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El consejo diario 119

Concéntrate en tus esperanzas, en tus aspiraciones,
en vez de enfocarte en tus miedos y frustraciones.

Si tienes las palabras «dicha, éxito, tranquilidad» en mente,
podrás encontrar más respuestas que dudas.

El pensamiento positivo es aquel que reconoce la chispa de luz aún en la más oscura de las noches.
Es un pensamiento edificante, que no te confunde con falsos optimismos,
pero te inunda de verdadera dicha, aun en la adversidad.

¿Cómo creer?

Consulta. Primero estuve leyendo su blog, y encontré al parecer una pequeña falta de ortografía… Segundo. Estuve leyendo el Camino del Gentil. Aún no lo termino, pero mi pegunta es la siguiente… ¿cómo creer en Dios y a la vez temerle…??? Mis padres son católicos, no son muy proactivos con respecto a esta religion, y yo no realize la primera comunión, sólo me bautizaron. Desde hace años, que estoy en busca de la fe, de creer en algo… y el año pasado hay algo que me sucedió que me hizo pedir ayuda a Dios… realizar una demanda. Pero me di cuenta que si bien creo que existe un Dios, esto se produjo solo por la desesperacion… De ante manos agradezco su respuesta. Saludos profesor. Identidad en reserva.

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Respuesta. Gracias tanto por tu pregunta como por tu corrección de ortografía. Si tienes más preguntas u observaciones sobre la ortografía no dejes de avisarme y vemos qué se puede hacer al respecto.

Estuve leyendo el Camino del Gentil. Aún no lo termino, pero mi pegunta es la siguiente… ¿cómo creer en Dios y a la vez temerle…???

Te felicito por ser un buscador de la verdad. Nunca pierdas eso, es una de las características básicas del ser humano. Por ello te invito a que efectivamente termines la lectura del Camino del Gentil Justo (Clorfene & Rogalsky) y ¿qué tal si luego lo relees? Las respuestas que te voy a dar no son de mi inspiración, están básicamente contenidas en el libro mentado.

Creer que existe Dios, que es Uno y Unico, que sostiene al universo entero a cada segundo y (entonces) vivir conforme a este conocimiento es, justamente, temer a Dios.

Tratemos de explicarlo. Primero que nada, «temer» no se refiere a «tener miedo». En condiciones normales uno no le tiene miedo a un padre o a una madre sino un respeto profundo y reverencial. Así como «tememos» a un progenitor es que debemos «temer» a Dios (claro elevando la cosa a la máxima potencia posible).

¿Cómo procedería un ladrón si sabe que en el supermercado en que se encuentra han puesto un nuevo sistema de vigilancia que no deja prácticamente ningún rincón fuera de observación? No creo que se anime a «trabajar», ¿cierto? Lo mismo sucede con Dios, puesto que nos observa todo el tiempo, y si estamos concientes de ello, ¿nos atreveríamos a obrar mal sabiendo que El nos mira (aun sabiendo que ninguna persona nos mira)?

Pero hay un nivel superior a abstenerse de hacer algo incorrecto por temor a Dios. Es cuando (a más de abstenerte de hacer lo incorrecto) haces lo que es correcto por temor a Dios.

Te doy un ejemplo. Durante la segunda guerra mundial muchas personas se abstuvieron de asesinar judíos, gitanos y homosexuales a pesar de que estaba de «moda» hacerlo. Estas personas se abstuvieron de hacer lo incorrecto. Otras personas fueron más allá, adicionalmente, protegieron o escondieron judíos (o gitanos u homosexuales) para tratar de salvar vidas humanas. Estas personas hicieron lo correcto (si quieres leer un poco sobre ellas busca la página de Yad Vashem y busca el enlace a Historias de Gentiles Justos).

Pero hay todavía un nivel superior de conectarse con el Creador. Es cuando dejamos de hacer lo incorrecto y hacemos lo correcto, pero no (sólo) por temor a Dios sino por amor a Dios…

Mis padres son católicos, no son muy proactivos con respecto a esta religion, y yo no realize la primera comunión, sólo me bautizaron.

¡Gracias a Dios! Sí, gracias Dios que tus padres no sean proactivos en su Catolisismo. Si hubieran sido «fieles» a su Catolisismo te lo hubieran inculcado y tu no tendrías la maravillosa oportunidad de buscar por tus propios medios la Verdad.

¿No hiciste la primera comunión? ¡Felicitaciones! Yo tampoco la hice ni nunca la haré pues ya soy mayorsito y me he dado cuenta que hacerlo sería renegar de mi fé en el Creador.
¿Se puede meter el Infinito en una cosa finita? Imposible. Entonces, ¿tiene sentido creer que Dios se metió en el cuerpo de un ser humano? Creer en un dios-hombre es idolatría.

Desde hace años, que estoy en busca de la fe, de creer en algo… y el año pasado hay algo que me sucedió que me hizo pedir ayuda a Dios… realizar una demanda. Pero me di cuenta que si bien creo que existe un Dios, esto se produjo solo por la desesperacion…

En el capítulo del Camino del Gentil Justo que trata sobre la Oración dice:

Cuando un gentil se ve presionado por una emergencia personal, se espera definitivamente que rece a Dios. Tal plegaria demuestra una creencia básica en Dios, exhibiendo la confianza de que sólo El es Quien da el sustento y que sólo El sana. Aquel que no reza a Dios en época de necesidad demuestra que no crée en El sino en otras fuerzas.

Así que tu clamor a Dios cuando estuviste en aprietos vino de lo más profundo: fue porque reconoces efectivamente que El existe.

Lo que sí: no busques una «fé». Hay muchas, casi todas vestidas de piedad pero que contienen elementos de mentira e idolatría.
Más bien busca la Verdad. No te canses de buscarla. Cuando la encuentres te darás cuenta que no te exige rituales, si no simplemente que cumplas con tus obligaciones como ser humano civilizado y que seas feliz.

¡Sigamos adelante!
Juan

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Sobre el autor: El Dr. J. Mayorga es Matemático de profesión, Suma Quan Laude y mejor graduado de su promoción en Escuela Politécnica Nacional – Ecuador. Obtuvo su Doctorado en Ciencias de la Ingeniería (Mención en Modelamiento Matemático) en Universidad de Chile – Chile. Su trabajo de investigación tiene que ver con métodos matemáticos de la Mecánica Cuántica. Ha sido Representante en Chile y Coordinador Internacional de Fundación Luz de Vida, creada con el propósito de promover entre los hispanoparlantes la observancia de las Siete Leyes Universales, herencia de las naciones de acuerdo con la tradición judía. Ha traducido del inglés al español «Los Siete Colores del Arco Iris» (Y. Bindman), «El Camino del Gentil Justo» (Ch. Clorfene & Y. Rogalsky) y «¿El Verdadero Mesías?» (A. Kaplan).

Best Before

Muchas veces nos proponemos al comenzar el día una cantidad de objetivos, y al final, tan sólo con la mitad de ellos, quedamos cansados, extenuados, y así nos vamos a dormir, sin recordar qué fue lo que dijimos y prometimos hacer ese día, probablemente nos lanzamos a la cama, damos un “buenas noches” general y hasta el otro día; si somos más familiares, entonces, a lo mejor nos sentamos un rato a conversar de lo que pasó en el día; la mayoría de las veces las anécdotas negativas, otros tienden a preocuparse por el día siguiente aún cuando éste no ha llegado, porque ven acumulados esos objetivos que no fueron logrados; entonces viene la depresión, el agotamiento, el desánimo, la frustración.
No está mal hacerse propósitos diarios, lo que no es conveniente es hacerse tantos propósitos que no sean materialmente posibles de hacer, hay que ser coherentes; valorar el tiempo y los agentes externos que nos permitirán ejecutar la agenda con la mayor exactitud posible. Sin hacerse expectativas, sin sueños idilicos como: “hoy, me voy a volver millonario” así como “hoy compraré un automóvil último modelo”, si tenemos en la cuenta bancaria a duras penas el remanente del sueldo que nos tiene que alcanzar hasta la próxima quincena. Podemos decir: “Hoy voy vender tanto como D’ me provea, voy a poner todo mi empeño en mostrarle a la gente los beneficios de mi mercancía” u “Hoy visitaré agencias de automóviles para hacerme un presupuesto y poder comprar mi carro nuevo con las utilidades próximas y mis ahorros”
A los seres humanos nos cuesta a veces mirar con claridad las cosas; preferimos enrollarnos la vida con mil y una explicaciones para poder hacer tal o cual cosa en vez de ver con objetividad lo que está frente a nuestros ojos; no somos, muchas veces, dueños de un criterio que nos permita hacer libremente. Desde el principio de nuestra vida hacemos como Caín, quien subió a una montaña a buscar a D’, y por supuesto, no lo encontró, pero entonces siguió enrollado y creyó que si no lo veía debía estar en el cielo, la mitad de su razonamiento tenía asidero en la verdad, porque así como D’ ocupa cada resquicio de Este Mundo, así ocupa toda la vastedad del universo, pero no sólo se quedó allí, quiso hablarle, y creyendo que D’ estaba en el cielo, entonces se complicó más la vida, tenía que buscar la manera de hacer llegar sus señales al cielo, pero era mezquino (además) y quiso hacerlo a su manera, entonces el invento quedó incompleto, haciendolo con mayor diligencia su hermano, pues a éste, probablemente, lo movía más que un sentimiento de curiosidad y era una necesidad superior de, verdaderamente, alcanzar un grado de comunicación con el Creador, aunque el método fuera el mismo empleado por Caín. Tanta fue la frustración de Caín al no conseguir su fantástico objetivo que incurrió en el pecado, tanta fue su obstinación por hacer de lo sencillo algo imposible, que terminó alejándose increíblemente de su verdadero propósito, y ésta ocasión la aprovecha el Autor para decirnos a cada uno:

“Ciertamente, si sabes soportarlo, (mejorando tus obras, serás perdonado); y si no, el pecado yacerá (contigo hasta la puerta de tu tumba). Y (hacerte pecar) es el deseo (de tu mal impulso), pero tú puedes dominarlo.”

Cuando Noaj hubo salido del Arca, lo primero que hizo fue complicarse la vida nuevamente, intentando resarcir el daño de Adam, pero no era ésto lo que D’ deseaba de Noé, pues ya lo hecho, hecho estaba, ahora era una nueva situación, un momento diferente, y por supuesto diferente habia de ser la actitud de Noaj; pero tanto se complicó Noaj que sacrificó los animales puros que D’ ordenó introducir al arca para su “supervivencia” y plantó una viña para su perjuicio; normalmente a nosotros nos pasa que no queremos repetir los errores de nuestros padres, pero tanto da el cántaro al agua hasta que se rompe, nos encasillamos en intentar no incurrir en esos errores, que nos aferramos a esas energías y terminamos haciendolo igual o peor; lo mejor es desentenderse, tener la alarma encendida, pero sin estar buscando las mismas situaciones, que nos lleven a incurrir en lo mismo que hubo pasado antes. Por eso, mejorar las obras no depende de un esfuerzo oral, sino de uno tangible, que se construya con las manos y no con la boca nada más.
Mejorar las obras es hacernos precisos objetivos de vida, basados en elementos reales, de los cuales nos sintamos seguros, y además llevarlos a cabo sin mover una tilde, si dijimos que pasaríamos por tal sitio, hagamos tal como dijimos, llueva, truene o relampaguee; si prometimos darle a fulano dinero para ahorrar, cumplamos con fulano y no malgastemos lo que servirá para nuestro beneficio; pero hay objetivos que a algunos parezcan más elevados, como consolidar una comunidad noájica, o superar algunos miedos que apresan la personalidad, para éstos aplica la misma fórmula: “Fuerza de Voluntad, Trabajo Constante y Asesoría Especializada”.
Es mejor cumplir pocos propósitos, antes de… que intentar muchos y muy engorrosos que nos consuman la vida.

Gracias a D’

La vida es efimera, el paso por este mundo no tiene un tiempo definido; algunos se van antes y otros después, unos ven más cosas que otros, unos viven más experiencias que otros, nacemos iguales, pero no morimos de la misma manera; el desarrollo de nuestra personalidad, de nuestra individualidad determinará eso. Seguir leyendo Gracias a D’

Más tarde que temprano

A veces solemos descalificar a otras personas, por su nacionalidad, por sus creencias, por sus estilos de vida, por sus filosofías; en definitiva, por aquello que a ellos los hace feliz. Si bien es cierto que el proselitismo está permitido para que otros conozcan algunas verdades esenciales, no es de sabios irrumpir en la vida de otros; por esto no nos compete a nosotros juzgar lo que a ellos les parece “bueno” para sus vidas si a nosotros no nos “gusta”.
El miedo es el motor que impulsa los destinos de la humanidad, cuando Adam materializó el pecado al cual estuvo expuesto desde el momento que fue hecho, sintió miedo, y fue allí cuando optó “esconderse de la presencia del Eterno”; pero hasta allí, hasta ese umbrío recodo de su personalidad fue su Creador y le inquirió con la autoridad que posee el “Uno y Único” “¿Dónde estás tú?”. Esta pregunta debió impactar al primer ser humano, pues es dificil a veces para nosotros definir eso: ¿Dónde estamos?, acaso ¿hemos avanzado?, nos hace reflexionar y nos llama a la introspección, pues no creo que le estuviera preguntando fatuamente en qué lugar geográfico del mundo se hallaba, sino que le llamó a ver al estado al que había llegado, a mirar la santidad que le rodeaba, y a compararse, a re-situarse, el llamado no fue impositivo, tan sólo se limitó el Señor de Todo lo que hay a hacerle la pregunta que surgirá en nuestras conciencias siempre, ¿Dónde estás tú?.
Esta pregunta no la hizo Eva, ni la hizo el Serpiente, ni algún ángel, la hizo D’ a Adam, y él respondió, sinceramente, sin esconderse más, ¿cómo podría el que yerra huir de la Presencia de D’ Bendito?

“Tu voz oí en el jardín, y temí porque estoy desnudo; y me escondí.”

Muchas personas se esconden inconciente y concientemente del Eterno, huyen a la verdad, prefieren mantener su estatus quo, ignoran que es sólo una droga espiritual, un letargo que poco a poco va carcomiendo el alma; imagínese entonces usted, que va de fisgón, de metenarices a un borracho y trata de llevarle a la fuerza, primero sucederá que todo el camino que recorran éste no lo recordará al siguiente día y segundo y en el peor de los casos, habrá puños por doquier y usted no avanzará ni hará avanzar a ninguno; imaginese nuevamente que ahora es un ciego al que va a conducir, ¿se siente usted los ojos de él? ¿puede conducirlo quitandose sus propios zapatos y siendo esa persona?
Conozco a una persona con problemas de la visión en su ojo derecho, para poderla trasladar de algún lugar a otro, hay que colocarse de ese lado de su persona y enajenarse de la visión en el ojo izquierdo (fue mi técnica hacerlo, para cumplir mi cometido), así podía ser su ojo derecho sin problemas, porque el trabajo fue común a los dos; mismo pasa con alguien cuyos ojos espirituales ya no ven, cuyo equilibrio está turbado por el alcohol que ofrecen las iglesias y cultos variados que pululan en nuestra sociedad.
No sea usted el que llame a otros con un “¿Dónde estas tú?” sea aquel que le ofrece su mano amiga, su casa en la hora de almuerzo, sus servicios en cualquier momento, no lo recrimine, ni aún en su interior, no lo juzgue ni siquiera en su pensamiento, evite hacerlo, evite la confrontación, ocupese de la empatía; muchos han vivido cultos tóxicos, muchos han desviado la senda, muchos se han escondidos alguna vez de la Presencia de D’; no le será dificil comprender.

Algunas veces es necesario, porque aquella persona hace referencia al tema, responder de forma tal que no hagamos sentir mal al compañero, pero con la claridad necesaria para defender la Verdad, pero esto no es fácil para muchos, pues cada quien es un mundo y siempre miramos desde nuestro ángulo las cosas; debido a ésto muchas veces sólo bastará con un brevísima y muy precisa respuesta. ¿Qué opinas tú del diablo?: Que no existe; ¿Por qué dices eso? la biblia hace mención de él: Busca primero el versículo que use ese término y luego seguimos discutiendo; Habla de un ángel caído: Repito, sólo busca el versículo que diga “y expulso D’ al diablo del cielo y se volvieron enemigos” para continuar, antes no tiene sentido hacerlo; Pero, si no existe el diablo, ¿Qué pasa con la gente que se porta mal?: Lo mismo que pasa con una persona que tiene un exámen la próxima semana y pierde su tiempo y sólo estudia la noche anterior, saca mala nota, pero como el resto de los alumnos se presenta en el salón de clases y es evaluado por el mismo profesor, y probablemente éste le de la oportunidad de “repetirlo”, porque en este caso hablamos de un profesor Misericordioso, que cela Su Creación, cuyo fin es la Salvación.
Estoy segur, ya me ha pasado, que harás más si respondes así que intentando ser misionero de algo que aún es “desconocido” para el común denominador.
Te invito a tí, a unirte a un equipo de personas que no tilden a la gente, que no sometan a juicios y prejuicios las conductas de otros y que trabajen primero en si mismos y den el ejemplo sabiamente a los demás con hechos y con respuestas claras, no con teologías muy complicadas y retazos de libros que no son parte de nuestra herencia, aunque a nosotros nos sirvan para “pulir el conocimiento”

Eres persona.

Eres persona.

No una oveja para seguir las emociones de un pastor.

Eres persona.

No un cordero para morir en nombre de la fe.

Eres persona.

No un loro para repetir versículos sin pensar en lo que dices.

Eres persona.

No un burro para estar hundido en la ignorancia de la terquedad.

Eres persona.

No perro para estar ladrando maldiciones y palabras de odio.

Eres persona.

No avestruz para esconder la cabeza en un pozo cuando tienes miedo.

Eres persona.

No tortuga que se encierra en las paredes de su iglesia asfixiante.

Eres persona.

No un canario que tontamente canta alabanzas a la jaula.

Eres hijo del Uno y Único, del Eterno.

No un carroñero para comer la miseria de las religiones y teologías.

Eres persona.
Eres persona.


El consejo diario 114

¿Recuerdas el sabor de ese caramelo por el cual tanto lloraste en la niñez?
¿Dónde quedó la memoria de aquel paseo al parque, por el cual te enfadaste una semana completa?

Lo que recordamos de nuestra infancia, por lo general, son los momentos con sentido con nuestros padres.
Cuando nos trasmitieron amor, respeto, confianza, seguridad.
Cuando fuimos un tesoro para ellos, y no solamente un depósito de regalos o lástima.

¿Qué quieres que recuerde tu hijo de ti cuando llegue a grande?