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Resp. 204 – Apellidos de judíos asimilados

nelson Alvarez nos consulta:

Gracias por este espacio, quisiera saber si las personas que inmigraron a colombia por causas que de todos es conocidas como son descubrimiento de america loego los exilios por caosa e la primera y segunda guerra mundial donde a America llegaron los \»Judios Marranos\» que son los que tuvieron que c
Nelson Alvarez, 45, Arquitecto, Bogota Colombia

Shalom,
«Bendito el que viene en el nombre del Eterno.» (Tehilim / Salmos 118:26).

Debe saber que este sitio NO se dedica a temas judaicos, sino al noajismo, que es el camino de perfección que el Eterno ha trazado para los gentiles.
Por tanto una pregunta que trate de «apellidos judíos» sería más apropiada de hacer en SERJUDIO.com.

Debe saber que los apellidos NO determinan en modo alguno la identidad espiritual de la persona, ni siquiera sirven para aclarar la conexión con un pasado judaico o no.
Los apellidos son una invención moderna, muchas veces sujetos a modificaciones que imposibilitan reconocerles cualquier valor dentro del marco legal espiritual.

El hecho cierto es que judío es aquel que ha nacido de vientre judío, o que habiendo nacido gentil se ha convertido formal y legalmente al judaísmo, de acuerdo a la ley y ante un tribunal rabínico «ortodoxo».

Así pues, si algún antiguo judío llegó a tierra americanas pero tuvo hijos con una señora genitl, no importa el apellido de los decendientes, esos niños son completamente gentiles.
Si una «judía oculta» (marrana, como feamente se los denominó) desposó a un señor gentil, sus hijos tendrán el apellido del papá pero serán judíos. El problema con esto es que probablemente estos niños crecerán como gentiles, desconociendo sus raíces, su identidad espiritual, por lo que al ser hombres desposarán mujeres gentiles y su descendencia será gentil.

Por tanto, el apellido NO determina nada, ni sirve para trazar un linaje cierto.

Lo mejor que el gentil puede hacer es dedicarse con esfuerzo y amor a cultivar su propia identidad espiritual, a través del conocimiento y cumplimiento de los preceptos noájicos.
Esa es la Buena Senda que el Padre Celestial trazó para los gentiles, sin complicaciones, sin confusiones, sin menoscabos.

Por supuesto que el gentil puede apasionarse por informarse o conocer acerca de temas judaicos, o de linajes, pero que eso no se convierta en motivo de caos y tribulaciones emocionales y espirituales.
Que la ilusión, muy normal, de querer ser «otro» no los lleve por el camino del error, de la falsedad interna y externa, de la neurosis como se llamaría en ciertos ámbitos.

Su misión es ser usted mismo, llegar a ser aquella persona que puede llegar a ser, a través de la correcta nutrición de cada uno de sus cinco planos de existencia. Para que sea un constructor de Shalom, a través de todas sus potencialidades y virtudes.

Si le quedan dudas pertinentes, hágalas llegar.

Que sepamos construir Shalom.

More Yehuda Ribco

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Un código moral, para toda la humanidad

Somos partícipes y a la vez testigos de un nuevo clima emergente. En los últimos años apenas, los cambios radicales han barrido al mundo, mientras regímenes represivos cedían paso a una atmósfera de creciente conciencia moral en la esfera social y pólitica internacional.
Estas transformaciones son las que convierten a nuestro tiempo en uno oportuno para reflexionar acerca de las dinámicas de estos cambios y derivar así el estímulo e instrucción de cómo lograr mayores y más plenos efectos en estas áreas.
Al explicar el cometido de la Creación, nuestros sabios manifiestan que Di-s, la Esencia de todo bien, creó el mundo como resultado de Su deseo de hacer bien.Tal como lo expresa el Salmo 145: “Di-s es bueno hacia todo, Sus misericordias están sobre todas Sus obras”, la Creación del universo fue una manifestación Divina de Bondad.
El universo y todo ser vivo es receptor y objeto de la bondad de Di-s, como expresamos en la plegaria de gracias luego de las comidas: “Bendito eres Tú, Di-s… que en su bondad provee sustento a todo el mundo, con gracia con bondad y con misericordia”.

Todo lo que sucede en el mundo, inclusive aquellas cosas que en apariencia son perjudiciales- como por ejemplo los desastres naturales-, deben tener, en última instancia, un carácter de bien.
Análogamente, la tendencia al mal dentro del ser humano, cuya alma en realidad desea hacer el bien, no es más que un “mecanismo” de diseño Divino para permitir el Libre Albedrío. Pues si Di-s hubiera creado un mundo que fuera total y exclusivamente bueno – sin necesidad de esfuerzo por parte de la humanidad para conseguirlo- el logro del bien tendría poco o ningún valor.

A la luz de lo mencionado, es importante percatarse de que en la lucha del individuo con el mal – tanto en el “gran mundo” como en el mundo interior de cada hombre – el método de “ataque” no debe ser de confrontación, sino uno que recalca el bien intríseco en cada ser humano y en el mundo, y al hacer aflorar lo positivo a la superficie, el mal es superado por el bien hasta que eventualmente desaparece por completo.

Aunque Di-s creó al mundo concediendo a sus habitantes la libertad de elección entre el bien y el mal, El nos ha dado las herramientas y las instrucciones necesarias para estimularnos a elegir el bien: un Divino código moral, que data de épocas anteriores a cualquier código humano, el único que tieneuna aplicación atemporal y universal para el logro de una sociedad buena y moral.

Este código Divino, que es conocido como “Las siete leyes de Noaj”, o Código Noájico, establece una definición objetiva de “bien”, una que se aplica a todos los pueblos.Pues como la historia reciente lo ha evidenciado, un sistema moral que se sostiene sobre las bases de ideas humanas de bien, es relativo, subjetivo y esencialmente poco persuasivo. Tanto educadores como agentes legales han podido comprobar que ni la intimidación ni la amenaza de un castigo puden desarrollar en el hombre un sentimiento profundo de responsabilidad moral. Este solo puede generarse a traves del conocimiento, la educación de que hay “un ojo que todo lo vé y un Oído que escucha”, frente a los cuales todos los hombres deben rendir cuenta de sus actos.
Este código fue entregado a Noaj (Noé) y sus hijos luego del Diluvio, para garantizar que la humanidad no habría de degenerarse nuevamente como la civilización prediluviana que provocó su propia destrucción.
El Código Noájico fue más tarde incorporado a la ley mosáica, la Torá, dada a Moises en el monte Sinai. Y una de las tareas que se encomendó al pueblo de Israel en Sinaí era la de educar y estimular la observancia de estas leyes entre los pueblos.
Durante gran parte de la historia, las persecuciones que sufrieron los judíos y sus observancias religiosas, hicieron díficil esta tarea.
La tolerancia religiosa contemporanea, y las aspiraciones de libertad mayores por parte de las naciones, nos conceden una oportunidad única para perfeccionar la difusión másiva de estas leyes.
Pues es por medio de la adherencia a estas leyes, que son por sí mismas expresión de la bondad de Divina, que toda la humanidad puede unirse y mancomunarse en una responsabilidad común con su Creador. Esta unidad promueve la paz y la armonía entre todos los pueblos, logrando de esa manera el objetivo supremo del bien. Como dijera el salmista: “Cuán bueno y placentero cuando los hermanos moran juntos en unidad!”.

Fuente: Jabad Lubavitch Argentina

Noaj, nosotros sus hijos.

         Noaj construyó el famoso «bote salvavidas» que lo salvó a él y a siete otros humanos (su esposa, sus tres hijos con sus esposas) del Gran Diluvio. Así que usted puede agradecerle a Noaj haber salvado a la humanidad, o puede criticarlo (como lo hace el Zohar) por no salvar al resto de su generación.

La Torá nos dice que Noaj no entró en el arca hasta el último minuto, cuando ya estaba lloviendo. Usted puede loar su optimismo, o puede señalar (como lo hace Rashi) que él era «poco creyente» en las palabras de Di-s.

La Torá también cuenta que incluso después de que las aguas del Diluvio hubieran retrocedido y la tierra se hubiera secado, Noaj no saldría del arca hasta que Di-s expresamente se lo ordenara. Usted puede llamarlo tímido, o puede admirar (como lo hacen nuestros sabios) su obediencia: Di-s le ordenó que entrara en el arca, por lo que permaneció en ella hasta que Di-s le ordenó que saliera.

Lo primero que hizo Noaj para desarrollar la tierra árida que encontró al salir del arca, fue plantar un viñedo, fabricar vino y emborracharse. Usted puede desaprobar su inconstancia, o aplaudir su determinación por infundir un poco de alegría y júbilo en un mundo desolado.

Noaj vivió 950 años–bastante tiempo para hacer todo mal y todo bien.

Todos nosotros somos los descendientes de Noaj. Noaj es descendente de Adam, por lo cual todos nosotros somos, también, hijos de Adam. Pero el término que usa el Talmud y la Halajá (la ley de la Torá) para la humanidad en conjunto es Bnei Noaj («los hijos de Noaj»). Las siete leyes universales de moralidad en cada ser humano (prohibición de idolatría, blasfemia, asesinato, robo, adulterio e incesto, crueldad a los animales, y establecimiento de cortes de justicia) se llaman «Las Siete Leyes de Noaj»–aunque se ordenaron seis de ellos realmente a Adam.

Adam fue el primer hombre. Noaj fue el primer ser humano.

 Fuente: Jabad Lubavitch Argentina