Para los hijos de Israel está semana corresponde la lectura de la sección denominada Vaikrá, en el comienzo mismo del tercer libro de la Torá, el llamado Levítico.
Como procuramos hacer, en respeto a las leyes del Eterno, tratemos de encontrar alguna enseñanza apta para la espiritualidad noájica a partir del texto sagrado del pueblo judío.
Sin violentar identidades, sin usurpar patrimonios, sin quebrantar reglas, sin añadir con buenas intenciones pero escaso discernimiento de la pureza espiritual que sintoniza con el alma del gentil.
Recordemos que son muchos los que queriendo hacer más de la cuenta, llevados aparentemente por buenas intenciones, terminan haciendo lo que no debe ser hecho y apartándose del camino que el hombre debe transitar.
El camino del gentil es perfecto, diseñado por Dios, cuenta con Siete Mandamientos, no más.
Por supuesto que se puede perfeccionar la conducta, sin desviarse ni un ápice de los mandamientos correspondientes, sin apropiarse de lo que no es propio.
El perfeccionamiento de la conducta lleva al desarrollo de la ética, pues es en ese aspecto que los mandamientos judaicos pueden servir como paradigma para los gentiles.
En lo ético, NO en lo ritual ni en lo idiosincrático para los miembros de la nación judía.
Así pues, vayamos a la pequeña/inmensa enseñanza ética, una de las varias, que podemos elaborar a partir de una porción de la sección semanal que está establecida en el ciclo de lecturas de Torá para los judíos.
Se encuentra allí:
"Habla a los hijos de Israel, diciendo: cuando alguna persona pecare por yerro en alguno de los mandamientos de Hashem sobre cosas que no se han de hacer, y obrare contra alguno de ellos"
(Vaikrá 4:2)
Releemos: “mandamientos de Dios sobre cosas que NO han de hacerse”.
Reiteramos: “mandamientos sobre cosas que NO se deben de hacer”.
¿Por qué la Torá menciona las "cosas que no se han de hacer" por parte de la persona como mandamientos?
Una de las respuestas plausibles la brinda el Rabbí Levi Itzjak de Berditchev, quien explicaba que era para enseñarnos cuan despreciable es para el Eterno el orgullo de la persona.
Te lo explico.
Una persona que actúa incorrectamente y se le advierte de su defectuoso proceder, puede retroceder en su actitud, entonces también tratará de enmendar sus acciones y su conducta indigna, haciendo Teshuvá, arrepintiéndose y corrigiendo en lo posible el perjuicio ocasionado.
Sintetizo: haces algo malo, te avisan, tomas conciencia y decides perfeccionar tu vida y corregir el daño ocasionado.
Es algo que ocurre, gracias a Dios.
Es la “magia” de la Teshuvá, el proceso de arrepentimiento completo y sincero.
Pero, ¿qué pasa cuando el EGO obstaculiza a la persona este camino de retorno?
¿Qué sucede cuando la vista espiritual de la persona está nublada a causa del influjo nefasto de su EGO?
¿Qué acontece cuando alguien no admite que está haciendo algo incorrecto, o no acepta que lo corrijan, o se niega a reconocer que se equivoca, o da excusas para seguir andando por la senda oscura, o pudiendo corregir se empeña en afear aún más su vida y el entorno?
¿Qué pasa cuando al comando del EGO la persona se niega a cambiar favorablemente?
La respuesta es evidente en sí misma.
El EGO se opone a rajatabla a la Teshuvá, y cuando la acepta es solamente parcialmente y como truco para incentivar a la persona aún más a apartarse del camino de la Luz.
Es dejar a la persona dar un paso atrás de su mal hacer, para luego llevarla dos pasos a las corridas en la dirección del mal… es tan común, tan corriente, tan habitual que ni siquiera te das cuenta que tú actúas así…
En muchas ocasiones esto se manifiesta como actitudes orgullosas de la persona.
El que deniega la corrección oportuna, pues ¿cómo tal persona me viene a decir a MÍ que tengo que hacer o no?
¿Cómo osa alguien señalarme que YO me equivoqué?
¿Quién se atreve a enjuiciarME, por qué primero no se juzgan a sí mismos en lugar de meterse CONMIGO… no son solamente de Dios los juicios?
¿Acaso no se dan cuenta de que esto que hago es bueno, pero ellos no tienen la mente limpia como para alcanzar MI nivel de conciencia y sabiduría?
En fin, excusas, palabrería, escudos herrumbrados, murallas agujereadas, intentos de eludir la responsabilidad y equilibrar el Yo Vivido para seguir bajo la bota cruel del EGO, en la fantasía de ser súper poderoso…
Para estas personas se les recuerda que lo que está haciendo mal ha sido codificado por Dios como mandamiento, como una ley, para que no sea hecho así.
No es el parecer de tal o cual maestro, ni erudición de hombres, ni lo que a mí me parece, sino un mandato directo emanado del Uno y Único.
Chico, es un mandamiento no una linda costumbre para acatar si te viene en gana…
Muchacho, aunque a ti te parezca que eres genial y lo que haces es cool, te advierten que Dios piensa otra cosa ….
Joven, tú puedes manipular a los que te oyen y torpemente te admiten en tus fantasías y yerros, pero Dios ha decidido algo que tú no estás cumpliendo…
Cuate, bájale a tu “auto estima”, porque de tan gordo que estás emocionalmente apenas si alcanzas a ver otra cosa que no sea tu vientre…
¿Se entiende el porqué el orgullo, esa pompa muy inflada de aire maloliente, no es más que un enorme obstáculo para crecer y llevar una vida de plenitud en bendición?
Pero, hay otro componente del orgullo, tanto o más nocivo que éste.
Ocurre también que la persona cegada por el EGO, cuando ciertamente cumple con algún mandamiento, siente su corazón repleto de ese sentimiento innoble del orgullo, y se arrebata su espíritu inflamado de arrogancia, se pavonea luciendo su arrogancia.
En un caso así, a pesar de haber cumplido con alguno de los preceptos del Eterno, por su veleidosa actitud se considera que ha pecado grandemente, pues, no cumplió con el mandamiento a causa de su lealtad a Dios, para honor del Eterno, sino como mérito propio, para agradar a su propio EGO.
Y peor aun, puede incluso suponer que el cumplimiento de ese mandamiento le sirvió a Dios para algo, como si Él estuviera necesitado de que las personas cumplieran con alguno de los mandamientos para poder seguir siendo Dios.
Entonces, cumplió algún mandamiento pero su vanidad transformó la buena obra en un espantoso resultado, porque:
– no lo hizo por fidelidad a Dios, sino para adoración de su EGO;
– no sirve como buen ejemplo para otros, quienes viendo la actitud nefaria de un “cumplidor de preceptos”, deciden apartarse de ellos para no ser tan indecentes como él;
-por menospreciar a Dios, suponiendo que Él necesita de que cumplamos con algún mandamiento, porque sin nosotros es impotente de alguna manera.
Así pues, no sólo el orgullo invalida el mandamiento ejecutado correctamente, sino que transforma su cumplimiento en un gravísimo pecado, como es el desprestigiar al Eterno y llevar a otros al error.
Por lo tanto, mejor apartarse del pecado y hacer lo que es bueno.
Y al hacer lo bueno, mantener nuestro orgullo en la justa medida…
Eres esclavo de tu EGO, a no ser que escojas la vida verdadera, el crecimiento multidimensional, la humildad en su exacta definición…