A causa de la festividad judía de Pesaj estuve ausente algunos días de la página, solamente tres.
Al regresar veo que hay nuevos usuarios inscriptos, nuevos textos, más comentarios, ideas, participación, etc.
Pero tristemente veo también cosas muy tristes, especialmente basadas en las dificultades para desarrollar la
Comunicación Auténtica.
Personas que se sienten ofendidas, con motivo o sin tenerlo, pero que así es como se sienten. Es respetable y atendible el sentir de cada uno, pero debemos aprender a no reaccionar de acuerdo a emociones que se basan en aspectos oscuros de nuestro plano emocional, sino a procesar esos sentimientos, convertirlos en la medida de lo posible en palabras de construcción de Shalom.
En vez de reaccionan a partir de un oscuro sentir, es mejor comunicar su estado y tratar de descubrir el pensamiento y sentimiento de aquel que siente como agresor.
A través de la Comunicación Auténtica entablar un puente de diálogo, con la finalidad de que sea constructivo. Partiendo desde el sentimiento quizás, pero no quedando solamente en él, sino construyendo por encima de ese plano para alcanzar un lazo con el prójimo, aunque se parta de aparentes lugares antagónicos.
Espero que este consejo sea aceptado y puesto en práctico a la brevedad por todos los que formamos FULVIDA.
Por otra parte, es hora de empezar a eliminar la ironía, la acidez, el comentario mordaz aunque acertado. No todos manejamos los códigos de la sátira, del humor negro, del comentario punzante. Muchos pueden sentirse ofendidos, agredidos, incomprendidos, burlados, aunque esa no sea la intención del que ha comentado o expresado su opinión.
Es nuevamente necesario hacer uso de la Comunicación Auténtica, para amenguar el grado de ironía y hacerlo accesible para todos, sin por ello dejar de lado la crítica que sea constructiva, sin reprimir la idea admisible.
Pero además, no debemos pretender «santidad» en nuestros miembros, ni una pureza perfecta, ni una
conducta «monasteril».
Los noájidas están llamados a ser constructores de Shalom, y éste se construye desde las bases, no desde las alturas.
Así pues, cada uno con sus virtudes y defectos puede y debe aplicarse a la tarea de ser un socio en la construcción.
No pretendemos ser perfectos, ni es una secta exclusiva para personas que han alcanzado un grado de espiritualidad sin igual.
Es una Fundación que reune a gente común, a gente con lados oscuros y deseos de Luz, a gente que tiene el deseo y la intención de ser fieles al Eterno (por medio del cumplimiento del camino noájico), al tiempo que son constructores de Shalom con el prójimo.
No somos perfectos, somos infinitamente perfectibles.
No somos perfectos, por eso somos constructores.