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Pureza e impureza

Ante todo quiero que quede claro que las reglas de pureza e impureza, tal cual dicta la Torá y las que estipulan los Sabios, en su casi totalidad son para judíos y no para los gentiles.
En tiempos en que el Templo del Eterno en Jerusalén está construido y en funcionamiento, son de aplicación práctica para los judíos, no para los gentiles. Principalmente determinaba quiénes podían ingresar al monte del Templo y participar de sacrificios y otros rituales. Solamente personas en estado de pureza estaban habilitadas para el ingreso y participación. Para cumplir con lo dicho: "tendréis en reverencia Mi santuario. Yo soy el Eterno" (Vaikrá / Levítico 19:30) y que las personas no tomaran como algo corriente y banal el hecho de entrar al Templo y ser parte de las tareas que allí se cumplían. Por ello la persona tenía que tomar conciencia de su estado, de su motivo para presentarse “ante Dios” en el Templo.
Es así que está dicho acerca del impuro "No tocará ninguna cosa santa, ni vendrá al santuario" (Vaikrá / Levítico 12:4).
Como no siempre la persona estaba alerta a su estado de pureza, o adrede concurría al Templo sabiendo que no debía, es que se instituyó en la Torá sacrificios públicos de animales para corregir por estas infracciones: "y purificará (al Santuario) y lo santificará de las impurezas de los Hijos de Israel" (Vaikrá / Levítico 16:19).
(Para abundar más sobre el tema, estudiar capítulo 47 del tomo 3 de “Guía de los Perplejos”, de Maimónides).

En ello básicamente radicaba su importancia.
Hace unos 2000 años que no tenemos más el Templo, por lo cual, casi que no tienen aplicación práctica, a excepción de algunas costumbres que de romperse no provocan ningún perjuicio palpable (ejemplo, que los cohanim –miembros de la estirpe de sacerdotes- no entren al cementerio) o algunas otras que se mantienen en vigencia por otros motivos (la separación física de los cónyuges judíos durante el lapso de la menstruación y días siguientes).
Quien desee más detalles que amplíen lo que trataremos aquí, lo invito a visitar este link.

“Tahor” (puro) y “Tamhé” (impuro) son conceptos que refieren a un estado espiritual y no a aspectos físicos, emocionales, sociales o mentales.
Puede resultar difícil de comprender, pues es muy frecuente que sean traducidos como “limpio” y “sucio” respectivamente, o ideas similares que llevan a asociar la impureza con algo manchado, echado a perder, mugriento o inmundo. Atiendan a la traducción que hace la Reina Valera de impuro: “el cual reside entre ellos en medio de sus inmundicias” (Levítico 16:16), unos renglones más abajo en este texto encontrarás la traducción judía y erudita, muchísimo más leal y fidedigna, y no leerás “inmundicias”, sino “impurezas”. Porque el concepto judío, el único aceptable y válido para comprender las escrituras judías, no vincula lo impuro con lo inmundo, o lo sucio, o lo asqueroso sino con otra cosa.
En el contexto de la Torá puro e impuro no guardan relación con higiene corporal, ni limpieza, ni cosas aborrecibles, ni nada que podamos calificar como “limpio” o “sucio”.

Tampoco tiene relación con pecar o no hacerlo (aunque la idolatría, el asesinato y el incesto podrían considerarse acciones que impurifican gravemente a quien las comete).
Uno no es impuro (como regla general) por traspasar algún mandamiento. La impureza va por otro lado.
Recuerda que la persona no se impurifica por pecar (como regla general).
La persona en estado de impureza no ha hecho nada “malo” (como regla general) para estar en ese estado.
Ni por su estado de impureza está apartado de Dios, tal como expresa claramente la Torá: "el cual habita con ellos en medio de sus impurezas" (Vaikrá / Levítico 16:16), y explica el exégeta Rashi: “aunque estén impuros la Divina Presencia está entre ellos”.

La persona llega al estado de impureza (tumhá) a causa de:

  • algún cambio en su cuerpo (ciertos flujos corporales, menstruación, la mujer luego de dar a luz, una enfermedad que ya no existe llamada tzaraat) o,
  • al entrar en contacto con algún objeto/cuerpo que trasmite la impureza.

Es decir, algo en el sistema espiritual del impuro está en desbalance.
¿Cuál es ese desequilibrio? 
Para comprenderlo primero debemos saber qué entendemos por “puro” e “impuro”.
La más acertada definición de “puro” que podemos ofrecer sería “lo que está conectado con la vida”.
En tanto que “impuro” es lo que en algún grado está desconectado de la vida. Éste precisamente es su desequilibrio, que repito, no es un pecado, ni una enfermedad ni una suciedad.

Veremos impurezas que se producen en el humano.

>> El cadáver de una persona es el grado máximo de impureza, porque habiendo estado vivo y hecho “a imagen y semejanza” del Eterno, ahora está por completo desconectado de la vida.
No importa cómo murió, lo que importa es que está muerto.

>> La persona que padecía tzaraat (una enfermedad que ya no existe, que se manifestaba por manchas en la piel, se la traduce a veces como “lepra” pero no lo era) está impura desde el momento en que el cohén le diagnostica la enfermedad y debe pasar a vivir por fuera de la comunidad hasta que se restablezca. Es como un muerto en vida. Alejado de todos, obligado a anunciar su presencia para que los transeúntes no entren en contacto con él, temido por los demás. Con su carne viva expuesta.

>> La mujer que ha parido queda en estado de impureza.
¿Por qué?
Porque en su interior llevaba otra vida, ella estaba doblemente conectada con la vida.
Al dar a luz vuelve a su situación normal, de una sola conexión con la vida.
Ha perdido, en cierta forma, una conexión a la vida, por lo que entra en estado de impureza.

>> La mujer que menstrua está en estado de impureza, porque habiendo tenido la oportunidad para concebir y engendrar un nuevo ser, lo ha dejado pasar y todo aquello que su cuerpo naturalmente había preparado para dar vida, se desprende de su interior y se pierde junto a sangre de rupturas normales de vasos sanguíneos.
¿Por qué impura en este caso?
Porque estaba todo listo para traer al mundo una nueva vida y esa vida no se materializó.
¿Pecó por ello la mujer?
¡Seguro que NO!
¿Es malvada?
Ciertamente que NO.
¿Dios la censura por ello?
NO.
Su cuerpo ha seguido los mecanismos habituales para prepararse para dar vida y luego para despojarse de aquello que ya no pudo ser. Todo es normal, no hay malicia, ni enfermedad, ni pecado. Solamente un breve desequilibrio espiritual provocado por la mayor conexión a la vida que se terminó perdiendo.

>> En el caso del hombre que eyacula algo similar, pero con mucha menor desconexión. Su cuerpo no ha provocado cambios enormes para recibir en su seno al nuevo ser, no ha modificado su aparato reproductor para prepararse para cargar en él al hijo. Simplemente ha derramado la simiente que se conjuga con el ovocito para procrear. Por supuesto que hay desconexión con la vida, pero de dimensión mucho menor, insignificante en comparación con la muerte de una persona y proporcionalmente pequeña con la menstruación.

Los procedimientos para retomar el estado de pureza depende de lo que causó la impureza, siendo rituales más complejos a mayor grado de impureza.
Estos rituales tenían como objetivo que la persona tomara conciencia del valor de la vida:

  • Aquel que estuvo en contacto con un cadáver, para saber que cada minuto es valioso, que el único tiempo que tenemos es ahora, que si no hacemos hoy nuestra parte nadie más la hará.
  • Aquel que padeció tzaraat para que no vuelva a actuar del modo que hizo que lo llevó a tan terrible enfermedad.
  • La mujer que dio a luz para que entienda que todas las dificultades durante la gestación, molestias del parto y el trabajo de criar un hijo valen mucho la pena. Que no por el dolor o contrariedades deje de procrear en el futuro.
  • La mujer que menstruó para que tome conciencia del tiempo que pasa, de la vida que está corriendo, de no dejar de lado las oportunidades que pudieran ser únicas.
  • El hombre que eyaculó para que dirija su pasión sexual hacia el compromiso con una mujer, con la cual establecer una familia y morar en armonía.

Hasta aquí un breve resumen, muy acotado.

Ahora dos preguntas para reflexionar y compartir tus respuestas acá abajo, en la zona de comentarios:

  1. ¿Cuál es la utilidad práctica para los judíos de la actualidad de conocer y mantener en lo posible su estado de pureza?
  2. ¿Cuáles podrían ser las acciones que promuevan la vida y por tanto vigoricen la pureza de la persona?

¡Mujer pecadora! ¿Será así?

Hace un rato publique un breve comentario acerca de las porciones de lectura semanal de Torá, para la nación judía, de esta semana.
Encuentras el texto haciendo clic aquí.
Allí solicité de los amables lectores que opinaran acerca de lo siguiente:

En la primera parashá nos encontramos con algunas reglas que la Torá establece para la mujer que ha dado a luz. Una de ellas dispone que desde ese momento no debe ir al Santuario, porque está en estado de impureza y no está permitido entrar al lugar del Templo en esa condición. Si nació un varón este período es de 33 días, en tanto que 66 por una niña. Al cabo de este tiempo, ella ofrecía un sacrificio en el Templo y retomaba el estado de pureza.
A veces “puro” e “impuro” son traducidos como “limpio” y “sucio” respectivamente, o ideas similares, pero en el contexto de la Torá estos son conceptos espirituales. Así, puro hace referencia a lo que está conectado con la vida, en tanto que impuro a lo que en algún grado está desconectado de la vida.
¿Se te ocurre algún motivo no sexista para que la impureza sea el doble de tiempo cuando nace una niña? Quizás parte de la respuesta está en comprender qué significa realmente “impuro”.

Una gentil lectora al poco rato puso una respuesta a mi interrogante:

La impureza es el doble de tiempo para una niña porque fue la mujer Eva quien insitó al varón Adam a pecar comiendo este de la manaza a prohibida o tal ves porque fue la mujer la última en ser hecha y fue hecha de la costilla del hombre, será porque la mujer nace más pecadora que el hombre. Ahí tengo un Poco de dudas no se sí estaré correcta. Lo demás lo voy a analizar de acuerdo a otras respuestas que nuestros amigos compartan.

Quisiera despejar algunas ideas confusas o erróneas y que llevan a conclusiones no muy acertadas.
Es con todo respeto y cariño hacia la generosa señora que nos quiso compartir sus creencias, ayudarnos a responder la duda planteada desde lo que podía aportar.
Estoy seguro de que estas ideas provienen de su pasado cristiano, plagado de mitos, leyendas, cuentos que se hacen pasar por verdades sagradas, omisiones y añadidos a los sagrados textos del pueblo judío. Ahora que la señora ha llegado a su hogar espiritual, ha comenzado su despertar y renacimiento, de a poco podrá ir des-aprendiendo, sacándose de encima y de adentro las pesadas piedras que le fueron impuestas para de esa forma ser libre y feliz, dichosa de gozar de las bendiciones que recibe constantemente del Eterno.

Vamos viendo entonces.

¿Quién paga los platos rotos?
“La impureza es el doble de tiempo para una niña porque fue la mujer Eva quien insitó al varón Adam a pecar comiendo este de la manaza a prohibida”.
Es cierto que Eva fue la que comió primero del fruto prohibido, es cierto que a instancias de ella Adam comió del fruto.
Ok, perfecto, el pecado de comer del fruto prohibido es de Eva.
El pecado de instigar a su hombre a pecar, también es de Eva.
Fue Eva la que debió pagar por sus errores, nadie más.
Dios lo establece claramente que NO pagan los inocentes por el pecado de los culpables.
Ninguno puede hacerse cargo de la acción negativa de otro, si no tiene en ella parte o responsabilidad.
Como lúcidamente expresa la Torá (judía): "Los padres no serán muertos por los hijos, ni los hijos serán muertos por los padres; sino que cada cual será muerto por su propio pecado." (Devarim / Deuteronomio 24:16).
Sí, es una gran diferencia con la teología cristiana, en la cual todos son culpables por el pecado de Adam y todos pueden salvarse con fe en el ídolo colgado de una cruz.
Nadie más es culpable por los hechos de Eva o Adam, solamente ellos por lo que a cada uno le toca.
Ni otra persona o “emisario celestial” puede tomar el lugar del pecador. Es quien pecó el que debe asumir su propio pecado, arrepentirse sinceramente en la medida de lo posible y afrontar las consecuencias de la justicia.
En palabras del profeta de la Verdad: "El alma que peca, ésa morirá. El hijo no cargará con el pecado del padre, ni el padre cargará con el pecado del hijo. La justicia del justo será sobre él, y la injusticia del impío será sobre él." (Iejezkel / Ezequiel 18:20).
Con solo estas dos breves citas, y sin necesidad de recurrir a todo el arsenal disponible, destruimos por completo el mito delirante de que la “sangre de Jesús” y la fe en ese ídolo limpia de pecados.
Al mismo tiempo le explicamos a nuestra apreciada amiga que si Eva “metió la pata”, que sea Eva la que la quite del lío y se haga cargo de las reparaciones y efectos de la justicia.
¡En modo alguno TODAS las mujeres cargan la culpa por los hechos de Eva"!
Es algo que debe quedar muy en claro, porque seguir aferrados a la fantasiosa teoría del “pecado original”, simplemente niega a la persona su altura espiritual, su lazo indestructible con el Eterno, la belleza de su existencia en este mundo.
Así pues, esta frase de la buena amiga no resuelve nuestra duda.

¿Quién está impuro?
Por otra parte, el hecho de que una mujer peque no la convierte en impura, ni a ella ni a nadie a su alrededor.
Explico con rapidez.
Impuro es aquello que está desconectado de la vida, o desconecta. Una persona muerta es la máxima expresión de la impureza, porque es lo que mayor conexión tenía mientras vivía y pasó a ser un recipiente vacío, ya sin ninguna conexión.
Cuando una mujer está menstruando, de acuerdo a la ley judía, está en estado de impureza. No es mala, ni pecadora, ni sucia, ni aborrecible, sino que simplemente perdió una chance de procrear y su organismo está desechando lo que había preparado para sustentar la nueva vida. Por ello está impura, porque teniendo la oportunidad de dar vida, no lo hizo. Repito, no por ello es mala, ni pecadora, ni aborrecible, ni enferma, simplemente tuvo una pequeña desconexión de la vida.
Y así hay otros casos en los cuales se hace patente la naturaleza de la impureza, según concepto del judaísmo tradicional.
De una naturaleza diferente es el pecado, no mencionamos ahora los que conllevan al muerte de nadie, sino el resto de los pecados, desde los cotidianos hasta los extraordinarios.
Uno de los efectos (no visible por el ojo) del pecado es rodear nuestro espíritu con manchas o murallas que impiden que la Luz espiritual nos alumbre. No resta a nuestra esencia, que permanece incambiada, ni nos desconecta de hecho de la Fuente de Vida. Sino que rodea con murallas a nuestra neshamá. Entonces, si bien en un sentido metafórico el pecado es impuro, en los hechos espirituales no hay desconexión a causa de él. Ningún pecado (dijimos que estamos exceptuando el asesinato, que desconecta a alguien efectivamente de la vida) nos desconecta de Dios.
Por lo cual, aunque Eva pecó, no por ello se desconectó de la vida. Mucho menos sus descendientes mujeres, que no tienen parte ni culpa por sus acciones.

¿Manzana? La de Blancanieves…
“comiendo este de la manaza a prohibida”.
Otro de los inventos del cristianismo que adultera el puro tesoro del pueblo judío, SU TANAJ (mal llamada “biblia judía”),que se repite y se repite y hasta parece que fuera cierto.
A propósito el divino autor no quiso mencionar la especie del árbol prohibido y se refirió a él como: “Árbol del conocimiento del bien y del mal”.
El Santo omitió adrede la identificación del árbol.
Los Sabios propusieron cuatro opciones, con sus explicaciones (que no mencionaremos aquí, porque como suele ocurrir ya tengo algo publicado al respecto –link-): citrón, trigo, higo, uva.
Para los Sabios no entraba allí la manzana.
Fueron los extraños, los apartados de la Luz, los siervos del EGO en forma de sus ídolos los que inventaron el cuento de la manzana, que quizás no es tan terrible ni peligroso como otros de sus cuentos. Pero igual, mejor apartarse del mal y hacer el bien… cuanto más alejada esté de las ideas oscuras que provienen del EGO, más libre, feliz, dichosa podrá ser.

¿Cuál costilla tiene la mujer que le falta al hombre?
porque fue la mujer la última en ser hecha y fue hecha de la costilla del hombre”.
Otra de las ideas que provienen del cristianismo, aunque reconozco que también hubo expresiones de los Sabios similares.
Pero en su origen no menciona la Torá que la mujer sale de una costilla del varón, sino que el primer humano era macho y hembra, espalda unida a espalda formando un solo ser humano. Dios separó a esa criatura en dos, una es el Adam varón la otra fue la que conocemos como Eva.
También sobre esto ya tenemos escrito, por lo que no me extenderé.
Para el cristianismo esta forma de tomar la naturaleza de la mujer, como dependiendo del varón para su gestación y nacimiento, como si el hombre hubiera tenido el poder que solamente la mujer tiene, es otro de sus mecanismos para seguir oprimiendo a las mujeres y someterlas al machismo cruel que directamente se desprende de sus libros “sagrados”.
Pero en la Tradición de la Luz, hombre y mujer, mujer y hombre, son pares, no uno sobre el otro. Son complementarios, diferentes pero equivalentes. Uno y otro necesarios y sin que las diferencias permitan la sujeción o el acoso del poder. Eso en la Tradición de la Luz, por desgracia hay cosas que vienen de la oscuridad que fueron insertadas en el judaísmo y no faltan los “religiosos” que son machistas a más no poder. Ese machismo no tiene raíces en la Torá, sino en el contacto de los judíos con las creencias y costumbres de otras naciones de antaño.
De hecho, hay una corriente de opinión valiosa dentro del judaísmo que dice que la mujer podría considerarse un peldaño por sobre el varón, puesto que cuando apareció como entidad separada y diferenciada fue la que efectivamente culminó el proceso original de la creación.
Pero mejor quedémonos con que somos complementarios, diferentes pero equivalentes.
Así pues, el haber nacido después en modo alguno la hace impura, más bien todo lo contrario.

¿Mujer pecadora?
“será porque la mujer nace más pecadora que el hombre”.
Ya lo explicamos, pero reitero: TODOS nacemos puros, sin pecado, conectados a la vida.
Como ya mencionamos, es otro invento cristiano el afirmar y decretar  que todos nacemos pecadores… ¡nada más alejado de la verdad!
Otro invento es que la mujer, por serlo, es más pecadora por naturaleza.
Sé de sectas judías, de fanáticos religiosos, muy extremistas, que se venden como el judaísmo verdadero y sus representantes, pero que no lo son ni serán por más que sean la imagen típica que de los judíos tienen algunos gentiles , que también cargan con estas ideas machistas, enfermizas, terribles.
Pues no, la mujer no nace más pecadora por ser mujer.
Pero, a los servidores del EGO que se atribuyen cargos de representantes de dioses les conviene difundir la creencia de que la mujer es débil, pecadora, inductora a pecado, fuente de males, “Lilith” perturbadora, ignorante, falta de entendimiento y otras mentiras por el estilo. Les sirve para tener sometida a la mitad más uno de la población. Les sirve para que un grupito de patriarcas sigan haciendo de las suyas, usurpando poderes, lugares y santidades.
Claro que encontraremos citas de los sabios que parecen reducir el valor de la mujer, pero ¿las comprendemos correctamente? ¿Las ubicamos en su contexto y vemos qué realmente se nos quiere decir? Recomiendo releer el texto que se abre haciendo clic aquí.

Espero que sigamos avanzando, que sigamos des-aprendiendo para poder aprender y llenarnos de cosas buenas. Somos seres de Luz en cuerpos a los que debemos amar y cuidar. Somos eternos en una vida pasajera. No perdamos nuestro tiempo en cosas que no tienen valor, sino que construyamos shalom a cada momento.

Gracias por dialogar.

Para alejar la enfermedad

La tradición ha distribuido la Torá en 54 sidrot o parshiot (secciones) para su lectura consecutiva semanal. A causa de la compleja estructura del calendario judío, en algunos años se leen dos parshiot el mismo shabat. Así ocurre este año, por lo cual este sábado se leerán las dos parshiot que estamos reseñando.
Éstas no suelen ser de las “populares” para los judíos modernos, puesto que refieren a temas bastante alejados de nuestra vida cotidiana, y sin embargo, contienen muchísimas enseñanzas que nos pueden servir.
Veamos brevemente.

En la primera parashá nos encontramos con algunas reglas que la Torá establece para la mujer que ha dado a luz. Una de ellas dispone que desde ese momento no debe ir al Santuario, porque está en estado de impureza y no está permitido entrar al lugar del Templo en esa condición. Si nació un varón este período es de 33 días, en tanto que 66 por una niña. Al cabo de este tiempo, ella ofrecía un sacrificio en el Templo y retomaba el estado de pureza.
A veces “puro” e “impuro” son traducidos como “limpio” y “sucio” respectivamente, o ideas similares, pero en el contexto de la Torá estos son conceptos espirituales. Así, puro hace referencia a lo que está conectado con la vida, en tanto que impuro a lo que en algún grado está desconectado de la vida.
¿Se te ocurre algún motivo no sexista para que la impureza sea el doble de tiempo cuando nace una niña? Quizás parte de la respuesta está en comprender qué significa realmente “impuro”.

Luego la parashá continúa con normas acerca del metzorá, la persona enferma de tzaraat, que comúnmente se traduce como lepra aunque realmente era una dolencia completamente diferente. Esta persona debía apartarse de la vida social y permanecer aislado hasta que algún cohén (miembro de la tribu de Leví dedicado a los servicios del Templo y rituales) certificara que estaba curado. Entonces la persona ofrecía sacrificios al Eterno, participaba de algunos ritos de reparación y luego retornaba a la vida comunitaria.

La segunda parashá, Metzorá, trata de los procedimientos con respecto a marcas de tzaraat que aparecieran sobre objetos o viviendas. Además indica rituales de inmersión o ablución para diferentes situaciones en las que se precisa de purificación.

Dice la Mishná (principal compilación de leyes de la Torá Oral), en Negaim 2:2, que aquel que parece estar afectado por tzaraat no debe declarase enfermo o sano, sino recurrir a un cohén, para que sea este experto el que decida si es metzorá o no. ¿Cuál es el motivo para esto?
Según enseñan los que saben, es porque por lo general la persona no es capaz de ver sus propias faltas. Es más fácil ver los errores de los demás, pero cuesta mucho apreciar y reconocer las equivocaciones personales. Para sí mismo, es corriente inventar mil excusas o negaciones.
Esto es especialmente cierto en el tzaraat, porque, según la tradición, esta enfermedad no se originaba directamente en bacterias, virus u hongos, sino en conductas negativas de la persona que terminaban por afectar su salud en varios planos: físico, emocional, social y mental.
Los Sabios destacaron entre esas conductas negativas la de usar la palabra para dañar. Así pues, el que quiere perjudicar a alguien con mentiras, insultos, agresiones, engaños o cosas similares, termina dañándose también a sí mismo (y a los que le prestan atención), según aprendemos de nuestras Fuentes.

Como recordatorio:

"¿Quién es el hombre que desea vida? ¿Quién anhela años para ver el bien?
Guarda tu lengua del mal, y tus labios de hablar engaño.
Apártate del mal y haz el bien; busca la paz y síguela."
(Tehilim / Salmos 34:13-15)

¿Cuáles serían las enseñanzas prácticas que pudimos encontrar a partir de esta breve reseña?

Feliz de cuerpo y alma y algo más

Leamos con atención el siguiente pasaje de Tehilim:

«[Salmo de David, compuesto cuando estaba en el desierto de Yehudá [Judá]]
¡Oh Elokim, tú eres mi Elokim!
Con diligencia (desde la mañana) te he buscado;
mi alma tiene sed de ti.
Mi cuerpo te anhela en tierra árida y sedienta, carente de agua.»
(Tehilim / Salmos 63:1-2)

David, quien ya era ungido como rey pero aún no estaba legalmente en ejercicio de sus funciones, estaba escondido en el árido desierto de Yehudá.
Huía de Shaúl, quien seguía siendo (de hecho) el rey de Israel.
Su escapatoria no se debió a una disputa por el derecho al trono, ni por rencillas para esclarecer quién gobernaba, no había iniciado el hijo de Ishai una revuelta para hacerse con el poder ni reclamó nada para sí que provocara la indisposición del rey.
David huía a causa de la locura conspirativa-persecutoria de Shaúl.
El rey le había tomado rencor, lo sentía peligroso, desde lo profundo de su EGO surgía el clamor por asesinarlo.

En el desierto, sin estar preparado para la “excursión”, uno suele tener muchas necesidades.
Algunas básicas que son obvias: agua, alimento, refugio, protección del calor y los rayos terribles del sol, cobijo del duro frío al ponerse el astro rey, cuidado de las alimañas y bestias peligrosas.
El desierto no es un lugar fácil para visitar, mucho menos para vivir en él, y muchísimo menos sin recursos y a las escapadas.

El cuerpo de David habla, grita, clama, reclama por un poco de paz, de calma, de satisfacción, de unas gotas de agua. Algo tan común, tan poco valorado, tan corriente, pero que tiene su verdadero valor a ojos del que la necesita. Agua.
Su cuerpo está sediento, necesita lo indispensable o muere.
Lo sabe y hace lo que puede para conseguirla.

Esto le sirve para darse cuenta de que así es su relación con el Eterno.
Su cuerpo, repito, su cuerpo anhela a Dios como anhela el agua cuando está sediento.
Con la misma fuerza, con la misma necesidad, con el mismo deseo.
Eso lo comprende muy bien David, porque lo está viviendo en carne propia.
Y desde ese conocimiento que parte de la terrible experiencia es que se da cuenta de como es su vínculo con Dios.

Precisa  al Eterno tal como el sediento en medio del desierto demanda agua.
Y ese es un requerimiento de todos nosotros, no solo particular de David cuando huye de Shaúl y vaga por el desierto.

Cada uno de nosotros siente en su cuerpo necesidades, que provienen de sus múltiples dimensiones.
Ese Yo Esencial que somos está perpetuamente conectado al Eterno, nos sacia con bien, pero la sed se expresa en el cuerpo a causa de las murallas que interpone el EGO .
La solución para esta sequía la provee el salmo: con diligencia, con esmero e interés, aplicadamente, buscar al Eterno y encontrarlo en cada momento.
Satisfacer nuestra necesidad del Eterno desde nuestra multidimensionalidad.

Porque no somos cuerpo, tampoco somos alma, ni somos espíritu. En tanto estamos en este mundo somos todo ello y algunas cosas más, tales como nuestras relaciones que vamos estableciendo.
En cada una las situaciones de vida podemos vivir bajo la sombra del EGO, o por Luz del AMOR.
Podemos vivir pendientes del Eterno y por tanto actuar como constructores de shalom, por medio de acciones concretas de bondad y justicia.
O podemos apartarnos e ir a parar al desierto que genera el EGO, sedientos y sin poder llevarnos a los labios el refrescante sorbo de agua sagrada.

Ten siempre presente lo que te revelaré ahora, es agua sagrada de manantiales de Kabbalah antiguos y preciosos.
La felicidad resulta de actuar en todo momento conforme a las circunstancias de una forma positiva, tomando decisiones basados en la voluntad (sintonizada con la Divina Voluntad) y no desde el EGO.
El EGO limita tu libertad, al coartar tu poder, al llenarte de miedos, al negarte al amor, al ilusionarte en lugar de centrarte en la realidad.
Entonces, cuando te conduzcas como constructor de shalom, no lo hagas con el propósito de tener el EGO a raya, sino para construir shalom.
Porque si te centras en someter al EGO, entonces seguirás siendo esclavo de él.
Cuanto más te empeñas en ser “anti”, más pegado estás a eso.
Imposible ser así feliz, porque estarás enfrascado en guerras, en tratar de vencer y no de SER. Serás un miliciano, un guerrero, un combatiente, pero dudosamente alguien pleno (feliz).

Mejor sé pleno.
La plenitud, que es el goce de lo permitido, de hacer lo justo y bueno de acuerdo a lo que nos corresponde, de aceptar nuestras limitaciones y valorar nuestras potencialidades, consentir nuestras responsabilidades y controlar solo aquello que realmente podemos controlar.
Ten al Eterno ante ti todo el tiempo, que sea quien te sacia. Pero no por medio de magia o milagros, ni de rituales o fantasías, sino al reconocer que estás llevando una vida de constructor de Shalom, tal como Él quiere que sea.

No seas anti-nada, sé constructor de Shalom.

Como en FULVIDA y en SERJUDIO.com que no somos anti cristianos, ni anti musulmanes, ni anti ateos, ni anti sectas, ni anti eso o aquello. Tampoco anti EGO.
Pretendemos comprender cabalmente, discernir lo que es bueno para nosotros de lo que no lo es, y en consecuencia construir shalom.

Si te pidiera un resumen de este artículo, ¿qué pondrías (en no más de quince palabras)?
Gracias por compartir tu valioso tiempo conmigo.

 

Shoá y Sheminí: Recordar para comprometerse con la vida

El próximo domingo, que será 27 de Nisán, recordaremos de manera solemne a las víctimas y a los héroes de la Shoá. Desde 1959 es el “Iom hazikarón laShoá velaGuevurá”
“יום הזיכרון לשואה ולגבורה” “Día de recordación del Holocausto y el heroísmo”, según ley aprobada por la Knesset (parlamento israelí). Ésta es la fecha oficialmente marcada, porque es necesario tener un momento especial, único, que quede establecido como símbolo para todo los tiempos. También, porque no es bueno estar de duelo siempre, hay tiempo para el llanto y tiempo para la risa, tiempo para penar y otro para gozar, según enseña el rey Salomón en el Tanaj.
Pero, lo cierto es que cada día puede emplearse para el recuerdo y muy especialmente para comprometerse a que no vuelva a suceder algo similar, nunca más.
Pocos días atrás cantamos en el Seder de Pésaj, durante la recitación de la Hagadá:
“שלא אחד בלבד עמד עלינו לכלותינו” “Shelo ejad vilvad amad aleinu lejaloteinu” “Porque no fue solamente uno el que se alzó en nuestra contra para extinguirnos”. En cada época surge otro Amán el amalecita, otro Labán el arameo, otro Faraón, otro Antíoco, otro Tito, otro Arafat una y otra vez. Han intentado de todo: extirpar el judaísmo de los judíos, suprimir a los judíos del mundo, apartar del mundo a los judíos, sustraer a los judíos del judaísmo. Esto y otras tácticas más, terribles, espantosas, dolorosas, con mayor o menor “éxito”, con efectos que pueden perdurar durante largas generaciones. Pero ante esto hallamos una constante: la nación judía ha logrado prevalecer, puede haber caído, sufrido tremendas bajas, pero como nación se ha mantenido durante milenios, fiel a sí misma, a su origen, a su destino, a su esencia. “Am Israel jai vekaiam” “La nación de Israel vive y perdura”.
Recordar para comprometerse con la vida, es uno de los lemas que siempre acompañó al judaísmo.

Precisamente en la parashá que estamos comentando, Sheminí, encontramos el siguiente párrafo (Vaikrá/Levítico 11:44):

“Porque Yo soy Hashem, el que te hizo subir de la tierra de Egipto, para ser tu Dios. Por tanto, serán santos, porque Yo soy santo”.

“כִּי אֲנִי ה’, הַמַּעֲלֶה אֶתְכֶם מֵאֶרֶץ מִצְרַיִם, לִהְיֹת לָכֶם, לֵאלֹהִים; וִהְיִיתֶם קְדֹשִׁים, כִּי קָדוֹשׁ אָנִי”

“קָדוֹשׁ” “Kadosh” “Santo o sagrado”, en la tradición hebrea se entiende como aquello que está cercano al Eterno. También se comprende, en un sentido más general, como aquello que está separado y es en cierto modo único. “Lekadesh” es santificar, pero también apartar para dedicarlo a una situación o función particular. Por ejemplo, el esposo está santificado para su esposa y viceversa. Shabat es el día santificado para el pueblo judío y recíprocamente. Ierushalaim es la ciudad de la santidad, con alguna cualidad que la hace diferente y más cercana al Eterno.
Siendo así, ¿cómo puede el hombre, cualquier hombre, ser santo? ¿Se precisan de milagros, hechos maravillosos, una fe intensa, negar las cosas del mundo, vivir encerrado entre libros y soledad? ¿Qué es lo que exactamente hace sagrada la existencia de la persona?
Una de las posibles respuestas la brinda el versículo que hemos citado:

  1. Recordar la esclavitud que sufrimos, sea la de Egipto o cualquier otra (personal o colectiva).
  2. Tener presente que es el Eterno quien nos eleva de cada una de nuestras angustias.
  3. Mantener un vínculo cercano con el Eterno, fuente de toda vida y bendición.
  4. Actuar de tal modo que nuestras acciones se encuadren dentro del marco de la santidad (tal como lo define la Torá).

Recordar, pero no para estar anclado al pasado, con culpas o remordimientos, sino como trampolín para una buena vida aquí y ahora, proyectándose positivamente al futuro.

¿Y si solo hago el bien?

No es suficiente con apartarse del mal solamente.
Como no es suficiente hacer el bien solamente.
Lo dicen los divinamente inspirados sabios escritores de la antigüedad:

" Apártate del mal y haz el bien; busca la paz y síguela."
(Tehilim / Salmos 34:15)

"Apártate del mal y haz el bien, y vivirás para siempre."
(Tehilim / Salmos 37:27)

"No seas sabio en tu propia opinión: Teme al Eterno y apártate del mal, porque será medicina para tu carne y refrigerio para tus huesos.
Honra al Eterno con tus riquezas y con las primicias de todos tus frutos.  Así tus graneros estarán llenos con abundancia, y tus lagares rebosarán de vino nuevo."
(Mishlei / Proverbios 3:7-10)

No alcanza con hacer el bien solamente, aunque muchos hombres lo digan y repitan.
El mundo (que comienza en nuestro interior) no se corrige solamente con la acción positiva, sino también a través de la justicia, que es la restricción necesaria.

Esto también lo podemos aprender de la recién celebrada festividad de Pésaj.
Atendamos:

"Durante los siete días se comerán los panes sin levadura, y no se verá contigo nada leudado ni levadura en todo tu territorio."
(Shemot / Éxodo 13:7)

Los judíos recibieron el mandamiento de comer matzá (pan sin leudar), pero no solamente esto.
También deben estar exentos de poseer jametz (alimentos que provienen de las cinco especies gramíneas).

Quien ingiere matzá, ¡qué bueno!
Está haciendo lo que corresponde, pero con ello no está cumpliendo cabalmente con su parte en la tarea, pero también es menester desprenderse de lo que no se ha de tener.

Porque hacer solamente lo bueno no es suficiente, aunque lo repita una y mil veces un señor con barba simpáticamente ataviado, o lo posteen tus amigos en el Facebook hasta el aburrimiento.
Suena bonita esta filosofía “new age” en ropajes que se creen judaicos, pero no son parte de la Cabalá, o sea, de la tradición sagrada de Israel, ni lo que debe servir como base de vida para toda persona constructora de Shalom.

Pero esto SÍ es Cabalá así como fundamento para la vida de toda persona:

"El que sigue la justicia y la bondad hallará vida, justicia y honra."
(Mishlei / Proverbios 21:21)

"De la misericordia y el derecho cantaré; a ti cantaré salmos, oh Eterno."
(Tehilim / Salmos 101:1).

Sin dejar de recordar el texto sagrado una y otra vez mencionado por nosotros:

"¡Oh hombre, Él te ha declarado lo que es bueno! ¿Qué requiere de ti el Eterno? Solamente hacer justicia, amar misericordia y caminar humildemente con tu Elokim."
(Mijá / Miqueas 6:8).

No son palabras de muchachos simpáticos de internet, ni de estrambóticos personajes sectarios, ni de venerados hombres conocedores de su limitada porción de conocimiento,
sino que son palabras del Eterno a través de los que Él escogió para expresarse, sea por medio de profecía o a través de sacra inspiración.

Bondad y justica.
Hacer el bien, pero apartarse del mal también.

Y constancia saludable, fidelidad con aquello que es merecedor, tal como el pasaje citado de Shemot continúa expresando:

"Aquel día se lo contarás a tu hijo diciendo: ‘Esto se hace con motivo de lo que el Eterno hizo conmigo cuando salí de Egipto.’"
(Shemot / Éxodo 13:8)

Así es como hemos de proceder. Mantener la tradición, no por ritualismo o formalismo, ni porque los demás están mirando y juzgando. Sino seguir las sendas de la tradición por reconocimiento, agradecimiento, porque tiene un valor supremo y que es merecedor nuestro hijo de recibir como regalo para disfrutarlo y traspasarlo a su vez.

Y cuando la gente bien intencionada nos quiera convencer de la teología “new age” tan de moda, incluso entre gente con ropajes que se creen de judío, entonces sonriamos con sincera amabilidad y ofrezcamos la construcción de shalom como reparación a sus vidas dañadas.

Para finalizar, ten presente lo que el Eterno dijo a través de Su profeta:

"¿Acaso el Único no hizo el cuerpo y el espíritu de ella?"
(Malaji / Malaquías 2:15)

No somos solamente espíritu, tampoco solo carne.
Somos seres multidimensionales, por obra del Eterno.
Él no nos dio ninguna de nuestras dimensiones para castigarnos o que nos sea de carga, sino para nuestro provecho y bendición.
Así pues, ve a disfrutar de lo que tienes permitido, goza de la vida, de tu porción; pero aléjate de aquello que te hace peligrar o daña. Sí, también cuídate de aquellos religiosos bien-intencionados que inventan sus sendas, las hacen pasar por antiguamente sagradas, y dejan de lado la verdadera Cabalá.

Todo mi aprecio y deseo de bienestar para ti.

El éxodo mental

El éxodo mental

Pésaj es una celebración netamente judía donde los judíos siguen una serie de mandamientos que les recuerdan la esclavitud en Egipto y su liberación. A través de las plagas enviadas a los egipcios Dios se mostró como desde hacía mucho tiempo no lo hiciera, es más, según dicen los sabios, no habrá tales muestras tan directas de la presencia de Dios sino hasta después de la llegada del Mashíaj, que todo en este mundo se mueve por la energía que Él da y que si no fuera por eso, el mundo no existiría tan siquiera una millonésima de segundo.

Pésaj es un tiempo para recordar para los noájidas, aunque no para celebrar a la manera judía, pero sí para recordar que ese milagro ocurrió para el beneficio de toda la humanidad, ya que toda la humanidad nos hemos visto beneficiados por el servicio de los judíos a Dios. En lo personal, este Pésaj fue muy especial para mí porque me di cuenta que la esclavitud mental ocurre de manera subconsciente y nos acomodamos a una zona de confort y ese confort disminuye el flujo de energía, al disminuir el flujo de energía es como una vena que se obstaculiza de colesterol, porque el flujo que transita es mucho menor en masa pero a mayor presión, por ende, nos volvemos más emocionales y obsesionados pues nos obcecamos por el flujo disminuido de energía y no gozamos de la salud a plenitud.

Una de las razones por las que no vivimos a plenitud es porque no dejamos fluir la energía, nos empozamos, nos estancamos con ideas y no dejamos que el agua fluya. Al reprimirse el flujo de la energía total o parcialmente, no le damos espacio al pensamiento para que vea las cosas por lo que son, cuando el pensamiento trata de hablarnos la mente y el corazón saltan y buscan interrumpir, quizás la buena amiga que te quiere como a un amigo sólo quiere eso y nada más, pero tu flujo restringido de energía no le permite al pensamiento ver las cosas claramente y entonces piensas que ella realmente te ama con amor de pareja y creas castillos mentales que no son ciertos.

O puede ser al revés, podría bien ser que tú solo la veas como una amiga y ella piense que tú estás enamorado de ella porque el resto del mundo lo está, pero el punto subyace, el flujo restringido de energía no les deja a ambos vivir a plenitud. El negocio no funciona no porque la idea no sea buena sino porque tú no le estás dedicando el tiempo necesario. A veces no es cantidad sino también calidad. Pero dejas que al energía negativa fluya en vez que la energía positiva impere. Puede ser que pases atendiendo clientes todo el día y no tomes ni siquiera veinte minutos de tu tiempo para sentarse a meditar.

El monarca se sentaba en el trono para meditar y para ponderar sobre los asuntos del reino y cada uno de nosotros debería de tomar veinte minutos al día y “asentarnos” en nuestra silla para permitirle al pensamiento hablar mientras la mente y el corazón callan. No se trata de meditar al estilo idólatra de negarse los placeres que este mundo tiene, pues este mundo está diseñado para gozar de lo permitido y apartarnos de lo prohibido pero sí es necesario callar la mente y el corazón para poder tener ideas claras.

Entonces Pésaj no sólo es un tiempo de recuerdo y de agradecimiento para el pueblo judío por la liberación de Mizraim (Egipto), sino también para que nosotros, los que hemos sido liberados de las cadenas de la idolatría y de la egolatría agradezcamos a Dios por permitirnos formar parte del grupo de personas que estamos libres y que tenemos un deber de liberar a los demás. Egipto implicaba restricciones, restricción a la libertad, restricción a la felicidad, restricción al flujo de energía, no es de extrañar que todo el que es esclavo está restringido, o sea, vive en un Egipto mental.

Entonces, los judíos recuerdan Pésaj por la liberación, porque se dio un Éxodo, es más, fue tal la premura con la que partieron que no les dio oportunidad de que el pan se levara, entonces comieron pan sin levadura, sin embargo, mientras los judíos pudieron liberarse de las cadenas esclavistas de Egipto, falta otro éxodo aún; el éxodo de todos aquéllos que viven sumidos en la idolatría hacia sí mismos o hacia objetos exteriores, pues muchos insensatos critican y ridiculizan a Israel por ser un pueblo de esclavos, Nietzche por ejemplo, pero no se dan cuenta que esos que critican a Israel lo hacen por la envidia de seguir siendo esclavos. No sé por qué Dios me habrá permitido vivir un Pésaj tan emocionante y revelador, por qué me escogió a mí, un mundano como cualquier otro, para poder ver y vivir lo que he vivido, pero creo que es justo y necesario dar testimonio de ello.

El faraón hizo mofa de Moshé cuando este realizaba los milagros y le decía que los egipcios no se impresionaban con esas cosas porque ellos eran expertos maestros en la magia  y, sin embargo, Dios realizó milagros que ningún hombre en la Tierra podría igualar. Hay irresponsables que toman las artes ocultas y desbalancean al mundo con la manipulación de los elementos en pos de satisfacer sus propios EGO’s y de paso manipulan a las personas, otros son simplemente payasos expertos en el arte de los espejos, pero lo cierto del caso es que la presencia de Dios sí sigue en la Tierra, lo puedo decir porque lo sentí, este Pésaj se dio mi éxodo mental y quedo más convencido aún que no sólo los judíos son el pueblo escogido de Dios sino que nosotros los noájidas tenemos y debemos seguir los Siete Mandamientos.

Dentro de esto está la necesidad de transmitir ese conocimiento, como bien dice un adagio por ahí, las generaciones más viejas transmiten el conocimiento y ayudan a las más jóvenes y ese conocimiento debe fluir tanto como debe fluir nuestra energía todos los días. No nos encasillemos usurpando identidades, no nos estanquemos recordando una y otra vez las cosas malas del pasado o las relaciones amorosas de ayer, tampoco nos obcequemos viviendo en el futuro y dejando el presente de lado, saquemos veinte minutos al día para que nuestro pensamiento nos hable y para que la mente y el corazón callen y aprendan del conocimiento que el pensamiento puede impartir.

Dios está presente en todo, lo que pasa es que nosotros no lo vemos, pero si comenzamos a bajar la velocidad y dejamos que nuestra energía fluya, esa opacidad que no nos permite verle poco a poco va a desaparecer cual vaho que se evapora después de abrir la ventana para que fluya el aire.

Yo por mi parte insto a las personas a que sigan adelante y que sigamos cada uno nuestra senda, unos como judíos y otros como noájidas de manera paralela, tendiéndonos la mano y avanzando juntos hacia la construcción de Shalom. Feliz Pésaj y ¡bendito sea Dios!

Comprendió, supo, conoció Elokim

Estamos a pocos días para que la nación judía festeje otra vez Pesaj, en el cual se rememora y revive la libertad de los judíos de la esclavitud de Egipto.
Uno de los primeros pasos para la liberación, sino el primero, consideramos que es este:

"Aconteció después de muchos años que el rey de Egipto murió.
Los Hijos de Israel gemían a causa de la esclavitud y clamaron a Elokim, y el clamor de ellos a causa de su esclavitud subió a Elokim.
Elokim oyó el gemido de ellos y se acordó de su pacto con Avraham [Abraham], con Itzjac [Isaac] y con Iaacov [Jacob].
Elokim miró a los Hijos de Israel y Elokim comprendió."
(Shemot / Éxodo 2:23-25)

Muchas enseñanzas podemos extraer del texto, pero me gustaría concentrarme en las dos últimas palabras.
Elokim comprendió, conoció, supo.

De acuerdo a Rashi “les prestó atención a los judíos y no se desentendió de ellos”.
¿Qué cuestiones “teológicas” deja abiertas este comentario?

Por su parte RambaN explica que debe ser entendido en su sentido literal, que hasta ese momento el Eterno había “ocultado su rostro” de ellos, pero que ahora dejó de hacerlo. Es decir, parecía como si Dios no existiera o no pudiera hacer algo, tenía el “rostro oculto”, pero ahora comenzó a operar manifiestamente.  Añade que, siguiendo la estricta justicia los hebreos no se merecían ser redimidos, pero a causa de que elevaron sinceramente sus clamores y gemidos es que el Eterno les procuró desde la misericordia.
¿Qué podemos aprender acerca del sufrimiento y del rezo?

A su vez Ibn Ezra dice que el Eterno miró lo que los egipcios hacían públicamente a los judíos, al tiempo que comprendió lo que les hacían en privado.
¿En qué se concentra este sabio a la hora de comentar el verso?

Seforno dice que Él conoció las lastimaduras de sus corazones y que sus rezos y gritos eran sinceros.
¿Cómo se puede generalizar este comentario a cualquier otra situación?

El Or haJaim comenta en esta ocasión haciendo uso de una palabra extranjera, textualmente menciona que: “se apiadó”.
¿Cómo vinculas el conocer o comprender íntimamente, profundamente, con la misericordia y la piedad?

En el Midrash se nos cuenta que el Eterno los redimió a causa de cinco factores:

  • su sufrimiento,
  • su arrepentimiento,
  • el mérito de sus antepasados,
  • la misericordia de Hashem,
  • el arribo del tiempo destinado.

¿Alguno de estos parece entrar en contradicción con los comentarios previamente citados?

Todos estas explicaciones que mencionamos, que por supuesto no son las únicas existentes o posibles, ¿tienen algo en común?
¿Se complementan de alguna forma?
¿Se contraponen?
¿Aportan a la comprensión del pasaje y de la historia ocurrida?
¿Tenemos más claro qué fue lo que el Eterno comprendió/conoció/supo en aquel momento?
¿Nos brinda alguna enseñanza práctica para mejorar nuestra vida e incentivarnos en la construcción del Shalom?

Ahora, si dejamos de querer descubrir los modos misteriosos en que opera Dios y nos enfocamos en el hombre, en tú, en el prójimo, en mí, ¿qué te parece que nos quiere enseñar la Torá con estas dos palabras?

Interesante es notar que estas dos palabras aparecen en otro sitio de la Torá, en boca de un amigo poco recomendable, el serpiente, cuando le dice a la mujer:

"Es que Elokim sabe que el día que comáis de él, vuestros ojos serán abiertos, y seréis como Elokim, conocedores del bien y mal."
(Bereshit / Génesis 3:5)

Con este nuevo dato, ¿puedes elaborar alguna nueva idea que te fortalezca en tu camino de bondad y justicia y lealtad?
Por si no advertiste, el verbo saber/conocer/comprender está usado dos veces en este párrafo en relación al Eterno. ¿Será casualidad? ¿Tenemos algo para descubrir allí?

Se viene Pesaj, tiempo de la libertad, y por eso te ayudo con unas modestas preguntas, con el propósito de liberarnos, de quebrar el yugo del Faraón (EGO) y salir de nuestro Egipto personal (celditas mentales).

¿Feliz?

Ahora entiendo lo que dice el More, sobre que la felicidad es un resultado del estado del ser, despojarse de las cáscaras que produce el ego, sintonizar nuestra experiencia con el espíritu (nuestra esencia), vivir, tratar de ser plenos, con lo que tenemos aquí y ahora, sin querer imponer nuestra voluntad a toda costa, que es solo otra expresión más de egoísmo, dejar fluir, optimizar muestras oportunidades, hacer y recargar nuestro esfuerzo hacia lo positivo, vivir en sintonía con nuestra parte más intrínseca que es lo que nos conecta con Dios, eso, eso creo que es la felicidad.

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Se acerca el tiempo de la libertad (PESAJ)

El Yo Vivido se forma a partir de las experiencias, de nuestras relaciones, de nuestros sentimientos enrollándose con “la realidad”, de lo que vamos haciendo y dejando de hacer.
Cambia, se le suman capas, engorda, se llena de grasa, se complejiza, de acuerdo a las máscaras que vamos incorporando y luego asumiendo como identidades.
Luego, con el correr de los años y el engrosamiento del Yo Vivido, seguramente va inmovilizándose, petrificándose, haciéndose más y más rígido e inflexible. Pareciera haberse convertido en la “personalidad” de la persona, en su “yo”.
Como que pierde el rastro al hogar sagrado, a la propia neshamá –espíritu-, a la esencia pura divina del ser. Allí queda, en el fondo, intacta, intachable, luminosa, en conexión con el Eterno, pero apenas tomada en cuenta por el resto de la organización personal.
La que debiera ser capitana y rostro, es una presencia solapada, como ausente.
La persona depende del aplauso externo en vez de valorar la tibia voz que lo arrulla desde su profundidad. Escoge por los clamores de pastores mentirosos, farsantes, engañadores, piratas de la fe, en lugar de refugiarse y prosperar en el abrazo de su espiritualidad sagrada.
Se desespera por recibir muestras de amor, atención, respeto, honores, coronas, gratitud, regalos, gestos que le indiquen que tiene algún poder.
En su ansia hasta le satisface la crítica nefasta, el golpe, la vejación, el insulto, la humillación, el ser manipulado, el negarse, el desvanecimiento, la violencia, con tal de recibir una demostración de existir.
La mayor bendición no está fuera, ni en lo pasajero, sino en la conexión con uno mismo, en sintonizar y armonizar sus planos de existencia, en vivir de acuerdo al AMOR, conectado al prójimo y así con el Eterno. Cuando se comprende que no es la senda del EGO la que lleva a la felicidad, a la plenitud, al goce del momento y de la eternidad, y porque se comprende se actúa en consonancia, entonces quedan de lado las manipulaciones y vicisitudes, se vive el presente en eternidad y paz. Se actúa a cada momento con bondad Y justicia, con ambas, siendo leales a la neshamá, porque así uno es leal a sí mismo y a Dios.
No es necesario misticismos, ni seguir a líderes religiosos, ni congregarse con otros “fieles”, ni andar predicando “palabras” entre los “infieles”, ni estudiando textos enrevesados, o aprender palabras en otros idiomas, ni vivir de poses. Nada de ello es AMOR, ni esencia,  ni conexión con Dios. Todo ello máscaras, EGO, vanidad de vanidades, pero que en su ceguera el hombre considera monumentales e indispensables.
El EGO retiene, inmoviliza, infantiliza, provoca cambios que no son más que espejismos para mantener a la persona en siniestra esclavitud.
Hay tiempo para cada cosa, tiempo para crecer también, para dejar la dependencia del EGO, para asumir la senda del AMOR. AMOR, que no es un sentimiento, sino un accionar en la vida concreta, una ocupación asertiva para lograr el bienestar del prójimo sin esperar nada a cambio, y sin dañarse a uno o a otros en esa tarea. El EGO no permite el amor, se opone, se disfraza del mismo, se hace pasar por libertad cuando es esclavitud, se disfraza de espiritualidad cuando no es más que religión, se presenta como frase profunda y no es más que un cliché melindroso. El EGO retiene, atrapa, pone cadenas y la persona no crece. Quien no crece, empantana a los que están a su lado. El EGO se expande, o reverbera en los demás. El ambiente se llena de ansiedad, frustración, ira, maltrato, hastío, reproches, culpas, todo lo que estorba al AMOR.
El EGO es la senda de la infelicidad, del nunca estar satisfecho, de vivir deseando y aferrándose, de negar la vida con la excusa de sobrevivir.
El AMOR es la senda de la felicidad, de compartir, de soltar, de dar espacio, de ayudar a madurar, de acompañar, de servir, de agradecer, de recibir sin penas ni reproches.
El EGO es esclavitud, el AMOR es libertad.
Pero el EGO no deja ver las cosas con un cristal puro, sino que lo enturbia con pasiones, falsas ideas, creencias, doctrinas, dogmas, miedos, amenazas, impotencia. Se está a la espera del aplauso de afuera, de la confirmación de que uno vale y puede, de que uno tiene poder. Esclavitud, pesar, muerte en vida.
Y se puede cruzar el puente, para vivir a la Luz del AMOR, pero no se hace. Están las mil excusas, todas inteligentes, comprensibles, admisibles, pero solo excusas para cambiar sin cambiar, para quedarse sin estar. EGO.

¿Estoy yo libre del EGO?
Es una pregunta que tú te puedes hacer a diario, como yo me la hago.
La respuesta es… no, pero trato de trabajar en ser más libre, en vivir más a la Luz del AMOR.
No es fácil, no es simple, no es una senda de solo subidas, no se está en “buena onda” todo el tiempo… el EGO sigue presente, tal como la neshamá lo está. Sin embargo, entre estas dos presencias constantes hay grandes diferencias, te menciono un par. La neshamá es eterna, estuvo, está y estará más allá de nuestro estado mundano. La neshamá es intachable, incambiable, no recibe daños ni imperfecciones. La neshamá es nuestro ser esencial, el EGO un disfraz.

Construye tu mundo, concéntrate en hacer tu parte, controla lo que tienes bajo tu dominio, sintoniza tus dimensiones, pide ayuda, da una mano, sé constructor de shalom.
El aplauso vendrá por sí solo, o tal vez no. La atención que recibirás será elocuente, o tal vez no. Los beneficios materiales serán inmensos, o tal vez no. Sea así o asá vivirás siendo bendito y de bendición.

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