Bendito Seas, HaShem, por siempres jamás y bendita sea Tu misericordia y honor por los siglos de los siglos, !Amén Veamén¡
Vengo a Ti, Padre amado, apoyado en Tus muchas misericordias y en unión de todos los justos que habitan en esta noble tierra, a pedirte por la salud de mi país, Venezuela, a implorarte por el levantamiento integral de este bravo pueblo, por la restauración de su honor y por su total libertad. Que Tu manto de Shalom, OH Eterno, nos cobije a todos, de norte a sur y de este a oeste, y que toda sombra de muerte y sequedad sean del todo desvanecidos por la fuerza de Tu esplandor, ese resplandor que procede de Tu Torá, de Tu bondad y de Tus justos y piadosos hijos que con su santidad cubren de belleza a nuestra nación. Líbranos, Padre Eterno, de toda confrontación violenta y de toda devastación social. Que veamos correr en nuestras calles, no la sangre de nuestros ciudadanos e hijos, sino el agua fresca de Tu conocimiento y verdad. Derrama como lluvia sobre nuestras ciudades y estados Tu emanación de vida y piedad, y que se vea manifestada en toda su grandeza en solidaridad, hermandad y tolerancia mutua. Permítenos entender que todos somos hermanos, que nos necesitamos y nos debemos el uno al otro, a pesar de las diferencias que nos distinguen, esas diferencias que nos hace ser un pueblo especial y único. Perdona, por favor, todas nuestras rebeliones y soberbias, y salvanos de la peste, la plaga y la impureza que circunda a nuestro alrededor. Despierta sobre nuestras almas, y sobre el alma de la nación, Tus trece Atributos de misericordia y no permitas, por amor de Tu Nombre, que seamos entregados al caos y la confusión. Ayúda a nuestros compatriotas, hombres y mujeres, jóvenes y ancianos, doctos y campesinos, a salir de la ignorancia, las tinieblas y la idolatría. Que Tu grandeza y Tus Siete Preceptos Universales sean reconocidos por todas y cada una de nuestras familias y que el Arco Iris, con sus siete colores, nos inspire a vivir una vida plena, en Tu temor, en Tus caminos y en el respeto a nuestros semejantes.
Que Tu derecha aplaque a Tu izquierda y que nuestras vasijas sean rectificadas, purificadas y henchidas de luz eterna.
!Que así sea Tu voluntad!
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Resp. 145 – ¿Sucio y limpio al mismo tiempo?
Me considero un adorador del Eterno. Debo ser sincero y confesarle de inicio que creo en Yhwh como el Dios de Israel, y creo también en Yeshúa el Nazareno como el Mesías prometido en Su bendita Palabra. Ruégole no se ofenda por ésta mi presentación, no es mi fuerte herir susceptibilidades, muchísimo menos la de un hijo de Abraham. Disculpe igualmente mi intromisión en su interesante página -a la cual acudo con cierta frecuencia-. No obstante, apreciado, agradecería un poco de información, si esto le fuese posible; Es sobre la ley del menstruo femenino que señala Levítico 15:
1.- ¿Es aplicable en nuestros días dicha norma en algún sentido, sea para judíos o Noájidas?
2.- ¿De que manera podría ser esto?
Perdone cualquiera expresión que pudiera usted considerar torpe o inadecuada. Agradezco de antemano su amable atención, y no importa cuán breve sea su respuesta, o si no soy atendido, o si ésta demora en llegar, igual le doy las gracias. Me despido como usted suele hacerlo: «Que el Uno y Único Di-s le bendiga y sepamos construir Shalom».
El Señor bendiga a toda su familia siempre. Sinceramente:
Abimael Martínez Martínez
Cd. Reynosa Tamaulipas. México.
Resp. 132 – Pureza en el andar
Le agradezco por sus palabras de aliento,
1- me podria decir como tratar o como organizar el grupo si tienen al flaco(el personaje del madero) todavia presente,?
2- de igual manera se puede organizar un grupo noajico?
Atentamente,
Erick Escobar
Guatemala
Feliz séptimo – Vaikrá
En la lectura del profeta que acompaña a la lectura prescrita de Torá que los judíos debemos hacer en Shabat, el profeta Isaías anuncia la Palabra eterna y refrescante del Padre Celestial:
«He borrado como niebla tus rebeliones, y como nube tus pecados.
Vuelve a Mí, porque Yo te he redimido.»
(Ieshaiá / Isaías 44:22)
Ningún pecador está desamparado, ya que siempre está el Padre celestial esperando para que el pecador «vuelva a Dios», es decir, se arrepienta sinceramente.
Cuando ese arrepentimiento total y sincero se produce, todas las perversiones, pecados y errores del pasado son borrados, son evaporados, tal como se disipa la nube de la tormenta cuando el poderoso viento actúa.
Aquellos actos negativos de los que uno se arrepiente de verdad, quedan en el olvido, en el pasado muerto.
La perfecta memoria celestial los quita, para que no interfieran más, para que no sigan dañando y perjudicando.
Tal es el poder maravilloso del arrepentimiento sincero.
Nosotros no podemos llegar a comprender como se produce este misericordioso proceso, ya que solamente el Altísimo tiene el conocimiento de ese secreto trascendental (Ieshaiá / Isaías 55:8). Pero, nosotros tenemos confianza en que esto ocurre, ya que el Eterno no es hombre que mienta, ni mortal para olvidar Sus promesas (Bemidbar / Números 23:19).
La palabra del Eterno es eterna, es certera, no defrauda, tal como dijo el profeta:
«la palabra de nuestro Elokim permanece para siempre.»
(Ieshaiá / Isaías 40:8)
Nosotros podemos aprender para nuestra vida dos enseñanzas muy grandes:
- Que el Padre celestial nos ama y nos tiene paciencia. No importa que tan lejano estemos, ni que tan equivocados hayamos andado en nuestras vidas, Él está ahí, siempre a nuestro lado aguardando a que Lo queramos abrazar.
Espera y se mantiene como vigía atento, sin dormirse, nos espera a que encontremos el camino correcto que nos conduce a Él. ¿Acaso lo despreciaremos?
- Tal como el Padre celestial hace, debemos hacer nosotros. Cuando alguien nos ha causado algún daño a causa de un acto incorrecto, pero se ha dado cuenta y nos ha pedido perdón y ha hecho algo para corregirse, entonces debemos hacer «borrón y cuenta nueva». Olvidar las cosas oscuras del pasado, para que de esa manera podamos tener una vida más luminosa ambos.
Y si el error lo hemos cometido nosotros, tener la humildad para reconocerlo y la valentía como para comprometerse a corregirlo.
Y si el daño nos lo hemos causado a nosotros mismos, entonces, debemos aprender a perdonarnos, a no castigarnos, a amarnos, para que de esa manera tengamos la capacidad de recibir el amor que desde Arriba nos están enviando.
Creo que las dos enseñanzas son muy provechosas, y espero que las sepas disfrutar en tu vida.
Te deseo que tengas un feliz séptimo, en compañía de aquellos a quienes amas.