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Una reflexión

Bendito seas oh Eterno
En los tiempos de gozo te veo en la Creación
Y tu presencia siento en la tribulación
Decisiones toma a veces mi alma
Que me alejan de toda calma

Pero Tú estás allí presente
Aunque otra cosa diga mi mente
Agradecido estoy por tus santos mandamientos
Que a las naciones has dado con discernimiento

Porque nuestra imperfección es el más grande regalo
Porque nos das control de nuestra vidas, nada es malo
Nos regalas todo lo que necesitamos
El regalo del amor para amarnos.
Beatiful-water-spring-wallpaper-1024x768

Vaetjanán 5774

El comienzo de la parashá nos recuerda cuando Moshé imploró al Eterno para que le permitiera ingresar a la Tierra Prometida. La respuesta fue, básicamente, “no”.
Se han dado razones para entender esta negativa, una muy interesante (que la volví a escuchar recién en un shiur online del Rav Ury Sherky) es la que propone que Moshé era el dirigente adecuado para acompañar la Salida de Egipto y el trayecto hasta la Tierra Prometida. Ahora, era necesaria otra cabeza, que tuviera una concepción diferente del liderazgo, de la participación del pueblo y de la necesidad de milagros evidentes en los asuntos cotidianos.
Sucede que en caso de obstáculos, como los que enfrentarían, la idea de Moshé era: “El Eterno, vuestro Elokim, quien va delante de vosotros, Él combatirá por vosotros de la manera que lo hizo por vosotros en Egipto ante vuestros propios ojos" (Devarim / Deuteronomio 1:30).
En tanto, la postura de Iehoshúa/Josué era: "Si el Eterno se agrada de nosotros, nos introducirá en esa tierra. Él nos entregará la tierra que fluye leche y miel. Sólo que no os rebeléis contra el Eterno, ni temáis al pueblo de esa tierra, porque serán para nosotros pan comido. Su protección se ha apartado de ellos, mientras que con nosotros está el Eterno. ¡No los temáis!" (Bemidbar / Números 14:8-9).
Para Moshé el modelo era esperar que Dios hiciera milagros, Él quitaría los enemigos del medio, Él sería el que activaría y los hijos de Israel tendrían un rol pasivo.
Para Iehoshúa, en cambio, serían los judíos los encargados de cumplir con su “destino”, los que darían todo de sí y con la ayuda de lo Alto obtendrían sus merecidas victorias y satisfacciones.
¿Cuál crees que era el modelo que prefería Dios para dirigir a los judíos en la adquisición de su tierra?
¿Por qué ese y no el otro?
Escoger uno, ¿representa que el no elegido es defectuoso o corrupto en algún modo?
En la historia del pueblo judío, ¿se ha notado alguna vez similar contraposición de estilos y modelos en lo que respecta al regreso a la tierra de Israel?

Luego la parashá continúa recordando algunos eventos importantes de la nación judía.
Le toca el turno a la Revelación de Dios en el Sinaí que ocurrió ante todo el pueblo judío. Se recalca, de manera insistente, que la Presencia del Eterno no estuvo acompañada por imagen visual, por lo que se debe abstener la persona de cualquier representación de la Divinidad. ¿Por qué? Porque pueda provocar desvíos de la buena senda, que finalmente conducen a lugares indeseados.
Hay que tener mucho cuidado en cómo uno vive y lo que le transmite a los descendientes, para que el mensaje sea correcto, lleno de luz y no se vaya opacando con engaños, dudas, confusiones, etc.
Por ello, muchos rituales, celebraciones, lecturas tienen la finalidad de preservar la integridad del mensaje milenario, más allá de las interpretaciones y adecuaciones apropiadas a cada época. Tal vez por ello en la parashá se nos presenta la segunda versión de los Aseret HaDiverot (Decálogo) a lo que se añade "En aquel tiempo el Eterno también me mandó a mí -Moshé- que os enseñara las leyes y los decretos, para que los pusieseis por obra en la tierra a la cual pasáis para tomar posesión de ella." (Devarim / Deuteronomio 4:14). Porque los 14 mandamientos del Decálogo no son toda la reglamentación, sino una parte de los 613 mandamientos de la Torá, que es necesario conocer para valorar y cuidar.

A modo de compendio, la Torá indica en la parashá que a diario debemos recitar dos veces el “Shemá Israel”, que se convirtió en uno de los temas principales del judaísmo. Entre otras cosas por mencionar: unidad y unicidad del Eterno, estudio de la Torá, enseñar intensamente Torá a los hijos, Tefilín, Mezuzá, conducta recta.

¿Cómo puedo ser una mejor persona?

sociabilidad

“…Mientras que el que duda y cuestiona racionalmente, está en búsqueda de «creer», aunque ¡no lo quiera creer! Está en el camino de ser una mejor persona, mientras no atente contra los mandamientos que el Eterno ha ordenado (aunque no cumpla los atinentes a la relación con Él). Pues, no hay persona buena, sino personas que van mejorando, y personas que van en sentido contrario. En resumen, lo que .. (cualquier persona ..) hace, es muchísimo más vital y trascendente que aquello que piensa y siente ..”[i]

Hace pocos días miraba un video que compartieron en el Facebook, donde unos religiosos extremistas armados con fusiles de guerra, conducían a un grupo de personas a un campo abierto y, cual hato de animales, los acostaban en fila y les disparaban en la cabeza uno tras otro; todo en nombre de su religión.

Pero las bizarras escenas no terminaban ahí. Continuaba el video donde a otro grupo de hombres, los cuales se veían muy jóvenes, eran conducidos a golpes por sus asesinos, a una orilla de un río, y mientras uno le sostenía los brazos para que no se defendiera, otro sin ningún tipo de sentimiento, disparaba hacia sus cabezas, en el tanto sus cuerpos se desplomaban al cauce del río.

Por un minuto intenté tratar de imaginar el terror, el miedo y la insoportable impotencia de las victimas de dicha matanza, y confieso que no pude ponerme en sus zapatos. Con solo imaginar presenciar una escena como la que estaba viendo, a los pocos segundos empecé a experimentar esa sensación de miedo y ansiedad tan espantosa, que solo unos cuantos cigarrillos podían calmar unos nervios de punta como los míos.

Ya una vez sosegado gracias a la nicotina, pensaba: ¿cómo puede una religión imponer como bueno matar a otro? ¿Existirá en lo recóndito de un asesino una chispa de conciencia que le haga, aunque sea suponer, que su acto es ilógico, cobarde e inhumano?

Concluía que esa barbarie no eran actos de seres humanos; ya que nadie puede ejecutar dichos actos sin sentir el mínimo remordimiento; eran actos de algo parecido a un humano, pero con forma humana.

Y claro, alimentaba mi sospecha una vieja enseñanza del Rambam que reza:

“..Tú sabes que cualquiera que no tenga esta forma (espíritu) que describimos no es un hombre, sino un animal con la forma y apariencia de un hombre, pero dotado de la facultad, que no tienen los demás animales, de causar toda clase de daños y males; porque el intelecto y la razón que le estaban destinados para alcanzar una perfección que le ha sido inasequible, los emplea para omnímodas maquinaciones malignas, resultando, en consecuencia, algo semejante al hombre o su parodia.” (Moré Nebujim 1:7).”[ii]

Y mientras pensaba, recordaba un Texto Fundamental[iii], en la parte que dice:

“..Porque ciertamente por vuestra propia sangre pediré cuentas. …. Yo pediré cuentas a cada uno por la vida del hombre…(6) El que derrame sangre de hombre, su sangre será derramada por hombre; porque a imagen de Elokim él hizo al hombre…”

Y mientras confirmaba la lectura, otras preguntas me hacía; tales como ¿y por qué no se cumple la sentencia divina? ¿Por qué Dios no le exige cuentas al asesino?

Porque cuando Dios emitió esas palabras, lo hizo como el Dios que ordena, con EL que no se negocia, como EL que impone SU AUTORIDAD y punto ([iv]).

Pero a los pocos minutos me doy cuenta de mi error. Desde mi impotencia reclamo venganza que mi Ego disfraza como sed de justicia.

Porque es mi Ego quien le reclama a Dios, y no Luis. Porque yo no soy lo que mi Ego impone que sea; o bien, yo no soy la careta que ignorantemente me impuse debido a conductas ególatras que reiteradamente ejecute por años, o “yoes vividos”, como lo quieran ver.

Lo cierto es que soy una persona, que convivo con mis pares, y todos con un elemento adicional que nos hace más que humanos[v] y que nos obliga a ser mejores personas.

Así que, a los minutos de haber recapacitado un poco mejor, y darme cuenta que no era yo quien reclamaba luego de tan salvajes imágenes, me hice la pregunta:

¿Y cómo puedo ser mejor persona?; es decir, ¿Qué está a mi alcance para aportar y que sirva para mejorar la convivencia con las otras personas?; o bien, ¿Qué acciones propias pudiera yo adoptar que de alguna forma contrarrestara los efectos al mundo de una barbarie como la vista en el video?

Porque yo no nací para juzgar; mucho menos para ejecutar las sentencias divinas.

Porque cada uno tiene un compromiso consigo mismo en lo individual: ser constructor de Shalom en el mundo; y ser socio con otros constructores colectivamente hablando.

Porque ser un constructor no es el fin último del despertar de conciencia; es el inicio de un proceso interminable de mejoramiento individual y personal.

Porque nuestro compromiso mayor no es con Dios, como equivocadamente creen algunas personas; creencia supersticiosa, idolátrica y heredada que inevitablemente las conduce a las redes de la religión.

Nuestro compromiso mayor es con nosotros mismos y con los demás[vi]. Es decir, un compromiso con la sociedad por ser la persona alguien de bien.

Pareciera que en este compromiso supremo radica nuestra esencia divina; es decir, cuando alguien pone en primer orden su mejoramiento como persona, no solamente sospecha de su filiación a algo más que a materia y energía; sino que se empieza a aclarar la nublada razón de su existencia.

Tal y como se mencionó en un antiguo artículo, y cito:

“…Hombre, ya que existes…cumple la función para la cual has sido creado…has todo lo que puedas por ser quien puedes llegar a ser…constrúyete a cada instante, no te abandones en la indolencia o el pesimismo o el vacío idealismo, porque si así hicieras…es mejor que no hubieras sido creado…”[vii]

El cuerpo de las Imposiciones Negativas radica en nuestra propia relación con los demás. Cinco de las siete ordenanzas prohibitivas refieren a nuestro comportamiento social; y solamente dos respecto de nuestra propia relación con Dios.

Así que “..la función para la cual has sido creado..” pareciera fuertemente inclinada a la relación con los demás; al comportamiento social; a la relación con todo y con todos los que se relacionan con usted amigo lector.

“…No te abandones en la indolencia..”, a la indiferencia, a la falta de acción por pensar que a pesar de todo, no se puede revertir las acciones malignas por acciones bondadosas hechas al otro lado del orbe.

Así querido amigo que me lee, le regalo mi experiencia; y le comparto mi pregunta inicial, y le añado algunas otras:

¿Cómo se puede llegar a ser mejor persona? ¿Qué se pudiera aportar que sirva para mejorar la convivencia con las otras personas?; ¿Qué acciones propias se pudieran adoptar que de alguna forma contrarrestara los efectos al mundo de las acciones terribles que últimamente hemos visto?

¿Podría usted compartir conmigo sus conclusiones a una pregunta igual? ¿Está en desacuerdo conmigo?

Muchas gracias de antemano por sus comentarios y por acompañarme en esta breve reflexión.

 

Notas:

Bendito Sea el Juez Verdadero. Que este artículo sea en mérito de todas y cada una de las personas asesinadas cobardemente por el grupo extremista visto en el video.

Que sea en mérito de los soldados caídos del Ejercito Israelí, por defender el derecho humano de vivir en paz, libre de terroristas.

Que sea en mérito de las víctimas del terrorismo de Hamas que se está viviendo en estos momentos en la Franja de Gaza.

Que la paz llegue pronto a Israel.

 
[i] ¿Cuestión de creencia o de fe? Artículo:  http://serjudio.com/rap1451_1500/rap1481.htm

 

[ii] http://fulvida.com/2013/11/07/preguntas-2/. He de aclarar, que en la parte de los comentarios de este artículo fue corregido mi error de interpretación.

 

[iii] Un Texto Fundamental. Artículo: http://fulvida.com/2008/03/27/un-texto-fundamental/

 

[iv] La traducción de la Tora que se nos facilita en “Un Texto Fundamental”, empieza: “ Entonces Elokim bendijo a Noaj y a sus hijos, y les dijo:..”. En este caso, Dios se presenta a Noe como ELOKIM; apelativo que utiliza Dios cuando se manifiesta a la creación con rigor. Véase lo que el maestro ha enseñado: “..El apelativo divino usado por mismísimo Dios en la Torá al momento de relatar la Creación es «Elokim», que es el que se emplea cada vez que se quiere denotar a Dios manifestándoSe con rigor sobre la naturaleza (tomado de http://serjudio.com/rap2301a2350/rap2337.htm. Lo subrayado es propio.)

 

[v]Remito al lector al artículo: http://serjudio.com/rap2851a2900/rap2868.htm

 

[vi]  Remito al lector a los artículos http://fulvida.com/2014/04/24/prohibido-la-idolatria-una-perspectiva-alterna-sobre-rezo/ y http://fulvida.com/2014/04/27/asuntos-internos/

 

Lectura Recomendada para adjuntar a favoritos http://serjudio.com/dnoam/rap83.htm

Del volver

TESHUVÁ es el proceso de arrepentimiento, es decir, del retorno al camino de lo correcto.
Al volver se supone que hemos adquirido una experiencia que nos fortalece, y si bien no nos inmuniza ante nuevos errores, al menos nos sirve para crecer y mejorar.

Desde el nuevo lugar podríamos tener la capacidad de comprender las acciones de otros, no prejuzgar, no ser drásticos, compadecer, tender una mano misericordiosa, ayudar a otros a regresar a la senda. Porque, hemos estado en situaciones similares, estuvimos fuera de línea y tuvimos la oportunidad y el coraje de realizar el trabajo necesario para enmendarnos.
Pudimos escapar de decretos de muerte, eludir mandatos opresivos, salir del rol de victimizarse, dejar de inventar excusas, no escondernos más detrás de máscaras, nos apartamos de todo ello que nos deja en el exilio para poder reencontrar nuestra esencia espiritual y alcanzar por un rato la armonía.
Pero, solo por un tiempo, porque nuestra existencia en este mundo es de constante tarea, debemos remar siempre, ir de un conflicto a otro, porque así es la regla de habitar en un mundo limitado pero siendo un espíritu ilimitado.

En el error, no es necesario dar excusar, ni culpar, ni justificarse; tenemos la fortaleza como para salir de la celdita mental y disfrutar y de crecer.
Caeremos, es parte de la vida, para volver a levantarnos y continuar avanzando.
Tenemos un Norte que nos orienta, es la médula de nuestro ser, lo que nos conecta de manera perpetua con el Todopoderoso.

Av, el mes de la redención

El mes de Nisán es el de Av-iv, el de la pequeña redención, porque en el plan del Eterno Av era el mes de la gran redención.
Los judíos salieron de la esclavitud el 15 de Nisán y estaban “destinados” a alcanzar su tierra patria, su lugar para florecer, ISRAEL, en el mes de Av.
Estarían preparándose 49 días para el encuentro con el Eterno y el comienzo de la recepción de la Torá.
El 50º sería ese gran día, que nosotros aún festejamos cada 6 de Siván con Shavuot.
Moshé permanecería 40 días en el monte, en comunicación auténtica y esplendida con el Todopoderoso, adquiriendo la sabiduría prodigiosa para compartir con los hijos de Israel.
Entonces, el 17 de Tamuz descendería de las alturas portando las Tablas del Pacto, escritas por “dedo” de Dios.
El día 18 emprenderían el trayecto hasta la tierra de santidad, a la cual llegarían hacia el atardecer del último día de Tamuz, para entrar gloriosamente el primero de Av. Entonces, la tierra estaría casi despoblada, no encontrarían resistencia ni enemistad, sino tan solo el camino hacia su crecimiento mutuo.
Pero, algo interrumpió esa gran redención y la aplazó por milenios.
La muchedumbre de egipcios y otros gentiles que había salida de Egipto atrás de los judíos, calcularon mal el momento en el cual debería haber descendido Moshé del Monte, que era quien los cobijó y acogió por propia voluntad y no por deseo Divino. Ellos se impacientaron y provocaron disturbios, agredieron, atacaron, reclamaron, se quejaron, confundieron, finalmente obtuvieron que Aarón fabricara para ellos, a desgano y atemorizado, el becerro de oro. Ellos indujeron a algunos cientos, o miles, de hebreos a la idolatría, la reverencia del error, actos impúdicos, a la alteración del shalom que se había establecido desde la Revelación en Shavuot.
A esa mezcolanza caótica y egóica llegó Moshé y por ello dejó que se rompieran las Tablas del Pacto.
Luego se tuvo que perder tiempo en pedidos de perdón, en rituales, en subidas y bajas al Monte, en el perdón y nuevas Tablas entregadas el 10 de Tishrei, muchos días después, cuando ya se había perdido la sincronización “cósmica” que hubiera permitido la gran redención en su tiempo y circunstancias.
Ahora los hebreos deberían atravesar algunas penurias y acciones para que llegaran nuevamente a estar a punto de entrar a la Tierra.
Y entonces, otros pobladores habían arribado, usurparon el lugar de los judíos, instigaron a 10 de los 12 exploradores a que vacilaran en su confianza en Dios, lo que a la postre llevó a que la noche entre el 8 y 9 de Av, del segundo año de salir de Egipto, fuera decretado que no entraran hasta dentro de 38 años.
Y recién entonces, otra generación, con otras circunstancias históricas, en un contexto completamente diferente y desfavorable, tuvieron que conquistar su hogar y hacer allí su destino. Pero, la redención fue incompleta, aún la padecemos.
Según la Tradición, Av sigue siendo el mes de la gran redención. Por ahora es un mes de tristezas, de padecimientos, duelos, contrariedades y contradicciones. Pero, la historia se completará, confiamos, en Av.
Hagamos nuestra parte, seamos nosotros el Mashiaj, para que se establezca la Era Mesiánica hoy.
¿Ser nosotros el Mashiaj?
¿Qué clase de herejía o delirio estoy ofreciendo?
Ninguno…
Vamos a hacer nuestra parte, construyamos shalom hoy, sin más excusas ni retrasos.

Confianza y éxito

Comienza esta semana el quinto libro de la Torá, Devarim, conocido en español como Deuteronomio (repetición de la Instrucción). Coincide con la denominación hebrea tradicional “mishné Torá”, porque inicia el relato de Moshé que recapitula instantes memorables de los últimos cuarenta años de historia hebrea.
Ubiquémonos en contexto. A Moshé le quedan cinco semanas de vida, quiere aprovechar ese tiempo para despedirse del pueblo y dejar marcado un mensaje de vida, de bendición, que les refuerce en la senda del éxito.
Se avecinan cambios importantes y los israelitas deberán estar preparados y dispuestos a convertirlos en oportunidades de crecimiento personal y colectivo. Tendrán a Iehoshúa/Josué como nuevo líder, deberán esforzarse en la conquista de su tierra, serán sometidos a varias pruebas y no contarán continuamente con la ayuda directa y ostensible de Dios, tendrán que aprender a ser un pueblo independiente en su propia tierra.
En síntesis, es hora de madurar y estrenar otra etapa de la vida colectiva. Se podría decir que el pueblo estaba dejando atrás la infancia para ingresar de a poco en la adolescencia, con sus modificaciones, vacilaciones, enojos, esperanzas, anhelos, compromisos, etc.

Quizás por ello el relato hace especial mención del fracaso ocurrido en el episodio de los merraglim, los doce exploradores que cuatro décadas atrás fueron enviados a recopilar información de Canaan. El informe de diez de ellos estaba plagado de desconfianza, incentivaron las dudas basadas en la intranquilidad de los israelitas, encendieron la mecha que explotó en el descontento y angustias. Muchos israelitas escogieron hacer caso a las fantasías del miedo en vez de confiar en el Eterno y avanzar con seguridad.
Según se nos revela, si hubieran tenido confianza en el Eterno y enfrentado sus temores con entereza y responsabilidad, entonces tomar posesión de la tierra de Israel y afincarse allí hubiera sido un proceso mucho más pacífico y sencillo. Pero, no lo fue (ni lo es).
La actitud derrotista, atemorizada por fantasías, que busca culpables para escapar de las tareas, que reacciona quejosamente o violentamente, seguramente que no lleva a la victoria, por tanto, debe ser reconocida, desactivada y reemplazada por la actitud benefactora y beneficiosa. Pero, ¡mucho cuidado cuando las conductas tóxicas repetidas se convierten en hábitos, pues son más difíciles de transformar positivamente! Por ello, Moshé recuerda otras oportunidades en las cuales el sentimiento de impotencia devastó a los israelitas, llevándolos a conductas pesimistas y al fracaso.
Ahora, el maestro le asegura a Iehoshúa, frente a todo el pueblo, que cuando surjan inconvenientes no hay que temer, pues el Eterno estará del lado de los hebreos, luchando sus luchas siempre y cuando hagan su parte correspondiente.
El Rav Kook enseña, a partir del Salmo 112: “La confianza interna se basa en el conocimiento de que aun lo que parece ser malo no tiene porqué complicarnos. Si el corazón está verdaderamente "firme en la confianza en Dios", no hay lugar para el miedo y la ansiedad, ya que todo es de Dios y nada puede ser verdaderamente malo.
Los aspectos más debilitantes de las dificultades y el sufrimiento no son físicos, sino de naturaleza psicológica. Para una persona que puede ver el mundo tal como es, y aún así su corazón permanece lleno de confianza en Dios, incluso sus aflicciones no son verdaderas aflicciones. Tal persona es feliz con su parte en la vida, y es capaz de enfrentar los desafíos de la vida con gracia.
Pero para la persona que está acostumbrada a estar descontent
a con el mundo, los problemas le esperan en cada esquina. Uno no puede estar en paz y sentir la alegría y la felicidad sin aprender a fluir con la vida y aceptar las condiciones de la realidad.” (adaptado de “Ein Eyah” vol. II pp. 324-325).

Una de esas frases…

Alguien publicó hace un rato esto en su FB:

NO PODEMOS CAMBIAR EL PASADO… SOLO PODEMOS APRENDER DE NUESTROS ERRORES, EVALUAR NUESTRO PRESENTE Y ORAR PARA QUE NUESTRO FUTURO SE ACERQUE A LO SOÑADO.

¿Estás de acuerdo?
¿Cambiarías algo? ¿Qué?
¿Agregarías algo? ¿Qué?
¿Quitarías algo? ¿Qué?
¿Podrías decir una idea similar, o perfeccionada, en siete palabras exactamente?

Sé analítico, reflexivo, intenso, sensible, amplio, profundo, drástico, espiritual (¡que no religioso!), por favor.

Gracias.

Consuelo para el ateo, si existe alguno

El otro día en Facebook preguntó un amigo (judío observante de los preceptos y estudioso de Torá) qué se le podría decir a un ateo para consolarlo, confortarlo, fortalecerlo ante la idea de la muerte.
De manera veloz respondí: “Vive de tal manera que la existencia tenga sentido”. El sentido lo construye cada uno, no está impuesto por otros, no tiene porqué ser compartido, ni siquiera ser valioso para determinada cultura. Por supuesto que al ser nosotros seres sociales, nosotros mismos construidos –en parte- por otros y por nuestras interacciones, difícilmente habremos de idear un sentido por completo ajeno a otros.
El inteligente amigo respondió que era muy bonita la idea que planteaba, pero que de ser él la persona atea, no hallaría en esas palabras consuelo.
Entonces, de inmediato agregué: A ti quizás racionalmente no no te sirve, porque no eres ateo. No piensas, ni sientes, ni crees, ni tienes las perspectivas de uno. Para quien se identifica como ateo, o cree que lo es, este ideal de vida es mas que suficiente. Porque, no hay más que esta existencia, el aquí y ahora. Al morir, se pierde toda conciencia, ni hay una chispa que permanezca, el silencio y el olvido es el destino. Pero, hay una especie de trascendencia sobre la muerte, y son las obras que nos sobreviven. Si hemos formado familias con valores, con acciones de bondad y justicia; si hemos contribuido a la sociedad y quedan personas que nos recuerdan o alguna construcción que perpetúe nuestro pasaje por el mundo; si aunque sea modificamos para bien un pedacito del cosmos, ese es el paraíso para el ateo. Aquí, en este mundo. No se vive pensando en retribuciones metafísicas, sino solamente en lo que se beneficia al entorno y tal vez a la posteridad. Eso cuando uno es realmente ateo y ético. Pero, si uno aparenta ser ateo, pero en el fondo sigue apegado a deidades (la Verdadera, o todas las otras falsedades que el hombre se inventa y erige en el trono de un dios); o si uno lleva una existencia de pobreza de sentido; o si falta a la ética; entonces, por supuesto que la frase “vivir con sentido”, no tiene ningún sentido ni provee de ninguna consolación. ¿Cómo se consolará aquel que despilfarró su vida en vanidades? ¿O el que vive con temor a dioses, pero reniega de ellos? ¿O el que hace de su vida un combate contra la deidad, pero iza la bandera del ateísmo? ¿O aquel que defrauda al prójimo y/o a sí mismo con acciones innobles y perjudiciales? Podemos mentirnos, ocultar la amargura de nuestra conciencia, convencernos de que somos geniales y buenos, pero la vocecita de la neshamá (espíritu, Yo Esencial) no puede ser silenciada, aunque mucho alboroto la tape. Claro, para el ateo la neshamá es una ficción, tal como son los dioses; ¡pero qué importa lo que crea la gente! Ni Dios (el Verdadero), ni la neshamá piden permiso para existir al hombre, ni dejan de ser porque el hombre diga que no existen.
Sí, hasta el ateo más irreverente, o el más pulido, sigue siendo una neshamá encarnada en sus otras dimensiones que lo forman como hombre en el mundo. Esa neshamá sigue alumbrando su existencia, a pesar de las pantallas, máscaras, cáscaras y racionalizaciones; y esa neshamá se “conforta” con las acciones nobles, que acercan al hombre al Creador. Porque, hasta los ateos más recalcitrantes tienen momentos, y probablemente abundantes, de sincera cercanía con el Uno. Si no te das cuenta cómo ni cuándo, tienes tarea para hacer. De hecho, hasta podría haber ateos mucho más apegados al Eterno que otros que se declaran “espirituales” (no sé bajo cual definición) y son un manojo de religiosidad, de ritualismo, de supersticiones en ropaje de santidad.
Por lo que sé, a Maimónides y otros grandes no le agradaban los ateos, pero al mismo tiempo sé que en el Talmud Ierushalmi se cita en nombre de Dios:

“Dice Dios: que me dejen a Mí pero que no abandonen el cumplimiento de los mandamientos, porque de cumplir con ellos sin creer en Mí, eventualmente terminarán también por creer en Mí… (lamed Torá shelo lishmá shemitoj shelo lishma at ba y etc.)”
(T.I. Jaguigá perek 1 halajá 7)

(Más en http://serjudio.com/exclusivo/respuestas-a-preguntas/resp-44-creer-en-dios-amor).

No sé en qué siguió mi amigo con sus laberintos intelectuales, es un muchacho muy agradable y sagaz, rompe con muchos moldes sin salir del marco.
Lo que sí sé es que este mensaje en realidad es válido para los creyentes en cualquier deidad (sea el Uno y Único, o cualquiera de las falacias), para los ateos sinceros y despojados de adoraciones (creo que no conozco a ni uno así, siempre el EGO está sentado en el sitial de la deidad, de una u otra manera), así como para los que se proclaman ateos pero son religiosos.

Todos deberíamos llevar una existencia que tenga sentido, vivir a pleno el aquí y ahora, disfrutar de lo que tenemos permitido, actuar de tal manera que el paraíso lo hagamos en este mundo. De esta manera, gozaremos de esta vida y recogeremos los frutos en la posteridad.
El mejor camino es el de la construcción de shalom constante, esto es, que todo nuestro quehacer (pensamiento, discurso, acción) este regido por la bondad Y la justicia, con fidelidad al Eterno.

¿Quiere decir esto que es mejor ser ateo?
¡Por supuesto que no!
Pero, la manera que propongo para confortar a un ateo ante la desesperación, tiene valor para toda persona. Y si nos lleva a una vida mucho más creativa, rica, beneficiosa, solidaria, atenta, comunicativa, provechosa, bondadosa, justa… ¡qué bueno!

Recomiendo: http://serjudio.com/personas/etica/imitatio-dei-actuar-como-dios

¿Vamos a sentirnos mejor?

¿Vamos a sentirnos mejor?
Si quieres, puedes.
Veamos unas herramientas para uso diario.

1- Comienza el día agradeciendo y luego no dejes pasar oportunidad para reconocer lo que tienes y dar gracias por ello.
Si hoy tienes arroz para comer, ¡qué bueno que así sea! Quizás mañana puedas haber conseguido pollo también. Pero, si por lo que crees te falta dejas de disfrutar lo que tienes aquí y ahora, es dudoso que puedas sentirte bien.

2- Haz alguna cosa favorable por otra persona sin querer ni esperar nada, absolutamente nada, a cambio.

3- Hazte un tiempo para conversar con el Eterno. No precisas de rituales, ni templos, ni complicadas fórmulas, ni posturas corporales particulares, sino simplemente abrirte a ese encuentro. Mira tu interior y desde allí vislumbra lo que hay para agradecer, alaba a tu Padre y Rey y si deseas, también puedes pedirle.

4- Nutre adecuadamente tu cuerpo. Consulta con tu médico.

5- Realiza ejercicios apropiados para ti. Consulta antes también con tu médico.

6- Trabaja, sea en una actividad económicamente rentable y/o en un pasatiempo.

7- Dedica un tiempo fijo para estudiar. Que no pase un día sin al menos una lectura interesante, un análisis, o lo que fuera que provea alas a tu imaginación y músculos a tu conocimiento.

8- Controla solamente aquello que realmente puedes controlar y no quieras dominar lo que está fuera de tu alcance.

9- Acepta los hechos y los sentimientos, no los niegues ni los ocultes, simplemente reconócelos, admite su existencia y presencia, y lo que no puede ser modificado o mejorado déjalo que fluya.

10- Haz tu parte, la que te corresponde y no pretendas excederte en la misma ni tomar sobre sí cargas que no te pertenecen y te lastiman.

11- La tarea que estás haciendo en este momento es la única que importa ahora. Enfócate en ella y no desperdicies tus energías por vivir fuera de foco.

12- Lleva una lista de las asignaturas que debes realizar, una agenda, así podrás estar mejor concentrado en cada tarea en su tiempo oportuno.

13- Disfruta de lo que tienes permitido.

14- Aléjate de lo prohibido y de aquello que te lleva allí.

15- Intenta encontrar el lado positivo de las cosas y las personas, sin por ello caer en ingenuidad o misericordia injusta hacia quien lo aprovechará para seguir dañando.

16- Trata de no reaccionar con llanto, grito, pataleo o desconexión de la realidad (y/o sus correspondientes derivados) cuando te sientas –o estés- en impotencia.

17- Emplea la Comunicación Auténtica.

18- No vivas buscando la aprobación de los demás, estarás siempre exhausto y con mal ánimo.

19- No inventes excusas para disculpar faltas y fracasos. No eches culpas. No te angusties por lo que no pudiste hacer. No te ahogues en vasitos de agua.

20- Que tus acciones, pensamientos, palabras, procuren construir shalom todo el tiempo, por medio del balance entre la bondad y la justicia.

21- La energía que malgastas en quejas podrías destinarla a mejorar tu existencia.

22- Recorre el camino de la TESHUVÁ y perdona a quien lo ha recorrido.

23- Quita el rencor y el deseo de venganza de tu corazón.

24- Ejercita tu sentido del buen humor.

25- Cuídate, respétate, ámate.

26- El miedo es parte de la vida, por lo general al servicio del EGO. Aprende a trabajar para no esclavizarte ni a uno ni a otro.

27- La mejor manera de ser amado es amar sin esperar compensaciones.

28- No busques la perfección, no existe.

29- Resuelve las dificultades de a una por vez.

30- Realiza un balance de los hechos del día antes de ir a dormir.

31- Deja escrita una lista de tareas para mañana y despeja tu mente para que tu descanso sea reparador.

32- Recuerda hacer sentir tu aprecio a quienes son importantes para ti.

33- A veces tropezarás y te caerás y te dolerá, ¿y eso qué? No es el final de la carrera, solo una parte de la misma.

Aprender a pedalear

El relato central de la parashá es el envío de los doce exploradores (los famosos “merraglim”) a recorrer la Tierra Prometida.
Luego de alrededor de dos años de travesías por los desiertos el pueblo hebreo se aproxima al destino final de su trayecto. Habían recibido la palabra del Eterno de que sería una tierra buena, provechosa, que los acogería con abundancia y bienestar. A un paso estaba su tierra nacional, con ventajas materiales (agrícolas, ambientales) similares a las que se conseguían en Egipto, pero con el beneficio de no continuar bajo la dominación de extraños, sino siendo autónomos y responsables por su felicidad. Sin dudas, también se toparían con desafíos y retos, que les posibilitaría a los judíos desarrollar sus capacidades y alcanzar a plenitud la libertad. Ese hogar nacional y su actitud en ella era la meta, el trofeo.

 

Pareciera que esta invitación a tomar el manubrio de sus vidas y a pedalear con sus propias fuerzas para avanzar atemorizaba un poco, hacía brotar dudas, sospechaban que algo podría fallar, tal vez no tenían el suficiente poder, o las dificultades sobrepasarían lo soportable.
¿Quién sabe lo que trae cada cambio? ¿Tal vez algo peor a lo actual?
¿Qué es más fácil de imaginar: un desastre, la derrota, o que se alcanzará el éxito con relativa sencillez? Depende, ¿no?; solo recuerda, ellos habían sido extranjeros durante más de dos siglos y esclavos por casi uno, y el reciente par de años de libertad en los desiertos estuvieron protegidos y mantenidos por el Eterno, sin verdaderos retos a los cuales enfrentarse.
Tomemos en cuenta la tendencia a quedarse en la zona de confort, en lo que uno más o menos conoce, y que se acepta como escaso y no muy satisfactorio, pero al menos tiene sabor agridulce.
Según cuenta la parashá: “Y se decían unos a otros: -¡Nombremos un jefe y volvámonos a Egipto!” (Bemidbar / Números 14:4). ¡Cómo si allí fuera un paraíso y la vida les hubiera sonreído!

Ellos (así como todos) tenían que aprender a ser libres, y es precisamente éste el tema de fondo de nuestra parashá, aunque a simple vista no lo parezca. Nuestra Tradición nos ayuda a hacerlo. Por ejemplo, con los SHALOSH REGALIM, las tres festividades de la peregrinación:

  • Pesaj: libertad de la esclavitud material, en el sentido de haber roto las cadenas físicas y salido de la prisión. Es el inicio de un proceso. Enseña a que es necesario apartarse de lo que perjudica.

  • Shavuot: libertad cultural y espiritual, porque los judíos se comprometieron a cumplir un código de vida de origen divino, que los afirmaba en algo propio y no solamente alejarse de las costumbres y conductas habituales de los egipcios y de los esclavos. Por primera vez se apropiaban de algo que les pertenecía y les servía como espejo para conocer su identidad. Enseña a encontrar lo que es bueno y aprenderlo a fondo.

  • Sucot: libertad en todas las dimensiones, al tomar posesión de su tierra, habitarla, hacerse cargo de su propio destino sin depender de milagros o de las órdenes que provienen de otros y ajenos. Enseña a hacer el bien y a disfrutar de lo permitido.

Entrenarse para ser libre es una gran tarea y sabemos que se conquista un enorme premio. Es como aprender a andar en bicicleta.

En este aspecto, ¿cómo les fue a los hebreos en la parashá?

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Publicado originalmente en serjudio.com, compartido aquí por tener relevancia para la vida noájica.
¿Puedes decirnos cómo se aplica al noájida?