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Trato con los perdidos en las religiones

En el espíritu de cada ser humano se encuentra la sed intensa por servir al Uno y Único, por servirLo, por adorarLo, por vincularse con Él.

Pero, la mayoría de la gente se ha perdido detrás de doctrinas humanas, de servicios ajenos, que apartan de Dios, que se constituyen en cárceles para el espíritu, que hambriento sigue clamando por el abrazo con el Padre Celestial.

La próxima vez que veas a un «religioso», alguien de «fe», una persona sincera en sus creencias religiosas respétala, tratala con intenso cariño, no le ofendas a su diosito (aunque sea el grotesco y patético colgadito).
Pues, esa buena persona está perdida, no por ánimo rebelde, no por desprecio a Dios, no por odio a Sus fieles, sino por su enorme hambre de Dios, que no es solucionada en su religión, y por eso, cual niño pequeño, patea, gime y reclama por más atención, por alguien que lo pueda nutrir.

Si tú le insultas, o maltratas a su diosito, entonces el pobre ingenuo pensará que lo odias a él, que no lo quieres. Y eso no es cierto.

Tú desprecias a los que ofenden a Dios, a los que son de esos estafadores, piratas de la fe, que hacen de la religión su negocio. Tú rechazas completamente a las falsas deidades, y a los vivillos que hacen plata con ellas.

Pero no puedes aborrecer al pobre ignorante, al ingenuo, al niñito espiritual que por tanto anhelar el pan espiritual, por tanto querer el abrazo del Padre, se pierde detrás de mentiras que parecen verdades.

Tenlo presente, por favor.
Con calma, con paciencia, con «cintura» (capacidad para dialogar y negociar), con dulzura, con firmeza, atrae hacia el verdadero alimento a ese familiar tuyo, a ese vecino, a ese conocido, a aquel transeúnte.
No lo increpes, no lo agredas, no le reclames que madure de un minuto al otro, no lo regañes, no lo desprecies.
Desecha su vacío diosito, pero no dejes que él (tu pobre y desnutrido prójimo) se siga perdiendo.

Cada vez que veas a un «religioso», estás viendo a alguien que con desespero está clamando por comer del buen pan espiritual que tenemos en FULVIDA, pero que él no lo sabe aún apreciar y reconocer.

Resp. 299 – Libro para educar a los hijos

Estimado Sr. Ribco:
Desearía saber si conoce de alguna lectura que me pueda ayudar a educar a mi niña en una actitud equilibrada hacia la vida. Reconocer y manejar sus propias emociones, autoconocimiento y poder darle «herramientas» para que pueda «ser feliz», transmitirle la importancia de la voluntand, etc..
Me dirijo a usted porque considero que quizá una forma podría ser la enseñanza de la cábala. Ruego disculpe mi ignorancia sobre el tema, pero por lo poquito que he podido ver puede ser una magnífica forma de poder enseñarle lo que pretendo. Autoconocimiento, aceptación, equilibrio, evolución. Creo que solo desde ahí podrá ser feliz y hacer felices a los demás.
Imagino que el ejemplo que yo le pueda dar es lo más importante(para lo que también necesitaría alguna ayuda).
Muchas gracias de antemano y un saludo,
Lola Melero

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Planos de religiosidad

(Texto publicado originalmente en serjudio.com)

Antes de comenzar, una advertencia.
Ya he enseñado en numerosas ocasiones que no existe algo así como
“religión” judía (ni noájica), pero empleamos este término por una
comodidad del lenguaje y no como una afirmación de que realmente haya
“religión” judía (ni noájica).

En verdad el judaísmo es LA manera de vivir adecuada exclusivamente
para las personas con identidad espiritual judía (sea por nacimiento de
madre judía, o por haberse convertido al judaísmo formal y legalmente).

Así pues, el judaísmo es LA manera de vivir que corresponde a la
esencia espiritual judía, y NO es una religión, ni una raza, ni una
cultura, ni una moda, ni un club abierto.

De manera idéntica, el noajísmo es LA manera de vivir adecuada para
los gentiles, pues tal es lo que el Eterno ha provisto como excelente
para los descendientes de Noaj.

Dicho lo cual, pasemos al tema que nos compete en este momento, que es responder a esta pregunta:

¿cuál es la fuerza que adhiere a una persona a determinada religión?

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Resp. 269 – Ver la vaca y no llorar

Estimado Yehuda Ribco
El Creador le bendiga!
Acudo a usted como conocedor de la Toràh y como profesional de la Psicologìa… Voy directamente al grano, y perdone usted la extensiòn de esta misiva.
Estoy confundida. Mi adolescencia, desde los 13 años, hasta ahora joven de 17 años, los dediquè a lo que «pensè» que estaba correcto, es decir, a «vivir como una cristiana»… Y no era de esas personas que un dìa hacen una cosa y mañana no; yo era lo que se dice «fiel», es decir si me decìan que haga algo, lo hacìa; si se me prohibìa hacer algo porque segùn ellos (los principales de la iglesia) era «pecado», no lo hacìa.
Y siendo sincera con usted, todo esto me gustaba, porque pensaba que era lo que Dios querìa de mi; incluso, muchas veces pensè en entrar a estudiar para misionera (gracias a mis padres no lo hice)…
Sin embargo, al lugar (iglesia) donde yo asitìa, la gente me querìa, me respetaba y hasta me admiraban porque hacìa «lo que el Pastor mandaba», pues yo creìa  que esa era la voluntad de Dios.
Por mi culpa, muchas personas entraron a formar parte de ese lugar (iglesia); y es màs, en los hospitales yo «ayudè» a morir a mucha gente en el nombre de cristo, es decir conseguì que aceptaràn a cristo minutos antes de morir. Ahora que conozco la VERDAD sobre la mentira màs grande que es Jesùs, sè que estaba equivocada en todo lo que hice y me siento mal porque veo que mi vida fue un desperdicio y lo que es peor, por mi culpa mucha gente aùn està desperdiciando su vida en ese lugar… Usted se preguntarà cuàl es mi confusiòn… Le contestarè que dentro de mì hay un gran deseo de tener contacto con Dios, pero tengo miedo que este deseo sea sòlo una añoranza de lo anterior… No quiero volver a equivocarme, no sè como expresarme… Y no sè si usted lo entienda pero hay algo dentro de mì que necesita tener contacto con Dios (es un deseo infinito), pero tengo miedo de equivocarme nuevamente. Deseo hacer la voluntad de Dios, y sè que la voy a cumplir enteramente cuando «la conozca», pero no quiero que otro hombre me haga creer mentiras. Tal vez le parezca extrño que yo le diga estas cosas a usted (si no le conozco y no sabrìa si usted me està diciendo la verdad), pero si me atrevo a compartir todo esto con usted es porque gracias a lo que mi esposo (Juan Mayorga) aprendiò en pàgina web, y a  su vez me lo enseño a mì, pude salir de esa prisiòn; y por eso, tengo un poco de confianza con usted y me atrevo a preguntarle dos cosas:
1. ¿Còmo puedo volver a confiar en la gente?
2. ¿Còmo puedo tener contacto con Dios sin equivocarme?
3. ¿Puedo hacer algo para que las personas a quienes llevè a compartir mis creencias (anteriores) salgan de ahì?
Discùlpeme por haberle molestado. Y si usted piensa que va a perder su tiempo contestàndole a una persona que no sabe si le va a creer o no, lo entenderè Con respeto
Lic. Carmen H., Chile

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