En oficinas o locales públicos es muy común q las personas mayores o rústicas reciban una mala atención y aveces hasta un insulto, es como si lo estuvieran esperando para descargar toda la tensión acumulada. Ahora q hacer para evitar q el malestar, el estrés o la tensión de otros nos llegue es tomando la decisión de no recibir aquello q nos entregan través de sus comentarios actitudes o actuaciones desequilibradas.
En realidad somos nosotros los que decidimos conectarnos con la rabia, el miedo, la frustración o malestar de otra persona, a través del recuerdo, de alguna vivencia del pasado que muchas veces se activa en nosotros. Inmediatamente se encienden nuestras emociones nos afectamos y terminamos reaccionando en forma exagerada, porque no solo lo hacemos hacia la persona q nos engancha en el momento sino hacia todos aquellos que en el pasado se comportaron de la misma manera con nosotros.
Cuantas veces un evento sin importancia nos hace distanciarnos, solo pq no somos capaces de reconocer q estamos recargados de heridas y recuerdos afectivos q todavía no hemos sanado.
Rompamos ese circulo vicioso q nos ha tenido atrapados, empezando por comprender el estado de afectación en q se encuentra la otra persona y dejemos de tomar su actuación como una ofensa personal. Así lograremos sentirnos más tranquilos y claros mentalmente para escoger la mejor manera de responder o actuar. Muchas veces lo q necesita la persona ofuscada para calmarse y recuperar su balance es de alguien q muestre tranquilidad y una carita amable y sonriente.