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liberacion tras 12 años de secuestro libre como los noajidas

No saben cuán asombroso es volver a ver civilización», dijo Pablo Emilio a los medios de comunicación en sus primeras palabras tras su liberación.

El sargento, que dejó entrever que analiza si sigue o no en el Ejército, dijo sin embargo que lo que vivió en estos 12 años de cautiverio lo soportó «por amor al uniforme». «En todo este tiempo he conservado mi uniforme, he soportado por amor a la institución -dijo el sargento-. Respeto la Constitución como soldado y ciudadano».

Moncayo no trajo cartas, pero sí noticias de dos secuestrados: el coronel Yesid Duarte y el sargento Libio Martínez, que era con él el secuestrado más antiguo en manos de la guerrilla de las Farc. Ahora ostenta solo ese triste reconocimiento: «Solicitan que alguna ONG internacional ayude a su libertad (…) Manifestaron que sus vidas corren peligro. Por eso este mensaje, para que tomen nota».

El suboficial, que se fue de su casa a los 19 años y que regresa como un hombre de 31, no ocultó su sorpresa por todos los avances tecnológicos. «Ha sido bello el recibimiento, no saben cuán asombroso es volver a ver civilización», dijo.

Sobre las Farc y cómo fueron sus más de 12 años en cautiverio no quiso opinar. Lo que sí dijo fue que esa guerrilla «existe, es una realidad que no se puede negar». «Parecen invisibles, pero ahí están», anotó.

Moncayo agradeció por su liberación a los presidentes de Ecuador, Venezuela y Brasil, que, aseguró, pidieron y lograron «un gesto de paz» de la guerrilla y señaló que la labor de la senadora Piedad Córdoba fue «incansable» para lograr que regresara a su casa después de todos estos años.

«Yo sé que muchos salen con el síndrome de Estocolmo, recuerdo que un periodista de Radionet nos calificaba a los de Patascoy como guerrilleros. Eso me dolió porque yo he conservado mi uniforme, he soportado estos años por amor al pueblo de Colombia y a la institución a la que pertenezco. Respeto la institución como soldado que soy y como ciudadano que soy de Colombia», señaló Moncayo.

Agregó que su familia «ha cambiado mucho. El cambio es radical, más sin embargo siguen siendo aquellos seres amorosos que siempre me han brindado su apoyo».

Sobre la caminata de su padre, desde Sandoná hasta Bogotá,  dijo que tuvo que verla sufriendo una enfermedad que lo tuvo caminando siete meses en muletas. «Para mi fue demasiado duro ver a mi padre en esas circuinstancias o, no tanto no verlas, porque oí todo por radio».

Aseguró estar maravillado con los actuales avances tecnológicos: «Todo ha cambiado, la tecnología me deja admirado, lo poco que he visto hasta ahora».

La llegada

Tras doce años de espera, Pablo Emilio Moncayo se abrazó, en libertad, con su familia. A esta hora, se dirige a los medios.

A las 5:35 de la tarde la aeronave carreteó y se abrio la puerta. Al bajar, Moncayo le hizo a su padre, quien corría a gran velocidad, una señal de ‘tómalo con calma’.

Luego se fundieron en un enorme abrazo. La hermanita, a quien el sargento no conocía, y el resto de la familia, le dieron claveles blancos.

La familia, padre, madre e hijo, caminaron tomados de la mano por la pista del aeropuerto de Florencia. Gustavo y Pablo Emilio levantaron los brazos en señal de victoria.

A través de su cuenta de Twitter la senadora afirmó que Pablo Emilio les trajo a sus familiares «una olla llena de carne» y «dos loritos».

La congresista Piedad Córdoba, por su parte,  explicó a los medios detalles de la liberación. Contó que llegaron a un sitio donde recogieron a dos guerrilleros. De ahí partieron con los subversivos a otro punto donde, después de una hora, se reencontraron con Pablo Emilio Moncayo.

En la zona de liberación recibieron comunicados de la población y de los guerrilleros. Una hora y media después de haber llegado al sitio apareció el sargento. Piedad Córdoba aseguró además que no se dieron cuenta en qué momento se grabaron las imágenes publicadas por Telesur.

«El Comité Internacional de la Cruz Roja expresa su gran satisfacción que ambas misiones humanitarias se hayan podido llevar a cabo con éxito gracias a los esfuerzos conjuntos del Gobierno y la Fuerzas Pública de Colombia, del Gobierno de Brasil, de los miembros de la comisión de Colombianos y Colombinas por la Paz, de la Iglesia Católica, así como de las Farc-Ep», dijo Adolfo Beteta, vocero del CICR.

Y agregó: «Como Institución humanitaria, neutral, imparcial e independiente, el CICR reitera su disponibilidad, en cualquier momento, para facilitar la liberación de otras personas privadas de libertad, así como la entrega de los restos mortales del mayor de la Policía Julián Ernesto Guevara a su familia».

Por su parte, el presidente Álvaro Uribe Vélez se mostró alegre con el regreso del sargento Moncayo, le dio la bienvenida y agregó que «Colombia recibe con los brazos abiertos a quienes regresan del cautiverio y rechaza con la mayor firmeza a los secuestradores».

También expresó su gratutud «al Gobierno del Brasil; al Comité de la Cruz Roja Internacional; nuestra gratitud a la Iglesia Católica» y «al Alto Comisionado, por la tarea que han cumplido».  

La lluvia puso en peligro la operación

La operación sin embargo, fue accidentada y por poco se frustra por culpa de las lluvias.

Desde que comenzó el día, las nubes grises que se posaron sobre Florencia despertaron la preocupación entre quienes esperaban, en la capital del Caquetá, la liberación.

Los primeros en llegar fueron decenas de periodistas, a las  5 a.m.,  que libraron una batalla campal por los mejores puestos bajo unas carpas que estaban al lado de la pista del aeropuerto Gustavo Artunduaga.

En ese momento se esperaba que la operación, como en Villavicencio, comenzara hacia las 9:00 de la mañana a pesar de que una leve llovizna caía sobre los dos helicópteros de la fuerza aérea brasileña, que desde ayer en la tarde estaban en Florencia.
Dos horas después, a las 7:00 a.m., la preocupación se sentía entre quienes esperaban que comenzara la operación. Un fuerte aguacero se desató sobre la capital del Caquetá.

El defensor de derechos humanos Iván Cepeda, quien apareció durante una corta escampada, decía que a pesar del mal tiempo tenían pensado que el operativo comenzara a la hora prevista.
Pero los fuertes aguaceros, que no dieron tregua las horas que siguieron, hicieron que los rumores llenaran de incertidumbre el ambiente.

Hacia las 10:00 se hablaba de que la operación estaba en un «punto de espera». Que en el lugar donde la guerrilla esperaba a la comisión con el militar secuestrado estaba lloviendo mucho más que en Florencia. Y que, incluso, todo podría cancelarse si el tiempo no mejoraba hacia el medio día.

Una hora después apareció en el aeropuerto, sonriente, monseñor Leonardo Gómez Serna, el representante de la Iglesia Católica en el proceso. Él, que llegó con el profesor Gustavo Moncayo y su familia, contó que se había pasado la mañana pidiendo al cielo para que la lluvia se detuviera.

«Estábamos orando para que deje de llover. Lo hice con el profesor, su familia y toda Colombia» dijo el cura. Y agregó, que a pesar del mal tiempo, Gustavo Moncayo había pasado la mañana inmensamente feliz. Las oraciones de Gómez y el profesor Moncayo, al parecer, dieron resultado.

Uno minutos después el comisionado para la paz, Frank Pearl, llegó hasta la pista del Gustavo Artunduaga para decirle a los periodistas que el clima había mejorado y que los militares brasileños que conducirían en el helicóptero, acababan de informarle que ya podían partir hacia la selva para traer al sargento de regreso.

Y entonces, pocos minutos después, apareció Piedad Córdoba. Vestida completamente de blanco, caminó a paso rápido hacia el Super Cougar que los llevaría a la zona de la liberación. No dio declaraciones, tan sólo se asomó por la ventana de la aeronave y saludó.

Acompañándola estaban seis miembros de la tripulación de Brasil, dos delegados del CICR, un médico y monseñor Leonardo Gómez Serna.

A través de su cuenta de Twitter, la congresista contó algunos detalles del despegue, como la oración que hizo el obispo de Magangué quien dijo que hablaría «con su jefe en el cielo» para que la operación humanitaria fuera exitosa.

Y entonces, a las 11:18 de la mañana, tras más de tres horas de incertidumbre, por fín el helicóptero alzó vuelo. De inmediato, el padre del sargento, el profesor Gustavo Moncayo, su hija Yuri Tatiana y la mamá del oficial, Estela Cabrera, se fundieron en un abrazo en el que no faltaron las lágrimas.

En el aeropuerto ya no se respira un ambiente de incertidumbre. Y el profesor Moncayo espera con su familia sobre la pista que llegue, de una vez por todas, el sargento, su hijo.

ALBERTO MARIO SUÁREZ
CARLOS ALBERTO GONZÁLEZ
Enviados especiales de ELTIEMPO
Florencia (Caquetá)

El carro más vacío es el que hace más ruido

Estaban el abuelo y su nieto en el campo en una bella tarde otoñal.
De repente, el abuelo dice: «En unos minutos pasará por aquí un carro, verás que está casi vacío». El nieto mira al abuelo, contempla al camino cercano, y no entiende lo que le anuncia el señor.
Entonces afirma: «Pero abu querido, no hay nada de nada por ningún lado, ¿no lo ves? Hasta donde alcanzo a ver, estamos solitos en el campo.»
Abuelo dice: «Ten paciencia hijito, tu ves ahora, pero yo atiendo a lo que vendrá también.»
Pasaron unos escasos minutos, el nieto se impacientaba más y más.
Cuando desde la curva del camino surge como mágicamente una carreta lenta, tirada por un viejo y gastado equino. Su paso cansino estaba acompañado de un ruido impresionante, que con cada metro crecía y atronaba el ambiente. Al estar a poca distancia el sonido se había vuelto ensordecedor.
El niño quiso comentar algo a su abuelo, pero casi que ni se podía a causa de la carreta aburrida y molesta.
Con gestos el anciano pide al niño observar el interior de la carreta y descubren que como había anunciado el abuelo estaba casi vacío, tan sólo habitado por un par de latas y algunas cosillas insignificantes más.
Pobremente pero atronadoramente el carro al fin pasó.
Al rato volvió la calma, el silencio constructor nuevamente al ambiente familiar.
El niño estaba maravillado con el poder mágico de su abuelo y se lo hizo saber.
Pero el sabio con humildad le dijo: «No hijito mío, no es magia, solamente prestar atención a lo que se ve, pero también a las otras informaciones que están a nuestro alcance. Yo aprendí que cuando el carro está más vacío y menos ordenado, más ruido y molestias causa a los demás. Así, cuando sentí el ruido lejano de latas chocando, comprendí que pronto pasaría una carreta casi vacía por aquí.»

Sabias palabras del maestro: Cuando más vacío estás de contenido, y menos orden interno tienes, más ruido haces, más molestas, más palabras altisonantes y huecas empleas (a veces), más te quejas, más agredes gratuitamente, más exiges sin bases, más aportas al caos y la destrucción.

Un relato de Antonio Guerrero…… Desde Oklahoma. Parte IV

Viernes, 29 de enero de 2010

Anocheció mientras leía un libro,
(el único que llegó a mis manos)
cuyo argumento vacuo y siniestro
apenas calaba en mi interior.
Pensé en los grandes de la palabra
capaces de recoger la luz
y toda la belleza del mundo
en páginas imperecederas.

Harto, cerré el libro y mis ojos,
y, en ese instante, de un resplandor
de sol y luna, de amor y paz
me vi rodeado, y comprendí
que lo que intento buscar afuera
se encuentra en el tesoro de mi alma

Sábado, 30 de enero de 2010

Dichoso soy, por este aislamiento
en donde a mi antojo holgazaneo,
mientras contemplo a mi alma
por caminos lejanos perderse.
Dichoso soy, por este silencio
en que puedo escucharme por dentro
sin que nada de fuera me invada,
sin que el tiempo me busque y me encuentre.
Dichoso soy, así, no mas ni menos,
respirando, sin pensar en ello,
los átomos que nos entremezclan,
metido en la distancia de un ser,
dueño de limites incalculables,
que se expande al espacio con su aliento.

Un relato de Antonio Guerrero….. Desde Oklahoma. Parte I

Podría describir aquí numerosos detalles del traslado desde Miami hasta nuestras prisiones. El trato que nos dieron: separación, caja negra, celdas de castigo, etcétera, no sorprendió, siempre es el mismo. Nada significó para las autoridades carcelarias la reducción de nuestras sentencias.

Particularmente, mi estancia en el Centro de Transito Federal de Oklahoma fue larga. Dieciocho días, aislado, en una celda del llamado “hueco”, días que parecieron una eternidad.
Con algo de papel y diminutos lapicitos, fui escribiendo el diario de estas jornadas, así como un grupo de cartas personales y muy especiales, nacidas en esa soledad, donde, parafraseando versos de Juan Ramón Jiménez, diría: “Tú eres dios de tu pecho, tú eres solo Universo, tu eres uno en tu centro”.
Solo una parte de ese diario y una de las nueve cartas escritas llegaron a su destino. Me dolió muchísimo que esto pasara, y recurrí a la poesía para revivir las vivencias de aquel aislamiento y, de alguna forma, reponer la irreparable perdida.
Para este poemario decidí escribir versos decasílabos con una rima libre, en la cantidad de versos del soneto. No es mi objetivo la búsqueda de belleza rítmica o de perfección de estrofa, mucho menos crear algo novedoso.
Solo pretendo llevar al lector hasta los rincones de mi alma por aquellos días de injusto y total asilamiento, aunque también, como dijera Darío: “mi protesta queda escrita” contra el trato y contra la inusual perdida.

Antonio Guerrero

Martes, 26 de enero de 2010
Sucede que la injusticia sigue.
Sucede que llevo caja negra.
Sucede que soy yo quien lo dice.
Sucede que quisiera que me creas.
Sucede que vuelo sin temores.
Sucede que sacudo mis venas.
Sucede que se cruzaron dos soles.
Sucede que oscurecen las piedras.
Sucede que la sombra no es de árbol.
Sucede que la hora tiene dueño.
Sucede que se unen las paredes.
Sucede que me ríe un hermano.
Sucede que penetra en mi pecho
una serenidad, que sucede.

Pesaj para los noájidas

A mis amigos y hermanos noájidas:

¡Shalom!

Introducción
Pesaj es la primera de las festividades en la historia de la nación judía.
En ella, los judíos no sólo recordamos, sino que vivenciamos en cierta medida, las penurias y la redención que gozamos.
Tal como está dicho:

«En cada generación debe considerarse cada judío/a como si hubiera sido redimido/a de la esclavitud de Egipto«
(TB Pesajim 116b, a partir de Shemot/Éxodo 13:8)

Esa redención nos la proveyó el Eterno, (Él y nadie más, ver Shemot / Éxodo 11:4), hace más de 3300, cuando Él nos libertó de la terrible esclavitud a la que estábamos sometidos en Egipto.

Este hecho es fundamental en nuestra historia, y en nuestra forma de ser, por tanto debemos a diario recordarlo y que jamás se pierda de nuestras conciencias: el Padre nos liberó y por eso, sin excusas o dudas, le debemos nuestra vida y nuestra libertad.
Es un mandamiento para los judíos preservar este recuerdo, tal como está dicho:

«para que te acuerdes todos los días de tu vida del día en que saliste de la tierra de Egipto.«
(Devarim / Deuteronomio 16:3)

No hay dudas de que es una fiesta nacional, además de agrícola y espiritual, de los judíos; pues somos nosotros los que fuimos liberados (Devarim / Deuteronomio 6:21), son nuestros antepasados los que fueron rescatados por el Mismo Padre de garras de la esclavitud. Es nuestra historia, y no de nación ajena.
Para que no queden dudas, el Eterno nos lo dice claramente en Su perfecta Torá:

«Los Hijos de Israel celebrarán Pesaj a su debido tiempo.«
(Bemidbar / Números 9:2)

No dice los gentiles, ni el que quiera, sino que dice: «los hijos de Israel», es decir: los judíos1.

Por lo tanto, tú mi querido amigo noájida NO tienes que celebrar Pesaj, pues no es lo que el Eterno te demanda, ni lo que nutre tu espíritu.

Para los noájidas
Sin embargo, el gentil que se esfuerza por permanecer devoto al Eterno, puede (y le conviene) marcar estos días de Pesaj en su agenda, para vivirlos de una manera diferente al resto de las semanas normales.
Ahora bien, que esta vivencia no se transforme en usurpar la identidad judía, que no le corresponde, pues de hacer así, está siendo rebelde contra Dios, pues pretende ser más sabio que el Padre, atribuyéndose acciones que Dios no le ha conferido como propiedad.
Es decir, si toma para sí festividades o acciones que Dios ha dado en exclusividad a los judíos, en lugar de estar haciendo bien las cosas, está trayendo miseria y destrucción al mundo.

¿Por qué habrías tú, amigo noájida, de marcar estos días como especiales?
Te puedo ofrecer dos respuestas:

  1. Afirmar la redención universal de Mano de Dios
    Pesaj, en la historia universal, es la primera proclamación de la libertad de la persona, así como es la primer manifestación de la autodeterminación de los pueblos. No fue una arenga surgida por intereses del momento, o conveniencia política; fue una declaración del Padre de todos los seres. Por tanto, el mensaje de «liberación» de Pesaj se convierte en universal.
    Es la idea que debes hacer tuya, es la idea a la que debes dar vida en estos días, y para todos los días.
    Libertad para ti, para los tuyos, para tu prójimo y para la sociedad.
    Creo que es suficiente importancia como para acompañar el festejo judaico, con celebraciones noájidas, que tengan su propio carácter.

  2. Asociarse y colaborar en la obra de traer santidad al mundo
    Los noájidas son los socios «mayoritarios» de los judíos en la obra de atraer bendición y santidad al mundo. Por tanto, cuando los noájidas celebran Pesaj (a su manera), están ayudando y fomentando a que los judíos lo celebren (como Dios les ha mandado a los judíos). Colabora con tu vecino o conocido judío, como tú puedas y él pueda precisar. Quizás el judío no recuerda que es la festividad, o ni siquiera sabe qué es lo que se festeja, o no tiene medios económicos para adquirir matzá o vino, o puede estar involucrado en idolatría, o… ¡tantos factores en contra de la belleza espiritual para el judío! Entonces, ¿qué esperas para darle una mano? Recuérdale que es Pesaj, contáctalo con nosotros para que reciba información, dale caridad si no tiene medios, enséñale que está en tremenda idolatría si aún es de los «mesiánicos», o… ¡tanto tienes para hacer como noájida!
    Y si tienes algún familiar o amigo gentil, que no está actuando correctamente, pues viola algunos de los mandamientos que Dios ha dado a los gentiles: háblale del mensaje de libertad para todos, de solidaridad, de amor sin condiciones, del trabajo en equipo, de la fidelidad al Eterno. Invítalo a participar de encuentros noájidas, date tiempo para que él se sienta valioso, pues es un hijo de Dios, es tu hermano…
    Este es otro de los motivos para que tú, mi amigo noájida, tengas a Pesaj como una fecha de singular valor en tu calendario anual.

Esto podrías hacer…
¿Qué puedes hacer como noájida para que tu vida tenga un calidad diferente en la época de Pesaj?
Paso a enumerarte algunos actividades e ideas, que no son obligatorias, sino pautas de positivo influjo para tu vida:

  1. Los días previos a la festividad, haz una limpieza general en tu casa.
    Para los judíos esto se debe hacer para eliminar todo rastro de jametz, alimento fermentado. Pero tú no tienes obligación de mantener tu casa limpia de estos productos.
    Sin embargo, es parte de la vida noájida el mantener un ambiente, un hogar, un cuerpo limpios y saludables. A veces no tenemos tiempo para limpiar a fondo nuestras residencias, pues bien, ahora tienes la oportunidad para hacerlo.
    Y mientras sacas lo que no usas (recuerda que hay muchos indigentes que pueden beneficiarse con algunas cosas de aquello que tu no quieres más), en tanto estás esforzándote, acuérdate de cómo los antepasados de los judíos fueron esclavos durante siglos, como padecieron de innumerables tormentos, pero que finalmente encontraron la libertad por directa intervención del Padre.
    Y mientras meditas en esto, no olvides que en nuestro corazón y en nuestra mente suelen haber pesadas manchas, a las que dejamos allí por mucho tiempo. Entonces, aprovecha la época previa a Pesaj para limpiarte a fondo tu alma, tus pensamientos. Libérate de esas esclavitudes que te dominan: adicciones, malas relaciones, religiones contrarias a Dios, malos hábitos, etc.
    Es tu momento para limpiarte, por tanto, para liberarte.

  2. En la primera noche de Pesaj, convida a familiares y allegados (todos gentiles, por favor) a una cena festiva en tu hogar.
    Que haya ricos manjares, y ten a disposición vino (una copita por persona como máximo), y algunas matzot. Recuerda, ustedes no tienen obligación de comer matzá, que ni siquiera cruce por tu mente esa idea; pero tendrán ambos alimentos como símbolos: el vino para que celebren la libertad (una copia libera, una botella esclaviza); el pan ácimo para que tengan presente la pobreza de los judíos en Egipto, que solamente comían ese pan miserable. Alegría y miseria a la mesa, para que en nuestras vidas aprendamos a celebrar en los momentos de gozo, y a aceptar con entereza los tiempos de dolor. Ambos momentos sobrevendrán a nuestras vidas, y debemos celebrar así como padecer cuando corresponde.
    Pero además, sirve para que tengamos presente a los que sufren, a los que se alimentan miserablemente, a nuestro prójimo abatido, al necesitado de dinero o afecto; para que hagamos lo que tenemos a nuestro alcance para llevarles un bálsamo y verdadera esperanza.

  3. Que la cena o reunión familiar (o a veces comunitaria), presente claramente el motivo del convite: estamos para celebrar la vida, la libertad, la fidelidad a Dios, el amor al prójimo, el respeto a Israel.
    Si entre tus invitados hay misioneros (o personas que tienen fe en falsas deidades, en particular los que son muy militantes: los de Jesús), debes advertirles con tajante nitidez que no permitirás ni un intento para profanar la velada con sus imprecaciones tendientes al error.
    Por ejemplo: que ningún trasnochado diga que el vino es sangre y el pan ácimo el cuerpo de alguna mitológica deidad. O por ejemplo: que nadie se atreva a mencionar que la redención viene por tener fe en falsos dioses, cuando sabemos que Pesaj celebra precisamente todo lo contrario, que solamente Dios (el que libertó a Israel) es el único que «salva» (Ieshaiá / Isaías 45:22).

  4. El marco físico se ve engalanado si se tiende un mantel blanco sobre una mesa solemne, llena de manjares y saludables bebidas. NO se abstengan de comer leudado, aunque sí sería conveniente limitar (aunque no eliminar totalmente) los alimentos que son considerados impuros en el kashrut.
    No olviden agradecer brevemente al Uno y Único, proveedor de sustento antes de ingerir el alimento.

  5. En el transcurso de la cena se debe proceder a lo esencial, que es el conversar acerca de los relatos de la redención de Israel de la esclavitud, y el largo y tortuoso camino que lo llevó finalmente a poder despojarse de las cadenas espirituales que cargaron incluso décadas después de romper las cadenas físicas.
    Es importante que como material de referencia NO se utilicen Biblias, esas que surgen de la fantasía enviciada de los ajenos al judaísmo; ni comentarios o interpretaciones que no sean las provistas por maestros judíos idóneos; ya que (nuevamente lo digo) a veces por querer hacer lo bueno, uno tropieza con la tentación conducente de lo negativo.
    Les recomiendo que usen los textos publicados en este sitio, serjudio.com, y en nuestro sitio hermano fulvida.com .

  6. Sería excelente que todos los invitados pudieran participar, haciendo preguntas pertinentes y no capciosas, y relatando lo que hayan aprendido acerca del evento de la libertad de Pesaj, o que expusieran conceptos prácticos acerca de «la libertad».
    Por otra parte, aprovechen la oportunidad para disfrutar de la conversación con amigos y familiares; sin apuros, sin la molestia de la TV o radio, sin teléfonos, sin traer a la mesa temas de polémica innecesaria.
    Bonito sería que la conversación girara en torno a temas altruistas, elevados, de inspiración, y de concordia familiar.
    Y por supuesto, que no se abstengan de alabar y agradecer al Eterno por los bienes (pocos o muchos) con los que les ha bendecido en sus vidas. Que sea un trago de libertad en medio de la vida ajetreada… por favor…

  7. Si hay niños, haz lo posible para que ellos participen y se interesen en el tema.
    Prepara juegos, dales material de lectura previa, enséñales canciones, etc.
    Que sea un momento de encuentro familiar, ¿qué más bello hay?

  8. Es muy bueno si los invitados se comprometieran (de ahora en adelante) en el esfuerzo por atraer la redención al mundo, por el único medio humano posible: el cumplimiento de los mandamientos que Dios le ha dado a cada quien.
    Como parte de este compromiso, que cada cual procure acercar a más gentiles al estilo de vida que les es propio y saludable: el noajísmo.

  9. Durante cada día de los siete de Pesaj, estaría muy acorde que te tomaras un par de minutos para alabar al Eterno por la liberación de Israel, y para rogarLe por la pronta venida del Mashiaj con la consecuente redención final de todas las naciones de la tierra.

  10. Es muy bueno que aumentes las cantidades destinadas a tzedaká -caridad, contribuciones económicas a pobres o instituciones de educación judía-, pues es uno de los modos de asociarse con Dios en la tarea de redimir al mundo (no olvides que Pesaj es, en rigor, la celebración de la libertad de los padecimientos materiales).
    Puedes hacernos llegar tus aportes, que nos serán de gran ayuda para continuar con nuestra labor educativa y libertadora; haz clic aquí por favor.

  11. En todo momento debe quedar absolutamente claro que el gentil se está refiriendo a la historia de Israel, que no le es propia, y a los milagros, hechos maravillosos, y liberaciones que el Eterno proveyó a los judíos.
    En todo momento el gentil debe guardarse de no tomar para sí mandamientos rituales que son exclusivos de los judíos, y que no le reportan bendición al gentil que se los atribuye arbitrariamente.
    Tenlo siempre presente, para Pesaj y para cada día.

  12. Por último, sería hermoso si pudieras conseguir la invitación de judíos piadosos para que pasaras con ellos alguna de las dos cenas festivas (en la diáspora) del comienzo de la festividad.

Creo que con estas actividades e ideas, tú y los tuyos estarán en el camino de los que actúan con fidelidad al Eterno, y con amor al prójimo.
No romperán las normas de Pesaj, y crearán un ámbito de paz, libertad y verdadero desarrollo espiritual.

Un gran abrazo a todos mis hermanos, noájidas y judíos, que a pesar de las dificultades aman intensamente a Dios y desean servirLo y por tanto aman a su prójimo y le ayudan.
Y un gran abrazo a ti, hermano y amigo, que todavía estás bajo el liderazgo equivocado pero que sabes que pronto te liberarás y nos acompañaras en el Camino del Bien y de Luz.

Shalom, cuídense y gocen de lo permitido

Moré Yehuda Ribco
(Publicado originalmente en serjudio.com, en vísperas de Pesaj 5766
Republicado por primera vez en FULVIDA en el 2007)

Notas:

1- Para los que siempre buscan «peros», para hacer lo que se les antoja y no lo que les corresponde, les aclaro que lo que está escrito en Bemidbar / Números 9:14 refiere a conversos al judaísmo, y no a gentiles; o a moradores temporarios en la tierra de Israel.

Resp. 732 – Cómo saco la Mezuzá?

Bachita nos consulta:

Saludos; Cúando andaba divagando por sectas, religiones y grupos religiosos llegué a enrolarme con un grupo llamado Los Efraimitas cuyo \»rabino\» colocó en mi casa un Mezuzá, hoy que he encontrado mi camino noájida gracias a D-os, le pregunto, cómo saco la Mezuzá? ya que sé que ese símbolo no me pertenece tenerlo en mi casa porque es propiedad exclusiva del pueblo de Israel de los judios.
Beatriz Calahorrano, 64,ama de casa,Quito-Ecuador

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Resp. 731 – ¿Cúal es el limite para un noajida a leer los salmos?

Titi nos consulta:

Gracias por recicbir todas nuestras preguntas y orientarnos, yo se que ahora soy noajida, y quiero aprender el estilo de vida se que se basa todo en los siete mandamientos, estoy pasando una etapa muy dura en mi vida y empece a leer los salmos y traen gran paz a mi vida, pero lei en una de sus respuestas que no son tan recomendables para un noajida:
1¿Porquè?
2 Hasta dónde debo de poner un limite de creer o no creer en lo que dicen
3.Que es lo que debiera leer
4.Necesitare tomar algun tipo
Maria Trinidad Sánchez, 26, Maestra, Acambaro, Gto. Mexico

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Parashá Tzav 5770 : Construcción de Shalom

Esta semana en el pueblo judío se lee públicamente del rollo de la Torá la sección denominada TZAV, que se encuentra en el libro Vaikrá o Levítico.

Como hacemos habitualmente, encontremos perlas preciosas de conocimiento y espiritualidad que nutran el alma de todo ser.

En esta porción de Torá se enumeran distintos tipos de sacrificios que eran llevados por los judíos de antaño al santo Templo.
El último de los mencionados es el «Korbán Shelamim», que se puede traducir como «sacrificio de paces».
Veamos qué nos enseña la famosa obra «La Voz de la Torá», del Rabino E. Munk, en su comentario a Vaikrá 7:37.

El Midrash acentúa el hecho de que los sacrificios de shelamim (de paces) son colocados al final de la enumeración y este hecho se reproduce en Bemidbar 29:39, después de la enumeración de los korbanot tzibur (sacrificios públicos).
La paz (SHALOM) aparece así como el supremo objetivo, dado que los shelamim están destinados a restablecer la paz entre la creatura y el Creador, entre el hombre y su prójimo, entre el individuo y su conciencia.
Para nuestros Sabios, la paz no es un simple don de la creación ni una ley de la naturaleza. No es solamente una doctrina moral del pacifísmo a ultranza, que busca la paz sin importar a qué precio, aun a costa de sacrificar principios sagrados del hombre y la renuncia categórica del uso de la fuerza.
La paz, la verdadera paz, presupone por el contrario un esfuerzo permanente del hombre para llegar al estado en el cual los antagonismos, los conflictos y las contradicciones de la sociedad al fin se pasan y cuyos elementos de base se convierten en los componentes de un vasto sistema de armonía universal, coronada por el Reino de Dios en la tierra…
Rabí Iehoshua ben Levi la compara con el fermento en la pasta, la considera como el elemento promotor del movimiento y del progreso en el seno de la sociedad.
Después de que la paz y armonía que reinaban en el Paraíso fueron eliminados, como consecuencia del primer pecado, los hombres tienen la tarea permanente de reconstituirlos en su esplendor inicial y de consagrar a esta tarea lo mejor de ellos mismos.
La paz continúa siendo el gran ideal universal, cuya realización depende de la voluntad de los hombres y de la bendición Divina.

Nosotros humildemene hemos acuñado un lema, una misión, una meta: CONSTRUIR SHALOM a cada instante.

Que sepamos hacerlo y lo consigamos.

¿Qué descendió para los gentiles en Sinaí cuando descendió la Torá para los judíos?

En el santo Talmud, recopilación sagrada de la Torá Oral, encontramos el siguiente pasaje que resulta a la vez misterioso y esclarecedor:

«¿Por qué se llama Sinaí al monte (en donde Dios entregó la Torá a los judíos)?
Repondieron los sabios: es el monte en que descendió la envidia/odio (siná) de los gentiles en contra de Israel»
Talmud Babli, Shabbat 89a

Los sabios de la santa Tradición no dejan pasar detalles, ven el bosque pero no dejan de ver el árbol. Ellos quieren saber porqué el monte escogido para ser el lugar en el cual recibió el pueblo judío la Torá se llamaba Sinaí.
Nos dicen algo sorprendente, una verdadera revelación, la palabra «sinaí» deriva de la misma raíz idiomática que «siná», que significa odio al mismo tiempo que envidia.
El monte se llamaba de otra manera, pero cuando Israel recibió a perpetuidad la Torá en ese sitio, el monte fue llamado de otra manera, en alusión a algo trascendente que había ocurrido allí.
Pero, no se le denominó «monte de la luz», ni «monte del encuentro con Dios», ni «monte de la recepción de la Torá»… se le llamó y se le conoce luego de milenios como «monte donde descendió el odio/envidia de los gentiles en contra de Israel«.
Pero, ¿cómo es esto?
Si lo que descendió allí fue la Torá que Dios entregó a perpetuidad como herencia y patrimonio de Israel, ¿cómo nos dicen los sabios santos que lo que descendió fue el odio/envidia?

Debes reconocer que los sabios no se equivocan en asuntos de espiritualidad, si ellos dicen que descendió la «siná» de los gentiles en contra de los judíos, así mismo es.

Odian y envidian a Israel, porque fue el pueblo que se esmeró y se consagró al punto de ser meritorio para recibir la Torá.
Odian y envidian a Israel, porque a pesar de ser una nación débil y pequeña, con muchas desventajas materiales, igualmente pudo ser leal, con sus altibajos, pero nunca habiendo caído tan bajo como el resto de las naciones del mundo.
Odian y envidian a Israel, porque cuando los hebreos eran noájidas (en el tiempo antes de la entrega de la Torá) vivían de acuerdo a los Siete Mandamientos y por eso fueron escogidos para recibir la Torá.
Odian y envidian a los judíos, porque son ellos los dueños perpetuos de la Torá y no las naciones del mundo.
Odian y envidian a los judíos, porque ellos tienen de primera mano un texto sagrado que ellos anhelan para sí, que desean obtener, que quieren ser dueños, que desean leer y estudiar y de no poder hacerlo quemarán el texto y exterminarán a los judíos.

Así ha sido en el pasado y sigue siendo hoy en día.
No han faltado los desgraciados asesinos que llevaron a la muerte más horrenda a judíos, individuos y colectivo, a causa de su odio. Y los sigue habiendo. Ejemplo actuales, los imperialistas árabe-musulmanes; sus atrofiados aliados que se hacen llamar «progesistas», especialmente los eruropeos; los nazis de toda calaña, entre otros miembros de esa fauna vil que infesta el mundo.

No faltan los malvados que no pretenden aniquilar judíos, pero sí erradicar el judaísmo. Promueven la asimilación de los judíos, impiden el pasaje de la tradición de una generación a la siguiente, perturban la vida judía, sin por ello atacar directamente el cuerpo del judío.

Están los otros espantosos enemigos de Dios y de los judíos, que son los que dicen «amar a los judíos», pero actúan de un modo vil y traidor. Son los que se hacen llamar «nuevo israel», «israel espiritual», «israel en cristo», «judíos mesiánicos», entre otros farsantes, piratas de la fe y rebeldes en contra de Dios.
Una clase especial de estos últimos son los noájidas que no pretenden dañar directamente a los judíos, ni agredir al judaísmo, pero su odio interno, su envidia poderosa, su EGO al comando de sus vidas, les impulsan a buscar cosas judías para apropiárselas, para hacerse amos de ellas, para leer Torá, estudiar Torá, actuar a modo de medio-judios, etc., todo con la «sagrada excusa» (tono irónico) de querer hacer las cosas de modo «espiritual»… como «gentiles justos».
Y esta clase de enemigos de Dios van por la vida diciendo que son gentiles justos, cuando no lo son realmente. Porque, niegan la Voluntad de Dios que decretó que la Torá es de Israel y no de los gentiles; el mismo Dios que impuso la ley de que el gentil no debe estudiar Torá, sino dedicarse a conocer y cumplir con los Siete Mandamientos y no otra cosa para llenar de espiritulalidad su vida.
Esta clase de gentil rebuscado, inventor de excusas floridas, eterno víctima de la incomprensión de otros (según fantasea), también odia profundamente a los judíos, y al mismo tiempo los envidia. Quiere ser uno de ellos, quiere convertirse, pero no le da el alma como para hacerlo de la manera legal y correcta. Quiere ser un judío, por eso tiene cien libros de judaísmo en su biblioteca, recita de memoria pasajes talmúdicos, tiene en su ropero su disfraz de judío ortodoxo, usa nombretes judaicos en su facebook, lee y enseña Torá (eso dice hacer), se busca alguna supuesta autoridad judaica que le dé cabida a tales disparates, pero en el fondo, en el triste y patético fondo de su alma, odia intensamente a Dios , a los judíos, y les tiene inmensa envidia.

Qué triste alma… qué desgraciado vagabundear por el mundo, errante y sin sentido, aferrándose a cualquier cosa que le satisfaga el EGO del momento…

Así es amigos queridos, esos gentiles que rechazan la enseñanza santa de que no se entrometan en cosas de Torá, que se creen con «superioridad» para tomar lo que se les antoja de la propiedad de Israel, no hacen otra cosa que seguir viviendo como sus antepasados que se arrodillaban delante del estiércol de la religión: odian y envidian a Israel, y por eso son esclavos de sus EGOS inflados y ávidos, codician lo que no les pertenece, traicionan a amigos y allegados con tal de obtener lo que no es de su propiedad, se envilecen pero siempre con una excusa brillante a flor de labios.
Tienen grandes proyectos que no dejan de ser vanidosas fantasías de un EGO desesperado por recibir mimos y caricias.
Odian y envidian a los judíos, por eso quieren tanto ser como un judío.
Odian y están enojados contra Dios, por eso meten la palabrita «dios» cada dos por tres, pero carecen de Dios en sus vidas.

Y, como la Tradición y la ciencia nos enseñan, aquel que envidia y odia, en el fondo solamente se odia a sí mismo. Porque no se ama, porque se rechaza, porque se desconoce, porque se desprecia, porque se siente poca cosa, porque se cree apartado de la «mano» de Dios.
Se odia a sí mismo…

Es a causa de gente como estas que el monte Sinaí recibió su nombre, gente infeliz, desgraciada, desagradecida, que no tienen la capacidad de ser leales a su identidad, que por ello repudian los vitales y perfectos Siete Mandamientos, pero se creen capaces de escoger aquellos rituales y costumbres judaicos que les puedan acariciar su inflado EGO.

Pobre gente, se odian a sí mismos, porque se saben impotentes, infértiles, vacíos, carentes de bendición aunque gocen de muchos bienes materiales.
Pobrecitos, son merecedores de nuestra compasión, porque odian ya que no tiene capacidad de hacer otra cosa. Envidian, porque no se dan cuenta de que con el noajismo, con los Siete Mandamientos, ya tienen la porción santa y eterna suficiente para alcanzar plenitud y bendición en este mundo y en la eternidad.
Pobres almas sufridas, a las cuales no debemos rechazar ni condenar, aunque sí ser tajantes y claros en los límites sagrados que han sido impuestos por Dios y que en modo alguno podemos nosotros violentar para dar satisfacción a sus alocados EGOS.

Así pues, querido hermano noájida, cuando veas a ese pobrecito desgraciado que se cree capaz de decidir qué puede y qué no puede hacer o tomar del judaísmo, en tanto desprecia su propia Torá, su propia esencia, su propiedad espiritual; cuando te topes con él, sé compasivo, comprende la miseria de su alma, no lo atormentes, pero ponlo en su lugar caballerosamente y dale un salvavidas llamado FULVIDA para que dejen de odiarse y de envidiar a otros.

Por otra parte, otros muchísimos gentiles quizás no estén conformes con que sea Israel el pueblo elegido para haber recibido la Torá y los 613 mandamientos. Sin embargo, sus almas no se dejan llevar por la vanidad y la maldad. No permiten ni toleran que sea el EGO el que controle sus vidas. Entonces, comprenden que como gentiles tienen un sagrado rol, una tarea única y especial, un camino hacia la santidad, una tarea espiritual brillante, su conexión propia con Dios, su Torá, que son los Siete Mandamientos Universales.
Se hacen conscientes de su identidad, de su propio pacto, de su lugar em el mundo y entonces, el odio no existe, la dependencia tampoco, la esclavitud menos. Cuando se hacen conscientes y viven a plenitud como noájidas, como Dios ha decretado que vivan, ya la envidia hacia los judíos no los corroe más. Ya dejan de sentirse secundarios, por lo que dejan de odiar a los judíos y a Dios. Se aman, se respetan, se valoran, trabajan junto a los judíos como socios de Dios en la tarea de construcción de Shalom.
Junto a los judíos, pero sin inmiscuirse en cosas judías, sin reclamar cosas judías, sin estudiar Torá, sin todas las petulantes necedades de los que siguen siendo esclavos de sus ciegos EGOS.

Está en ti, hermano querido, elegir si serás de los que odian a Dios, odian a los judíos, envidian a los judíos, aunque mencionen a Dios y digan amar a los judíos a cada rato;
o si escoges la vida la bendición, que es aceptar quien eres con sano orgullo, y entonces vivir como te corresponde con sana vitalidad.

¿Qué eliges hoy hermano noájida querido?
¿Que se te conozca como uno que actúa movido por el motor de odio y envidia, o ser reconocido y alabado como uno que alaba a Dios por todo lo que tiene?

Como se compra un milagro….

Una pequeña niña fue a su habitación y sacó un frasco que estaba escondido en su closet. Esparció su contenido en el suelo y contó con cuidado.

Tres veces, incluso. el total fue contado a la perfección. No había cabida a errores.

Con cuidado regresó las monedas al frasco
y cerrando la tapadera, ella
salió sigilosamente por la puerta trasera y caminó
6 cuadras hasta la Farmacia de Rexall, que
tenía un gran signo de jefe indio sobre la puerta.

Ella esperó pacientemente a
que el farmacéutico le prestara atención,
pero estaba muy ocupado por el momento

Tere movió sus pies para que rechinaran
sus zapatos. Nada. Se aclaró la garganta
lo mas fuerte que pudo.
No sirvió de nada, finalmente tomó
.25 centavos del frasco y tocó en
el mostrador de cristal. Con eso fue suficiente!

‘Y que es lo que quieres?’ le preguntó el
farmacéutico con tono de disgusto
en la voz. ‘Estoy hablando con mi hermano
que viene de Chicago no he visto en años…’

‘Bueno, quiero hablar contigo
acerca de mi hermano’, Tere le contestó
con el mismo tono de impaciencia. ‘El está
realmente muy, muy enfermo . . . y quiero
comprar un milagro’.

‘Perdon ?’
dijo el farmacéutico.

‘Su nombre es Andrés y algo malo ha
estado creciendo en su cabeza y mi papi
dice que solo un milagro puede salvarlo,
ahora dime, cuanto cuesta un milagro?

‘Nosotros no vendemos milagros aqui, chiquita.
Lo siento pero no puedo ayudarte’, dijo
el farmacéutico, con voz suave.

Oye, tengo dinero para pagarlo. Si
no es suficiente, conseguiré
lo que falte. solo dime cuanto cuesta’

El hermano del farmacéutico que era un hombre
muy bien vestido. Intervino y le
preguntó a la niñita, ‘Que clase de
milagro necesita tu hermano?’

‘No sé, replicó Tere, con los
ojos muy abiertos. Yo solo se que está muy enfermo
y mami dice que necesita una
operación. Pero mi papi no puede pagarla,
por eso quiero usar mi dinero’
‘Cuánto tienes?’, le preguntó el hombre de Chicago

‘Un dólar con once centavos’, contestó Tere,
apenas audible.

Y ese es todo el dinero que tengo,

pero puedo conseguir mas si es necesrio’

‘Bueno, que coincidencia’, sonrió el hombre.

‘Un dólar y once centavos—el precio exacto
de un milagro para los hermanitos’.

El tomó el dinero en sus manos y con
la otra sostuvo su manita enguantada
y dijo ‘Lleváme a donde vives. Quiero
ver a tu hermano y conocer a tus padres..
Veamos si tengo el milagro que necesitas’

Ese hombre bien vestido era el Dr. Carlton
Armstrong, un cirujano especializado en neuro-cirugía.
La operacion fue completamente gratis y sin
cargo alguno por su estancia en el hospital, hasta que
Andrés regreso sano a casa.

Mami y papi comentaron felices de
la cadena de eventos que les trajo a todo
esto.

‘Esa cirugía’, susurraba su madre, ‘fue un
milagro real. Ya me imagino cuanto
podría costar?

Tere sonrió. Ella sabía exactamente cuanto
cuesta un milagro. . . un dólar con once
centavos. . .mas la fe de una chiquilla.

En nuestras vidas nunca sabemos cuantos
milagros vamos a necesitar.

Un milagro no es la suspensión de una ley natural
sino la implementación de una ley superior.
Yo se que mantendrás la pelota en movimiento!

Esto es, mandásela a quien signifique algo para ti!

Una bola es un círculo, sin principio ni fin.
Nos mantiene juntos como un círculo de amigos.
El tesoro que encierra es ver la amistad que me has regalado.

Hoy te paso la pelota.
Dásela a alguien que consideres tu amigo.

YO TE JURO

Cuando estes triste. . .Secaré tus lagrimas
Cuando tengas miedo. . . calmaré tus miedos.

Cuando estes preocupado . . . te daré esperanza.

Cuando estes confundido. . .te ayudaré
a encontrar tu camino.

Y cuando estas perdido.. . .y no puedas ver la
luz, yo seré tu faro . . .Brillando radiante.

Este es mi juramento .. . . que sostengo hasta el final.

Que mas podrías pedir. . .Si tu eres mi amigo.

Firma: Dios