Cuantas veces nos olvidamos de todas las cosas que surgen a nuestro alrededor, nos olvidamos de dar gracias a Dios por un nuevo día, por un nuevo amanecer, por el Sol, la Luna, el agua, por cada una de las cosas que El creo para nosotros. A veces añoramos riquezas materiales y nos olvidamos de enriquecer nuestra vida espiritualmente. La vida necesita muchas más cosas, no solo cosas materiales, cosas que no se compran en una tienda, que no se consiguen en cualquier lugar que son imposible encontrar cuando se está lejos de Dios, cuando perdemos el camino y decidimos transitar por el camino equivocado. Cada día deberíamos despertar con la ilusión de un nuevo día de una nueva oportunidad con la intención y el deseo de agradecer a Dios por todas las maravillas que nos da. Esas maravillas que tienen un valor inmenso un valor que no se paga con dinero.
Todas esas cosas están ahí para nosotros, para todos sin excepción y que nosotros a veces ignoramos por el deseo absurdo de buscar cosas superficiales que solo nos llenan de momento.
Esta reflexiona nos ayudara a entender cuantas veces olvidamos dar gracias a Dios por las cosas realmente valiosas:
Un día Dios luego de caminar y caminar, encontró una humilde morada donde vivía un zapatero con su familia, era una vivienda modesta y ordenada. Dios hablo al zapatero: “He caminado mucho me siento cansado, traigo mis zapatos rotos y mis pies maltratados. Podrías hacerme unos zapatos? … pero no tengo con que pagarte replico.”
El zapatero respondió: “Ya estoy cansado de que todos me pidan cosas y no me den nada a cambio. Tengo muchos sueños los cuales no puedo cumplir por falta de dinero.”
“Que es lo que necesitas?” Pregunto Dios
El zapatero contesto: “Quiero mucho pero mucho dinero. Suficiente para comprarme todo lo que quiera, lo que mi familia necesite, darme grandes gustos y tener suficientes lujos. Tanto dinero como para nunca trabajar, el dinero podría comprarlo todo y así no tendría que sacrificarme tantas veces como lo he hecho hasta hoy.”
“Yo puedo dártelo pero a cambio de tus piernas” Dijo Dios.” “¿Mis piernas? Como podre caminar por los bosques, jugar con mis hijos correr tras ellos, No puedo darte mis piernas” Contesto el zapatero.
“Entonces dame tus brazos”. Le dijo Dios. El zapatero respondió. “¿Mis brazos? Como podre alimentarme, como podre abrazar a mi esposa y a mis hijos, como acariciare a mis nietos? ¿Como arreglare los zapatos?”
Por último insistió Dios: “Que te parece si te doy todo el dinero que deseas a cambio de tus ojos?”
El zapatero respondió: “Mis ojos, como podría darte mis ojos, si nunca más podría ver un amanecer. no volvería a ver las estrellas, ni la luna, no podría ver la naturaleza, las flores , no volvería a ver los ojos de mi esposa, me perdería de toda la belleza que hay. No podría darte mis ojos”.
Ah, dijo Dios: “Te has dado cuenta de todas las riquezas que posees y de todas las oportunidades que tienes para disfrutar de las cosas que no te cuestan, entonces en realidad no necesitas tanto dinero como dices”.
Hay personas que son tan pobres que lo único que tienen es Dinero.