté enfocada en construir shalom.

Eres un Padre Abusador ?

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El abuso sexual y el maltrato emocional durante la infancia influyen en el desarrollo de las regiones del cerebro especializadas en la autoconciencia y la sensación genital en la etapa adulta, según un nuevo estudio.

Un equipo internacional de investigadores descubrió que cambios específicos en la corteza cerebral reflejan la naturaleza del abuso durante la niñez, de acuerdo con el estudio publicado este 1 de junio en American Journal of Psychiatry.

El equipo, liderado por Christine Heim, directora del Instituto de Medicina Psicológica de la Universidad de Medicina Charité de Berlín, y Jens Pruessner, director del centro McGill para Estudios en Envejecimiento de la Universidad McGill de Montreal, examinó los cerebros de 51 mujeres jóvenes sobrevivientes a diversas formas de abuso durante su niñez.

El cerebro, al igual que los músculos, se desarrolla a través del uso: las áreas que se “ejercitan” más, suelen ser más gruesas.

Los científicos encontraron que la corteza es más delgada en las áreas del cerebro que procesan el tipo de abuso. Por ejemplo, cuando las mujeres sufrieron abuso sexual, la corteza somatosensorial —que representa a los genitales— es más fina.

«Si el abuso fue de tipo sexual, hemos visto cambios en la corteza somatosensorial, el área (del cerebro) que procesa la entrada desde el cuerpo para crear sensaciones y percepciones», dijo a Time.com Jens Pruessner, profesor asociado de psiquiatría de la Universidad McGill en Montreal.

Las mujeres que fueron maltratadas emocionalmente tienen una corteza más delgada en las zonas del cerebro asociadas con la autoconciencia, la autoevaluación y la regulación emocional, según la escuela de Medicina Miller, de la Universidad de Miami, cuyo investigador Charles B. Nemeroff participó en el estudio llamado Disminución de la representación cortical de campo somatosensorial genital después de abuso sexual infantil.

El abuso emocional podría generar la propensión a la depresión, mal humor y respuestas emocionales extremas, aunque depende de la persona y de circunstancias particulares, reportó Time. «Como adultos, (tienen dificultad) reflexionar sobre sí mismos y encontrar la manera correcta de tratar con las emociones», agregó Pruessner.

El descubrimiento permitirá “desarrollar nuevas terapias para intervenir en la reducción de la carga psiquiátrica de tales traumas que dura a menudo toda la vida”, según Nemeroff.

Los investigadores afirman que ese adelgazamiento de la corteza le sirve al niño como escudo contra los abusos, ya que el cerebro deja desatendida esas áreas. Sin embargo, la mayoría de los sobrevivientes de abuso no presentan síntomas. De hecho, la investigación muestra que el cerebro puede cambiar drásticamente cuando se le proporciona apoyo y sustento emocional.

Fuente CNN.

 

¿Cómo lidiar con quien ha sido víctima de abuso espiritual?

Ayer por la mañana de camino al trabajo leía una noticia acerca de cómo es que la escritora del libro “Para Matar un Ruiseñor”, Harper Lee, está demandando a un agente literario por haber engañado a la Sra. Lee para que firmara ciertos documentos donde le cedía los derechos de autor, tomando ventaja de las falencias sónicas y visuales de la anciana de ochenta y siete años. “Para matar un ruiseñor” es un libro bastante interesante pues viene a poner de manifiesto cómo realmente es la vida en el sur de los Estados Unidos de América y cuánta falsedad existe en los pueblos de las regiones cristianas más acérrimas del mundo.

El libro fue una inspiración para que quisiera estudiar Derecho porque hablaba de lo que es capaz de hacer el establecimiento, en este caso, el cristiano, con tal de preservar reglas del status quo donde, más que el daño que se le hizo al personaje de color, que ya es de sumo reproche,  evidencia cómo es que aquéllos quienes dicen ser buenas personas en realidad llevan odio y rencor en su corazón y cómo es que las cosas realmente son pues muchos fingen sonreír y fingen alegría pero en realidad están plagados de tristeza, de resentimiento y de odio.

Lo interesante de todo esto es que el reportaje lo leí a eso de las seis y treinta de la mañana cuando iba en el autobús hacia el trabajo y qué me iba a imaginar que fuéramos a conversar de temas engendrados por este hecho aunque no directamente relacionados con la noticia, definitivamente la causalidad que genera una situación puede dar lugar a reacciones que en apariencia podrían no estar conectadas al hecho original pero que de una forma u otra se concatenan y se entroncan a ese hecho generador, el mundo definitivamente es asombroso.

Obviamente en el caso del libro de “Matar un Ruiseñor” se habla del tema de las parejas interraciales y el reproche que la autora hace a los prejuicios y al racismo, entonces el punto a rescatar por la autora es el de los prejuicios, sin embargo, para efectos de este post, el punto a rescatar es el del ultraje que las religiones organizadas causan en sus seguidores, nótese que utilicé la preposición “en” a cambio de “a” porque ese ultraje penetra en lo más profundo de los violados.

Cuando una persona es violada, sea hombre o mujer, el EGO inmediatamente interviene y establece un sentimiento de culpa en la persona que muchas veces es incongruente con la realidad pues la persona comienza a decirse a sí misma, “seguro son mis tendencias sexuales”, “seguro fue la falda que llevaba puesta”, “es que dios dice que la mujer debe someterse al hombre”, “es que por no haber usado niqab (el velo que le cubre toda la cara a una mujer excepto por los ojos y que se le obliga usar a las mujeres musulmanas) por eso la muchedumbre me ultrajó, para que sea una mejor musulmana” “es que por haberme puesto maquillaje corrompí a los hombres” “es que por haber nacido con atracción a los hombres entonces el sacerdote abusó de mí (esto lo dicen los monaguillos)”, y así hay un sinfín de ejemplos de violaciones de personas quienes se culpan a sí mismas hasta que alguien les hace ver que no es culpa de ellas sino de quien las o los ultrajó.

Y eso por hablar de violaciones de acceso carnal, como se dice en el Derecho Penal, es decir, cuando se da una introducción a la fuerza del miembro viril en los orificios vaginales, anales o bucales de la persona o de los dedos en los orificios vaginales o anales de las personas y eso es lo que la mayoría de las legislaciones de los países denominan como violación. Sin embargo, no existe solamente este tipo de violación física, existe también el abuso, que es un tipo de violación, y que al igual que el miembro viril o que los dedos, penetra dentro de las personas y las subyuga, las esclaviza y las somete a regímenes de vejaciones donde predominan dos elementos básicos, la aparente irracionalidad del agresor y la destrucción y segregación del ultrajado de su entorno familiar.

Luego los ultrajados se vuelven autómatas y comienzan a ultrajar a sus pares y se crea un sistema que se auto-mantiene pues los mismos autómatas se encargan de preservar el régimen de esclavitud y de dolor debido a que se encuentran encerrados en las celdas mentales dentro de una prisión mental de la cual no tienen ni idea que se encuentran institucionalizados. Pero como todo en la vida, siempre hay alguien que sea más despabilado y por esas cosas que ocurren se entera que esas cuatro paredes que le rodean son de concreto y no el horizonte que el alcaide de la prisión les quiere hacer ver, pues el alcaide les dice que esas paredes grises son el horizonte y no importa si la prisión es cristológica, mahometana, etc., lo cierto del caso es que sigue siendo una prisión.

Pero a los alcaides no sólo no les basta con tener encerrados a los reclusos sino que los torturan, los hacen trabajar en labores forzadas, abusan sexualmente de ellos y de ellas y los obligan a luchar en batallas sin sentido para eliminar a los seres humanos quienes con pancartas y altavoces le reclaman al alcaide y a la policía penitenciaria que deje en libertad a los reos quienes nunca cometieron crimen alguno pero que no obstante están prisionalizados en la cárcel de la religión organizada.

Y es así como los más despabilados idean planes y construyen túneles para poder escapar de esos campos de concentración y rara vez verá realizando una revolución interna porque muchas veces serán asesinados ahí mismo. Y esto no es una exageración. Los insensatos reos jamás matarían a uno de sus co-reclusos pero el alcaide y las sátrapas que manejan el campo de concentración sí lo harían porque si no perderían el control y al perder el control pierden su totalitarismo.

Esos reos quienes recién comienzan a disfrutar de la libertad y respiran el aire fresco, quizás por primera vez en sus vidas, ahora son perseguidos por la policía penitenciaria y los insensatos reclusos que aún siguen recluidos en el campo de concentración más bien critican al escapado por su ingratitud contra el alcaide. ¿No suena esto completamente ilógico?

¿Y qué tal si en vez de que fuera un alcaide dijéramos que es un pastor o un mulá y que la policía penitenciaria está conformada por su esposa y sus hijos y un grupo de sinvergüenzas que se enriquecen a coste del sudor del trabajo de los reclusos, perdón, feligreses, y qué tal si en vez de hablar de un campo de concentración habláramos de un templo, centro de reuniones, cuasi-sinagoga mesiánica que de sinagoga no tiene nada y de era mesiánica menos, mezquita, etc.?

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Debo serles sinceros, no sé lo que es realmente porque mi estancia en los templos fue muy corta y lo que estuve no fue por devoción sino por obligación y luego por otros intereses sin creer en esas cosas y sí, suena mal decirlo, pero mis motivos para ir eran otros, así que no te puedo decir qué se siente ser un preso inconsciente y dar el dinero a ese tipo de cosas porque en mi casa mi madre siempre criticaba la opulencia en la que viven los sacerdotes católicos y la carencia en la que viven una gran cantidad de los feligreses, de los pastores cristianos siempre criticó su voracidad y sus incongruencias y de los musulmanes ni se diga, pues esa historia de profetas voladores era demasiado como para que ella lo creyera y así nos educó.

Pero ahora que he tenido la oportunidad de trabajar con personas sumidas en la idolatría puedo ver día a día cómo es que son esclavos y esclavas de un sistema destructor de almas y enriquecedor de sátrapas. Sí les confieso una cosa, me duele mucho el haber maltratado a esos  pobres diablos que venían a tratar de convencerme que me uniera a los atalayas o a los adventistas o a los evangélicos pues si hubiera tenido el conocimiento que tengo ahora, más bien les habría hecho entrar en razón y no tratarles mal como otrora hiciera para que me dejaran en paz pues no iba ir a regalarlo que con mucho trabajo me costaba ganarme a un ladrón sinvergüenza que no quería trabajar y encontró muy fácil el exprimir y chuparle la sangre a los demás con un libro cristológico o mahometano.

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Después de un poco más de dos años de tratar muy de cerca con una víctima de violación, comprendo que la violación no solo se da físicamente sino también en los otros planos y los mercaderes de la fe ultrajan espiritualmente a sus víctimas en pos de enriquecerse ellos mismos, estafan a los pobres, toman ventaja de familias enteras y todo lo hacen en nombre de un muerto. Es realmente triste por eso creo que tanto el judío fiel a Dios así como el noájida consciente de su identidad y fiel a Dios, tenemos una obligación de abstención de maltrato a la hora de lidiar con estas personas violadas y ultrajadas por las religiones porque muchas de ellas no comprenden que está pasando, por supuesto que si los otros se vuelven irrespetuosos ni tontos que fuéramos para poner la otra mejilla para que abusen de nosotros, claro está.

Si una mujer desnuda llegara corriendo a nuestra casa a media noche, llorando, diciendo incoherencias, ensangrentada y en estado de shock y tocara la puerta, no le gritaríamos, lo primero que haríamos sería permitirle entrar a nuestra casa, correr a buscarle ropa o aunque fuera una sábana para que cubriera su desnudez y darle un vaso de agua mientras buscamos el botiquín para prestarle  primeros auxilios. Entonces, ¿por qué ultrajar más aún a una persona que ha sido violada y abusada por la religión?

No crean, como les dije anteriormente, yo también abusé de los pobres ultrajados al tratarles mal, ahora lo que hago es conversar con ellos, pues comprendo que como son personas que han sido violadas por la religión, no se les puede ultrajar más, hay que cubrirles la desnudez, ¿cómo? La desnudez supone vergüenza, entonces lo que les hago saber es que no les juzgo, solo estoy aquí para escucharles y para ayudarles en lo que pueda, luego les doy un vaso de agua, ¿qué? Les insto a que lean FULVIDA, la sección de Empieza Aquí, luego les doy algo de comer y les ofrezco un hogar, ¿cómo? Les doy mi información de contacto para que me llamen y conversen conmigo cuando lo deseen, a veces ellos no llaman por pena, entonces como dice John Alexander, uno tiene que ser el que inicie el contacto y llame, ¿cuándo? Algo interesante de cuando uno se compenetra con el noajismo es que se vuelve más intuitivo y entonces como que el corazón le avisa cuando sería bueno llamar y muchas veces era en ese preciso momento que la persona ocupaba hablar con alguien, ¿por qué? Porque todos somos seres humanos y todos erramos y lejos de fustigarnos constantemente recordando nuestros errores debemos de reconocerlos para no cometerlos, enmendarlos por medio de disculpas, reparaciones etc., y luego perdonarnos.

No ganamos nada siendo unos perdedores que no podemos salir de nuestros errores y vivimos encasillados en ellos. El noájida consciente de su identidad tiene una obligación de establecer cortes de justicia, por eso tiene y debe defender la libertad y hacer lo posible para que los opresores no puedan seguir oprimiendo pero debe ser lo suficientemente sensato para diferenciar entre la víctima y el opresor.

Por eso no se trata de ultrajar al que ya ha sido violado sino más bien de ayudar sin ser un misionero pero sí dándole de beber a quien sed tiene y dándole de comer pan espiritual a quien hambre espiritual tiene.

Que pasen una excelente semana. abuso1

Resp. 1119 – Donación de órganos

Estimado Moré, saludos, respeto y admiración.
deseo consultarle lo siguiente: En mi país (Ecuador), se promulgó una ley que obliga a los ciudadanos (salvo trámite legal) la donación de organos al morir, es decir, cuando uno fallece en hospitales, clinicas o centros de salud automáticamente toman los órganos para donación. Mi pregunta es, si es correcto para los noajidas aceptar esta ley nacional de donación o debemos hacer el trámite legal para preservar nuestro cuerpo intacto al descender a la tierra.
Mil gracias por su tiempo y agradezco de antemano su respuesta. Elora

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Ira

La ira, dice el diccionario:

1. f. Pasión del alma, que causa indignación y enojo.

2. f. Apetito o deseo de venganza.

3. f. Furia o violencia de los elementos.

4. f. pl. Repetición de actos de saña, encono o venganza.

La ira.
Por alguna razón la solemos ocultar, reprimir, negar, excusar, justificar, esconder, despreciar, avergonzarnos de sentirla o manifestarla, culpar o culparnos por ella.
Pero también la dejamos explotar, destruir, arrasar, carcomer, lastimar, esclavizar, matar.

Surge del EGO.
En su faceta positiva, es un recurso primitivo, inconsciente, natural, animal, una pasión automática y veloz “del alma” (entendida como configuración natural o energía primordial de vida) con la que contamos para defendernos en casos de extremo peligro, es un mecanismo rudimentario pero puntualmente efectivo para la supervivencia.
Su faceta negativa, es su manifestación (o represión inconsciente) en todo el resto de las circunstancias y situaciones. Por ejemplo, si nos sentimos socialmente  ignorados, lastimados emocionalmente (pero sin daño físico directo), no atendidos, rechazados, frustrados, es normal que el EGO dispare algunos de sus herramientas y que se configure una reacción iracunda, exactamente como si estuviéramos ante un peligro real de vida (como si tuviéramos que batallar para seguir vivos). Esta reacción realmente NO nos ayuda a preservarnos u obtener atención saludable. Por el contrario, aumenta el problema, le añade otros componentes que alegan de la resolución pacífica y constructiva.

Así pues, es necesario reconocer que uno está sumido en ira, admitirlo, saber que eso está pasando en nuestro interior. Darnos cuenta de que algo nos está haciendo sentir impotentes, real o imaginariamente, y que ha provocado la respuesta desde el EGO en forma de ira.

Sí, me siento engañado; sí, esa persona que tanto idealicé me defraudó; aquella amada me rompió el corazón; mis expectativas se marchitaron por inoperancia de otro; sufrí de una evidente injusticia que me imposibilitó alcanzar un propósito anhelado; se burlaron de mí; en fin, tantas circunstancias que nos someten a la sensación de la impotencia y la consiguiente reacción del EGO.
Entonces, mi pecho palpita rápidamente, mi respiración se hace rápida y entrecortada, siento la garganta apretada, me acaloro, la sangre se me sube a la cabeza, siento ganas de romper, de lastimar, de quebrar, de gritar, de insultar, de descalificar, de desparramar mi enojo y sentirme de cierta forma con poder. Sí, quiero controlar aquello que me sometió a la sensación de impotencia, y quiero demostrar que tengo poder, que controlo, que domino, que no soy débil. Quiero rugir, que mi voz haga estremecer al que me deja indefenso con su conducta, quiero hacer sufrir, quiero que el otro deje de demostrar mi pobreza para que yo demuestre cuanto valgo, que tan poderoso soy.
Pero, si exploto, si dejo que el EGO tome el timón, si grito, lloro, golpeo o me desconecto de la realidad, no estoy siendo más poderoso, sino más débil. Ciertamente soy más esclavo de mi impotencia y aumento el problema inicial.
La ira es parte del problema, nunca de la solución.
Pero, ahí está, la siento, no la niego, no la justifico, no la apaciguo con palabras falsamente calmantes. La reconozco, la admito, sé que estoy muy enojado, sé que estoy con ganas de hacer daño, sé que algo me ha llevado a sentir impotencia, pero no la manifiesto, tampoco la reprimo ocultándola y haciendo como si nada pasara.
La admito y la dejo ir sin dañar ni dañarme. Respiro, respiro, me concentro en la respiración. No hablo, no digo, no me quejo, no golpe, nada… respiro y me concentro en la respiración. La reacción automática, desde las zonas primitivas del cerebro, pasa en pocos instantes. Debo dejar que ese canal neuronal deje de tener influencia para que me maneje desde zonas desarrolladas del cerebro.
No lucho contra la ira, tampoco la trato de dominar por medio del engaño o negación/represión.
La dejo ir, no la guardo de mi corazón como si fuera un tesoro, porque es estiércol y no oro. Tampoco la disemino por mi entorno, porque contamina. Ni se la lanzo a mi prójimo, aunque sienta que él tiene la culpa de mi malestar. Sino que la admito y la dejo fluir sin actuarla.
Es una alarma que suena, para que atiendas debidamente a lo que la disparó.
¿Ahora puedo poner un límite y detener la agresión que me llevó a sentirme impotente? ¿Hay algo más “evolucionado” que tengo en mi haber para usar y diluir la “amenaza”? ¿Lo que diré, haré, servirá para calmar la cosa o para echar más gasolina al fuego de las pasiones?

Sí, es fácil aconsejarlo, pero cuesta hacerlo. Lo reconozco. A mí también me cuesta. Por eso, es cuestión de entrenamiento. De preparase en cada oportunidad y trabajar en el control sin controlar.

¿Qué, quieres tener la última palabra en la discusión?
¿No quieres parecer un debilucho?
¿Te parece insoportable que el otro se vaya con la ilusión de que ha triunfado?
¿Quieres limpiar tu honor mancillado a causa de tu impotencia?
¿Crees que te mereces atención y gloria?
¿Sientes que te resignas a ser un perdedor si no ladras, asaltas, insultas, agredes, etc.?
¡Vamos! Piensa bien, no con las tripas, sino desde la multidimensionalidad.
¿Qué ganas cuando es el EGO el que te maneja como títere?
¿De que te vale tener la última palabra cuando es realmente “la última” en una relación que podría ser perdurable?
¿Que tan fuerte eres cuando solamente con el poder falso de la impotencia te levantas sobre otro?
¿Quien maneja tu vida cuando es el EGO el que decide tus acciones?
¡Vamos! Toma un poco de distancia y mírate. Mira tu cara enloquecida por el sufrimiento y el enojo. Mira el papelón que estás haciendo. Defráudate de ti mismo, tan falto de vigor y dominio que necesitas recurrir a los trucos primitivos del EGO para arañar algo de atención y poder.

Y, ¿qué tan fuerte eres cuando te arrastras de dolor a causa de negar que sientes ira?
Si te viven agrediendo, te maltratan, abusan de ti, te ponen en situaciones espantosas, te hostigan, y tú no sientes nada… ¿eso es poder, eso es haber aprendido a someter al EGO, o es una ceguera impresionante a la realidad, una represión grosera de tus emociones, y por tanto mucho, muchísimo EGO?

Una cosa es reconocer al EGO, admitir su injerencia, percibir tus emociones “oscuras” y no permitir que todo esto te lleve a actuar destructivamente.
Otra cosa, muy, pero muy distinta, es creer que no pasa nada, que está todo bien, que no sientes nada cuando estás bullendo por dentro pero te niegas absolutamente a reconocerlo.
¿Comprendes lo que te estoy enseñando?

¿Sientes ira?
Ok, qué bueno que te das cuenta.
No la niegues, no la rechaces.
¿Te das cuenta qué de la situación la ha gatillado?
¿Ves en qué eres o te sientes impotente y por tanto la situación te ha despertado la reacción del EGO?
Sí, ahora tienes la conciencia despierta. Estás en camino de armonizar tu Yo Esencial con las máscaras del Yo Vivido. Tienes una oportunidad refrescante para crecer a través del duro aprendizaje que te propuso “el destino”. ¡No lo eches a perder actuando la ira!

El camino del AMOR no del EGO.

Tus mochilas de la felicidad

Imagina por un instante un niño pequeño, que camina torpemente, aún inseguro en su andar.
Velo seguir su ondulante camino, lleno de zigzags, trastabillando, quizás a punto de caer.
Tenlo en tu imaginación por un ratito, siente lo que él podría estar experimentando con esa aventura novedosa que es el conquistar el mundo por intermedio de la locomoción independiente, capturando imágenes del mundo desde la altura humana, recorriendo metros y rincones con su poder.
Un rato después que en tu mente aparezca un par de manos adultas que cargan una mochila (morral), se ve bastante pesada, aunque no la llevas en tu espalda ni la puedes pesar, ciertamente parece de muchos kilos.
Esas manos adultas toman al niño y le imponen la mochila sobre sus lomos.
Al niño se le aflojan las rodillas, está al caer a causa del peso, su rostro ya no es de placer y curioso reconocimiento del mundo, sino que ha cambiado a una mueca, dura, dolorosa, dudosa, aquejada. Quizás tu niño hasta llorisquea un poco, se revuelve incómodo, se ajusta los hombros y reanuda su marcha. Ahora es mucho más torpe, ya no con naturalidad sino producto del peso insoportable en su trasera. Se inclina hacia adelante, para mantener el equilibrio, se esfuerza, empuja, tropieza y cae. Llora y al rato vienen esas manos adultas, le dan unas palmaditas en su cabecita, lo levantan y lo lanzan a seguir caminando con la carga detrás de sí.
El niño mira hacia arriba, con pena, con dolor, con sufrimiento, con anhelo, pero las manos lo impulsan a seguir, no a pararse, mucho menos a sacar de sobre sí el peso incorporado injustamente.
El niño cansado arrastra sus pies, se queja, se lamenta, implora, insulta, grita, patea, manotea, muerde sus labios, larga lágrimas, y camina sin soltar el yugo.
Así pasa un tiempo hasta que otras manos adultas añaden otra mochila a la anterior. Ahora son dos, pesadas, gruesas, cansonas, demandantes y el niño extenuado no sabe qué hacer, solo quejarse, lamentarse, llorar, violentarse, removerse el peso para acomodarlo a su espalda y continuar tembloroso, debilitado, angustiado, agonizante a causa de la pesada tarea.
Ya pareciera ser ese su destino, entonces unas manos adultas, las anteriores o quizás otras diferentes, suman más peso a la carga, más y más.
El niño, ya tal vez joven, se arrastra, apenas avanza, su movimiento lejos está del espíritu aventurero, creador, creativo, descubridor, independiente, saludable, es un esclavo atrapado en su faena dura y mortal.
Pasado un tiempo vemos al joven tomar unas piedras de su camino, darse vuelta y meterlas en una de las mochilas. Luego gira y sigue en su espantosa marcha de muerte.
En una parada adquiere a gran costo un conjunto de piedras sucias, feas, de pesadilla, inservibles, insalubres y las acomoda como puede entre los resquicios de sus mochilas.
No tiene placer de esta actividad, pero sí mucho mal humor, desgano, miedo de dejar de ser lo que está haciendo, temblores, enfermedades variadas
No sabe, no quiere, no puede, no le interesa, no sabe el detalle de lo que está cargando con tanto sacrificio, su curiosidad está muerta, su voluntad por vivir en plenitud ha sido encarcelada. Solo sabe subsistir esperando a la muerte que acecha en cualquier  momento y de paso ir añadiendo piedras a sus morrales. ¿Por qué piedras? ¡Quién lo sabe! Ni él mismo se lo cuestiona…
Nosotros sí sabemos con exactitud que tienen esas mochilas: solamente piedras sin valor, pero con extremo peso. Piedras como las que él adquiere con sus experiencias y dinero, piedras que no son suyas, que son de otros, pero que asimila como si fueran de su propiedad, de su identidad, de su esencia, de su eternidad.
Si alguna persona le hace ver de lo estrafalario de su postura, de lo forzada de su poca marcha, de su rostro sufrido, de su evasión de la libertad, él pronto deja de escuchar, se excusa, se ofende, humilla, amenaza, defiende su patrimonio, su “identidad”, su derecho a seguir haciendo “lo que le da la gana”. Si alguno le ofrece descargar un poco de su lastre, se siente robado, estafado, discriminado, maltratado, se escuda, se justifica, ataca para seguir siendo lo que está haciendo. Se encierra en su celdita mental, allí hace de cuenta que no sufre, o que se merece sufrir, o que es bueno sufrir, y se aferra a sus mochilas llenas de inútiles piedras, en tanto agrega alguna roca más, algún guijarro tirado o fabricado por su amargura.
Se resiste al cambio positivo, sufre y se excusa para seguir haciéndolo. Siente como si fuera su obligación y hasta su deber, como si fuera a obtener un beneficio de tal sacrificio, como si fuera una traición el despojarse de las cargas que en un antiguo pasado gente le incorporó indignamente.
Y así llega a tener a un niño a quien criar, a quien enseñar a vivir como él.
A ese niño le pondrá una mochila pesada, una de las tantas que él mismo viene trayendo. Sus adultas manos impondrán esa mortal carga sobre las espaldas de su niño, le impulsarán a andar así por la vida, a hacer así su vida.
¿Se alegra de esclavizar a su niño tal como sus adultos lo hicieron con él?
¿Se siente menos pesado?
¿Se ha libertado de su espantoso sufrimiento?
¿Tiene más sentido y santidad su vida?

¿Qué cambio generarás ahora para vivir a plenitud, con libertad, felicidad, bondad y bendición?