Mashiaj/Mesías (Cristo, según el idioma griego), quiere decir en hebreo “ungido”, es decir, aquel al cual un profeta del Eterno le ha vertido aceite de unción para proclamarlo de esa forma como rey.
Si atiendes bien, Mashiaj es un sinónimo de rey. Por lo general, rey de la nación judía, del estado judío.
En la historia hubo varios, quizás los más famosos sean los tres primeros reyes del reino de Israel-Yehuda, que fueron Shaúl, David y Shlomó. No fueron los únicos, solo los primeros y más reconocidos.
Actualmente, cuando mencionamos Mashiaj, de inmediato lo asociamos con aquel gobernador que provendrá de la familia de David y estará liderando la Era Mesiánica. Una época diferente a todas las anteriores, según se comenta entre la gente.
Ese Mashiaj esperado, así como su Era, fueron profetizados por verdaderos profetas del Eterno, cuyas profecías se registran en el Tanaj (que es la mal llamada “Bilblia Hebrea”).
Para no tropezar a causa de la ignorancia, para no dejarse llevar por suposiciones que no tienen base, para no desviarse de la senda correcta por culpa de buenas intenciones pero faltas de entendimiento, te propongo que vayamos viendo algunas pautas claras y certeras.
Por tanto, es en el Tanaj, y en las interpretaciones que le acompañan desde hace milenios en el seno de su nación propietaria (la judía), donde tendremos los datos para corroborar acerca de la identidad del Mashiaj y de su Era.
Aquellos que son propuestos como Mashiaj deben cumplir con las profecías que corresponden realmente a él. Si alguna de las profecías no se cumple, esa persona no es el Mashiaj. Porque las profecías positivas, de acontecimientos buenos, deben ser cumplidas exactamente con sus detalles, de lo contrario no es cumplimiento profético.
Por ejemplo, si un profeta dijera que las cosas se presentarán de la siguiente manera: A – B – C; y más tarde pasa A, luego C, y por último B; se han dado las tres cosas, pero no en el orden necesario, por tanto NO se ha cumplido la profecía. Si pasa A, luego B y no ocurre C sino D, entonces tampoco se ha cumplido la profecía. Aunque sea un detalle el que falte o está modificado, eso ya inhabilita para ser reconocido como cumplimiento de la profecía.
Sea en temas referidos al Masiaj, a la época del Mashiaj, o a cualquier otro, los hechos deben encajar perfectamente en la descripción hecha en los textos realmente proféticos.
Con esto en mente, veamos la siguiente profecía.
"(2) Acontecerá en los últimos días que el monte de la casa del Eterno será establecido como cabeza de los montes, y será elevado más que las colinas; y correrán a él todas las naciones.
(3) Muchos pueblos vendrán y dirán: ‘Venid, subamos al monte del Eterno, a la casa del Elokim de Iaacov [Jacob], para que él nos enseñe sus caminos, y nosotros caminemos por sus sendas.’ Porque de Tzión [Sion] saldrá la enseñanza, y de Ierushalaim [Jerusalén] la palabra del Eterno.
(4) Él juzgará entre las naciones y arbitrará entre muchos pueblos. Y convertirán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en podaderas. No alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra."
(Ieshaiá / Isaías 2:2-4)
Profecía clásica, muy conocida, netamente definitoria de la Era Mesiánica y en parte del Mashiaj.
Es del gran profeta Ieshaiá/Isaías, uno de los más conocidos y repetidos, pero también de los más desvirtuados por falsas traducciones y aberrantes interpretaciones.
(Para ejemplo de cómo se le ha maltratado al pobre texto profético, te recomiendo este link).
Vayamos viendo por partes.
“Últimos días”.
En hebreo el profeta dijo “ajarit haiamim”, “haiamim” son “los días”.
”Ajarit” que se traduce habitualmente como “últimos”, no debemos entenderlo que se termina algo y no hay nada después. Sino, al contrario, quiere decir “posterior”, “porvenir” y “posteridad”.
Por ejemplo: "Porque Yo sé los planes que tengo acerca de vosotros, dice el Eterno, planes de bienestar y no de mal, para daros (AJARIT) porvenir y esperanza." (Irmiá / Jeremías 29:11).
Es una manera tradicional para denominar a la Era Mesiánica, en la cual se nos indica que habrá un quiebre, un verdadero cambio a como fue la época anterior.
NO es un cambio de calendario, sino una modificación sustancial , que hace reconocer que lo siguiente no es una copia a lo anterior.
Ya veremos que es el propio Ieshaiá el que nos brinda información acerca de las cualidades que hacen diferente a esta Era.
“monte de la casa del Eterno”.
Es el monte Moriá, el monte del Templo. Donde en épocas del profeta estaba edificado el primer Templo del Eterno, obra del rey Shlomó.
Donde más tarde se construyó el segundo Templo en Su honor.
Donde hoy día se encuentra el Kotel HaMaarabi, el Muro Occidental o de los Lamentos y por detrás el imperialismo musulmán ha usurpado el sitio del Eterno para construir sus propias cosas que contrarían la Voluntad del Eterno.
El corazón de Jerusalén.
“será establecido como cabeza de los montes”.
Desde los comienzos de los tiempos, las religiones asociaron las cimas de las montañas con moradas de dioses, por eso construían allí sus templos o imaginaban que había portales hacia los cielos.
El pueblo judío sabía perfectamente que el Eterno está en todos lados, siempre, que no es preciso un templo coronando un monte para establecer una relación sagrada con el Eterno.
Tal como Shlomó se encargó de decir al momento de inaugurar el primer templo dedicado al Eterno: "¿es verdad que Elokim ha de habitar sobre la tierra? He aquí, los cielos y los cielos de los cielos no te pueden contener. ¡Cuánto menos este templo que he edificado!" (1 Melajim / I Reyes 8:27).
Sin embargo, fue construido el Templo en la cima de un monte.
No por Dios, no para Dios, no porque es el único lugar donde conversar con Él, sino porque es el hombre el que lo precisaba, el hombre el que necesita de ciertos rituales y símbolos para poder enfocarse.
Entonces, ¿qué nos dice Ieshaía?
Que en la Era Mesiánica el monte del Templo será el que convoque, el buscado, el valorado como único sagrado.
Estará por encima, metafóricamente, del Olimpo, del Gólgota, del Kailas, de las cinco montañas sagradas del Taoísmo, del Culiacan, del Fuji, del Nebó, de las Machu Picchu y Huayna Picchu, del Montserrat, del Kailash, del Salkantay, del Songshang, del Asgard, del Croagh Patrick, del Uhlu, de las pirámides (en sus variadas presentaciones), etc.
“y correrán a él todas las naciones”.
Hacia el monte del Templo, hacia el Templo del Eterno estarán dirigidas las miradas del mundo, no hacia los dioses, ni las religiones, ni las otras doctrinas “religiosas”.
Peregrinos interminables irán hacia Jerusalén, de todas las naciones, manteniendo su identidad nacional, sin convertirse a judíos, sin hacerse pasar por judíos, sin adoptar para sí la nacionalidad judía. Los gentiles fluirán como ríos interminables hacia el monte del Templo.
No unos miles, no unos millones, no unos cuantos de grupos religiosos particulares, sino que hacia él vendrán todas las naciones, sin distinciones, sin disensiones.
Ya no más peregrinos hacia Santiago de Compostela, ni al Vaticano, ni a la Meca, ni a gurús mágicos en la India. Sino que las naciones guiarán sus pasos de manera fluida hacia el monte del Templo, en Ierushalaim.
“Muchos pueblos vendrán y dirán: ‘Venid, subamos al monte del Eterno”.
Entre los gentiles se animan unos a otros a concurrir hacia el monte del Templo.
Lo que representa que habrá entendimiento entre las naciones, paz, camaradería, sentido de unidad dentro de las diferencias culturales e históricas.
Notamos aquí un cuarto cambio importante de la Era Mesiánica con las anteriores:
- Centralidad de Jerusalén para todas las naciones.
- Preponderancia de la espiritualidad de acuerdo a lo dictado por el Eterno y no de acuerdo a las religiones (todas ellas producto del EGO).
- Peregrinación masiva de gentiles a Jerusalén, al monte del Templo.
- Entendimiento entre las naciones.
Recuerda que estamos analizando una profecía mesiánica verdadera.
Hasta ahora hemos dado unos poquitos datos, pero que se tienen que comprobar en la realidad, en los hechos, para que de esa forma se reconozca que se está realmente en la Era Mesiánica o no.
Ya a esta altura seguramente habrás descartado a todos los presuntos “redentores” que el mundo ha ofrecido, puesto que estos cuatro elementos que recién mencionamos nunca se han dado en la historia humana, ni siquiera por un breve lapso de tiempo.
“a la casa del Elokim de Iaacov [Jacob]”.
Con claridad los gentiles que vienen peregrinando al monte del Templo están buscando al Eterno, no al dios cristiano, ni al musulmán, ni al agnóstico, ni a cualquiera otra representación de la divinidad. Solamente al Eterno, el del Tanaj, el que acompaña al pueblo judío desde hace milenios.
No buscarán a Jesús, ni a Alá, ni a cualquier otro dios que no es Dios.
Porque identifican con precisión al Eterno como el Dios de Iaacov. No como el de Abraham, porque de él salieron naciones idolátricas. No como el de Itzjac, porque también de él salieron naciones idolátricas. Sino como el de Iaacov, porque todos sus directos descendientes se mantuvieron leales al Eterno. El Dios de Israel.
El mismo Dios que se apareciera al patriarca en sueños, en aquel mismo lugar muchos siglos antes, para decirle:
"Y he aquí que el Eterno estaba parado a la cabecera de él y dijo: -Yo soy el Eterno, el Elokim de tu padre Avraham [Abraham] y el Elokim de Itzjac [Isaac]. La tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia.
Tus descendientes serán como el polvo de la tierra. Te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur, y en ti y en tu descendencia serán benditas todas las familias de la tierra.
He aquí que Yo estoy contigo; Yo te guardaré por dondequiera que vayas y te haré volver a esta tierra. No te abandonaré hasta que haya hecho lo que te he dicho.
Iaacov [Jacob] despertó de su sueño y dijo: -¡Ciertamente el Eterno está presente en este lugar, y yo no lo sabía!
Él tuvo miedo y dijo: -¡Cuán imponente es este lugar! No es otra cosa que casa de Elokim y puerta del cielo."
(Bereshit / Génesis 28:13-17)
Todo este pasaje está vinculado intensamente con el verso de Isaías que estamos estudiando.
Reconocer los datos que vibran en uno y otro no es el tema de este texto, pero te aconsejo que cuando quieras lo analices tú y verás grandes enseñanzas.
“que él nos enseñe sus caminos, y nosotros caminemos por sus sendas”.
Vienen las naciones al monte del Templo para que el Mashiaj actúe como maestro.
El Mashiaj indicará que conozcan y cumplan con los siete mandamientos de las naciones, y les hablará con sabiduría, con plenitud, para que las enseñanzas sean entendidas, aprendidas y aplicadas.
NO será una conversión masiva y universal de gentiles hacia el judaísmo, porque no es necesario, ni es lo profetizado. Más bien, será el retorno de los gentiles a su propia senda, el despertar colectivo de la conciencia espiritual, el amor y respeto por su propia espiritualidad, la que conocemos como noájica (de los benei noaj).
Los gentiles por fin habrán quitado el yugo del EGO de sus mentes y corazones, entonces podrán atender y entender el mensaje sencillo y perfecto que Dios mantiene para ellos.
Los Siete Mandamientos para las Naciones serán el código de ética esencial para todas las naciones, así andarán por las sendas que el Mashiaj les señale, en concordancia con lo que es la Voluntad del Eterno.
“Porque de Tzión [Sion] saldrá la enseñanza, y de Ierushalaim [Jerusalén] la palabra del Eterno.”.
Efectivamente ya no se pretenderá revelaciones místicas de gurús, apóstoles, santos de religiones o cosas parecidas, sino que se tomará como pan espiritual la enseñanza (Torá) que saldrá de Tzión, que es el corazón del corazón de Jerusalén.
Ya los dioses no tendrán ningún valor, tal como tampoco las religiones.
Se buscará a Dios y su palabra, la cual sabiamente será pronunciada por el maestro Mashiaj.
Obviamente que no habrá cambios a la Torá de Sinaí, esa que los judíos tenemos desde el 1313 AEC hasta la actualidad, porque no se modifica.
Sino que de Jerusalén se impartirá las enseñanzas, para que cada cual reciba aquello que le es pertinente y adecuado.
La gente estará en busca de su propia identidad espiritual, no de engaños al solitario. Por ello será valiosa la palabra del Eterno, la verídica, la que está dentro del marco de la Torá.
“Él juzgará entre las naciones y arbitrará entre muchos pueblos”.
El Mashiaj será el líder político del mundo, todos querrán su gobierno y dirección.
Él impartirá justicia, él gobernará.
Mira bien, no dejes que te confundan, él Mashiaj es un rey, uno que cumple las funciones de rey plenamente. Su Estado es el judío, pero por elección propia, las naciones lo escogen como líder también. Tal vez cada nación siga con sus representantes, sus propios gobernantes, tal vez siga así. Pero lo que no puede obviarse es que todos pedirán que sea el Mashiaj el que los gobierne, porque comprenderán las ventajas de todo tipo que obtendrán con tan poderosa conducción.
Por ello, no habrá necesidad de corruptas instituciones como la ONU, y sus inquietantes faltas de justicia y ataques a la misericordia. No habrá guerras o terrorismo, puesto que las naciones tendrán un guía que los conduzca con claridad y firmeza por la senda que el Eterno desea para las naciones.
Será pues, una Era de paz, plenitud, entendimiento, solidaridad, conocimiento del Eterno y respeto de Sus leyes.
Tal como concluye la propia profecía: “Y convertirán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en podaderas. No alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra.”.
Agregamos a las cuatro características ya mencionadas:
- Centralidad de Jerusalén para todas las naciones.
- Preponderancia de la espiritualidad de acuerdo a lo dictado por el Eterno y no de acuerdo a las religiones (todas ellas producto del EGO).
- Peregrinación masiva de gentiles a Jerusalén, al monte del Templo.
- Entendimiento entre las naciones.
- Liderazgo político y práctico del Mashiaj para todas las naciones.
- Liderazgo espiritual y cultural del Mashiaj para todas las naciones.
- Aceptación de los Siete Mandamientos Universales por las naciones.
- Fin de las guerras.
- Fin de los conflictos sangrientos entre las naciones.
- Dedicación al trabajo productivo, al desarrollo sustentable.
Hasta aquí el estudio de esta profecía.
Coteja con los datos para ver si alguien ha cumplido con todas estas necesarias obras mesiánicas profetizadas.
Si falta aunque sea una, esa persona no fue el Mashiaj profetizado.
Por supuesto que hay más profecías para estudiar, pero hasta aquí llegamos hoy.