Navegando por internet me encontré con este producto.
Por si no se han dado cuenta, es una piedra conectada a un cable USB.
Cuya función es… ninguna.
Una piedra, como cualquier otra del mundo, pero a la que le fue incoporada un rabo electrónico para que dé como resultado… nada.
Uno pensaría que este producto se regala como souvenir, o para chasquear a los amigos en alguna fiesta sorpresa, o para engañar tontos geeks fascinados por adquirir siempre lo último de lo último aunque no sepan bien para que sirve o no les resulte en ningún provecho.
Pero, aunque usted no lo crea, este producto tiene su público, que es capaz de abonar diez dólares americanos para conectar a su computadora un cable USB conectado a una piedra, solamente por el placer de hacerlo, para estar a tono con el mundo, o vaya uno a saber porqué…
Da para reflexionar y mucho.
Pero, cuando uno se aparta un instante del impacto de la imagen y la noticia; cuando se desdibuja la sonrisa simpática por este asunto; cuando se comienza a vincularlo con otros aspectos de la realidad, se descubre algo «siniestro»… y cuando no… «la religión».
Piensa y dime amigo noájida, ¿acaso la religión, cualquiera de ellas, no es un cable que quita a su «usuario» un puerto productivo y de vida, que pudiera ser aprovechado para cosas de bendición y trascendentes, pero que es usado en cambio para conectarse a una roca muerta e inservible?
¿Acaso la gente que desperdicia su preciosa vida en conectarse a Jesús (el mayor exponente de la infame idolatría de este siglo), pensando con ello encontrar bienes y plenitud, no está haciendo exactamente lo mismo (pero magnificado y empeorado en millones de veces) que el que adquiere esta roca de USB pensando hallar «algo»?
Los que siguen diciendo que siguen creyendo en Jesús (llámenlo Yeshuah si los deja contentos), porque eso les dicta su corazón, ¿no están despreciando un llamado de vida, un canal activo de eternidad, para someterse al dominio oscuro de un peso muerto y sin sentido?
Los que siguen fantaseando con el supuesto mesianismo de este sujeto de la cruz y dejan de lado el camino del gentil justo, es decir rechazan el noajismo, ¿no conectan su sistema vital a una roca que burlonamente promete eternidad, pero solamente brinda miseria?
Excusas hay miles, millones, como pobladores de la tierra que escogen esclavizarse a la tiranía de la religión.
Excusas no son las que faltan.
Algunas suenan torpes, infantiles, otras son más elaboradas y sofisticadas, al punto de poder engañar al que no cuenta con el sentido alerta; pero al principio o al fin, solamente son excusas, atajos que descarrían del buen camino.
Tómate un tiempo para descubrir a qué estás conectado, que compras a diario como aparatito maravilloso, para que dejes lo irracional en su espacio acotado y no sigas malgastando tu cara vida en cosas que no tienen verdadero valor.
Si te descubres enchufado a un engaño, ten el valor de desonectarte.
Ganas tú, gana el mundo.
Pero, deberás tener la valentía, el coraje, la entereza, la disposición, la sinceridad, la honradez, el conocimiento como para no seguir detrás de sueños, de lamparitas de colores navideños, de espejitos deslumbrantes, de presiones de todo tipo…
Analiza tu irracional cotidiano y sé libre.