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Mejor callar, que hablar demás…

Una conducta puede determinarse como buena o mala en cuanto produzca efectos positivos ó negativos. Cuando una persona se compromete, empeña su palabra en un acción a futuro, lo mejor que puede hacer es esforzarce por cumplir lo que ha prometido; por supuesto siempre valen las excusas, siempre las hay, pero esto puede traer como consecuencia la pérdida de credibilidad hacia la persona, si en sucesivas oportunidades ocurren faltas a su propia palabra.

El compromiso es un valor muy importante, no deberemos jugar con nuestra palabra, ya que, como se ha dicho en otros artículos, es éste un bien inigualable. Por eso es mejor callar, que hablar demás, recordemos que muchos personajes en la Torah prometieron una cosa y luego no la cumplieron; ahí esta el caso de Efron, que le dijo a Avraham que le daría el campo donde esta Macpela, y luego aceptó el dinero de Avraham… Mejor no hablar demás. Mejor ser prudente, pensar y si nos es posible, entonces comprometernos, y luego de esto entonces esforzarnos por cumplir; pues puede ser que algo pase, como ya dije, muchas excusas pueden aparecer, pero ninguna va a hacernos cumplir con nuestra palabra, así que lo mejor es, siempre, apreciar bien lo que decimos. Lo que prometemos a otra persona, ya no es nuestro, y por ello es tan valioso que cumplamos.

Pero no solo lo que ofrecemos a otros es importante, todo compromiso es inviolable y merece la pena el mismo esfuerzo. Ya estan aquellas (o aquellos) señoras (o señores) que dicen: "este lunes empiezo dieta", o aquellos que decimos: "ahora si comienzo a hacer ejercicios"; creemos que no nos estamos fallando cuando nos prometemos algo y luego por ser nosotros los afectados no le damos importancia… ¡Claro que tiene importancia!, tanta como si ofrecemos algo a otro; y el esfuerzo debe ser mayor, pues seguramente nos hemos prometido cosas que realmente necesitamos; que no esperan tiempo, que merecen la pena empezar a hacer cuanto antes.

La próxima vez que prometas algo a alguien, o la próxima vez que te prometas algo, sé honesto, cumplelo, cuando te hayas hecho caso verás cuánta satisfacción se siente… eso sí, siempre prometete y promete a los otros cosas buenas…

Infinito Absoluto

 ¿Por qué no usaron una letra griega para referirse al infinito más pequeño? No sé exactamente la historia pero fue el matemático Georg Cantor, de ancestros judíos sefardíes, a quien se le ocurrió esta cosa exótica. El es el padre de la Teoría de Conjuntos sin la cual hoy sería inconcebible crear matemática. Quizá su inconciente le jugó una agradable pasada…  


Llegué a ser matemático como de rebote. Estudié en un colegio técnico y me gradué de técnico en electrónica. ¡Si supieran mis ex-profesores que ahora me complico hasta para cambiar la bujía de mi lámpara! Un profesor mío, el Ing. Martínez, me dijo que me estaba engañando con la Electrónica, ¡que sería un fracaso! "Vaya" -me dijo – "a ese edificio de allá… vaya al séptimo piso y diga que yo le envío. Me agradecerá después de unos años". El tenía razón pero no dejó de ser una decepción para mi promegitor: "¿matemático? ¿para qué? ¿por qué?".

Todos los estudiantes partimos sabiendo ya el alfabeto griego pues en el plan común (para estudiantes de ingeniería, física y matemátia) nos alimentábamos diariamente de él. Y recién al final de la carrera apareció la única letra hebrea que es comunmente conocida por los matemáticos: Alef

Fueron un deleite los cursos que tomé al final de mi carrera, Lógica Superior y Teoría de Conjuntos, pues son materias que tienen un toque de misticismo – conectan inevitablemente a la Ciencia con la Religión.

Resulta que para poder hablar del infinito (con minúsculas) uno necesita referirse a conjuntos (i.e. colecciones de objetos) cuyo tamaño sea por lo menos Alef sub cero. Hay conjuntos que son estrictamente más grandes que otros pero el conjunto infinito de menor tamaño tiene tamaño Alef sub cero. Por ejemplo, el conjunto de los enteros positivos: 1,2,3,… tiene tamaño Alef sub cero.

¿Por qué no usaron una letra griega para referirse al infinito matemático más pequeño? No sé exactamente la historia pero fue el matemático Georg Cantor, de ancestros judíos sefardíes, a quien se le ocurrió esta cosa exótica. El es el padre de la Teoría de Conjuntos sin la cual hoy sería inconcebible crear matemática. Quizá su inconciente le jugó una agradable pasada… Como si la Mano Invisible hubiera dejado un rastro que apuntaba hacia el Infinito (con mayúscula)…

 Si Alef sub cero es el menor infinito matemático, ¿cuál es el que le sigue? La respuesta es Alef sub 1, la potencia del continuo, el tamaño correspondiente al conjunto de los números reales – aquellos que se pueden escribir con cifras decimales. Y entonces, el siguiente es Alef sub 2, Alef sub 3, etc. ad infinitum

Pero entonces surge la pregunta (la famosa paradoja de Cantor), ¿existe un conjunto que sea el más grande de todos? Equivalentemente, ¿existe algo como Alef sub infinito? Planteadas las cosas de manera ingenua o inocente – como fue en los principios de la Teoría de Conjuntos – esto podría traducirse a ¿existe el Infinito? o sea ¿existe Dios?

La matemática no alcanza para resolver este dilema. De hecho para poder mantener viva a la Teoría de Conjuntos, fue necesario axiomatizarla, esto es, establecerle límites de manera que sea consistente consigo misma, para que no sea como un perro que se muerde la cola por sus propias contradicciones. A esta Arca de Noé nos subimos los matemáticos para seguir pensando como científicos – seres humanos supuestamente iluminados por el conocimiento, que buscan la verdad pero que usualmente tienen un mar de prejuicios (el principal de cuales es la negación del Infinito Absoluto).  

Pero mientras progresa más y más la ciencia, más y más evidencias de la Mano Invisible aparecen. ¿Que dice la Teoría del Bing – Bang? ¡¡Dice que simplemente hubo un principio (del espacio-tiempo)!! ¿Quiere decir entonces que para alcanzar el conocimiento del primer versículo del Génesis se necesita tener una mente de un Einstein o un Hawkins? ¡No! El mismo Génesis habla del primer hombre que a partir de su intelecto (sin ser un alquimista o científico) usó la lógica y el razonamiento para no sólo darse cuenta de que hubo un comienzo sino que, de hecho, este estallido fue provocado por la Fuerza Sustentadora del Universo. Y que casualidad: este primer hombre que alcanzó esta sublime concepción fue el primer hebreo, Abraham – ¡cuyo nombre empieza con la letra Aleph!

MI AYUDADOR ES EL ETERNO

 “Bienaventurado aquél cuyo ayudador es el Dios de Yaakov, cuya esperanza está puesta en el Eterno, su Dios,…”. (Salmos 146: 5).

 

            Introducción:

           Una de las advertencias más contundentes que los profetas y jueces verdaderos de Israel proclamaron a oídos del pueblo, de manera continua y vehemente, en todos los tiempos y escenarios, tiene que ver con la inutilidad de colocar nuestra confianza en aquellos hombres señalados como “príncipes poderosos”, los que han sido sublimados por el hombre a niveles de preponderancia y “divinidad”, o en imágenes de oro, plata, bronce o madera, pues su ayuda es del todo vana, frágil, perecedera y letal.

 

Al respecto, el profeta Jeremías nos transmitió de parte del Eterno una palabra incisiva y determinante: “Así dice el Eterno: Maldito aquél que confía en el hombre, y se apoya en un brazo de carne, y cuyo corazón se aparta del Eterno. Pues será como el enebro en el desierto, que no ve cuando viene el bien, sino que habita en los sequedales del desierto, en una tierra salada y no habitada”. (Jeremías 17: 5-6). Desde el mismo momento que quitamos nuestros ojos del Eterno y los fijamos en otro ser, real o ficticio, (llámese como se llame, sea quien sea) nuestras almas caen estrepitosamente en lugares de deterioro y sequedad, pues los influjos de la bondad del Eterno son coartados y aprisionados en cáscaras de impureza, impidiendo así al extraviado ser beber de las fuentes de la paz, la armonía y la bienaventuranza, y termina bebiendo de los influjos de la malignidad, a tal punto que su mismísima alma se va transformando lentamente a imagen y semejanza de aquel falso salvador en quien se está apoyando –su falso dios-, en el cual ha depositado toda su confianza y esperanza y de quien cree vendrá su rescate y liberación.

 

            Esto significa que el alma del extraviado y el alma del idolatrado (o su esencia doctrinal) se vuelven una misma cosa, recibiendo por transferencia espiritual las mismas cualidades del “ser divino” en el que se ha afincado. De allí que aquellos que sirven a los ídolos –ya sean conceptuales o físicos- adquieren sus mismísimas características.

 

Como ya sabemos, “los ídolos de ellos (las naciones) son de plata y de oro: obra de manos de hombre. Tienen boca, y no hablan; ojos tienen, y no ven; tienen orejas, y no oyen; narices tienen, y no huelen; tienen manos, y no palpan; pies tienen, y no andan, ni hablan con su garganta”. (Salmos 115: 4-7). Lo más interesante de este hecho es que así se tornan y actúan todos aquellos que sirven a los ídolos: “Como ellos son los que lo hacen, y todo aquel que confía en ellos”. (Salmos 115: 8). Todos aquellos que han puesto su confianza en la falsedad carecen de percepción, discernimiento, creatividad y tacto para penetrar en los misterios de la vida. Viven rodeados de un aura de espiritualidad fantasiosa y quimérica, sumidos en la más profunda depresión integral como individuos y familias. La misma condición de sequedad y frialdad que caracteriza a la falsa deidad se les transfiere a sus mentes y corazones. Tanto el ídolo como su servidor se vuelven uno.

 

“¡Cual la madre, tal su hija!”:

 ¿Por qué los cristianos son antisemitas en su teología y en su estilo de vida? No existe otra respuesta sino esta: pues así se comportaba y enseñaba su “salvador y mesías”, y así actuaban Pablo y los demás apóstoles, las columnas “morales y espirituales” de la “santa” iglesia. Como dice el dicho: “de tal palo, tal astilla”, o como dijera el profeta Ezequiel: “¡Cual la madre, tal su hija!” (Ezequiel 16: 44). Un hombre que deposita toda su confianza en Jesús/Ieshu, y se entrega sin reservas a su servicio, será impregnado de su misma esencialidad, de su mismo espíritu descarriado: rebeldía (a Dios, a Sus excelsas Instrucciones, a los Sabios y Jueces de Israel); orgullo (creer ser lo que en realidad no es, como Jesús/Ieshu, por ejemplo, que se autoproclamó como intermediario absoluto entre el hombre y su Dios); falsa piedad (creerse más que los demás por su supuesta espiritualidad); engaño y manipulación (si no se hace lo que él dice la persona pasa a ser un hijo de desobediencia, de ira y del mismísimo diablo, así sea un cumplidor fiel de los Preceptos del Eterno) y confusión y estupidez (decir una cosa, luego decir o hacer todo lo contrario, basado, supuestamente, en revelaciones del “espíritu santo”).

 

¿No actúan así los discípulos y seguidores de Jesús/Ieshu? ¿No es este el modo de actuar y de hablar de aquellos que se dicen llamar “cristianos”? ¿No es esto lo que revela la historia del cristianismo en sus diferentes épocas y escenarios? ¿A quién quieren engatusar con su disfrazado mensaje de “amor” y de “perdón”?

 

La teología cristiana, por un lado, pregona que Dios es amor y, por otro lado, condena indefectiblemente a los judíos por ser “los asesinos” de Cristo. Por un lado dice que los cristianos son los verdaderos hijos de Dios y la luz del mundo (por su fe en Cristo), pero por otro lado disfrutan enteramente y se benefician de las invenciones de los judíos, a los que acusan de alta traición y enemigos de la verdad. Por un lado predican acerca de la gracia de Dios y del pronto arrebatamiento de los santos al cielo, pero por otro lado proclaman a viva voz que Israel padecerá en la gran tribulación los embates del anticristo, el falso profeta y sus demonios.

 

Los seguidores de Cristo hablan de ser fieles a Dios y guardar sus preceptos (claro está, según fueron enseñados por Cristo), pero por otro lado dicen que los judíos, por no tener a Cristo en sus corazones, así cumplan todos los Mandamientos del Eterno, son anatemas y condenados a la destrucción del  infierno, pues nadie es “salvo” por guardar la Torá, sino por aceptar a Cristo como su salvador personal.

 

Por favor, vean esto. Para el cristianismo, si un cristiano sufre, es una prueba de Dios; pero si es un judío el que está sufriendo, es por causa de haber entregado y vendido al hijo de Dios. Si un cristiano es prosperado, es por su fe en Cristo Jesús y porque tiene visión de reino; pero si es un judío el que prospera (¡y qué prosperidad!), es por causa de su usura y corrupción, o por efectos de la gracia común, que sólo incluye bienes terrenales, pero no el cielo. Si un cristiano muere, los ángeles vienen y lo llevan a los brazos de Jesús; si un judío muere, lamentablemente está perdido para siempre en el fuego eterno. Si un cristiano es perseguido, es un bienaventurado; pero si es un judío el perseguido, es por culpa de haber declarado “su sangre (la de Jesús) sea sobre nosotros y sobre nuestros hijos”.

 

Amigos míos, manipulación, ignorancia, fraude y pestilencia es la verdadera sustancia del mensaje cristo-céntrico que se proclama desde los púlpitos cristianos. ¿O no ven los daños morales, emocionales, físicos, científicos, académicos y económicos que el cristianismo le ha propinado a la humanidad en estos dos milenios de trágica existencia? Han perseguido y tratado de eliminar al justo, al sabio, al dotado de sentido común y creatividad. Han aplaudido hasta la saciedad el oscurantismo, la barbarie, la falsedad y el exceso, todo en nombre de su “amado salvador” y en la infalibilidad de sus líderes y pastores.

 

Los frutos de la vinculación con el Eterno:

 Ahora bien, veamos el efecto integral positivo que se produce cuando un justo se vincula al Eterno, el Dios Uno y Único, en una legítima relación espiritual, lo que en hebreo se conoce como Devekut. Al respecto, dice el profesor Yehuda Ribco: “Devekut, literalmente en hebreo es adherirse, aproximarse, éxtasis, juntarse. …es un camino extenso de actuar con fidelidad de acuerdo a lo que Dios nos exige, de modo tal de asemejar (en la medida de nuestras limitaciones) nuestros actos a Sus actos. Se consigue mediante el cabal cumplimiento de los preceptos a partir del sistemático y correcto estudio de Torá”. (Para ver toda la explicación haga clic en el enlace http://serjudio.com/rap1851_1900/rap1867.htm).

 

Estos conceptos nos ayudarán a entender por qué en el Salmo 112: 3 y 9 se dice del hombre justo, aquél que es amante y cumplidor fiel de los Preceptos del Eterno, “y su justicia permanece para siempre”, pero en el Salmo 111: 3 es del Eterno de quien se afirma “y Su justicia permanece para siempre”. Además, en ambos Salmos, tanto el Eterno como el hombre justo, son presentados como buenos, misericordiosos y justos. ¿Puede un simple mortal parecerse a Dios? ¿Qué quiere decir esto? Esto viene como resultado de la vinculación, de hacerse uno con Dios, como ya se explicó anteriormente. Las cualidades del bienhechor –el Eterno- se le transfieren al beneficiado –el hombre justo que confía en Él-, que ha puesto toda su esperanza en el Eterno y le sirve irrestrictamente a través del cumplimiento de Sus Preceptos.

 

¡Qué diferencia tan abismal existe entre uno que sirve a los ídolos y uno que sirve al Eterno, el Dios Uno y el Único! Cada quien refleja las cualidades propias del ser en el que se refugia y confía. Un dios identificado con la violencia genera creyentes violentos; un dios identificado con la ignorancia, pobreza y el dolor genera creyentes ignorantes, privados y sufridos; un dios identificado con el vicio y la sensualidad genera creyentes desenfrenados e inmorales. Un dios identificado con el antisemitismo genera creyentes antisemitas y menospreciadores de la verdad. Un dios identificado con la santurronería y la piedad inerte genera creyentes hipócritas y mojigatos. Pero un Dios identificado con la justicia, la bondad, la misericordia y la sabiduría, como el Singular Dios de Israel, genera hijos justos, bondadosos, misericordiosos y sabios. Decide hoy a quién quieres parecerte, o a los falsos dioses de las naciones o al Todopoderoso Dios de Israel, la Roca de la eternidad.

 

Un llamado a confiar en el Eterno con exclusividad:

 El llamado que hoy nos hace el Eterno a todos los mortales (judíos y gentiles) es romper las coyundas de la idolatría, en cualquiera de sus manifestaciones, y depositar toda nuestra confianza única y exclusivamente en el Eterno, el incomparable Dios de Israel, y exclamar como el Salmista: “Nuestra alma ha esperado en el Eterno; Él es nuestra ayuda y nuestro escudo. En Él se alegrará nuestro corazón, pues hemos confiado en Su santo Nombre. Que Tu bondad, oh Eterno, esté sobre nosotros, tal como hemos confiado en Ti” (Salmos 33: 20-22). La confianza en el Eterno te llevará a caminar en dimensiones de confianza, seguridad, alegría y abundancia, cualidades éstas que distinguieron a los justos y fieles de la antigüedad.

 

Fuera del Eterno sólo hallarás ignorancia, confusión, caos y muerte. En Su refugio encontrarás el bien, la claridad y la vida plena que tanto ha deseado tu alma, por lo tanto, hoy te digo: “Fijaos y ved que el Eterno es bueno;  bienaventurado el hombre que confía en Él” (Salmos 34: 9).

   

Alfredo Zambrano García
FULVIDA Táchira – Venezuela

Resp. 92 – No colaborar con la expansión de lo ajeno

Saludo cordial, estimado profesor Ribco.
Acompañando de corazón a su pueblo en esta semana de Pésaj. Me asalta una duda:
Soy Benei Noaj, pero tarde o temprano quisiera cumplir los 613 mitzvot, sin afán. Sin embargo, tengo muchos deseos de hacer labor social con los indigentes en mi ciudad, pero lo único que encuentro son grupos católicos y cristianos, y como ud sabe, abundan en idolatrí­­a.
1- ¿Cree ud que podrí­­a coooperar con ellos o es preferible mantenerse alejado?
2- ¿De qué otra manera podrí­­a vestir al desnudo y dar de mi pan al hambriento sin tener que hacerlo con «ellos»?

Como ud sabe, no hay grupos noájicos en Bogotá, pero me gustarí­­a, por qué no, formar uno bajo su tutorí­­a.
Agradezco su respuesta.

Shalom,

Germán Correa
Bogotá, Colombia

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“EL PODER DE REALIZAR EL POTENCIAL” primera parte

           “Y hubo guerra cruda contra los filisteos todos los días de Shaúl;…” (1 Samuel 14: 52).

 Existe un potencial dormido en tu ser interior, o quizá encarcelado, o languideciendo por las complicadas situaciones que se te han presentado en el camino de la vida. Sin embargo, una pequeña cuota de esfuerzo y dedicación será suficiente para despertar esa fuerza transformadora y proyectarla más allá de lo imaginable, hasta hacer de ti un ser integralmente próspero, integralmente libre.

 

Introducción:

 Haciendo un análisis de esta estremecedora historia sobre la independencia de Israel del yugo filisteo, podemos deducir fácilmente que fue Jonatán, el hijo del rey Shaúl, el que comenzó esta guerra cruda. Dice el Texto Sagrado: “Y Jonatán había herido al comandante de los filisteos que había en Gueva; y oyeron de ello los filisteos. Entonces Shaúl tocó la trompeta por todo el país, diciendo: ¡Oigan los hebreos!” (1 Samuel 13: 3). 

El inicial ataque de Jonatán a la guarnición de los filisteos constituyó la gran señal que dio inicio a esta guerra de independencia. Jonatán entendió que había llegado la hora de atacar y asumir una actitud de ofensiva y de cambio del escenario patético en el que se encontraba el reino de su padre; que el tiempo de estar a la defensiva había terminado y que había comenzado la hora de luchar por la liberación integral de su pueblo.

 De igual manera debe suceder hoy con todos aquellos que anhelamos la libertad plena de nuestras mentes. Por muchos años hemos estado usando fatalistamente ‘el escudo de la resignación y la indiferencia’ para “defendernos” de las arremetidas del oscurantismo; no obstante, debemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que la hora de ‘tomar la espada’ e ir adelante con una actitud de ofensiva, ha llegado.

Ya es una realidad en nuestra generación ‘el proceso de rectificación de toda la rueda de la creación y del hombre’: Rectificación de nuestra vinculación con el Eterno, de nuestra percepción de la vida, de nuestra relación con el prójimo y de nuestro compromiso con nuestro mundo. El sonido de la trompeta está sonando en nuestros corazones y los pueblos están despertando y cambiando sus paradigmas de estar cobardemente resguardos por una mentalidad y visión de acometida.  Esta ‘visión de ofensiva’ implica el desarrollo de una estrategia de avanzada, conquista y liberación personal, familiar y generacional, sometiendo los poderes de la execración y la malignidad y provocando la restitución del honor de todos aquellos seres que hoy padecen esclavizados los embates del vicio, la idolatría y la ignorancia.

 No debes permitir que las cosas sigan como están, porque al final todo se complicará y los únicos que van a sufrir las consecuencias de tu indecisión son tus seres queridos, presentes y por venir. Si no actúas ya, ahora, las cadenas del opresor se van a apretar mucho más; las tinieblas se tornarán más densas y tenebrosas, y el yugo se afincará implacablemente en tu cuello hasta destruirte por completo.

 No le declares la paz a aquello que Dios le ha declarado la guerra:

 No te dejes impresionar más por el caos que ven tus ojos, ni por los sentimientos de pesimismo y fatalismo que tanto daño te han propinado. Es el momento de desprenderse de esas gabelas, de desmenuzar los ataderos y encerronas que por años te han mantenido en la más espantosa miseria y confusión. Decídete a quebrantar en tu vida y en tu línea familiar el cincho de la carencia y la insignificancia. Destruye de una vez por todos esos extravíos y deterioros que no te dejan gozar de los influjos de bondad que el Creador ha desplegado para todas Sus criaturas. Debes saber que la inopia, la enfermedad, la dejadez y la mediocridad son tus peores enemigos. Estas son las ligaduras que el sistema ha colocado en el cuello de cientos de miles de hombres y familias enteras durante siglos y siglos, con el sólo propósito de paralizarlos, talarlos y hacerlos infelices. Son y serán tus perpetuos opuestos; por lo tanto, “no le declares la paz a aquello que Dios le ha declarado la guerra”.

         Tú decides cual camino transitar:

         Alguien tiene que comenzar la guerra contra la miseria, la pobreza y la ignominia en tu familia, y ese alguien eres tú. Cuando te decidas a atacar a los dañinos que hoy acampan alrededor de tu mente y destruir por completo sus obras demoledoras, el resto de tus familiares se te unirán, y juntos desataran una guerra a muerte contra todo aquello que no les deja prosperar ni avanzar.

         Hoy tienes frente a tus ojos dos caminos, el de la libertad plena y el de la servidumbre, tú decides cual camino transitar: Seguir con una actitud de sufriente y pesimista, con una mentalidad de víctima, o despertar desde adentro para tomar la espada de la emancipación y destruir enteramente las guarniciones que están agolpadas en tu ánimo. Una ‘actitud de recelo’ hará que los filisteos sigan acampados en el collado de tu mente, de tus finanzas y de tus futuras generaciones. Una ‘actitud de empuje y gallardía’ hará que los enemigos de tu realización huyan de tu territorio y sólo así comenzarás a disfrutar de la plenitud de las emanaciones divinas.

        Entiende esto: Cuando tomes la decisión de machacar las cadenas que aferran a tu familia a la desdicha y el atraso, los tuyos te seguirán y se unirán sin tregua a tu agudeza liberadora.

El poder de la sonrisa

Una sonrisa tiene valor desde el comienzo en que se da,  si crees que a ti la sonrisa no te aporta nada, sé generoso y da la tuya, porque nadie tiene tanta necesidad de la sonrisa como quién no sabe sonreír.

La sonrisa es la luz de nuestro rostro, lo que nos abre muchas puertas, la que genera aptitudes positivas y la que nos alisa el camino para llegar a los demás.

Incluso, la sonrisa puede mermar el efecto de algún error o equivocación que tengamos.

Sonríe aunque sea una sonrisa triste, porque más triste que la sonrisa triste, es la tristeza de no saber sonreír.

Los invito a aprender de una bella historia llamada

                              El atardecer de la Vida

Allí estaba… sentado en una banqueta, con los pies descalzos sobre las baldosas rotas de la vereda,; gorra marrón, manos arrugadas sosteniendo un viejo bastón de madera, pantalones que arremangados dejaban libres sus pantorrillas y una camisa blanca, gastada, con un chaleco de lana tejido a mano. El anciano miraba a la nada…

Y el viejo lloró, y en su única lágrima expresó tanto, que me fue muy difícil acercarme a preguntarle, o siquiera consolarlo. Por el frente de su casa pasé mirándolo , al voltear su mirada la fijó en mí, le sonreí, lo saludé con un gesto, aunque no cruce la calle…no me animé, no lo conocía, y si bien entendí que en la mirada de aquella lágrima se mostraba una gran necesidad, seguí mi camino , sin convencerme de estar haciendo lo correcto.

En mi camino guardé la imagen, la de su mirada encontrándose  con la mía. Traté de olvidarme. Caminé rápido como escapándome. Compré un libro y, ni bien llegué a mi casa, comencé a leerlo, esperando que el tiempo borrara esa presencia…pero esa lágrima no se borraba…

Los viejos no lloran así por nada, me dije. Esa noche me costó dormir, la conciencia no entiende de horarios, y decidí que a la mañana volvería a su casa y conversaría con él, tal como entendí que me lo había pedido. Luego de vencer mi pena, logre dormir.

Recuerdo haber preparado un poco de café, compré galletas, y muy de prisa fui a su casa convencido de tener mucho por conversar. Llamé a la puerta, cedieron las rechinantes bisagras y salió otro hombre.

¿Qué desea?, preguntó, mirándome con gesto adusto.

Busco al anciano que vive en esta casa.

Mi padre murió ayer por la tarde, dijo entre lágrimas.

¿Murió?, dije decepcionado. Las piernas se me aflojaron, la mente se me nublo y los ojos se me humedecieron.

¿Y usted quién es?, volvió a preguntar.

En realidad nadie, contesté. Y agregué: ayer pasé por la puerta de su casa, y estaba su padre sentado, vi  que lloraba y, a pesar de que lo saludé, no me detuve a preguntarle  qué le sucedía… hoy volví para hablar con él, pero veo que es tarde.

No me lo va a creer pero usted es la persona de quién hablaba en su diario.

Extrañado por lo que me decía, lo miré pidiéndole más explicación.

Por favor, pase me dijo aún sin contestarme.

Luego de servir un poco de café, me llevó hasta donde estaba su diario, y la última hoja rezaba:

           Hoy me regalaron una sonrisa plena y un saludo amable…hoy es un día bello…

 

(Autor desconocido)

Una sonrisa significa mucho. Enriquece a quién la recibe sin empobrecer a quién la ofrece.

Dura un segundo pero su recuerdo, a veces, nunca se borra.

 

Norma Medina

Resp. 91 – ¿Profecí­as futuras?

JUAN RAMIREZ,
28 años
Cordero, Venezuela,
con todo el respeto le pregunto si
Israel actualmente no reconoce profetas, y la palabra de Dios en Joel 2:28 habla
de que Dios en los postreros tiempos derramara de su espiritu sobre toda carne y
entonces los jovenes y los ancianos, profetizaran y tendran sueños; mi pregunta
es, ¿cuando dice sobre toda carne no dice que solo sobre israel o juda verdad,
entonces habra revelacion de Dios para todas las naciones, entonces en los
postreros tiempos habran profetas noajidas tambien, como se conoceran estas cosas?

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No es lo mismo resignación que aceptación

No es lo mismo resignación que aceptación. Algunas veces las circunstancias que nos tocan vivir como por ejemplo enfermedades, fracaso en una empresa, etc., nos permite comprender y experimentar el verdadero significado y diferencias que tienen las palabras Aceptación y Resignación.

Quiero compartir con uds., lo que he aprendido y lo que aún estoy aprendiendo. Solo el tiempo y los resultados de esta experiencia hablarán cuanto he crecido a través de ella.

El diccionario de la Real Academia Española dice que:

Aceptar es: 1- Recibir voluntariamente lo que se le da. 2- Aprobar, dar por bueno

Resignarse es: Conformarse, someterse, entregar su voluntad, condescender.

 La aceptación profunda de la realidad que nos toque vivir, llámese enfermedad, o fracaso, etc., debe llevarnos a meditar, reflexionar y razonar la situación que estamos viviendo para que a través del razonamiento comprendamos que hay varias acciones que aun podemos realizar. Si el análisis de estas acciones es realizado en forma positiva, los resultados te mostrarán que lo has hecho bien. Ahora si el análisis es hecho con una mentalidad negativa, el resultado será obviamente negativo y no nos permitirá comprender, y por tanto aceptar lo que estamos viviendo y terminaremos resignándonos. La aceptación y la comprensión nos lleva a utilizar todo con un fin de crecimiento, no hay derrota, tan solo una batalla perdida de la que hay mucho que aprender.

 Aceptación  significa también que cuando haya momentos difíciles en tu vida, sabrás hallar el amparo y el consuelo para aliviar tus pesares. La aceptación surge de comprender que cualquier circunstancia  que estamos viviendo sin excepción cumple un propósito. De nosotros depende el resultado, ¿Estamos dispuestos a dar la lucha? ¿Estamos dispuestos a trabajar hasta alcanzar nuestro objetivo? o simplemente nos resignaremos.

 La resignación es aceptar una derrota sin antes haber hecho todo lo que tu crees que puedes hacer para superarla y te frustras porque no se da el resultado que esperabas y te das por vencido antes de comenzar la lucha. La resignación no aporta ni comprensión, ni aceptación, es mas bien es una derrota asumida.

 La resignación siempre buscará culpables, siempre esperará que algo o alguien le traiga la solución pero sin ganarla, sin hacer nada por conquistarla y justificará siempre el resultado basándose en culpas ajenas y no asumiendo su propia responsabilidad; la resignación nos hace creer que no somos capaces de superar las circunstancias del hecho que estamos viviendo y deja en nuestras mentes una frustración constante.

 ¿Que he aprendido de todo esto? que Resignarse  nos esclaviza pero que Aceptar nos libera y nos hace crecer.

 Norma Medina

Resp. 86 – Visiones celestiales

Roiner Maza
24 años
Cordero, Venezuela,
pregunta sobre las visiones son de Dios o no? y cual es el objeto de ellas?

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Sip, la SIP se ha reunido…

No hay nada más peligroso que coartar la libertad de expresión; es un mal tan grande que sus consecuencias pueden ser mortales.

Es cierto que los excesos en los medios audiovisuales estos días son catastróficos también, vemos en la televisión sobretodo, una desmedida propaganda a la sexualidad desbocada, a la violencia, al consumismo, a la generación de necesidades innecesarias; observamos como la mediocridad en los medios audiovisuales, en especial la TV, hace alarde de un vacío sonso, falto de gracia, carente de todo sentido de trascendencia.

No se puede seguir permitiendo que los medios masivos de información y difusión continúen en esta espiral que cada vez más hunde a las sociedades en el más oscuro de los errores morales y éticos. Pero el daño no se soluciona eliminando al medio, que es tan imprescindible, sino siendo firmes, objetivos y seguros de lo que se quiere, de la televisión que beneficia, de los medios audiovisuales que producen esquemas de sentido trascendentes en las sociedades y las hacen crecer. La ley es el fundamento de un Estado sólido, y la justicia es su guardián; si los legisladores no saben qué es lo mejor y los magistrados no tienen la fuerza moral para hacer cumplir ley, el Estado se corrompe, los esquemas se pervierten y la anarquía impera.

No podemos esperar que toda la empresa privada sea consciente y difunda e informe a través de sus medios con discreción, ética y buenas intenciones; eso sería como esperar que un niño de tres años deje de pensar en si mismo y supere el egoísmo propio de esta edad antes del tiempo. Debe existir una autoridad que sea ejercida desde la cúpula gubernamental que tenga claro el camino y posea el suficiente criterio para desechar lo malo y elegir lo bueno; pero también es necesario un usuario consciente, participativo, beligerante (en el buen sentido de la palabra) que comprenda la ley, sobretodo su esencia, que aplique a la vida cotidiana los principios emanados de esta ley, que los sienta como suyos, como parte indispensable de su vida, de su desarrollo, que se sienta, en pocas palabras, no un individuo dentro de un pueblo, sino como un átomo que conforma la materia llamada sociedad.

Aún falta mucho tiempo para que logremos una prensa seria, unos medios de información y difusión respetuosos de los valores propios que les atañen; ya vemos como en el camino vamos cometiendo errores, y pareciera que vamos hundiéndonos, pero estoy seguro que pronto habrá luz que permita ver un horizonte próspero y abundante en valores.