Leyendo las 7 Leyes Universales, podria explicarme a que se refiere con no mantener relaciones prohibidas?
Puede una mujer divorciada tener una relacion con un hombre divorciado?
Gracias,
Liliana Arranz
#Identidad /#
Liliana Arranz
Elusai Diego.
Mexico.
Quisiera entrar en contacto con otras personas con dudas similares
Quisiera saber que han hecho
Con mi esposa, quisieramos poder hablar tranquilamente con un rabino y hacerle muchas preguntas sobre la tora. recibir sus consejos para una vida plena y feliz, para saber como guiar a nuestro hijo.
Podrian ustedes ayudarme ?
Muchas gracias
Alvaro Buitrago
Colombia
Las religiones monoteístas, o que se hacen pasar por tales (cristianismo en todas sus ramas, incluido el falso judaísmo mesiánico; y el Islam) son exclusivistas. Ellos afirman como veraz una tremenda falsedad: que ellos son la única puerta hacia la salvación. Niegan el derecho a existir a todo lo que no sea acorde a sus dogmas. A los hechos nos remitimos: matanzas, genocidios, holocaustos, cruzadas, guerras seudo santas, terrorismo, fanatismo dictatorial, en fin… ¿no basta leer un poco el periódico o saber un tantito de historia para darse cuanta de esta trágica verdad?
Gracias a Dios, que NO es así en el judaísmo y el noajísmo, es decir, entre los verdaderos monoteístas que son fieles al Uno y Único Dios.
Ambas formas de vida, judaísmo y noajísmo, llaman HERMANOS a todos los seres humanos, están pecando, o no; crean en Dios, o no; nos quieran exterminar, o no; nos acepten, o no.
Afirmamos que TODOS los seres humanos somos HERMANOS, todos hijos del mismo Creador, todos descendientes de la misma familia, todos miembros de la tripulación del mismo barco cósmico.
TODOS HERMANOS, y por eso nuestro anhelo es que en el mundo reine la paz, la serenidad, el respeto, la concordia, el diálogo, la autenticidad, la justicia, la bondad.
Pero, no somos ingenuos, sabemos que existe gente que está fanatizada, que enarbolan banderas de muerte, falsedad, extorsión, dolor.
Lo sabemos, pero NO los consideramos como "el enemigo", puesto que sabemos también que el enemigo son sus tendencias negativas, sus pasiones mal educadas, su entrenamiento en favorecer el mal en lugar de lo que edifica.
Luchemos, hermanos míos, por extirpar el pecado del mundo, para que no haya más pecadores.
Alejemos las malas acciones, para aproximar a los 6.000.000.000 (seis mil millones) de hermanos.
¡Un abrazo y a trabajar!
Un llamado de aliento y esperanza a la mujer noájida (Chilena)
Ha pasado el tiempo… el último de los ciclos… los movimientos lentos, los finos cabellos plateados, el pausado hablar, la palabra alentadora que resume toda una vida, el consentimiento que se recibe de un suave y apacible rostro que nos dice que hay que andar despacio… y que del apuro sólo queda el cansancio… Es la vivencia, la sapiencia, la experiencia.
Así se resume quizás la última etapa de nuestro tránsito por este mundo, es posible que muchos lo tengan internalizado como: -“me estoy poniendo viejo” y en su mente este acontecimiento les sea desagradable y hasta reprochable; sin embargo, yo podría asegurar que la vejez es un estado mental. Es una etapa más que viene a cumplir en nosotros un ciclo como la niñez o la adolescencia.
Cuando digo que es un estado mental es precisamente porque nuestra mente es tan poderosa que todo aquellos que creemos, lo que significa que si nos creemos verdaderamente viejos y además como viejos es “normal” estar enfermos, entonces no es necesario que pasen muchos años después de generar ese pensamiento para que comience a hacerse realidad. El cuerpo, obediente a esa creencia comienza a descompensarse, sus valores saludables van en picada y se entra en una verdadera etapa de estancamiento y finalmente de descenso.
Si miramos la vida como un acontecimiento biológico-cósmico que se desarrolla por ciclos, los acontecimientos rítmicos no tienen por que producir enfermedad. Son cambios de estado importantes, sí, pero no acontecimientos dramáticos. Son edades diferentes pero no peores. Lo que ocurre es que en nuestra sociedad siempre se encuentran presentes las valoraciones de bueno-malo. Ningún momento es mejor que otro. Son diferentes. Tienen funciones diferentes. Ningún momento biológico puede ni debe usurpar otros momentos de su acontecer, no puede retroceder ni anticiparse. Debe vivir aquí y ahora. Así, es posible que descubra su esencia…
Entrar en la llamada etapa de la tercera edad es dar un paso hacia la grandeza, es el derecho y la oportunidad que se tiene para llevar bien en alto la antorcha de las vivencias, del reconocimiento de lo vivido, sin evaluaciones de bueno ó malo, simplemente es el contacto con el aquí y el ahora. Es un momento de revalorización del sí mismo, donde lo importante es lo que viene por vivir a partir de hoy, de este preciso instante, sin juicios, sin críticas, sólo desde la certeza de que el camino es para allá, con la amplitud y la apertura del merecimiento de toda la felicidad del mundo…
Cuando vayas a acostar a tu hijo pequeño para dormir, cuéntale su día.
Repasa junto con él las distintas actividades que tuvo en el día.
Lo que hizo en el jardín de infantes, con quién comió, cómo comió, a qué jugó, adonde fue de visita, el baño que tomó, etc.
Hazle entender lo importate que es para ti, y cómo valoras cada suceso de su vida.
Confírmale que lo amas, que es bueno, que es bello, que es capaz.
Deséale buenas noches y dulces sueños.
Dale un beso.
Y canta junto a él: Shema Israel Adonai Eloheinu Adonai Ejad – Presta atención, el Eterno es nuestro Dios, y es Uno y Único.
Arrópalo con cuidado y cariño y retírate de su habitación para que descanse tranquilo, satisfecho de su día, feliz con su vida, confiado en su padre, seguro en su Padre celestial.
Es un buen consejo de tu amigo, el moré Yehuda Ribco
El orden no sólo está en el exterior, es decir en tu habitación, en la caja de juguetes, en tu aula de clases, también está dentro de ti, en la forma en que organizas tu vida, en la forma en que ordenas las cosas que debes hacer y que quieres hacer por su importancia y valor.
El orden es importante para lograr mayor eficiencia y resultados felices en los estudios, el trabajo, en la vida cotidiana y en tu espíritu.
Para tener más orden en tu vida:
– Dedica tiempo a tu familia, conversa con tus padres, con los abuelos y tus hermanos.
– Lleva una vida espiritual de acuerdo a los preceptos que D»s ha ordenado, tanto a gentiles como a judíos, éstas son normas de conducta que facilitan y hacen nuestra vida mejor.
– Planifica en qué vas a usar el dinero que te dan tus padres, ahorra un poco.
– Distribuye tu tiempo, así serás puntual, cumplirás según lo previsto y obtendrás el respeto de tus maestros y compañeros.
– Cuida tu persona por dentro y por fuera: Conserva un buen aspecto personal aún los fines de semana y en temporada de vacaciones; planifica un horario fijo para el descanso y las comidas.
-Da un correcto uso a las cosas y serán más durables; igualmente mantén la limpieza y cuidado de todo, aún más si usas algo prestado.
A todos nos agrada encontrar las cosas en su lugar, pero lo más importante es el orden interior y es el que más impacta a la vida.
Es muy fácil dejar cautivarse por la primera impresión. Eso todos lo sabemos. Pero el orden es un valor en el cual fácilmente podemos percibir la parte más superficial del mismo. Por supuesto que a todos nos agrada encontrar las cosas en su lugar, ver un sitio limpio y donde cada cosa tiene su propio espacio. Sin embargo el orden es algo mucho más profundo que eso.
El orden externo de la persona, de su espacio de trabajo, de su casa o incluso de su automóvil, son muy importantes, es cierto, pero lo más importante es el orden interior y es el que más impacta a la vida.
Sin duda todos conocemos a gente desordenada que olvida pagar sus cuentas, o que no sabe colocar sus prioridades adecuadamente en la vida y que termina generando un desastre en su propia vida y en la de los demás.
Adquirir el valor del orden va mucho más que acomodar cosas y objetos, es poner todas las cosas de nuestra vida en su lugar. Por ejemplo nadie sale del trabajo a media mañana para ir a jugar un partido de base ball con los amigos, tampoco a nadie se le ocurre amar perdidamente a su mascota y desatender a sus hijos. Sin embargo el desorden puede estar disfrazado muy sutilmente y es fácil darle tres o cuatro horas más al trabajo y no estar con la familia, y uno puede sentirse muy tranquilo porque "está poniendo en orden sus prioridades". Si, el trabajo es importante, pero tiene su espacio y sus límites. Igualmente ocurre con aquella persona que decide no tomar una oportunidad única de trabajo porque le implica sacrificar un poco de su familia. El valor del orden debe ayudarnos a darle a cada cosa su peso, a cada actividad su prioridad. A cada afecto el espacio que le corresponde.
El orden interior se refleja en todas nuestras cosas. Si recreamos nuestra imaginación en fraguar proyectos un tanto inalcanzables, nos entretenemos en pensar que haremos el próximo fin de semana, o en los nuevos accesorios para nuestro automóvil, difícilmente nos concentraremos en las cosas importantes que debemos hacer y perdemos un tiempo valioso. En este ambiente ficticio esta la pereza, no nos extrañe que nos cueste "mucho trabajo" recoger las cosas o terminar a tiempo cualquier actividad.
No muy lejos están nuestras palabras y conducta. Hay personas que constantemente (por no decir siempre) hacen bromas, juegan con las palabras para provocar la risa general, tienen mil y una ocurrencias divertidas, y en ocasiones es muy difícil hablar de algo serio con ellas. Esto que parece alegría y buen humor, podría ser la viva representación de una mente ocupada en cosas superfluas y con poca -o nula- reflexión; algunas veces esta personalidad se asocia con tener prisa por terminar, hacer las cosas a la ligera y presentar muchos errores en sus trabajos finales.
Como un agregado surge la apatía hacia el trabajo disfrazada de actitudes aparentemente normales: levantarse a preparar una taza de café y conversar varios minutos con algún encontradizo; revisar una y otra vez nuestros pendientes, cuando en realidad estamos buscando cual es el más fácil y cómodo para comenzar a trabajar; pasar de un escritorio a otro para preguntar cualquier asunto del trabajo, y de paso platicar de algunas trivialidades. La falta de orden se presenta muchas veces con el activismo: dar la apariencia de hacer… sin hacer.
En medio de nuestras ocupaciones habituales, e incluso con alto rendimiento y eficacia personal y profesional, podemos estar rodeados de papeles, objetos, libros, cajones de uso múltiple y adornos de todo tipo. Este descuido generalmente va acompañado de un propósito de arreglo, pocas veces concretado debido a la prisa por hacer lo "verdaderamente importante", pero el orden exige plasmar en la agenda un momento y tiempo determinado para cuidar este pequeño pero significativo detalle, cada cual sabe dónde deben estar las cosas.
La alegría, la convivencia, los planes personales y una gran capacidad de trabajo caracterizan positivamente a la persona, sin embargo, todo aquello que se omite o se hace fuera de tiempo y oportunidad, provoca desorden e ineficiencia.
¿Qué virtud es esa del orden?
Podríamos decir que un alumno tiene el valor del orden cuando se comporta de acuerdo con unas normas lógicas, necesarias para el logro de algún objetivo deseado y previsto, en la organización de las cosas, en la distribución del tiempo y en la realización de las actividades, por iniciativa propia, sin que sea necesario recordárselo.
El desarrollo del valor del orden, como todos los valores morales, tiene dos facetas: la intensidad con que se vive y la rectitud de los motivos al vivirla. Ocurre, en ocasiones, que el orden llega a ser un fin y convendría aclarar, desde el principio, que este valor debería ser gobernado por la prudencia.
Aunque en la descripción inicial nos hemos referido al dónde, cuándo y cómo de cualquier actuación, hay un aspecto del orden que habría que aclarar previamente. Me refiero al orden en la jerarquía de los mismos objetivos de mejora planteados. Si se entiende el orden en el trabajo académico como algo necesario para conseguir unos resultados adecuados es muy diferente que considerarlo como una necesidad derivada de una manía de los profesores. No se trata de estructurar el trabajo en todos sus aspectos sino de establecer lo mínimo para poder perseverar unos objetivos de mucho valor. Y eso es ser prudente.
Otro aspecto esencial dentro de este valor es el de la distribución del tiempo. Y, a su vez, uno de los problemas más importantes que encontramos en relación con la distribución del tiempo es saber lo que es importante y lo que es urgente y, a continuación, no sacrificar continuamente lo importante a lo urgente. Los profesores pueden saber perfectamente que es enormemente importante hablar con sus alumnos para conocerles, para mostrar su interés en lo que están haciendo, etc. Sin embargo, surgen un sinfín de pequeñas necesidades, urgencias, que impiden, en principio, esta atención. Si es difícil para los profesores, seguro que será difícil para los alumnos. Sin embargo, habrá que enseñar a los alumnos a ordenar sus actividades en el tiempo, de acuerdo con lo que es prioritario en cada momento.
Principalmente, se trata de coordinar el desarrollo de unas actividades rutinarias con las actividades que tienen un desarrollo continuo en un tiempo determinado.
El sentido común nos llevará a ver que es necesario establecer unas normas lógicas para coordinar las dos posturas. Estas normas serán resultado de haber considerado la naturaleza de la actividad que hay que realizar. Quizá nos ayudará a pensar en cinco tipos de actividades:
1. Actividades que hay que realizar en un momento específico y regularmente.
2. Actividades que necesitan un tiempo seguido específico para realizarlas.
3. Actividades que necesitan bastante tiempo para realizarse, pero que no requieren que sea seguido.
4. Actividades de duración variable que pueden colocarse en cualquier momento.
5. Actividades periódicas, pero no frecuentes o actividades ocasionales a realizar en una fecha dada.
En la convivencia escolar se debería informar a los alumnos sobre las actividades académicas que hay que realizar en un momento determinado, en primer lugar. Este momento no se refiere necesariamente a la hora del reloj. Por ejemplo, sacar los cuadernos de la materia nada más que entre el profesor de la misma.
En el segundo tipo de actividad se trata de prever el mejor momento y respetarlo. Además, es lógico que habrá más posibilidades de cumplir si se coloca en primer lugar. Siempre surgen imprevistos y las actividades que necesitan un tiempo continuado no son compatibles con estas cosas urgentes.
El tercer tipo de actividad requiere que los alumnos sepan recordar y que sepan guardar el objeto de atención de tal modo que sea factible volver a empezar. Leer un libro supone que el alumno recuerde que está leyendo un libro y que sepa dónde lo ha dejado. El orden en este sentido está muy relacionado con la perseverancia, porque hay algunas actividades que pueden durar mucho tiempo.
Las actividades de duración variable que pueden colocarse en cualquier momento nos ofrecen muchas dificultades. Hacer un ejercicio, aunque sólo cueste quince minutos, puede llegar a ser un motivo de preocupación durante demasiado tiempo.
Por último, las actividades periódicas, pero no frecuentes, o actividades ocasionales a realizar en una fecha dada, ofrecen la dificultad de recordarlas a tiempo. Me refiero a entregar un trabajo en un día concreto.
Con orden y tiempo se encuentra el secreto de hacerlo todo, y de hacerlo bien.
Pitágoras
Shalom, estimado More.
Le escribo, para manifestarle mi siguiente inquietud:
Se que aunque para el noájida no esta estipulado literalmente la prohibición del adulterio, hay que respetar esta norma de conducta moral, pero que sucede cuando el noájida se siente atraido (no solamente en lo fisico, sino tambien en lo sentimental), hacia alguien que se encuentra en una relación sentimental con alguien (tanto en el caso de que la persona sea judia o no).
Lo mas obvio es no interferir con esa relación, pero esto también significa reprimir los sentimientos propios. Por lo tanto que es lo mas aconsejable hacer y meditar para alguien en esta situación.
(Le ruego de la manera mas atenta mantener mi nombre y pais en reserva).
Paz.
Con cariño le doy agradecimientos por su respuesta; Por voluntad propia he leído
muchas secciones de la Pág., Y por Orden de Dios serviré de la mejor manera en
mi vida. Estoy contenta de saber que voy en el camino correcto, mis preguntas son:
1 ¿Una mujer Judía puede trabajar normalmente en lo que sea? (Mientras sea un
buen trabajo)
2 ¿Nadie me puede obligar a creer en la virgen ni en nada de eso?
Mi familia esta algo molesta conmigo puesto que renuncie a mi religión católica
con 15 años pero Dios es Dios es solo uno, eso aprendí
3 ¿Es malo reconocer que estuve equivocada al hacer 3 sacramentos en la iglesia
católica?
Gracias por tomarse la molestia de leer esto y ayudarme… Créame que tengo poca
edad pero quiero cumplir la meta de mi conversión y servirle a Dios como lo
estuve haciendo hasta los momentos gracias a Usted, sin Idolatrar a más nadie…
A. M.
Estudiante.
15 años
Maracay-Venezuela