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Resp. 1118–¿Predicar la “palabra”?

Jorge nos consulta:

Moreh,
1- he escuchado que nosotros no podemos convertir a nadie,
2- porque el Único que despierta es Dios y no nosotros.
3- También he escuchado que tenemos que tener respeto por las demás «religiones»,
4- le consulto esta cuestión porque me gustaría publicar en mi muro de facebook (si es que se puede) el pan verdadero que hay en fulvida, pero me detiene lo expresado anteriormente.
5- Tengo muchas personas conocidas en el facebook que son cristianas y mi deseo es que escapen de todo eso.
6-  tuve 2 experiencias hablando con cristianos… en la primera experiencia, esta persona, después de haberle comentado algunas cuestiones para que piense y salga de la «celdita mental», me dijo que «esta bien como esta» y que no quería escuchar mas para no confundirse.
7- En la segunda experiencia fue como hablarle a una pared,
8- fue un poco triste.
9- me gustaría saber que debemos hacer como benei noaj?
gracias Moreh

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El consejo diario 393

Construir shalom no es palabrería,
ni lema religioso,
ni fórmula para mágicamente controlar a Dios y al mundo,
sino que es la forma de curar el interior de uno y así curar al mundo.

Actos de bondad Y justicia, con lealtad, de forma permanente.
Así haces tu parte, aquella que Dios te encomendó, para que el mundo sea lo que está destinado a ser: el paraíso terrenal, así obtienes gozo aquí y en la eternidad.

Gozo, salvación, bendición gracias al trabajo de cada uno

"Cuando cortéis la espiga de vuestra tierra, no cortarás hasta el último rincón de tu campo, ni recogerás las espigas dejadas en tu campo segado.
Tampoco rebuscarás tu viña ni recogerás las uvas caídas de tu viña. Las dejarás para el pobre y para el extranjero. Yo soy el Eterno, vuestro Elokim
."
(Vaikrá / Levítico 19:9-10)

"‘Y cuando cortéis la espiga de vuestra tierra, no cortarás hasta el último rincón de tu campo, ni recogerás las espigas sobrantes de tu campo segado. Las dejarás para el pobre y el extranjero. Yo soy el Eterno, vuestro Elokim.‘"
(Vaikrá / Levítico 23:22)

Estos son algunos de los preceptos (leket, peá, shijejá) que el Eterno ordenó al pueblo judío en lo que respecta al dueño de los campos en relación a los pobres y necesitados.
Podemos decir que tienen múltiple finalidades:

  1. Que el dueño del campo comprenda que sobre él está la Ley y sobre ella el Eterno.
  2. Que el dueño del campo disfrute de sus justos beneficios, pero que no deje de ver a su hermano necesitado a su lado.
  3. Que el necesitado obtenga lo que puede suplir sus necesidades básicas.
  4. Que el necesitado no solo obtenga caridad, sino también dignidad, al tener que trabajar para colectar lo que preparará como comida.
  5. Que la sociedad procure canales para la justicia social y que no se profundicen las desigualdades arbitrarias.
  6. Que no haya holgazanes que viven a costa del esfuerzo público y son “masas de votantes” para los políticos demagogos con sus planes “sociales”, o similares, que engrosan las capas de necesitados, los mantienen en ignorancia y necesidad, al tiempo que les proveen paternalmente con planes sociales como modo de capturar votos y adhesiones.
  7. Que todos aprendan que existe el EGO y estamos constantemente en riesgo de estar esclavizados por él. La solución es seguir la senda del AMOR, a través de la construcción de shalom por medio de actos concretos de bondad Y justicia con lealtad.

(Para quien desee profundizar y esté en condiciones de hacerlo, sugiero encarecidamente el estudio del capítulo 39, sección 3, del “Moré Nebujim”, allí se podrá ver mucho del origen y sentido de mis modestas palabras.)

Al que está necesitado a veces se le da caridad, tal como ordena Dios en Su Torá al pueblo judío:

"Cuando uno de tus hermanos esté necesitado en alguna de tus ciudades en la tierra que el Eterno tu Elokim te da, no endurecerás tu corazón ni le cerrarás tu mano a tu hermano necesitado. Le abrirás tu mano con liberalidad, y sin falta le prestarás lo que necesite."
(Devarim / Deuteronomio 15:7-8)

Esa es la faceta de la bondad.
La otra cara, la de la justicia es la que hemos visto más arriba. Esto es, que el pobre y necesitado trabaje por su sustento, que no espere pasivamente a que le regalen su alimento, (o peor, por medio de manipulación), sino que sea parte activa y positiva en la obtención de su manutención. El grado más alto de TZEDAKÁ según refiere el maestro de maestros, Maimónides.

Por ello quedan espigas sin recoger, uvas para arrancar, diversa tarea para cumplir. Para que el pobre deje de serlo (en parte) cuando se dignifica a través de la acción concreta que lo lleva a obtener su sustento y hasta su satisfacción.
No debe esperar a que le llueva del cielo, porque (como enseñan los Sabios) no debemos depender de milagros.
Tampoco sería razonable que Dios trabaje para él, porque Dios es el Amo y nosotros Sus siervos. Que haga su parte y si no la hace, si es su pereza o su falta de responsabilidad la que le mantiene en estado de indigencia, entonces que no eche culpas, ni a Dios, ni al inexistente destino, ni a la sociedad, ni al vecino.
Ni tampoco debe descansarse en la caridad para sobrevivir cuando la mano caritativa se extiende con unas monedas.
Menos que menos de la falsa bondad de los políticos y ventajistas, que solamente buscan sus propias ganancias indignas a través del abuso de riquezas que probablemente no les pertenezcan.

¡Sí, debe trabajar!
Tal es el mensaje de la Torá.
DEBE ir al campo y trabajar también él por su alimento.
El dueño también hace su parte correspondiente, porque preparó el campo, lo sembró, lo cuidó y dejó aquello que los mandamientos indican mantener para que venga el necesitado y lo recoja con su propio esfuerzo.

Es muy importante tenerlo en cuenta.
El dueño hace su parte, el pobre la suya.
¿Dios dónde participa?
Por supuesto que detrás de todo, proveyendo de la energía para que el ecosistema se mantenga.
Pero, está participando también en los mandamientos que Él dio para que se produzca el acto de bondad y justicia.
¿Se llega a comprender la gran enseñanza?

No es necesaria la magia, ni el milagro, ni la lluvia de maná a diario.
No se precisa de algún personaje reputado de “santo”, “tzadik” o milagrero.
Ni peregrinar a tumbas o correr a pedir bendiciones de hombres adorados por sus seguidores.
Ni disfraces de lo que se cree representa al judaísmo.
Ni cintas mágicas, rezos manipuladores de poderes místicos, ni pactitos con Dios, ni ángeles, ni demonios, ningún amuleto o “segulá”.
Nada de ello.
Tampoco el rezo, como instrumento de manipulación de Dios, como si Dios fuera la marioneta y las plegarias las cuerdas que lo movieran según voluntad del orante.
Ni leerse libritos, ni repetir lemas, ni rituales, ni nada que tenga aspecto religioso o de tráfico de la fe.
¡Oh sí! Tampoco es necesaria la fe.

Entonces, ¿qué es lo que se precisa?
Bueno, si vemos con honestidad y mirada pura y corazón claro, lo que se precisa es construir shalom.
Esto es: ACTOS de bondad Y justicia, con lealtad al Eterno.
Es eso lo que pide, una y otra vez, el Eterno.
Allí donde veamos, una y otra vez veremos que el mensaje se repite.
Actos concretos, no palabras, no fantasía, no rituales, no veneración de rabinos o “tzadikim”, sino bondad Y justicia, con lealtad.
No nos cansamos de repetirlo (releer luego este post, es necesario tenerlo presente a diario):

Oh hombre, Él te ha declarado lo que es bueno! ¿Qué requiere de ti el Eterno?
Solamente hacer justicia, amar misericordia y caminar humildemente con tu Elokim
."
(Mijá / Miqueas 6:8).

¿Por qué será tan difícil de entenderlo y llevarlo a la práctica?
¿Por qué hace milenios el reclamo de todos los profetas de la Verdad fue el mismo y sus voces sagradas se perdían en el vacío?
¿Por qué una y otra vez se levantaban los falsos profetas, los presuntos sabios, y venían con mensajitos de fe, rituales, adoración, inciensos, palabrería, bailecitos, ropitas, sectitas y a ellos sí que se les seguía y aceptaba?
¿Por qué lo vacío, falso, ridículo, falsamente santo y espiritual sigue con tanto “éxito”, en tanto que el verdadero mensaje del Eterno, el de la construcción de shalom, se censura?
¿Por qué las fantasías de aplaudir desde la insania y esperar a que sea Dios quien mágicamente brinde la comidita en la boquita, en vez de cumplir con la parte que nos toca como socios de Él?

La respuesta: el EGO.
No te repetiré todo lo que ya hemos enseñado del mismo, tienes decenas, centenas, de textos de nuestra autoría publicados aquí, gratis, disponibles, para que te nutras y seas libre/feliz.
Solamente te diré unas pocas frases, quizás novedosas, quizás de repaso.

El EGO ese es el origen de la idolatría.
Como hemos enseñado (y te recomiendo leer/estudiar, pues da mucho más detalle que este breve repaso), el EGO es nuestro primer “salvador”. Es el que nos rescata, de cierta forma, de la atroz vivencia del trauma original. Luego se va afianzando en ese rol de “salvador” interno ante cada situación de impotencia, que son numerosísimas, constantes, durante los primeros meses de vida y en general. Allí se ubica el EGO, como el que nos salva, el que hace ciertos “trucos” para misteriosamente tener poder en donde antes solamente sentíamos impotencia.
El EGO, que es una función absolutamente natural del humano, que tiene su lugar en el cerebro, que no es un ángel, ni un demonio, ni una fuerza extraña, que es algo que nos pertenece como especie, bien concreto y específico. Ese EGO va proyectando su imagen al exterior, nos vamos representando dioses.
¿Qué son los dioses?
De forma primitiva, todo aquello que para nosotros tiene poder.
Así, todo aquello que consideramos un dios se adora, se teme, se trata de satisfacer, se lo manipula con astucia para obtener beneficios.
Lo terrible es que cada dios falso que asumimos lo vamos poniendo delante del verdadero Dios.
¿Y qué dijo Dios a los judíos como mandamiento?

"No tendrás dioses ajenos delante de Mí."
(Shemot / Éxodo 20:3)

Entre nosotros y Dios se interpone el EGO.
El EGO que junto a las vivencias va generando nuestras máscaras, el Yo Vivido, que rodean y amurallan a nuestro Yo Esencial, la neshamá, el espíritu que nos une constantemente al Eterno.
De esta forma perdemos el rastro de nuestra propia identidad espiritual al mismo tiempo que el la conciencia del nexo constante que tenemos con el Padre.
Así, pasamos a adorar falsos dioses, incluso cosas que no llamamos “dioses” (porque nos declaramos ateos, o creyentes en un solo dios, o fieles del Eterno), pero que en el fondo, para nuestra mente primitiva, lo son.
Adoramos al EGO, que se reviste en innumerables dioses.
Pero lo peor, hacemos del propio Uno y Único un ídolo más, cuando lo travestimos y creemos de Él cosa que no son Él.
Toda idolatría es repudiable y horrible, pero la que hace del Eterno una caricatura, según el gusto del EGO del consumidor, es espantosa.
(En un aparte, te recuerdo que los noájidas SÍ tienen el mandamiento de no adorar otros dioses, pero no es mandamiento para el gentil el de no creer en otros dioses, ni el de repudiar la idolatría, ni de creer en Dios).

Buscamos como desenfrenados en religiones, sectas, rituales, santitos, líderes, doctrinas, libros, etc. lo que ya tenemos en nuestro interior: la conexión sagrada con el Eterno.
Si nos despojáramos de todos los disfraces, las caretas, las imposturas, los dogmas, los ritos vacíos, de los rostros falsos del Yo Vivido, encontraríamos nuestro verdadero rostro resplandeciente, luminoso, espiritual en constante comunicación y armonía con el Creador.
Algo así le pasó al más grande de los profetas de todas las generaciones, presta atención:

"Aconteció que al descender Moshé [Moisés] del monte Sinaí con las dos tablas del testimonio en su mano, mientras descendía del monte, Moshé [Moisés] no sabía que la piel de su cara resplandecía por haber estado hablando con Elokim.
Aarón y todos los Hijos de Israel miraron a Moshé [Moisés], y he aquí que la piel de su cara era resplandeciente, y temieron acercarse a él."
(Shemot / Éxodo 34:29-30)

Sí, cuando nos despojamos de las falsas identidades, de las imposiciones e imposturas del EGO, resplandece nuestra verdadera identidad, el Yo Esencial, la neshamá, la conexión sagrada e ininterrumpida con Dios.
Recuerda, no está en rabinos, ni en difuntos, ni en mesías, ni en salvadores, ni en ángeles, ni en pastores, ni en líderes, ni en nada fuera la respuesta primera y última. Está en tu neshamá, que es lo que eres tú, sin cambios, sin manchas, sin religiones, sin nombres, sin caretas.
Claro, para llegar a desnudarte de tanta cosa que fuiste adquiriendo y tomando sobre ti, necesitarás un enorme trabajo. Que tampoco se te facilitará por recibir bendiciones de rabinos, ni peregrinar a tumbas, ni bailotear hasta el cansancio con música europea que se hace pasar por judía, ni por disfrázate de tal o cual cosa, ni por saberte de memoria pasajes de textos, ni por rezar mucho y sin real sentido, ni por…
El trabajo es quitar al EGO del comando de tu vida para afianzarte en la senda del AMOR, de la construcción de shalom.

¿Se entiende?
Puedes compartirlo o no, a mí me da lo mismo. No busco “conversos” a ninguna secta de mi autoría, ni obtener réditos materiales por tu opinión. Cree en lo que quiera, haz lo que te parezca, sigue en la cueva del EGO o sal y goza del AMOR. Me da lo mismo, aunque preferiría que optarás por la vida, por la bendición, y no por más de lo mismo.
Esta postura de libertad verdadera la aprendimos de Dios, que ha dicho:

"Llamo hoy por testigos contra vosotros a los cielos y a la tierra, de que he puesto delante de vosotros la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas, tú y tus descendientes"
(Devarim / Deuteronomio 30:19)

¿Cómo escoger realmente la vida?
¿Cómo doblegar al EGO?
Nuevamente, es la Torá quien brinda la respuesta:

"Mira, pues; yo pongo hoy delante de vosotros la bendición y la maldición:
la bendición, si obedecéis los mandamientos del Eterno vuestro Elokim que yo os mando hoy;
y la maldición, si no obedecéis los mandamientos del Eterno vuestro Elokim, sino que os apartáis del camino que yo os mando hoy, para ir en pos de dioses ajenos que no habéis conocido."
(Devarim / Deuteronomio 11:26-28)

Recuerda lo que los Sabios (en Bereshit Raba 44) han enseñado “los mandamientos están para perfeccionar al hombre”, no para esclavizarlo ni atontarlo.
Los mandamientos son el remedio.
La Torá, la Ley espiritual es la respuesta, como explica el Talmud (Kidushin 30b).
La Torá noájida, los Siete Mandamientos, para los gentiles.
La Torá de Moshé para los judíos.

¡Cuán lejos, cuánta diferencia!
No es el mensaje de las religiones, que son de opresión y falsa libertad a veces.
Ni el de los traficantes de la fe.
Ni el de los promotores de la fe.
Ni el de curanderos, milagreros, cabaleros, y otros charlatanes más.
Tampoco el de los religiosos ateos, ni el de los que vienen en nombre de religiones laicas.
Sino que es el mensaje de las vidas, vida aquí y vida en la eternidad.

La propuesta de construir shalom es hacer tu parte, la que te corresponde, no otra.
Ser lo que tienes que ser: ¡socio de Dios!
¿Cómo?
Hacer, con actos concretos, materiales, en el aquí y ahora lo que Él realmente te pide.
No por fe, no por sentimientos, no por repetición de palabras, no lo que algunos vivillos se inventan para seguir obteniendo poder sobre ti.
No tienes que usar ropajes diferentes, ni dejarte barbas, ni hacerte socio de ninguna organización, ni afiliarte a alguna secta, ni reverenciar a ningún personaje.
Solamente, construir shalom: bondad Y justicia, con lealtad a Dios.

¿Vamos a hacerlo o seguiremos dando excusas?

Si comprendiste y estás de acuerdo, un consejo muy, muy, muy importante.
No te centres en lo que hiciste mal, sino en hacer de aquí en adelante lo que está bien ahora.
Haz los pasos de la TESHUVÁ que son necesarios, y corta con los lazos de la culpa, del remordimiento, de las fantasías que asfixian.
Comienza a vivir.

Como última reflexión, para unir el principio con el final:

"Rescatad al necesitado y al huérfano; haced justicia al pobre y al indigente."
(Tehilim / Salmos 82:3)

y así

"tu hermano vivirá contigo"
(Vaikrá / Levítico 25:36)

Éste es el camino "mágico" para ser feliz: ayudar a otro a serlo, sin esperar NADA a cambio.
Sin tampoco someterte a manipulación o daños.
Sino, simplemente proveer a otro de bienestar, en la medida de tus posibilidades.
Eso es amor verdadero, y cuando amas generosamente, el resultado es la felicidad, la bendición, el bienestar.
Todo esto, es lo que te deseo.

Las fiestas y los necesitados

La parashá EMOR contiene variadas temáticas, quisiéramos concentrarnos en un aspecto que nos resulta interesante para compartir y dialogar en esta ocasión. Otro día quizás conversemos de otros importantes temas de la parashá.

Encontramos que se enumeran las festividades judías que establece la Torá, en su orden: Shabat, Pesaj, Shavuot, Rosh haShaná, Iom Kipur, Sucot y Sheminí Atzeret. Además se brindan algunas especificaciones correspondientes a cada celebración.
Si se nos preguntara de qué trata el capítulo 23 de Vaikrá, la respuesta obvia y veloz sería: las festividades judías de la Torá.

Pero entonces, atendemos cuidadosamente la lectura de esta sección y nos encontramos con el siguiente párrafo, inserto en medio de esta lista:

"‘Y cuando cortéis la espiga de vuestra tierra, no cortarás hasta el último rincón de tu campo, ni recogerás las espigas sobrantes de tu campo segado. Las dejarás para el pobre y el extranjero. Yo soy el Eterno, vuestro Elokim.‘" (Vaikrá / Levítico 23:22)

¿Qué tiene que ver este pasaje con el resto del capítulo?
Arriba nos habla de conmemoraciones, luego sigue con las celebraciones, ¿por qué de repente se interrumpe para mencionar esto?
La antigua tradición judía asegura que el autor de la Torá es Dios, quien la dictó a Moshé palabra por palabra. Por tanto, debe haber alguna enseñanza importante, ya que no es una equivocación su inclusión y tampoco se debe a la casualidad.

Tenemos por una parte festejos, grandes ocasiones para la alegría, vacaciones dedicadas a disfrutar en todos los planos de la existencia, memoriales de eventos significativos y de salvación del pueblo.
De pronto surge la mención a estos trabajos del campo y la obligación de dejar elementos para que los necesitados vengan, trabajen y así obtengan lo necesario para su sustento.
¿Cuál crees tú que pudiera ser la idea que se encuentra oculta aquí?
Más abajo te daré un par de respuestas, pero estaría muy bueno que ti intentaras brindar las tuyas. Gracias.

Algunos sabios han interpretado que se debe a que entre Pesaj y Shavuot es la época que corresponde a estos trabajos en el campo. Sabemos que Shavuot es “חג הקציר”, “jag hakatzir”, “la fiesta de la “Siega”, por lo cual no está de más recordar a los judíos trabajadores del campo que tienen estas importantes mitzvot para cumplir.
Estos intérpretes se concentran en mantener el orden establecido por la Torá, proteger las leyes, que en definitiva son las que nos dan un marco de vida seguro y de bienestar. Además, en el caso de los mandamientos de Hashem, nos permiten adquirir gozo para el mundo venidero.

Otros maestros prefieren enfocarse en el prójimo necesitado. Como si el texto de la Torá nos dijera: ‘Mira, tú estás celebrando, tienes lo que necesitas, estás con tu familia y amigos, disfrutando de la festividad. Te tomaste días de vacaciones para ir al Templo, para reunirte, para descansar, para pasarla bien. Eso es excelente, Yo que soy Dios me alegro mucho. Pero, quizás no te diste cuenta de que a tu lado hay gente que no tiene ni siquiera para comer, mucho menos para festejar en los jaguim/festividades. No puedes tener una alegría completa si tu hermano, tu prójimo, aquel que está a tu lado, el converso, el extranjero, no la pasan bien. Vamos, haz algo para darle la oportunidad de que él también festeje. Sé Mí socio en satisfacer las necesidades del necesitado. Si haces así, tu alegría será mucho mayor. Porque Yo, Elokim, estaré complacido al ver a Mis hijos disfrutando y especialmente porque uno ayuda con bondad y justicia al otro.’

¿Qué te parece a ti?

Esto fue lo que nos paso

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Nosotros los gentiles, noajidas, benei noaj, ateos, personas, o como nos quieran llamar, nos sentimos dichosos por al fin poder gozar y disfrutar de la vida.

Lo cierto del caso es que somos personas comunes y corrientes, de diferentes países, de distintos estados civiles, de variadas profesiones, de distintas personalidades que encontraron en el Gran Mundo Virtual un punto de encuentro; un sitio en que se nos acogió como un Hogar; y que a pesar de nuestras diferencias, se nos dio trato de iguales. Ese trato de Igualdad y Libertad lo empezamos a vivir de manera natural, sin regaños por nuestros comentarios ni con sentencias de que teníamos que pensar de tal o cual manera. Simplemente continuábamos visitando la página web, leyendo sus artículos (en especial los que se encuentran en el apartado “Empieza Aquí”), comentando los mismos y expresando nuestras opiniones, para que al poco tiempo empezáramos a vivir grados de bienestar que en pocos lugares físicos o virtuales se encuentran.

Al poco tiempo, empezamos a notar mejorías en nuestras vidas; ya que mientras se leía, se ponía en práctica lo leído. Eso dio un resultado asombroso: cada vez se era menos víctima del prejuicio infundado producto de añejas ideas religiosas heredadas, y menos temerosos de las circunstancias que la vida presentaba. Empezamos a asumir actitudes diferentes a las que teníamos frente a la Vida, y el Mundo empezó a cambiar para bien. No era que no pasábamos momentos difíciles, era que ya los atravesábamos con una visión y actitud diferentes, y eso dio victorias contundentes.

Pero el inicio no fue sencillo. ¿Qué inicio lo es? Todo era confuso y caótico porque no se entendía, porque la información era muy multitemática, porque lo que se leía iba en contra de las ideas religiosas que se tenían aunque se creyera libre de ellas, porque se ponía algún tipo de resistencia necia ante evidencias reales y actuales, porque se criticaba u ofendía ante un comentario que derrumbaba nuestra supuesta astucia, y así varios ejemplos.

Era tanta la información que se obtenía que no se lograba  procesarla correctamente. Era como una “saturación” de ideas en nuestra mente, imposible de asimilar de un solo golpe. Se nos indicaba que siguiéramos el orden natural de crecimiento examinando las lecturas iniciales que se encontraban en el apartado “Empieza Aquí”, pero poco caso hicimos, y refunfuñando lo intentamos.

Pero un bien día, no muy lejos de ese primer inicio, y luego de leer ese orden que se nos habían recomendado, se reveló La Verdad; nuestra propia Verdad. Éramos personas vacías sin herramientas para enfrentar nuestros propios dilemas; hinchados de prejuicios, religiones, dogmas, miedos, terrores, depresiones, impotencias, problemas que eran evidenciados en esos primeros comentarios que hacíamos. Utilizábamos nuestro teclado para comentar con iracunda malicia o con depresivo sometimiento, revelando una sencilla verdad: éramos incapaces de vivir, desaprender y aprender.

Pero otro buen día, no muy lejos del anterior, y luego de muchos artículos leídos primeramente en el apartado “Empieza Aquí” y luego los que continuamente de publicaban, empezamos a vivir lo que a mí me gusta llamar Un Despertar De Conciencia. Porque así fue, con-Ciencia. No fue con fe en nada ni nadie, ni con aceptación ciega de ninguna religión, rito, dios, salvador, biblia o libro sagrado; todo fue con la razón, el intelecto, el análisis, la comunicación, la investigación, a la que se le sumó la tolerancia, la paciencia, el desprendimiento desinteresado, la explicación amorosa y la caridad en altruismo que merece el que no sabe o entiende.

Hicimos práctica del viejo lema del Método Científico: “La prueba visual siempre va a ser la menos confiable”. Así pues nos dimos a la tarea de intentar ser lo más objetivos y analíticos posible, porque queríamos saber la verdad, y con ella poder disfrutar de nuestra existencia.

En cierto punto, y luego mucha prueba y el error, todo empezó a cobrar sentido, y la propia vida empezó a tomar su rumbo natural, sin que peleásemos contra ella o contra las circunstancias. No me gusta utilizar el término “cambio” o “conversión” porque no sustituimos nada de nuestra personalidad, aunque sí desaprendimos mucho de nuestras ideas y comportamientos. Tampoco nos convertimos en santos, o en algo parecido a religiosos de oficio. Sencillamente nos dimos cuenta quienes éramos y cual era nuestras obligaciones para con nosotros, con los demás y con la sociedad.

Todo cobró sentido, nuestro pasado y nuestro presente, nuestro comportamiento ante las circunstancias; y descubrimos que los problemas que habíamos generado en nosotros y en otros se debieron por ignorar lo referente a nosotros mismos en nuestra forma de actuar y pensar. Cuando aceptamos eso, y con sinceridad actuábamos con base en la solución que se nos proponía en esos primeros ensayos leídos, empezamos a experimentar grandes avances ya que nuestra nueva actitud era iniciar la Gran Aventura del Hombre: saber quien realmente ES, desaprendiendo quien se creía que era.

Así fue como paso. Y en el estado de recién nacidos nos encontramos. Descubriendo el mundo que se nos reveló ante nuestros ojos. Vamos explorándolo poco a poco y mientras más nos adentramos en él con una actitud diferente a la que teníamos y con la información correcta y ordenada, más inmenso vemos que es.

Fue así que paso mi querido lector, o tal vez fue así como a mí me pasó. Pero sea cual sea el caso, lo cierto es que te espero, solo un gateo más adelante, para que conmigo contemples el panorama que está solo a ese gateo más adelante.

 

 

 

«Un insecto humano o una masa tóxica de sociópatas».

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Recuerdo, cuando ocurrieron los atentados del 11 de septiembre, que mi reacción fue: ‘Bueno, he sido superado por la humanidad’.

Pero estaba equivocado. No sé qué será revelado detrás de todo este caos. Un insecto humano o una masa tóxica de sociópatas.

Pero esto es lo que SÍ sé. Sea una persona o sean CIEN personas, el número no es más que una fracción de una fracción de una fracción de un porcentaje de la población del planeta. Ves los videos de la tragedia y lo que se observa son personas corriendo EN DIRECCIÓN a la destrucción para ayudar. Este es un planeta gigante y tenemos la suerte de vivir en él, pero hay precios y castigos que debemos afrontar a cambio del milagro cotidiano de la existencia. Uno de ellos es que, de vez en cuando, los mecanismos de una pequeña astilla de la especie se tuercen y apuntan hacia la oscuridad.

Pero la gran mayoría resiste ante la oscuridad y, de la misma forma que los glóbulos blancos atacan a un virus, diluyen, debilitan y finalmente limpian a los malvados y, más importante, el daño que causan. Esto va más allá de la religión, del credo o de la nacionalidad. No estaríamos aquí si la humanidad fuera inherentemente mala. Nos hubiéramos comido vivos hace mucho tiempo.

Entonces, cuando detectes violencia, fanatismo, intolerancia, miedo o sentimientos más comunes como la misoginia, el odio o la ignorancia, míralos a los ojos y piensa que los buenos los superamos en número y siempre lo haremos”.

 

Actor y comediante estadounidense Patton Oswalt.

Shhh… Estoy tratando de cazar un pensamiento.

Hablando con una ex novia y muy buena amiga un día de éstos me dio un consejo muy sabio y me dijo, lo que tienes que hacer es que cuando estés haciendo algo enfócate solo en eso a la vez, porque estás en tantas cosas que te distraes y empiezas a divagar.

Interesante comentario, sólo atiné a decirle, tienes toda la razón, porque es cierto. Me gusta ser una persona activa y ayudar, entonces siempre paso muy ocupado, si no es por el trabajo, es por la Universidad y sino es por la Universidad es por actividades extracurriculares y aunque soy muy puntual y siempre cumplo con los objetivos, ella tiene razón en el hecho que he estado haciendo un mal manejo del tiempo, sobre todo porque no me estaba concentrando en una actividad a la vez.

Por medio de esta pequeña introducción me gustaría presentarles el tema de este post que tiene que ver con la economía del tiempo por medio de la concentración. Algo que me dejó perplejo hace años fue cuando estando como en el segundo o tercer grado de la escuela mi mamá me decía que tenía que leer y mantener la mente activa porque usamos sólo un pequeño porcentaje de nuestra capacidad mental y ella me lo explicaba utilizando el ejemplo de los libros, diciendo que eran millones de millones de páginas que se podían almacenar en el cerebro y yo le preguntaba, ¿más que en la Biblioteca Nacional?, y ella me contestaba ¡más que en la Biblioteca de Alejandría! Entonces yo pensaba hacia mis adentros ¡eso si es bastante!

Ahora que el tiempo ha pasado y que millones de páginas de libros se pueden guardar en un dispositivo que nos permite extender la voz sin gritar de aquí a la China, o que nos permite trasladar nuestra imagen de aquí al otro lado del Atlántico en cuestión de segundos, quizás el ejemplo de la Biblioteca de Alejandría no surta el efecto abrumador que otrora surtiera sobre mi mente de niño de ocho años y en un mundo que no se encontraba ni a un diez por ciento de lo cibernetizado que se encuentra hoy, pues probablemente en unos años cuando sea mi turno el explicarle a mi hijo o hija la capacidad del cerebro, lo tenga que hacer multiplicando por millones de veces la capacidad de vaya a saber uno qué unidad de medida inventarán para describir semejante “behemoth”, o sea ese animal mítico de proporciones y dimensiones gigantescas, para que entienda la capacidad del cerebro humano.

Mi amiga es una persona sumamente inteligente y tiene una conexión con Dios mucho más avanzada que las de muchas otras personas y no es de extrañar que cuando me dijo lo que me dijo, inmediatamente le puse atención y apenas llegué a casa me dediqué a buscar más información al respecto. La economía del tiempo tiene que ver con el ahorro que se haga de él. Voy a ponerles otro ejemplo, mañana a nosotros los asalariados nos pagan por ser quincena. La mayoría de mis compañeros no tenían ni siquiera un dólar en el bolsillo porque todo lo habían gastado, yo, en cambio, tenía una reserva para una semana que aunque no es mucho, al menos no me hace sudar la gota gorda pero siempre queda espacio para ahorrar un poco más, claro que cuando se es universitario es un poco difícil, máxime cuando los libros que compras no bajan de los $100.

Entonces se confirma mi hipótesis, la mayoría del estrés que cargamos en la actualidad se debe a que le debemos dinero a alguien. Pese a que tengo un coche no lo uso mucho para ahorrar combustible, solo cuando salgo con una muchacha o para ir al supermercado es cuando lo uso, normalmente viajo en trasporte público y trato de caminar bastante, entonces en vez de pagar casi cinco dólares por galón de gasolina, que es lo que cuesta el fuel en Costa Rica, utilizo mucho menos dinero y puedo ahorrar un poco para una emergencia. Pero bueno, no seamos extremistas, no todos tienen que ahorrar de esa manera pero sería bueno no vivir de quincena a quincena o de cheque a cheque como dicen en Estados Unidos.

Y ese ahorro no sólo debe darse en ese instrumento fungible para el intercambio de bienes y servicios que llamamos dinero sino también para el tiempo que es muchísimo más valioso que el dinero pues como bien dicen los que saben, el dinero se recupera pero el tiempo no. Entonces en vez de hacerle tanta máquina al dinero, ¿por qué mejor no nos enfocamos en el tiempo? No hay nada peor que la pérdida del tiempo en cosas que no son productivas. Matar el tiempo, decimos, es una de las cosas más tontas que como seres humanos podamos hacer.

Siendo la vida tan hermosa no podemos dejar de lado que debemos de vivirla y disfrutarla al máximo de ella. Mi amiga me decía que cuando uno se distrae dura más haciendo las cosas. Eso es muy cierto. Pasa el tiempo y por estar chateando por el Facebook y poniendo atención a lo que mi cachorra está haciendo, llevo casi treinta minutos escribiendo estos párrafos y lo hice a propósito para demostrarme a mí mismo que lo que mi amiga me decía es cierto.

Utilizando las palabras del rabino Weinberg “todos hemos experimentado alguna vez lo que significa concentrarse. Pareciera que el tiempo se detiene, y a nosotros, no nos afecta el mundo a nuestro alrededor”.  Eso es cierto, uno se vuelve más eficiente, pone más atención a los detalles y se graba mejor las cosas. Volviendo al punto inicial, si nos concentramos podremos incrementar el uso de nuestra capacidad mental.

Otra amiga mía lo definía así, “finiquita, finiquita, finiquita”. No solo construyamos planes, concretémoslos también. Para poder concretar hay que poder concentrarse, o sea, tomar todo eso que está separado y reunirlo en un punto. Y es que tenemos una mente tan capaz y tan activa que es un inmenso caleidoscopio combinado con tornasol donde las ideas saltan como si en bosque con sobre población de liebres se tratara, entonces hay que hacer las de Elmer Gruñón e ir de caza de liebres. Claro, no dejemos que pase como con Bugs Bunny que más bien termina cazando al cazador.

Seamos cazadores de pensamientos rebeldes, tomemos esas liebres y pongámoslas en fila, utilizo esta metáfora porque son las cosas más graciosas o más impactantes de las que uno se acuerda y como la vida es movimiento y la risa es energía, pues asociemos el pensamiento de hoy con ello. Tenemos que concentrarnos. Recordemos la frase de Elmer Gruñón “shh, voy a cazar un conejo”.  Esos pensamientos son como ese Bugs Bunny, completamentye rebeldes y se comen una zanahoria mientras te dan un beso en la boca y salen corriendo.

Entonces lo que hay que hacer es concentrarnos, tenemos que escoger una idea y trabajarla, en otras palabras, finiquitemos, como dice esa amiga mía. Conozcamos nuestra propia mente, en palabras del Rabino Weinberg, demos un paseo por nuestra mente y saquemos lo que no sirve de lo que sí sirve, cuando surja una idea importante sobre la cual tengamos claridad, escribámosla y luego repitámosla para que no se nos olvide, “liebre atrapada, liebre encerrada”, no la dejemos escapar porque tardaremos mucho en volverla a alcanzar.

En lo personal siempre llevo conmigo una libreta de apuntes, una calculadora y dos bolígrafos para apuntar las ideas que se me vengan a la mente y así no olvidarlas. A como pensemos así actuaremos, entonces lo mejor es tener claridad mental y buenos pensamientos para así externar acciones que sean productivas para nosotros y para nuestros semejantes. La concentración va muy de la mano con el vivir en el aquí y en el ahora, porque el divagar es el andar soñando despierto.

“Las personas, conforme más aprendemos más queremos aprender y vemos que este mundo es tan maravilloso que de todo queremos hacer,” pero lo importante es enfocarse y la mejor forma de lograrlo es diciendo en voz alta qué es lo que piensas hacer. Concéntrate en una emoción a la vez, si estás feliz siente cómo esa felicidad entra por tu mente y toma todo tu cuerpo, cuando escuches una canción que te guste no la retengas en tus oídos y cerebro solamente sino que también siente cómo pasa por todo tu cuerpo, como las vibraciones de los instrumentos y de la voz del cantante tocan las cuerdas del corazón, cómo esas notas musicales suben y bajan en armonía con el resto de la canción. ¿Ves? Cuando escuches una canción así podrás disfrutar cinco minutos de éxtasis y se te renovará la energía, la negativa se irá y la positiva entrará, entonces ya tienes más energía para moverte, para mantenerte con vida.

Algo que ayuda mucho a concentrarse es el cantar, al menos en lo personal a mí me ha ayudado porque hay que poner especial énfasis en las notas musicales y en tu cuerpo, pues para alcanzar ciertas notas se debe de acomodar el abdomen de cierta forma, vamos inténtalo, canta y verás cómo te llenas de energía.  El punto es sentir las emociones, claro, tampoco dejes que ellas te gobiernen pero permítete darte un duchazo con esa emoción, sumérgete en esa emoción, vive el momento pero no te encasilles en él, porque recuerda que lo que no se mueve se pudre.  Cuando las emociones negativas te invadan, déjalas ir, no te obsesiones en dejarlas ir, sólo déjalas ir porque si te obsesionas en querer deshacerte de ellas, entonces las estás reteniendo.

Como dijo alguien por ahí deja que las cosas que vivas dejen una huella en ti pero no una cicatriz. Que pasen una excelente semana y sigamos construyendo un mundo de paz y de armonía.

Shhh. Estoy cazando un conejo
Shhh. Estoy cazando un conejo

 

Para alejar la enfermedad

La tradición ha distribuido la Torá en 54 sidrot o parshiot (secciones) para su lectura consecutiva semanal. A causa de la compleja estructura del calendario judío, en algunos años se leen dos parshiot el mismo shabat. Así ocurre este año, por lo cual este sábado se leerán las dos parshiot que estamos reseñando.
Éstas no suelen ser de las “populares” para los judíos modernos, puesto que refieren a temas bastante alejados de nuestra vida cotidiana, y sin embargo, contienen muchísimas enseñanzas que nos pueden servir.
Veamos brevemente.

En la primera parashá nos encontramos con algunas reglas que la Torá establece para la mujer que ha dado a luz. Una de ellas dispone que desde ese momento no debe ir al Santuario, porque está en estado de impureza y no está permitido entrar al lugar del Templo en esa condición. Si nació un varón este período es de 33 días, en tanto que 66 por una niña. Al cabo de este tiempo, ella ofrecía un sacrificio en el Templo y retomaba el estado de pureza.
A veces “puro” e “impuro” son traducidos como “limpio” y “sucio” respectivamente, o ideas similares, pero en el contexto de la Torá estos son conceptos espirituales. Así, puro hace referencia a lo que está conectado con la vida, en tanto que impuro a lo que en algún grado está desconectado de la vida.
¿Se te ocurre algún motivo no sexista para que la impureza sea el doble de tiempo cuando nace una niña? Quizás parte de la respuesta está en comprender qué significa realmente “impuro”.

Luego la parashá continúa con normas acerca del metzorá, la persona enferma de tzaraat, que comúnmente se traduce como lepra aunque realmente era una dolencia completamente diferente. Esta persona debía apartarse de la vida social y permanecer aislado hasta que algún cohén (miembro de la tribu de Leví dedicado a los servicios del Templo y rituales) certificara que estaba curado. Entonces la persona ofrecía sacrificios al Eterno, participaba de algunos ritos de reparación y luego retornaba a la vida comunitaria.

La segunda parashá, Metzorá, trata de los procedimientos con respecto a marcas de tzaraat que aparecieran sobre objetos o viviendas. Además indica rituales de inmersión o ablución para diferentes situaciones en las que se precisa de purificación.

Dice la Mishná (principal compilación de leyes de la Torá Oral), en Negaim 2:2, que aquel que parece estar afectado por tzaraat no debe declarase enfermo o sano, sino recurrir a un cohén, para que sea este experto el que decida si es metzorá o no. ¿Cuál es el motivo para esto?
Según enseñan los que saben, es porque por lo general la persona no es capaz de ver sus propias faltas. Es más fácil ver los errores de los demás, pero cuesta mucho apreciar y reconocer las equivocaciones personales. Para sí mismo, es corriente inventar mil excusas o negaciones.
Esto es especialmente cierto en el tzaraat, porque, según la tradición, esta enfermedad no se originaba directamente en bacterias, virus u hongos, sino en conductas negativas de la persona que terminaban por afectar su salud en varios planos: físico, emocional, social y mental.
Los Sabios destacaron entre esas conductas negativas la de usar la palabra para dañar. Así pues, el que quiere perjudicar a alguien con mentiras, insultos, agresiones, engaños o cosas similares, termina dañándose también a sí mismo (y a los que le prestan atención), según aprendemos de nuestras Fuentes.

Como recordatorio:

"¿Quién es el hombre que desea vida? ¿Quién anhela años para ver el bien?
Guarda tu lengua del mal, y tus labios de hablar engaño.
Apártate del mal y haz el bien; busca la paz y síguela."
(Tehilim / Salmos 34:13-15)

¿Cuáles serían las enseñanzas prácticas que pudimos encontrar a partir de esta breve reseña?

¿Así que tu hija no te hace caso?

El EGO se dispara ante el sentimiento de impotencia, sea real o imaginario.
Recurre entonces a sus herramientas: llanto, grito, golpes y/o desconexión de la realidad, cada uno con sus derivados.
Con sus maquinaciones y manipulaciones, con su violencia más o menos física y explícita, el EGO trata de atraer la atención para que alguien/algo solucione la sensación de impotencia.
De no conseguirlo, procede a desconectar a la persona de la realidad (aunque muchas veces esta desconexión ya está combinada con alguna de las otras reacciones del EGO).
Nos damos cuenta de que trata de controlar aquello que cree (o así es realmente) que no tiene poder para controlar.
Pongamos un ejemplo, uno entre millares posibles, que usaremos para clarificar la comprensión: la niña  no come, la mamá le dice que coma. La niña no come, la mamá con tono duro le ordena que coma. La niña no come, la mamá amenazando con castigos le exige que coma. La niña no come, la mamá acalorada y a grito pelado exige que coma. La niña no come, la mamá golpeando o lanzando mesa, utensilios, lo que sea que tenga a mano vocifera algo que debemos entender que es que la niña coma. La niña sigue sin comer, aunque tal vez llorisquea un poco o hace gestitos de dolor, entonces la madre abofetea a la niña y le inserta la cuchara en la boca y le mueve a manotazo limpio la mandíbula para que coma. La niña llora, se retuerce, mastica forzada, pero no traga, entonces la madre insultando se va del comedor y reclama al mundo por haber tenido una hija tan mala, tan $%%&$%&”@#@€~~€ y justifica todo lo que hizo y dice porque es por el bien de la niña, que si no se le muere desnutrida.

Es un caso real, uno entre millares posibles y con los que a diario nos enfrentamos, actuamos o padecemos.
Allí está el EGO, a las claras. El de la madre, por supuesto. Y el de la  hija también.
Es una lucha de poderes, o podercitos, para ver quien controla, y a la postre nadie controla o más bien todo es un descontrol.

El ejercicio del EGO no suele resolver positivamente nada, con ciertas excepciones que te mencionará unas líneas más abajo. Por el contrario, genera una reacción de fantasías de poderío, hasta alcanzar la ilusión de súper poderes; o por el contrario, hunde más aun a la persona en su estado o sensación de debilidad, ineptitud, ineficacia, inoperancia, fallas, fracasos.
¿Te parece que la madre del ejemplo tiene alguna autoridad, poder, o control sobre su hija? Por supuesto que tiene cierta fuerza, la que le da su complexión física y su posición social con respecto a la niña. ¿Pero tiene algún poder real, trascendente, válido? ¿Ganó la madre, la hija o todos perdieron?
El EGO por un rato puede obtener sucesos, pero a poco que se confronte con la realidad, decae todo su falso poder.

Sin embargo es bueno recordar que el EGO es necesario para toda persona, puesto que es el actor indicado en situaciones de extrema indefensión, cuando realmente la persona no tiene otros mecanismos para obtener auxilio.
Un ejemplo entre varios posibles: la marea te atrapó y te arrastra con fuerza e inexorablemente mar adentro. Ya no tienes energía ni capacidad para resistir más, sientes como decaes, como la orilla se aleja de ti rápidamente. Aunque en algún lugar de tu cerebro recuerdas que no es bueno en estos casos patalear desesperado, en este instante no piensas fríamente, te dejas llevar y alzas las manos, las mueves con locura, gritas con lo que te queda de aliento, pataleas como si en ello te fuera la vida (y es cierto). Tus movimientos y alaridos alertaron al guardavidas, quien con aplomo profesional se lanza al agua y en tu última bocanada de aire te rescata y lleva hasta la orilla.

Sí, allí actuó tu EGO tal y como debe ser, para lo que ha sido creado y por lo cual no podemos desprendernos de él.
Gracias a Dios nacemos con él, nos acompaña toda la vida y es el último en abandonarnos a la muerte.

La sabiduría no está en despreciarlo.
Tampoco en odiarlo.
Ni mucho menos en negar su presencia y existencia.
Allí está y tiene algo que aportar para que vivamos bien.

La sabiduría está en apreciar su labor y dejarlo fluir cuando no corresponde.
Admitirlo, aceptarlo, apreciarlo, pues es parte de nuestro ser en este mundo, una herramienta necesaria y provechosa, cuando no rompe los límites y ocupa roles que le quedan grandes.
No, no hay que proponerse luchar contra Él, tampoco querer controlarlo.
Lo mejor es saber que está ahí,
saber que nos hace mover como títeres (sin que esto implique que dejamos de ser responsables por nuestra conducta),
admitir que toma el control muchas veces,
pero no dejarle hacer lo que suele hacer.
Esfumar su poder, diluir su acción, que sea la voluntad guiada por el espíritu e intelecto la que controle aquello que realmente podemos controlar.

Me siento con ganas de estallar, de gritar, de insultar, de despreciar, de humillar, de golpear, de manipular, de ejercer algún tipo de violencia innecesaria y destructiva en sí misma… es lo que estoy sintiendo, ¿cómo voy a negarlo? ¡Allí está! Si lo niego, entonces me hundo en el oscuro sentimiento al que se le suma la energía que malgasto en reprimirlo o negarlo.
Si le doy rienda suelta, seguramente dañaré a otra persona, o a mí, o a algún objeto.
Entonces, admito lo que siento, también acepto que algo me ha hecho sentir impotente por lo cual se disparó automáticamente el EGO. Allí está, ¿para qué negarlo?
Respiro, me concentro en la respiración, contengo la palabra hiriente, bajo el tono de voz, no me permito actuar bajo el dominio circunstancial del EGO. Respiro y me enfoco en aspirar y expirar. Sigo con ojos internos el camino del aire por mi ser. Veo que el aire me recorre en cada célula, y por donde va atrapa “moléculas negativas” producidas por el EGO (es una metáfora), para expulsarlas con la exhalación. Veo mi interior que se limpia de la toxicidad del EGO. Mientras pasan esos segundos “mágicos” de concentración, el cerebro se activa en otras zonas, de mayor predominancia intelectual y menos instintiva. El EGO ya no podrá controlar mi conducta, ahora será otra faceta de mi persona la que se encargará de tratar con la situación que me hizo sentir impotente.
Como mi respuesta es menos violenta, menos rudimentaria, más elaborada, probablemente el otro no se sienta agredido y entonces la espiral ascendente de agresiones mutuas se vaya apagando.
O puede que el otro reaccione desde el EGO y quiera hacerme entrar en el jueguito turbio de EGOs en disputa. Lo admito, lo reconozco, lo acepto, no lo juzgo, simplemente lo dejo correr, que fluya… si respondo desde el EGO no soluciono nada, aunque quizás “venza” porque me quede con la última palabra o dé el puñetazo más fuerte.
Claro, si el otro trata de agredirme físicamente, no daré ninguna mejilla a su mala acción. Me defenderé con mis mejores armas, pero siempre procurando que no sea el EGO quien domine la situación.
Si el peligro es real, debo protegerme, es un mandato divino y moral.

Sé amable contigo así como con el prójimo.
No te exijas demasiado, no te propongas ser absolutamente ecuánime, paciente, falto de EGO. Eres persona y tienes derecho a llorar, a enojarte, a sentirte impotente, a equivocarte, a dejarte llevar, a tener emociones negativas. Tienes derecho a ello, pero NO a quebrar ninguna ley o mandamiento.
No permitas que el EGO se disfrace de santidad, de no-violencia, de pacifismo, de religiosidad extremista, de imposiciones carentes de razón. Porque el EGO te hará creer que tienes que sonreír siempre, pensar positivo siempre, no sentirte desanimado nunca, no errar jamás, juzgar duramente por los yerros, etc. Sí, el EGO se pone las ropas de un Superyó freudiano, con sus reglas imposibles, sus obtusas justificaciones, su fe ciega. Mucho cuidado de esto que puede ser mucho más peligroso que el EGO en su cara habitual.

Lo mejor es aléjate del mal y haz el bien.
Disfruta de lo permitido en tanto te apartas de lo prohibido.
No quieras controlar aquello que no puedes controlar.
No pretendas ser el mejor, el más destacado, el más perfecto, el intachable, el que nunca cae, mejor simplemente sé bueno y justo.
Aprende a pedir ayuda, incluso antes de que estés al límite de tus capacidades.
Construye shalom en cada momento, a través de actos de bondad y justicia.
Sintoniza tu Yo Vivido con tu Yo Esencial, sin imposiciones nefastas, sin venganzas, sin negaciones, sin apariencias.

¿Tienes algo para compartir ahora que leíste y comprendiste este texto que quise compartir contigo?
Por ejemplo, ¿te has visto en situaciones parecidas a la del ejemplo de la madre o del bañista?
¿Cómo crees que sería mejor que la madre actuara ante el no comer de su hija?
¿Padeces mucho a causa de tu EGO?
¿Eres demasiado exigente contigo?
¿O tal vez muy indulgente?
¿Y con los demás?
¿Ya te aburre que enseñemos acerca del EGO o sientes que cada vez aprendes algo que es útil, práctico y de bendición?

¡Que pases una jornada excelente!