El aporte que los temas del Ego tienen para nuestras vidas es inmenso. En cada nueva entrega hay tanto que aprender, que descubrir, que analizar, que aplicar…
Y ¿por qué estudiar al Ego?, acaso ¿no es suficiente con que ya seamos noájidas?, pues yo te diría que NO, NO ES SUFICIENTE, aun cuando conocemos nuestra esencia, nuestra identidad y también nuestra misión, y sabemos que hemos de construir shalom; también hemos de estudiar al Ego.
Ahora sé que: “cuando entendí mi esencia y descubrí mi identidad real como noájida, empecé a ser libre de tanta mentira, y a buscar crecer en lo que me correspondía para vivir de ese modo, PERO AHORA me doy cuenta que no basta con ese simple conocimiento, que de por sí, ya es grandioso.
Para crecer y vivir sanamente en nuestra identidad; también hace falta ir más allá, al ser, a la esencia, a la persona misma, y porque no al Ego”.
Y es que, en realidad:
NO somos esclavos solamente de las religiones, ó de las mentiras que otros ofrecen, sino que aquello que nos hace vulnerables, débiles, serviles, esclavos, se encuentra anclado en nuestros deseos más profundos, no es afuera sino adentro, no es una fuerza misteriosa, nada mítico, nada de superstición, es el EGO, nuestro Ego.
Que puede ser llevado a niveles, que no conocemos, por “nuestra impotencia”; esa condición humana inherente a nuestro ser , que nos recuerda lo limitados, lo pequeños, lo dependientes del Creador.
Es precisamente, esa impotencia; la “chispa” que enciende y alimenta el fuego del Ego, que luego consciente ó inconscientemente nos maneja.
Ahora que empiezo a comprender mi ego, y descubro actitudes inadvertidas, a las que poco prestaba atención, los ejemplos abundan, cada acción, cada respuesta automática, esta sutilmente dirigida por mi ego. Citare sólo un ejemplo, de la enorme lista que acompañan mi entendimiento del mismo.
Hace tres meses mi hijo de 2 años le empezó una virosis, que de un día para otro se le convirtió en bronconeumonía, debía cuidar de él, acompañarlo en sus terapias, hacer nebulizaciones en casa, administrar medicamentos, inhaladores, limpiezas nasales, en fin una serie de tareas que se convertían en todo un reto donde debía hacerlo pese a la negativa y resistencia de mi hijo, el tiempo parecía tan corto, demasiado corto, para todas las tareas que debía realizar, en el día y también en la noche. Sumado a eso presentaba una deposición tipo diarrea que lo acompaño todo este tiempo.
Claro, cabe anotar que también tenía otro bebe que en ese momento tenía 2 meses, y obviamente necesitaba de mi cuidado.
Hubo días difíciles, momentos en que aparecía “el ego de mis pequeños: como esa herramienta necesaria e indispensable para recibir de mi: atención; para manifestar su inconformidad, su dolor, su desánimo, su cansancio, su impotencia, aparecía entonces haciendo uso de gritos, de llanto, de pataletas y en mi bebe más pequeño la herramienta para escapar a mi inatención luego del llanto no atendido, era el sueño. Era impresionante, ver pero entender que todo esto era el resultado del Ego, necesario sin duda, muy necesario para ellos. Era su salvador, su gran defensor.
Y allí, en el mismo escenario también pude verle, pude descubrirle y percatarme de su presencia, de “mi Ego”, aquel que no quería dejarse manejar por el ego de mis hijos, que quería mostrar cuán grande era, cuán potente, cuan fuerte, pero para ser sinceros, mi Ego me hacía ver más infantil que a mis pequeños.
Ante la manifestación del ego de mis hijos, mi ego usaba entre todo su arsenal, la fuerza para obligar a recibir un medicamento, los gritos, el llanto, la súplica, las quejas, …
¡Uff! … Sin duda nos vemos tan, pero tan serviles.
Y reconocerle, tomar conciencia de ello, me daba un respiro, intentaba comprender mi impotencia y entenderla, pero evitar caer en las reacciones automáticas ofrecidas por mi ego. No es fácil, caí… pero ya le conozco y cuando lo veo en acción y puedo tomar conciencia de ello, puedo dejar de seguir su juego.
Por esa misma razón es tan importante conocer y entender al ego, al propio y al ajeno. Pues podríamos ver al Ego, como “esa sombra que acompaña nuestro ser, pero que ante la luz podemos descubrir , entender y caminar con ella, sin dejar que ella nos envuelva y nos arroje a la oscuridad más profunda para no verle, mientras nos maneja.
Sé que continúa el proceso de libertad, aquel que arrancó con el conocimiento de mi identidad, y busco aprender a conocerme y vivir realmente aprendiendo a dominar esas reacciones automáticas ofrecidas por mi ego, que también “sé que me acompaña y estará allí siempre”. No sólo con mis hijos, sino en mi hogar, con mis amigos, con familiares, en el trabajo, en el supermercado, en la calle, y aún en la soledad.
Y al entenderlo se hace más real la construcción de shalom “de adentro hacia afuera”, porque aprendo a conocerme y puedo ver con otros ojos las reacciones propias y las de los demás.
Sin duda este conocimiento del Ego, aporta muchísimos beneficios para nuestra Salud y Crecimiento, para quitar las máscaras, para mostrarnos cuan humanos podemos ser, y bajo esa condición entender que nuestra impotencia, es una herramienta increíble para conocer la enorme potencia de Dios. No dudes en compartir este conocimiento del Ego, pues ello se convierte en una herramienta que FULVIDA ofrece para construir shalom.
Un Abrazo, y que sepamos construir shalom.