Jorge era muy desdichado, su obesidad le causaba muchos problemas: tenía dolores de espalda, era objeto de burlas por parte de sus compañeros de trabajo y no había podido tener una relación sentimental estable.
Jorge se decía a sí mismo que ninguna mujer querría tener como pareja a una persona tan obesa como él; de la misma forma pensaba cuando veía que no le habían concedido el ascenso laboral que había solicitado.
Algún tiempo atrás comenzó a deprimirse por razones que no recuerda bien y su atención se dirigió hacia la comida; comía todo el tiempo sobre todo cuando iba a ver televisión; poco después cada vez que veía televisión, comía.
Cansado de su situación, comenzó a hacer una dieta y acudir al gimnasio para bajar de peso, todo según el tratamiento diseñado por su médico.
A la vuelta de algunas semanas, comenzó a ver los resultados cuando se pesaba en las mañanas, al ver que la ropa le quedaba holgada y oír los comentarios positivos de sus compañeros de trabajo.
Pero la tentación de la comida era muy fuerte y casi sin darse cuenta iba recuperando el sobrepeso que tenía antes. Luego le invadía un sentimiento de culpabilidad y se deprimía, pero cada vez que Jorge se deprimía, comía. Era un ciclo sin fin.
De alguna manera se daba cuenta que hacer otra dieta para adelgazar no iba a resolver su problema; a su mente acudían imágenes de años anteriores donde había hecho algunas dietas que había leído en alguna revista o visto en televisión.
Para despejar la mente, Jorge se fue a pasear al parque. Mientras caminaba, seguía pensando en su problema, sin prestar atención a lo que había alrededor de él. Pero la calidez de aquella mañana de sábado lo invadió al fin y su problema y la búsqueda de una solución para el mismo se fueron con aquel globo que se le escapó a un niño de las manos.
Absorto en el paisaje, no reparó en aquella persona que se acercaba rápidamente hasta él.
-¡Hola Jorge!, ¿cómo estás? ¿Te acuerdas de mí?
-¡Claro que sí, Vicente! ¡Cuánto tiempo sin verte!
Jorge no veía a Vicente desde hacía unos diez años, cuando éste se había retirado de la empresa donde Jorge trabaja. Recordó que habían sido buenos compañeros de trabajo, tenían largas charlas y cuando se lo pedía, Vicente daba muy buenos consejos.
Estuvieron largo rato recordando viejos tiempos, riéndose y contándose mutuamente lo que habían hecho desde que dejaron de verse. Durante la conversación, Jorge le contó los problemas que tenía con el sobrepeso y su fracaso en sus intentos de hacer dieta.
«Déjame decirte algo, Jorge», le comenta Vicente, mientras saborea un helado de chocolate, «una dieta es el primer paso para controlar el sobrepeso, no es la solución definitiva. Mientras sigas asociando la comida con el placer, de manera inconsciente eres atraído hacia la ingesta en exceso de alimentos, imaginando que ese placer te va a durar mucho tiempo.»
«Los resultados de una dieta efectiva te proporcionan un nuevo paradigma donde comienzas a asociar el placer y alegría de vivir a cosas como verte esbelto, alejar los problemas que el sobrepeso te causa, los beneficios de hacer ejercicio y tener una mejor salud, disfrutar comidas más naturales; pero sin necesidad de privarte de un delicioso helado en un momento determinado, como yo estoy haciendo en este momento».
«Yo sé el daño que todo esto me causa», le contestó Jorge, «pero aún así no logro controlarlo».
«Usa tus privilegios», le respondió Vicente, «la clave es la conciencia. Tú tienes la capacidad de observar tus pensamientos cuando llegan. Supongamos que te llega un pensamiento que te dice lo suculento que sería que te comieras una deliciosa torta de chocolate; tú ves llegar el pensamiento y lo observas sin alterarte. Cuando no le prestas mayor atención al pensamiento, éste se desvanece. Esto lo puedes hacer porque tú no eres tus pensamientos, tú eres el pensador de los pensamientos».
«Cuando practiques lo suficiente este estado de conciencia fijando la atención, aquellos pensamientos que te llevaban a comer en exceso, se irán alejando y serán sustituidos por otros que te aporten mayor felicidad y salud».
Los consejos de Vicente dieron buenos resultados pero Jorge aún tiene el problema de no tener una relación sentimental estable aunque en realidad el problema es que ya no le puede echar la culpa al sobrepeso.
Fuente: cablenet.com.ni