Hay un libro que he venido postergando desde que tengo catorce años y que no había leído. No lo había hecho porque no era el momento propicio, de haberlo leído me habría evitado muchas situaciones pero también no habría vivido muchas otras que me han llevado a tener el conocimiento que afortunadamente hoy he podido adquirir por esas experiencias las cuales no fueron agradables pero sí de mucho provecho.
Volviendo al libro en asunto, este libro se llama “Cómo hacer amigos e influir en la gente” de Dale Carnegie. Es un libro muy bueno y lo recomiendo. No es de lectura corrida porque hay que leer y releer los capítulos y seguir repasándolo de vez en cuando. Es muy similar a otro libro muy famoso de un autor que habla que uno de los principios para triunfar en la vida es el de aplicar la regla de oro, sí esa misma regla de oro que Hillel le dijera al muchacho que le pidió que le enseñara toda la Torá mientras se paraba sobre un solo pie y el sabio le dijo que no le hiciera a otro lo que el muchacho no quisiera que le hicieran a él.
Esa regla de oro es muy inteligente y cada día que pasa te puedo decir que más me asombra, porque incluye dos supuestos; el de no lastimar a otra persona o hacer algo que le menoscabe toda vez que también nos incluye a nosotros mismos ya que establece un límite, porque más de un bonachón por ahí se habrá entregado a cambio de patadas y golpes y las cosas en la vida no funcionan así, no es aquel cuento malvado de poner una mejilla después de que nos han abofeteado la otra ni se trata de ser un angurriento que despoje a los demás de sus cosas.
El mundo, construido matemáticamente por esa Mente Infinita y asombrosa a la que llamamos Dios, Hashem, El Eterno, etc., en Su infinita sabiduría creó un principio que solo podría venir de El y que tiene que ver con la retribución, sí esa retribución de recibir de acuerdo a lo que damos, entendiéndose que va de la mano con la reciprocidad que existe en nuestro actuar. Si damos maldad recogeremos maldad, si damos bondad recogeremos bondad y eso es precisamente uno de los puntos principales del libro de Carnegie escrito durante los tiempos precedentes a la Segunda Guerra Mundial.
En un mundo ideal los seres humanos actuaríamos con un EGO minimizado y disponible para situaciones de supervivencia solamente y a cambio entregaríamos amor el resto del tiempo, pues el universo como tal fue hecho y funciona gracias al amor y nótese que hay una distinción entre el amor y el enamoramiento, porque el amor es hacer algo sin esperar nada a cambio en tanto que el enamoramiento es un sentimiento de estupor inducido por una atracción hacia determinada persona u objeto, que no es como el amor, porque el enamoramiento sí espera algo a cambio.
Como ves existe un amor que se puede ver todos los días en el universo, alguna vez te has preguntado porque de la tierra brota agua? Es que Dios se beneficia porque tengamos agua para sobrevivir? El beneficio es para nosotros pero no para El, evidentemente. O sea, la existencia del agua como tal es algo que se nos dio para nuestro beneficio, sin esperar nada a cambio. Lo mismo sucede con el resto de la creación sobre la cual Dios no recibe ningún beneficio. Ese es el amor del que te hablo, un amor puro y limpio que no solo tiene que ver con parejas y relaciones sentimentales sino con todo lo que acontece en el tiempo y en el espacio en general.
En el caso de nosotros los seres humanos, tenemos un EGO que sirve como resguardo ante situaciones de inminente supervivencia pero que lo hemos mal-utilizado para embriagarnos de él debido a la potencia de su energía sea en forma cinética o estática. El EGO es como un combustible altamente inflamable que está guardado y se utiliza como un turbo-cargador, algo así como el sistema de óxido de nitrógeno de los coches de competencia donde el piloto del coche presionará el botón para ir más rápido aun pero por un corto período de tiempo.
Si te fijas bien, el EGO funciona de manera muy similar a ese óxido de nitrógeno de los coches de carrera, porque la aceleración y velocidad que da el óxido de nitrógeno es similar a la sensación que da el EGO en su vertiente activa, es un incremento repentino de energía y si lo ves con claridad, se parece mucho a la situación que experimenta el piloto del coche de carreras, porque si no sabe pilotar el auto propulsado por óxido de nitrógeno, entonces se estrellará.
El manipulador es un piloto del EGO de los demás. El sabe que la mayoría de las personas son volubles y fáciles de manejar, pues como a bien lo tuvo de decir Carnegie, a las personas no les interesa escuchar lo que otros tengan que decir de esos otros mismos sino de lo que a la persona le interesa que le hablen, es decir de sí misma. Las fallas más grandes, dice Carnegie, están en el hablar más de nosotros mismos que de permitirle a la otra persona hablar de sí misma en tanto que nosotros callamos.
Alguien que ha sido muy exitoso en este tema ha sido el ex presidente estadounidense Bill Clinton quien siendo recordado por Alan Greenspan decía que Clinton era encantador porque desde el momento en que conocía a una persona le prestaba toda su atención como si fuera la única persona en el mundo y lejos de interrumpirle más bien le dejaba hablar.
Qué tiene que ver todo esto con la manipulación? El manipulador es esclavo de su EGO aunque muy puerilmente piensa que es su amo. En su afán de ser el centro de atención constantemente, el manipulador utiliza los mecanismos del EGO para buscar y lograr lo que quiere. Cuando le dicen que no, pega gritos como un salvaje; lloriquea para que le tengan lástima; patalea para hacer escándalo o simplemente se desconecta de la situación, pensando que con su ausencia las personas se preocuparán por él o ella y cederán.
Oh sí, estos manipuladores son bien hábiles. Al final de cuentas hay que entender que todo lo que el manipulador hace se resume en lo que es diametralmente opuesto al amor, porque si el amor es hacer algo por otro sin esperar nada a cambio, el manipulador todo lo hace porque lo que busca es un beneficio, ves la diferencia?
Si el manipulador te da algo es porque espera algo a cambio. Todos hemos sido manipuladores y manipulados a la vez pero en distintas ocasiones. El manipulador juega con la mente de las personas, es un piloto del EGO, sabe cómo sacar el óxido de nitrógeno a relucir de las personas, recurre a sentimientos de culpa, de engaño, de desdén, de tristeza fingida y a un sinfín de artimañas en un arsenal formidable que no requiere de personal militar que lo custodie porque todo se encuentra en su propia mente.
El manipulador juega con los sentimientos de las personas; toma lo más noble de la persona y lo utiliza para su propio beneficio. Quizás sea la mujer que seduce con su figura esbelta y que sabe que los hombres andan detrás de ella con lo que obtiene beneficios patrimoniales o el marido que es infiel y a sabiendas que tiene una buena esposa le dice mentiras para hacerla sentir culpable, justificar así su infidelidad pero también asegurarse que la mujer no lo deje.
Carnegie tiene razón cuando dice que hay que prestarle atención a las personas y cerrar la boca y abrir los ojos y los oídos; cuando se hace esto comenzamos a aprender de los demás y de alguna manera domamos al EGO para que no salga a relucir y que el óxido de nitrógeno se mantenga almacenado para cuando realmente se necesita; he aquí ese concepto de reciprocidad del que te hablaba en un principio, porque al escuchar a la otra persona, ella puede hablar sobre sí misma y externar su opinión en el tanto que tú aprendes y a ella le sirve de terapia y a ti de aprendizaje. Como todo tiene un límite, se trata de que la persona se exprese pero no que tome ventaja de nosotros y tampoco nosotros de ella. Es aquí donde el almacenamiento del EGO en su lugar es sumamente importante porque actuamos con autenticidad, sin marcas ni sellos de aprobación y con un EGO reducido al mínimo.
Recuerda que la verdad es directa y simple mientras que las mentiras son sinuosas y complicadas. En el agua limpia se puede ver el fondo en tanto que en el agua turbia no, por eso es importante determinar si a las personas con las que lidiamos se les puede ver el fondo o no. Así que como ya sabes que el manipulador es un hábil piloto del EGO, lo mejor es reconocer cuando es que alguien nos quiere manipular o cuando nosotros estamos por manipular o ya nos encontramos manipulando a alguien para así detener la acción, analizarla y buscar la comunicación auténtica.
El manipulador siempre buscará crear una codependencia entre él y el manipulado, por eso es tan importante que nos conduzcamos por la vida con autenticidad, pues cuando el EGO está domado podemos ver con claridad; la esposa que es manipulada por el cónyuge infiel se encuentra desconectada de la realidad, no quiere ver lo que su esposo realmente es e inventa toda una serie de excusas para justificarle, viste qué rápido puede salir el EGO a relucir?
Ten mucho cuidado con quién lidias y trata de rodearte de gente positiva que se conduzca con la misma autenticidad que tú, de esta manera reduces drásticamente las posibilidades de estar con manipuladores y podrás así vivir una vida llena de plenitud y gozo en el tanto que de manera simultánea contribuyes a la construcción de la paz y de la armonía.