En el camino del crecimiento hay muchos obstáculos, habrá tropezones y caídas.
La virtud no está en mantenerse en pie a como dé lugar, sino en reconocer los problemas y esquivarlos a tiempo; y en levantarse, aprender y que la caída sea motivo para fortalecer el avance.
Ahora te presento algunas tipologías que espero te sirvan para reflexionar acerca de ti y tu vida.
Están basadas en la experiencia y en el estudio de fuentes fidedignas, por tanto son para aprovechar.
Recuerda que son tipos de personas, no creo que existe una persona "pura", sino mixturas de tipos con más o menos predominancia de ciertos rasgos.
1. El que se "la cree".
Éste es un problema enorme, ya que paraliza cualquier posibilidad de crecimiento, arrepentimiento y enmienda.
Supone que no hay otra cima para escalar, otra página que leer, otro asunto que estudiar, puesto que se cree que sabe todo.
Y, por supuesto, no hay consejo ni maestro ni guía que le venga bien, puesto, que él sabe mejor que cualquier otro, y nadie está capacitado para decirle nada que él no sepa.
Esta indiferencia que alcanza al saber todo de todo, es su peor enemigo.
Está ciego, sordo pero no es mudo para nada, ya que opina de todo aunque no sepa un poquito.
Una clase de esta tipología es el "mandón", que busca someter a los demás con fuerza, agresividad, malos tratos, etc.
2. El oveja.
Esta persona no hace nada antes de consultarlo con 129480329 amigos y conocidos, preguntarle a sabihondos "fashion" de la Internet, o leerlo en tal o cual sitio o publicación de moda.
Siempre mirando de reojo para ver que hacen los demás y para ver qué nota le están dando por su conducta.
Se fija en la publicidad, en lo que está a la venta, en las ofertas aunque no las precise, quiere estar "en onda", porque si se siente fuera del rebaño algo en su corazón parece quebrarse.
Es tal su desespero por aprobación del grupo, que no le interesa lo que sufre o lo que pierde, en tanto reciba el aplauso ajeno, o al menos, que no lo desaprueben.
3. El que espera el ómnibus.
Este tipo de persona probablemente ha recibido buena orientación, es modesto como para no creerse genial a todo momento, es mesurado en sus expectativas sociales, pero padece de esa modorra propia del que aguarda toda la vida el bus sin hacer lo que necesita para avanzar.
Ahí está, parado a la espera de ese "algo" que lo lleve, que le solucione la vida, que accione en lugar de él.
4. El abandonado.
Dice y piensa: soy así, no se puede cambiar.
Es una mezcla del tipo 1 y 3.
Del tipo 1, porque ya alcanzó una convicción férrea e inamovible en al menos un aspecto: no puedo cambiar, así soy y así es la vida.
Del tipo 3, porque no hace nada para promover el cambio necesario.
5. El sometido.
Hace lo que determinada persona significativa le manda, sin chistar, sin opinar, sin quejarse. Quizás consciente de su sufrimiento, o no.
Mamá, papá, novia, esposa, jefe, pastor, maestro; alguien a quien adoptar como "amo", para someterse a su voluntad.
6. El saltarín.
De a ratos tiene un impresionante impulso de crecer, al minuto siguiente parece una uva pasa.
Hoy busca en libros de autoayuda, mañana en una religión oriental, pasado en los mormones, traspasado en la flores curativas mayas.
Hace media hora quería arrasar con el mal en el mundo, pero ahora está llorando de impotencia.
Está impaciente por cambiar, y como las cosas no se dan a su ritmo frenético, las abandona enojado y rencoroso.
7. El iluso.
Vive entre sueños, esperanzas, ilusiones e ideales.
Se forma una algodonada visión de las cosas, bastante fuera de foco; por lo que sus ideas y acciones no consiguen grandes éxitos.
8. El que ve fuera, pero nunca dentro.
Proyecta sus puntos negativos en los demás, critica amargamente, es severo en sus juicios, reclama y se queja. Exige, demanda y se enoja.
9. El fugitivo.
Huye de la responsabilidad. No confronta ni encara lo que debe hacer. Da excusas, se justifica, es hábil declarante, pero no avanza y retrocede a pasos agigantados.
Oigo tus comentarios y opiniones.