Dijo el sabio salmista, inspirado por el “espíritu de santidad”: "De la misericordia y el derecho cantaré; a ti cantaré salmos, oh Eterno." (Tehilim / Salmos 101:1).
De la bondad y la justicia, de eso cantaba el rey David, de eso quería enseñar… de la bondad y la justicia…
Así trataba de vivir él, de dar el ejemplo: "David reinaba sobre todo Israel, y practicaba David el derecho y la justicia con todo su pueblo." (2 Shemuel / II Samuel 8:15).
Una de las tantas mentiras de los misioneros de la cruz, mesiánicos, netzaritas y otros desvariados, es que el noajismo es un “invento rabínico”, puesto que no encuentran las siete leyes de Noaj en el texto escrito de la Torá judía.
En otras ocasiones ya hemos explicado al respecto, no lo haremos nuevamente, quien tiene buena intención y ánimo de estudio podrá buscar en este sitio, encontrar, leer y aprender como desarmar ese sucio engaño de los misioneros, uno más entre tantos. Sabemos que todo su sistema de creencias es una red espantosa de errores, tergiversaciones, media-verdades, falsedades, inventos, manipulación, exhibicionismo, egolatría, y por supuesto sus praxis está colmada de agresiones (verbales, psicológicas, físicas) en contra de todo lo que no cuadre con sus intereses monopólicos e imperialistas.
Es decir, EGO más EGO, de principio a fin.
Así proceden los misioneros de hoy, exactamente como sus predecesores. Quizás no arman hogueras en plazas públicas ni tribunales inquisitoriales que torturan y exterminan sin nadie que se les oponga, pero siguen siendo una eficiente máquina de generar caos, desestabilizar, corromper, destruir lo bueno y justo que hay en el planeta.
En esta oportunidad no quiero detenerme a explicar la razón por la cual no se hallan explícitos los mandamientos para las naciones en la Torá escrita judía, sino que deseo tomar como cierto el postulado de que son un “invento rabínico”, NO PORQUE LO SEA, ya que es FALSO, sino para que a partir de la falsa premisa podamos desvirtuar esta nefasta falacia de los misioneros.
A ellos les sirve provocar la duda del origen y validez del noajismo, porque saben que la única espiritualidad válida para el gentil es el noajismo, y esa simple y clara verdad no les deja desarrollar su plan de conquista y toma de control. Por tanto, el noajismo tal como el judaísmo son los enemigos a vencer por parte del imperio del mal. Mientras el judaísmo y el noajismo sigan existiendo, ellos no podrán completar su siniestro deseo de dominar por completo a la humanidad por medio de la doctrina idolátrica.
Sé que suena a conspiración paranoide, pero desde el padre de la religión tal como la conocemos actualmente, Nimrod, hasta las iglesias mesiánicas modernas (que los muchachos las quieren llamar “sinagogas”), han seguido metódicamente el mismo camino, bajo similares premisas, con idénticos patrones, con tal de dominar, controlar, manipular a la humanidad.
Creo que también tenemos escrito sobre esto, así que te pido que busques, encuentres y estudies.
Los misioneros en casi cualquiera de sus versiones, expresan que la “única salvación” (sea lo que esta patraña quiera decir) es por creer, adorar, seguir, adular, al muchacho de la cruz, alias el madero.
Por tanto, los gentiles nada tienen que buscar en el noajismo, sino solamente tener fe en su patético muchachito colgado, alias el redentor súper poderoso.
Que los mandamientos noájicos no son “bíblicos”, pero que la salvación por la fe en Jesús, alias Ieshua, alias Ieshu, sí es “bíblico”.
Desde ya podemos claramente afirmar que Jesús, con el nombre que le quieran dar, NO tiene NADA de bíblico, puesto que “la biblia” es el texto mejor conocido como TANAJ, aquel que es patrimonio del pueblo judío y en él no hay una palabra explícita, ni implícita, ni sombra que hace suponer la existencia de un cristo tal como el Jesús, con el alias que le quieran inventar. Por tanto, de bíblico ni una letra.
Lo que SÍ es bíblico es el constante pedido que hace el Eterno a los gentiles, lo que Él quiere de ellos.
No es una Voluntad Celestial que permanece en misterio, no es algo que se ha sembrado en corazones silenciosos, no es un supuesto, no es algo dicho al pasar, sino que una y otra vez es el mismo mensaje que transmite la Divina Radio para todo aquel gentil que tenga sintonía con Su Emisora Sagrada.
Veamos.
Cuando Él decide permitir el Diluvio, no es a causa de la falta de fe, no es porque el hombre estaba maldito sin Jesús, sino porque: "He decidido el final de toda carne, porque la tierra está llena de violencia por culpa de ellos.” (Bereshit / Génesis 6:13).
Sí, es la violencia el problema, la falta de verdad, bondad y justicia. La corrupción en sus actos, tal como explícitamente declara el mismo Padre Celestial.
Él no reclamó fe, ni creencia, ni rituales, ni adular a un bastardillo crucificado en la imaginación del novelista testamentario… está reclamando bondad y justica, como lo declara rotundamente: "¡Oh hombre, Él te ha declarado lo que es bueno! ¿Qué requiere de ti el Eterno? Solamente hacer justicia, amar misericordia y caminar humildemente con tu Elokim." (Mijá / Miqueas 6:8).
Esto se repite de manera incesante en las sagradas escrituras, como ejemplo: "[Salmo de David] oh Eterno, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién residirá en tu santo monte?
El que anda en integridad y hace justicia, el que habla verdad en su corazón, el que no calumnia con su lengua, ni hace mal a su prójimo, ni hace agravio a su vecino; aquel ante cuyos ojos es menospreciado el vil, pero que honra a los que temen al Eterno; aquel que a pesar de haber jurado en perjuicio suyo, no por eso cambia; aquel que no presta su dinero con usura ni contra el inocente acepta soborno. ¡El que hace estas cosas no será movido jamás!" (Tehilim / Salmos 15:1-5).
Mucho tiempo antes de la generación perversa del Diluvio, también ante situaciones de violencia, el Eterno brindó la clave para restaurar el equilibrio, brindar alivio, espiritualizar la existencia, pues fue Él quien dijo a Cain: "¿Por qué te has enfurecido? ¿Por qué ha decaído tu semblante? Si te enmiendas, ¿no serás enaltecido? Pero si no te enmiendas, yacerá el pecado a la puerta. Y hacia ti será su deseo; pero tú lo puedes dominar."
(Bereshit / Génesis 4:6-7).
En el Padre no hay palabras vanas, y éstas son de oro.
Enseña que el estar enceguecido por el encono, o la envidia, o los reproches, no es nada bueno, es tener la puerta abierta al pecado o error. Enseña que el retorno, el arrepentimiento, es la senda poderosa para restaurar el ánimo. Enseña que Él no quiere fe, ni rituales, ni sacrificios, puesto que no le dice al primer humano nacido de padres humanos que haga nada de eso. Simplemente que viva con bondad y justicia, que se quite de encima el malestar provocado por el EGO, que no se deje dominar por las pasiones negativas, sino que por el contrario sea él quien tome las riendas de su vida y se conduzca con bondad, sin furia, sin decaimiento, sin manipulación.
Está claro que al Padre poco y nada le importa la fe hueca y vacía, en nada tiene la fe en un supuesto salvador muerto para limpiar con su sangre de pecados al mundo. Esos son cuentos de los paganos, no la Divina Voluntad. Porque, desde el comienzo de los tiempos vemos al Eterno ser consistente, reiterando sin cambios una y otra vez la misma idea: bondad y justicia, andar por el camino correcto, que es ese que Él marca.
Pero, las personas preferimos oír la voz tosca del EGO, nos dejamos seducir y nos vamos derivando hacia lados oscuros. Pronto la violencia en sus múltiples formas y manifestaciones ocupa el lugar que debiera tener el Shalom. Entonces, tenemos que tener bien clara la orientación Divina, que no reclama fe ni adoración, sino una conducta de bondad y justicia.
Mira, como Noaj no fue “justificado” por su fe, ni fue “salvo” por adorar o adular a un falso mesías, tampoco por realizar rituales o sacrificios, ni siquiera por tener algún conocimiento extraordinario y fuera de lo corriente. Noaj fue rescatado a causa de su conducta digna, por andar de acuerdo a los mandatos que Dios le había impuesto, tal como vemos: "Noaj [Noé] era un hombre justo y cabal en su generación; Noaj [Noé] caminaba con Elokim." (Bereshit / Génesis 6:9).
Eso hacía Noaj, ni más ni menos. No pregonaba ningún “ministerio”, no hacía danzas “mesiánicas”, no barbotaba ensalmos en hebreo, no predicaba “la palabra”, no estudiaba Torá, no iba por la vida haciéndose pasar por santo, no, nada de eso entraba en el estilo de vida de Noaj. Y sin embargo encontró el beneplácito del Eterno, el rescate cuando el resto moría en agonía espantosa.
Noaj era justo, aunque no muy bueno, sino meramente “buenito”. Hacía estrictamente lo justo, apenas si un poquito de bondad hacia el prójimo, pero siempre con lealtad a lo que el Eterno había declarado como “camino”.
Por supuesto que esa falta de misericordia no es un punto a favor de este ancestro de la humanidad, por supuesto que es una falla, por supuesto que mucho mejor podría haber actuado, pero no dejó de lado al Eterno ni a la justicia, con lo cual ya fue suficiente.
Nada de fe, todo acción que contribuye a dar shalom al mundo.
Noaj no hizo el máximo posible, aunque absolutamente comprensible por su contexto histórico y social, por ello no es el exponente más perfecto al cual puede aspirar un noájida, pero tampoco para desechar.
Otro antiguo gentil mencionado en el Tanaj que tampoco supo cubrir el espectro de la bondad con justicia fue Iyov, conocido como Job.
Como ya hemos enseñado en otra oportunidad, este hombre no era “bueno”, en el estricto sentido del término, sino temeroso del pecado, angustiado por la idea de caer en pecado y por tanto ser castigado. Esto lo ponía en un estado de existencia poco gozosa, remordimientos, flaquezas, y ritualismo no solicitado. Pero igualmente le alcanzaba para hacer su parte. No, Job tampoco es el mejor ejemplo de lo que el noájida debe hacer con su vida. El constructor de Shalom debiera ser bueno y justo, siendo leal a Dios.
Entonces, aparece un hombre diferente a los anteriores, alguien que comprende el sentido de “ser espiritual”, que es estar en conexión con Dios, no meramente por medio de rituales, no con malabarismos mágicos, ni con la fe, sino con las acciones concretas, con la construcción real del Shalom en Este Mundo.
Ese hombre es el primer patriarca del pueblo judío, Abraham el hebreo.
Él era noájida, debía vivir como tal, aunque el Eterno le confirió a él y su línea de herederos un mandamiento adicional y exclusivo, el de la circuncisión.
Veamos como es descrito este ejemplar hombre, tomemos nota de lo que se espera del noájida: "Porque Yo le he escogido y sé que mandará a sus hijos y a su casa después de él que guarden el camino del Eterno, practicando la caridad y el derecho, para que el Eterno haga venir sobre Avraham [Abraham] lo que ha hablado acerca de él." (Bereshit / Génesis 18:19).
Pues, nuevamente vemos el mensaje del Eterno para el hombre, que sea bueno y justo, porque ESE es el camino del Eterno, aquel que Él mismo ha reservado al hombre para alcanzar la plenitud en todos los aspectos, en Este Mundo y en la Eternidad.
No son explicaciones de rabinos, ni juegos de palabras de “padres de la iglesia”, no es la prédica engañosa del pastor que ahora se hace llamar rabino, no son volteretas en el aire de un hombre que un día te dice una cosa y al siguiente otra diferente; vemos que directamente es la palabra verdadera del Uno y Único Dios, que insiste y no se cansa en machacar con el mensaje sagrado: sé bueno y justo. No busques rituales, no quieras aprender idiomas o costumbres, no pretendas imponer fe o creencias, deja de lado patrañas de ídolos y salvadores, no le reces a santos, aleja de tu vida a los que te hostigan, simplemente vive como una personas sagrada, practicando el bien y la justicia. ¿Para qué esperar mesías colgados si Dios ya ha dado la respuesta a todos los males? ¿Por qué usurpar doctrinas o costumbres que te son ajenas nacionalmente y espiritualmente? ¿Por qué pretender hablar supuestos idiomas sagradas o vestirte como antiguos habitantes? ¡Sí nada de eso te pide Dios!
Es Dios el que impone la senda al noájida, no otro.
Y la senda para el noájida está muy clara: apártate del mal y haz el bien sé bueno y justo, sé leal a Dios. Eso es todo. No busques más, porque Dios no te ha ocultado ningún secreto ni tesoro, todo te lo ha dicho. Él te hizo saber Su Voluntad, lo que espera que tú como hijo noájida cumplas. Entonces, ¿cómo te atreves a poner en duda a Dios y pretender enseñarLe que le faltó añadirte tal o cual cosita?
No es Jesús la respuesta a ninguna necesidad espiritual, como tampoco lo es la vida judaica (o parte de ella) para el que ha nacido gentil y desea permanecer como tal.
Es la espiritualidad noájica el camino y la meta.
Tal es lo que el propio Elokim determina, no el hombre.
Por supuesto que Abraham hacía otras cosas, por ejemplo daba diezmo a los que trabajaban por el bienestar del prójimo, brindaba hospedaje a los visitantes, consolaba a los dolientes, luchaba por los prisioneros, rezaba, comerciaba, entre otras cientos de actividades, todas ellas porque así era lo que se acostumbraba, o porque eso le agradaba a Abraham, o porque era lo necesario de hacerse, pero NO porque fuera lo que Dios le hubiera mandado hacer. Ten bien en cuenta la diferencia entre lo que el Eterno pide y espera de aquello que uno suma por propia idea, no sea que uno se confunda y llegue a pensar que lo que uno decide añadir también es mandado por Dios. Mucho cuidado de las buenas intenciones que no vienen limitadas por el buen conocimiento, porque suelen terminar en desastres.
Pero claro, podrían argumentar que las cosas cambian, Dios cambia, entonces un día Dios decide que “A” es para siempre, pero al día siguiente decide que “A” ya no es para siempre. Como si Dios fuera un niñito, o un patancito llevado por el EGO. Sabemos que Elokim NO ES hombre para cambiar y cuando promete una cosa, la cumple. Y cuando Él afirma que algo es para todas las generaciones, así es, sin cambios.
Entonces, muchos siglos más tarde, aparece un importante militar asirio en Israel buscando la cura a una dolencia que le aquejaba. Recurre al profeta Elisha, Eliseo. El militar espera honores, la entera disposición del profeta para servirle y adularle, el poderoso pretende ser tratado como está acostumbrado a serlo.
Pero el profeta no estaba a su servicio, sino al de Dios.
Sabía Elisha que Naaman, el militar gentil, tenía que aprender una poderosa lección: ser humilde. Entonces todo lo que le manda decir, los simplísimos procedimientos para curarse no tienen finalidad ritual, ni “religiosa”, ni siquiera terapéutica corporal en sí misma, ni aún de enseñanza de “Torá”, sino que lisa y sencillamente le quiere enseñar a bajarse un poco del pedestal en el cual su EGO lo ponía, que aprendiera un poco de humildad.
Y el militar es curado, y no precisa hablar en hebreo, ni bendecir, ni recitar pasajes de Torá, ni tener fe en salvadores, ni adorar a Jesús (o con el nombre que prefieran inventarle), ni vestirse de forma jocosa al estilo de un europeo del oriente de hace tres siglos atrás, ni dar volteretas en el aire clamando a Dios, ni… nada de nada…
Solamente hacer con humildad lo que el profeta le mandó.
Eso era todo.
La lección simple pero impresionante en su poder.
Y Naaman fue curado, pero igual seguía con mañas y trampas al solitario. Porque él argumentó que “regresaría al templo de los dioses de su país, claro que no los adoraría, pero bueno… allí estaría y si tenía que arrodillarse… bueno… ustedes saben como es la cosa… pero claro, él se llevaría un puñado de tierra de Israel para adorar al Dios de Israel… porque obviamente es Dios de Israel y no del universo, así que preciso tener tierra de este lugar para que este Dios tan fuerte me preste atención… porque ustedes saben, yo soy Naaman…” y en ese estilo siguió el gran militar su discurso de justificaciones.
Y el profeta, el realmente poderoso profeta, el iluminado hombre, el que recibía mensajes directamente de Elokim, el que por su intermedio Dios curaba y daba vida, ese gran Elisha simplemente le respondió: "Ve en paz. " (2 Melajim / II Reyes 5:19).
Nada de discursos, nada de “guerra espiritual”, nada de predicar la palabra, nada de adorar o seguir a un rabino de Galilea so pena de arder en el infierno, nada de extirpar todas sus creencias y la cultura de su país, nada de obligarle a comprar un manto ritual, nada de ordenarle que le pague un salario inmenso por su trabajo “religioso”, nada de venderle un curso a distancia de hebreo y cabalismos, nada de tratar de convertirlo a judío, nada de que haga ceremonias los viernes de noche con otros supuestos noájidas, nada de todo lo que eso hoy es tan común en la gente atribulada y confundida.
El profeta, y por tanto en calidad de emisario de Dios, simplemente le dijo “Ve en paz”.
Sí, aunque Naaman iría a los templos de idolatría, aunque tenía conceptos erróneos acerca del verdadero Dios, aunque no le compró ningún objeto de judaica a precios de oro, aunque no sería una copia desdibujada de un judío europeo del siglo 17, aunque no tendía fe en el salvador colgado… sí, aunque Naaman solamente aprendió un par de cositas esenciales, con ello ya era suficiente.
Porque el profeta, en nombre de Dios, sabe que el camino del gentil es simple pero completo: bondad y justicia.
Por ello, “Ve en paz”, no precisas de otra cosa más que vivir como un hombre bueno y justo. Claro que pecarás, si lo viéramos desde el ojo estricto, claro que tu vida no tendrá rituales parecidos a lo que hacen los judíos, claro que hablarás en arameo como el resto de tus compatriotas asirios, claro que irás a los templos de vuestros dioses… ¿y qué? “Ve en paz”…
No sé si llegamos a comprender la magnitud de la real enseñanza que el profeta Elisha nos está brindando aquí acerca del camino del gentil leal a Dios.
Más o menos por la misma época ocurrió el encuentro de Ioná, Jonás, con los gentiles marineros del barco y con la gente de la ciudad pecadora de Nínive.
¿Acaso pidió Dios, a través de Iona, que la gente gentil extraviada estudiara algo de Torá, se hicieran judíos, aprendieran hebreo, se bautizaran, se hicieran la circuncisión, compraran objetos de judaica, se juntaran los viernes a la noche a rezar, cantaran canciones judías, se vistieran como lo que parece es el disfraz de judío, creyeran en algún salvador, tuvieran fe en Jesús, se dedicaran a congregarse a repetir palabrería barata pero oscura de algún supuesto rabino cabalista, aprendieran de memoria los Salmos, alabaran al Eterno?
¿Alguna de esas cosas pidió el Eterno para perdonar a los pecadores de Nínive y darles salvación?
¡Nada de eso!
Nada. Ni siquiera se menciona como valioso el hecho de que ayunaran varios días, que se vistieran de duelo, que invocaran a Dios, que se sintieran apenadas… tampoco eso es lo que el sagrado texto resalta y destaca para explicar la salvación que provino de Dios. Sino que expresamente dice: "Elokim vio lo que hicieron, que se volvieron de su mal camino, y desistió del mal que había determinado hacerles, y no lo hizo." (Ioná / Jonás 3:10). Eso es lo que le importó al Eterno, porque eso es lo que conduce por el camino que Él diseñó con Amor y Sabiduría para sus hijos de entre las naciones. Que la persona abandone el mal camino, que se arrepienta de la violencia e injusticia, que ya no actúe de manera displicente o indiferente hacia el prójimo, que se arrepienta realmente. No por medio de rituales, no por repetir lemas que están en escritos sagrados de otras culturas, no por disfrazarse de lo que no se es, no por tener fe en algún santo o salvador… sino que sus obras lo conduzcan por la senda del bien, aquella que Él marcó para que el hombre ande: el bien y la justicia, no otra cosa.
¿Advertiste que ni siquiera pidió que creyeran en Él o Le adoraran, y sin embargo igualmente les concedió la misericordia celestial?
Seguiré dando algún ejemplo más, aunque creo que ya ha sido más que abundante y claro el mensaje, porque aquel que quiere despertar podrá hacerlo con lo ya dicho; pero el que anhele seguir estando en la celdita mental, encontrará cualquier excusa, cualquier textito en la internet, cualquier palabra suelta que le parezca útil con tal de justificar sus aventuras que le desvían de la ruta recta.
Vemos y comprobamos lo que el Eterno quiere del hombre, específicamente del noájida, que es andar por la vida obrando con bien y justicia, sin necesidad de rituales, ni de estudios de Torá, ni de congregarse a hacer cosas que son de judíos, ni muchísimo menos tener fe en falsos dioses o salvadores o adular falsos rabinos de antaño o actuales. Cada excusa, cada palabra contraria, no es más que producto del EGO, otra trampa más para permanecer en el estado de impotencia, teniendo dioses ajenos que entorpecen la comunicación directa y sagrada con Dios.
Daniel el visionario, ¿qué le recomendó al rey gentil que hiciera para obtener la gracia del Eterno?
Si dijiste actuar con bondad y justicia, es que has entendido el mensaje que Dios tiene preparado desde el principio del mundo para ti.
Atención: "Por tanto, oh rey, que te sea grato mi consejo, y rompe con tus pecados mediante la práctica de la justicia, y con tus iniquidades mediante obras de misericordia para con los pobres. Tal vez esto resulte en la prolongación de tu tranquilidad." (Daniel / Daniel 4:24).
Practicar la justicia, realizar obras de bondad… ese es el camino, eso es lo que ELOKIM ordena para los hijos de las naciones.
¿Quién es el atrevido que lo niegue? ¿Quién el rebelde que seguirá insistiendo con el cuentito de Jesús-Yeshuah, o con que el gentil debe estudiar Torá, o parlotear en hebraico, o hacer rituales que son “bíblicos”, o cualquier otra supuesta alternativa a lo que el mismo Dios declara?
¿Notaste que nuevamente la fe no está como foco del asunto real a ojos del Eterno? No va por el lado de la creencia en Él la “salvación”, aunque es un grado mayor de fidelidad. Sin embargo, por algo Él exige que el gentil sea bueno y justo como principal, y hasta único requisito… ¿acaso tú, yo o ese patán que te quiere vender alguna doctrina religiosa sabemos más que Él?
Los judíos, sí tienen multitud de mandamientos que en nada competen a los gentiles, pero en el fondo y en el principio, la base es exactamente la misma: bondad y justicia, siendo leales al Eterno.
Atiende a este ejemplo, el profeta Ieshaiá, Isaías, reprende a los judíos aunque muchos de ellos traían sacrificios al templo, rezaban, eran ritualmente activos, se esmeraban por los preceptos en relación a Dios, sin embargo el profeta declara sin dudas: "Dice el Eterno: ‘¿De qué me sirve la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y del sebo de animales engordados. No deseo la sangre de toros, de corderos y de machos cabríos.
Cuando venís a ver mi rostro, ¿quién pide esto de vuestras manos, para que pisoteéis mis atrios?
No traigáis más ofrendas vanas. El incienso me es una abominación; también las lunas nuevas, los shabatot y el convocar asambleas. ¡No puedo soportar iniquidad con asamblea festiva!
Mi alma aborrece vuestras lunas nuevas y vuestras festividades. Me son una carga; estoy cansado de soportarlas.
Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos. Aunque multipliquéis las oraciones, yo no escucharé. ¡Vuestras manos están llenas de sangre!
‘Lavaos, limpiaos, quitad la maldad de vuestras acciones de delante de mis ojos. Dejad de hacer el mal.
Aprended a hacer el bien, buscad el derecho, reprended al opresor, defended al huérfano, amparad a la viuda." (Ieshaiá / Isaías 1:11-17).
Con estas palabras ya queda expuesto con claridad suprema el asunto, de nada vale la fe, el ritual, las pamplinas religiosas, la abundancia de palabrearía y jolgorio místico, la petulancia de creerse santos, mientras se deja de lado lo que realmente importa a ojos del Padre: la bondad y la justicia.
Es cierto que para el judío hay otras cuestiones que el propio Eterno ha declarado como necesarias, pero no son para el gentil, son para el judío. Por otra parte, la base es la misma, ni una coma de diferencia: bondad y justicia.
¿Quién es el cínico que se atreverá aún a proponer que el camino del noájida debe ser el de copiar rituales judaicos, vivir mendigando ser judíos pero sin atreverse a convertirse leal y legalmente, reclamando estudios de “Torá” para ejercitar su mandíbula y el EGO?
¿Quién vendrá con propuestas disparatadas de sumar reglamentos y rituales al simple y sagrado camino del noajismo?
¿Quién será el atrevido que invocará el Tanaj para proponer acciones que desafían la Voluntad del Padre para Sus hijos gentiles?^
¿Quién seguirá sustentando la mediocridad de la fe, de la salvación a través del sacrificio de un inexistente hombre, o de embrujos y amuletos cabalisteros?
Seguramente que no aquel que sea leal al camino del Eterno.
Porque el Eterno ha hablado, una y otra vez, y ha sido leal a Su Palabra, sin cambiar ni una letrita de lo que dijo: bondad y justicia, en eso se resume el camino del gentil piadoso.
Los petulantes, los misioneros, muchas veces dicen que el capítulo 56 de Isaías da pie para que los gentiles celebren el Shabat a la manera judía, cuando realmente no es así, ni parecido siquiera. Y tal como suelen hacer, el propio párrafo que quieren usar para engañar contiene en sí mismo, o en su contexto, la respuesta que lapida sus pretensiones siniestras. Atiende la palabra del Santo: "Así ha dicho el Eterno: ‘Guardad el derecho y practicad la bondad; porque mi salvación está próxima a venir, y mi justicia pronta a ser revelada." (Ieshaiá / Isaías 56:1).
Esto fue dicho para los judíos, quienes sí tienen multitud de mandamientos dados por el Eterno con respecto a asuntos rituales o de pormenores en sus acciones, por ello es doblemente importante reconocer que la base está en lo que venimos declarando una y otra vez: vivir con bondad y justicia, eso es lo que atrae la salvación del Padre, la plenitud tan añorada por todos.
Y el profeta Irmiá, Jeremías, NO dice algo diferente, ¿cómo habría de hacerlo?: "Así ha dicho el Eterno: Practicad el derecho y la justicia; librad a quien es despojado de mano del opresor; no maltratéis ni tratéis con violencia al forastero, ni al huérfano ni a la viuda; no derraméis sangre inocente en este lugar. Porque si realmente ponéis por obra esta palabra, entonces entrarán por las puertas de esta casa, en carros y a caballo, los reyes que se sientan sobre el trono de David, ellos, sus servidores y su pueblo. Pero si no escucháis estas palabras, por mí mismo he jurado, dice el Eterno, que esta casa será desolada." (Irmiá / Jeremías 22:3-5).
Lo que salva no es el templo, ni la fe, ni los rituales, ni las palabras altisonantes, ni la confesión doctrinal, ¿qué es lo que salva, dice DIOS?
Y el profeta Iejezkel, Ezequiel, ¿dice algo diferente? ¡Por supuesto que NO!
"Si un hombre es justo y practica el derecho y la bondad-no come sobre los montes, no alza sus ojos hacia los ídolos de la casa de Israel, no mancilla a la mujer de su prójimo, no se une a mujer menstruosa, no oprime a nadie, devuelve su prenda a quien le debe, no comete robo, da de su pan al hambriento y cubre con ropa al desnudo, no presta con usura ni cobra intereses, retrae su mano de la maldad, obra verdadera bondad entre hombre y hombre, camina según mis estatutos y guarda mis decretos para actuar de acuerdo con la verdad-, éste es justo. Éste vivirá, dice el Señor Elokim."
(Iejezkel / Ezequiel 18:5-9).
Si, son mencionados algunos preceptos que Dios entregó a los judíos y que no son aplicables para los noájidas, recordemos que está hablando el profeta judío a los judíos de asuntos judíos; sin embargo, solo un necio o desquiciado puede negar que la base, el fundamento, lo que sostiene todo el resto es exactamente esto: bondad y justicia, siendo leales a Dios.
¿Es así?
Si te quedan dudas, el mismo profeta lo sintetiza: "Pero si el impío se aparta de todos sus pecados que cometió, guarda todos mis estatutos y practica la justicia y la misericordia, ciertamente vivirá; no morirá. No le serán recordadas todas sus transgresiones que cometió; por la justicia/misericordia que hizo vivirá." (Iejezkel / Ezequiel 18:21-22).
Y si aún no te queda claro: "Y si el impío se aparta de su impiedad y practica el derecho y la justicia, por ello vivirá." (Iejezkel / Ezequiel 33:19).
Y el profeta Amós, ¿cambia el discurso de Dios?
¡Absolutamente NO!
Predica exactamente lo mismo, que dejemos de lado la vanidad de los rituales, la pobreza de esíritu de pretender vivir una vida ajena y que nos enfrasquemos a pleno en la construcción de shalom, por medio de… sí, adivinaste… la bondad y la justicia: "Aborrezco, rechazo vuestras festividades, y no me huelen bien vuestras asambleas festivas.
Aunque me ofrezcáis vuestros holocaustos y ofrendas vegetales, no los aceptaré, ni miraré vuestros sacrificios de paz de animales engordados.
Quita de mí el bullicio de tus canciones, pues no escucharé las salmodias de tus instrumentos.
Más bien, corra el derecho como agua, y la justicia como arroyo permanente." (Amos / Amós 5:21-24).
Y Tzefania, Sefonías: "Buscad al Eterno, todos los mansos de la tierra que ejecutáis su decreto. Buscad justicia, buscad mansedumbre; quizás seréis protegidos en el día del furor del Eterno." (Tzefoniá / Sefonías 2:3).
Lo mismo, siempre lo mismo… ¿cómo habría ser de otra forma si es el mismo Dios quien a lo largo de las generaciones se mantiene firme en lo que es Su Voluntad?
Y cuando una inteligente y sabia mujer gentil, la reina de Saba, visitó a Salomón el rey súper poderoso y brillante en mil aspectos, no tuvo mejor elogio que regalarle que: "¡Bendito sea el Eterno tu Elokim, que se agradó de ti para ponerte en su trono como rey para el Eterno tu Elokim! Porque tu Elokim ama a Israel para hacerlo firme para siempre, te ha constituido como su rey, a fin de que practiques el derecho y la bondad.’" (2 Divrei Haiamim / II Crónicas 9:8).
Sí, el gentil inteligente no reniega ante la evidencia, no se inventa religiones, no anda husmeando el hogar judío para robar –pedir prestado- objetos o rituales, sino que está contento con su porción sagrada, que es profunda y eterna. El gentil que es leal a Dios y a sí mismo sabe que está en la bondad y la justicia lo único que tiene que anhelar y hacer, de esa forma alcanza el bienestar aquí y en la eternidad.
Hemos expuesto algunos de los ejemplos ´”bíblicos”, sin recurrir a ninguna interpretación, sin mencionar tratados de la Torá Oral, sin avalar con párrafos de eminencias judaicas, quisimos hacerlo de esta manera.
Espero que sea de bendición y para la armonía interna y externa.
Ahora, a seguir el consejo del inspirado salmista, que es una orientación sustancial para toda persona que anhele al Eterno: “¿Quién es el hombre que desea vida? ¿Quién anhela años para ver el bien?
Guarda tu lengua del mal, y tus labios de hablar engaño.
Apártate del mal y haz el bien; busca la paz y síguela." (Tehilim / Salmos 34:13-15).
Vamos, a construir SHALOM.