El hombre necesita aprender a vivir, conocerse a si mismo, recordar que es un ser único y que se manifiesta a través de actitudes diferentes en esa vida cotidiana que lo va construyendo. A pesar de sus prisas, debe intentar que el ritmo de su alma vaya al ritmo de su cuerpo y aprender a perdonarse en sus errores y por ende lograr perdonar.
La idea que tenemos del otro depende de nosotros mismos, de nuestra generosidad para aceptarlo como es y no como quisiéramos que fuera. Cada uno tiene su aire, su manera de pensar, su estilo, su misión concreta, su carácter, su temperamento: Lo que importa es tener presente el ritmo personal de cada persona. Cada uno tiene su modo de decirle al mundo y a quienes lo rodean lo que siente y piensa. Tenemos derecho a colocar lo propio y característico que cada cual creemos poseer. Pero necesitamos comprensibilidad alta y honda de la vida diaria, esto es, dar importancia a lo que tiene importancia es decir a lo esencial. Dios no se queda en lo que nos quedamos nosotros, en lo superficial y externo, Dios siempre va al corazón.
Cambiar nuestra manera de pensar, de sentir o de vivir si es posible, nunca fácil, pero somos nosotros quienes hacemos marchar bien o mal nuestras cosas por la actitud que consiente o inconscientemente mantenemos dominante en nuestra mente. Es por eso necesario dar paso a actitudes nuevas que den importancia a lo esencial, es necesario renovar íntimamente nuestra vida, y es necesario aprender a respetar el hecho de que los demás no sean iguales a nosotros.
Sabemos que cada uno es un ser único en el mundo, el cual es un tapiz sin terminar y solamente uno mismo puede llenar ese minúsculo espacio que le pertenece, no creamos que no tenemos nada con que contribuir porque vivir es descubrir, es un hallazgo permanente, es comprender que cada minuto es distinto del anterior, es ser humildes para aceptar que nuestras seguridades son relativas y debemos aprender a confiar en lo del otro también, además porque eso nos ayudara a descubrir lo que llevamos por dentro.
Necesitamos entender que todo lo que existe funciona tal y como debe funcionar, y esto es una expresión de nuestra propia mente, la mente es la que da forma a las cosas, incluso a lo que llamamos ideas, nuestra vida es una expresión de ideas que hemos acumulado en nuestro interior durante todo el tiempo que llevamos existiendo. Por eso cambiar esas ideas cambia también nuestra capacidad de sentir de hacer y de vivir.
Podemos cambiar muchas cosas con la fuerza y la luz interior que tenemos solo necesitamos intentarlo y construirnos como mejores seres humanos es solo cuestión de sembrar actitudes positivas en nuestro medio para nosotros y para los demás y así poder lograr darle el sentido a la vida que queremos darle.