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Temás básicos que un(a) noájida debe conocer

 Esta nueva recopilación toma publicaciones con definiciones, explicaciones, citas y temas que son básicos para que un gentil, que aspire a ser justo(a) antes los ojos del Eterno, debe conocer para ser un(a) buen(a) hijo(a) de Noaj (Noájida).

Desde el ABC noájida hasta temas que se manejan muy frecuentemente en este sitio.

Si conoces a alguien que apenas conoce que (su identidad espiritual) es noájida, y poco sabe de su identidad y herencia, por favor, no dejes de compartirle esta pequeña guía.

Después de la numeración es una pequeña descripción, los títulos de tales publicaciones en su mayoría son diferentes.

1. ¿Qué es un noájida? ¿Quienes son noájidas?
http://fulvida.com/info/abc.htm

2. ¿A quienes se les aplica el término?
http://serjudio.com/rap3401/rap3422.htm

3. ¿Cuál es el significado de cada uno de los 7 colores del Arcoiris?
http://fulvida.com/rap001/rap026.htm

4. Los 7 preceptos noájidas expresados de manera implícita en la Torá.
http://serjudio.com/rap2951a3000/rap2997.htm

5. Evidencia de la aplicación de los 7 preceptos noájidas en la Torá.
http://serjudio.com/rap751_800/rap753.htm

6. Explicación sobre los 7 preceptos noájidas implícitos en la Torá.
http://fulvida.com/?p=1241

7. El origen de la Torá Oral para Israel.
http://fulvida.com/?p=17117

8. ¿Cuándo dió el Eterno por primera vez los preceptos?
http://fulvida.com/info/principio_tiempo.htm

9. El ejemplo de nuestro patriarca Noaj.
http://fulvida.com/info/desafio_noajida.htm

10. Responsabilidad del cumplimiento de los 7 preceptos.
http://serjudio.com/rap2101_2150/rap2140.htm

11. Lo que dice la Torá Oral acerca de los noájidas (gentiles justos).
http://fulvida.com/info/maravi_noti.htm

12. El camino del noajico (gentil justo). Un poco de historia.
http://serjudio.com/personas/re020208.htm

13. Reglamentaciones derivadas de los 7 preceptos de Noaj.
http://fulvida.com/?p=1375

14. Prohibición del estudio de la Torá para un/a noájida.
http://fulvida.com/?p=1613

15. Explicación de la prohibición del estudio de la Torá para un/a noájida.
http://fulvida.com/?p=1904

16. Prohibición del estudio del Tanaj para un/a noájida.
http://fulvida.com/?p=1896

17. Lo que la Torá indica acerca de los gentiles.
http://serjudio.com/?p=3320

18. El caso donde no se permite estudiar ninguna parte de la Torá.
http://fulvida.com/?p=7114

19. El caso donde se permite el estudio de algunas porciones de la Torá.
http://fulvida.com/?p=10341

20. Breve recopilación sobre el ego.
http://fulvida.com/?p=18082

¿Emociones igual debilidad? Y ¿Controlas tus emociones?

 

Actualmente y para muchas aéreas de nuestras vidas debemos aprender a controlar nuestras emociones, por ejemplo, no podemos hacer como se hacía en antiguas civilizaciones de si una persona roba cortarle una mano; por mas bronca que uno pueda llegar a tener debemos evaluar y accionar de la manera más justa tanto para la víctima como para el agresor. Siguiendo con el ejemplo, el pensamiento y el acto  de cortarle una mano entre otros, por el hecho de robar le pertenece a una mente sádica y violenta ¿por qué digo esto? Lo digo por lo siguiente que sucede si una mujer u hombre roban comida para alimentar a sus hijos ¿es condenable o no? Digo el sentimiento de esos padres de ver a sus hijos morirse de hambre debe ser terrible y esa sensación los llevo a robar pero aun así el acto esta. Quizás la comida que robaron iba a ser utilizada por otros padres para darle de comer a su respectiva familia o para ser vendidos en una panadería.

Otro ejemplo un poco burdo. Si tal día alguien se recibe de abogado, medico, etc. y el mismo día que se recibe debe ir a un funeral no creen usted que sería horrible que este individuo asista al funeral y mientras permanece en el mismo este tenga una sonrisa en el rostro, por su puesto esa sonrisa es porque se recibió pero puede ser mal interpretado por los demás que están allí.

Ahora paso a un ejemplo que esta mas relacionado con la primera pregunta del encabezado, si uno está en la calle llorando los demás van a pensar que usted es débil pero ¿esto es algo malo? Por un lado tenemos que alguien está en la calle llorando lo llamare parte  ‘A’  y por otro que los demás piensen que el que está llorando es débil ‘B’ pasó a esclarecer ambas partes:

A- NO, no es algo malo llorar o expresar alguna otra emoción en público ya que las personas somos en parte emociones, sentimientos. Lo que sí es malo es ver en la calle a un niño de siete años, desnutrido, con ropas harapientas, entre varias cosas más y no tener ganas de llorar o lamentarse por ese chico y además no ayudarlo, por lo menos ayudarlo de la mejor manera que uno pueda.

B-NO, nuevamente no es malo que piensen que es débil porque cada uno sabe si es así o no, es decir, si uno es débil o no. No debemos vivir de lo que los demás piensan, nuestro mundo no debe girar entorno de lo que piensan los demás.

Como conclusión para la primera interrogante que plantea el titulo, sostengo que la sociedad actual y algunas anteriores han impuesto como la manifestación de sentimientos como muestra de debilidad porque uno por ejemplo al llorar en público se muestra como frágil y sensibilidad con debilidad no están relacionadas. Para la segunda pregunta, pienso que uno debe controlar sus emociones en casos como los que se plantean en el segundo párrafo.

 

En lo más profundo

Hay un lugar muy dentro de cada uno de nosotros, en lo más profundo de nuestro ser, en el que las excusas no valen, en el que no caben medias tintas, en el que no engañamos a nadie; ni siquiera a nosotros mismos.

Es ese punto en el que la verdad impera simple y llanamente como una llama inextinguible que con su fulgor desvanece cualquier máscara.

En ese espacio interior, sabemos lo que nos conviene y lo que no, lo que hacemos y lo que deberíamos hacer. Ahí sabemos de nuestras mentiras y de nuestras verdades, de nuestros temores y de nuestros valores.

Ten presente lo útil que es visitar ese recóndito paraje dentro de ti y poder echar un vistazo a la verdad tal como es en su pureza antes de que los intereses, las necesidades, lo vientos de cada día, comiencen a teñirla de mil tonalidades.

Cuando te sientas perdido o abrumado,  cuando estés indeciso o incluso muy decidido, recuerda  buscar la luz que  serenamente  ilumina tus adentros y cuando hayas dado con ella, deja que prenda en tus actos, que alumbre tus decisiones y que su brillo se refleje en tus obras.

Convierte el “debería hacer”, en “hago lo que debo” y a partir de ahí, las preocupaciones lo serán menos, porque ya estarás en el camino. Estarás andándolo y el resto no dependerá de ti. Sabrás que estas realizando tu parte y que el resto depende de Él.

Después de lo dicho,  aprende a ver esa misma luz en los demás, en la medida de cada cual. Unas veces refulgente, otras centelleante, en algunos casos casi en penumbra y en otros titilante.

Procura mantener radiante  tu llama para que encienda a las más tenues y resplandezca con las más deslumbrantes y si ves que a veces se torna temblorosa, no temas; es porque estás vivo. Vuelve a encenderla.

En lo más profundo de tu ser, sabes que esto sólo son palabras… y a ti te toca convertirlas en hechos.

No lo dejes para mañana porque solo tienes el ahora. 

Dictadura silenciosa

 

 

 

 

 

 

Actualmente en distinto países del mundo se vive como sostiene el titulo una dictadura silenciosa, pero  esta clase de aprisionamiento está presente en nuestras sociedades de forma sutil y ‘’agradable’’ a los ojos y ¿cómo son estas maneras? Bueno, por ejemplo mediante publicidades. Una de estas podrían ser la siguiente ‘para ser feliz, tome la bebida X’.

Otro ejemplo puede ser algo que he notado en películas, publicidades, etc. es que plantean que  los verdaderos tesoros son el dinero, oro, plata y entre otros. Esta idea te la intentan grabar en la cabeza para sumergirnos en un sistema capitalista que consume la mente de las personas y que lleva a todos a tomar como si estas fueran realmente valederas, entre otras cosas, por ejemplo cosa que veo debo comprar llevando a las personas a un frenesí de consumismo.

Otro caso es el de imponerle a los individuos que integran una sociedad distintas actividades o costumbres; ya sea desde la promiscuidad hasta celebrar festividades ajenas a su identidad como por ejemplo navidad.

Para terminar voy a decir que como dije al principio estas maneras están impuestas en la sociedad de forma sutil, por lo tanto no parece ser lo que plantea el titulo pero lo es porque; de esta manera nos imponen ciertos actos, costumbres, pensamientos, etc. Que nos privan del libre albedrio y es esto lo que realmente es una dictadura. Es privarles a las personas su libertad y todo lo que esto implica.

LAS DOCTRINAS MESIÁNICAS Y NAZARENAS: ¿CRISTIANISMO O JUDAÍSMO?

 

Conocí al movimiento autollamado judeo-mesiánico hace veinte años. En ese tiempo, una amiga me había invitado a colaborar con un grupo musical al que ella pertenecía en su iglesia (Protestante Metodista). Naturalmente, fue ese tipo de invitaciones que jóvenes como yo no rechazaban si venían de chicas como ella. Y gracias a ello me pasé un buen rato (unos cinco años) inmerso en el medio musical de las iglesias evangélicas.

 

Una de las invitaciones que atendimos como grupo, fue a una Iglesia Bautista en la que se había celebrado un evento a título del llamado Judaísmo Mesiánico. Allí tuve ocasión de escuchar a uno de los primeros líderes mesiánicos en México: un pastor bautista fundamentalista. Y allí me quedé con la molesta impresión de que el llamado Judaísmo Mesiánico se parecía demasiado a la Iglesia Bautista (y eso no era bueno: en mis épocas de trato con todo ese tipo de grupos, los Bautistas y los Pentecostales estaban en el primer lugar de mis opiniones peyorativas).

 

No le volví a prestar atención al asunto, sino hasta hace unos seis o siete años, cuando el auge de las redes sociales y los foros de debate en internet me volvieron a confrontar con esa ideología y, más en concreto, con esas personas. Para entonces, mi vida había cambiado radicalmente. En primer lugar, porque con los años me había empezado a tomar el asunto de la religión y la espiritualidad en serio (la primera consecuencia de ello fue una ruptura absoluta con el medio cristiano evangélico; la segunda, mi regreso a la vida comunitaria judía). En segundo, porque para entonces ya había realizado estudios profesionales en letras bíblicas e historia.

 

Inevitablemente, terminé por convertirme en un asiduo participante en estos debates, y gracias a ello fui conociendo el complejo universo de los falsos judíos seguidores del falso mesías Jesús. Paradójicamente, todo el contacto que en otros tiempos tuve con todo tipo de cristianos evangélicos me sirvió para entender mejor las dinámicas de estas extrañas sectas. Y, por supuesto, mis estudios en historia de la Iglesia me resultaron una herramienta básica para comprender origen y contenido de estas nuevas formas de querer redescubrir al “verdadero” Jesús.

 

En las dos notas anteriores, revisé el tema del origen histórico de estos movimientos. Y la información me parece clara: son cristianos en su origen y en sus dinámicas.

 

Pasemos al otro punto: pese a su origen cristiano, lo cierto es que Mesiánicos y Nazarenos han intentado replantearse su modo de creer en Jesús. ¿Han logrado con ello reorientarse de tal manera que los podamos considerar cierto tipo de Judaísmo, o siguen siendo cristianos en sus contenidos más esenciales?

 

Pareciera que no, pero es una pregunta muy fácil de responder.

 

¿De qué discuten un judío y un mesiánico o nazareno?

 

De Isaías 53, por ejemplo. El judío apela a que, tal y como el propio profeta Isaías lo aclara, el Siervo del Señor -protagonista de toda la sección que abarca los capítulos 40 – 55- es el propio pueblo de Israel. En cambio, los mesiánicos y nazarenos rechazan esta idea básica, e insisten en que es el Mesías.

 

O de Isaías 7:14. El judío apela a que el hebreo simplemente habla de una joven embarazada, mientras que los mesiánicos y nazarenos insisten en que la palabra “joven” debe -forzosamente- entenderse como “virgen”, y allí se hace una importante profecía que fue cumplida por Jesús.

 

O del sacrificio de seres humanos. Los judíos recalcamos que esta práctica va totalmente en contra de lo establecido por la Torá, mientras que los mesiánicos y nazarenos apelan a que la muerte de Jesús -que ni siquiera fue un sacrificio, sino una ejecución- es un korbán válido delante de D-os.

 

También se discute sobre la transferencia de culpas. El judío insiste en que, tal y como la Torá lo señala, cada persona es responsable de sus propios errores, y el único modo de enmendarse es por medio de la Teshuvá personal. Pero mesiánicos y nazarenos dicen que esto es imposible, si antes uno no permite que la muerte expiatoria del Mesías Jesús nos libere de nuestros propios pecados.

 

Otro tema es acerca de los roles mesiánicos de los que habla el Judaísmo. Apelando a la tradición y a la Torá, el judío puede reconocer tres diferentes Mesías: el rey, el Sumo Sacerdote y el mártir guerrero, y los identifica como Mashiaj ben David, Mashiaj ben Aarón y Mashiaj ben Yosef, entendiendo que son tres personas diferentes que provienen de las tribus de Yehudá, Levi y Efraim, respectivamente. Pero el mesiánico y el nazareno dicen que no: que todos esos roles mesiánicos se fusionan en una sola persona, Jesús.

 

Eso genera otro tema: ¿cómo puede Jesús asumir el rol de Sumo Sacerdote, si no perteneció a la tribu de Levi, y menos aún a la descendencia de Aarón? Para el judío no hay discusión: la Torá establece que el Sumo Sacerdocio es patrimonio de los hijos de Aarón para siempre. El mesiánico y el nazareno dicen que no: Jesús es Sumo Sacerdote según otro “orden”, el de Malkitzádek.

 

Finalmente, eso nos lleva al punto medular: el judío no puede reconocer a Jesús como Mesías, porque nunca recibió una unción especial que lo separase para un oficio especial (rey o Sumo Sacerdote, aunque este segundo le queda totalmente vetado por una cuestión de linaje más que obvia). Si no recibió la unción, entonces no puede ser considerado un UNGIDO. Pero mesiánicos y nazarenos objetan: Jesús es EL UNGIDO porque D-os lo escogió, y no importa que no haya habido ninguna unción de por medio, pese a que la Torá incluso especifica el tipo de aceite que se debe de utilizar.

 

Seamos honestos: el panorama no puede ser más claro.

 

Es evidente que las posturas de los mesiánicos y nazarenos son EXACTAMENTE LAS MISMAS que el Cristianismo ha sostenido desde que se consolidaron sus bases ideológicas en el siglo II. Es decir: en este punto, las opiniones de mesiánicos y nazarenos son compartidas al cien por ciento por Católicos Romanos, Protestantes, Ortodoxos de oriente, e incluso por la abrumadora mayoría de las sectas cristianas independientes.

 

Lo que resulta singular, y hasta cómico, es que ellos no lo pueden ver así. Mesiánicos y nazarenos insisten, incluso con vehemencia desaforada, que ellos no son cristianos. Y empiezan con una larga lista de supuestas diferencias: algunos, que rechazan la doctrina de la Trinidad; otros, que no creen que la Iglesia haya sustituido al pueblo de Israel; de manera más generalizada, que no reconocen ningún tipo de autoridad romana, o que incluso rechazan al Nuevo Testamento en griego.

 

Distractores. En realidad, ninguno de esos temas es nuevo para la historia del Cristianismo. Desde sus propios orígenes, hubo movimientos que rechazaron la Trinidad, que rechazaron la autoridad de Roma, o que prefirieron usar la traducción al arameo del Nuevo Testamento. Nada de eso es noticia.

 

Nuevamente, todas las diferencias de opinión que pueden ofrecer mesiánicos y nazarenos SON PERFECTAMENTE ANALIZABLES DESDE LA HISTORIA DE LAS CONTROVERSIAS DOCTRINALES INTERNAS DEL CRISTIANISMO.

 

En cambio, ninguna de sus formas características de pensar o creer ha aparecido de manera espontánea en el Judaísmo.

 

¿De qué discute un judío con un mesiánico o un nazareno? Exactamente de lo mismo que ha discutido, durante casi 19 siglos, con cualquier cristiano.

 

Queda sobradamente claro, en consecuencia, que tanto en su origen como dinámica social, cultural y religioso, como en sus creencias básicas y esenciales, mesiánicos y nazarenos son cien por ciento cristianos.

 

Si alguno de sus miembros realmente nació dentro de lo que históricamente podemos definir como identidad judía, lo cierto es que al integrarse a alguno de estos movimientos ha renunciado a ella, y se ha convertido al Cristianismo.

 

No importa que le pongan talit y kipá. Cristianismo es cristianismo, y -como decimos en México- aunque la mona se vista de seda, mona se queda.

 

Irving Gatell

¿QUIÉNES SON LOS AUTO-LLAMADOS “JUDÍOS MESIÁNICOS” Y “JUDÍOS NAZARENOS”? PARTE II

La Alianza Hebreo-Cristiana de Gran Bretaña

 

Como vimos en la nota anterior, el contexto en el que, en 1867, se fundó la Alianza Hebreo-Cristiana de Gran Bretaña, fue el surgimiento y consolidación de las heterodoxias del Protestantismo. Los fundadores de esta Alianza fueron cristianos ingleses que tenían origen judío (la mayoría, hijos o nietos de judíos que se habían convertido al Protestantismo).

 

Era el momento de auge del Anglo-Israelismo (en los siguientes diez años, se fundaron por lo menos cinco grandes asociaciones Anglo-Israelitas), y no es difícil entender a qué objetivos respondió la fundación de esta Alianza: en un contexto en donde una gran cantidad de cristianos ingleses empezaba a aceptarse como “descendientes” de alguna tribu perdida de Israel, los cristianos de origen judío -y, desde este esquema, descendientes de la Tribu de Judá- sólo diseñaron su modo de insertarse en el Anglo-Israelismo: ellos mismo no tenían que especular sobre su origen israelita, porque tenían origen judío. De ese modo, veían que la profecía de Ezequiel 37 -la fusión de las Casas de Judá y Efraim- empezaba a darse en el seno de la Iglesia de Inglaterra, donde los descendientes de todas las tribus de Israel estaban integrados como seguidores de Jesús.

 

Naturalmente, causaron recelo, ya que algunas autoridades episcopales vieron en ello un riesgo de que la gente empezara a “judaizarse”. Por ello, la Alianza Hebreo-Cristiana de Gran Bretaña, así como su filial estadounidense, repetidas veces tuvieron que insistir en que ellos eran cristianos, y que no tenían ninguna intención de regresar al Judaísmo. Por el contrario: su vocación real era misionera, y tenían que convertirse en los promotores de un evangelismo más activo y eficiente hacia el pueblo judío.

 

Sin embargo, las heterodoxias protestantes en los Estados Unidos ya habían sentado el precedente de la ruptura, y era cuestión de tiempo para que los Hebreo-Cristianos tomaran una ruta equivalente: en 1925, un grupo disidente de la Alianza Hebreo-Cristiana de los Estados Unidos decidió independizarse para ya no tener que rendir cuentas a ninguna iglesia cristiana, y poder dedicarse a “recuperar” su identidad judía. De ese modo, nació la primera Alianza Judeo-Mesiánica.

 

Extrañamente, sus objetivos iniciales no se cumplieron en la práctica. Aunque generaron su autonomía estructural, la realidad fue que durante los siguientes 50 años los llamados “judíos” Mesiánicos mantuvieron intactos sus vínculos y relaciones fraternales con el movimiento Protestante y Evangélico.

 

Esto generó que en los años 70’s se dieran dos radicalizaciones nuevas: una para intentar reforzar los vínculos del Judaísmo Mesiánico con el Cristianismo Protestante, y otra para intentar consolidar la supuesta “identidad judía”.

 

El primero de estos movimientos fue “Jews for Jesus”, fundado por el pastor Bautista Moshe Rosen, cuya premisa es básica: un judío puede creer en Jesús y seguirle como Mesías sin perder su identidad judía, aunque debe integrarse a una iglesia cristiana. Ellos, mejor que nadie, han intentado reforzar el vínculo del movimiento Mesiánico con el Cristianismo.

 

En contraparte, Martin Chernoff impulsó un fuerte activismo en el movimiento Mesiánico con el fin de construir una “alternativa” verdaderamente “judía” para los “judíos” seguidores de Jesús. Su dinamismo y liderazgo rindió frutos, y durante los últimos años del siglo XX las “sinagogas” Mesiánicas florecieron en los Estados Unidos, e incluso empezaron a internacionalizarse.

 

Pero algo salió mal: a finales de los años 90’s, los líderes del movimiento Mesiánico se toparon conque, más que nunca, su perfil era netamente cristiano, y sus redes de convivencia con las iglesias cristianas se habían reforzado. ¿La razón? Simple: el auge del movimiento Mesiánico no se dio porque judíos empezaran a creer en Jesús, sino porque cristianos empezaron a creerse judíos.

 

En consecuencia, la dinámica abrumadora fue que cristianos de diferentes movimientos Protestantes y Evangélicos emigraron al movimiento Mesiánico, y desde entonces empezaron a identificarse como “judíos”. Sin embargo, casi la totalidad de estos fueron personas que nunca tuvieron un contacto real con el Judaísmo (algunos de ellos tenían apellidos judíos, aunque sólo por ser descendientes de judíos que, generaciones atrás, se habían convertido al Cristianismo). Por lo tanto, al llegar a las “sinagogas” Mesiánicas, provocaron que todas las dinámicas litúrgicas, así como las creencias y doctrinas características, sólo fueran un eco del Cristianismo Protestante Evangélico.

 

En consecuencia, a mediados de los años 90’s empezó a gestarse otra rebelión interna en el movimiento Mesiánico, con el objetivo de romper definitivamente con todo contacto con el Cristianismo -tanto fraternal como doctrinal- y “restaurar” de una vez por todas la correcta “identidad judía” del movimiento.

 

Y eso dio paso al surgimiento del movimiento Nazareno o Netzarita. El objetivo de esta tendencia (bastante heterogénea, en realidad) es reconstruir un modo “verdaderamente judío” de seguir al “Mesías judío”. Por ello, han intentado retomar todo aquello que para muchas comunidades Mesiánicas siempre fue tabú.

 

Por ejemplo, pese a su insistencia en que el movimiento Mesiánico era “verdadero Judaísmo” apto para todo tipo de judío, la realidad es que los líderes mesiánicos siempre tuvieron posturas ambivalentes en temas tan básicos como la circuncisión o el kashrut. La mayoría simplemente opinaba que eran cuestiones optativas, pero hubo incluso quienes insistieron en que todo eso ya había sido “superado” por la revelación del Mesías Yeshúa (justamente, con ese tipo de posturas sólo demostraron que nunca se habían separado del Cristianismo).

 

Y si en estos temas había una generalizada tendencia a definir las cosas como “una opción”, hubo un punto en donde la abrumadora mayoría de los líderes Mesiánicos asumían una postura totalmente cristiana: el rechazo tajante a establecer cualquier criterio que pareciera halájico, bajo la convicción de que eso era “legalismo” judío, y un seguidor del Mesías Yeshúa no tiene por qué vivir “esclavizado” a eso (otra vez, un discurso netamente cristiano).

 

Pero todo eso cambió con los Nazarenos: en su afán de judaizarse hasta las últimas consecuencias, empezaron a promover el establecimiento de una “halajá” basada en el Nuevo Testamento. Sin embargo, pese a su postura ostracista en relación al resto del Cristianismo, jamás hicieron un esfuerzo por establecer ningún tipo de vínculo con el Judaísmo verdadero. ¿La razón? Simple: el Judaísmo Rabínico es, según ellos, una perversión total de la religión de la Torá. Incluso, los más radicales retoman los extremismos del Anglo-Israelismo antisemita, e insisten en que los judíos somos, además, una impostura (idumea, babilónica o jázara).

 

Conclusiones

 

Como podemos ver, el origen de los movimientos Mesiánico y Nazareno no está en el Judaísmo histórico. Por el contrario: sus principales características son perfectamente explicables como propias de las heterodoxias del Protestantismo que surgieron entre los siglos XVIII y XIX. En cambio, no tienen ninguna relación con la evolución de la religión judía en esa misma etapa.

 

Dicho en otras palabras, está fuera de toda duda de que el origen de los movimientos Mesiánico y Nazareno es parte de la Historia del Cristianismo, no del Judaísmo. Por lo tanto, no pueden ni deben ser considerados como verdadero Judaísmo.

 

Se trata, simplemente, de otra de tantas variantes del Cristianismo.

 

En las siguientes notas, empezaremos a analizar algunos de los elementos de sus discursos, para con ello demostrar su indiscutible perfil cristiano, perfectamente visible aún en los Nazarenos, pese a su supuesta ruptura total con toda forma de Cristianismo.

¿QUIÉNES SON LOS AUTO-LLAMADOS “JUDÍOS MESIÁNICOS” Y “JUDÍOS NAZARENOS”? PARTE I

 

Cada vez es más frecuente que uno se entere sobre “sinagogas” de “judíos que reconocen que Yeshúa es el Mesías”. Y surge la duda para muchos: ¿será verdad que un sector del Judaísmo ha logrado reconciliarse con Jesús de Nazaret (independientemente de cómo se le llame) y, sin abandonar su identidad judía, le reconoce como el Mesías?

 

La respuesta es que no. Estas nuevas “sinagogas” -generalmente, identificadas como Mesiánicas o Nazarenas (Netzaritas o Natzratim) son, en realidad, grupos cuyo origen en netamente cristiano, y que a cuando se les requieren pruebas de sus vínculos reales y objetivos con el Judaísmo, fracasan al intentar demostrarlos.

 

¿Qué es lo que sucede? Que en su abrumadora mayoría son grupos o personas de origen cristiano que decidieron judaizarse, y no judíos que decidieran creer en Jesús. Por eso, la generalidad es que su mejor posibilidad de demostrar que son judíos es su insistencia en que han “restaurado” el Judaísmo que practicaba Jesús, y no que sean un movimiento integrado por judíos que han reconocido a Jesús como Mesías.

 

El origen de los Mesiánicos y los Nazarenos

 

El Protestantismo surgió como un cisma del Cristianismo Occidental en el siglo XVI. Su primer siglo de existencia estuvo marcado por el reto de sobrevivir ante los embates del Catolicismo -religiosos o militares-, cuyo objetivo era someter a la cristiandad europea bajo la autoridad del Vaticano. Este proceso terminó en 1648 con la conclusión de la llamada “Guerra de los Treinta Años”, después de la cual Católicos y Protestantes asumieron que, en lo sucesivo, tendrían que coexistir.

 

Pero, aunque concluyó la guerra armada y política, no concluyeron las controversias teológicas, y desde entonces hay una suerte de competencia retórica para demostrar cuál es el “verdadero Cristianismo”.

 

Para ese momento, los ingleses ya habían empezado a desarrollar una muy particular convicción espiritual. Originalmente, no se habían involucrado en la Reforma Protestante, pero los desencuentros entre el rey Enrique VIII y el papa Alejandro Borgia desembocaron en un nuevo cisma, y a partir de 1534 el monarca inglés decretó la autonomía total de la Iglesia en Inglaterra, e incluso se auto-nombró su “gobernador supremo” (cargo que, hasta la fecha, siguen conservando los reyes de Inglaterra).

 

Las tensiones entre católicos y anglicanos llegaron a su clímax en 1588, cuando la flota armada de la Corona Española intentó atacar Inglaterra. La expedición fue un desastre total. Aunque en la imaginería popular se dice que la flota inglesa derrotó a la española, la realidad fue más extraña y prosaica: las condiciones meteorológicas adversas, así como una información cartográfica incompleta, provocaron que de un total de 122 barcos españoles que penetraron al Canal de la Mancha, 35 se hundieran frente a la zona costera que va desde las Islas Shetland hasta el sur de Irlanda.

 

Fue un momento crucial para la identidad espiritual inglesa, que vio en ello una prueba del “favor de D-os” hacia el Protestantismo, y con ello se reforzó la convicción de que eran el Cristianismo correcto.

 

El siguiente siglo fue testigo de una intensa creatividad teológica protestante (algo totalmente natural: las grandes religiones pasan por etapas de consolidación ideológica, en las que tienen que explorar hasta dónde llega su “ortodoxia” -o forma correcta de creer-, y a partir de qué punto empiezan sus “heterodoxias” -o formas de pensar confrontadas con la ortodoxia-), y se desarrollaron todo tipo de controversias, algunas más relevantes que otras. En medio de todo ese panorama, una discreta tendencia empezó a afianzarse entre muchos protestantes ingleses, surgida de su intento de justificar el por qué D-os estaba “permitiendo” que Inglaterra se convirtiese, poco a poco, en el mayor poder colonialista del mundo. Esta tendencia es conocida como “Anglo-Israelismo”, y su premisa es tan simple como ficticia: los ingleses son, en realidad, descendientes de una de las Tribus Perdidas de Israel (específicamente, de Efraim), y por ello no sólo son herederos de las promesas espirituales hechas por D-os a la Iglesia en el Nuevo Testamento, sino también herederos de las promesas históricas y terrenales hechas por D-os al pueblo de Israel en la Biblia Hebrea (Tanaj).

 

Poco a poco, estas extrañas creencias fueron desarrollándose para crear la idea de que los celtas y los anglosajones eran descendientes de los escitas, y que estos últimos habían sido una de las Diez Tribus llevadas al exilio por los asirios en el año 722 AEC. Poco a poco, el panorama se fue volviendo más complejo, y se consolidaron dos tendencias:

 

  1. La primera supone que el Cristianismo europeo es, física e históricamente, la continuidad del antiguo Reino de Israel (las diez tribus del norte), y por lo tanto es el complemento perfecto al pueblo judío, continuidad del antiguo Reino de Judá (dos tribus del sur). La profecía de Ezequiel 37, según la cual las Casas de Efraim y Judá se reunificarán, será cumplida cuando al Fin de los Tiempos los judíos reconozcamos a Jesús como el Mesías.
  2. La segunda supone que el Cristianismo europeo es, física e históricamente, la continuidad de los Reinos de Israel y Judá (las Doce Tribus en su totalidad), y que el Judaísmo de los últimos dos mil años es una impostura.

 

De cualquier modo, en las dos tendencias la idea esencial es que el Cristianismo es, físicamente, parte de Israel.

 

A lo largo de los siglos XVIII y XIX, las publicaciones en las que se especulaba sobre este tema florecieron tanto en Inglaterra como en los Estados Unidos, y el Anglo-Israelismo pasó a ser una parte común en la identidad espiritual del Protestantismo.

 

En términos estrictos, se trata de una “herejía”, porque rechaza la premisa establecida por el apóstol Pablo en la Epístola a los Gálatas, según la cual los cristianos son descendientes de Abraham “por la fe”, y no “por la carne”. Sin embargo, el Anglo-Israelismo nunca fue considerado un peligro para el Cristianismo inglés, debido a que nunca se integró como un movimiento organizado (y menos aún cismático).

 

Pero ese no fue el único terreno en el que la teología protestante estaba en efervescencia.

 

Los movimientos de ruptura en el interior del Protestantismo

 

La independencia de las colonias inglesas en América no sólo marcó el nacimiento de los Estados Unidos, sino que también influyó poderosamente en la evolución doctrinal del Protestantismo. La razón es simple: el auge de las ideologías libertarias no sólo se limitó a lo político, sino también a lo religiosos, y los protestantes americanos empezaron a explorar nuevas rutas en sus creencias, toda vez que ya no dependían del estricto control de las jerarquías europeas (y hay que notar que la jerarquía de la Iglesia de Inglaterra ha sido una de las más disciplinadas y estrictas).

 

Por ello, en el transcurso del siglo XIX aparecieron tres movimientos que pusieron en jaque al Protestantismo americano: los Mormones, los Testigos de J, y los Adventistas del Séptimo Día. La importancia de estos movimientos es que en ningún momento tuvieron la intención de “reformar” el Cristianismo, sino de “restaurarlo”. Esto implicaba la convicción de que el Cristianismo Europeo -tanto el Católico como el Protestante- conservaban serios vicios en su interpretación del texto bíblico, y había que llevar a cabo una abierta ruptura con ello para poder “purificar” la fe y la práctica religiosa.

 

El resultado fue que estos tres movimientos, en general, traspasaron los límites de lo que el Protestantismo podía permitirse, y desde un principio fueron señalados como “herejías” y, por lo tanto, desconocidos como parte del “Cristianismo Evangélico”. A la fecha, los protestantes más radicales niegan a Mormones, Testigos de J y Adventistas el derecho de auto-llamarse “cristianos”.

 

Aunque estas tres tendencias tienen fuertes diferencias entre sí, hay un elemento común de gran importancia: la perspectiva apocalíptica. El tema recurrente es la “inminencia” del regreso de Jesús de Nazaret para establecer el Reino de los Cielos aquí en la Tierra. Y, aunque el Mormonismo ha matizado este detalle, su nombre oficial es “Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días”, y en ello comparten con los Testigos de J y los Adventistas la convicción de que la “restauración” del verdadero Cristianismo es, en realidad, el preludio a la “inminente” manifestación de Jesús en la Tierra (naturalmente, los tres grupos han tenido que suavizar sus posturas debido a los serios problemas para justificar que dicha “restauración” haya sucedido hace siglo y medio, y la “inminente” llegada de Jesús todavía no se lleve a cabo).

 

En Europa también estaban sucediendo cosas, pero en sentido contrario. Gracias al liderazgo de Friederich Schleiermacher, vino el auge del Cristianismo Liberal (especialmente en Alemania), cuya característica más evidente fue el deseo de abordar los dogmas de la fe cristiana sin miedo a enfrentar su perfil evidentemente mítico. En consecuencia, los liberales no tardaron en rechazar la historicidad objetiva del nacimiento virginal de Jesús, así como de sus milagros y su resurrección.

 

Todo ello generó que en el marco de las Iglesias Protestantes más tradicionales en los Estados Unidos empezara un “avivamiento” del “verdadero Cristianismo”. De ese modo, las Iglesias Presbiteriana, Congregacionalista y Bautista -principalmente-, y en menor grado la Iglesia Metodista, se convirtieron en las principales defensoras de los “fundamentos” del Cristianismo, y de allí surgió el término “fundamentalista”.

 

La Alianza Hebreo-Cristiana de Gran Bretaña

 

Ese fue el contexto en el que, en 1867, se fundó la Alianza Hebreo-Cristiana de Gran Bretaña. Sus fundadores fueron cristianos ingleses que tenían origen judío (la mayoría, hijos o nietos de judíos que se habían convertido al Protestantismo).

 

En la segunda parte, revisaremos cómo evolucionó este movimiento desde entonces hasta la fecha.

 

Irving Gatell

Opinión sobre una costumbre poco noájida

Una de las costumbres que estoy notando entre nuestros/as amigos/as noájidas, conscientes de su identidad, es que se está haciendo uso y abuso de términos hebreos (shalom, javer, brajot, shavua tov, y así sucesivamente una larga lista de términos en hebreo, que cada vez mencionan más y más), siendo que no vivimos en Israel, porque no es nuestro país, ¿qué necesidad hay de estar utilizando el idioma hebreo? me parece justificable hacerlo cuando saludamos a algún amigo/a judío/a, pero entre nosotros los/as noájidas ¿para qué?

Hemos aprendido de nuestro amigo, el moré Yehuda Ribco, que el Eterno nos mandó 7 preceptos para los hijos de Noaj (Noé en forma castellanizada), y sus derivados, además que existen niveles de compromiso con el Eterno, que se tiene permitido estudiar ciertas porciones de la Torá, solamente bajo la supervisión de un maestro judío idóneo, con el único propósito de especializarnos en el cumplimiento de los 7 preceptos, pero quien no deba estudiarlo no lo debe hacer, hay que recordar que no es heredad nuestra.

Incluso ha dado pautas, para los que quieren ir más allá de su herencia y legado (del noajismo), y tengan un interés genuino y sincero en hacer la conversión al judaísmo, cosa que no es para nada sencillo.

Ahora me realizo la siguiente pregunta: ¿de dónde proviene la motivación de hablar dos, tres, cuatro, y en algunos casos innumerables, palabras en hebreo? ¿es eso lo que Hashem nos mandó? ¿nos hace más espirituales? ¿ganamos aunque sea unos micro-despreciables méritos? porque por más que busco y reviso no encuentro nada que indique algo, por lo menos implícito, que debamos hablar pocas palabras en hebreo, cada quien en lo suyo y cada quien con sus gustos, tenemos que estar conscientes que en la era mesiánica seguiremos usando nuestros idiomas noájidas.

¿Qué es lo más importante para un noájida? Cumplir con los 7 preceptos para las naciones.
¿Qué le sigue al cumplimiento de esos 7 preceptos? Cumplir con los reglamentos derivados.
¿y de los reglamentos derivados? Rezar/Agradecer/Comunicarnos con nuestro Padre.
¿y luego? Construir shalom, ser caritativo con el necesitado, difundir el noajismo, contribuir con causas nobles y justas como Fulvida.com (les aseguro que no se van a enriquecer ni a empobrecer materialmente, pero si nos beneficiamos con incontables estudios de calidad y gratuitos), en fin muchas acciones realmente positivas que se pueden hacer, sin que aparentemos ser lo que no somos.

De todas maneras, si desean seguir utilizando términos hebreos, recuerden que eso no nos hace más espirituales, ni el escuchar/cantar canciones de cantantes judíos/as, pero lo que si nos hace espirituales es cumplir con lo que debemos, vivir en armonía con nuestro entorno, abstenerse de lo prohibido y negativo, y disfrutar de lo permitido y positivo.

Espero que estas palabras sirvan de reflexión y meditación, que las malas influencias/motivaciones, de nuestro pasado, no sigan sobreviviendo en el presente, un abrazo para todos/as y que sus buenas acciones les acompañen siempre.

Cuando suena la alarma,parte I

 

 

Todo ser vivo, desde el más pequeño al más imponente, habita en  un medio dinámico, al que tiene que adaptarse con el fin de  asegurar su supervivencia. Esto es posible gracias al trabajo conjunto y coordinado de los distintos sistemas  o células que los constituyen y que presentan “detectores” de las fluctuaciones existentes tanto en el medio externo como interno.

Veamos, por ejemplo, lo que sucede con nuestro sistema respiratorio:

Para que nuestras células produzcan energía, los nutrientes que ingerimos mediante la alimentación deben ser degradados por medio de la acción de proteínas especiales llamadas enzimas y, en la mayoría de los casos, de un combustible: el oxígeno (O2). Sin embargo, junto con producirse la energía requerida (ATP)  para el funcionamiento celular, se producen sustancias de desecho (dióxido de carbono y vapor de agua), que deben ser removidas de nuestro organismo. Esto es posible gracias a la interacción del sistema circulatorio con el respiratorio y los que regulan la función de ambos. El dióxido de carbono (CO2) es transportado como bicarbonato desde la sangre hacia el alveolo (lugar en donde se produce el intercambio de gases en el sistema respiratorio)  para luego ser eliminado hacia el aire ambiental como CO2  nuevamente  y el  O2, a su vez, viaja desde el aire ambiental, hacia el alveolo y de ahí es transportado  por la sangre, principalmente, asociado a la hemoglobina. Luego,  el oxígeno se separa de la hemoglobina y entra a las células a través de la membrana que las envuelve. Esto es básicamente lo que ocurre durante la respiración. Sin embargo, al realizar actividad física intensa o presentar una patología x, las concentraciones de O2 se ven notablemente disminuida y las de CO2 aumentadas, lo que trae como consecuencia modificaciones en el pH sanguíneo que puede dañar a distintos tejidos.

En condiciones normales, el aumento en el  CO2, es detectado, principalmente por receptores específicos ubicados a nivel central y, en menor medida, por otros periféricos conocidos como “cuerpos carotideos”, que mediante conexiones nerviosas, informan al centro respiratorio ubicado en el sistema nervioso central. Estos últimos sensores, además, son los principales detectores de una baja en la presión  sanguínea de  O2. En respuesta a los cambios, se produce un aumento en la actividad del centro respiratorio, que trae como consecuencia un aumento en la descarga de las neuronas que controlan los músculos que participan en la ventilación,  y la acción de los músculos de la laringe  para abrir la vía aérea. Esto se traduce, a grandes rasgos, en un aumento en la frecuencia respiratoria para eliminar el CO2, aumentar el ingreso de oxígeno en la sangre, permitir el funcionamiento de los tejidos y normalizar los niveles de pH*.

Los mecanismos compensatorios  aquí descritos, buscan recuperar el equilibrio corporal para así  mantener la función normal  de los sistemas que permiten la preservación de la vida.

De igual manera, todos en algún momento hemos tenido crisis personales que nos hacen considerar la necesidad de cambios en nuestras vidas. La razón  nos dice que hay que hacer algo por conseguir este objetivo. Pero para enmendar nuestro camino y  recuperar el equilibrio,  son necesarios “remezones”   que nos estremezcan de alguna manera y nos hagan reflexionar sobre nuestro actuar con D-os, nosotros mismos  y  los demás. Puede ser el padecimiento de una enfermedad, un fracaso personal, un sueño perturbador, etcétera.  Mas,  sea cual sea el factor, es una  alarma de que algo no está bien, nos hace falta  y/o  hay que corregir.

Lo anterior puede verse  reflejado en que, en tales circunstancias, hay decepción  al  ver que  hemos invertido tiempo y energías en algo que probablemente no lo merecía (o bien no  lo hicimos de la manera correcta), una sensación de vacío, que  invade nuestro interior y  nos hace pensar que somos  miserables al tener una existencia carente de  propósito o dirección en la que finalmente nada es nuestro.

Buscamos el porqué de tanto sufrimiento y  lo que  nos hace falta para la plenitud personal. Buscamos responsables en el resto, en la vida que Hashem nos dio, pero no en  nosotros mismos inicialmente y sólo luego de un tiempo venimos a darnos cuenta de  los errores personales.

Resp. 1071 – Virtudes y valores

F.G. FLORES nos consulta:

Buenas querido amigo Moré y amigos de FULVIDA. Mi pregunta es un tanto filsófica pero me ha llegado con base a algo que escuché. ¿Cuál es la diferencia entre el valor y la virtud y cómo podemos aplicar estos conceptos a la vida como constructores activos de Shalom?
Felipe G. Flores, 28, San José, Costa Rica.

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