El niño es optimista, ingenuo, dependiente, emotivo, elástico, flexible, jugador incansable, íntegro, espiritual y amoroso. Tú fuiste así. Todos fuimos así. Luego empezamos a escuchar a los adultos que nos rodeaban y les creímos, ahora negamos nuestra magnificencia, nuestra condición de niños y nos llenamos de creencias que lo único que hacen es limitar nuestro desarrollo y alejarnos de la felicidad al no poder administrar y disfrutar de los recursos que nos rodean. Ahora usas una máscara para interactuar en la vida, ocultas tu propia identidad por el miedo de ser avergonzado, de ser lastimado nuevamente. Proteges al niño herido que vive dentro de ti, porque no deseas que siga sufriendo; pero aunque tú no lo desees, el niño herido se manifiesta a cada momento y bloquea tu desarrollo y sigues sufriendo. Esa es la razón por la que te recomiendo tomes la decisión de analizar tu infancia y sanar las heridas que ocasionan que actúes de esta manera y que tengas los resultados que ahora tienes en tu vida. Alguna vez oí «dime qué infancia tuviste y te diré quién eres», y creo que tiene sentido afirmar esto, porque las bases más importantes de tu conducta de adulto se encuentran en la infancia, aunque posteriormente fuiste añadiendo elementos que te ayudaron a construir tu propia personalidad y si esta etapa fue tormentosa, tus resultados en la vida adulta lo serán en igual manera. Allí se reflejará la base que tuviste, y eso solamente tú lo puedes remediar.
Rodriguez Moguel.
«Lo importante no es lo que hicieron de nosotros, sino lo que nosotros hacemos con eso que hicieron de nosotros»
Tipper Gore