Los sabios nos dicen que este mes tiene una peculiaridad en el universo, es el mes de la alegría. En esta época donde los problemas personales, la recesión económica, la violencia, el estrés, etc; nos llenan la cabeza y nos hacen ver imposible sentir alegría, nos llega este mes donde ese gran regalo es más facil de lograr.
La tristeza es considerada por los sabios el portal de todo mal, ocasionando que la fuerza Divina se aleje de “el triste” llevándolo a causarse un daño más severo que el de cualquier pecado existente.
El Baal Shem Tov decía que hay momentos en los que el ietzer hará (Instinto del mal) trata de convencer a la persona para que peque, sin importarle si la persona va a pecar o no. Lo que le interesa es que la persona luego de pecar, se deprima y sea consumida por la tristeza.
Por lo tanto la alegría es una de las principales cosas que debemos trabajar en nuestra vida, cada instante y en cada situación.
Tenemos que aprender a dejar de sentirnos víctimas de las situaciones. Todo lo que nos sucede esta ordenado por D-is y controlado por la Providencia Divina por nuestro propio bien. Eso nos va dar mucha alegría, y nos va a llenar de un sentimiento de tranquilidad porque Nuestro Padre nos quiere mucho y no nos va a dañar jamás.
También, cuando una situación no positiva nos está consumiendo tenemos que tratar de encontrar un pequeño punto en donde podemos inyectar alegría, y así aunque parezca extraño eso nos va ayudar a superar la situación.
Hay una historia que refleja como la alegría puede inyectarnos con una nueva fuerza.
Cierta vez cuando Reb Simja estaba en la ciudad de Dantzig, vio a un hombre que se estaba ahogando. No había manera que Reb Simja o cualquier otra persona lo pudiera salvar; la única esperanza era que este hombre saliera por si solo de esas terribles olas.
Al inicio el hombre estaba luchando vigorosamente. Pero el desafío era muy grande, su fuerza comenzó a disminuir y Reb Simja vio que una mirada de desesperación comenzó a formarse en su rostro, a punto de rendirse. Con una sonrisa leve, Reb Simjá Bunim le gritó al hombre: “Llévale saludos a Leviatán (la gran ballena)”.
Una sonrisa leve brotó en el rostro del hombre que se estaba por ahogarse. Con una vitalidad renovada, reanudó su lucha y continuó persistente hasta que logró salvarse a si mismo. Esa simple sonrisa le trajo una propulsión de energía nueva que le salvó la vida.
La alegría tiene un poder espiritual inmenso, que nos puede conectar directamente con lo más fuerte de nosotros mismos y ayudarnos a vencer lo más difícil de nuestro entorno y de nuestro interno.
Aprovechemos este mes para cargarnos la mejor arma para vivir de la mejor forma; la alegría.