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¿Todos los caminos son válidos?

En mi rol de moré (maestro, guía, orientador) quiero darles una tarea, que espero acepten realizar con gusto y provecho.

Les pido que lean con detenimiento los siguientes textos:

http://fulvida.com/misioneros/categorias-de-idolatria

http://serjudio.com/rap1751_1800/rap1788.htm

http://serjudio.com/rap1701_1750/rap1742.htm

http://fulvida.com/relacion-con-dios/el-origen-de-los-cuatro-dioses

http://serjudio.com/rap2351a2400/rap2374.htm

Y luego realicen un comentario (aquí debajo) que sintetice las enseñanzas de los mismos.

Aquellos que puedan publicar posts, serán bienvenidos con artículos basados en estos enlaces y sus propias elucubraciones.

Mil gracias.

Resp. 331 – ¿Qué me puedo considerar?

ssjur nos consulta:

saludos estimado moré,Deje el cristianismo hace 2 años,El problema es que hace 4 meses di a luz un hijo,
pero el momento que estaba dando a luz me preguntarón mis datos personales y unas de sus preguntas fue: De que religión soy? yo respondi de ninguna, y me digerón no cree en Dios yo dige:si creo, y me digerón pero de que religión es, cree en jasus? yo dige que no, y me digeron hija de satanas, nadie quiere escuchar eso cuando esta dando a luz un hijo. De que religion me puedo considerar.gra
Cindy Jurado, 22 años, estudiante, Quito, Ecuador

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Resp. 329 ¿Es correcto bailar?

Shalom: Me queda aun la interrogante acerca de los bailes que se llevan a cabo en algunos eventos como fiestas de fin de año, bodas, quinceaños, bailes como son Salsa, Rock, Cumbia, etc. Es decir los bailes de eventos o celebraciones no judias.

Este tipo de expresiones, son correctas delante de HaShem??

Cual es el mandato respecto de estas??

Puedo participar en ellas o lo mejor es mantenerse lejos de esto??

Me gustaria saberlo para poder compartirlo con gente que me rodea. Pues

aunque no participo en estos bailes, muchos me preguntan el porque, una de

las razones es porque no se como hacerlo, no he aprendido ninguno de

estos. Pero también me gustaria compartirles acerca de lo que HaShem dice

al respecto.

Muchísimas Gracias.

_______________________

SALUDOS ! ! ! ! ! !

¡Bienvenida!

La felicito por participar.

Antes de responder le recuerdo que un sólo signo de interrogación es suficiente para formular una pregunta. Si va a usar dos, entonces que sea uno al principio y otro al final. Pero dos al final puede ser mal interpretado.

Empecemos diciendo que no solamente en las celebraciones no judías se baila. He visto celebraciones judías en las que también se mueve el cuerpo al ritmo de algún género musical. Hay judíos que bailan y judíos que no bailan, así como gentiles que bailan y gentiles que no bailan.

Por otro lado, si por celebraciones judías se entiende las fiestas establecidas en la Torá por Dios para el pueblo judío, entonces, como ha enseñado el Moré, es un asunto netamente judío, y en principio no tiene relación alguna con los gentiles, puesto que no son de carácter obligatorio para nosotros, y si alguno desea participar, entonces deberá cuidar de no hacerlo a la manera judía, pero tampoco a la manera que mejor le parezca, so pena de estar creando una religión nueva.

Pasemos a sus interrogantes:

1. ¿Este tipo de expresiones son correctas delante de Hashem?

Por ningún lado de la Torá dice que bailar sea bueno, pero tampoco dice que sea malo. Si revisa las Siete Leyes y sus derivados, verá que no aparece algo respecto al baile.

Le doy un ejemplo que recibí del Moré Yehuda: La Torá no dice que fumar sea malo, pero tampoco dice que sea bueno. No lo promueve pero tampoco lo avala. No significa que si no aparece prohibido en la Torá entonces es totalmente bueno.

Es un asunto de responsabilidad humana únicamente.

Con esto del baile es sabido que se usa como profesión para ganarse la vida. Existen bailarines profesionales y escuelas de baile, etc. Eso está bien. Pero también existe quienes se ganan la vida bailando frente a otros hasta quedar desnudos, ¿eso está bien? Tanto el que baila hasta quedar como llegó al mundo, como el que paga para ver un baile que termine en el desnudo, van tras una sola cosa y se llama sexo, sólo que el baile es usado como excusa.

Me atrevería a decir, muy personalmente, que el baile es como el dinero. No es ni bueno, ni malo. Es amoral. Depende de para qué se le utilice.

2. ¿Cuál es el mandato respecto de estas?

Ya lo dije. No hay tal. Es un asunto de responsabilidad humana.

3. ¿Puedo participar en ellas o lo mejor es mantenerse lejos de esto?

Su pregunta me recuerda a una historia que una vez leí acerca de un joven judío que en Shabat le pregunta a su maestro si podía jugar ajedrez. El maestro le respondió que no. A lo que el joven respondió: “pero sepa que quiero jugar ajedrez”.

Si usted lo que quiere es bailar, entonces baile. Bailar NO es pecado. NO hay una ley que diga “NO BAILARÁS”.

Disfrute al ritmo de la música que más le guste. Bailar desestreza, drena la ansiedad, hace ver soluciones a las preocupaciones, crea momentos diferentes en la vida.

Le contare muy brevemente una experiencia personal:

Pasé años de mi vida en una falsa religión, la cual prohibía bailar porque, según ellos, era malo. Cuando me casé con mi esposa me di cuenta que a ella le gustaba bailar puesto que formó parte de un grupo de baile profesional a nivel nacional. Así que para evitar caer en el aburrimiento de llegar a una fiesta y quedarnos sentados o peor… que otro bailara con ella, sencillamente me decidí a aprender. Le pedí que me enseñara. Y por fin bailamos juntos. Creamos un recuerdo bonito, agradable, diferente. Algo que nos hizo ver que se vale disfrutar de un ritmo en pareja, sin sentirse pecadores o rechazados por Dios.

Así que si quiere y puede participe de un baile sano. Sin caer en lo denigrante del “perreo” y “zandungueo” que ofrece la moda.

Intente comenzar por una bailoterapia donde participe más gente, así no se sentirá apenada o pensando que es incorrecto.

Finalmente, lo importante es saber que existen asuntos que no vienen regulados por Dios. Que son de exclusiva responsabilidad humana y que no hay que andar pensando y mucho menos enseñando que son pecados.

Si no sabe bailar, no se avergüence, aprenda. Y cuando sepa, no lo esconda, ni lo llame incorrecto.

Para servirla.

Profesor Jonathan Ortiz

Não me Abandones HaShem

Oh,  Eterno! Rei de Israel, Santo dos Santos, Rei dos Reis, HaShem,
Em Ti deposito toda minha confiança, pois, em mais nada ou em alguém posso confiar!
Meus dias estão em Tuas Mãos! Até de minha respiração Tu és dono.
Tu decides se durmo ou se fico acordado!
Tu decides e ordenas se tenho paz ou se sofro atribulações!
És o Rei do Universo! O Único!
És o Rei de Israel! Rei de tudo que existe,  e também do que não existe!
Eterno, aplaca Tua fúria sobre mim e não me abandones!
Não sou digno de Ti, mas em nome de Tua bondade e justiça te peço:

Não me abandones, pois, se assim Tu fizeres estarei irremediavelmente perdido!

Não me abandones HaShem! Te imploro: Não esqueças de mim! Por favor, não esqueças de mim.

Sei que sou um estúpido, um demente, menos que um inseto sei que sou, vivo na lama, cometo inúmeros erros, rastejo entre os vermes mais baixos e vis, não sou nada, mas en nome de Tua misericórdia te peço: Não me abandones HaShem.

HaShem, por favor, tenha piedade dos Bnei Noach, estejam eles onde estiverem,  e nos proteja e nos livre de participar de qualquer ato de idolatria ou blasfêmia.

Eterno D-us de Abrahão, Isaac e Jacob, livre os Bnei Noach e os Yehudim dos nossos inimigos que são tantos e querem nos devorar.

HaShem meus caminhos são tão difíceis e tortuosos!

Não me abandones meu querido e amado D-us. Não sou nada, e sem Tua presença serei menos ainda.
Bendito! Santo dos Santos! Não me abandones nem que seja por um milionésimo de segundo, pois isso significaria minha destruição total.

Baruch HaShem!


«El pasado como trampolín y no como sofá»

La siguiente historia primeramente la hago para que todos aquellos que se creen judíos, netzaritas, mesiánicos y todo lo derivado a ellos, puedan algún día ver la luz, acercarse, indagar, estudiar y estar netamente convencidos para lo que Dios nos llamo y lo que somos realmente, sin mascaras ni mentiras… y de segundo me animó mucho la historia de Jonathan Ortiz. Poder escribir de mí y de lo que viví ya que los dos y muchas personas más vivimos experiencias parecidas en distintas áreas.

 

Todo comenzó cuando en el año 2000 después de un “grandioso” congreso evangélico el líder o pastor de la iglesia nos reunió a todos los ministerios (danza, teatro, cantores y músicos, ujieres o servidores y muchas más áreas) y nos hizo saber que había tenido un sueño, una visión o casi Ieshu-a mismo se le había aparecido y nació el nuevo “proyecto” de que ahora todos éramos mesiánicos o que retornaríamos al camino antiguo, injertados en el olivo natural, todos cambiarían sus nombres (los que teníamos no servían porque eran y son de origen griego), los hombres usarían kipa, las mujeres su velo o cobertura, las canciones ya no dirían cristo ni Jesús sino Mashiaj y Ieshu-a, las mujeres con su falda, celebrando Shabat y todas las fiestas judías, ahora se saludaba con shalom, nos despedíamos con shalom, los hombres se dejaron crecer los peyots (patillas) y muchas cosas más para parecernos mas a los judíos y supuestamente provocar envidia en la comunidad judía ya que ellos no tenían algo que teníamos nosotros al espíritu santo y a Ieshu-a. (La verdad que eso no provoca ni provocó la más mínima envidia, ni el 0.001% de envidia siquiera).

 

Todo fue avanzando, los años fueron pasando cuando en el año 2002 publicaron y anunciaron que todos los que querían ser “hijos del mandamiento” “bar/bat mitzva” harían un curso y tenían que pasar por varios exámenes o reglas (que fueron inventadas por Daniel Hernández o muchas de esas por el líder de la comunidad o profesor de dicha clase) para poder ser elegido. Unas de esas fueron: aprender el Shema completo en hebreo (por lo menos los 3 primeros párrafos), las mujeres ir en falda, con cobertura, los hombres con su kipa, llevar Biblia, ofrenda (nunca supe para que se utilizo ese dinero), pagar cada guía, llenar las guías de cuestionario, no puede faltar la debida circuncisión en los varones, las mujeres a aprender a hacer Jala (pan de Shabat) los hombres a comprar su Talit, Tzitzi, Sidur (libro de oraciones), utilizar Tefilim (filacterias). Estas cosas entre otras más debían ser cumplidas con “veracidad” ya que si no, no se clasificaba para poder graduarse.

 

Llego el día de la graduación (1 de Septiembre de 2002) donde cada uno de los que estábamos preparo su discurso (enseñanza que tratara sobre la parashat o lectura de la Torah que se leyó el día del nacimiento de la persona) y serian cambiados nuestros nombres, debajo de un Talit pasábamos y el Señor Daniel Hernández nos declaraba hijos del mandamiento, el brindis, diplomas (que por cierto por la parte de atrás fue rayado por todo el mundo dando la felicitaciones, con calcomanías de amistad) la comida final y listo. Todos habíamos sido declarados Benei Yehuda (conocido como judíos o los que se aferraban más a la Torah que el resto que no había hecho nada).

 

Pasó el día de la celebración y no había pasado ni las 5 horas cuando todas las mujeres en pantalón, sin cobertura, felices porque habíamos salido de esa tortura, además que el que nos dio la última semana de clase, el señor Binyamin Linarez ya no estaba así que prácticamente éramos libres. Ya quedaba de responsabilidad de cada quien si se seguía comportando de la misma manera o no. Igual todos fingíamos lo que no éramos.

Cada vez que me subía al “altar” (tarima, pulpito) a tocar el teclado, era una orden del líder de la comunidad colocarse falda las mujeres, kipa los hombres y cobertura o velo las mujeres, cosa que siempre odie lo digo con sinceridad ya que la cobertura me partía el cabello y no era de mi agrado y la falda era incomodo cuando uno andaba en buseta o transporte público y que me obligaran a eso me incomodaba mucho, pero como había que ser sumisos, agachar la cabeza y hacer caso por amor al ministerio, por amor a lo que habíamos hecho antes (el Bat Mitzva) teníamos que dar ejemplo.

 

Y así fue pasando el tiempo haciendo varias yeshivot, cursos de hebreo, de conocer las enseñanzas de Ieshu-a y todo el judaísmo pero revestido de Jesús y muchísimas cosas más, cosas que realmente no nos correspondía estudiar pero estudiamos, cabe resaltar que cada Yeshiva era costosa pero obligatoria para todos. Papel que ahora se utiliza para anotar teléfonos, tal vez alguna actividad de la universidad y muchas de esas para ser más claros como dos cajas de guías que fueron votadas aquí en mi casa ya que prácticamente traían era cucarachas o mugre, algunos las guardan de recuerdo y lloran, todavía no se sabe si por nostalgia o por todo el dinero invertido para nada.

 

En sí…Cual es el propósito de decir todas estas cosas? Que la gente vea, analice, saque sus propias conclusiones de lo que a vivido y si realmente es lo que dice ser. Hay muchos que dicen ser Judíos pero realmente no viven como Judíos (además no les corresponde) tal vez por eso será que para muchos es una carga y nunca son felices, se llenan la boca diciendo y vistiéndose como tales pero por dentro son personas común y corrientes como ciudadanos cualquiera pero llamando la atención de todos, éstos como una vez yo también sentía miedo a que los vieran tomarse una cerveza, miedo a que los vieran bailar, miedo a que los vieran escuchando un vallenato, una salsa, merengue, porque todo eso es del diablo y es pecado!

 

En mi experiencia personal y después del cambio que di, puedo decir que no hay nada mas sabroso que bailar junto a mi papá, junto a mis amigos, que si me dio sed me tomo una cerveza, que si me gusta Juan Luís Guerra, Celia Cruz, Mark Anthony los puedo escuchar y hasta dedicarle una canción de amor a mi novio sin que nadie me juzgue y me tilde de pecadora o hija del diablo. Soy feliz, amo ser noajida, me siento libre, amo la banda en la que toco porque puedo ejecutar mi instrumento y poner en práctica mi talento, y muchas cosas mas que no hacia por miedo a que digan los demás o simplemente a que Dios me fuese a castigar o el pastor de la iglesia me votara y me colocara en disciplina. (Igual uno lo hacia a escondidas) y si me equivoco me avisan.

 

Atrévete a cambiar, a conocer, acércate a Dios de una manera individual sin mediadores, el es tu amigo, te dio la oportunidad de ser noajida, aprovecha, gózate y disfruta de los placeres de esta vida que Dios te regalo, cumpliendo los 7 preceptos, llamando BUENO  a lo que Dios llamó y llama BUENO, no a lo que el hombre dice que es “bueno”.

 

Pronto hablare más…

 

Shirá!!!

 

  

 

 

Si quieres Torá…

Algunos por ignorancia, otros por rebeldía, otros por dificultad para modificar paradigmas mentales, otros por complacencia, insisten en tener parte de la Torá que Dios ha dado al pueblo judío.
A pesar de las claras evidencias, de los testimonios milenarios, de los versículos, de las enseñanzas de los Sabios, siguen insistiendo.
Perfecto, veamos entonces…
¿Qué es lo que quieren de la Torá?

¿Acaso cumplir con los mandamientos que aparecen en ella?
Resultaría muy extraño que los asumiera para sí un gentil (noájida), pues ante cada uno de ellos (no individualmente, pero si como colectivo) el Eterno afirmó sin menoscabo: «di a los hijos de Israel».
Es decir, si pretenden obtener para sí la Torá, y encontraran algún recurso legal para hacerlo, igualmente estarían ante un hecho consumado: los mandamientos son dados por Dios directamente para los hijos de Israel, no para los hijos de las naciones.

Ahora, si dijeran que a pesar de esta realidad, igualmente deciden hacerse cargo de esos mandamientos, haciendo de cuenta de que los han recibido (vaya uno a saber cómo) de parte de Dios, la cuestión sería: ¿Cuáles de los 613 mandamientos (que Dios ha dado a los judíos y no a los gentiles) se responsabilizarían y comprometerían seriamente a cumplir?
Porque, si con siete mandamientos se siente apabullados (y en su mayoría no los cumplen), ¿qué pasará cuando tengan sobre sí el deber de cumplir cientos de mandamientos?
¿Acaso comenzarán a escoger según deseo y gana del momento aquel mandamiento que asumen para sí?
Será muy patético ver a personas que (con toda buena intención) hacen de los mandamientos una feria, un circo, un mercado, en donde pasarán a escoger entre «la mercadería» para decidir (basados quién sabe en qué) aquello que creen que les conviene o les gustará hacer…
(Por supuesto que desoyendo la Voluntad de Dios, quien ya ha expresado que no hagan tal cosa…)

Ahora, como cualquier estudioso serio de las cosas de Dios sabe, la Torá escrita es solamente la punta del iceberg que es la Torá completa.
La Torá escrita vino acompañada intrínsecamente de la Torá oral, que desarrolla cada uno de los centenares de reglamentos que hacen al correcto cumplimiento de los mandamientos.
Allí en donde la Torá escrita menciona un mandamiento en dos o tres palabras, la Torá oral (dada también por Dios a Moshé para entregar como patrimonio y heredad a los judíos) detalla y prescriba centenas de pautas, reglas, condiciones, etc.
Que deben ser tomados en cuenta, a rajatabla, para llevar a buen término el cumplimiento del mandamiento.
Así pues, el gentil osado que se quiere hacer de la Torá (que ya sabemos que no es algo legal, pero estamos imaginando) deberá asumir también la carga de los miles de reglamentos que hacen del cumplimiento de la Torá un acto de lealtad al Eterno y no una mera actuación ridícula.

Por supuesto, habrá iluminados entre los gentiles que argumentarán que no desean los mandamientos, que eso se lo dejan a los judíos (obviamente, ¿quién en su sano juicio quiere asumir miles de responsabilidades dificultosas de cumplir?). Pero que toman para sí la guía moral y espiritual de la Torá.
Se quedan con el espíritu pero no con la letra.
Optan por tomar la parte deliciosa, pero no la trabajosa.
Ante esta muestra de desprecio hacia los dueños de la Torá y su Autor, ¿qué queda por decir?
Veamos, si recorremos las páginas de la Torá nos encontramos que hay unos 10 capítulos al comienzo de la misma que tratan de los comienzos del mundo y de la humanidad, y luego, todo el resto inmenso se trata acerca de los orígenes de la gran Familia judía, de historias familiares para los judíos pero ajenas para los gentiles. Se relata acerca del nacimiento de la nación de Israel, de sus peripecias, de sus aciertos, de sus errores, de su grandeza y bajeza. Se continúa en el resto del Tanaj, con precisas narraciones acerca del pueblo, de la tierra, de las costumbres, de los monarcas, de los pecados, de los extravíos, de los retornos, de las promesas, del pasado y del futuro… del pueblo judío.
Por tanto, el gentil atrevido que reclama la Torá, sin conocerla realmente, estará leyendo y releyendo una historia que le es en un 99% ajena, lejana, que no le incumbió ni le incumbe.

Eso si llega a captar algo, pues para entender el Tanaj es imprescindible estar munido de la Torá oral, con sus comentarios, elucidaciones, descripciones.
Aquel que lee Torá escrita sin la clave de la Torá oral, no puede descifrar nada (o casi nada) del verdadero sentido de los textos sagrados.

Así pues, más allá de reglas que hemos expuesto en este sitio, más allá de versículos que demuestran con meridiana verdad la potestad exclusiva del pueblo judío sobre la Torá, más allá de las palabras de los sabios, también tenemos el sentido común, que estipula que la Torá no es de los gentiles, ni lo será.

Como bien expresa la ley, recogida por Maimónides y citada por nosotros en otra oportunidad: el gentil que quiere tomar para sí el compromiso de los mandamientos de la Torá, que quiere estudiar Torá, hacer las festividades y el Shabat, etc., pues que sea honesto y digno, y que no profane lo sagrado que le es ajeno; sino que se convierta legal y formalmente al judaísmo. Que asuma para sí el compromiso de cumplir con los 613 mandamientos. Que se atreva a ser perseguido, masacrado, discriminado, exterminado solamente por ser judío.
Que se una a la familia judía por medio de la conversión REAL al judaísmo, y de ese modo podrá hacer eso que tanto dice querer.
Pero con honestidad, con sinceridad, con integridad, sin menoscabos, sin volteretas, sin egoismo.

El gentil que tanto quiere tener parte en la Torá, que se convierta al judaísmo, con TODO lo que eso implica. Todas las privaciones que tendrá, dificultades, humillaciones, desventajas variadas.
Que tome para sí todo, como corresponde.
O que deje de pretender lo que por derecho no le corresponde.

Pues, lo que le corresponde al noájida son los siete mandamientos universales.
Esos que sus antepasados desperdiciaron.
Esos que borraron de la memoria colectiva.
Pero que sobrevivieron gracias a la lealtad y fidelidad de Israel.
Esos mandamientos que resurgen hoy, para bendición y belleza de los noájidas, merced a los nobles judíos que comparten este recuerdo con sus hermanos noájidas.
El hecho de que el pueblo judío haya guardado el recuerdo del legado de los noájidas, en nada implica que los gentiles tengan parte en la Torá. Solamente tienen autorización para leer (estudiar con guía idónea) aquellas secciones que los retrotraen a una época en la cual todavía se conservaba fresco el recuerdo del pacto que Dios hiciera con Noaj y sus descendientes por toda la eternidad.
Solo ese pequeño fragmento de Torá es compatible con los noájidas, pues es lo único que les incumbe y atañe.

El resto… NO.

Pronto habrá comentarios iracundos, angustiados, temerosos, repetitivos, aburridos, fatigosos, revoltosos, amenazantes, huyentes… no es novedad. A la gente no le gusta cuando son puestos en su lugar… siempre buscan los pastos más verdes del vecino.
No suele la persona estar contenta con su porción, aunque ésta sea la que Dios ha designado con belleza, amor y sabiduría para los noájidas.

Además de la natural inclinación a desear lo ajeno, está la pesada mochila doctrinaria del cristianismo, que muchos siguen cargando. Por la cual siguen creyendo que tienen parte en Israel, o que son Israel, o que ya no existe diferencia entre judíos y gentiles, o que todos debemos hacer lo mismo, o que pueden y deben leer y predicar «la palabra», etc…. todas mentiras y falsedades que embotan el alma y el ánimo, llevan perdición y dolor.

En cuanto a mí, estoy tranquilo con mi porción y sabiendo que oriento en verdad y luz a mis amigos noájidas.
Quien quiera seguir el consejo, que lo haga.

Shalom y bendición.

Los mandamientos que cumplió Avraham

Avraham, el primero de los patriarcas judíos vivió algunos siglos ANTES de que Dios entregará la Torá a Israel.
Por tanto, Avraham, el patriarca de los judíos, era noájida (ya que el judaísmo se conformó con la entrega de la Torá).
Regía su vida con los Siete Mandamientos Universales, tal como deben hacer los noájidas de todas las épocas, incluso en la actualidad.

Empero, él recibió algunas consignas particulares directamente por orden de Dios.
Algunas de ellas para realizar actos puntuales, de una sola ocasión.
Otras eran parte de un Plan divino que irían delineando el emerger de la nación judía, con su correspondiente alianza eterna con Dios.
Distinguimos algunas que sirven como ejemplos: abandonar la tierra y cultura en donde vivía; residir en la tierra de santidad; el deber de circuncidar a los hijos de su familia (esta orden particular mucho tiempo más tarde el Eterno legalizaría como mandamiento perpetuo para los hijos de Israel).

Sin embargo, Avraham no se limitaba a vivir de acuerdo a los mandamientos universales (siete en total) y a las consignas particulares, sino que además era un constructor de Shalom, por lo que su conducta se embellecía con constantes actos y actitudes plenas de justicia y por sobre todo bondad generosa hacia el prójimo.
Ejemplos sobran: litigar con Dios para preservar la integridad de los habitantes de las ciudades perversas; agasajar huéspedes; rescatar prisioneros; enterrar a los difuntos; velar por la paz y el orden; entre otros consignados en la Torá.

Estas no son meras suposiciones, sino que está refrendado en el recuerdo fielmente preservado en la memoria colectiva de la nación judía.
Pero además, está claramente descrito en la perenne letra de la Torá, de acuerdo a lo que el Mismo Dios testimonió:

«Avraham [Abraham] obedeció Mi voz y guardó Mi ordenanza, Mis mandamientos, Mis estatutos y Mis instrucciones«
(Bereshit / Génesis 26:5)

¿No está claro?
Es un testimonio veraz, pleno de realidad, rotunda y firme.
Avraham guardaba los mandamientos del Eterno.

¿Cuáles?
Los que existían en su época, es decir, aquellos sellados en el pacto entre Dios y Noaj (y sus descendientes).
Avraham relucía por tomar sobre sí el compromiso y la responsabilidad de vivir con fidelidad, con justicia y bien.
Yendo más allá de la letra de la ley, para sumarle reglamentos de ética y moral trascendentes.
Pues, con los mandamientos noájicos Avraham era leal a Dios, se apartaba del mal; pero hacía algo más: construía Shalom con sus hechos cotidianos.

Avraham NO estudiaba Torá (no existía, no le correspondía), aunque sí era asiduo estudioso de las leyes y normas jurídicas de su sociedad, para saber cómo actuar dentro de la ley.
Avraham no era un vano seguidor de doctrinas o enceguecido por la fe. Por el contrario, dedicaba tiempo y empeño en el estudio de los reglamentos y formas de aplicación de los mismos. Era un estudioso de la conducta humana, pero en especial, en lo profundo, en lo esencial, era un activo constructor de Shalom

Solamente como corolario, la descripción que hace Dios de Avraham:

«Avraham [Abraham] Mi amigo«
(Ieshaiá / Isaías 41:8)

¿Qué significa esto?
Que la persona que desea ser amiga de Dios, que Dios lo consideré «amigo», tiene la opción al alcance de su mano.
No es complicado, no es arriesgado, no es fatigoso, no es de fanáticos o gente de fe fiera.
Dios da la opción a cada noájida para ser «Su amigo».
¿Cómo?

«Aborrezco, rechazo vuestras festividades, y no me huelen bien vuestras asambleas festivas.
Aunque Me ofrezcáis vuestros holocaustos y ofrendas vegetales, no los aceptaré, ni miraré vuestros sacrificios de paz de animales engordados.
Quita de Mí el bullicio de tus canciones, pues no escucharé las salmodias de tus instrumentos.
Más bien, corra el derecho como agua, y la justicia como arroyo permanente.«
(Amos / Amós 5:21-24)

Tienes un patrimonio inmenso, glorioso, sagrado. Tienes los mandamientos noájicos, una enorme cantidad de reglamentos, un vida para dedicar al servicio del Eterno y como ayudador de tu prójimo.
Tienes un mundo que edificar.
Nunca lo olvides y pregona la vieja-buena-nueva.
No te dejes corromper, ni por religiones, ni por dogmas, ni por los deseos de tu corazón. (Sea que estos deseos te parezcan «terrenales» o «espirituales»).

No te apartes de la Buena Senda que el Padre ha dibujado con amor y sabiduría para tu vida en Este Mundo y en la Eternidad.

Cuatro hijos y un padre

Vale la pena su relectura:

Cuatro hijos y un padre

La semana pasada explicamos brevemente
acerca de los cinco niveles de existencia humana, en los cuales hay que
trabajar para crecer y ser libres, y así no caer víctimas de los Faraones
que intentan someternos y esclavizarnos.
Como
recordarán
, los cinco estratos en un orden descendente son:

Espiritual,
Intelectual,
Desiderativo o Social,
Emocional,
Acción,
(E-IDEA por sus siglas).

Esta semana podemos ampliar un poco más la
perspectiva sobre este asunto, a partir de tres secciones de nuestra
parashá, y una de otro sitio.
Estas frases son popularmente conocidas gracias a la Hagadá de Pesaj, pues
son empleadas en el apartado que lleva por título «Los cuatro hijos«
(la idea original usada por ésta se halla en TI Pesajim 10:4)
.
Cada una de estas frases se corresponde con uno de los cuatro hijos
mencionados por la Hagadá (cada hijo simboliza un tipo básico
de personalidad)
.
En su orden son:

  1. Para el Sabio:
    «En el futuro, cuando tu hijo te pregunte diciendo: ‘¿Qué significan los
    testimonios, las leyes y los decretos que el Eterno nuestro Elokim os
    mandó?’.
    Entonces responderás a tu hijo: ‘Nosotros éramos esclavos del faraón en
    Egipto, pero el Eterno nos sacó de Egipto con mano poderosa.
    El Eterno hizo en Egipto señales y grandes prodigios contra el faraón y
    contra toda su familia, ante nuestros propios ojos.
    Él nos sacó de allá para traernos y darnos la tierra que juró a nuestros
    padres.
    Y el Eterno nos mandó que pusiéramos por obra todas estas leyes y que
    temiésemos al Eterno nuestro Elokim, para que nos fuera bien todos los días
    y para conservarnos la vida, como en el día de hoy.
    «
    (Devarim / Deuteronomio 6:20-24)

  2. Para el Perverso:
    «Y cuando os digan vuestros hijos: ‘¿Qué significa este rito para
    vosotros?’
    Vosotros les responderéis: ‘Éste es el sacrificio de Pesaj del Eterno…’
    «
    (Shemot / Éxodo 12:26, 27)

  3. Para el Ingenuo o torpe:
    «Y cuando mañana te pregunte tu hijo diciendo: ‘¿Qué es esto?’.
    Le dirás: ‘Con mano poderosa el Eterno nos sacó de Egipto, de la casa de
    esclavitud…’
    «
    (Shemot / Éxodo 13:14)

  4. Para el Perplejo, o el que no sabe preguntar:
    «Aquel día se lo contarás a tu hijo diciendo: ‘Esto se hace con motivo de
    lo que el Eterno hizo conmigo cuando salí de Egipto…’
    «
    (Shemot / Éxodo 13:8)

Es fácil reconocer que cada uno de estos tipos
de personalidad, con sus frases correspondientes, apunta a un nivel E-IDEA.
En su orden:

  1. Intelectual <=> Sabio;

  2. Desiderativo <=> Perverso;

  3. Emocional <=> Torpe;

  4. Acción <=> Perplejo.

Los cuatro hijos, en su condición de tales,
están representando a la persona inmadura espiritualmente, que aún no se ha
desarrollado, que aún está sometida a las influencias atrapantes de uno u
otro nivel.

El hijo menos desarrollado
(pero no por eso en peor estado espiritual, ya que este dudoso mérito
recae sobre el Perverso)
es el Perplejo, que está tan sumido en las
cosas materiales (concretas y/o instintivas), en los
actos por sí mismos, que ni siquiera sabe (o tiene
ganas/tiempo/ocasión/motivo/etc. para)
preguntar.
Su vida es un pasar indiferente en búsqueda constante de goce.
Lo valioso para él es aquello que le llama la atención en ese momento, y así
pierde de vista lo que es realmente importante y trascendente.
Para liberarlo, es preciso hablar en su idioma: el del hacer, sin mucha
teoría, pero con una clara conducción que lo lleve hacia metas no egoístas.
Cuando está liberado, sus actos son edificantes.

El que le sigue en la cadena evolutiva
de los sometidos es el Torpe.
Este hijo tiene enorme miedo a sus afectos, a las sensaciones, a las
opiniones, a las impresiones, por lo que queda aprisionado de una
estructurada red de complejas reglas y mandamientos que lo mantienen en un
ambiente de seguridad.
Su vida es un vaivén de atracciones y repulsiones que están petrificadas
detrás de mandatos que ha interiorizado y lo convierten en una especie de
autómata, de seguidor férreo de la voluntad ajena.
Para liberarlo, hay que conducirlo con firmeza, y proveerlo de acciones y
alicientes afectivos que lo mantengan en el buen sendero y le den fuerza
para aceptar que él tiene capacidad de decisión y es libre de optar y de
errar o triunfar.
Cuando logra zafar, es una persona de afectividad centrada y constructiva.

El habitante esclavizado en el siguiente plano
es el Perverso.
Esta persona puede estar completamente desquiciada, viviendo en su propio
mundo de informes ideas, emociones y bajezas muy humanas.
Pero es más habitual encontrar que este tipo de persona suele gobernar con
crudeza sus sentimientos y no cae fácilmente presa de los instintos
pasajeros. Esto lo convierte en un personaje capaz de cualquier atrocidad
sin el menor dejo de conmiseración.
Sin embargo, es inepto para dominar su deseo, y por tanto preso de él.
Y ya sabemos (Bereshit / Génesis 8:21) que por
naturaleza, el inculto deseo de la persona tiende hacia lo negativo. Es
solamente mediante Torá y preceptos que el deseo se cultiva para que
sintonice y colabore en armonía con su esencia espiritual.
La vida de un esclavo de este plano es un llamado de atención permanente, un
reclamo perpetuo para recibir más y más para sí, una exigencia para que lo
adulen y alaben, un intento por atraer a otros a su centro de gravedad sin
beneficiarlos directamente en nada. (Los dos exponentes más
famosos de esclavitud en el plano desiderativo son Jesús el pecador, y Pablo
el rebelde. Tal como el árbol sus frutos, y así vemos como es habitual entre
los misioneros encontrar personas corrompidas en este plano, y por lo tanto,
esclavizadas a él.)
.
Para liberarlo, primero hay que callarlo.
Negarle cualquier oportunidad a su deseo negativo para expresarse.
Esto en lugar de ser una falta de consideración hacia la persona, es el
mecanismo para limpiarlo de la adicción a creerse el centro del universo.
Cuanto más charla se le dé, cuanto más espacio para emitir sus opiniones,
menos resultado dará el intento por libertarlo.
Luego, o al mismo tiempo que se le impone el mutismo, hay que ponerlo a
trabajar en lo que es realmente trascendente y generoso… lo desee o no.
Cuando se quita las cadenas, es una persona que desea beneficiar al prójimo.

Por último, el que queda sumergido en el nivel
intelectivo, está empantanado en pensamientos inútiles, en dudas
asfixiantes, en ignorancia militante, en erigir excusas en lugar de
enfrentar los hechos desnudos.
Sus reflexiones (absurdas muchas veces, aunque teñidas de una
pátina de alta filosofía)
no están en principio movidas por un deseo
negativo, a diferencia de los motivos que dirigen al Perverso en sus
argumentos (el perverso afirma, nunca indaga… aunque use
signos de pregunta en sus frases)
.
Su vida es un pensar, sin hacer lo máximo que está a su alcance.
Para liberarlo, hay que brindarle argumentos claros y concisos. Razones
perfectamente delimitadas, explicaciones que sean razonables.
Y hay que acicatearlo con fineza y constancia para que demuestre su valía a
través de las acciones nobles y necesarias.
Al romper el yugo de la hiper-reflexión estéril, emplea su potencia
intelectual para promover el bienestar.

Hasta aquí un resumido bosquejo de los cuatro
hijos y los cuatro modos de la esclavitud.

El lector atento ya habrá advertido que nos
hemos quedado sin mencionar al quinto hijo.
Es que, este hijo no existe.
La Torá nos habló de cuatro hijos, no de tres ni de cinco.
Esto significa que no hay un quinto hijo.
Es decir, no hay inmadurez para el que llega a habitar en el plano
Espiritual (del cumplimiento cabal de los preceptos).
No es hijo, sino padre.
Un padre que ha trabajado, y lo continúa haciendo cada día de su vida, para
no ser aprisionado en alguno de los otro cuatro planos de su existencia.
Es un padre que educa con paciente esmero a los cuatro hijos que lleva
dentro.
Es el padre que responde, y se responde.
Es el padre libre y que libera.
(Un ejemplo muy simple y cotidiano:
Moishe es una persona que ha madurado con tal calidad que ha llegado a ser
morador del plano Espiritual. Pero Moishe vive en Este Mundo, con sus
conflictos, anhelos, tentaciones, desencantos, etc. Un día, en un agasajo de
ciertos conocidos, le presentan a Moishe un plato de comida no kosher.
¿Qué es lo que puede ser que acontezca en una fracción de segundo dentro de
Moishe?
Su plano corporal lo pincha: ‘Tengo hambre y no puedo esperar más, ¡come
ya!’.
Su plano afectivo le implora: ‘¿Qué pensará de ti esta gente que le rechazas
su gentil ofrecimiento de comida? Come ahora para no avergonzarlos y
avergonzarte.’
Su plano desiderativo le exige: ‘¡No me vengas con tus tonteras de judío!
¿Qué te va a hacer un platito de esto? ¡Come ahora que la vida es corta!’.
Su plano intelectual razona: ‘Ciertamente yo sé que no debo, pero es un
mandamiento tan antiguo… quizás no tiene ya fundamentos en la actualidad.
Los estudios de los médicos señalan que… blablablablablablablabla… por
lo tanto, estaría en condiciones de comer de este plato y después en todo
caso me arrepiento y blablablabla…’.
Pero, el padre, plano Espiritual recuerda: ‘El Eterno me ha ordenado que no
lo coma, y eso es lo que debo hacer’)
.

Todos llevamos dentro nuestro estos cinco
planos, y todos tenemos la capacidad de ser hijos o padre. Es cuestión de
querer liberarse y trabajar por ser libre.
Las herramientas nos han sido dadas, así como la fuerza para lograrlo.

Nunca es tarde para comenzar a ser libre…
¿por qué no prueba con

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Con la Cabalaterapia se procura educar a nuestros hijos internos, para dar
dicha y tranquilidad a nuestra vida, y especialmente un sentido por el cual
vivir realmente con fidelidad a la Verdad.


Moré Yehuda Ribco

http://serjudio.com/shemot/bo64.htm

Responsabilidad de sus antepasados

El Eterno concertó un pacto perpetuo con Noaj/Noé y sus descendientes, toda la especie humana.

La parte humana correspondiente a este pacto es el cumplimiento de los Siete Mandamientos Universales.

Las personas se desviaron de la senda correcta, dejaron de lado los mandamientos, asumieron sus propios deseos y doctrinas.
Mantuvieron solamente aquello que les convenía o no les importunaba.

Pero, un puñado de personas se mantuvo leal, un grupito pequeño, del cual luego surgió la nación judía.
Esta nación fue dotada de un pacto alterno, exclusivo, que se concreta con la entrega de la Torá por parte de Dios para los judíos.

Los siglos pasaron, los milenos pasaron, ahora hay un renacer de la conciencia de la identidad espiritual de los gentiles.
El noajismo está renaciendo.

Pero, hete aquí que muchos se quejan y protestan.
Pretenden tener una Torá propia, o ser parte de la Torá de Israel.
Exigen y demandan que el pacto noájico esté claramente establecido en la Torá.
Reclaman que la Torá de Israel sea compartida y los ilustre, tal como si fuera su heredad y patrimonio.
Se enojan cuando descubren que no tienen parte en ella.
Y siguen demandando precisión, claridad, mandamientos noájicos firmemente estipulados en roca, o al menos en antiguos escritos «sagrados».
Insisten en obtener respuestas de los judíos, y se ofenden cuando los judíos no quieren o no pueden darle lo que quieren.
Siguen iracundos, se sublevan en contra de esos judíos «aislacionistas» que no comparten su Torá.
Prefieren buscar «otras verdades» (como si hubiera más de una…), porque no son receptores de la Torá, porque no encuentran un códice antiguo que esté titulado: «Siete Mandamientos Universales».

No entienden, no pueden o no quieren entender…

Los antiguos antepasados gentiles fueron los responsables de cortar el vínculo con el Eterno.
El pacto siguió y sigue vigente, pues es perpetuo, pero aquellos ancestros gentiles no hicieron su parte, mucho menos la trasmitieron a sus hijos.
La culpa de esa terrible desidia no es de los judíos, tampoco de Dios.
Es de los antepasados de los gentiles.
La Torá es el libro de la alianza entre Dios y los judíos, NO entre Dios y los gentiles.
Por tanto, pretender encontrar un código legal noájico delimitado claramente en la Torá, es como pretender encontrar un tratado de ortografía en un libro de matemáticas.

Que no tengan tradición de los siete mandamientos, no es culpa ni responsabilidad de los judíos.
Tampoco de Dios.
Es vuestra herencia malgastada por vuestros ancestros.
Id a ellos a reclamarlos, no a los que no tienen nada que ver.

Por bendición, resulta que los judíos a pesar de todas las dificultades se mantuvieron fieles a Dios.
Los judíos preservaron sus mandamientos (que son 613 y no solamente 7), mantuvieron vital su tradición, cuidaron de no corromper el legado sagrado.
Ellos guardaron la memoria de los Siete Mandamientos Universales, aunque no es la porción correspondiente a los judíos.
En antiguos libros judíos aparecen mencionados, al pasar, como dato anecdótico, como leyes secundarias de vínculo con gentiles.
Al pasar, porque no hace a la esencia de la vida judaica, sino a la noájica.

No es cuestión de los Sabios de Israel preservar la heredad de las naciones, sino de cada uno hacerse cargo de lo que Dios le ha dado como legado y patrimonio.

Por tanto, aquel que se llama buscador de la verdad (que es una sola, por cierto), no puede tener el descaro de reclamar, demandar o exigir NADA ni de los judíos, ni de los textos sagrados judíos, ni de Dios (en lo que refiere a la preservación de los mandamientos universales).
Sino solamente de sus propios antepasados.

¿Que no tienen a quién reclamarle?
Pues entonces, asuman su realidad tal cual es, sin maquillajes, sin disfraces, sin bravuconadas.
Háganse cargo del menguado legado que recibieron de sus padres.
Tomen sobre ustedes la responsabilidad que ellos no supieron tomar, para que ustedes sean los dignos preservadores del pacto eterno noájico, y los que darán continuidad en sus descendientes a este camino sagrado.

Y con humildad, y con valentía, y con buen ánimo reconocer la inmensa gratitud que se le debe brindar a aquellos judíos que comparten la memoria milenaria de los Siete mandamientos, para que no se pierdan los noájidas, sino que vivan a plenitud.

Gratitud por aquellos judíos que dedican de su tiempo y esfuerzo, en gran medida desinteresado y generoso, para que sean cada día más las personas leales al Eterno, los seguidores de la Buena Senda por Él diseñada.

Gratitud para con Dios, que les brindó un pacto eterno, simple, claro, humano, inscrito en el alma de cada persona.