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La disonancia cognitiva y el poder de las religiones

¿Cómo se puede inducir a la persona a decir, actuar y eventualmente llegar a sentir y pensar lo que en realidad no piensa?
O mejor formulada: ¿Cómo hace la iglesia, familia, sociedad, el pastor, el falso rabino mesiánico, etc., para someter a la gente a las ridículas, contradictorias, enfermizas, denigrantes, costumbres y dogmas que profesan?

Es una pregunta muy importante a tener en cuenta a la hora de querer ayudar al prójimo (o a uno mismo) a salir de la oscura cárcel de la religión, para que despierte a pleno la luz de la conciencia noájica.

Respuestas ya hemos brindado en otras ocasiones, (búscalas si deseas en el sitio, te serán de gran ayuda), cuando mencionamos acerca del miedo, la manipulación, el sentimiento de culpa, la promesa (falsa) de salvación, el desprecio a quien se aparta, etc.
Hoy añadimos una más, a partir de  la teoría de la disonancia cognitiva.

La expuso León Festinger en 1957: una tensión entre creencias o actitudes incompatibles busca ser mitigada reduciendo la inconsistencia—ya sea cambiando alguna cognición, añadiendo cogniciones, o reduciendo la importancia de la cognición en su comportamiento. Y siguiendo la ley de la mínima resistencia, las actitudes y valoraciones son más fáciles de cambiar que los comportamientos (sobre todo si éstos se han producido ya…).

Traduzco con un ejemplo, que probablemente tú has vivido en carne propia cuando eras preso de la religión (cualquiera de ellas -recuerda, noájismo y judaísmo NO SON religiones-).
El pastor dice algo así como «siento a dios en mí… el espíritu santo está en nuestra santa congregación… quien no lo siente (grita) ¡ESTÁ POSEÍDO por (grita más fuerte) SATANÁS!!!!».
Tú no lo sientes, te aviso que tu vecino tampoco, la esposa del pastor tampoco, en realidad, ni siquiera el pastor… pero no tardan en levantarse las manos derechas y se escuchan el vocifereo cual cuadrilla de locos exclamando en «lenguas» su encarnación del espíritu santo en ellos. Y tú, ¿te quedarás afuera del grupo?
Tú solamente oyes los gritos innentendibles, ves las manos, las poses histéricas o casi epilépticas, la gente que se desmorona, los llantos pelados, el aire zumbando de emoción «sagrada»… ¿dejarás que te vean como hereje, que te señalen y acusen de poseído por satanás? ¡Válgame no!
Tú también chillas como zorra a quien se le quema la cola.
Bailoteas, te desplomas al piso, babeas, hablas en lenguas angelicales, blabla.
Al principio quizás fue actuado para no ser el excluído, el diferente, el enfermo, el malo, el satánico, el pecador; pero un par de segundos más tarde, hasta tú te crees la mentira, te sientes realmente personaje de esa fantasía enfermiza y cancelas el recuerdo de que comenzaste por actuar así, y no en realidad habías sido imbuido por algún espiritu celestial. Bloqueas tu recuerdo antes de esa transformación «carismática», «milagrosa», que «evidencia el espíritu santo».
Quizás ni siquiera el pensamiento de actuar como los demás te fue consciente, sino que fue como un veloz rayo que cruzo de tu inconsciente a tu acción y dicción y sentimiento.
Así pues, lo que era falso lo terminaste conviertiendo en realidad para ti.
No porque hubiera algo realmente, sino porque tu mente-emoción, tu aparato psíquico respondió según explica la teoría de la disonancia cognitiva.

Vamos, te animo a que me dejes tu comentario aquí debajo con tu testimonio de alguna de aquellas payasadas que hiciste y de las que ahora te avergüenzas, pues no estás sometido a manipulación emocional, ni a presión del entorno, ni a culpas, ni a lavados de cerebro, ni a ninguna de las vejaciones a las que te sometieron involuntariamente en tu casa y adrede en la iglesia (o falsa sinagoga mesiánica, que es lo mismo pero con otra careta).
Vamos, te pido que compartas tu experiencia para enriquecernos mutuamente, para ayudar a otros a salir del horror en el cual tú también estabas.
Lo que hice por ti, y otros hicieron por ti, para darte una nueva y mejor vida, para hacerte sentir valioso en realidad, para quitarte de encima la pesada mochila de la maldición de la cruz, es hora de que tú también lo hagas por otros (y por ti mismo, para reforzarte en la senda correcta que transitas ahora).

Y si tú eres de los que aún duda, se sigue congregando a pesar de sentir o saber que todo lo que pasa con tu pastor es una farsa, te aliento doblemente a que encuentres la chispa divina dentro de ti para romper las cadenas que te tienen preso y te ahogan.
Sé libre, te lo ruego.

Ahora, mira cómo el mecanismo de la disonancia cognitiva se amplifica y enturbia aún más la vida del individuo y de la sociedad.

Festinger y Carlsmith hicieron un significativo experimento de comportamiento. Daban a los sujetos una tarea deliberadamente aburrida y pesada. Luego les pagaban un dólar si le decían a otros sujetos que la tarea era en realidad gratificante y entretenida.
Así se creaba una disonancia cognitiva, pues los otros sujetos sentían que la tarea era espantosa, pero estos otros les decían que estaba bien.
Para no caer en contradicciones, en disonancia, los sujetos no pagos para mentir comenzaban a decir que era entretenida también.
Pero esto no terminaba allí, ya que entre los mentirosos a los que se les pagó para mentir, había algunos que seguían afirmando, espontáneamente, sin inducción por parte de los experimentadores, que en realidad la tarea era entretenida.
¿Lo entiendes?
Negaban lo que había pasado, bloquearon sus recuerdos, comenzaron a vivir una vida de fantasías… ¡todo por un miserable dólar!
¿Cúanto peor es cuando esto ocurre en un antro clerical, con toda la sociedad y el entorno familiar que se mienten unos a otros, para al final terminar todos creyendo «en verdad» la mentira fundamental?
Y los que llegan luego, sienten que estas personas son sinceras en lo que sienten, que profundamente creen que son visitados por jesús, o que hablan en lenguas, o que hacen/pasan milagros, etc.
Son sinceros en sus afirmaciones, pues su mente está en la senda de la disonancia cognitiva.
¿Entiendes la terrible situación y cómo se sostiene con el tiempo?
¿Comprendes por qué se hace tan difícil sacar a tus familiares y amigos del pozo hediondo de la religión?
¿Captas por qué muchos han pasado por FULVIDA y luego tristemente bajan sus cabezas y regresan al rebaño de las «contentas ovejitas» sufridas y sometidas de algún pastor malicioso?
¿Eres consciente de que si expones públicamente al pastor (o su iglesia), probablemente se cree en torno a él una especie de escudo protector solidario, que no es más que el EGO grupal que se defiende de la Luz?
¿Te das cuenta realmente?

Cuando la persona no ha bloqueado inconscientemente el recuerdo de que era todo una farsa al comienzo, ocurre que se autojustifica. Paso a paso va inventando excusas, desde las más tontas a las más ingeniosas, pero todas ellas buscando justificar una acción/palabra/sentimiento/pensamiento que se siente en el fondo que no es correcto.
Pero, esta persona tampoco se salva de quedar empentanada en su propio pantano de mentiras/excusas.
Más tarde o más temprano, también se creerá su fábula y los sentimientos fingidos de un principio y sostenidos en base a mentiras voluntarias y conscientes. Terminará por ser también esclavo.

Como ves, somos víctimas y victimarios.
Víctimas de manipuladores, astutos pastores, maquiavélicos políticos, sometidos a las presiones del grupo.
Pero nuestro EGO nos hace también victimarios, de otros, pero especialmente de nosotros mismos.
Nos queremos autojustificar al respecto de necedades, nos escondemos debajo de excusas, pero terminamos siendo engullidos por las redes de mentiras que tejimos.
Nuestro EGO que no quiere ser marcado o avergonzado por los otros, termina siendo encadenado al deseo de otros.
Nuestro EGO nos somete, para creernos que somos los que sometemos.
Nuestras elecciones y nuestras acciones construyen nuestras valoraciones posteriores.

Para nosotros, siempre lo que elegimos es lo mejor y lo más acertado.
Pero, como dijera el más sabio de los hombres: «En la opinión del insensato su camino es derecho, pero el que obedece el consejo es sabio.» (Mishlei / Proverbios 12:15).
Creemos, queremos creer, sentimos, que nuestro camino es el correcto; pero si dependemos de nosotros, si nos dejamos manipular por los otros, andaremos en oscuridad: «El camino de los impíos es como la oscuridad; no saben en qué tropiezan.» (Mishlei / Proverbios 4:19).
Trajimos estos dos versículos para poner en claro que ya desde milenios este mal aqueja al hombre y la sociedad.
No es una cuestión de la cultura occidental y cristiana, ni de los medios masivos de comunicación, aunque ciertamente con el cristianismo (en todas sus ramas y variantes, especialmente las que se hacen pasar por judaicas), se ha visto acrecentado el uso de estas técnicas de manipulación.

Dijo el sabio que el impío no sabe con qué tropieza en la oscuridad, pero ahora nosotros sabemos que el tropiezo es el EGO.
De hecho, el EGO es la oscuridad.
(Recordemos que llamamos EGO al Yo Vivido, al ego llevado hasta el extremo, y no al Yo Auténtico, el ego sano y necesario).

Nos dejamos llevar por los planos inferiores de nuestro ser, en lugar de seguir la senda marcada por el Eterno para los gentiles.
La solución para el gentil es el noajismo.
Cuando se mesura el pensamiento y el sentimiento con los Siete, cuando no se admite la manipulación, cuando se deja de lado el orgullo inflado, cuando se somete uno a la Luz del Amo en lugar del dictado del entorno o del pastor o del amigo, cuando se hace lo correcto realmente, entonces uno estás más a cubierto de tropezar.
Ojo, no estamos a salvo, solamente a cubierto; pues no somos más «sabios» por no tropezar nunca, sino por darnos cuenta de que hemos equivocado el paso, retraernos y avanzar con hidalguía como Dios quiere de nosotros.

Tomemos en cuenta un dato esencial: cuanto más erróneo concepto de sí mismo tenga la persona (autoestima incorrecta), más motivada para cambiar sus actitudes tras un comportamiento inconsistente.
Es decir, quien no es humilde, porque se valora en más o en menos de lo que realmente es, termina siendo presa fácil de este tipo de manipulación.

Por otra parte, los sujetos que han aprendido a valorarse correctamente, o que consideran que son responsables de sus acciones, o quienes admiten sinceramente y sin dobleces que están siguiendo instrucciones, o quienes aprendieron a lidiar con el miedo básico, experimentan menos disonancia.

En resumen, si actuamos de modo inconsistente con la verdad o con nuestras creencias, primero lo hacemos, luego lo justificamos, y por último nos lo terminamos creyendo.

Así la máscara se convierte en la cara y ya no se sabe quién se es ni cuál es la misión sagrada que le compete en la vida.

A quitarse la máscara, a permitir que la cara respire, a fomentar el despertar de la conciencia noájica, a despertar ya.

En FULVIDA trabajamos para que haya menos esclavos y más socios en la construcción de Shalom.
¿Tú estás haciendo tu parte?
Porque a FULVIDA la hacemos ENTRE TODOS o no la hace nadie.

El consejo diario 287

Por cada ladrillo que cimentes en la sagrada obra de la construcción de Shalom,
tendrás diez piqueteros dispuestos a derribarlo.

Son tanto tus opositores internos (emociones, creencias, ideas, costumbres, deseos, especialmente el EGO),
como de los externos (cónyuge, padres, familia, amigos, colegas, conocidos, ex-amigos, enamorados, iglesia, TV, etc.).

Depende de ti si continúas siendo socio de Dios en la tarea sagrada que te compete,
o si te dejas llevar por la corriente contraria.

Resp. 699 – Cómo la idolatría pretende manipular a un noájida…

Estimado Yehuda
1- Pues le cuento de mi novia, ella sigue «buscando la forma de regresarme al cristianismo» pues por más vueltas q ella le da yo estoy errado según ella.
2- El temor de mi circulo de familia y amigos es generalizado, «y que tal si con negar a jesus nos condenamos» y con esto se rehusan a querer saber más.
3- Mi ausencia en la iglesia fue motivo para que mis padres me citaran especificamente en su casa una noche y hablaran seriamente conmigo para qe ya dejara de «cosas» y que me congregara nuevamente, pues es necesario para no alejarse de Dios, mi posición continúa firme, y aunque mi padre me da la razón en algunos planteamientos que yo les hago, simplemente optan por lo tradicional, seguirse congregando.
Que ud y su familia gocen de salud y paz
Saludos,

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El Anillo.

 

 

 

Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Que puedo hacer para que me valoren más?El maestro sin mirarlo, le dijo:

– Cuanto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizás después… y haciendo una pausa agregó:

– Si quisieras ayudarme tu a mi, yo podría resolver este problema con mas rapidez y después tal vez te pueda ayudar.

– E. . . encantado, maestro- titubeó el joven, pero sintió que otra vez era desvalorizado, y sus necesidades postergadas.

Bien, asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño y dándoselo al muchacho, agregó – toma el caballo que está allá afuera y cabalga hasta el mercado.

Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por el la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Ve y regresa con esa moneda lo mas rápido que puedas.

El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo.

Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y solo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una monedade oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo.

En el afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenia instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro y rechazo la oferta.

Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado mas de cien personas, abatido por su fracaso montó su caballo y regresó.

Cuanto hubiera deseado el joven tener él mismo esa monedade oro !. Podría entonces habérsela entregado el mismo al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda.

Entró en la habitación.

– Maestro -dijo- lo siento, no se puede conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo. Que importante lo que dijiste, joven amigo- contestó sonriente el maestro.

Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. Quien mejor que él para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuanto te da por el.

Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo. El joven volvió a cabalgar.

El joyero examinó el anillo a la luz del candil con su lupa, lo pesó y luego le dijo: Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle mas que 58 monedas de oro por su anillo.

-¡ ¡ ¡ 58 MONEDAS ! ! ! Exclamó el joven.

Sí, replicó el joyero- yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé… si la venta es urgente…

El joven corrió emocionado a la casa del maestro a contarle lo sucedido.

Siéntate- dijo el maestro después de escucharlo – Tú eres como este anillo:

Una joya, valiosa y única. Y como tal, solo la puede evaluar verdaderamente un experto. ¿Que haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?

Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño. Todos somos como esta joya, valiosos y únicos, y andamos por los mercados de la vida pretendiendo que gente inexperta nos valore.

Tomado: De marcial candioti.

Que sepamos construir shalom.

El consejo diario 285

Cuando entiendas cabalmente que eres hijo de Dios,
sin excusas ni limitaciones,
sin requisitos más que ser humano,
aprenderás a vivir como hijo de Dios.

Cuando entiendas que el prójimo es hijo de Dios,
aunque sea pecador o ande equivocado en sus ideas,
aprenderás a vivir como hijo de Dios.

Para aprender a vivir como hjijo de Dios,
el Padre Celestial dictó un breve pero poderoso manual:
Los Siete Mandamientos Fundamentales para las Naciones.
Conócelo, compenétrate de él, vívelo, compártelo,
entonces desplegarás todo tu potencial divino.

El consejo diario 284

Encuentra la chispa divina que hay en ti
y en el prójimo.

Hazla deslumbrar en todos tus pasos
y ayuda al prójimo a hacer así mismo.

Emplea las herramientas que Dios te dio
y alumbra sin pausa pero sin impaciencia,
ilumina dentro de la oscuridad para que sean más y más los que perciban la Luz.

Vive en este mundo tal como Dios te encomedó,
ese es todo «el secreto».