Hablando un poco de todo, cada vez que escribo algo nuevo, me voy compenetrando más con el valor de la precisión y de la puntualidad a la hora de escribir. Esas solemnidades de muchísimas palabras producto del imperialismo romano que se enseña en el Derecho y demás ciencias derivadas vienen a convertirse en un mecanismo similar al que se utiliza en el ejército a la hora de hacer que los reclutas marchen por horas y horas para inducirlos a un estado cuasi-meditativo donde después de un momento no ponemos atención a lo que se está escribiendo, precisamente por la extensión de las palabras; y es que creo a nosotros los que escribimos de esa forma nos sucede que por tanto escribir comenzamos a divagar y nos encerramos en un proceso eutanásico mental que nos hace creer que estamos siguiendo una secuencia lógica cuando en realidad no es así. Por ende, he decidido que salvo excepciones muy calificadas, no escribiré más de mil palabras para expresar una idea.
El problema es simplemente una reacción a una acción anterior que generó el resultado que percibimos como malo. Nuestro EGO, en su típico lloriqueo (manifestación activa del mismo) busca lamentarse sobre la leche derramada cuando lo que tenía que hacer era no derramarla en primer lugar, pero ya cuando el problema está hecho, lo más importante es buscar enmendar el error y no agravarlo. Es una cadena, una concatenación de sucesos que comienzan con una acción que generó una reacción (el problema que percibimos) pero que tiene dos opciones, o actuar para acentuar el problema o buscar resolverlo, sin embargo, si usáramos la metáfora de un camino, tendríamos que eun día nos dispusimos a dar un paseo y resultó ser que encontramos un tenedor en el camino.
Por un lado está el camino izquierdo que lleva una secuencia, si escojo ese trecho, caminaré y en algún momento tendré que llegar a otra intersección, es decir, a otro tenedor en el camino, lo mismo ocurriría si escogiera el lado derecho. ¿Y será el lado izquierdo el lado “siniestro” o será el lado derecho el lado “diestro”? Si analizamos etimológicamente las dos palabras, derecho implica rectitud y rigidez, o sea, seguir el lado más fuerte del cuerpo y por otra parte está la izquierda que es seguir el lado que es más débil (siniestra). Para los griegos, en su creencia de la dualidad del ser en géneros (positivo-masculino) y (negativo-femenino) definieron la diestra y la siniestra, sin embargo, el concepto peyorativo con el que se ve a la izquierda tiene que ver con la injerencia de la iglesia católica durante el oscurantismo que vino a demonizar a la izquierda pues adujo que las mujeres eran más fáciles de corromperse al demonio, ya que creían que el lado izquierdo era el lado débil del cuerpo.
Oscuras leyendas plagadas de chovinismo y misoginia que vinieron a tergiversar a la Ciencia y a sembrar maldad y confusión en las mentes pueriles de los súbditos que en nada se asemejan a la realidad pero que aún hoy en día siguen ahí. Cabe hacerse la pregunta, si siento hambre (aspecto relacionado con el cubrir una necesidad humana) y satisfago mi hambre, ¿es esto malo o es esto bueno? Reformulemos la pregunta: ¿será la necesidad de satisfacer el hambre algo bueno o algo malo? Quizás sea más importante preguntarse ¿es bueno el suicidio? ¿Por qué usamos el ejemplo del suicidio? Porque el que deja de comer deja de percibir vitaminas y minerales necesarios para el correcto funcionamiento de su cuerpo y eventualmente perecerá (interrupción del ciclo biológico microcósmico dentro del cuerpo humano) lo cual, de mediar voluntariedad, implicaría el peor crimen de todos, asesinato a sí mismo.
Entonces, la persona escogió el camino de la izquierda (satisfacción de una necesidad corporal) y una vez satisfecha esa necesidad se vuelve a encontrar un tenedor en el camino; seguir comiendo (camino de la izquierda, aspecto siniestro) o una vez que ya satisfizo su necesidad de alimento, dedicarse a enriquecer el alma (camino de la derecho, aspecto diestro). Como podemos ver, no se trata de si este camino es malo o si este es bueno sino más bien se trata de cómo utilicemos las herramientas que el Creador ha puesto en este mundo para que nosotros construyamos nuestra vida, la respuesta es la razonabilidad, o sea, el buscar el medio. Claro que está bien satisfacer el hambre, pues de otra manera nos moriríamos, pero una cosa es satisfacer el hambre y otra es atiborrarse, porque el que se atiborra crea exceso de minerales en el cuerpo que eventualmente se calcificarán y le traerán problemas de salud al atiborrado.
Así que no fue que un demonio le tiró una zancadilla a fulanito que está obeso y con problemas cardiovasculares y endocrinológicos, sino que, en el momento en que satisfizo su hambre física, debió haber ingerido vitaminas y minerales espirituales. Pero no vamos a hacer como esas religiones ignorantes que parten de la premisa de la culpa para confundir a sus seguidores, después de todo nuestro propósito es el de traer luz, entonces no tiene sentido el fustigar, mejor digamos que la próxima vez que tengas dos caminos en frente no pienses en términos de mal o bien, sino más bien de izquierda (polo negativo) y derecha (polo positivo) donde el Creador, en su infinita sabiduría creó las cosas para que sean utilizadas pero no para que sean desperdiciadas.
Por ello no se trata de no comer, sino de comer con medida; no se trata de no hacer ejercicio, sino de hacer ejercicio con salud y mensura; no se trata de no tener relaciones con la pareja, se trata de no ser un promiscuo y así hay cualquier cantidad de ejemplos que podemos aplicar y citar a diario.
Que pasen una excelente semana y que siempre busquen traer luz a donde quieran que estén.